2. Algunos afirman que el poder del amo carece de fundamento
natural, que la naturaleza nos ha creado a todos libres y que la
esclavitud no es más que un acto de violencia... Hay en la especie
humana algunos individuos tan inferiores a los demás como el
animal lo es respecto al hombre. De esos individuos, el mejor
partido que se puede sacar es su fuerza corporal.
Aristóteles: Política (siglo IV a.C.)
3. LOS ESCLAVOS
Por cualquier parte que uno viajara en
el Imperio Romano encontraba
personas que eran esclavos, como
Grumión, Clemente y Melisa.
Estos esclavos pertenecían a un
dueño o a una dueña, a la que debían
rendir una obediencia total; no eran
libres para tomar decisiones por sí
mismos; no podían casarse; no podían
poseer bienes personales ni los
tribunales de justicia podían
protegerlos. De hecho la ley no los
consideraba seres humanos, sino
cosas que podían comprarse o
venderse y a las que podía tratarse
bien o mal.
Varrón, que vivió entre los años 116 y 27
a.C. , y además de dedicarse a escribir era
también un gran terrateniente. En su obra
Sobre la agricultura dice lo siguiente:
“Hay tres tipos de instrumentos para el
trabajo agrícola. El que habla (por ejemplo,
los esclavos), el que no puede hablar (por
ejemplo, el ganado) y el mudo (por
ejemplo, los aperos de labranza.”
4. Estas personas realizaban la mayor parte
del trabajo manual duro, pero también
participaban en los oficios y profesiones
especializadas. No vivían separados de
la gente libre; muchos esclavos vivían en
la misma casa que su amo y ocupaban
las habitaciones de la parte posterior de
la vivienda. Era frecuente encontrar a
personas libres y a esclavos que
trabajaban juntos.
“Ropa: una túnica de metro y cuarto de larga y
una capa cada dos años. Cada vez que
entregues una túnica o capa nueva, recoge la
vieja, para que se remiende. Procura también
que cada esclavo reciba un buen par de zuecos
cada dos años.”
Esto fue escrito por Catón en el 140 a.C. en su
obra Tratado sobre la agricultura y en ella,
como podéis ver, describe la cantidad de ropa
que entregaba a los esclavos. Catón vivió entre
los años 234 y el 149 a.C. y además de dueño
de grandes fincas explotadas por esclavos, fue
escritor, historiados y orador.
5. Los romanos y los pueblos de la
ribera mediterránea en la época
clásica consideraban la esclavitud
como un componente normal y
necesario de la vida; incluso los
que pensaban que no era una cosa
natural no hacían un esfuerzo serio
para abolirla.
Chapa de bronce que el esclavo llevaba al cuello:
Tene me quia fug/i et revoca me ad domin/u(m) meu(m) v(irum) c(larissimum)
Cet(h)egu(m) i maellu(m)/ Libiani(!) regi/one tertia
Cógeme porque he escapado y devuelve a mi amo Cethego, hombre ilustrísimo, junto
al mercado de Libianus, en la región III
Con el tiempo surgieron voces que se levantaron en
contra de la esclavitud. Una de ellas fue la de Lucio
Anneo Séneca. De origen hispano (cordobés), vivió
entre los años 4 a. C. y 65 d. C. Fue famoso filósofo
y escritor y preceptor de Nerón, por quien fue
obligado a suicidarse. Séneca escribió en una de sus
epístolas:
“Por los que me han venido del país de donde eres,
Lucilio, he sabido con mucho gozo que vives
familiarmente con tus esclavos. Así corresponde a
tu prudencia, a tu cultura. “Son esclavos”. No
obstante, son hombres. “Son esclavos.” A pesar de
ello, familiares. “Son esclavos”. A pesar de lo cual,
son amigos de condición modesta. “Son esclavos”.
Son cosirvientes, si reflexionas que igual poder
tiene en nosotros y en ellos la fortuna.”
SÉNECA, Epístolas a Lucilio, XLVII
6. Los amos buenos mostraban
su amabilidad con sus esclavos
proporcionándoles unas
condiciones de vida decentes,
preocupándose por ellos y a
veces dándoles la libertad.
Los romanos con el tiempo se dieron cuenta que
era mejor un trato “adecuado” para los esclavos,
aunque sólo fuera con vistas a su productividad.
