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Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de
complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la
caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de “Quijada”, o “Quesada”, que en esto
hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas
verosímiles se deja entender que se llamaba “Quijana”. Pero esto importa poco a
nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso –
que eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y
gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración
de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que
se le pasaban las noches leyendo de claro
en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le
secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio.
vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el
mundo, y fue que le pareció conveniente y necesario, así para el aumento de su honra
como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el
mundo con sus armas y a caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo
aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban
Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que
el caballo de Gonela, que “tantum pellis et ossa fuit”, le pareció que ni el Bucéfalo
de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban
al fin le vino a llamar “Rocinante”, nombre, a su parecer, alto, sonoro y
significativo
Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y
en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar “don Quijote”
Pero acordándose que el valeroso “Amadís” no sólo se
había contentado con llamarse “Amadís” a secas, sino que añadió el nombre de su
reino y patria por hacerla famosa, y se llamó “Amadís de Gaula”, así quiso, como
buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse “don Quijote de la
Mancha”
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VIAJE AL PAÍS DE LAS PALABRAS
INTRODUCCIÓN A LA LINGÜÍSTICA FANTÁSTICA
PARA INTERESADOS POR EL ESPAÑOL
dedicada a toda la gente que está conociendo las palabras, y,
sobre todo, a esa persona tan especial para mí con la que he compartido tantas
y tantas maravillosas palabras
© COSAS DE GENTE 2006-2017
3
VOY CONOCIENDO A LAS PALABRAS
Yo he viajado al país de las palabras. ¡Qué viaje tan
emocionante! ¿Por qué digo tan emocionante?, pues porque las
palabras son seres interesantísimos... y, a continuación, me
explico (pero hay tantas cosas que querría contar de las
palabras que conocí, que no sé por dónde empezar).
Cuando llegué al país de las palabras, me rodearon por
todas partes (eso es algo que las palabras hacen siempre que
alguien llega a su país) pero sin molestarme para nada, para
nada; al revés: todas eran amabilísimas y sólo querían ponerse
a mi disposición para todo lo que necesitara. Por cierto, en
seguida tuve la impresión de que a algunas palabras era como
si las conociera de toda la vida; con otras, en cambio, me sentía
completamente fuera de juego: las encontraba totalmente
extrañas, como si fueran de otro planeta, vamos. Esto me
pasaba sobre todo cuando me encontraba con palabras
viejísimas y con otras recién nacidas; también había algunas
de las que no podría decir su edad pero que igualmente me
llenaban de perplejidad (lo mismo no conectaba con ellas por
otros motivos y no por sus años); las que de verdad me
resultaban familiares eran aquellas que eran más o menos de
4
mi época; con esas me relacionaba de inmediato sin ninguna
dificultad.
Desde luego, las palabras llaman la atención por su
aspecto, pero, sobre todo, por un rasgo curiosísimo que les da
una personalidad muy especial: las palabras a veces son planas
y otras veces son tridimensionales, envolventes... (Ya he dicho
que son seres muy especiales y, desde luego, encantadores).
Las palabras son como cuadrados o como naranjas de
cuatro gajos... No, no, no: las palabras son como cabezas con
cuatro caras; en realidad es que, como decía arriba, se pueden
presentar de estas maneras: planas o esféricas, y por eso son
como cabezas con cuatro caras (¿te imaginas una cabeza con
cuatro caras?). Esto de tener cuatro caras en ocasiones es
conflictivo porque cada cara quiere destacarse sobre las otras
y llegan incluso a discutir por la importancia que tiene cada
una y que la hace considerarse superior a las demás.
Una de las “caras” de las palabras es la que las presenta,
la que hace que nos demos cuenta de que están ahí; a
esa cara, las palabras la llaman su expresión; esa
expresión está hecha de “ruiditos”, de sonidos más o menos
marcados y envolventes con los que incluso se puede cantar; y
5
otra cosa: las palabras presumen de que esos ruiditos pueden
ser dibujados, decorados, pintados, esculpidos... y, desde
luego, algunas, así, quedan guapas, guapas de verdad (pero
bastante planas, eso es cierto).
Otra de las “caras” que tienen es la que les da solidez,
les da una forma hecha y derecha, aunque algunas
palabras se copian las unas de las otras... como si se
disfrazaran, y no se sabe bien si son unas o son otras: arman
unos líos gordos, gordos; pero ellas dicen que es fácil
distinguirlas, que sólo hay que fijarse en los detalles... No sé;
yo he de reconocer que con algunas me he equivocado a fondo.
La tercera de sus “caras” es la que les permite trabajar,
cumplir con su función, es decir, ganarse la vida,
porque no hay ninguna palabra que sea inútil; eso
sí: son muy clasistas, me parece a mí, porque sólo algunas (y
según y como) pueden cambiar de trabajo; en eso me recuerdan
los gremios antiguos: unos eran herreros, otros carpinteros,
otros canteros...
La cuarta “cara” de las palabras es, si cabe, la
más sorprendente a mi entender, porque es la que hace
que “se vayan encendiendo bombillitas”, que se ilumine todo...
6
Es la cara que llaman significación, y con ella hay muchas
discusiones entre los observadores de las palabras: hay quienes
dicen que esta cara es la que hace que las otras tres sean como
son y no puedan ser de otra manera; otros, en cambio, dicen
que no, que la significación surge de la unión de las otras...
Ante esas discusiones, yo no sabría decir quiénes tiene
razón, y cuando pienso en las palabras me las imagino como
una cabeza-paraguas a la que se le hace dar vueltas y llega un
momento en que no se distingue más que una rueda girando y
girando sin principio ni final, o como una cabeza-canica
rodando, o una cabeza-pelota botando y rebotando de acá para
allá; aquí tengo que hacer una confesión: es que yo he estado
en el país de las palabras... ¡y las he visto con mis propios ojos!
Reconozco que he tenido mucha suerte pudiendo hacer ese
viaje, y haré todo lo posible para que mucha gente más vaya a
relacionarse con las palabras en su propio país; no es tan difícil
ir, y la satisfacción está garantizada.
7
CONFLICTO ENTRE LAS CUATRO CARAS DE
LAS PALABRAS
Ya he dicho que las palabras son como cabezas con
cuatro caras, y ahora te voy a hablar de los líos que se
organizan a veces esas cuatro caras.
Por ejemplo, por empezar por una, voy a empezar por la
expresión.
La expresión insiste en que es muy importante (la que
más), porque apenas se produce un cambio en ella ya
hay un cambio en las demás. La expresión dice: “Si yo
organizo mis sonidos en la secuencia COSTA, las otras
caras serán distintas a como serían si los organizo en la
secuencia TOSCA; si me organizo en plan BARCO, el
resultado es muy diferente a si me organizo en plan
COBRA o en plan BROCA. Y hay muchas diferencias
entre FOCA, TOCA, POCA, LOCA y MOCA. Y con una
simple variación en la intensidad de un sonido, o sea, en
el acento, puedo hacer que no sea igual decir Se libró
de un castigo que decir Se compró un libro. Y no es lo
mismo Ya ha llegado Juan que ¿Ya ha llegado Juan? o
8
que ¡Ya ha llegado Juan! Además, soy yo la que marca
las diferencias que hay entre eso que se llama prosa y
eso que se llama poesía. Y gracias a mí se puede cantar
y hacer crucigramas y sopas de letras y juegos de
palabras... Y no digamos nada de cómo se nota cuando
habla uno que es extranjero... ¿Ha quedado clara mi
superioridad?, porque, si no ha quedado clara, aún
puedo seguir hablando y hablando, que para algo eso es
lo mío. Ah: y lo fundamental es que soy muy ahorrativa,
porque soy capaz de darles vida a las otras tres y a
cientos de miles de palabras sólo con mis 24 sonidos.
¡Hijos de mi alma! ¡Cuánta desconsideración e
ingratitud! Cuando queráis os invito a mi casa:
conoceréis a mis 24 tesoros y sabréis por qué valen
tanto.” ¡Qué carácter tiene la expresión! Menos mal que se ha
ido, muy melodramática y enfadada, eso sí.
Y ahora viene la forma y dice: “¿Qué sabrá esa? Si
para lo único que sirve es para que se cometan
errores y se pongan multas, para que “salgan gallos”,
para que se confunda a un sustantivo con un verbo, a un
adverbio con un adjetivo, a un pronombre con una
9
conjunción... Y si hablamos de economía, más
ahorrativa soy yo, que me apaño con sólo 9
variaciones... ¡A ver! ¡Poneos en fila, variaciones mías,
y que cada una se vaya presentando!”
Ahí vienen; no hay quien las pare. Me parece que esto
se puede poner interesante. Atención al grupo de variaciones
de la forma.
“Soy el sustantivo y le doy nombre a todo lo que
existe. Puedo hacer que todo se considere masculino o
femenino, singular o plural, común o propio, concreto o
abstracto, individual o colectivo, contable o incontable...
¡Valgo yo mucho, vaya!” Tengo que reconocer que sin
sustantivos no sé qué pasaría.
“Soy el artículo; soy el más fiel servidor del
sustantivo: le abro paso y anuncio que llega; puedo
hacer que aparezca de modo determinado o
indeterminado. Coincido con él en esas marcas tan
especiales que tenemos y que se llaman género y
número (porque, si no coincidiera, no podría
acompañarlo. ¿Valgo yo poco?” Él no lo dice, pero lo digo
10
yo: no se lleva nada bien con las formas personales del verbo.
Ya verás cuando llegue el verbo.
“Soy el adjetivo (el calificativo, claro) y también
soy un fiel acompañante del sustantivo, pero doy más
información: yo, a los elementos que el sustantivo
nombra, puedo añadirles datos de forma, de tamaño, de
color, de aprecio o desprecio... En resumen: soy
imprescindible para caracterizar, para describir. Por
supuesto que yo también concuerdo, es decir, coincido
con el sustantivo en género y en número ¡faltaría más!”
Ahora añado yo lo mismo de antes: tampoco se lleva nada bien
con las formas personales del verbo, salvo por algún verbo en
concreto que lo puede necesitar: el verbo ser, creo.
“Yo también soy adjetivo, pero determinativo
(que no es poco, no se vaya a creer alguien que por eso
no tengo mérito). Como soy hermano del calificativo, yo
también soy del equipo del sustantivo y tengo sus
mismas marcas, esas de género y de número que nos
permiten ir juntos; por cierto: yo, según y como, puedo ir
delante o detrás del sustantivo (igual que mi hermano) y
también añado datos a los elementos que el sustantivo
11
nombra, pero como soy un transformista, me desdoblo
en varios tipos, esto es: si añado un dato de posesión o
pertenencia, aparezco como posesivo; si indico la
distancia (próxima, media o lejana), voy de
demostrativo; si lo que interesa es hablar de una
cantidad sin precisar mucho, me pongo de indefinido; si
lo que interesa es la cantidad precisa de los elementos
que hay, soy numeral cardinal (muy matemático
entonces, desde luego); puedo también establecer una
secuencia si voy de numeral ordinal; además puedo
hacer que se pregunte por algo (seré entonces
interrogativo) o puedo hacer que se manifieste la
admiración, la sorpresa... si me da por ser exclamativo.
¡Hay que ver lo que yo valgo!” Y yo a lo mío: tampoco se
lleva nada bien con las formas personales del verbo. ¿Por qué
será eso?
“Vale. Pues ahora yo: el pronombre. Yo sí que soy
especial. En mí es en quien más confía el sustantivo; soy
su amigo del alma: tanto es así que, cuando el sustantivo
no quiere o no puede presentarse, me envía a mí porque
sabe que yo siempre lo representaré de una manera
12
espléndida; incluso puedo formar equipo con el artículo
y con el adjetivo, con el calificativo, desde luego, y esto
porque hasta puedo tomar la forma del otro, del adjetivo
determinativo, con todas sus variantes: posesivo,
demostrativo, indefinido, numeral, interrogativo y
exclamativo. Ah: y además puedo ser relativo,
referirme a otros y trabajar en plan doblete; sí: es como
si tuviera desdoblamiento de personalidad (pero
controlando muy bien mis dos personalidades, que no
quiere esto decir que vaya por ahí sin saber qué es lo
que hago) ¡Si es que yo soy genial! Y antes de que
alguien diga algo (y porque yo soy también muy
personal): ¡yo sí puedo juntarme con las formas
personales del verbo! Sorpresa ¿eh?” Pues sí, vaya.
“Tanto hablar de mí, tanto hablar de mí... ya es
hora de que me dejéis hablar a mí: yo soy el verbo, y
soy la más valiosa de las variaciones de la forma. Os voy
a explicar el porqué.
“Yo, el verbo, represento la acción, la existencia y
el estado de los seres, y, además represento el tiempo:
sin mí no se podría hablar de los hechos y de las
13
acciones del pasado, del presente y del futuro; además
puedo hacer que se muestre la objetividad y la
subjetividad, el deseo, el temor... en los hechos y en las
acciones; si no fuera por mí, no se podría mandar, ni se
podría manifestar la posibilidad, el condicionamiento de
los sucesos; también puedo hacer que los seres
aparezcan como elementos agentes o pacientes de la
acción...
“Sólo se me podría poner una objeción: tengo
muchas variantes en mi propia forma, pero puedo decir
en mi defensa que son muchos los matices que se
pueden manifestar gracias a esa amplitud de variantes.
En este sentido, también es una ventaja que, gracias a
algunas de mis variantes, es decir, gracias a mis formas
no personales, soy de la familia de los sustantivos, de
los adjetivos y de los adverbios y me puedo acomodar
en el lugar de los propios sustantivos, adjetivos y
adverbios.
“Por otra parte, si bien es verdad que no me
relaciono directamente con los artículos ni con los
adjetivos determinativos, sí me llevo muy bien con los
14
demás: con los pronombres personales, porque
completan mi trabajo como sujetos de la acción; con los
sustantivos, porque las acciones y los estados
corresponden a los seres; con los adverbios, porque me
ayudan a fijar las circunstancias... Y no quiero
extenderme más por no agobiar a los que me escuchan,
pero podría estar hablando de mis posibilidades horas y
horas.” Qué asombroso es el verbo ¿no? Me parece un tipo
muy interesante. Creo que a partir de ahora me voy a fijar más
en el verbo.
“Ya que el verbo me ha mencionado, me permito
presentarme: soy el adverbio, y no es una casualidad
que mi nombre recuerde al del verbo; la coincidencia se
debe a que formo parte de su equipo sin problemas,
porque redondeo (por así decirlo) los datos que él da con
respecto al tiempo, y, además, le añado datos del lugar,
del modo, de la cantidad de la acción: que a nadie se le
escape que, gracias a mí, se puede preguntar por el
cuándo, el cómo, el dónde y el cuánto; también hago que
la acción que él nombra se pueda considerar en sentido
positivo o negativo... También quiero destacar que me
15
llevo bastante bien con algunos sustantivos y con
algunos adjetivos, incluso me llevo bien con otras
variantes de mí mismo, es decir, con otros adverbios. Lo
mejor de mí es que me llevo bien con todo el mundo.” A
mí me parece un tipo muy agradable, muy colaborador ¿no?
¡Anda! ¡Llegan dos formas juntas! Atención, que nos
van a decir quiénes son y cuáles son sus excelencias.
“¡Hola! Somos la preposición y la conjunción.
Aunque parezca que somos insignificantes, no es por
eso por lo que venimos juntas (porque de ningún modo
somos insignificantes ¡qué va!); venimos juntas porque
somos primas hermanas, y nuestro rasgo más
destacado es que sin nosotras las palabras no podrían
trabajar juntas, no podrían relacionarse para formar
ningún mensaje. Nosotras somos las que le damos
cohesión a los mensajes. Y creemos que, con esto, no
hace falta decir más: a buen entendedor, pocas palabras
bastan.” Estas dos me han dejado pensando... Creo que las
entiendo ¿o no? Voy a prestar atención; voy a buscar
preposiciones y conjunciones y... a ver qué hacen. La verdad
es que, como son formas tan cortitas, no se han extendido
16
mucho. Y, sin embargo, me parece que ocultan algo. Me han
parecido muy misteriosas. Me parece que valen más de lo que
aparentan. ¿Serán muchas o serán pocas las preposiciones y las
conjunciones? Ufff... Me están dando demasiados datos. Qué
sorprendente es esto de la forma de las palabras ¿eh?
“Un momento, un momento... que falto yo: la
interjección.” ¡Vaya! “Pues sí: yo soy la interjección, y
he de reconocer que yo soy... muy especial. Yo soy
sensitiva, sentimental, emocional, anímica... Cuando yo
aparezco es porque hay alguien que está alegre o triste,
o tiene miedo, o ha recibido una sorpresa o un susto, o
está anhelando algo... Yo tengo tantas variantes como
emociones, sensaciones y sentimientos hay. Parece que
no digo nada, pero es que... ¡digo tanto con tan poco! Si
yo aparezco en el momento justo, ya no hace falta que
aparezca ninguna otra forma. ¿A que soy una
maravilla?” ¡Ooohhh! Creo que no tengo nada que añadir ¿no
es cierto?
Mientras yo estaba en medio de las más hondas
cavilaciones, esto es, intentando poner en orden toda la
información que había recibido, llegó la función.
17
Y la función dijo: “No tengo ningún inconveniente
en reconocer que son muy importantes la expresión y la
forma, sobre todo la forma.” Esto lo dijo porque la
forma y la función son amigas inseparables: siempre
van juntas, que lo sé yo de buena tinta. “A pesar de
lo que acabo de decir, me parece que se les olvida que
de poco o nada serviría su valor si a las palabras les
faltara lo que tienen gracias a mí: la posibilidad de ser
útiles a la comunidad; la posibilidad de trabajar y hacer
que aumente cada vez más la cantidad de mensajes que
se pueden producir. Y para no alargarme ahora en
explicaciones puramente teóricas, invito a todo el mundo
a que vaya a la sede central de nuestra gran empresa
nacional para que yo allí pueda demostrar prácticamente
por qué sin la función, sin el trabajo, las palabras no
serían nada. En seguida quedaremos a una hora y yo
organizaré una visita guiada para que se pueda ver in
situ la razón que tengo.” Pues yo no sabía nada de esa gran
empresa nacional. Desde luego que me apunto a la visita. ¡No
me la perdería por nada del mundo! Seguro que entonces
acabaré entendiendo todo este guirigay.
18
Por si me faltaba algo para que ya no pudiera más con
tanto... apareció la significación; ya se me había
olvidado que las palabras son como cabezas con
cuatro caras, y, claro, faltaba la significación.
La significación justificó su importancia del siguiente
modo: “Estas tres no tienen ni idea. Por mucho que se
junten por ahí unos cuantos ruiditos y se forme un
sustantivo o un verbo o.… lo que sea, y tengan su
trabajo, su función que cumplir, si no consiguen que se
distingan y se entiendan las ideas, las palabras
quedarían tan vacías como un zapato en un rincón; y soy
yo, precisamente yo, la que hace que las palabras estén
llenas, a rebosar de contenido: de ideas, de
pensamientos, de datos, de informaciones...” Bueno...
Ya... Claro, claro... Pero ¿cómo se consigue eso? Me parece
que aquí falta algo. ¿Y si se pusieran de acuerdo las cuatro?
Después de todo lo que he oído, las cuatro me parecen
igualmente importantes porque son imprescindibles... ¿Me
equivoco?
19
¡¡¡POR FIN LAS CUATRO CARAS SE PONEN DE
ACUERDO!!!
Bueno, no; no se pusieron de acuerdo: tuvo que venir
alguien a demostrarles que las cuatro son fundamentales; que,
si fallara alguna de ellas, las demás tendrían alteraciones tan
graves que nada tendría sentido; que, si faltara alguna de ellas,
los mensajes serían montones de palabras desorganizadas,
simplemente ruidosas y liosas. Tuvo que venir... ¡su madre!
Tuvo que venir LA LENGUA.
LA LENGUA les dijo a sus cuatro hijas: “¿Es posible
que después de tanto tiempo de ir juntas no os hayáis
dado cuenta de que no sois nada las unas sin las otras?
¿Es posible que no os hayáis dado cuenta de que no es
una casualidad que estéis juntas, pegadas las unas a las
otras? Cada una de vosotras ha expuesto sus razones,
que son ciertas, desde luego, pero esas razones son
complementarias entre sí. Vosotras sois como una
circunferencia: sin principio ni fin; cada una de vosotras
puede iniciar el proceso de generar la palabra, y en
cuanto una de vosotras empieza a actuar, las demás, sin
20
daros cuenta tal vez, seguís el camino trazado y lo
completáis. Y si una de vosotras decidiera escapar a esa
interrelación, entonces sí que las palabras tendrían un
grave problema; entonces sí que nuestro país acabaría
arruinado y sumido en un caos total y absoluto, poblado
por pobres sombras, por pobres reflejos sin valor alguno,
fantasmas de ideas vagando sin rumbo, sin objetivo y sin
final.”
Por un momento hubo un silencio profundo y denso. Las
cuatro caras, por fin, se dieron cuenta de que eran cuatro caras
pero tenían un centro común, una inteligencia en la que LA
LENGUA había depositado las reglas del país de las palabras,
reglas sin las que ni ellas ni las palabras producidas por ellas
servirían para nada.
Qué momento tan decisivo. ¡Y yo había sido testigo de
todo! Si no hubiera intervenido LA LENGUA, posiblemente
lo hubiera sido, pero de un cataclismo de límites
insospechados, porque aquello tenía toda la pinta de haber
acabado en motín ¿o no? ¿Había sido un ataque de locura?, ¿un
descontrol momentáneo?, ¿un atentado para desestabilizar al
país? Bufff. ¡Qué fuerte! Menos mal que LA LENGUA estaba
21
allí para controlar la situación. Además, según me dijeron, que
LA LENGUA se dejara ver era muy raro, ya que lo habitual en
el país de las palabras es que quien acude a todos los actos,
incluso a los actos oficiales, no es LA LENGUA sino su
representante oficial, EL HABLA. Aún no sé quién es EL
HABLA; tampoco sé a qué se debe eso de la representación:
me tengo que enterar.
LA LENGUA me pareció el ser más extraordinario de
todos los que había conocido hasta el momento: era al tiempo
viejísima y jovencísima, muy madura y muy infantil, muy
sabia y muy humilde, muy culta y muy familiar. Yo tenía la
impresión de conocerla desde siempre, pero era como si la
acabara de ver por primera vez, como si hasta el momento
hubiera estado viendo un reflejo de ella y ahora la conociera
en toda su realidad. Estando cerca de ella, yo tenía las ideas
claras, claras, claras; y me parecía que podía hablar de todo y
entender a todo el mundo y que todo el mundo me podía
entender a mí. Todo estaba en orden. Me sentí muy a gusto
estando cerca de LA LENGUA. La recordaré mientras viva.
22
ESQUEMA DE LA INTERRELACIÓN DE LAS
CUATRO CARAS
23
UNOS EJEMPLOS QUE DEMUESTRAN QUE LAS
CUATRO CARAS NO SE PUEDEN SEPARAR
Tomemos la palabra mucho. Según y cómo, esa palabra
a veces es una y a veces es otra. ¿Que no? Yo también me
extrañé cuando me lo explicaron, pero es verdad; lo que ocurre
es que una palabra por sí sola no muestra sus “secretos”: tiene
que aparecer con otras para que se descubra su personalidad (o
sus personalidades). Fíjate en la demostración que me hicieron
y que te pongo a continuación.
Sean los mensajes:
a) Este año está lloviendo mucho. y b) En casa tengo
mucho pan.
Este año está lloviendo mucho.
En casa tengo mucho pan.
24
Otros dos mensajes:
c) El vino de Rioja es muy famoso. y d) Él vino de
Madrid muy cansado.
25
¡Con el follón que habían montado las cuatro caras y
lo bueno que es colaborar!
Menos mal que, cuando (gracias a la intervención de
LA LENGUA) se dieron cuenta de la tontería, rectificaron y
todo volvió a funcionar estupendamente.
Por cierto ¿te has dado cuenta de que la palabra vino
del ejemplo c es distinta a la del ejemplo d? Más adelante te
comentaré algo de esto.
26
LO QUE SÉ DE LA REINA, SU PRIMER
MINISTRO Y EL GOBIERNO
Resulta que LA LENGUA es mucho más importante de
lo que yo pensaba: LA LENGUA es la Reina del país de las
palabras, y, claro está, una reina no va por ahí arreglando y
deshaciendo líos (por eso será que siempre aparece EL
HABLA en su lugar ¿no?); por otra parte, su país está muy bien
organizado y ella, aunque pudiera parecer lo contrario, está
constantemente atendiendo las necesidades de sus súbditos,
eso sí, a través de los miembros del Gobierno.
En el país de las palabras es la Reina la que lo controla
todo, pero por medio de su Primer Ministro, que no hace nada
sin contar con ella y que es el encargado material de la
organización y la dirección general del país. Antes de seguir,
te diré que el Gobierno en pleno y todos los habitantes están
incondicionalmente al servicio de LA LENGUA y de la misión
que tienen: que la comunicación sea completa, perfecta, eficaz.
Todos ellos dicen que la suya es una misión universal. ¿Será
para tanto?, digo yo.
27
El Primer Ministro es EL SISTEMA, pero, como su
tarea es tan, tan inmensa, ha tenido que rodearse de los mejores
colaboradores, de los mejores ministros, mejor dicho,
ministras. (En el país de las palabras parece que manda el
componente femenino ¿verdad?)
EL SISTEMA está considerado por todos como el mejor
colaborador de la Reina; él, cumpliendo escrupulosamente los
deseos de Su Majestad, ha diseñado para ella la estructura
perfecta y completa del país; no hay nada que escape al
control; incluso las novedades de última hora, que se producen
libre y espontáneamente, se incorporan pronto a alguna zona
concreta de la organización; y se dictan procedimientos y
reglamentos, aunque sean transitorios y de urgencia, para que
formen parte de la globalidad en la que viven todos. Esto lo leí
en una de las publicaciones a las que tuve acceso, pero, por lo
que sé, más que hablar de globalidad, yo hablaría de múltiples
esferas interconectadas, como sucede cuando se agita un agua
jabonosa y se van formando burbujas, pompas de distintos
tamaños, todas pegadas las unas a las otras, incluso unas dentro
de las otras, y cuando alguna se rompe, las demás se
28
reorganizan y siempre hay algo que las une. ¿Me explico? ¿Me
entiendes?
Ante tarea tan enorme, EL SISTEMA lo ha organizado
todo bajo cuatro sistemas interrelacionados, cada uno de los
cuales se ocupa de cada una de las cuatro caras de las palabras;
según digo, los Cuatro Sistemas del Sistema son: el Sistema
Fónico, que se encarga de la expresión; el Sistema
Morfológico, que se ocupa de la forma; el Sistema Sintáctico,
que se centra en la función, y el Sistema Semántico que es
aquel al que se le encomienda todo lo relativo a la significación
de las palabras.
No me extraña que el control se efectúe con este sistema
cuatripartito, porque, cada vez que recuerdo aquella discusión
que tuvieron las cuatro caras de las palabras, me imagino que
un gobernante solo no podría con ellas: son muy poderosas y
muy importantes las cuatro como para poder ser organizadas
por uno sólo.
Por si lo que he contado fuera poco, aún hay más. Ahí
va:
29
Ya te he contado que LA LENGUA (salvo casos de una
excepcionalidad absoluta) nunca se presenta ante los demás,
sino que siempre está representada por EL HABLA.
EL HABLA es la que hace que LA LENGUA tome
cuerpo, tenga apariencia; porque LA LENGUA es intangible,
impalpable, inmaterial, imperceptible, invisible... es la pura
abstracción de una idea inmensa; es... La Gran Teoría. Esto
me lo explicaron haciendo muchas reverencias y con un tono
muy misterioso; y la verdad es que yo estaba con la boca
abierta intentando entender qué me querían decir... Creo que
todavía no lo entiendo del todo.
Bueno. El caso es que EL HABLA es todo lo contrario
de LA LENGUA: se puede ver, se puede oír, se puede incluso
tocar; es La Gran Práctica. Dicen que no nos daríamos cuenta
de que las palabras existen si no fuera por EL HABLA, porque
gracias a ella las palabras se materializan: se pueden ver, se
pueden oír y se pueden tocar (¿tú nunca has tocado una
palabra?). El que se noten las palabras es muy importante,
porque, si no fuera así, no sabríamos que alguien, en alguna
parte, nos está comunicando algo, y viviríamos como seres
30
aislados, solitarios... y nos moriríamos... y no existiría nada de
lo más nuestro...
¡Se me pone la carne de gallina nada más pensarlo!
Lo que me pareció más alucinante es que LA LENGUA
está siempre en todo, en todo, en todo lo que hace EL HABLA;
yo me lo imagino como el aire que siempre tiene que pasar por
un denso campo de naranjos y siempre queda impregnado del
perfume del azahar y vaya donde vaya se sabe de dónde viene
y lo va aromatizando todo a su paso... ¿Lo ves o no? Está claro
¿no?
Vamos a ver. Estamos tratando asuntos de Estado. El
gobierno de un país es siempre algo muy complejo porque de
él depende que el país funcione o no; hay muchos detalles que
considerar. Entiendo que esto cueste; bueno, a mí me costó un
montón comprenderlo todo.
EL HABLA conoce muy bien todo lo que manda EL
SISTEMA; sabe muy bien que no es conveniente para nada ni
para nadie que se alteren las pautas trazadas; sabe muy bien
que el respeto a LA LENGUA es lo más conveniente, y
también sabe que, aunque parezca todo muy estricto y muy
inamovible, hay muchas posibilidades de actuación, sobre todo
31
cuando se dispone de una gran competencia, de un gran
conocimiento de esas posibilidades, que, efectivamente, son
muchas y muy variadas y que permiten que se cumpla la gran
misión que tienen todos en el país de las palabras: la
comunicación efectiva y eficaz. Lo malo es que de vez en
cuando se entrometen los saboteadores y las cosas se
estropean; cuando ocurre algún desaguisado de este tipo, han
de intervenir LOS GUARDIANES DE LA LENGUA, o sea,
LOS GERENTES DE GOBERNACIÓN. Ya te contaré lo que
sé de ellos.
Como iba diciendo, EL SISTEMA lo tienen todo
organizado y controlado gracias a las REGLAS que dicta: las
REGLAS de la expresión, de la forma, de la función y de la
significación.
Realmente, EL SISTEMA no trabaja solo; está asesorado por
EL CONSEJO SUPREMO DEL SISTEMA, formado por LAS
ILUSTRES MAESTRAS (las Ministras): LA FONOLOGÍA
y LA FONÉTICA (que siempre van juntas), LA
MORFOLOGÍA y LA SINTAXIS (que se fusionan y
colaboran estrechamente bajo el nombre de Morfosintaxis), y
LA SEMÁNTICA. Todas ellas son grandes expertas en su
32
materia: saben muy bien lo que se llevan entre manos y no se
cansan de explicárselo a todo el que lo quiera saber por medio
de las publicaciones que edita EL CONSEJO SUPREMO DEL
SISTEMA. Yo he tenido la oportunidad de conocer estas
publicaciones y la verdad es que me han enseñado mucho.
LA FONOLOGÍA y LA FONÉTICA son las que mejor
conocen a la expresión de las palabras.
LA FONOLOGÍA es la encargada de estudiar, analizar y
describir los sonidos de las palabras, según los quiere LA
LENGUA, antes de que sean perceptibles, antes de que nazcan.
Puede resultar extraño, pero sí, sí: los sonidos están todos
recogiditos, esperando que alguien los necesite... y entonces
nacen, y cada sonido nace con sus peculiaridades y dispuesto
a cumplir con su parte; sí: así es. Y cuando los sonidos han
nacido, LA FONOLOGÍA le pasa la faena a LA FONÉTICA,
que es la encargada de controlar si suenan como deben sonar,
si se pronuncian según corresponde, porque, si no, EL HABLA
los notaría como extraños y pudiera ser que no los aceptara,
que los rechazara como si fueran virus o bacterias: se
generarían anticuerpos, como si se estuviera combatiendo una
33
enfermedad, para que no se genere una epidemia o algo así,
digo yo.
Entre LA MORFOLOGÍA y LA SINTAXIS se organiza
todo el entorno laboral del país, toda la jerarquía y la estructura
funcional de la gran empresa en la que trabajan todas las
palabras; LA MORFOLOGÍA se encarga de observar, de
clasificar y de seleccionar a las palabras según su forma y las
prepara para que desempeñen bien sus respectivos trabajos;
esto último lo hace en colaboración con LA SINTAXIS, que
es la responsable de asignar la función que le toca a cada
categoría laboral. Por cierto, te diré que yo también entré en
contacto con las palabras como personal laboral, y te puedo
asegurar que son gente muy capaz y muy preparada para
trabajar muy bien en su profesión.
A LA SEMÁNTICA le corresponde ocuparse de la
significación de las palabras, porque, además de sonar como
deben y de trabajar según se les ha encomendado, muy bien
cohesionadas, cuando se juntan unas con otras, han de resultar
coherentes, es decir, han de tener pleno sentido y han de
dárselo al grupo en el que se encuentran; si no hubiera
34
coherencia se produciría un disparate tras otro y no habría
quien se aclarara.
EL CONSEJO SUPREMO DEL SISTEMA está
siempre alerta para que todo vaya como debe ir, pero, cuando
algo se altera, cuando hay algún fallo, no son sus miembros los
que actúan directamente sino sus GERENTES DE
GOBERNACIÓN: LA NORMATIVA y LA MÉTRICA.
35
LA NORMATIVA se encarga de dictar las REGLAS
DE USO y de avisar de las infracciones que se pueden
cometer; lo hace según dos posibilidades: según las palabras
se muestren gráficamente, esto es, planas, o se muestren
acústicamente, esto es, envolventes. (Ya te hablé de esta
peculiaridad tan asombrosa de las palabras ¿verdad?)
Como te digo, según esas dos posibilidades, LA
NORMATIVA dictamina lo que está bien y lo que está mal y
así todo el mundo sabe a qué atenerse y cómo actuar frente a
las posibles dudas; esto de las dudas se debe a que EL
SISTEMA efectivamente lo tiene todo controlado, pero,
después de tanto tiempo como es el que las palabras llevan
trabajando, hay que estar siempre haciendo ajustes y prestando
atención a los cambios (que en toda evolución son inevitables)
y a las múltiples posibilidades que se ofrecen cuando son tantas
las palabras y tantas las oraciones gramaticales que se
producen a diario en la factoría en la que trabajan.
LA NORMATIVA tampoco se ocupa ella sola de los
asuntos que le han encomendado, entre otras cosas porque,
como las palabras pueden presentarse como planas o como
tridimensionales, hay que contemplar estas dos posibilidades.
36
La presentación plana, es decir, cuando se dibujan o se pintan
(se escriben, dicen ellas) le concierne a LA ORTOGRAFÍA.
LA ORTOGRAFÍA es la controladora del aspecto
gráfico que se le ha de dar a cada sonido cuando se plasma de
manera visual. Me explico: las palabras suenan porque tienen
sonidos (normal ¿no?), pero esos sonidos se pueden dibujar;
cuando los sonidos se dibujan se llaman letras, y, como cada
palabra tiene unos sonidos, las palabras se dibujan trocito a
trocito; estos dibujitos han de ser siempre los que le tocan a
cada palabra (porque, si no, no se reconocerían de una vez para
otra). Hasta aquí no debería haber problemas: a cada sonido le
corresponde un dibujito, una letra... pero no; el problema viene
porque a veces hay sonidos que se pueden dibujar de varias
maneras (según la historia de la palabra, según alguna moda,
según los otros sonidos de la palabra...); además hay letras que
suenan de distinta manera dependiendo de las otras letras con
las que se juntan; incluso hay letras que no suenan... De todo
esto me enteré yo cuando fui a casa de la expresión, casa en la
que vi muchísimas fotografías (muchas de ellas dedicadas
cariñosamente) de LA FONÉTICA y de LA FONOLOGÍA.
Lógico ¿a que sí?
37
LA ORTOGRAFÍA determina las letras que lleva cada
palabra, y las marcas que llevan algunas letras en algunas
palabras, y las marcas con las que se separan a veces los grupos
de palabras... (tiene mucha faena); pero no es ella la encargada
del diseño: todo esto es competencia de una gran artista de las
artes gráficas: LA CALIGRAFÍA.
Dicen por aquí que LA CALIGRAFÍA es muy vieja; de
hecho, en muchos museos que tienen las palabras, hay
muestras antiquísimas de palabras dibujadas (o escritas) sobre
muy diversos materiales y con muy diversas técnicas; sobre
todo, dicen que lo fundamental fue un invento, al que llaman
la imprenta, que supuso una verdadera revolución en el trabajo
de las palabras; realmente, esto del dibujo de las palabras,
propiamente, de lo que llaman la escritura, incluso, incluso es
tan importante que ha servido para separar lo que se llama
Prehistoria de lo que se llama Historia (qué cosas ¿eh?). LA
CALIGRAFÍA ha diseñado el abecedario (o alfabeto), es
decir, el listado de las letras que corresponden a los sonidos;
en los museos, en los archivos y en las bibliotecas del país de
las palabras he visto muchos tipos de estos abecedarios y los
múltiples usos que han tenido. Ya te lo contaré otro rato.
38
Pues bien: como te decía, las palabras tienen una
presentación más o menos plana, y tienen otra presentación
tridimensional, envolvente, esto es, cuando suenan. De la
presentación sonora también hay alguien que se ocupa: LA
ORTOLOGÍA. De LA ORTOLOGÍA (y de las otras dos, LA
CALIGRAFÍA y LA ORTOGRAFÍA) también supe mucho en
mi visita a la casa de la expresión. La labor de LA
ORTOLOGÍA consiste en avisar de si las palabras se
pronuncian bien o mal, y, claro está, su trabajo depende de LA
FONÉTICA y de LA FONOLOGÍA, sobre todo de LA
FONÉTICA.
Todas estas delegadas de LA NORMATIVA van
siempre acompañando a la representante oficial de LA
LENGUA, EL HABLA.
LA NORMATIVA (según te he dicho) es una de las dos
GERENTES DE GOBERNACIÓN, digamos que es la
principal, la que más manda, vamos; la otra es LA MÉTRICA.
LA MÉTRICA es la específica de los artistas (de algún
tipo de artistas). Yo no sé si tú esto ya lo sabías, pero las
palabras son fundamentales e imprescindibles para los
llamados artistas de la palabra, y especialmente (y contando
39
con LA MÉTRICA) de los que se llaman poetas o
versificadores. (Me encontré con muchos artistas de estos
visitando el país; bueno, en realidad, allí había de todo.)
LA MÉTRICA también está muy relacionada con la
expresión de las palabras, y se la ve siempre controlando,
tomando medidas, contando y recontando que si sonidos, que
si sílabas, que si acentos, que si pausas... Ahora que lo pienso:
¿te he hablado de las sílabas, los acentos, las pausas...? Es que,
con el viaje que he hecho, con la de cosas que he visto y con
todo lo que he aprendido... se me amontona la faena, vaya.
Todo lo que tiene que ver con los sonidos y sus variantes y sus
efectos me lo explicó la expresión. Pasa página y te lo cuento.
Un momento, por favor, antes de que sigas: ya que
estamos en los asuntos del Gobierno, te diré que toda esta
organización, toda esta reglamentación está recopilada en
múltiples y diversos documentos que, en general, le dan forma
a la LEY SUPREMA DEL PAÍS DE LAS PALABRAS: EL
CÓDIGO LINGÜÍSTICO.
Ahora sí, gracias: ya puedes pasar hoja si quieres.
40
EN CASA DE LA EXPRESIÓN
Como la expresión me había dado la oportunidad de
saber más de ella y de sus 24 hijos, no desaproveché la ocasión
y una mañana me planté en su casa. Fui por la mañana por si,
de paso, me invitaban a comer... No, no creas que lo hice por
“gorronear”: lo hice porque me picaba la curiosidad... ¿Qué se
comerá en el país de las palabras?
La casa de la expresión es muy ... ¿cómo diría? ...
¿fisiológica? ... ¿corporal? ... Había mucho movimiento, y
soplaba mucho viento... aunque también había mucho silencio
de vez en cuando ... y humedad... No sé por qué pero me
acordaba mucho de las historias de Jonás y de Pinocho en el
vientre de la ballena, al menos como yo me las he imaginado
siempre. También me acordaba de aquella película del Viaje
alucinante, en que unos científicos, reducidos a tamaño
microscópico, eran introducidos en el cuerpo de un señor para
operarle el cerebro desde dentro. Además, allí también pude
ver una especie de habitación mecánica, con unas piezas más
o menos rígidas que agarraban “cosas” que se movían mucho
y manchaban...
41
De todos modos, a la expresión no le interesaba nada
explicarme si su casa era así o asá; decía que todo dependía de
la Evolución y de la Historia, que eso no era cosa suya, que
ella no había elegido la casa. A ella lo que le interesaba era que
a mí me quedara claro que ella es una verdadera personalidad
en el país de las palabras, y que si está unida a las otras tres es
porque así lo manda EL SISTEMA y es bueno para el
funcionamiento del país. Yo creo que algo de razón sí tiene,
porque pude comprobar que alguna vez se ponía en plan libre,
iba por su cuenta y resultaban efectos muy graciosos y muy
locos.
La expresión me dijo que me iba a hablar de los sonidos,
las sílabas, el acento, la entonación, las pausas... hasta de los
periodos rítmicos, de los versos, de las licencias métricas...
También me hablaría de sus relaciones con LA
NORMATIVA... Yo pensé que (además de eso) me tendría
que invitar no sólo a comer sino también a cenar... y a
desayunar al día siguiente... Me esperaba una buena cantidad
de información, desde luego. ¡Me encantó la perspectiva! Lo
malo es que yo no llevaba ninguna grabadora... Menos mal que
nunca me separo de mi bloc de notas, porque, si no...
42
A lo que vamos. Empezamos por los sonidos.
Me dijo la expresión que los sonidos son pura energía
que te hace cosquillas en los oídos, y se llaman sonidos si están
organizados y controlados, porque, si no, no son sonidos: son
ruidos, y a la expresión no le interesan los ruidos, le interesan
los sonidos.
En general, el sonido es una energía que se caracteriza
por cuatro rasgos: intensidad o magnitud (diferencia los
sonidos en fuertes y débiles), tono o altura (hace que los
sonidos sean graves y agudos), timbre o distinción (cada
sonido tiene su rasgo diferenciador) y cantidad o duración
(permite medir los sonidos como largos o breves). De la
intensidad depende el acento y los grupos de intensidad; del
tono dependen las pausas, los grupos fónicos y las líneas
tonales; del timbre, los rasgos distintivos de todos y cada uno
de los fonemas, y la cantidad determina la medida de los
grupos fónicos en sílabas. Todas estas peculiaridades le
interesan mucho a LA MÉTRICA (y a la gente que quiere
hacer versos o cantar).
Ya te hablaré más de todo esto cuando te cuente cómo
se diferencia la Prosa de la Poesía. Por ahora, sigo con las
43
explicaciones que la expresión me dio de sus hijos, de los
sonidos.
Los sonidos, antes de nacer, se llaman fonemas y los ha
diseñado LA LENGUA; en cuanto nacen pasan a llamarse
simplemente sonidos, o alófonos si se consideran como las
posibles variaciones que EL HABLA autoriza, porque, desde
luego, en cuanto nacen, es EL HABLA quien los controla;
además, aunque se permitan variantes, esas variantes no se
pueden alejar mucho del diseño que les ha dado LA LENGUA,
porque, si fueran muy diferentes de ese modelo, resultarían
extraños y EL SISTEMA no los reconocería como
componentes legales y serían rechazados por todos, se les
trataría como seres de otro planeta o algo así. A pesar de todo,
si no se alejan rotundamente de la idea que lleva LA
LENGUA, EL HABLA admite muchas variaciones.
Me resultó muy curioso a mí esto de que antes de nacer
sean fonemas y luego ya sean sonidos, pero, en realidad, es
lógico, porque antes de nacer son pura idea, pura abstracción
de lo que podrán llegar a ser al nacer. Y otra cosa curiosa: el
nacimiento de los sonidos se llama pronunciación, es decir,
que se pronuncian y ya está: ya han nacido, ya son materia
44
energética acústica que sale disparada en todas direcciones y
que se puede oír. Y mi asombro no se paró ahí, porque resulta
que los sonidos tienen dos modos de nacer: uno es la
pronunciación (como ya he dicho) y el otro es la escritura; con
la escritura no salen disparados, sino que se quedan fijados en
algún material en el que se han trazado con algún tipo de
pintura o de tinta, o se han grabado o tallado... Así se quedan
paralizados, como materia gráfica que se puede ver y hasta
tocar, aunque dicen por aquí que los sonidos pronunciados (no
escritos) también se pueden quedar “atrapados” si se emplean
máquinas que los registran y los fijan y luego se pueden
reproducir y pueden ser escuchados muchas veces... ¡Esto es
genial! Y otro dato: la expresión también se puede manifestar
a base de gestos. Y, por si faltaba algo, lo más alucinante es
que los sonidos, pronunciados, escritos o gesticulados
convenientemente, según dictan las responsables de LOS
SISTEMAS DEL SISTEMA, hacen que ¡también nazcan las
ideas! Lo que te digo: fabuloso.
Como te puedes imaginar, la expresión hablaba y
hablaba y hablaba... es lo suyo, evidentemente. Y yo, como
45
podía, iba siguiendo muy atentamente todo lo que me decía.
Pero no me decía nada de comer... y yo tenía un hambre...
Bueno, pues eso: seguimos.
La expresión me dijo que LA LENGUA le autorizaba a
tener 24 fonemas, que luego se manifestaban, es decir, se
pronunciaban, se escribían o se gesticulaban con muchas
variantes, porque EL HABLA es un poco más liberal y
comprende que los sonidos van de boca en boca y de mano en
mano y, claro está, no se puede ser tan estricto y tan uniforme;
de hecho, para escribir los sonidos hay disponibles 28 letras
más o menos (incluyendo unos tipos que se llaman dígrafos),
y, además, LA CALIGRAFÍA permite que las letras tengan
distintos modelos si no se alejan demasiado de lo que tiene
marcado LA LENGUA, claro.
Te voy a contar ahora lo que me dijo de los 24 fonemas,
que son los que mandan.
Los 24 fonemas son los que mandan porque son
considerados como la base: son los llamados elementos fónicos
segmentales; esto ¿qué quiere decir?, pues que se distinguen
los unos de los otros y se pueden separar, juntar, combinar y
recombinar tantas veces como haga falta; y no se necesita
46
contar más que con esos 24 fonemas para que se produzcan las
palabras, en principio pronunciadas, luego ya, si hace falta, se
pueden escribir o presentar con gestos.
Los 24 fonemas no forman un bloque único, sino que se
dividen en dos grupos: los vocálicos y los consonánticos;
como letras, es lo que se llaman vocales y consonantes: las
puedes ver todas en un listado conocido como abecedario
(según el latín) o alfabeto (según el griego) y que yo sé que tú
ya conoces.
Los fonemas vocálicos son 5, y se llaman así, vocálicos,
debido a que son la base de la voz, con “uve”; no de la boca,
con “be” (te he dado el nombre de dos letras de las que se usan
para nombrar las que representan a los fonemas, a un fonema,
por cierto, en este caso). Los fonemas vocálicos se caracterizan
porque, al pronunciarlos, el aire sale, se mueve, corre sin
problemas, sin obstáculos, y, además, por sí solos son capaces
de formar una palabra (o una sílaba).
Creo que tengo que hacerte un par de precisiones.
Primera precisión:
Cuando digo que el aire sale, es que el aire está guardado
en una especie de saco con dos bolsas que funcionan como
47
fuelles que van tomando y soltando aire: ¿te has fijado en cómo
funciona una gaita?, pues... algo así; el aire sale, pero a través
de una serie de conductos y modulándose debido a roces,
presiones, direcciones que se han de controlar para que se
transforme en un sonido determinado.
Segunda precisión:
Eso que se llama sílaba es un bloque de pronunciación,
una unidad de pronunciación que puede estar formada por un
solo sonido o por varios, pero siempre con, al menos, una
vocal, un fonema o sonido vocálico (por eso decía que las
vocales son la base de la voz).
Los 5 fonemas vocálicos están representados con las 5
letras vocales, que se llaman “A, E, I, O, U” (con el formato
de las llamadas mayúsculas; el formato de las minúsculas es
“a, e, i, o, u”; están todas, junto con las letras consonantes, en
el abecedario o alfabeto). Cuando se pronuncian, siempre se
ponen a vibrar unas cuerdecitas (que también se llaman
vocales) y que hacen que esas 5 letras vocales se clasifiquen
como fonemas sonoros (te parecerá raro, pero hay otros
fonemas que son sordos, y no es porque no oigan, sino porque
las cuerdas vocales no vibran). Además de lo que te digo de las
48
cuerdas vocales, al pronunciar las vocales, el aire sale por la
boca (no por la nariz) y por eso se dice que son sonidos orales
(oral se refiere a la boca, pero dicho en plan cultista, por el
latín... Te tengo que hablar del latín; es muy interesante
también).