Varrón, al que ya conocemos, escribe lo siguiente
en el mismo libro:
“No deberías permitir que el ánimo de tus
trabajadores estuviera demasiado alto ni
demasiado bajo. No dejes que los capataces usen
el látigo si pueden conseguir los mismos resultados
infundiendo ánimos (a los que trabajan). No
compres demasiados esclavos de un mismo país;
pelean entre ellos. Comprobarás que tus esclavos
trabajan mejor si los tratas bien y les das comida o
ropa extra, días libres o permiso para que su
ganado paste en tu tierra.”
FUGI TENE ME CVM REVOCV VERIS ME DM ZONINO
ACCIPIS SOLIDVM
“He huido, detenme, cuando me devuelvas a mi dueño
Zonino, recibirás un sólido” (moneda de oro)
7. Una persona solía convertirse en
esclavo a resultas de haber caído
prisionera en la guerra o de haber sido
capturada por los piratas; los hijos de
los esclavos eran también esclavos.
Los esclavos llegaban de diferentes
tribus y regiones, de Galia y Britania,
de Hispania y África del Norte, de
Grecia y Asia Menor, o de Siria y
Palestina.
8. Ya en tiempos del emperador Augusto, a comienzos del siglo I
d.C., había tal vez en Italia tres esclavos por cada cinco
ciudadanos libres. La mayoría de las familias poseían al menos
uno o dos; un negociante como Cecilio poseía no menos de una
docena en su casa y muchos más trabajando en sus fincas y en
sus negocios. Los muy ricos poseían cientos y a veces miles de
esclavos. Un hombre llamado Pedanio Segundo (Pedanius
Secundus), que vivía en Roma, tenía en su casa a cuatrocientos;
cuando uno de ellos lo asesinó, fueron todos condenados a
muerte, a pesar de las protestas del pueblo de Roma.
El trabajo de
los esclavos era
diverso: desde
servir la bebida
en casa o
cuidar a los
niños, hasta
trabajos más
duros, como
porteadores.
Hizo llamar enseguida al cocinero y, […] en voz
alta, le preguntó:
—¿De qué decuria eres?
—De la cuadragésima —respondió aquél.
—¿Comprado o nacido en casa? —siguió.
—Ni lo uno ni lo otro —dijo el cocinero—; te fui
legado en el testamento de Pansa.
—Trata, entonces, de servirnos con diligencia si
no quieres que te mande echar a la decuria de
los recaderos —le ordenó.
PETRONIO, Satiricón, XLVI
9. Trabajaban en las fincas, en las grandes
haciendas con ganado del sur de Italia,
en las minas y en la construcción de
calzadas y puentes. A algunos de los
esclavos más robustos los compraban
para adiestrarlos como gladiadores.
Esta es la visión de unos historiadores
modernos, R. Nichols y K. McLeish, en
su obra Bajo el punto de vista de los
romanos.
“Por ejemplo, si un esclavo caía
enfermo o era viejo, no era más útil a
su dueño que un cacharro roto. Los
amos más prácticos los enviaban a la
arena para que alimentaran a los
leones o los dejaban morir; a otros se
les mataba en el sitio.”
En el campo su vida era
más dura y severa que
en la ciudad.
10. En las ciudades se utilizaba a los esclavos
tanto para trabajos especializados como no
especializados. Los esclavos eran cocineros
y jardineros, criados, obreros en las
fábricas, secretarios, músicos, actores y
cómicos.
“Las habitaciones de los esclavos que pueden
moverse en libertad deben orientarse hacia el
sur; para los encadenados, si hay muchos,
debe arreglarse una estancia en los sótanos
del edificio, con muchas ventanas pequeñas
para la luz, situadas a una altura que no
puedan alcanzarlas con las manos... Para el
ganado, se construyen establos que puedan
preservarlo del frío o del calor excesivos; para
los bueyes, se deben determinar una ración
invernal y otra de verano”.
Catón, De agricultura
11. Mientras realizaban estos
trabajos, estaban
regularmente en contacto
con sus amos o con personas
libres; se movían libremente
a lo largo y ancho de la
ciudad, hacían las compras,
visitaban los templos y
asistían también
frecuentemente a los
espectáculos del anfiteatro.