Las 5 vocales coinciden en que son sonoras y orales,
pero se diferencian entre sí por lo que se llama el punto de
articulación del sonido (lugar donde se produce el sonido) y
el modo de articulación del sonido (mayor o menor abertura).
Te lo voy a mostrar con un esquemita que me facilitó la
expresión:
Después de presentarme a estos 5 fonemas vocálicos
(con sus correspondientes sonidos y letras), la expresión me
presentó a sus otros 19 hijos: los 19 fonemas consonánticos.
49
Los consonánticos se llaman así porque necesitan sonar con
otros (“consonar”), necesitan sonar con los vocálicos para
formar palabra o sílaba (se llevan muy bien entre sí); otro
detalle característico de estos consonánticos es que el aire, al
salir, va encontrando muchos obstáculos, pero eso es bueno
porque así se pueden diferenciar y ofrecen muchas
posibilidades de pronunciación y de diferenciación de las
palabras.
La expresión también tiene a estos 19 consonánticos
muy bien enseñados y organizados, aunque, de vez en cuando,
tiene que discutir un tanto con LA ORTOGRAFÍA, porque
resulta que, a diferencia de lo que ocurre con los 5 vocálicos y
sus 5 vocales, algunos consonánticos están representados por
varias letras consonantes, y, además, hay letras que unas veces
representan a un fonema y otras veces a otro; incluso hay letras
que no se refieren a ningún fonema... Esto es motivo de líos
gordos en ocasiones. Ya te contaré cosas de estas más adelante.
Ahora, para no extenderme mucho, y porque está muy
claro, te presento el esquema organizativo que me proporcionó
la expresión de sus hijos consonánticos:
50
(Estas letras siempre aparecen con el formato reducido, en plan
minúsculas, y entre / / porque representan fonemas.)
En esta tabla se representan los fonemas como lo que
son, como ideas de los sonidos (según manda LA LENGUA)
que luego pasan a ser materia física (según determina EL
HABLA) porque se les da “cuerpo” de manera acústica,
gráfica o con gestos... o como sea.
Ya imagino que te habrás dado cuenta de que en esta
tabla hay unas letras raras; lo que ocurre es que son letras
fonológicas, es decir, unas letras ideales, unas letras modelo,
que representan a los fonemas y que usa LA FONOLOGÍA;
LA FONÉTICA también tiene las suyas, que son parecidas,
51
pero mucho más abundantes porque representan a los fonemas
cuando se pronuncian como sonidos, y ya he dicho que se
presentan muchas variantes de pronunciación. Para escribir
normalmente, se usan las que están oficialmente registradas en
el abecedario o alfabeto (controladas por LA ORTOGRAFÍA
y LA CALIGRAFÍA), aunque también hay otras
posibilidades: la expresión de los sonidos se puede presentar
por medio de puntos en realce, banderas, colores, luces, pititos
largos y breves o incluso nubecillas de humo (qué de inventos
¿eh?). Por si tienes alguna duda (que no creo) te pongo aquí el
abecedario (alfabeto) completo: me lo dio la expresión para
que lo guardara como recuerdo de mi viaje. Me dieron tantas
cosas las cuatro caras de las palabras... Desde luego, no las
podré olvidar jamás. Lo conservo todo con una gratitud
enorme.
Bueno. En la siguiente página, el listado completo de las
letras, MAYÚSCULAS y minúsculas (incluyendo los dígrafos
“ch” y “ll” y la letra “w”) con los nombres de las consonantes:
52
La expresión también me dio unas tablas en las que se
ve la relación de las letras consonánticas fonológicas y las
ortográficas; te las pongo también: hay cosas curiosas (que
son, además, las que hacen que se puedan cometer errores)
como escribir con hache (h), cuando no suena, o usar la u sin
que suene para que la ge tenga sonido suave (gue), o tener que
poner dos puntitos (diéresis) sobre la u precisamente para que
suene (güe), o emplear la equis (x) para tres pronunciaciones...
Ella dice que eso son cosas de LA ORTOGRAFÍA, de la
Historia... A mí lo que me parece es que aún me queda mucho
por saber. Tengo que seguir.
Siguiendo, las tablas:
A a, B b - be, C c - ce, (CH, ch - che), D d de,
E e, F f - efe, G g - ge, H h - hache,
I i, J j - jota, K k - ca, L l - ele, (LL, ll - elle),
M m - eme, N n - ene, Ñ ñ - eñe, O o,
P p - pe, Q q - cu, R r - erre, S s - ese, T t - te,
U u,V v - uve, (W w - uve doble),
X x - equis, Y y - i griega, Z z - ceta
53
54
55
“Ahora recoge la ceniza que ha caído y cierra la ventana.”
según LA FONOLOGÍA quedaría así:
/aóra řekóxe la enía ke a kaído i iéřa la bentána/ Gracioso
¿no?
Pues las curiosidades no se paran ahí. Te has fijado en
unas rayitas que están encima de algunas letras (vocales)
cuando se escriben ¿verdad? Pues ahora te hablo de esas
rayitas y de más cosas.
Por lo que te decía, LA EXPRESIÓN también me contó
que sus 24 hijos fonemas, a los que se les llama en general
elementos fónicos segmentales, gustan de “arreglarse” con
56
pequeños retoques que les hacen aparecer un poco distintos,
pero no lo hacen por coquetería o por chulería sino porque con
esos retoques aún pueden manifestar más matices, más
precisiones, más ideas en definitiva. A esos “arreglitos” con
que se retocan los segmentales se les llama suprasegmentales,
y eso porque no pueden existir por sí solos: se acoplan siempre
a los segmentales y les quedan muy bien.
Los elementos fónicos suprasegmentales son dos y se
llaman acento y entonación.
¿Te acuerdas de lo que te dije de los cuatro formantes
del sonido: intensidad, tono, timbre y cantidad?, bueno; pues,
precisamente gracias a la intensidad, existe el acento, que es
un refuerzo de la intensidad media que tiene normalmente un
sonido, y con el acento tiene más intensidad, se hace más
fuerte, vamos, es más potente. El acento sólo lo pueden llevar
las vocales, que pasan a ser tónicas (si no, son átonas).
En general, me dijeron que todas las palabras tienen un
determinado acento, pero, luego, cuando se juntan unas con
otras, algunas palabras lo pierden y pasan a ser palabras átonas
y se apoyan en otra palabra que no lo pierde, que lo conserva,
y forman un grupo, un grupo de intensidad, lo cual es
57
fundamental para LA POESÍA, porque así se forman los
llamados periodos rítmicos, y en LA POESÍA es muy
importante esto del ritmo. Luego te cuento.
Independientemente de si la palabra pierde o no pierde
su acento por ir con otras, cada una lleva el acento en una
sílaba o en otra dependiendo de su última letra, y así las
palabras pueden ser agudas, llanas, esdrújulas y
sobresdrújulas; en plan “técnico” se pueden llamar oxítonas,
paroxítonas, proparoxítonas y superproparoxítonas (¡vaya con
los nombrecitos!).
Antes de seguir, te aviso de un detalle que a mí me llamó
mucho la atención: el acento siempre se puede oír, pero a veces
se ve y a veces no se ve (¡¿...?!). Puede parecer raro, pero no
te olvides de que los sonidos se pueden manifestar de modo
oral y de modo escrito, y a veces en la escritura se usan unos
signos, unas marcas gráficas que hacen que los sonidos se
pronuncien de una manera o de otra, con retoques o sin ellos.
Estos retoques gráficos, en el caso del acento se llaman tildes.
Cuando te hable de la entonación te diré algo de los llamados
signos de puntuación y de expresión.
58
Fíjate en lo que te pongo a continuación:
En estas tablas están las normas generales, pero después
hay más: están las de los diptongos, los hiatos, las palabras
compuestas, las de la tilde diacrítica... ¡Vaya tela! Sí: hay
mucho, pero es normal... Las palabras son más especiales de
59
lo que puede parecer a simple vista, y son tan especiales porque
representan IDEAS. Ahí es nada.
Sigo ahora con el otro retoque de los elementos fónicos
segmentales, sigo con la entonación.
La entonación depende de otro de los cuatro formantes
del sonido: depende del tono.
La entonación es muy melodiosa, incluso musical. A
veces se nota más, a veces se nota menos, pero las palabras, al
ser expresadas, sobre todo oralmente, siempre tienen una
musiquilla que permite que se llegue incluso a cantar, cantar
de verdad; sin llegar a la canción, la melodía que tienen las
palabras, eso sí, cuando se juntan varias, hace que se
produzcan unas u otras ideas o que se puedan matizar las ideas.
Con la entonación se sabe si ha acabado o no una oración
gramatical, y se sabe cuántas partes la forman, y si es una
afirmación o una pregunta o una exclamación, y se pueden
componer versos... Es muy importante la entonación.
La entonación, además, permite que se pueda respirar al
tiempo de hablar, es decir, que no haya ahogos y que al mismo
tiempo se organicen y se expresen bien las ideas. Lo que digo
de poder respirar es porque las oraciones, si son un poco
60
largas, se han de fraccionar, y se fraccionan en lo que se llaman
grupos fónicos, esto es, bloques de palabras que se pronuncian
entre dos pausas, dos silencios, dos paraditas más o menos
breves que se hacen entre bloque y bloque. Es verdad que los
grupos fónicos dependen de la entonación, o sea, de la
expresión, pero han de respetar lo que digan la forma y la
función por un lado y la significación por otro, porque los
grupos fónicos han de coincidir con los grupos
morfosintácticos y con los grupos significativos, y esto ha de
ser así porque las palabras son cabezas con cuatro caras (ya lo
he comentado varias veces) y las cuatro han de actuar al
unísono: ninguna puede ir por libre o se armarían líos y líos y
no habría modo de aclararse.
Para seccionar bien una oración en los grupos fónicos
que le tocan, hay que tener en cuenta unas pautas generales que
dicta LA NORMATIVA junto a LA FONÉTICA y LA
FONOLOGÍA, LA MORFOLOGÍA, LA SINTAXIS y LA
SEMÁNTICA. Parece que aquí mandan todas a la vez; pues,
sí: así es, pero, realmente, todas están mandando siempre en
todo y a la vez; lo que pasa es que para cada ocasión hay una
que toma la voz cantante y las otras le hacen el coro, y, si no
61
estuvieran bien acopladas... ¡no veas qué de distorsiones, qué
de gallos se escaparían!
En eso de la separación es en lo que se emplean en la
escritura unas marquitas gráficas que se llaman signos de
puntuación y de expresión y que hacen que en la pronunciación
se produzcan (o no) más o menos pausas y en qué
determinados lugares se han de producir. Luego te lo cuento.
La entonación (para que se vea si hace falta) se puede
dibujar como una línea con tres partes o ramas: una rama
inicial, una central y otra final. La rama inicial va desde el
silencio inicial hasta el primer acento del primer grupo de
intensidad; la rama central, en la que se mantiene el tono medio
de la oración, acaba en el último acento del último grupo de
intensidad, y la rama final, que tiene nombre propio (se llama
tonema), hace que el tono baje más o menos según acabe la
oración o no, o se haga una pregunta, o haya una suspensión...
Lo de los grupos de intensidad se refiere a lo que te
decía antes de que las palabras pierden o no su acento propio;
en general, las palabras que pierden su acento son palabras que
tienen menor valor significativo por sí mismas, palabras que
van como modificadores acompañando a su núcleo, que es el
62
que manda (aunque hay que tener en cuenta también la
cantidad de palabras que se pueden juntar en un grupo, claro).
Unas pequeñas muestras de “simulacros” de
pronunciación posible:
dileatuermáno quesevayaalastación
tedejadoel.líbroenlamésa
Evidentemente, se trata de una pronunciación rápida y
tal vez descuidada; en una pronunciación más cuidada, incluso
por motivos de intención expresiva, se pueden hacer más
pausas y pronunciar todos los sonidos, o recalcarlos con más o
menos énfasis; por cierto, esto de la pronunciación por
bloques, cuando se está aprendiendo a escribir, hace que se
escriban las palabras sin separación, tal y como se pronuncia
el bloque: hay que tener cuidado, porque no se escribe igual
que se pronuncia. Eso se aprende con el tiempo, y fijándose, y
leyendo mucho y bueno.
Volviendo a la entonación, las pausas y los grupos
fónicos.
En general, se puede decir que entre el grupo del sujeto
y el grupo del predicado hay que hacer una pausa, y no se
puede hacer mezclando elementos del sujeto con elementos del
63
predicado; tampoco se puede hacer una pausa entre el enlace
y el término, ni entre el modificador y el núcleo... Te lo estoy
contando de una manera muy rápida, y esto hay que matizarlo
mucho, pero es que te quiero contar muchas más cosas de las
palabras. Lo que sí puedo hacer es darte una relación de
publicaciones sobre todo esto (y más) que están al alcance de
cualquiera que se interese por todos los asuntos de las palabras.
Su país está lleno. Ya verás por qué.
Antes de que se me olvide: los elementos fónicos, los
segmentales y los suprasegmentales, son importantísimos para
poner de manifiesto las emociones, los sentimientos, porque
con ellos se puede mostrar alegría, pena, miedo, desilusión,
temor... También son importantísimos para diferenciar LA
PROSA de LA POESÍA.
LA PROSA y LA POESÍA son los dos desarrollos
fónicos con que se pueden expresar las palabras al hablar. Con
el desarrollo en PROSA no hay que tener cuidado ni con el
número de sílabas, ni con la distribución de los acentos, ni con
las pausas, ni con las coincidencias de sonidos, ni con nada:
simplemente se habla, se habla y ya está. Y de ese modo, el
resultado es una expresión sin ritmo. Con LA POESÍA sí que
64
hay que ir midiendo y contando, distribuyendo, equilibrando,
repitiendo elementos fónicos precisamente para que haya
ritmo.
Para el desarrollo en PROSA, la expresión sólo necesita
contar con LA NORMATIVA (y con Los cuatro Sistemas del
Sistema, claro), pero, para el desarrollo en POESÍA, ha de
contar con LA MÉTRICA.
LA MÉTRICA es la que establece las normas que hay
que seguir para componer versos (esto si se quiere, y con más
o menos obligación, porque ahora estamos en el campo del
Arte). Los versos son grupos de unas pocas palabras
(normalmente no muchas) que al relacionarse con otros
producen ritmo. ¿Cómo? Pues, en primer lugar hay que
procurar que cada verso sea un grupo fónico, es decir, que se
pronuncie (se recite, más bien) entre dos pausas; en segundo
lugar, es conveniente que los versos de toda la composición,
que se llama poema, tengan más o menos el mismo número de
sílabas, o estén distribuidas según un esquema métrico por
estrofas (las estrofas son grupos de versos que forman toda la
composición); también es muy conveniente que los acentos
estén repartidos más o menos por igual de un verso a otro y a
65
todos; otra cosa que también es útil es que los finales de los
versos, desde el último acento de intensidad, tengan
aproximadamente o idénticamente los mismos sonidos, o las
vocales, o las consonantes... pero que se note que hay
repeticiones equilibradas, vamos, que eso da mucho ritmo.
Por si te ha interesado esto de hacer versos, te diré que
tendrías que ir enterándote de cuáles son las reglas de LA
MÉTRICA: las reglas del acento, de la sinalefa y de las
licencias métricas diéresis y sinéresis; también convendría que
le echaras un vistazo a los esquemas métricos que se han ido
inventando a lo largo del tiempo, y de las modas y modos que
ha habido en torno a todo esto. En todo caso, más adelante te
contaré lo que sé yo de esto, que, por ahora no es mucho, pero...
menos da una piedra. De todos modos, según me han dicho por
aquí, para hacer POESÍA no es imprescindible respetar a
rajatabla las normas de LA MÉTRICA: lo que realmente hace
falta es que haya emoción, sentimiento, vivencias y sinceridad,
que es lo que hace que se difunda esa vibración anímica con la
que se conectan las almas, los espíritus, las voluntades... y se
pueda llegar a la esencia de LA LÍRICA.
66
¿Te he hablado de LA LÍRICA? Creo que no; bien; no
importa: si tú tienes tiempo, yo tengo tiempo. Pero ahora no;
ahora me voy a comer. En esta casa no parece que haya
comida... y yo necesito comer. Ya le he dicho a la expresión
que tengo que volver otro día para que me siga contando cosas
de lo suyo: me ha resultado todo interesantísimo... ¿Y a ti?
67
EL TRABAJO DE LAS PALABRAS
Después del aquel follón que montaron las cuatro caras
de las palabras, yo había seguido con las visitas propias de mi
viaje por su país, y me acordé de que la función había hablado
de una empresa en la que trabajaban las palabras: indagué, pedí
los permisos pertinentes a LA MORFOLOGÍA y a LA
SINTAXIS y conseguí entrar en ella y conocerla por dentro.
Ya sabemos que, según esa cara suya que se
llama función (que es tan amiga de la forma), las
palabras pueden trabajar, y, de hecho, no se cansan ni se quejan
de trabajar; ni siquiera se quejan de hacer siempre el
mismo trabajo, es decir, que a cada palabra, según la
forma que tiene, le toca un trabajo fijo, le toca cumplir con una
función que siempre es la misma (salvo porque algunas, a
veces, disfrutan de un permiso especial llamado metábasis y
pueden cambiar de papel).
Efectivamente, todas las palabras trabajan en una única
y gran empresa nacional llamada EL MENSAJE
LINGÜÍSTICO (¡vaya nombre para una empresa! ¿no?).
68
La empresa en la que trabajan tiene un único objetivo:
producir oraciones gramaticales. Las oraciones gramaticales
son revestimientos con que se recubren las ideas para que estas
se puedan notar, porque las ideas (que, por cierto, viven con
las palabras) son como fantasmas: van pululando por todas
partes pasando desapercibidas, y, para que se puedan captar,
han de ser revestidas con algo, o sea, que las ideas se han de
vestir con palabras de modo semejante a lo que hace un
fantasma cuando se pone una sábana encima para que se note
que está ahí.
Producir esos revestimientos de los que hablo es una
tarea que exige una gran especialización, y por eso cada
palabra sabe cumplir muy bien con la parte de la faena que le
toca y que, al final, sale bien porque todas han colaborado para
que así sea, aunque de vez en cuando entran en acción los
saboteadores y… ya se sabe lo que pasa cuando hay un
sabotaje. Ya te hablaré de algunos sabotajes famosos.
Como digo, todas y cada una de las palabras, desde las
más sencillas hasta las más aparatosas, son expertas en su
materia y de ninguna de ellas se puede prescindir. A
continuación, te presento el listado general de las categorías
69
laborales de la empresa y los puestos de trabajo
correspondientes, y ¡ojo! es el listado oficial que me facilitaron
desde la mismísima dirección general de la empresa (no te
vayas a pensar que yo trabajo con información de poca monta).
Un aviso antes de que leas el listado (entre nosotros y de
un modo menos “empresarial”): las categorías laborales se
refieren a las clases de las palabras según la forma con la que
se muestran, y los puestos de trabajo son las funciones que se
les han encomendado a las palabras según la forma que tienen.
70
EL MENSAJE LINGÜÍSTICO
Empresa Nacional Dedicada a la Producción de Oraciones
Gramaticales
Declarada de Interés Informativo Universal
RELACIÓN
DE
CATEGORÍAS LABORALES RECONOCIDAS OFICIALMENTE POR LA DIRECCIÓN Y EL
COMITÉ DE LA EMPRESA
Y
ADJUDICACIÓN DE LOS PUESTOS DE TRABAJO CORRESPONDIENTES
CATEGORÍAS
LABORALES
PUESTOS DE TRABAJO
FORMAS NOMINALES
(variables)
FUNCIONES DE EQUIPO
NOMINAL
sustantivo núcleo de sintagma nominal
(Sujeto y otros)
artículo determinante antepuesto
adjetivo determinativo determinante antepuesto o
postpuesto
adjetivo calificativo modificador directo
pronombre personal y
determinativo
sustituirá al sustantivo cuando este esté
ausente y ocupará su puesto de trabajo
pronombre relativo acompañará al sustantivo ANTECEDENTE
y lo relacionará con un nuevo grupo
FORMAS VERBALES
(variables)
FUNCIONES DEL EQUIPO
VERBAL
formas personales (clase A) núcleo del sintagma verbal
(Predicado)
71
formas no personales (clase B)
infinitivo – participio - gerundio
se desdoblarán en sustantivo, adjetivo
calificativo y adverbio compaginando su
trabajo como verbos
FORMAS INVARIABLES FUNCIONES DE
COLABORACIÓN
adverbio directo modificador directo del verbo, del
sustantivo, del adjetivo y del
propio adverbio
adverbio relativo acompañará al sustantivo o al verbo
ANTECEDENTE y lo relacionará con un
nuevo grupo
preposición enlace subordinante entre grupos no
verbales
(con cambios de nivel)
conjunción subordinante enlace subordinante entre grupos
verbales o no
(con cambios de nivel)
conjunción coordinante enlace coordinante entre grupos
verbales o no
(sin cambios de nivel)
FORMAS INVARIABLES
MÚLTIPLES
FUNCIONES GLOBALES
interjección aglutinará y representará a todas las
demás en situaciones de emergencia
o de especial intensidad
NOTA DE LA DIRECCIÓN: Para consultas y aclaraciones
diríjanse a los paneles informativos de cada sección y a sus
responsables: el SUJETO y el PREDICADO.
72
Como has podido ver, la Dirección de la empresa está a
cargo de dos responsables muy cualificados y que intervienen
siempre en la producción de las oraciones: EL SUJETO y EL
PREDICADO. Los dos trabajan del mismo modo. Te lo cuento
a continuación.
Te lo cuento despacito, porque yo, que estaba viendo
aquello, tenía que estar siguiendo la producción con mil ojos:
¡no veas lo rapidísimamente que se trabajaba allí! En décimas
de segundo podían estar listos para su distribución montones y
montones de revestimientos para las ideas; pero, claro, es que
las ideas también son rapidísimas y constantemente estaban
pidiendo y pidiendo revestimientos que las dejaran arregladas
y dispuestas para todo. Y fíjate tú: a pesar de que la actividad
era de vértigo, daba gusto ver que todo el mundo sabía lo que
tenía que hacer y lo hacía bien; bueno, alguna vez había algún
titubeo, pero se calibraban las posibilidades, se discutía un
poco... y listo. También es verdad que en ocasiones las
peticiones de las ideas eran muy especiales y se complicaba el
trabajo, porque cuando llegaban ideas densas, o rebuscadas, o
dificultosas... la cosa se podía enredar y había que tomárselo
73
con calma y pensar mucho antes de decidirse por un formato o
por otro.
Otra cosa que también me llamó mucho la atención es
que EL SUJETO y EL PREDICADO son como transformistas
incansables que actúan casi instantáneamente: en cuanto hacía
falta preparar una oración ya estaban allí para organizar a sus
respectivos equipos de trabajo, y en seguida otro y otro y otro...
¡No paraban!
Vale. A lo que vamos.
La faena, como es normal en este tipo de tarea, se
desarrolla por niveles, y a todas y a cada una de las palabras se
les coloca una etiqueta identificativa del trabajo que tienen que
hacer: así todo el mundo sabe de qué grupo forma parte, qué le
toca hacer en cada ocasión... Nadie se confunde, ni hay líos ni
nada que pueda hacer que la oración salga mal. Las etiquetas
que se les ponen a las palabras se llaman SINTAGMAS; en
cada etiqueta figura la ocupación específica de la palabra, y las
etiquetas llevan una especie de “enganche” que sirve para que
las palabras se vayan uniendo y resulte una estructura sólida y
resistente, porque las ideas son seres muy delicados e
importantes y hay que protegerlas con revestimientos
74
consistentes, estables, bien conformados y adecuados a su
contenido.
Ahora te lo voy a ir contando por partes.