Los forasteros que visitaban
Roma o Italia se sorprendían
bastante al ver que había
pocas diferencias externas
entre un esclavo y una
persona libre y pobre.
“Los esclavos extraen fortunas increíbles para
sus amos, mientras ellos agonizan, trabajando
día y noche, muriendo a menudo a causa de
tantas penalidades. Para ellos, no existe el
descanso en el trabajo; al contrario, pierden
su vida quedando forzados a soportar la
inhumana fatiga bajo los golpes de los
capataces”.
Diodoro Sículo: Biblioteca histórica
12. Algunos amos eran crueles y
brutales con sus esclavos, pero
otros eran amables y
humanitarios.
El sentido común solía ser el
que impedía a un amo tratar
muy cruelmente a sus esclavos,
dado que, solo si un esclavo
estaba sano y bien cuidado,
podía estar en condiciones de
trabajar eficazmente.
Un esclavo que fuera un
artesano hábil, especialmente
uno que supiera leer y escribir,
o que supiera llevar las cuentas
o la administración de una
tienda pequeña, costaba una
buena cantidad de dinero; y un
amo romano era por regla
general demasiado prudente
como para malgastar un bien
suyo por simple descuido.
“¡Dioses celestiales! ¡Qué hombres tan miserables
había allí! Hombres cuya piel estaba pintarrajeada por
los cardenales amoratados de los latigazos, cuya
espalda cubierta de llagas, estaba más semioculta que
protegida por unos harapos hechos trizas. Algunos
cubrían tan sólo su bajo vientre con un exiguo
taparrabos. Todos los demás iban vestidos con túnicas
tan destrozadas que, a través de sus jirones, dejaban
ver totalmente sus cuerpos; su cabello, rapado por uno
de los lados; sus pies, presos en grilletes. Tenían la tez
terrosa y deforme, los párpados corroídos por las
humeantes tinieblas del horno tenebroso y ardiente,
hasta el punto de que estaban casi ciegos. Mostraban
sus miembros una blancura repulsiva, por ir cubiertos
de una ceniza de harina, a la manera de los púgiles,
que luchan después de salpicarse de polvo.”
APULEYO, Metamorfosis IX, 12.
13. La esclavitud sólo tuvo oportunidad de desarrollarse en la medida en que se
le asignó una función en el seno de la familia, marco de la vida política ,
social y económica. Los esclavos no tenían ningún derecho. Eran “res” y
“mancipium”, es decir, posesión, pero estaban plenamente integrados en la
familia, con cuyos miembros libres solían tener una estrecha relación. Su
sometimiento a la autoridad del pater familias era similar al sometimiento a
que estaban obligados la esposa y los demás miembros libres de la familia (el
pater familias no sólo podía vender sus esclavos, si no que también podía
vender como esclavos los miembros libres de su familia).
“En cuanto el pater familias llega a su hacienda, debe recorrer la propiedad el mismo día:
pregúntele al administrador lo que se ha hecho y lo que queda por hacer. Si el rendimiento
no es evidente el administrador se va a justificar diciendo que algunos esclavos estuvieron
enfermos, que hizo mal tiempo, que algunos esclavos se escaparon, que llegaron los
impuestos de Hacienda... Una vez que haya terminado con sus excusas, hágale rendir
cuentas de las obras y de los obreros. Si llovió, debía haber hecho trabajos que puedan
realizarse entonces: lavar las vasijas, untarlas de pez, limpiar los edificios, sacar fuera el
estiércol, cambiar las simientes, hacer cuerdas, remendar las ropas ... Durante los días
festivos se podían arreglar los fosos, empedrar el camino público, cortar los zarzales... Si los
esclavos se encontraban enfermos, no había que darles tanto alimento, etc. Después de
realizar las cuentas haga una venta pública: venda su aceite si está a buen precio; venda el
vino y el grano que le sobren; venda los bueyes y los terneros y corderos destetados, la
lana, pieles, carretones viejos, hierros viejos, esclavos ancianos y enfermos, todo cuanto
sea necesario”.
Catón: De agricultura
14. No todos los esclavos
permanecían en este
estado hasta el final de
sus días. A algunos se les
concedía la libertad como
recompensa por sus
buenos servicios, como
señal de amistad y
consideración. Otros la
recibían, por declaración
expresa e su amo en el
testamento, a la muerte
del mismo. Pero las leyes
marcaban ciertas
limitaciones. Por
ejemplo, un esclavo no
podía ser puesto en
libertad antes de cumplir
los treinta años.