EL SUJETO es el encargado de organizar a todas las
palabras que se refieren al asunto del que se quiere dar alguna
información. Hay veces en que EL SUJETO no necesita más
que a una palabra y entonces buscará a un sustantivo, a un
infinitivo (que es de la familia) o a un pronombre de los
personales o de los determinativos para que sea jefe de grupo
(aquí no puede actuar como jefe un pronombre relativo más
que como segunda función). De todos modos, me enteré de que
es muy normal que, para organizar el grupo del SUJETO, con
que aparezca un artículo ya se puede montar el grupo, porque
el artículo es una palabra que puede transformar en sustantivo
a cualquier palabra, es algo así como el mago de la
sustantivación, lo cual es cómodo y amplía mucho las
posibilidades de producción. Debe de ser por este y por otros
“trucos” por lo que salen de esta factoría tantas y tantas
oraciones al cabo del día, y todas listas para su uso: el
revestimiento de las ideas.
75
Una vez que EL SUJETO ya ha designado al jefe de
grupo (al que llaman NÚCLEO DEL SINTAGMA SUJETO),
le pasa el mando a ese jefe y es él el que sigue con la
organización de las demás palabras que se puedan emplear
para componer todo el bloque completo. Un bloque de estos,
por lo que se ve, puede tener desde una palabra hasta
muchísimas: todo depende de la cantidad y la complejidad de
la información que lleve la idea para la que se está fabricando
el revestimiento. Todas y cada una de las palabras de este
equipo, el del SUJETO, se van enganchando las unas a las
otras, por niveles (todos con su etiqueta de SINTAGMA), y en
cada nivel puede volver a aparecer otro jefe de grupo, pero de
grupo de nivel inferior, que también será NÚCLEO DEL
SINTAGMA, pero no del SINTAGMA SUJETO sino de algún
SINTAGMA MODIFICADOR del anterior.
En el grupo del SUJETO pueden intervenir todas las
palabras que sean necesarias para que el asunto quede
completo y claro: además del jefe, que siempre ha ser de la
categoría laboral del sustantivo, pueden aparecer otros
sustantivos, con o sin sus acompañantes normales (artículo y
76
adjetivo); pueden aparecer pronombres, verbos,
preposiciones, adverbios... de todo, vamos.
EL PREDICADO se encarga de organizar y presentar
toda la información que se da del asunto, es decir, del
SUJETO. Su sistema de trabajo es igual que el del SUJETO.
EL PREDICADO organiza a su grupo a partir de un verbo, que
pasa a ser el NÚCLEO DEL SINTAGMA PREDICADO, y a
partir de ahí se van enganchando todas las demás palabras, de
cualquier clase que sean (también por niveles y con sus
etiquetas) hasta completar toda la información que se requiere.
Cuando EL SUJETO y EL PREDICADO ya han
enganchado a todas sus palabras, ya está la oración gramatical
lista para servir de revestimiento a alguna idea. Y fin de una y
vuelta a empezar rápidamente con otra y otra y otra... Ya te
digo: incansables, dinámicas, veloces, ágiles...
Ahora que me acuerdo: me dieron unas tablas de
correspondencias y unos esquemas de producción para que
pudiera seguir más cómodamente el proceso. Te los pongo en
otras hojas para que los veas. Los esquemas son como árboles
genealógicos o así; ya verás.
77
Aquí te presento una lista con los tipos de sintagmas, las
clases de palabras y los grupos que pueden formar parte del
SINTAGMA SUJETO y del SINTAGMA PREDICADO de la
ORACIÓN GRAMATICAL.
ORACIÓN GRAMATICAL
SINTAGMA NOMINAL SUJETO SINTAGMA VERBAL PREDICADO
función categoría función categoría
NÚCLEO DEL
SINTAGMA
NOMINAL
SUSTANTIVO
(o forma
equivalente)
NÚCLEO DEL
SINTAGMA
VERBAL
VERBO
(en forma
personal)
78
NÚCLEO DEL SINTAGMA NOMINAL
FUNCIÓN DE MODIFICADORES CATEGORÍAS RESPONSABLES
DETERMINANTE A ARTÍCULO
DETERMINANTE B ADJETIVO DETERMINATIVO
MODIFICADOR DIRECTO A ADJETIVO CALIFICATIVO
MODIFICADOR DIRECTO B ADVERBIO CUANTIFICADOR
COMPLEMENTO DE NOMBRE PREPOSICIÓN DE Y SUSTANTIVO
APOSICIÓN SUSTANTIVO
PROPOSICIÓN SUBORDINADA
SUSTANTIVA
(con o sin conjunción como ENLACE )
pareja de sujeto y predicado
equivalente a sustantivo
PROPOSICIÓN SUBORDINADA
ADJETIVA
(con pronombre relativo como ENLACE)
pareja de sujeto y predicado
equivalente a adjetivo
PROPOSICIÓN SUBORDINADA
ADVERBIAL
(con adverbio relativo como ENLACE)
pareja de sujeto y predicado
equivalente a adjetivo
79
MODIFICADORES del NÚCLEO DEL SINTAGMA VERBAL y
CATEGORÍAS
(verbo transitivo)
COMPLEMENTO DIRECTO sin ENLACE
SUSTANTIVO o
PRONOMBRE (personal o
determinativo)
(verbo transitivo)
COMPLEMENTO DIRECTO con ENLACE
(preposición A)
SUSTANTIVO referente a personas
(animales) o
pronombre referido a personas
(animales)
COMPLEMENTO INDIRECTO sin
ENLACE
PRONOMBRE (personal o
determinativo)
COMPLEMENTO INDIRECTO con
ENLACE (preposiciones A o PARA)
SUSTANTIVO o
PRONOMBRE (personal o
determinativo)
COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL con
ENLACE (cualquier preposición)
ADVERBIO, SUSTANTIVO o
PRONOMBRE (personal o
determinativo)
COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL sin
ENLACE
ADVERBIO (o forma adverbial)
(verbo copulativo)
ATRIBUTO sin ENLACE
ADJETIVO, PARTICIPIO, SUSTANTIVO
o PRONOMBRE (personal o
determinativo)
(verbo copulativo)
ATRIBUTO con ENLACE
preposición DE y ADJETIVO,
PARTICIPIO, SUSTANTIVO o
PRONOMBRE (personal o
determinativo)
(verbo pseudocopulativo)
PREDICATIVO
SUSTANTIVO, ADJETIVO o
PARTICIPIO
(verbo intransitivo) SUSTANTIVO o
80
SUPLEMENTO
(con la preposición del verbo como
ENLACE)
PRONOMBRE (personal o
determinativo)
(verbo en voz pasiva)
AGENTE con ENLACE
(preposición POR o ENTRE)
SUSTANTIVO o
PRONOMBRE (personal o
determinativo)
PROPOSICIÓN SUBORDINADA
SUSTANTIVA
(con o sin CONJUNCIÓN SUBORDINANTE
SUSTANTIVA como ENLACE)
pareja de sujeto y predicado
equivalente a sustantivo
PROPOSICIÓN SUBORDINADA
ADVERBIAL
(con ADVERBIO RELATIVO o
CONJUNCIÓN SUBORDINANTE
ADVERBIAL como ENLACE)
pareja de sujeto y predicado
equivalente a adverbio
Ahora te adjunto dos esquemas de estructura oracional: uno
brevísimo y otro más extenso.
El brevísimo es para una idea que no necesita muchas palabras
para revestirse. La idea es que alguien que se llama Pedro está
interpretando una canción; la oración gramatical correspondiente más
sencilla es Pedro canta.
Su esquema: Pedro canta.
funciones matrices . . . . . . SUJETO PREDICADO
palabras encargadas . . . . . Pedro canta
funciones de NÚCLEO . . sustantivo verbo
81
El esquema más extenso es el de la oración gramatical “El
libro que te presté ayer está en el cajón de abajo.”
Un detalle: no creas que es clasismo eso de la
subordinación; cuando las palabras se ponen a trabajar,
cumplen sin que les importe si están más arriba o más abajo;
simplemente, la subordinación es un modo de hacer que la
estructura sea sólida y estable, porque, para que la pirámide
crezca, hace falta que tenga una buena base y buenos apoyos;
82
hace falta que unas palabras le den su hombro a las otras para
que se amplíe su capacidad comunicadora; con la
subordinación, las palabras van formando racimos y racimos y
así puede crecer y crecer la información, esto es, la idea que se
quiere transmitir. Digamos que, con la subordinación, el
crecimiento es a lo largo. Pero, por otra parte, cuando hace
falta, las palabras también se pueden unir de modo que la
información crezca a lo ancho, y entonces van y se coordinan.
Con la coordinación se va ampliando la estructura de una
manera bastante equilibrada, y, a diferencia de la
subordinación, en que un elemento depende de otro, cuando
hay coordinación lo que hay es interdependencia, es decir, que
cada elemento va, como si dijéramos, “por libre” pero
acompañándose mutuamente.
Te pongo otro de los esquemas organizativos que me dieron: este
para ver un ejemplo de ampliación por coordinación.
83
(¿No te ha parecido que la coordinación la representan como con una
balanza?)
Por si te interesa saber más de todo esto te paso unos
programas de ordenador que me traje del país de las palabras;
hay un poco de todo y de las cuatro caras de las palabras:
juegos de entrenamiento, ejercicios, esquemas... Al final te
pongo un CD con los programas que te digo. Hay un
diccionario de SINTAXIS, y unas pruebas de autoevaluación
de NORMATIVA y de VOCABULARIO y unos juegos con
figuritas de colores... No está mal. A ver si te sirve para
conocer más y mejor a las palabras.
84
¡LA DE COSAS QUE ME CONTARON LA
SIGNIFICACIÓN Y LA SEMÁNTICA!
La significación no me pareció muy
parlanchina, que digamos, pero, claro, después de
haber estado con la expresión... Sí que me pareció
muy... “pensante”... y, tal vez, un poco reservada, como si
quedara siempre detrás de algo; aunque no; detrás
precisamente no; más bien esperando a aparecer, esperando su
momento. Decididamente, creo que sí, que siempre estaba
dispuesta a cumplir con su parte, pero... como un poco tímida...
como si necesitara que alguien le “abriera la puerta”. Me costó
darme cuenta de quién le “abría la puerta”: era la expresión.
Sí: te lo cuento.
Resulta que la significación es como un péndulo que no
parara nunca de columpiarse: de este lado al otro y del otro
lado a este y vuelta a empezar y a nunca acabar. Un lado es el
significante y el otro es el significado, y el vaivén es
propiamente la significación.
En el significante es donde interviene la expresión
(quien le “abre la puerta” a la significación). Lo anterior es
85
debido a que el significante es la apariencia, el asomo, la
presentación: lo que suena, vaya. Y, en cuanto suena el
significante, en cuanto se produce el significante, se pone en
marcha el péndulo: el movimiento hace que se llegue al
significado, y en la estela que va dejando este movimiento se
va generando la significación. También es posible que el
proceso empiece en el otro extremo del vaivén, en el
significado; entonces el péndulo va al otro lado, al
significante... y lo mismo de antes: en el trayecto aparece la
significación. Ahora bien: si en el balanceo hay alguna
desviación y no hay conexión entre el punto del inicio y el
punto del final de la oscilación, es decir, si no se conectan
debidamente el significante y el significado, la significación o
no se produce o se produce con errores y equívocos.
Además de lo anterior, en ocasiones, el péndulo
significativo no se mueve de lado a lado, sino que va como
describiendo círculos, y esto es debido a que puede haber
coincidencias entre significantes que no se sabe bien a qué
significado corresponden realmente; o al revés, cuando el
significado no acaba de encontrar su significante
correspondiente...
86
En cualquiera de estos casos, en los rastros que va
dejando el movimiento, van “relampagueando” muchas
significaciones... o ninguna, lo cual supone un lío muy gordo
porque nadie puede saber a qué atenerse con certeza. De todos
modos (y como siempre), estos problemas son menos cuando
se juntan varias palabras y los significantes y los significados
de todas ellas hacen que realmente sí se llegue a precisar la
significación de todas y cada una y la significación general del
grupo.
En la ilustración que ves aquí arriba puedes observar que
a la izquierda hay una figura más o menos rara de la que no
podemos decir el nombre porque no sabemos qué es realmente,
es decir, que tenemos un elemento significado al que no
podemos asociar ningún elemento significante. Y en el
recuadro de la derecha encontramos algo que tiene pinta de ser
87
una palabra (tiene letras que podemos pronunciar), y que, por
lo tanto, es un significante, pero con el que tampoco podemos
hacer coincidir ningún significado simplemente porque no
sabemos qué significa esa palabra “caplís”. En este caso no hay
movimiento significativo, no hay significación: el proceso
significativo no se ha completado porque no se han unido los
dos polos del vaivén, y, en resumen, no hay comunicación.
Con esto de las coincidencias de significantes y de
significados, LA SEMÁNTICA (que es la encargada de la
significación) va un poco loca la pobre, porque, apenas haya
una desviación, por pequeña que sea, en el movimiento del
péndulo, ya tiene que estar ella ajustando y reajustando para
que la significación sea clara y corresponda precisamente a
una idea y no a otra (a menos de que se quiera jugar a algo o el
equívoco sea intencionado, con lo cual no sé yo cuántas veces
se podrá meter la pata, vaya). A pesar de que ha de estar
siempre atenta al proceso significativo, LA SEMÁNTICA me
atendió muy cordialmente y no tuvo inconveniente en
explicarme muchas cosas interesantes. Te traslado lo que me
dijo.
88
LA SEMÁNTICA me contó algo que hasta el momento
me había pasado desapercibido y que hizo que las palabras me
parecieran aún más sorprendentes y maravillosas.
Hasta el momento, yo veía a las palabras como cabezas
con cuatro caras (ya te lo he dicho), pero LA SEMÁNTICA
me hizo reparar en un detalle: esas cabezas con cuatro caras
no son de una pieza, sino que están formadas por elementos
más o menos pequeños, pero tan bien unidos entre sí que, si no
te acercas mucho, no los notas, no los ves. Me dijo LA
SEMÁNTICA que pasaba algo parecido a lo que pasa con los
sonidos, que, unidos los unos a los otros, forman un bloque
sólido. Hasta aquí, yo lo entendí todo; lo malo fue que LA
SEMÁNTICA me advirtió que la cosa no era tan sencilla,
porque, según y como, a esos elementos se les pueden dar
distintos valores y entonces incluso sus nombres cambian
(¡¿...?!).
Seguro que, porque me quedé con la boca abierta, fue
por lo que LA SEMÁNTICA me tranquilizó diciéndome que
tampoco era para tanto, que era ella que se estaba poniendo un
poco misteriosa para hacerse la importante. No sé, no sé.
Mosqueo y expectación. De todos modos, me aclaró que ella,
89
en todo caso, sólo me hablaría de la parte que le tocaba más de
cerca y... Aquí se quedó callada un instante y me confesó (creo
yo que me confesó) que en realidad ella está tan implicada
como las demás en el “conglomerado” que, al fin y al cabo,
son las palabras. Supongo que, al referirse a las demás se
estaba refiriendo a LA FONÉTICA y a LA FONOLOGÍA, a
LA MORFOLOGÍA y a LA SINTAXIS. Después comprendí
que sí, que se refería a las otras ILUSTRES MAESTRAS, las
Ministras del SISTEMA. (Pero no sólo.)
A lo que vamos. LA SEMÁNTICA me fue contando que
todo había empezado con la necesidad de redactar LA LEY
SUPREMA DEL PAÍS DE LAS PALABRAS: EL CÓDIGO
LINGÜÍSTICO.
Por lo que se ve, EL CÓDIGO LINGÜÍSTICO, más que
recopilar todo lo que corresponde a las palabras, lo que recoge
es todo lo que afecta al signo lingüístico. ¡Sorpresa! Del signo
lingüístico yo todavía no había oído hablar, y eso que parece
que es un elemento importantísimo para las palabras.
Voy a estrenar papel para hablarte de todas estas
novedades, pero, antes, te pongo ahí abajo un esquema que a
mí me vino muy bien para entender cómo va esto de la
90
significación: se trata del que llaman TRIÁNGULO
SIGNIFICATIVO:
(siguiendo a Ogden y Richards)
91
EL ADN DE LAS PALABRAS
Te estaba comentando que las palabras, aunque no lo
parezca, están formadas por “elementos” ¿no? Pues fíjate: las
palabras están formadas precisamente por signos lingüísticos;
sí, sí: los signos lingüísticos son uno de los dos tipos de células
con que se generan las palabras.
Esto de que las palabras tengan células, al fin y al cabo,
es normal, porque los seres vivos están formados por células y
las palabras son seres vivos. Lógico ¿no?
Entre las palabras las hay de dos clases: unicelulares y
pluricelulares.
Las palabras, como organismos pluricelulares, se
forman gracias a dos clases de células: los fonemas y los
monemas; a su vez, los monemas también se presentan con dos
variedades: los lexemas y los morfemas.
Vamos por partes.
Los fonemas son células generatrices, es decir, que son
la base a partir de la que se forman los monemas. ¿Te has dado
cuenta de que han vuelto a aparecer los fonemas? Sí, sí: los
hijos de la expresión. Pues sí: es verdad que ella no me había
92
dicho nada de esto; supongo que, como me tuve que ir a comer
(porque allí, de comer... nada de nada), pues no le dio tiempo.
Bueno, no importa. Al fin y al cabo, tenía que salir la
información por alguna parte, y podía salir por cualquiera de
las cuatro caras; ha salido por la significación, que está muy
marcada por la expresión. ¿Acabarán apareciendo también la
forma y la función?
Como te decía: para que exista una palabra, tienen que
existir los monemas, y, para que existan los monemas, tienen
que existir los fonemas.
Los fonemas son células generatrices porque son
portadoras de los genes de la expresión, y todavía no se puede
considerar que sean ni signos lingüísticos ni, por supuesto,
palabras. Para que un fonema llegue a ser signo lingüístico y,
por lo tanto, palabra, ha de relacionarse con otros fonemas, y
sí: los fonemas están preparados para que estas relaciones,
estas uniones se puedan producir. Al unirse varios fonemas se
generan los monemas y, a partir de ahí, ya se generan las
palabras; lo primero, primero es que a partir de uno o más
fonemas se han de generar los monemas, y cuando ya hay
monemas, ya hay palabras.
93
Una precisión importante: los monemas sí que son
signos lingüísticos, y sí que lo son porque tienen la expresión
(que han recibido de los fonemas) y sobre todo tienen algo
fundamental: el contenido. El contenido es la cadena genética
energética que se produce por el intercambio de sustancias que
tiene lugar cuando se interrelacionan los fonemas; sí: con esta
interrelación se libera mucha energía, que es la que le da valor
comunicativo a las palabras. En el momento en que se fusionan
la expresión y el contenido, ya se ha creado una verdadera
célula significativa: se ha creado un signo lingüístico; a partir
de entonces ya se pueden ir creando las palabras, porque ya se
pueden ir uniendo todas las células significativas, es decir,
todos los signos lingüísticos que una palabra puede necesitar.
Y para ir de una palabra a una oración gramatical no hay más
que dar un paso.
Antes de seguir, te diré que, realmente, creo entender
por qué la expresión no me contó todo esto de sus fonemas: la
expresión sólo es una madre (que no es poco, desde luego) y
una madre no tiene por qué saber cómo se generan sus hijos:
una madre los tiene, los cría, los quiere, los cuida y ya está.
Todo esto de la generación celular lo entienden, lo explican y
94
lo controlan los genetistas, y en el país de las palabras también
hay de esto; en el país de las palabras hay una gran genetista:
LA LINGÜÍSTICA, que es la que más sabe de todo esto y de
todo lo que tiene que ver con LA LENGUA; no te digo más
que es su Consejera Oficial... Ah: y me atendió a mí. ¿Qué te
parece?
Aprovechando que podía hablar con tan importante
personalidad, me puse como que a pensar en voz alta:
Quedamos en que los fonemas, por lo que yo entiendo, son las
células de la expresión y, por lo tanto, son las células del
significante. Los fonemas se unen unos con otros, se cargan de
contenido y generan los monemas, que ya tienen expresión, es
decir, significante, y ya tienen contenido, es decir, significado:
ya son signos lingüísticos. Vale.
Sí, vale: ya tenemos signos lingüísticos... pero ¿cómo se
generan las palabras? “Pues por pura genética: los signos
lingüísticos son células significativas y al unirse se
generan las palabras. Ya está.” Esa fue la aclaración que
me hizo LA LINGÜÍSTICA, pero yo necesitaba saber más. Y
continué con mis cavilaciones.
95
La primera parte del problema ya está. Pero queda un
cabo suelto: hay muchas clases de palabras, en todos los
sentidos: ¿es que sus células se especializan y salen unas u
otras?
Pues no; LA LINGÜÍSTICA me dijo que no, y lo que
añadió me sorprendió de verdad: las palabras, con la cantidad
de ellas que hay y con todas las variaciones que pueden tener,
no necesitan más que unas pocas de las 24 células
generatrices, los fonemas, y todo lo demás es pura
combinación celular. Ejemplo: coso, cosa, caso, saco, sacas,
casco, asco, coco, coca, caca, asas ... Más adelante me precisó
que eso es así, pero respetando una serie de reglas, claro, y a
mí entonces se me vino a la cabeza todo lo que había ido
conociendo del SISTEMA, de la NORMATIVA, de la
MÉTRICA...
También me comentó que a partir de los fonemas se
generan los monemas, efectivamente; pero, según y como, se
generan monemas tipo lexema o monemas tipo morfema. Sí:
eso ya lo había oído yo. Lo que no tenía yo claro era eso:
¿lexemas y morfemas?
96
CÉLULAS ESPECIALIZADAS
Los lexemas son las células significativas básicas de las
palabras, las que hacen que cada palabra se pueda asociar o
relacionar con un concepto, con una idea, con una
significación general; como las ideas, así, en general,
normalmente necesitan aclaraciones, precisiones,
matizaciones, desarrollos... los lexemas pueden y se suelen
acompañar por los morfemas, que también son células
significativas pero complementarias y recombinables, porque
pueden acoplarse a distintos lexemas (aunque los lexemas
también se pueden agrupar para formar nuevas palabras, no
creas).
Lexemas hay muchos; morfemas no tantos; y, en
cualquier caso, de los dos tipos hay muchos menos que
palabras ya conformadas como organismos plenos. Esto de la
cantidad de lexemas y de morfemas, y lo otro de que los
fonemas son sólo 24, es muy útil, porque resulta muy
económico y no se malgasta energía; no hay que ir
produciendo células completamente nuevas para cada palabra
(¡y con la cantidad de palabras que hay!); y no por este ahorro
97
se pierde eficacia; al revés: en un momento se pueden generar
montones y montones de palabras y de oraciones gramaticales,
y el gasto celular habrá sido mínimo en relación a la cantidad
producida. Desde luego que este país (y todo lo suyo) es
asombroso.
Para no perder el hilo:
Las palabras son combinaciones celulares de lexemas y
de morfemas. Sí. Pero sí, si son pluricelulares, porque también
las hay unicelulares. Vale: eso quiere decir que habrá palabras
formadas por sólo una célula, esto es, o por un solo lexema o
por un solo morfema. Está claro: la palabra sol, por ejemplo,
no tiene más que un lexema; precisamente, por no tener más
que un lexema, se considera que es de género masculino y de
número singular; además se le puede poner delante el artículo
el (que, en realidad, es un morfema). Para que esa misma
palabra se considere en número plural, se le añade al final el
morfema –es... y ya está: no ha hecho falta crear una nueva
palabra; sólo se ha modificado un poco la palabra de base. Y
lo mismo si se quiere matizar de otra manera: sol ec it o s. Y
hay más: solana, solar, asolar, resol, insolación...
Efectivamente, esta multiplicidad ahorrativa es muy útil,
98
porque incluso hay palabras formadas por combinaciones de
lexemas y de morfemas: petróleo (aceite -oleo- de piedra –
petra-) y super-petr-ol-er-o (barco enorme para transportar
petróleo). Y así siempre. Y, además, como estas piececitas con
que se forman las palabras no se estropean ni nada una vez
usadas, se pueden volver a usar cuantas veces se quiera, y para
muchas palabras, relacionadas o no: carnicero, cenicero,
relojero... ¡Qué sé yo! ¡Un montón!
De paso, y por lo que te contaré más adelante, te
recuerdo que los lexemas y los morfemas son signos
lingüísticos; sí: es que luego te hablaré de las características
maravillosas que tienen estas células.
Los lexemas son células relativamente poco
especializadas, y por ello son más abundantes; en cambio, me
parece a mí que los morfemas sí que son células especializadas,
y ello porque sus valores significativos están contados y
siempre sirven más o menos para lo mismo. Lo que ocurre es
que los contenidos significativos de los morfemas dependen
mucho de los contenidos significativos de los lexemas con los
que se combinen.
Ejemplo en la siguiente página.
99
Tomemos una de esas células minúsculas que lo es todo
a la vez: es fonema, sonido, letra, morfema, casi es lexema y,
por supuesto, es palabra: la “a”. La “a”, como morfema, puesta
a continuación de un lexema, tendrá distintos contenidos
significativos según sea el lexema. Y también será distinto su
valor si se coloca entre dos lexemas. Te lo muestro con una
tablita:
Desde luego, los morfemas son muy útiles, y están muy
bien organizados. Según el matiz que necesite el lexema,
pueden ir delante o detrás de él, y así se aumenta el número de
palabras disponibles. Los morfemas le pueden dar al lexema
indicaciones del género y del número, si el lexema es de una
palabra de las nominales; si el lexema es de alguna de las
palabras verbales, los morfemas pueden indicar la persona
100
gramatical, el número, el tiempo, el modo, la voz verbal y el
aspecto verbal. Todos estos anteriores son los que se llaman
morfemas gramaticales o morfosintácticos (sí, sí: los de la
forma y la función de las palabras). Además, los morfemas, los
que se llaman derivativos, pueden hacer que se produzcan
cambios en la significación, en la forma y en la función de la
palabra; y los morfemas relacionales son los que se encargan
de que los lexemas se puedan enlazar unos con otros para ir
formando las oraciones gramaticales.
No te habrá pasado desapercibido que ha vuelto a quedar
claro que las cuatro caras de las palabras son inseparables
¿eh?
Viaje al país de las palabras: una introducción lingüística fantástica
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Viaje al país de las palabras: una introducción lingüística fantástica

  • 1. 1 Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de “Quijada”, o “Quesada”, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba “Quijana”. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad. Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso – que eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio. vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció conveniente y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el mundo con sus armas y a caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que “tantum pellis et ossa fuit”, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban al fin le vino a llamar “Rocinante”, nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar “don Quijote” Pero acordándose que el valeroso “Amadís” no sólo se había contentado con llamarse “Amadís” a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria por hacerla famosa, y se llamó “Amadís de Gaula”, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse “don Quijote de la Mancha”
  • 2. 2 VIAJE AL PAÍS DE LAS PALABRAS INTRODUCCIÓN A LA LINGÜÍSTICA FANTÁSTICA PARA INTERESADOS POR EL ESPAÑOL dedicada a toda la gente que está conociendo las palabras, y, sobre todo, a esa persona tan especial para mí con la que he compartido tantas y tantas maravillosas palabras © COSAS DE GENTE 2006-2017
  • 3. 3 VOY CONOCIENDO A LAS PALABRAS Yo he viajado al país de las palabras. ¡Qué viaje tan emocionante! ¿Por qué digo tan emocionante?, pues porque las palabras son seres interesantísimos... y, a continuación, me explico (pero hay tantas cosas que querría contar de las palabras que conocí, que no sé por dónde empezar). Cuando llegué al país de las palabras, me rodearon por todas partes (eso es algo que las palabras hacen siempre que alguien llega a su país) pero sin molestarme para nada, para nada; al revés: todas eran amabilísimas y sólo querían ponerse a mi disposición para todo lo que necesitara. Por cierto, en seguida tuve la impresión de que a algunas palabras era como si las conociera de toda la vida; con otras, en cambio, me sentía completamente fuera de juego: las encontraba totalmente extrañas, como si fueran de otro planeta, vamos. Esto me pasaba sobre todo cuando me encontraba con palabras viejísimas y con otras recién nacidas; también había algunas de las que no podría decir su edad pero que igualmente me llenaban de perplejidad (lo mismo no conectaba con ellas por otros motivos y no por sus años); las que de verdad me resultaban familiares eran aquellas que eran más o menos de
  • 4. 4 mi época; con esas me relacionaba de inmediato sin ninguna dificultad. Desde luego, las palabras llaman la atención por su aspecto, pero, sobre todo, por un rasgo curiosísimo que les da una personalidad muy especial: las palabras a veces son planas y otras veces son tridimensionales, envolventes... (Ya he dicho que son seres muy especiales y, desde luego, encantadores). Las palabras son como cuadrados o como naranjas de cuatro gajos... No, no, no: las palabras son como cabezas con cuatro caras; en realidad es que, como decía arriba, se pueden presentar de estas maneras: planas o esféricas, y por eso son como cabezas con cuatro caras (¿te imaginas una cabeza con cuatro caras?). Esto de tener cuatro caras en ocasiones es conflictivo porque cada cara quiere destacarse sobre las otras y llegan incluso a discutir por la importancia que tiene cada una y que la hace considerarse superior a las demás. Una de las “caras” de las palabras es la que las presenta, la que hace que nos demos cuenta de que están ahí; a esa cara, las palabras la llaman su expresión; esa expresión está hecha de “ruiditos”, de sonidos más o menos marcados y envolventes con los que incluso se puede cantar; y
  • 5. 5 otra cosa: las palabras presumen de que esos ruiditos pueden ser dibujados, decorados, pintados, esculpidos... y, desde luego, algunas, así, quedan guapas, guapas de verdad (pero bastante planas, eso es cierto). Otra de las “caras” que tienen es la que les da solidez, les da una forma hecha y derecha, aunque algunas palabras se copian las unas de las otras... como si se disfrazaran, y no se sabe bien si son unas o son otras: arman unos líos gordos, gordos; pero ellas dicen que es fácil distinguirlas, que sólo hay que fijarse en los detalles... No sé; yo he de reconocer que con algunas me he equivocado a fondo. La tercera de sus “caras” es la que les permite trabajar, cumplir con su función, es decir, ganarse la vida, porque no hay ninguna palabra que sea inútil; eso sí: son muy clasistas, me parece a mí, porque sólo algunas (y según y como) pueden cambiar de trabajo; en eso me recuerdan los gremios antiguos: unos eran herreros, otros carpinteros, otros canteros... La cuarta “cara” de las palabras es, si cabe, la más sorprendente a mi entender, porque es la que hace que “se vayan encendiendo bombillitas”, que se ilumine todo...
  • 6. 6 Es la cara que llaman significación, y con ella hay muchas discusiones entre los observadores de las palabras: hay quienes dicen que esta cara es la que hace que las otras tres sean como son y no puedan ser de otra manera; otros, en cambio, dicen que no, que la significación surge de la unión de las otras... Ante esas discusiones, yo no sabría decir quiénes tiene razón, y cuando pienso en las palabras me las imagino como una cabeza-paraguas a la que se le hace dar vueltas y llega un momento en que no se distingue más que una rueda girando y girando sin principio ni final, o como una cabeza-canica rodando, o una cabeza-pelota botando y rebotando de acá para allá; aquí tengo que hacer una confesión: es que yo he estado en el país de las palabras... ¡y las he visto con mis propios ojos! Reconozco que he tenido mucha suerte pudiendo hacer ese viaje, y haré todo lo posible para que mucha gente más vaya a relacionarse con las palabras en su propio país; no es tan difícil ir, y la satisfacción está garantizada.
  • 7. 7 CONFLICTO ENTRE LAS CUATRO CARAS DE LAS PALABRAS Ya he dicho que las palabras son como cabezas con cuatro caras, y ahora te voy a hablar de los líos que se organizan a veces esas cuatro caras. Por ejemplo, por empezar por una, voy a empezar por la expresión. La expresión insiste en que es muy importante (la que más), porque apenas se produce un cambio en ella ya hay un cambio en las demás. La expresión dice: “Si yo organizo mis sonidos en la secuencia COSTA, las otras caras serán distintas a como serían si los organizo en la secuencia TOSCA; si me organizo en plan BARCO, el resultado es muy diferente a si me organizo en plan COBRA o en plan BROCA. Y hay muchas diferencias entre FOCA, TOCA, POCA, LOCA y MOCA. Y con una simple variación en la intensidad de un sonido, o sea, en el acento, puedo hacer que no sea igual decir Se libró de un castigo que decir Se compró un libro. Y no es lo mismo Ya ha llegado Juan que ¿Ya ha llegado Juan? o
  • 8. 8 que ¡Ya ha llegado Juan! Además, soy yo la que marca las diferencias que hay entre eso que se llama prosa y eso que se llama poesía. Y gracias a mí se puede cantar y hacer crucigramas y sopas de letras y juegos de palabras... Y no digamos nada de cómo se nota cuando habla uno que es extranjero... ¿Ha quedado clara mi superioridad?, porque, si no ha quedado clara, aún puedo seguir hablando y hablando, que para algo eso es lo mío. Ah: y lo fundamental es que soy muy ahorrativa, porque soy capaz de darles vida a las otras tres y a cientos de miles de palabras sólo con mis 24 sonidos. ¡Hijos de mi alma! ¡Cuánta desconsideración e ingratitud! Cuando queráis os invito a mi casa: conoceréis a mis 24 tesoros y sabréis por qué valen tanto.” ¡Qué carácter tiene la expresión! Menos mal que se ha ido, muy melodramática y enfadada, eso sí. Y ahora viene la forma y dice: “¿Qué sabrá esa? Si para lo único que sirve es para que se cometan errores y se pongan multas, para que “salgan gallos”, para que se confunda a un sustantivo con un verbo, a un adverbio con un adjetivo, a un pronombre con una
  • 9. 9 conjunción... Y si hablamos de economía, más ahorrativa soy yo, que me apaño con sólo 9 variaciones... ¡A ver! ¡Poneos en fila, variaciones mías, y que cada una se vaya presentando!” Ahí vienen; no hay quien las pare. Me parece que esto se puede poner interesante. Atención al grupo de variaciones de la forma. “Soy el sustantivo y le doy nombre a todo lo que existe. Puedo hacer que todo se considere masculino o femenino, singular o plural, común o propio, concreto o abstracto, individual o colectivo, contable o incontable... ¡Valgo yo mucho, vaya!” Tengo que reconocer que sin sustantivos no sé qué pasaría. “Soy el artículo; soy el más fiel servidor del sustantivo: le abro paso y anuncio que llega; puedo hacer que aparezca de modo determinado o indeterminado. Coincido con él en esas marcas tan especiales que tenemos y que se llaman género y número (porque, si no coincidiera, no podría acompañarlo. ¿Valgo yo poco?” Él no lo dice, pero lo digo
  • 10. 10 yo: no se lleva nada bien con las formas personales del verbo. Ya verás cuando llegue el verbo. “Soy el adjetivo (el calificativo, claro) y también soy un fiel acompañante del sustantivo, pero doy más información: yo, a los elementos que el sustantivo nombra, puedo añadirles datos de forma, de tamaño, de color, de aprecio o desprecio... En resumen: soy imprescindible para caracterizar, para describir. Por supuesto que yo también concuerdo, es decir, coincido con el sustantivo en género y en número ¡faltaría más!” Ahora añado yo lo mismo de antes: tampoco se lleva nada bien con las formas personales del verbo, salvo por algún verbo en concreto que lo puede necesitar: el verbo ser, creo. “Yo también soy adjetivo, pero determinativo (que no es poco, no se vaya a creer alguien que por eso no tengo mérito). Como soy hermano del calificativo, yo también soy del equipo del sustantivo y tengo sus mismas marcas, esas de género y de número que nos permiten ir juntos; por cierto: yo, según y como, puedo ir delante o detrás del sustantivo (igual que mi hermano) y también añado datos a los elementos que el sustantivo
  • 11. 11 nombra, pero como soy un transformista, me desdoblo en varios tipos, esto es: si añado un dato de posesión o pertenencia, aparezco como posesivo; si indico la distancia (próxima, media o lejana), voy de demostrativo; si lo que interesa es hablar de una cantidad sin precisar mucho, me pongo de indefinido; si lo que interesa es la cantidad precisa de los elementos que hay, soy numeral cardinal (muy matemático entonces, desde luego); puedo también establecer una secuencia si voy de numeral ordinal; además puedo hacer que se pregunte por algo (seré entonces interrogativo) o puedo hacer que se manifieste la admiración, la sorpresa... si me da por ser exclamativo. ¡Hay que ver lo que yo valgo!” Y yo a lo mío: tampoco se lleva nada bien con las formas personales del verbo. ¿Por qué será eso? “Vale. Pues ahora yo: el pronombre. Yo sí que soy especial. En mí es en quien más confía el sustantivo; soy su amigo del alma: tanto es así que, cuando el sustantivo no quiere o no puede presentarse, me envía a mí porque sabe que yo siempre lo representaré de una manera
  • 12. 12 espléndida; incluso puedo formar equipo con el artículo y con el adjetivo, con el calificativo, desde luego, y esto porque hasta puedo tomar la forma del otro, del adjetivo determinativo, con todas sus variantes: posesivo, demostrativo, indefinido, numeral, interrogativo y exclamativo. Ah: y además puedo ser relativo, referirme a otros y trabajar en plan doblete; sí: es como si tuviera desdoblamiento de personalidad (pero controlando muy bien mis dos personalidades, que no quiere esto decir que vaya por ahí sin saber qué es lo que hago) ¡Si es que yo soy genial! Y antes de que alguien diga algo (y porque yo soy también muy personal): ¡yo sí puedo juntarme con las formas personales del verbo! Sorpresa ¿eh?” Pues sí, vaya. “Tanto hablar de mí, tanto hablar de mí... ya es hora de que me dejéis hablar a mí: yo soy el verbo, y soy la más valiosa de las variaciones de la forma. Os voy a explicar el porqué. “Yo, el verbo, represento la acción, la existencia y el estado de los seres, y, además represento el tiempo: sin mí no se podría hablar de los hechos y de las
  • 13. 13 acciones del pasado, del presente y del futuro; además puedo hacer que se muestre la objetividad y la subjetividad, el deseo, el temor... en los hechos y en las acciones; si no fuera por mí, no se podría mandar, ni se podría manifestar la posibilidad, el condicionamiento de los sucesos; también puedo hacer que los seres aparezcan como elementos agentes o pacientes de la acción... “Sólo se me podría poner una objeción: tengo muchas variantes en mi propia forma, pero puedo decir en mi defensa que son muchos los matices que se pueden manifestar gracias a esa amplitud de variantes. En este sentido, también es una ventaja que, gracias a algunas de mis variantes, es decir, gracias a mis formas no personales, soy de la familia de los sustantivos, de los adjetivos y de los adverbios y me puedo acomodar en el lugar de los propios sustantivos, adjetivos y adverbios. “Por otra parte, si bien es verdad que no me relaciono directamente con los artículos ni con los adjetivos determinativos, sí me llevo muy bien con los
  • 14. 14 demás: con los pronombres personales, porque completan mi trabajo como sujetos de la acción; con los sustantivos, porque las acciones y los estados corresponden a los seres; con los adverbios, porque me ayudan a fijar las circunstancias... Y no quiero extenderme más por no agobiar a los que me escuchan, pero podría estar hablando de mis posibilidades horas y horas.” Qué asombroso es el verbo ¿no? Me parece un tipo muy interesante. Creo que a partir de ahora me voy a fijar más en el verbo. “Ya que el verbo me ha mencionado, me permito presentarme: soy el adverbio, y no es una casualidad que mi nombre recuerde al del verbo; la coincidencia se debe a que formo parte de su equipo sin problemas, porque redondeo (por así decirlo) los datos que él da con respecto al tiempo, y, además, le añado datos del lugar, del modo, de la cantidad de la acción: que a nadie se le escape que, gracias a mí, se puede preguntar por el cuándo, el cómo, el dónde y el cuánto; también hago que la acción que él nombra se pueda considerar en sentido positivo o negativo... También quiero destacar que me
  • 15. 15 llevo bastante bien con algunos sustantivos y con algunos adjetivos, incluso me llevo bien con otras variantes de mí mismo, es decir, con otros adverbios. Lo mejor de mí es que me llevo bien con todo el mundo.” A mí me parece un tipo muy agradable, muy colaborador ¿no? ¡Anda! ¡Llegan dos formas juntas! Atención, que nos van a decir quiénes son y cuáles son sus excelencias. “¡Hola! Somos la preposición y la conjunción. Aunque parezca que somos insignificantes, no es por eso por lo que venimos juntas (porque de ningún modo somos insignificantes ¡qué va!); venimos juntas porque somos primas hermanas, y nuestro rasgo más destacado es que sin nosotras las palabras no podrían trabajar juntas, no podrían relacionarse para formar ningún mensaje. Nosotras somos las que le damos cohesión a los mensajes. Y creemos que, con esto, no hace falta decir más: a buen entendedor, pocas palabras bastan.” Estas dos me han dejado pensando... Creo que las entiendo ¿o no? Voy a prestar atención; voy a buscar preposiciones y conjunciones y... a ver qué hacen. La verdad es que, como son formas tan cortitas, no se han extendido
  • 16. 16 mucho. Y, sin embargo, me parece que ocultan algo. Me han parecido muy misteriosas. Me parece que valen más de lo que aparentan. ¿Serán muchas o serán pocas las preposiciones y las conjunciones? Ufff... Me están dando demasiados datos. Qué sorprendente es esto de la forma de las palabras ¿eh? “Un momento, un momento... que falto yo: la interjección.” ¡Vaya! “Pues sí: yo soy la interjección, y he de reconocer que yo soy... muy especial. Yo soy sensitiva, sentimental, emocional, anímica... Cuando yo aparezco es porque hay alguien que está alegre o triste, o tiene miedo, o ha recibido una sorpresa o un susto, o está anhelando algo... Yo tengo tantas variantes como emociones, sensaciones y sentimientos hay. Parece que no digo nada, pero es que... ¡digo tanto con tan poco! Si yo aparezco en el momento justo, ya no hace falta que aparezca ninguna otra forma. ¿A que soy una maravilla?” ¡Ooohhh! Creo que no tengo nada que añadir ¿no es cierto? Mientras yo estaba en medio de las más hondas cavilaciones, esto es, intentando poner en orden toda la información que había recibido, llegó la función.
  • 17. 17 Y la función dijo: “No tengo ningún inconveniente en reconocer que son muy importantes la expresión y la forma, sobre todo la forma.” Esto lo dijo porque la forma y la función son amigas inseparables: siempre van juntas, que lo sé yo de buena tinta. “A pesar de lo que acabo de decir, me parece que se les olvida que de poco o nada serviría su valor si a las palabras les faltara lo que tienen gracias a mí: la posibilidad de ser útiles a la comunidad; la posibilidad de trabajar y hacer que aumente cada vez más la cantidad de mensajes que se pueden producir. Y para no alargarme ahora en explicaciones puramente teóricas, invito a todo el mundo a que vaya a la sede central de nuestra gran empresa nacional para que yo allí pueda demostrar prácticamente por qué sin la función, sin el trabajo, las palabras no serían nada. En seguida quedaremos a una hora y yo organizaré una visita guiada para que se pueda ver in situ la razón que tengo.” Pues yo no sabía nada de esa gran empresa nacional. Desde luego que me apunto a la visita. ¡No me la perdería por nada del mundo! Seguro que entonces acabaré entendiendo todo este guirigay.
  • 18. 18 Por si me faltaba algo para que ya no pudiera más con tanto... apareció la significación; ya se me había olvidado que las palabras son como cabezas con cuatro caras, y, claro, faltaba la significación. La significación justificó su importancia del siguiente modo: “Estas tres no tienen ni idea. Por mucho que se junten por ahí unos cuantos ruiditos y se forme un sustantivo o un verbo o.… lo que sea, y tengan su trabajo, su función que cumplir, si no consiguen que se distingan y se entiendan las ideas, las palabras quedarían tan vacías como un zapato en un rincón; y soy yo, precisamente yo, la que hace que las palabras estén llenas, a rebosar de contenido: de ideas, de pensamientos, de datos, de informaciones...” Bueno... Ya... Claro, claro... Pero ¿cómo se consigue eso? Me parece que aquí falta algo. ¿Y si se pusieran de acuerdo las cuatro? Después de todo lo que he oído, las cuatro me parecen igualmente importantes porque son imprescindibles... ¿Me equivoco?
  • 19. 19 ¡¡¡POR FIN LAS CUATRO CARAS SE PONEN DE ACUERDO!!! Bueno, no; no se pusieron de acuerdo: tuvo que venir alguien a demostrarles que las cuatro son fundamentales; que, si fallara alguna de ellas, las demás tendrían alteraciones tan graves que nada tendría sentido; que, si faltara alguna de ellas, los mensajes serían montones de palabras desorganizadas, simplemente ruidosas y liosas. Tuvo que venir... ¡su madre! Tuvo que venir LA LENGUA. LA LENGUA les dijo a sus cuatro hijas: “¿Es posible que después de tanto tiempo de ir juntas no os hayáis dado cuenta de que no sois nada las unas sin las otras? ¿Es posible que no os hayáis dado cuenta de que no es una casualidad que estéis juntas, pegadas las unas a las otras? Cada una de vosotras ha expuesto sus razones, que son ciertas, desde luego, pero esas razones son complementarias entre sí. Vosotras sois como una circunferencia: sin principio ni fin; cada una de vosotras puede iniciar el proceso de generar la palabra, y en cuanto una de vosotras empieza a actuar, las demás, sin
  • 20. 20 daros cuenta tal vez, seguís el camino trazado y lo completáis. Y si una de vosotras decidiera escapar a esa interrelación, entonces sí que las palabras tendrían un grave problema; entonces sí que nuestro país acabaría arruinado y sumido en un caos total y absoluto, poblado por pobres sombras, por pobres reflejos sin valor alguno, fantasmas de ideas vagando sin rumbo, sin objetivo y sin final.” Por un momento hubo un silencio profundo y denso. Las cuatro caras, por fin, se dieron cuenta de que eran cuatro caras pero tenían un centro común, una inteligencia en la que LA LENGUA había depositado las reglas del país de las palabras, reglas sin las que ni ellas ni las palabras producidas por ellas servirían para nada. Qué momento tan decisivo. ¡Y yo había sido testigo de todo! Si no hubiera intervenido LA LENGUA, posiblemente lo hubiera sido, pero de un cataclismo de límites insospechados, porque aquello tenía toda la pinta de haber acabado en motín ¿o no? ¿Había sido un ataque de locura?, ¿un descontrol momentáneo?, ¿un atentado para desestabilizar al país? Bufff. ¡Qué fuerte! Menos mal que LA LENGUA estaba
  • 21. 21 allí para controlar la situación. Además, según me dijeron, que LA LENGUA se dejara ver era muy raro, ya que lo habitual en el país de las palabras es que quien acude a todos los actos, incluso a los actos oficiales, no es LA LENGUA sino su representante oficial, EL HABLA. Aún no sé quién es EL HABLA; tampoco sé a qué se debe eso de la representación: me tengo que enterar. LA LENGUA me pareció el ser más extraordinario de todos los que había conocido hasta el momento: era al tiempo viejísima y jovencísima, muy madura y muy infantil, muy sabia y muy humilde, muy culta y muy familiar. Yo tenía la impresión de conocerla desde siempre, pero era como si la acabara de ver por primera vez, como si hasta el momento hubiera estado viendo un reflejo de ella y ahora la conociera en toda su realidad. Estando cerca de ella, yo tenía las ideas claras, claras, claras; y me parecía que podía hablar de todo y entender a todo el mundo y que todo el mundo me podía entender a mí. Todo estaba en orden. Me sentí muy a gusto estando cerca de LA LENGUA. La recordaré mientras viva.
  • 22. 22 ESQUEMA DE LA INTERRELACIÓN DE LAS CUATRO CARAS
  • 23. 23 UNOS EJEMPLOS QUE DEMUESTRAN QUE LAS CUATRO CARAS NO SE PUEDEN SEPARAR Tomemos la palabra mucho. Según y cómo, esa palabra a veces es una y a veces es otra. ¿Que no? Yo también me extrañé cuando me lo explicaron, pero es verdad; lo que ocurre es que una palabra por sí sola no muestra sus “secretos”: tiene que aparecer con otras para que se descubra su personalidad (o sus personalidades). Fíjate en la demostración que me hicieron y que te pongo a continuación. Sean los mensajes: a) Este año está lloviendo mucho. y b) En casa tengo mucho pan. Este año está lloviendo mucho. En casa tengo mucho pan.
  • 24. 24 Otros dos mensajes: c) El vino de Rioja es muy famoso. y d) Él vino de Madrid muy cansado.