“Cuando vine de Asia no era más alto que un candelabro,
que me servía de medida diariamente... y durante catorce
año fui el mayor deleite de mi amo, en lo cual hice muy
bien, pues el primer deber de quien sirve es obedecer lo
que se le manda. Al mismo tiempo era el favorito de mi
ama... Mi amo (me concedió la libertad) al morir dividió su
hacienda entre el César y yo, y me hice con el patrimonio
de un senador... Y entonces se me metió en la cabeza
hacerme comerciante... En cuanto fui más rico que todos
los demás propietarios de la comarca, dejé el comercio y
empecé a prestar dinero a réditos a los libertos”.
Petronio, Satiricón
15. MANUMISSIO
El acto de liberar a un esclavo se denominaba
manūmissiō. Esta palabra está relacionada con
otras dos, manus (= ‘mano’, figuradamente
‘poder’) y mittō (= ‘enviar’, ‘soltar’), y significa
“liberar de la mano” o “dejar libre de control”.
La manumisión se celebraba de varias maneras.
1. Manumissio per vindictam: es la más antigua. Era
una ceremonia legal en presencia de un pretor. Un
testigo afirmaba que el esclavo no pertenecía al
dueño y el amo no rebatía esta pretensión. Entonces
con una vara se le daban al esclavo varios golpecillos
en la cabeza y se le declaraba oficialmente libre.
2. Manumisio censu: el amo incluye en la lista del
censo a su esclavo como ciudadano romano.
3. Manumissio inter amicos: el dueño anuncia ante
unos amigos su deseo de dar la libertad al esclavo.
4. Manumissio per epistulam: por medio de una carta.
5. Manumissio per mensam: el sueño lo invitaba a
reclinarse en el lecho para comer.
16. El hasta ahora esclavo se convertía en
liberto (lībertus). Ahora tenía la
oportunidad de hacer su propia vida y
llegar a ser probablemente un miembro
importante de su comunidad. Con todo, no
recibía todos los privilegios de un
ciudadano que había nacido libre. No podía
presentarse como candidato en unas
elecciones públicas, ni podía llegar a ser un
oficial de alta graduación en el ejército.
M(arco) Asellio M(arci) l(iberto) / Clementi /
Statiae Statullae / uxori / M(arco) Asellio
Latino l(iberto) / M(arcus) Asellius M(arci)
l(ibertus) / Clemens t(estamento) f(ieri)
i(ussit). CIL V 5663
Lapida funeraria de Marco Asellio Clemente
(liberto de Marco Asellio), su mujer Statia
Statulla, y su liberto Marco Asellio Latino
(sec. II d.C.), expuesta en el Lapidarium.
17. Era corriente que el liberto se convirtiera
en cliente de su antiguo dueño; lo visitaba
regularmente para presentarle sus
respetos, generalmente en las primeras
horas de la mañana, y para ayudarle y
prestarse su apoyo siempre que pudiera.
Esta relación entre ellos se ve claramente
en los nombres que tomaba el liberto.
Supongamos que su nombre de esclavo era
Félix y que Lucio Cecilio Jocundo había sido
su amo. En cuanto se convierte en libre,
Félix toma algunos de los nombres de su
antiguo amo y se pondrá de nombre Lucio
Cecilio Félix (Lucius Caecilius Felix).
L(ucio) NOVIO/ L(uci) F(ilio) APOL(linari)/ DECVRIO /
MVTINAE / [NOVIAE D]ONATILLAE L(ibertae) / [L(ucius)
NOVIVS] L(uci) L(ibertus) CHRYSEROS / [APOLL]INARIS /
[NOVIA(?) SP]ATALE / [ET SIBI] V(iva) F(ecit) / [IN FR(onte)
P(edes) ---] IN AG(ro) P(edes) IX.
CIL XI, 853
18. Algunos libertos seguían haciendo lo mismo que habían estado
haciendo de esclavos; a otros su antiguo amo les montaba un
negocio. Otros llegaban a ser sacerdotes en los templos o
funcionarios en los municipios. Los secretarios municipales, los
mensajeros, los empleados y pregoneros públicos eran todos
probablemente libertos.
Tumba de los libertos de Claudio, en la Vía Apia.
C(aius) Rabirius,
Post(umi) l(ibertus),
Hermodorus;
Rabiria
Demaris;
Usia Prima, sac(erdos)
Isidis.
Caio Rabirio Ermodoro,
liberto de Postumo;
Rabiria Demaris; Usia
Prima, sacerdotisa de
Isis
19. Algunos llegaron a ser muy ricos y
poderosos. Dos libertos de Pompeya,
llamados los Vetios (Vetii) y que eran
probablemente hermanos, poseían una de
las casas más fastuosas de la ciudad.
Las pinturas polícromas de los
muros de su casa y las elegantes
fuentes de mármol de su jardín
muestran a las claras la
prosperidad de la que gozaban los
Vetios.
El arquitecto que proyectó el
teatro de Pompeya fue también
un liberto; también fue liberto el
padre de Lucio Cecilio Jocundo.
20. Rebeliones de esclavos
Durante el
consulado de
Mario (en el año
135 a.C.), hubo un
levantamiento de
esclavos en Sicilia.
Ocuparon casi
toda la isla. Dura
casi siete años.
Vencidos
finalmente, fueron
crucificados unos
20.000 esclavos.
No fueron abundantes los levantamientos de esclavos en contra del
poder de los patronos.
Monumento a Euno, Castello
di Lombardia, Enna (Sicilia)
Jefe de la guerra de los
esclavos, que estalló en Sicilia
en 135. Era esclavo de un rico
negociante de Enna, donde se
sublevaron cuatrocientos y le
pusieron a su cabeza,
concediéndole la dignidad
real con el nombre de
Antioco. Su ejército creció
con aliados que llegaron de
todas partes, y venció
sucesivamente a cuatro
pretores y al cónsul Fulvio
Flaco, pero fue vencido por
Calpurnio Piscon, y cayó en
poder de Rupilio, que quiso
conducirlo a Roma, pero en el
camino murió.
Texto extraído de:
http://www.mcnbiografias.com/
21. Pero la rebelión más famosa fue la
encabezada por Espartaco, en el
año 74 a.C.
Capua era una ciudad a unos 100
km al sur de Roma, que contaba con
varias escuelas de gladiadores. 70
gladiadores armados forzaron la
puerta de la escuela y se refugiaron
en el Vesubio. Espartaco, un esclavo
tracio, de familia noble, de fuerza y
valor excepcional, era su jefe. En
poco tiempo se les unieron 10.000
partidarios.
Su objetivo no era intentar cambiar
el orden social, sino atravesar los
Alpes y huir a las Galias, para llevar
una vida digna de hombres libres.
22. La tarea más difícil de Espartaco era mantener
la unión y la disciplina del ejército, pues los
esclavos se entregaban al bandidaje antes que
doblegarse a la disciplina de un ejército.
Espartaco condujo a sus hombres a través de
toda Italia, derrotó a dos cónsules y amenazó
a Roma. El Senado finalmente acudió a Marco
Licinio Craso.
En la primera batalla, los soldados de Craso
arrojaron las armas y huyeron. Craso impidió
la fuga, capturó a los cobardes y los diezmó.
En la siguiente batalla, Espartaco encontró
más resistencia y tuvo que huir hacia el sur.
Craso los siguió y los fue venciendo, ya sin
formar un solo ejército, sino vagando por los
campos en distintas bandas. Espartaco murió
en la última batalla, en Apulia.
Fueron crucificados 6.000 esclavos, que
convirtieron la carretera de Capua a Roma en
una vía macabra.
23. Los romanos promulgaron diversas leyes para mitigar la
dureza de la esclavitud:
• La Lex Cornelia (82 a.C.) que prohibía al amo matar
esclavos no culpables de delito.
• La Lex Petronia (32 d.C.) anulaba la obligación de
combatir en el circo cuando lo ordenaba el amo.
• El Senatus consultum Claudianum (52 d.c.)
estableció la obligación de proporcinar cuidados
médicos al esclavo enfermo.
http://www.laentradasecreta.com/francia-hallan-esqueletos-de-esclavos-romanos-
encadenados-en-una-necropolis/