  • 25. 25 ¡Con el follón que habían montado las cuatro caras y lo bueno que es colaborar! Menos mal que, cuando (gracias a la intervención de LA LENGUA) se dieron cuenta de la tontería, rectificaron y todo volvió a funcionar estupendamente. Por cierto ¿te has dado cuenta de que la palabra vino del ejemplo c es distinta a la del ejemplo d? Más adelante te comentaré algo de esto.
  • 26. 26 LO QUE SÉ DE LA REINA, SU PRIMER MINISTRO Y EL GOBIERNO Resulta que LA LENGUA es mucho más importante de lo que yo pensaba: LA LENGUA es la Reina del país de las palabras, y, claro está, una reina no va por ahí arreglando y deshaciendo líos (por eso será que siempre aparece EL HABLA en su lugar ¿no?); por otra parte, su país está muy bien organizado y ella, aunque pudiera parecer lo contrario, está constantemente atendiendo las necesidades de sus súbditos, eso sí, a través de los miembros del Gobierno. En el país de las palabras es la Reina la que lo controla todo, pero por medio de su Primer Ministro, que no hace nada sin contar con ella y que es el encargado material de la organización y la dirección general del país. Antes de seguir, te diré que el Gobierno en pleno y todos los habitantes están incondicionalmente al servicio de LA LENGUA y de la misión que tienen: que la comunicación sea completa, perfecta, eficaz. Todos ellos dicen que la suya es una misión universal. ¿Será para tanto?, digo yo.
  • 27. 27 El Primer Ministro es EL SISTEMA, pero, como su tarea es tan, tan inmensa, ha tenido que rodearse de los mejores colaboradores, de los mejores ministros, mejor dicho, ministras. (En el país de las palabras parece que manda el componente femenino ¿verdad?) EL SISTEMA está considerado por todos como el mejor colaborador de la Reina; él, cumpliendo escrupulosamente los deseos de Su Majestad, ha diseñado para ella la estructura perfecta y completa del país; no hay nada que escape al control; incluso las novedades de última hora, que se producen libre y espontáneamente, se incorporan pronto a alguna zona concreta de la organización; y se dictan procedimientos y reglamentos, aunque sean transitorios y de urgencia, para que formen parte de la globalidad en la que viven todos. Esto lo leí en una de las publicaciones a las que tuve acceso, pero, por lo que sé, más que hablar de globalidad, yo hablaría de múltiples esferas interconectadas, como sucede cuando se agita un agua jabonosa y se van formando burbujas, pompas de distintos tamaños, todas pegadas las unas a las otras, incluso unas dentro de las otras, y cuando alguna se rompe, las demás se
  • 28. 28 reorganizan y siempre hay algo que las une. ¿Me explico? ¿Me entiendes? Ante tarea tan enorme, EL SISTEMA lo ha organizado todo bajo cuatro sistemas interrelacionados, cada uno de los cuales se ocupa de cada una de las cuatro caras de las palabras; según digo, los Cuatro Sistemas del Sistema son: el Sistema Fónico, que se encarga de la expresión; el Sistema Morfológico, que se ocupa de la forma; el Sistema Sintáctico, que se centra en la función, y el Sistema Semántico que es aquel al que se le encomienda todo lo relativo a la significación de las palabras. No me extraña que el control se efectúe con este sistema cuatripartito, porque, cada vez que recuerdo aquella discusión que tuvieron las cuatro caras de las palabras, me imagino que un gobernante solo no podría con ellas: son muy poderosas y muy importantes las cuatro como para poder ser organizadas por uno sólo. Por si lo que he contado fuera poco, aún hay más. Ahí va:
  • 29. 29 Ya te he contado que LA LENGUA (salvo casos de una excepcionalidad absoluta) nunca se presenta ante los demás, sino que siempre está representada por EL HABLA. EL HABLA es la que hace que LA LENGUA tome cuerpo, tenga apariencia; porque LA LENGUA es intangible, impalpable, inmaterial, imperceptible, invisible... es la pura abstracción de una idea inmensa; es... La Gran Teoría. Esto me lo explicaron haciendo muchas reverencias y con un tono muy misterioso; y la verdad es que yo estaba con la boca abierta intentando entender qué me querían decir... Creo que todavía no lo entiendo del todo. Bueno. El caso es que EL HABLA es todo lo contrario de LA LENGUA: se puede ver, se puede oír, se puede incluso tocar; es La Gran Práctica. Dicen que no nos daríamos cuenta de que las palabras existen si no fuera por EL HABLA, porque gracias a ella las palabras se materializan: se pueden ver, se pueden oír y se pueden tocar (¿tú nunca has tocado una palabra?). El que se noten las palabras es muy importante, porque, si no fuera así, no sabríamos que alguien, en alguna parte, nos está comunicando algo, y viviríamos como seres
  • 30. 30 aislados, solitarios... y nos moriríamos... y no existiría nada de lo más nuestro... ¡Se me pone la carne de gallina nada más pensarlo! Lo que me pareció más alucinante es que LA LENGUA está siempre en todo, en todo, en todo lo que hace EL HABLA; yo me lo imagino como el aire que siempre tiene que pasar por un denso campo de naranjos y siempre queda impregnado del perfume del azahar y vaya donde vaya se sabe de dónde viene y lo va aromatizando todo a su paso... ¿Lo ves o no? Está claro ¿no? Vamos a ver. Estamos tratando asuntos de Estado. El gobierno de un país es siempre algo muy complejo porque de él depende que el país funcione o no; hay muchos detalles que considerar. Entiendo que esto cueste; bueno, a mí me costó un montón comprenderlo todo. EL HABLA conoce muy bien todo lo que manda EL SISTEMA; sabe muy bien que no es conveniente para nada ni para nadie que se alteren las pautas trazadas; sabe muy bien que el respeto a LA LENGUA es lo más conveniente, y también sabe que, aunque parezca todo muy estricto y muy inamovible, hay muchas posibilidades de actuación, sobre todo
  • 31. 31 cuando se dispone de una gran competencia, de un gran conocimiento de esas posibilidades, que, efectivamente, son muchas y muy variadas y que permiten que se cumpla la gran misión que tienen todos en el país de las palabras: la comunicación efectiva y eficaz. Lo malo es que de vez en cuando se entrometen los saboteadores y las cosas se estropean; cuando ocurre algún desaguisado de este tipo, han de intervenir LOS GUARDIANES DE LA LENGUA, o sea, LOS GERENTES DE GOBERNACIÓN. Ya te contaré lo que sé de ellos. Como iba diciendo, EL SISTEMA lo tienen todo organizado y controlado gracias a las REGLAS que dicta: las REGLAS de la expresión, de la forma, de la función y de la significación. Realmente, EL SISTEMA no trabaja solo; está asesorado por EL CONSEJO SUPREMO DEL SISTEMA, formado por LAS ILUSTRES MAESTRAS (las Ministras): LA FONOLOGÍA y LA FONÉTICA (que siempre van juntas), LA MORFOLOGÍA y LA SINTAXIS (que se fusionan y colaboran estrechamente bajo el nombre de Morfosintaxis), y LA SEMÁNTICA. Todas ellas son grandes expertas en su
  • 32. 32 materia: saben muy bien lo que se llevan entre manos y no se cansan de explicárselo a todo el que lo quiera saber por medio de las publicaciones que edita EL CONSEJO SUPREMO DEL SISTEMA. Yo he tenido la oportunidad de conocer estas publicaciones y la verdad es que me han enseñado mucho. LA FONOLOGÍA y LA FONÉTICA son las que mejor conocen a la expresión de las palabras. LA FONOLOGÍA es la encargada de estudiar, analizar y describir los sonidos de las palabras, según los quiere LA LENGUA, antes de que sean perceptibles, antes de que nazcan. Puede resultar extraño, pero sí, sí: los sonidos están todos recogiditos, esperando que alguien los necesite... y entonces nacen, y cada sonido nace con sus peculiaridades y dispuesto a cumplir con su parte; sí: así es. Y cuando los sonidos han nacido, LA FONOLOGÍA le pasa la faena a LA FONÉTICA, que es la encargada de controlar si suenan como deben sonar, si se pronuncian según corresponde, porque, si no, EL HABLA los notaría como extraños y pudiera ser que no los aceptara, que los rechazara como si fueran virus o bacterias: se generarían anticuerpos, como si se estuviera combatiendo una
  • 33. 33 enfermedad, para que no se genere una epidemia o algo así, digo yo. Entre LA MORFOLOGÍA y LA SINTAXIS se organiza todo el entorno laboral del país, toda la jerarquía y la estructura funcional de la gran empresa en la que trabajan todas las palabras; LA MORFOLOGÍA se encarga de observar, de clasificar y de seleccionar a las palabras según su forma y las prepara para que desempeñen bien sus respectivos trabajos; esto último lo hace en colaboración con LA SINTAXIS, que es la responsable de asignar la función que le toca a cada categoría laboral. Por cierto, te diré que yo también entré en contacto con las palabras como personal laboral, y te puedo asegurar que son gente muy capaz y muy preparada para trabajar muy bien en su profesión. A LA SEMÁNTICA le corresponde ocuparse de la significación de las palabras, porque, además de sonar como deben y de trabajar según se les ha encomendado, muy bien cohesionadas, cuando se juntan unas con otras, han de resultar coherentes, es decir, han de tener pleno sentido y han de dárselo al grupo en el que se encuentran; si no hubiera
  • 34. 34 coherencia se produciría un disparate tras otro y no habría quien se aclarara. EL CONSEJO SUPREMO DEL SISTEMA está siempre alerta para que todo vaya como debe ir, pero, cuando algo se altera, cuando hay algún fallo, no son sus miembros los que actúan directamente sino sus GERENTES DE GOBERNACIÓN: LA NORMATIVA y LA MÉTRICA.
  • 35. 35 LA NORMATIVA se encarga de dictar las REGLAS DE USO y de avisar de las infracciones que se pueden cometer; lo hace según dos posibilidades: según las palabras se muestren gráficamente, esto es, planas, o se muestren acústicamente, esto es, envolventes. (Ya te hablé de esta peculiaridad tan asombrosa de las palabras ¿verdad?) Como te digo, según esas dos posibilidades, LA NORMATIVA dictamina lo que está bien y lo que está mal y así todo el mundo sabe a qué atenerse y cómo actuar frente a las posibles dudas; esto de las dudas se debe a que EL SISTEMA efectivamente lo tiene todo controlado, pero, después de tanto tiempo como es el que las palabras llevan trabajando, hay que estar siempre haciendo ajustes y prestando atención a los cambios (que en toda evolución son inevitables) y a las múltiples posibilidades que se ofrecen cuando son tantas las palabras y tantas las oraciones gramaticales que se producen a diario en la factoría en la que trabajan. LA NORMATIVA tampoco se ocupa ella sola de los asuntos que le han encomendado, entre otras cosas porque, como las palabras pueden presentarse como planas o como tridimensionales, hay que contemplar estas dos posibilidades.
  • 36. 36 La presentación plana, es decir, cuando se dibujan o se pintan (se escriben, dicen ellas) le concierne a LA ORTOGRAFÍA. LA ORTOGRAFÍA es la controladora del aspecto gráfico que se le ha de dar a cada sonido cuando se plasma de manera visual. Me explico: las palabras suenan porque tienen sonidos (normal ¿no?), pero esos sonidos se pueden dibujar; cuando los sonidos se dibujan se llaman letras, y, como cada palabra tiene unos sonidos, las palabras se dibujan trocito a trocito; estos dibujitos han de ser siempre los que le tocan a cada palabra (porque, si no, no se reconocerían de una vez para otra). Hasta aquí no debería haber problemas: a cada sonido le corresponde un dibujito, una letra... pero no; el problema viene porque a veces hay sonidos que se pueden dibujar de varias maneras (según la historia de la palabra, según alguna moda, según los otros sonidos de la palabra...); además hay letras que suenan de distinta manera dependiendo de las otras letras con las que se juntan; incluso hay letras que no suenan... De todo esto me enteré yo cuando fui a casa de la expresión, casa en la que vi muchísimas fotografías (muchas de ellas dedicadas cariñosamente) de LA FONÉTICA y de LA FONOLOGÍA. Lógico ¿a que sí?
  • 37. 37 LA ORTOGRAFÍA determina las letras que lleva cada palabra, y las marcas que llevan algunas letras en algunas palabras, y las marcas con las que se separan a veces los grupos de palabras... (tiene mucha faena); pero no es ella la encargada del diseño: todo esto es competencia de una gran artista de las artes gráficas: LA CALIGRAFÍA. Dicen por aquí que LA CALIGRAFÍA es muy vieja; de hecho, en muchos museos que tienen las palabras, hay muestras antiquísimas de palabras dibujadas (o escritas) sobre muy diversos materiales y con muy diversas técnicas; sobre todo, dicen que lo fundamental fue un invento, al que llaman la imprenta, que supuso una verdadera revolución en el trabajo de las palabras; realmente, esto del dibujo de las palabras, propiamente, de lo que llaman la escritura, incluso, incluso es tan importante que ha servido para separar lo que se llama Prehistoria de lo que se llama Historia (qué cosas ¿eh?). LA CALIGRAFÍA ha diseñado el abecedario (o alfabeto), es decir, el listado de las letras que corresponden a los sonidos; en los museos, en los archivos y en las bibliotecas del país de las palabras he visto muchos tipos de estos abecedarios y los múltiples usos que han tenido. Ya te lo contaré otro rato.
  • 38. 38 Pues bien: como te decía, las palabras tienen una presentación más o menos plana, y tienen otra presentación tridimensional, envolvente, esto es, cuando suenan. De la presentación sonora también hay alguien que se ocupa: LA ORTOLOGÍA. De LA ORTOLOGÍA (y de las otras dos, LA CALIGRAFÍA y LA ORTOGRAFÍA) también supe mucho en mi visita a la casa de la expresión. La labor de LA ORTOLOGÍA consiste en avisar de si las palabras se pronuncian bien o mal, y, claro está, su trabajo depende de LA FONÉTICA y de LA FONOLOGÍA, sobre todo de LA FONÉTICA. Todas estas delegadas de LA NORMATIVA van siempre acompañando a la representante oficial de LA LENGUA, EL HABLA. LA NORMATIVA (según te he dicho) es una de las dos GERENTES DE GOBERNACIÓN, digamos que es la principal, la que más manda, vamos; la otra es LA MÉTRICA. LA MÉTRICA es la específica de los artistas (de algún tipo de artistas). Yo no sé si tú esto ya lo sabías, pero las palabras son fundamentales e imprescindibles para los llamados artistas de la palabra, y especialmente (y contando
  • 39. 39 con LA MÉTRICA) de los que se llaman poetas o versificadores. (Me encontré con muchos artistas de estos visitando el país; bueno, en realidad, allí había de todo.) LA MÉTRICA también está muy relacionada con la expresión de las palabras, y se la ve siempre controlando, tomando medidas, contando y recontando que si sonidos, que si sílabas, que si acentos, que si pausas... Ahora que lo pienso: ¿te he hablado de las sílabas, los acentos, las pausas...? Es que, con el viaje que he hecho, con la de cosas que he visto y con todo lo que he aprendido... se me amontona la faena, vaya. Todo lo que tiene que ver con los sonidos y sus variantes y sus efectos me lo explicó la expresión. Pasa página y te lo cuento. Un momento, por favor, antes de que sigas: ya que estamos en los asuntos del Gobierno, te diré que toda esta organización, toda esta reglamentación está recopilada en múltiples y diversos documentos que, en general, le dan forma a la LEY SUPREMA DEL PAÍS DE LAS PALABRAS: EL CÓDIGO LINGÜÍSTICO. Ahora sí, gracias: ya puedes pasar hoja si quieres.
  • 40. 40 EN CASA DE LA EXPRESIÓN Como la expresión me había dado la oportunidad de saber más de ella y de sus 24 hijos, no desaproveché la ocasión y una mañana me planté en su casa. Fui por la mañana por si, de paso, me invitaban a comer... No, no creas que lo hice por “gorronear”: lo hice porque me picaba la curiosidad... ¿Qué se comerá en el país de las palabras? La casa de la expresión es muy ... ¿cómo diría? ... ¿fisiológica? ... ¿corporal? ... Había mucho movimiento, y soplaba mucho viento... aunque también había mucho silencio de vez en cuando ... y humedad... No sé por qué pero me acordaba mucho de las historias de Jonás y de Pinocho en el vientre de la ballena, al menos como yo me las he imaginado siempre. También me acordaba de aquella película del Viaje alucinante, en que unos científicos, reducidos a tamaño microscópico, eran introducidos en el cuerpo de un señor para operarle el cerebro desde dentro. Además, allí también pude ver una especie de habitación mecánica, con unas piezas más o menos rígidas que agarraban “cosas” que se movían mucho y manchaban...
  • 41. 41 De todos modos, a la expresión no le interesaba nada explicarme si su casa era así o asá; decía que todo dependía de la Evolución y de la Historia, que eso no era cosa suya, que ella no había elegido la casa. A ella lo que le interesaba era que a mí me quedara claro que ella es una verdadera personalidad en el país de las palabras, y que si está unida a las otras tres es porque así lo manda EL SISTEMA y es bueno para el funcionamiento del país. Yo creo que algo de razón sí tiene, porque pude comprobar que alguna vez se ponía en plan libre, iba por su cuenta y resultaban efectos muy graciosos y muy locos. La expresión me dijo que me iba a hablar de los sonidos, las sílabas, el acento, la entonación, las pausas... hasta de los periodos rítmicos, de los versos, de las licencias métricas... También me hablaría de sus relaciones con LA NORMATIVA... Yo pensé que (además de eso) me tendría que invitar no sólo a comer sino también a cenar... y a desayunar al día siguiente... Me esperaba una buena cantidad de información, desde luego. ¡Me encantó la perspectiva! Lo malo es que yo no llevaba ninguna grabadora... Menos mal que nunca me separo de mi bloc de notas, porque, si no...
  • 42. 42 A lo que vamos. Empezamos por los sonidos. Me dijo la expresión que los sonidos son pura energía que te hace cosquillas en los oídos, y se llaman sonidos si están organizados y controlados, porque, si no, no son sonidos: son ruidos, y a la expresión no le interesan los ruidos, le interesan los sonidos. En general, el sonido es una energía que se caracteriza por cuatro rasgos: intensidad o magnitud (diferencia los sonidos en fuertes y débiles), tono o altura (hace que los sonidos sean graves y agudos), timbre o distinción (cada sonido tiene su rasgo diferenciador) y cantidad o duración (permite medir los sonidos como largos o breves). De la intensidad depende el acento y los grupos de intensidad; del tono dependen las pausas, los grupos fónicos y las líneas tonales; del timbre, los rasgos distintivos de todos y cada uno de los fonemas, y la cantidad determina la medida de los grupos fónicos en sílabas. Todas estas peculiaridades le interesan mucho a LA MÉTRICA (y a la gente que quiere hacer versos o cantar). Ya te hablaré más de todo esto cuando te cuente cómo se diferencia la Prosa de la Poesía. Por ahora, sigo con las
  • 43. 43 explicaciones que la expresión me dio de sus hijos, de los sonidos. Los sonidos, antes de nacer, se llaman fonemas y los ha diseñado LA LENGUA; en cuanto nacen pasan a llamarse simplemente sonidos, o alófonos si se consideran como las posibles variaciones que EL HABLA autoriza, porque, desde luego, en cuanto nacen, es EL HABLA quien los controla; además, aunque se permitan variantes, esas variantes no se pueden alejar mucho del diseño que les ha dado LA LENGUA, porque, si fueran muy diferentes de ese modelo, resultarían extraños y EL SISTEMA no los reconocería como componentes legales y serían rechazados por todos, se les trataría como seres de otro planeta o algo así. A pesar de todo, si no se alejan rotundamente de la idea que lleva LA LENGUA, EL HABLA admite muchas variaciones. Me resultó muy curioso a mí esto de que antes de nacer sean fonemas y luego ya sean sonidos, pero, en realidad, es lógico, porque antes de nacer son pura idea, pura abstracción de lo que podrán llegar a ser al nacer. Y otra cosa curiosa: el nacimiento de los sonidos se llama pronunciación, es decir, que se pronuncian y ya está: ya han nacido, ya son materia
  • 44. 44 energética acústica que sale disparada en todas direcciones y que se puede oír. Y mi asombro no se paró ahí, porque resulta que los sonidos tienen dos modos de nacer: uno es la pronunciación (como ya he dicho) y el otro es la escritura; con la escritura no salen disparados, sino que se quedan fijados en algún material en el que se han trazado con algún tipo de pintura o de tinta, o se han grabado o tallado... Así se quedan paralizados, como materia gráfica que se puede ver y hasta tocar, aunque dicen por aquí que los sonidos pronunciados (no escritos) también se pueden quedar “atrapados” si se emplean máquinas que los registran y los fijan y luego se pueden reproducir y pueden ser escuchados muchas veces... ¡Esto es genial! Y otro dato: la expresión también se puede manifestar a base de gestos. Y, por si faltaba algo, lo más alucinante es que los sonidos, pronunciados, escritos o gesticulados convenientemente, según dictan las responsables de LOS SISTEMAS DEL SISTEMA, hacen que ¡también nazcan las ideas! Lo que te digo: fabuloso. Como te puedes imaginar, la expresión hablaba y hablaba y hablaba... es lo suyo, evidentemente. Y yo, como
  • 45. 45 podía, iba siguiendo muy atentamente todo lo que me decía. Pero no me decía nada de comer... y yo tenía un hambre... Bueno, pues eso: seguimos. La expresión me dijo que LA LENGUA le autorizaba a tener 24 fonemas, que luego se manifestaban, es decir, se pronunciaban, se escribían o se gesticulaban con muchas variantes, porque EL HABLA es un poco más liberal y comprende que los sonidos van de boca en boca y de mano en mano y, claro está, no se puede ser tan estricto y tan uniforme; de hecho, para escribir los sonidos hay disponibles 28 letras más o menos (incluyendo unos tipos que se llaman dígrafos), y, además, LA CALIGRAFÍA permite que las letras tengan distintos modelos si no se alejan demasiado de lo que tiene marcado LA LENGUA, claro. Te voy a contar ahora lo que me dijo de los 24 fonemas, que son los que mandan. Los 24 fonemas son los que mandan porque son considerados como la base: son los llamados elementos fónicos segmentales; esto ¿qué quiere decir?, pues que se distinguen los unos de los otros y se pueden separar, juntar, combinar y recombinar tantas veces como haga falta; y no se necesita
  • 46. 46 contar más que con esos 24 fonemas para que se produzcan las palabras, en principio pronunciadas, luego ya, si hace falta, se pueden escribir o presentar con gestos. Los 24 fonemas no forman un bloque único, sino que se dividen en dos grupos: los vocálicos y los consonánticos; como letras, es lo que se llaman vocales y consonantes: las puedes ver todas en un listado conocido como abecedario (según el latín) o alfabeto (según el griego) y que yo sé que tú ya conoces. Los fonemas vocálicos son 5, y se llaman así, vocálicos, debido a que son la base de la voz, con “uve”; no de la boca, con “be” (te he dado el nombre de dos letras de las que se usan para nombrar las que representan a los fonemas, a un fonema, por cierto, en este caso). Los fonemas vocálicos se caracterizan porque, al pronunciarlos, el aire sale, se mueve, corre sin problemas, sin obstáculos, y, además, por sí solos son capaces de formar una palabra (o una sílaba). Creo que tengo que hacerte un par de precisiones. Primera precisión: Cuando digo que el aire sale, es que el aire está guardado en una especie de saco con dos bolsas que funcionan como
  • 47. 47 fuelles que van tomando y soltando aire: ¿te has fijado en cómo funciona una gaita?, pues... algo así; el aire sale, pero a través de una serie de conductos y modulándose debido a roces, presiones, direcciones que se han de controlar para que se transforme en un sonido determinado. Segunda precisión: Eso que se llama sílaba es un bloque de pronunciación, una unidad de pronunciación que puede estar formada por un solo sonido o por varios, pero siempre con, al menos, una vocal, un fonema o sonido vocálico (por eso decía que las vocales son la base de la voz). Los 5 fonemas vocálicos están representados con las 5 letras vocales, que se llaman “A, E, I, O, U” (con el formato de las llamadas mayúsculas; el formato de las minúsculas es “a, e, i, o, u”; están todas, junto con las letras consonantes, en el abecedario o alfabeto). Cuando se pronuncian, siempre se ponen a vibrar unas cuerdecitas (que también se llaman vocales) y que hacen que esas 5 letras vocales se clasifiquen como fonemas sonoros (te parecerá raro, pero hay otros fonemas que son sordos, y no es porque no oigan, sino porque las cuerdas vocales no vibran). Además de lo que te digo de las
  • 48. 48 cuerdas vocales, al pronunciar las vocales, el aire sale por la boca (no por la nariz) y por eso se dice que son sonidos orales (oral se refiere a la boca, pero dicho en plan cultista, por el latín... Te tengo que hablar del latín; es muy interesante también). Las 5 vocales coinciden en que son sonoras y orales, pero se diferencian entre sí por lo que se llama el punto de articulación del sonido (lugar donde se produce el sonido) y el modo de articulación del sonido (mayor o menor abertura). Te lo voy a mostrar con un esquemita que me facilitó la expresión: Después de presentarme a estos 5 fonemas vocálicos (con sus correspondientes sonidos y letras), la expresión me presentó a sus otros 19 hijos: los 19 fonemas consonánticos.
  • 49. 49 Los consonánticos se llaman así porque necesitan sonar con otros (“consonar”), necesitan sonar con los vocálicos para formar palabra o sílaba (se llevan muy bien entre sí); otro detalle característico de estos consonánticos es que el aire, al salir, va encontrando muchos obstáculos, pero eso es bueno porque así se pueden diferenciar y ofrecen muchas posibilidades de pronunciación y de diferenciación de las palabras. La expresión también tiene a estos 19 consonánticos muy bien enseñados y organizados, aunque, de vez en cuando, tiene que discutir un tanto con LA ORTOGRAFÍA, porque resulta que, a diferencia de lo que ocurre con los 5 vocálicos y sus 5 vocales, algunos consonánticos están representados por varias letras consonantes, y, además, hay letras que unas veces representan a un fonema y otras veces a otro; incluso hay letras que no se refieren a ningún fonema... Esto es motivo de líos gordos en ocasiones. Ya te contaré cosas de estas más adelante. Ahora, para no extenderme mucho, y porque está muy claro, te presento el esquema organizativo que me proporcionó la expresión de sus hijos consonánticos:
  • 50. 50 (Estas letras siempre aparecen con el formato reducido, en plan minúsculas, y entre / / porque representan fonemas.) En esta tabla se representan los fonemas como lo que son, como ideas de los sonidos (según manda LA LENGUA) que luego pasan a ser materia física (según determina EL HABLA) porque se les da “cuerpo” de manera acústica, gráfica o con gestos... o como sea. Ya imagino que te habrás dado cuenta de que en esta tabla hay unas letras raras; lo que ocurre es que son letras fonológicas, es decir, unas letras ideales, unas letras modelo, que representan a los fonemas y que usa LA FONOLOGÍA; LA FONÉTICA también tiene las suyas, que son parecidas,
  • 51. 51 pero mucho más abundantes porque representan a los fonemas cuando se pronuncian como sonidos, y ya he dicho que se presentan muchas variantes de pronunciación. Para escribir normalmente, se usan las que están oficialmente registradas en el abecedario o alfabeto (controladas por LA ORTOGRAFÍA y LA CALIGRAFÍA), aunque también hay otras posibilidades: la expresión de los sonidos se puede presentar por medio de puntos en realce, banderas, colores, luces, pititos largos y breves o incluso nubecillas de humo (qué de inventos ¿eh?). Por si tienes alguna duda (que no creo) te pongo aquí el abecedario (alfabeto) completo: me lo dio la expresión para que lo guardara como recuerdo de mi viaje. Me dieron tantas cosas las cuatro caras de las palabras... Desde luego, no las podré olvidar jamás. Lo conservo todo con una gratitud enorme. Bueno. En la siguiente página, el listado completo de las letras, MAYÚSCULAS y minúsculas (incluyendo los dígrafos “ch” y “ll” y la letra “w”) con los nombres de las consonantes:
  • 52. 52 La expresión también me dio unas tablas en las que se ve la relación de las letras consonánticas fonológicas y las ortográficas; te las pongo también: hay cosas curiosas (que son, además, las que hacen que se puedan cometer errores) como escribir con hache (h), cuando no suena, o usar la u sin que suene para que la ge tenga sonido suave (gue), o tener que poner dos puntitos (diéresis) sobre la u precisamente para que suene (güe), o emplear la equis (x) para tres pronunciaciones... Ella dice que eso son cosas de LA ORTOGRAFÍA, de la Historia... A mí lo que me parece es que aún me queda mucho por saber. Tengo que seguir. Siguiendo, las tablas: A a, B b - be, C c - ce, (CH, ch - che), D d de, E e, F f - efe, G g - ge, H h - hache, I i, J j - jota, K k - ca, L l - ele, (LL, ll - elle), M m - eme, N n - ene, Ñ ñ - eñe, O o, P p - pe, Q q - cu, R r - erre, S s - ese, T t - te, U u,V v - uve, (W w - uve doble), X x - equis, Y y - i griega, Z z - ceta
  • 53. 53
  • 54. 54
  • 55. 55 “Ahora recoge la ceniza que ha caído y cierra la ventana.” según LA FONOLOGÍA quedaría así: /aóra řekóxe la enía ke a kaído i iéřa la bentána/ Gracioso ¿no? Pues las curiosidades no se paran ahí. Te has fijado en unas rayitas que están encima de algunas letras (vocales) cuando se escriben ¿verdad? Pues ahora te hablo de esas rayitas y de más cosas. Por lo que te decía, LA EXPRESIÓN también me contó que sus 24 hijos fonemas, a los que se les llama en general elementos fónicos segmentales, gustan de “arreglarse” con
  • 56. 56 pequeños retoques que les hacen aparecer un poco distintos, pero no lo hacen por coquetería o por chulería sino porque con esos retoques aún pueden manifestar más matices, más precisiones, más ideas en definitiva. A esos “arreglitos” con que se retocan los segmentales se les llama suprasegmentales, y eso porque no pueden existir por sí solos: se acoplan siempre a los segmentales y les quedan muy bien. Los elementos fónicos suprasegmentales son dos y se llaman acento y entonación. ¿Te acuerdas de lo que te dije de los cuatro formantes del sonido: intensidad, tono, timbre y cantidad?, bueno; pues, precisamente gracias a la intensidad, existe el acento, que es un refuerzo de la intensidad media que tiene normalmente un sonido, y con el acento tiene más intensidad, se hace más fuerte, vamos, es más potente. El acento sólo lo pueden llevar las vocales, que pasan a ser tónicas (si no, son átonas). En general, me dijeron que todas las palabras tienen un determinado acento, pero, luego, cuando se juntan unas con otras, algunas palabras lo pierden y pasan a ser palabras átonas y se apoyan en otra palabra que no lo pierde, que lo conserva, y forman un grupo, un grupo de intensidad, lo cual es
  • 57. 57 fundamental para LA POESÍA, porque así se forman los llamados periodos rítmicos, y en LA POESÍA es muy importante esto del ritmo. Luego te cuento. Independientemente de si la palabra pierde o no pierde su acento por ir con otras, cada una lleva el acento en una sílaba o en otra dependiendo de su última letra, y así las palabras pueden ser agudas, llanas, esdrújulas y sobresdrújulas; en plan “técnico” se pueden llamar oxítonas, paroxítonas, proparoxítonas y superproparoxítonas (¡vaya con los nombrecitos!). Antes de seguir, te aviso de un detalle que a mí me llamó mucho la atención: el acento siempre se puede oír, pero a veces se ve y a veces no se ve (¡¿...?!). Puede parecer raro, pero no te olvides de que los sonidos se pueden manifestar de modo oral y de modo escrito, y a veces en la escritura se usan unos signos, unas marcas gráficas que hacen que los sonidos se pronuncien de una manera o de otra, con retoques o sin ellos. Estos retoques gráficos, en el caso del acento se llaman tildes. Cuando te hable de la entonación te diré algo de los llamados signos de puntuación y de expresión.
  • 58. 58 Fíjate en lo que te pongo a continuación: En estas tablas están las normas generales, pero después hay más: están las de los diptongos, los hiatos, las palabras compuestas, las de la tilde diacrítica... ¡Vaya tela! Sí: hay mucho, pero es normal... Las palabras son más especiales de
  • 59. 59 lo que puede parecer a simple vista, y son tan especiales porque representan IDEAS. Ahí es nada. Sigo ahora con el otro retoque de los elementos fónicos segmentales, sigo con la entonación. La entonación depende de otro de los cuatro formantes del sonido: depende del tono. La entonación es muy melodiosa, incluso musical. A veces se nota más, a veces se nota menos, pero las palabras, al ser expresadas, sobre todo oralmente, siempre tienen una musiquilla que permite que se llegue incluso a cantar, cantar de verdad; sin llegar a la canción, la melodía que tienen las palabras, eso sí, cuando se juntan varias, hace que se produzcan unas u otras ideas o que se puedan matizar las ideas. Con la entonación se sabe si ha acabado o no una oración gramatical, y se sabe cuántas partes la forman, y si es una afirmación o una pregunta o una exclamación, y se pueden componer versos... Es muy importante la entonación. La entonación, además, permite que se pueda respirar al tiempo de hablar, es decir, que no haya ahogos y que al mismo tiempo se organicen y se expresen bien las ideas. Lo que digo de poder respirar es porque las oraciones, si son un poco
  • 60. 60 largas, se han de fraccionar, y se fraccionan en lo que se llaman grupos fónicos, esto es, bloques de palabras que se pronuncian entre dos pausas, dos silencios, dos paraditas más o menos breves que se hacen entre bloque y bloque. Es verdad que los grupos fónicos dependen de la entonación, o sea, de la expresión, pero han de respetar lo que digan la forma y la función por un lado y la significación por otro, porque los grupos fónicos han de coincidir con los grupos morfosintácticos y con los grupos significativos, y esto ha de ser así porque las palabras son cabezas con cuatro caras (ya lo he comentado varias veces) y las cuatro han de actuar al unísono: ninguna puede ir por libre o se armarían líos y líos y no habría modo de aclararse. Para seccionar bien una oración en los grupos fónicos que le tocan, hay que tener en cuenta unas pautas generales que dicta LA NORMATIVA junto a LA FONÉTICA y LA FONOLOGÍA, LA MORFOLOGÍA, LA SINTAXIS y LA SEMÁNTICA. Parece que aquí mandan todas a la vez; pues, sí: así es, pero, realmente, todas están mandando siempre en todo y a la vez; lo que pasa es que para cada ocasión hay una que toma la voz cantante y las otras le hacen el coro, y, si no
  • 61. 61 estuvieran bien acopladas... ¡no veas qué de distorsiones, qué de gallos se escaparían! En eso de la separación es en lo que se emplean en la escritura unas marquitas gráficas que se llaman signos de puntuación y de expresión y que hacen que en la pronunciación se produzcan (o no) más o menos pausas y en qué determinados lugares se han de producir. Luego te lo cuento. La entonación (para que se vea si hace falta) se puede dibujar como una línea con tres partes o ramas: una rama inicial, una central y otra final. La rama inicial va desde el silencio inicial hasta el primer acento del primer grupo de intensidad; la rama central, en la que se mantiene el tono medio de la oración, acaba en el último acento del último grupo de intensidad, y la rama final, que tiene nombre propio (se llama tonema), hace que el tono baje más o menos según acabe la oración o no, o se haga una pregunta, o haya una suspensión... Lo de los grupos de intensidad se refiere a lo que te decía antes de que las palabras pierden o no su acento propio; en general, las palabras que pierden su acento son palabras que tienen menor valor significativo por sí mismas, palabras que van como modificadores acompañando a su núcleo, que es el
  • 62. 62 que manda (aunque hay que tener en cuenta también la cantidad de palabras que se pueden juntar en un grupo, claro). Unas pequeñas muestras de “simulacros” de pronunciación posible: dileatuermáno quesevayaalastación tedejadoel.líbroenlamésa Evidentemente, se trata de una pronunciación rápida y tal vez descuidada; en una pronunciación más cuidada, incluso por motivos de intención expresiva, se pueden hacer más pausas y pronunciar todos los sonidos, o recalcarlos con más o menos énfasis; por cierto, esto de la pronunciación por bloques, cuando se está aprendiendo a escribir, hace que se escriban las palabras sin separación, tal y como se pronuncia el bloque: hay que tener cuidado, porque no se escribe igual que se pronuncia. Eso se aprende con el tiempo, y fijándose, y leyendo mucho y bueno. Volviendo a la entonación, las pausas y los grupos fónicos. En general, se puede decir que entre el grupo del sujeto y el grupo del predicado hay que hacer una pausa, y no se puede hacer mezclando elementos del sujeto con elementos del
  • 63. 63 predicado; tampoco se puede hacer una pausa entre el enlace y el término, ni entre el modificador y el núcleo... Te lo estoy contando de una manera muy rápida, y esto hay que matizarlo mucho, pero es que te quiero contar muchas más cosas de las palabras. Lo que sí puedo hacer es darte una relación de publicaciones sobre todo esto (y más) que están al alcance de cualquiera que se interese por todos los asuntos de las palabras. Su país está lleno. Ya verás por qué. Antes de que se me olvide: los elementos fónicos, los segmentales y los suprasegmentales, son importantísimos para poner de manifiesto las emociones, los sentimientos, porque con ellos se puede mostrar alegría, pena, miedo, desilusión, temor... También son importantísimos para diferenciar LA PROSA de LA POESÍA. LA PROSA y LA POESÍA son los dos desarrollos fónicos con que se pueden expresar las palabras al hablar. Con el desarrollo en PROSA no hay que tener cuidado ni con el número de sílabas, ni con la distribución de los acentos, ni con las pausas, ni con las coincidencias de sonidos, ni con nada: simplemente se habla, se habla y ya está. Y de ese modo, el resultado es una expresión sin ritmo. Con LA POESÍA sí que
  • 64. 64 hay que ir midiendo y contando, distribuyendo, equilibrando, repitiendo elementos fónicos precisamente para que haya ritmo. Para el desarrollo en PROSA, la expresión sólo necesita contar con LA NORMATIVA (y con Los cuatro Sistemas del Sistema, claro), pero, para el desarrollo en POESÍA, ha de contar con LA MÉTRICA. LA MÉTRICA es la que establece las normas que hay que seguir para componer versos (esto si se quiere, y con más o menos obligación, porque ahora estamos en el campo del Arte). Los versos son grupos de unas pocas palabras (normalmente no muchas) que al relacionarse con otros producen ritmo. ¿Cómo? Pues, en primer lugar hay que procurar que cada verso sea un grupo fónico, es decir, que se pronuncie (se recite, más bien) entre dos pausas; en segundo lugar, es conveniente que los versos de toda la composición, que se llama poema, tengan más o menos el mismo número de sílabas, o estén distribuidas según un esquema métrico por estrofas (las estrofas son grupos de versos que forman toda la composición); también es muy conveniente que los acentos estén repartidos más o menos por igual de un verso a otro y a
  • 65. 65 todos; otra cosa que también es útil es que los finales de los versos, desde el último acento de intensidad, tengan aproximadamente o idénticamente los mismos sonidos, o las vocales, o las consonantes... pero que se note que hay repeticiones equilibradas, vamos, que eso da mucho ritmo. Por si te ha interesado esto de hacer versos, te diré que tendrías que ir enterándote de cuáles son las reglas de LA MÉTRICA: las reglas del acento, de la sinalefa y de las licencias métricas diéresis y sinéresis; también convendría que le echaras un vistazo a los esquemas métricos que se han ido inventando a lo largo del tiempo, y de las modas y modos que ha habido en torno a todo esto. En todo caso, más adelante te contaré lo que sé yo de esto, que, por ahora no es mucho, pero... menos da una piedra. De todos modos, según me han dicho por aquí, para hacer POESÍA no es imprescindible respetar a rajatabla las normas de LA MÉTRICA: lo que realmente hace falta es que haya emoción, sentimiento, vivencias y sinceridad, que es lo que hace que se difunda esa vibración anímica con la que se conectan las almas, los espíritus, las voluntades... y se pueda llegar a la esencia de LA LÍRICA.
  • 66. 66 ¿Te he hablado de LA LÍRICA? Creo que no; bien; no importa: si tú tienes tiempo, yo tengo tiempo. Pero ahora no; ahora me voy a comer. En esta casa no parece que haya comida... y yo necesito comer. Ya le he dicho a la expresión que tengo que volver otro día para que me siga contando cosas de lo suyo: me ha resultado todo interesantísimo... ¿Y a ti?
  • 67. 67 EL TRABAJO DE LAS PALABRAS Después del aquel follón que montaron las cuatro caras de las palabras, yo había seguido con las visitas propias de mi viaje por su país, y me acordé de que la función había hablado de una empresa en la que trabajaban las palabras: indagué, pedí los permisos pertinentes a LA MORFOLOGÍA y a LA SINTAXIS y conseguí entrar en ella y conocerla por dentro. Ya sabemos que, según esa cara suya que se llama función (que es tan amiga de la forma), las palabras pueden trabajar, y, de hecho, no se cansan ni se quejan de trabajar; ni siquiera se quejan de hacer siempre el mismo trabajo, es decir, que a cada palabra, según la forma que tiene, le toca un trabajo fijo, le toca cumplir con una función que siempre es la misma (salvo porque algunas, a veces, disfrutan de un permiso especial llamado metábasis y pueden cambiar de papel). Efectivamente, todas las palabras trabajan en una única y gran empresa nacional llamada EL MENSAJE LINGÜÍSTICO (¡vaya nombre para una empresa! ¿no?).
  • 68. 68 La empresa en la que trabajan tiene un único objetivo: producir oraciones gramaticales. Las oraciones gramaticales son revestimientos con que se recubren las ideas para que estas se puedan notar, porque las ideas (que, por cierto, viven con las palabras) son como fantasmas: van pululando por todas partes pasando desapercibidas, y, para que se puedan captar, han de ser revestidas con algo, o sea, que las ideas se han de vestir con palabras de modo semejante a lo que hace un fantasma cuando se pone una sábana encima para que se note que está ahí. Producir esos revestimientos de los que hablo es una tarea que exige una gran especialización, y por eso cada palabra sabe cumplir muy bien con la parte de la faena que le toca y que, al final, sale bien porque todas han colaborado para que así sea, aunque de vez en cuando entran en acción los saboteadores y… ya se sabe lo que pasa cuando hay un sabotaje. Ya te hablaré de algunos sabotajes famosos. Como digo, todas y cada una de las palabras, desde las más sencillas hasta las más aparatosas, son expertas en su materia y de ninguna de ellas se puede prescindir. A continuación, te presento el listado general de las categorías
  • 69. 69 laborales de la empresa y los puestos de trabajo correspondientes, y ¡ojo! es el listado oficial que me facilitaron desde la mismísima dirección general de la empresa (no te vayas a pensar que yo trabajo con información de poca monta). Un aviso antes de que leas el listado (entre nosotros y de un modo menos “empresarial”): las categorías laborales se refieren a las clases de las palabras según la forma con la que se muestran, y los puestos de trabajo son las funciones que se les han encomendado a las palabras según la forma que tienen.
  • 70. 70 EL MENSAJE LINGÜÍSTICO Empresa Nacional Dedicada a la Producción de Oraciones Gramaticales Declarada de Interés Informativo Universal RELACIÓN DE CATEGORÍAS LABORALES RECONOCIDAS OFICIALMENTE POR LA DIRECCIÓN Y EL COMITÉ DE LA EMPRESA Y ADJUDICACIÓN DE LOS PUESTOS DE TRABAJO CORRESPONDIENTES CATEGORÍAS LABORALES PUESTOS DE TRABAJO FORMAS NOMINALES (variables) FUNCIONES DE EQUIPO NOMINAL sustantivo núcleo de sintagma nominal (Sujeto y otros) artículo determinante antepuesto adjetivo determinativo determinante antepuesto o postpuesto adjetivo calificativo modificador directo pronombre personal y determinativo sustituirá al sustantivo cuando este esté ausente y ocupará su puesto de trabajo pronombre relativo acompañará al sustantivo ANTECEDENTE y lo relacionará con un nuevo grupo FORMAS VERBALES (variables) FUNCIONES DEL EQUIPO VERBAL formas personales (clase A) núcleo del sintagma verbal (Predicado)
  • 71. 71 formas no personales (clase B) infinitivo – participio - gerundio se desdoblarán en sustantivo, adjetivo calificativo y adverbio compaginando su trabajo como verbos FORMAS INVARIABLES FUNCIONES DE COLABORACIÓN adverbio directo modificador directo del verbo, del sustantivo, del adjetivo y del propio adverbio adverbio relativo acompañará al sustantivo o al verbo ANTECEDENTE y lo relacionará con un nuevo grupo preposición enlace subordinante entre grupos no verbales (con cambios de nivel) conjunción subordinante enlace subordinante entre grupos verbales o no (con cambios de nivel) conjunción coordinante enlace coordinante entre grupos verbales o no (sin cambios de nivel) FORMAS INVARIABLES MÚLTIPLES FUNCIONES GLOBALES interjección aglutinará y representará a todas las demás en situaciones de emergencia o de especial intensidad NOTA DE LA DIRECCIÓN: Para consultas y aclaraciones diríjanse a los paneles informativos de cada sección y a sus responsables: el SUJETO y el PREDICADO.
  • 72. 72 Como has podido ver, la Dirección de la empresa está a cargo de dos responsables muy cualificados y que intervienen siempre en la producción de las oraciones: EL SUJETO y EL PREDICADO. Los dos trabajan del mismo modo. Te lo cuento a continuación. Te lo cuento despacito, porque yo, que estaba viendo aquello, tenía que estar siguiendo la producción con mil ojos: ¡no veas lo rapidísimamente que se trabajaba allí! En décimas de segundo podían estar listos para su distribución montones y montones de revestimientos para las ideas; pero, claro, es que las ideas también son rapidísimas y constantemente estaban pidiendo y pidiendo revestimientos que las dejaran arregladas y dispuestas para todo. Y fíjate tú: a pesar de que la actividad era de vértigo, daba gusto ver que todo el mundo sabía lo que tenía que hacer y lo hacía bien; bueno, alguna vez había algún titubeo, pero se calibraban las posibilidades, se discutía un poco... y listo. También es verdad que en ocasiones las peticiones de las ideas eran muy especiales y se complicaba el trabajo, porque cuando llegaban ideas densas, o rebuscadas, o dificultosas... la cosa se podía enredar y había que tomárselo
  • 73. 73 con calma y pensar mucho antes de decidirse por un formato o por otro. Otra cosa que también me llamó mucho la atención es que EL SUJETO y EL PREDICADO son como transformistas incansables que actúan casi instantáneamente: en cuanto hacía falta preparar una oración ya estaban allí para organizar a sus respectivos equipos de trabajo, y en seguida otro y otro y otro... ¡No paraban! Vale. A lo que vamos. La faena, como es normal en este tipo de tarea, se desarrolla por niveles, y a todas y a cada una de las palabras se les coloca una etiqueta identificativa del trabajo que tienen que hacer: así todo el mundo sabe de qué grupo forma parte, qué le toca hacer en cada ocasión... Nadie se confunde, ni hay líos ni nada que pueda hacer que la oración salga mal. Las etiquetas que se les ponen a las palabras se llaman SINTAGMAS; en cada etiqueta figura la ocupación específica de la palabra, y las etiquetas llevan una especie de “enganche” que sirve para que las palabras se vayan uniendo y resulte una estructura sólida y resistente, porque las ideas son seres muy delicados e importantes y hay que protegerlas con revestimientos
  • 74. 74 consistentes, estables, bien conformados y adecuados a su contenido. Ahora te lo voy a ir contando por partes. EL SUJETO es el encargado de organizar a todas las palabras que se refieren al asunto del que se quiere dar alguna información. Hay veces en que EL SUJETO no necesita más que a una palabra y entonces buscará a un sustantivo, a un infinitivo (que es de la familia) o a un pronombre de los personales o de los determinativos para que sea jefe de grupo (aquí no puede actuar como jefe un pronombre relativo más que como segunda función). De todos modos, me enteré de que es muy normal que, para organizar el grupo del SUJETO, con que aparezca un artículo ya se puede montar el grupo, porque el artículo es una palabra que puede transformar en sustantivo a cualquier palabra, es algo así como el mago de la sustantivación, lo cual es cómodo y amplía mucho las posibilidades de producción. Debe de ser por este y por otros “trucos” por lo que salen de esta factoría tantas y tantas oraciones al cabo del día, y todas listas para su uso: el revestimiento de las ideas.
  • 75. 75 Una vez que EL SUJETO ya ha designado al jefe de grupo (al que llaman NÚCLEO DEL SINTAGMA SUJETO), le pasa el mando a ese jefe y es él el que sigue con la organización de las demás palabras que se puedan emplear para componer todo el bloque completo. Un bloque de estos, por lo que se ve, puede tener desde una palabra hasta muchísimas: todo depende de la cantidad y la complejidad de la información que lleve la idea para la que se está fabricando el revestimiento. Todas y cada una de las palabras de este equipo, el del SUJETO, se van enganchando las unas a las otras, por niveles (todos con su etiqueta de SINTAGMA), y en cada nivel puede volver a aparecer otro jefe de grupo, pero de grupo de nivel inferior, que también será NÚCLEO DEL SINTAGMA, pero no del SINTAGMA SUJETO sino de algún SINTAGMA MODIFICADOR del anterior. En el grupo del SUJETO pueden intervenir todas las palabras que sean necesarias para que el asunto quede completo y claro: además del jefe, que siempre ha ser de la categoría laboral del sustantivo, pueden aparecer otros sustantivos, con o sin sus acompañantes normales (artículo y
  • 76. 76 adjetivo); pueden aparecer pronombres, verbos, preposiciones, adverbios... de todo, vamos. EL PREDICADO se encarga de organizar y presentar toda la información que se da del asunto, es decir, del SUJETO. Su sistema de trabajo es igual que el del SUJETO. EL PREDICADO organiza a su grupo a partir de un verbo, que pasa a ser el NÚCLEO DEL SINTAGMA PREDICADO, y a partir de ahí se van enganchando todas las demás palabras, de cualquier clase que sean (también por niveles y con sus etiquetas) hasta completar toda la información que se requiere. Cuando EL SUJETO y EL PREDICADO ya han enganchado a todas sus palabras, ya está la oración gramatical lista para servir de revestimiento a alguna idea. Y fin de una y vuelta a empezar rápidamente con otra y otra y otra... Ya te digo: incansables, dinámicas, veloces, ágiles... Ahora que me acuerdo: me dieron unas tablas de correspondencias y unos esquemas de producción para que pudiera seguir más cómodamente el proceso. Te los pongo en otras hojas para que los veas. Los esquemas son como árboles genealógicos o así; ya verás.
  • 77. 77 Aquí te presento una lista con los tipos de sintagmas, las clases de palabras y los grupos que pueden formar parte del SINTAGMA SUJETO y del SINTAGMA PREDICADO de la ORACIÓN GRAMATICAL. ORACIÓN GRAMATICAL SINTAGMA NOMINAL SUJETO SINTAGMA VERBAL PREDICADO función categoría función categoría NÚCLEO DEL SINTAGMA NOMINAL SUSTANTIVO (o forma equivalente) NÚCLEO DEL SINTAGMA VERBAL VERBO (en forma personal)
  • 78. 78 NÚCLEO DEL SINTAGMA NOMINAL FUNCIÓN DE MODIFICADORES CATEGORÍAS RESPONSABLES DETERMINANTE A ARTÍCULO DETERMINANTE B ADJETIVO DETERMINATIVO MODIFICADOR DIRECTO A ADJETIVO CALIFICATIVO MODIFICADOR DIRECTO B ADVERBIO CUANTIFICADOR COMPLEMENTO DE NOMBRE PREPOSICIÓN DE Y SUSTANTIVO APOSICIÓN SUSTANTIVO PROPOSICIÓN SUBORDINADA SUSTANTIVA (con o sin conjunción como ENLACE ) pareja de sujeto y predicado equivalente a sustantivo PROPOSICIÓN SUBORDINADA ADJETIVA (con pronombre relativo como ENLACE) pareja de sujeto y predicado equivalente a adjetivo PROPOSICIÓN SUBORDINADA ADVERBIAL (con adverbio relativo como ENLACE) pareja de sujeto y predicado equivalente a adjetivo
  • 79. 79 MODIFICADORES del NÚCLEO DEL SINTAGMA VERBAL y CATEGORÍAS (verbo transitivo) COMPLEMENTO DIRECTO sin ENLACE SUSTANTIVO o PRONOMBRE (personal o determinativo) (verbo transitivo) COMPLEMENTO DIRECTO con ENLACE (preposición A) SUSTANTIVO referente a personas (animales) o pronombre referido a personas (animales) COMPLEMENTO INDIRECTO sin ENLACE PRONOMBRE (personal o determinativo) COMPLEMENTO INDIRECTO con ENLACE (preposiciones A o PARA) SUSTANTIVO o PRONOMBRE (personal o determinativo) COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL con ENLACE (cualquier preposición) ADVERBIO, SUSTANTIVO o PRONOMBRE (personal o determinativo) COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL sin ENLACE ADVERBIO (o forma adverbial) (verbo copulativo) ATRIBUTO sin ENLACE ADJETIVO, PARTICIPIO, SUSTANTIVO o PRONOMBRE (personal o determinativo) (verbo copulativo) ATRIBUTO con ENLACE preposición DE y ADJETIVO, PARTICIPIO, SUSTANTIVO o PRONOMBRE (personal o determinativo) (verbo pseudocopulativo) PREDICATIVO SUSTANTIVO, ADJETIVO o PARTICIPIO (verbo intransitivo) SUSTANTIVO o
  • 80. 80 SUPLEMENTO (con la preposición del verbo como ENLACE) PRONOMBRE (personal o determinativo) (verbo en voz pasiva) AGENTE con ENLACE (preposición POR o ENTRE) SUSTANTIVO o PRONOMBRE (personal o determinativo) PROPOSICIÓN SUBORDINADA SUSTANTIVA (con o sin CONJUNCIÓN SUBORDINANTE SUSTANTIVA como ENLACE) pareja de sujeto y predicado equivalente a sustantivo PROPOSICIÓN SUBORDINADA ADVERBIAL (con ADVERBIO RELATIVO o CONJUNCIÓN SUBORDINANTE ADVERBIAL como ENLACE) pareja de sujeto y predicado equivalente a adverbio Ahora te adjunto dos esquemas de estructura oracional: uno brevísimo y otro más extenso. El brevísimo es para una idea que no necesita muchas palabras para revestirse. La idea es que alguien que se llama Pedro está interpretando una canción; la oración gramatical correspondiente más sencilla es Pedro canta. Su esquema: Pedro canta. funciones matrices . . . . . . SUJETO PREDICADO palabras encargadas . . . . . Pedro canta funciones de NÚCLEO . . sustantivo verbo
  • 81. 81 El esquema más extenso es el de la oración gramatical “El libro que te presté ayer está en el cajón de abajo.” Un detalle: no creas que es clasismo eso de la subordinación; cuando las palabras se ponen a trabajar, cumplen sin que les importe si están más arriba o más abajo; simplemente, la subordinación es un modo de hacer que la estructura sea sólida y estable, porque, para que la pirámide crezca, hace falta que tenga una buena base y buenos apoyos;
  • 82. 82 hace falta que unas palabras le den su hombro a las otras para que se amplíe su capacidad comunicadora; con la subordinación, las palabras van formando racimos y racimos y así puede crecer y crecer la información, esto es, la idea que se quiere transmitir. Digamos que, con la subordinación, el crecimiento es a lo largo. Pero, por otra parte, cuando hace falta, las palabras también se pueden unir de modo que la información crezca a lo ancho, y entonces van y se coordinan. Con la coordinación se va ampliando la estructura de una manera bastante equilibrada, y, a diferencia de la subordinación, en que un elemento depende de otro, cuando hay coordinación lo que hay es interdependencia, es decir, que cada elemento va, como si dijéramos, “por libre” pero acompañándose mutuamente. Te pongo otro de los esquemas organizativos que me dieron: este para ver un ejemplo de ampliación por coordinación.
  • 83. 83 (¿No te ha parecido que la coordinación la representan como con una balanza?) Por si te interesa saber más de todo esto te paso unos programas de ordenador que me traje del país de las palabras; hay un poco de todo y de las cuatro caras de las palabras: juegos de entrenamiento, ejercicios, esquemas... Al final te pongo un CD con los programas que te digo. Hay un diccionario de SINTAXIS, y unas pruebas de autoevaluación de NORMATIVA y de VOCABULARIO y unos juegos con figuritas de colores... No está mal. A ver si te sirve para conocer más y mejor a las palabras.
  • 84. 84 ¡LA DE COSAS QUE ME CONTARON LA SIGNIFICACIÓN Y LA SEMÁNTICA! La significación no me pareció muy parlanchina, que digamos, pero, claro, después de haber estado con la expresión... Sí que me pareció muy... “pensante”... y, tal vez, un poco reservada, como si quedara siempre detrás de algo; aunque no; detrás precisamente no; más bien esperando a aparecer, esperando su momento. Decididamente, creo que sí, que siempre estaba dispuesta a cumplir con su parte, pero... como un poco tímida... como si necesitara que alguien le “abriera la puerta”. Me costó darme cuenta de quién le “abría la puerta”: era la expresión. Sí: te lo cuento. Resulta que la significación es como un péndulo que no parara nunca de columpiarse: de este lado al otro y del otro lado a este y vuelta a empezar y a nunca acabar. Un lado es el significante y el otro es el significado, y el vaivén es propiamente la significación. En el significante es donde interviene la expresión (quien le “abre la puerta” a la significación). Lo anterior es
  • 85. 85 debido a que el significante es la apariencia, el asomo, la presentación: lo que suena, vaya. Y, en cuanto suena el significante, en cuanto se produce el significante, se pone en marcha el péndulo: el movimiento hace que se llegue al significado, y en la estela que va dejando este movimiento se va generando la significación. También es posible que el proceso empiece en el otro extremo del vaivén, en el significado; entonces el péndulo va al otro lado, al significante... y lo mismo de antes: en el trayecto aparece la significación. Ahora bien: si en el balanceo hay alguna desviación y no hay conexión entre el punto del inicio y el punto del final de la oscilación, es decir, si no se conectan debidamente el significante y el significado, la significación o no se produce o se produce con errores y equívocos. Además de lo anterior, en ocasiones, el péndulo significativo no se mueve de lado a lado, sino que va como describiendo círculos, y esto es debido a que puede haber coincidencias entre significantes que no se sabe bien a qué significado corresponden realmente; o al revés, cuando el significado no acaba de encontrar su significante correspondiente...
  • 86. 86 En cualquiera de estos casos, en los rastros que va dejando el movimiento, van “relampagueando” muchas significaciones... o ninguna, lo cual supone un lío muy gordo porque nadie puede saber a qué atenerse con certeza. De todos modos (y como siempre), estos problemas son menos cuando se juntan varias palabras y los significantes y los significados de todas ellas hacen que realmente sí se llegue a precisar la significación de todas y cada una y la significación general del grupo. En la ilustración que ves aquí arriba puedes observar que a la izquierda hay una figura más o menos rara de la que no podemos decir el nombre porque no sabemos qué es realmente, es decir, que tenemos un elemento significado al que no podemos asociar ningún elemento significante. Y en el recuadro de la derecha encontramos algo que tiene pinta de ser
  • 87. 87 una palabra (tiene letras que podemos pronunciar), y que, por lo tanto, es un significante, pero con el que tampoco podemos hacer coincidir ningún significado simplemente porque no sabemos qué significa esa palabra “caplís”. En este caso no hay movimiento significativo, no hay significación: el proceso significativo no se ha completado porque no se han unido los dos polos del vaivén, y, en resumen, no hay comunicación. Con esto de las coincidencias de significantes y de significados, LA SEMÁNTICA (que es la encargada de la significación) va un poco loca la pobre, porque, apenas haya una desviación, por pequeña que sea, en el movimiento del péndulo, ya tiene que estar ella ajustando y reajustando para que la significación sea clara y corresponda precisamente a una idea y no a otra (a menos de que se quiera jugar a algo o el equívoco sea intencionado, con lo cual no sé yo cuántas veces se podrá meter la pata, vaya). A pesar de que ha de estar siempre atenta al proceso significativo, LA SEMÁNTICA me atendió muy cordialmente y no tuvo inconveniente en explicarme muchas cosas interesantes. Te traslado lo que me dijo.
  • 88. 88 LA SEMÁNTICA me contó algo que hasta el momento me había pasado desapercibido y que hizo que las palabras me parecieran aún más sorprendentes y maravillosas. Hasta el momento, yo veía a las palabras como cabezas con cuatro caras (ya te lo he dicho), pero LA SEMÁNTICA me hizo reparar en un detalle: esas cabezas con cuatro caras no son de una pieza, sino que están formadas por elementos más o menos pequeños, pero tan bien unidos entre sí que, si no te acercas mucho, no los notas, no los ves. Me dijo LA SEMÁNTICA que pasaba algo parecido a lo que pasa con los sonidos, que, unidos los unos a los otros, forman un bloque sólido. Hasta aquí, yo lo entendí todo; lo malo fue que LA SEMÁNTICA me advirtió que la cosa no era tan sencilla, porque, según y como, a esos elementos se les pueden dar distintos valores y entonces incluso sus nombres cambian (¡¿...?!). Seguro que, porque me quedé con la boca abierta, fue por lo que LA SEMÁNTICA me tranquilizó diciéndome que tampoco era para tanto, que era ella que se estaba poniendo un poco misteriosa para hacerse la importante. No sé, no sé. Mosqueo y expectación. De todos modos, me aclaró que ella,
  • 89. 89 en todo caso, sólo me hablaría de la parte que le tocaba más de cerca y... Aquí se quedó callada un instante y me confesó (creo yo que me confesó) que en realidad ella está tan implicada como las demás en el “conglomerado” que, al fin y al cabo, son las palabras. Supongo que, al referirse a las demás se estaba refiriendo a LA FONÉTICA y a LA FONOLOGÍA, a LA MORFOLOGÍA y a LA SINTAXIS. Después comprendí que sí, que se refería a las otras ILUSTRES MAESTRAS, las Ministras del SISTEMA. (Pero no sólo.) A lo que vamos. LA SEMÁNTICA me fue contando que todo había empezado con la necesidad de redactar LA LEY SUPREMA DEL PAÍS DE LAS PALABRAS: EL CÓDIGO LINGÜÍSTICO. Por lo que se ve, EL CÓDIGO LINGÜÍSTICO, más que recopilar todo lo que corresponde a las palabras, lo que recoge es todo lo que afecta al signo lingüístico. ¡Sorpresa! Del signo lingüístico yo todavía no había oído hablar, y eso que parece que es un elemento importantísimo para las palabras. Voy a estrenar papel para hablarte de todas estas novedades, pero, antes, te pongo ahí abajo un esquema que a mí me vino muy bien para entender cómo va esto de la
  • 90. 90 significación: se trata del que llaman TRIÁNGULO SIGNIFICATIVO: (siguiendo a Ogden y Richards)
  • 91. 91 EL ADN DE LAS PALABRAS Te estaba comentando que las palabras, aunque no lo parezca, están formadas por “elementos” ¿no? Pues fíjate: las palabras están formadas precisamente por signos lingüísticos; sí, sí: los signos lingüísticos son uno de los dos tipos de células con que se generan las palabras. Esto de que las palabras tengan células, al fin y al cabo, es normal, porque los seres vivos están formados por células y las palabras son seres vivos. Lógico ¿no? Entre las palabras las hay de dos clases: unicelulares y pluricelulares. Las palabras, como organismos pluricelulares, se forman gracias a dos clases de células: los fonemas y los monemas; a su vez, los monemas también se presentan con dos variedades: los lexemas y los morfemas. Vamos por partes. Los fonemas son células generatrices, es decir, que son la base a partir de la que se forman los monemas. ¿Te has dado cuenta de que han vuelto a aparecer los fonemas? Sí, sí: los hijos de la expresión. Pues sí: es verdad que ella no me había
  • 92. 92 dicho nada de esto; supongo que, como me tuve que ir a comer (porque allí, de comer... nada de nada), pues no le dio tiempo. Bueno, no importa. Al fin y al cabo, tenía que salir la información por alguna parte, y podía salir por cualquiera de las cuatro caras; ha salido por la significación, que está muy marcada por la expresión. ¿Acabarán apareciendo también la forma y la función? Como te decía: para que exista una palabra, tienen que existir los monemas, y, para que existan los monemas, tienen que existir los fonemas. Los fonemas son células generatrices porque son portadoras de los genes de la expresión, y todavía no se puede considerar que sean ni signos lingüísticos ni, por supuesto, palabras. Para que un fonema llegue a ser signo lingüístico y, por lo tanto, palabra, ha de relacionarse con otros fonemas, y sí: los fonemas están preparados para que estas relaciones, estas uniones se puedan producir. Al unirse varios fonemas se generan los monemas y, a partir de ahí, ya se generan las palabras; lo primero, primero es que a partir de uno o más fonemas se han de generar los monemas, y cuando ya hay monemas, ya hay palabras.
  • 93. 93 Una precisión importante: los monemas sí que son signos lingüísticos, y sí que lo son porque tienen la expresión (que han recibido de los fonemas) y sobre todo tienen algo fundamental: el contenido. El contenido es la cadena genética energética que se produce por el intercambio de sustancias que tiene lugar cuando se interrelacionan los fonemas; sí: con esta interrelación se libera mucha energía, que es la que le da valor comunicativo a las palabras. En el momento en que se fusionan la expresión y el contenido, ya se ha creado una verdadera célula significativa: se ha creado un signo lingüístico; a partir de entonces ya se pueden ir creando las palabras, porque ya se pueden ir uniendo todas las células significativas, es decir, todos los signos lingüísticos que una palabra puede necesitar. Y para ir de una palabra a una oración gramatical no hay más que dar un paso. Antes de seguir, te diré que, realmente, creo entender por qué la expresión no me contó todo esto de sus fonemas: la expresión sólo es una madre (que no es poco, desde luego) y una madre no tiene por qué saber cómo se generan sus hijos: una madre los tiene, los cría, los quiere, los cuida y ya está. Todo esto de la generación celular lo entienden, lo explican y
  • 94. 94 lo controlan los genetistas, y en el país de las palabras también hay de esto; en el país de las palabras hay una gran genetista: LA LINGÜÍSTICA, que es la que más sabe de todo esto y de todo lo que tiene que ver con LA LENGUA; no te digo más que es su Consejera Oficial... Ah: y me atendió a mí. ¿Qué te parece? Aprovechando que podía hablar con tan importante personalidad, me puse como que a pensar en voz alta: Quedamos en que los fonemas, por lo que yo entiendo, son las células de la expresión y, por lo tanto, son las células del significante. Los fonemas se unen unos con otros, se cargan de contenido y generan los monemas, que ya tienen expresión, es decir, significante, y ya tienen contenido, es decir, significado: ya son signos lingüísticos. Vale. Sí, vale: ya tenemos signos lingüísticos... pero ¿cómo se generan las palabras? “Pues por pura genética: los signos lingüísticos son células significativas y al unirse se generan las palabras. Ya está.” Esa fue la aclaración que me hizo LA LINGÜÍSTICA, pero yo necesitaba saber más. Y continué con mis cavilaciones.
  • 95. 95 La primera parte del problema ya está. Pero queda un cabo suelto: hay muchas clases de palabras, en todos los sentidos: ¿es que sus células se especializan y salen unas u otras? Pues no; LA LINGÜÍSTICA me dijo que no, y lo que añadió me sorprendió de verdad: las palabras, con la cantidad de ellas que hay y con todas las variaciones que pueden tener, no necesitan más que unas pocas de las 24 células generatrices, los fonemas, y todo lo demás es pura combinación celular. Ejemplo: coso, cosa, caso, saco, sacas, casco, asco, coco, coca, caca, asas ... Más adelante me precisó que eso es así, pero respetando una serie de reglas, claro, y a mí entonces se me vino a la cabeza todo lo que había ido conociendo del SISTEMA, de la NORMATIVA, de la MÉTRICA... También me comentó que a partir de los fonemas se generan los monemas, efectivamente; pero, según y como, se generan monemas tipo lexema o monemas tipo morfema. Sí: eso ya lo había oído yo. Lo que no tenía yo claro era eso: ¿lexemas y morfemas?
  • 96. 96 CÉLULAS ESPECIALIZADAS Los lexemas son las células significativas básicas de las palabras, las que hacen que cada palabra se pueda asociar o relacionar con un concepto, con una idea, con una significación general; como las ideas, así, en general, normalmente necesitan aclaraciones, precisiones, matizaciones, desarrollos... los lexemas pueden y se suelen acompañar por los morfemas, que también son células significativas pero complementarias y recombinables, porque pueden acoplarse a distintos lexemas (aunque los lexemas también se pueden agrupar para formar nuevas palabras, no creas). Lexemas hay muchos; morfemas no tantos; y, en cualquier caso, de los dos tipos hay muchos menos que palabras ya conformadas como organismos plenos. Esto de la cantidad de lexemas y de morfemas, y lo otro de que los fonemas son sólo 24, es muy útil, porque resulta muy económico y no se malgasta energía; no hay que ir produciendo células completamente nuevas para cada palabra (¡y con la cantidad de palabras que hay!); y no por este ahorro
  • 97. 97 se pierde eficacia; al revés: en un momento se pueden generar montones y montones de palabras y de oraciones gramaticales, y el gasto celular habrá sido mínimo en relación a la cantidad producida. Desde luego que este país (y todo lo suyo) es asombroso. Para no perder el hilo: Las palabras son combinaciones celulares de lexemas y de morfemas. Sí. Pero sí, si son pluricelulares, porque también las hay unicelulares. Vale: eso quiere decir que habrá palabras formadas por sólo una célula, esto es, o por un solo lexema o por un solo morfema. Está claro: la palabra sol, por ejemplo, no tiene más que un lexema; precisamente, por no tener más que un lexema, se considera que es de género masculino y de número singular; además se le puede poner delante el artículo el (que, en realidad, es un morfema). Para que esa misma palabra se considere en número plural, se le añade al final el morfema –es... y ya está: no ha hecho falta crear una nueva palabra; sólo se ha modificado un poco la palabra de base. Y lo mismo si se quiere matizar de otra manera: sol ec it o s. Y hay más: solana, solar, asolar, resol, insolación... Efectivamente, esta multiplicidad ahorrativa es muy útil,
  • 98. 98 porque incluso hay palabras formadas por combinaciones de lexemas y de morfemas: petróleo (aceite -oleo- de piedra – petra-) y super-petr-ol-er-o (barco enorme para transportar petróleo). Y así siempre. Y, además, como estas piececitas con que se forman las palabras no se estropean ni nada una vez usadas, se pueden volver a usar cuantas veces se quiera, y para muchas palabras, relacionadas o no: carnicero, cenicero, relojero... ¡Qué sé yo! ¡Un montón! De paso, y por lo que te contaré más adelante, te recuerdo que los lexemas y los morfemas son signos lingüísticos; sí: es que luego te hablaré de las características maravillosas que tienen estas células. Los lexemas son células relativamente poco especializadas, y por ello son más abundantes; en cambio, me parece a mí que los morfemas sí que son células especializadas, y ello porque sus valores significativos están contados y siempre sirven más o menos para lo mismo. Lo que ocurre es que los contenidos significativos de los morfemas dependen mucho de los contenidos significativos de los lexemas con los que se combinen. Ejemplo en la siguiente página.
  • 99. 99 Tomemos una de esas células minúsculas que lo es todo a la vez: es fonema, sonido, letra, morfema, casi es lexema y, por supuesto, es palabra: la “a”. La “a”, como morfema, puesta a continuación de un lexema, tendrá distintos contenidos significativos según sea el lexema. Y también será distinto su valor si se coloca entre dos lexemas. Te lo muestro con una tablita: Desde luego, los morfemas son muy útiles, y están muy bien organizados. Según el matiz que necesite el lexema, pueden ir delante o detrás de él, y así se aumenta el número de palabras disponibles. Los morfemas le pueden dar al lexema indicaciones del género y del número, si el lexema es de una palabra de las nominales; si el lexema es de alguna de las palabras verbales, los morfemas pueden indicar la persona
  • 100. 100 gramatical, el número, el tiempo, el modo, la voz verbal y el aspecto verbal. Todos estos anteriores son los que se llaman morfemas gramaticales o morfosintácticos (sí, sí: los de la forma y la función de las palabras). Además, los morfemas, los que se llaman derivativos, pueden hacer que se produzcan cambios en la significación, en la forma y en la función de la palabra; y los morfemas relacionales son los que se encargan de que los lexemas se puedan enlazar unos con otros para ir formando las oraciones gramaticales. No te habrá pasado desapercibido que ha vuelto a quedar claro que las cuatro caras de las palabras son inseparables ¿eh?