La estrategia para la toma del poder por parte de la izquierda extrema
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LA ESTRATEGIA PARA LA TOMA DEL PODER POR PARTE DE LA
IZQUIERDA EXTREMA
Enrique Posada Restrepo
11 de septiembre de 2020
Esta es una historia que se viene repitiendo una y otra vez.
La extrema izquierda no logra convocar más allá del 25 %, si mucho, de la
población. En general no pasa del 5 o 10 %
Por ello no tiene oportunidad real de llegar al poder por métodos
democráticos. Jamás será elegida directamente. Por ello sus ideólogos y
áulicos, sus pensadores, hablan mal de la democracia.
Por ello proponen la combinación de todas las formas de lucha. No lo hacen
porque crean que alguna de las formas va a llevarlos al poder. Lo hacen
porque su principal método es general el desgaste y el cansancio de los demás,
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buscando que se produzca un vacío de poder y de entusiasmo, para entrar a
liderar, con su impresionante activismo, dentro de cualquier coalición
salvadora que pueda aparecer.
Estas coaliciones se forman con la izquierda democrática, con distintos tipos
de grupos insatisfechos con el estado de las cosas, con grupos de los
intelectuales y de los maestros, con sectores de la clase trabajadora y de la
iglesia (en general muy críticos y deseosos del cambio, en busca de que se
puedan poner en práctica ideas nobles de justicia social y de igualdad).
Una vez asumido el poder, la izquierda extremista, acompañada de otros
extremismos tan comunes en la modernidad, se toma el mando real. Mediante
una combinación de habilidosas movidas, siguiendo libretos ya demostrados
en la antigua Europa oriental, en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua, entre
otros, arrasan con la prensa libre, con la propiedad privada, con el sector
empresarial, con las empresas del estado, con las fuerzas militares, con el
sistema de justicia y con el sistema electoral. En eso reciben el apoyo de los
intelectuales de todo el mundo, de la mayor parte de los periodistas, de
muchas ONGs ilusionados todos con la idea de que por fin se van a poder
ensayar todos los nobles propósitos por los cuales ha luchado la humanidad
por años y años. Poco a poco se va demostrando la amarga verdad, repetida
una y otra vez. La extrema izquierda y los radicales solo quieren el poder y
todas las prebendas que vienen con él, especialmente cuando no se ejerce
como servicio sino como egoísmo mesiánico: fama, viajes, riqueza, estatuas,
historia re-escrita, adulación, discursos largos y repetidos, titulares de prensa,
entrevistas con periodistas famosos, algún libro, alguna película.
Cuando empieza a ser evidente otra vez que la extrema izquierda no tiene la
menor idea de cómo cumplir todos los nobles ideales, que no saben de
administración, ni de servicio, ni de liderazgo, ni de trabajo en equipo, ni
economía, ni de proyectos, ni de consensos, cuando es claro que se ha
producido la frustración, que crece la miseria, que las cifras económicas son
desastrosas, que todo se viene al suelo, que se desatan la persecuciones y las
personas se ven obligadas a escapar o a abandonar el país de los sueños
frustrados, ya el poder es absoluto, nada resta por hacer. No obstante la
evidencia, muchos intelectuales, buena parte de los periodistas, muchos
artistas, mucha gente de fama, distintos líderes y casi todos los críticos del
sistema democrático y de mercado, seguirán apoyando, con sus ojos
indiferentes a la realidad, al hermoso modelo, por mentiroso o irreal que sea.
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Entonces los elementos son los siguientes, a modo de titulares.
Desgastar al sistema de poder en curso.
Generar desgaste, desunión, demérito y cansancio en los sectores de centro y
de derecha moderada, aún de izquierda democrática y moderada que ostentan
el poder. Desgastar y demeritar los partidos políticos tradicionales, exagerar
las fallas y carencias del sistema operante, exagerar y dar protagonismo a la
corrupción, al deterioro ambiental; resaltar las cifras que muestran la
injusticia, la pobreza; destacar los temas de víctimas, de desplazamiento.
Llamar a huelgas, a paros nacionales, a marchas, al bloqueo de vías y de
servicios, buscar que haya uso de la fuerza represiva para controlar el caos.
Contar con grupos terroristas y criminales y sensación de inseguridad. Pedir y
exigir derechos de imposible cumplimiento.
Desarrollar una narrativa prevalente en el sistema educativo, en los
medios, en los ensayos y reflexiones y en las redes sociales.
Bajo esta visión se crea la imagen de que el sistema imperante es injusto,
represivo, fascista, incapaz, violento, torpe, corrupto, mentiroso y que debe ser
cambiado por el nuevo modelo popular, justo, pacífico, ambientalista, puro,
honesto. No está claro en la narración prevalente cómo se hace esto, pero sí
queda claro que hay que cambiar el sistema. La narrativa desecha las visiones
optimistas y novedosas e impone las profecías del desastre y el fatalismo.
El llamado a la coalición popular, sea dentro del gobierno mismo, o como
alternativa electoral.
Utilizando atractivos slogans y nombres (La Colombia Humana, por ejemplo)
se ofrece la alternativa salvadora, como preferida salida al desastre existente.
Al mismo tiempo, se busca la división de los sectores que ostentan el poder.
Esto puede iniciarse llevando al gobierno a tal estado de desgaste, que se vea
obligado a llamar a compartir el poder con los sectores críticos como tabla se
salvación. Luego de una corta luna de miel, y después de que el extremismo
contestatario haya situado cada vez más sus fichas en la estructura del estado,
se puede proceder a carcomer aún más al sistema, para luego abandonarlo y
presentarse como carta de salvación en el siguiente proceso electoral. Para que
ello signifique el acceso al poder para el extremismo camuflado en la
coalición salvadora, es imperativo que el centro y la derecha lleguen divididos
a las elecciones. Así, con solamente una votación del orden del 30 al 40 %,
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esta se toma poder, dando el espacio para que el extremismo entre a mandar,
con las inevitables consecuencias mencionadas.
Evidencias de esta situación en Colombia
La extrema izquierda, liderada por el extremista Gustavo Petro, hace todo lo
posible por demeritar al gobierno de Iván Duque. Para ello llama a todas las
posibles estrategias, como las señaladas, poniendo todas las esperanzas en las
marchas, los bloqueos, los paros, los movimientos colectivos, para crear
situaciones insostenibles. Además, aprovecha cualquier situación para llamar a
la protesta, para demeritar, para presentarse como salvador.
En estos momentos aprovecha un exceso de la policía para pedir la renuncia
de la cúpula de la policía y para convocar a paros y marchas. Se genera caos y
destrucción en diversos sitios del país. Crea zozobra al máximo posible.
Su esperanza es lograr el desgaste total y el agotamiento del gobierno,
buscando que lo llamen como el gran salvador que calma la protesta y el
vandalismo; o abriendo espacios para la gran coalición ganadora en las
próximas elecciones.
La prensa exagera todo lo que sucede, exaltando la crisis.
El centro y la derecha, por el contrario, no se unen, no actúan con objetivos
claros, se van a desgastar con varios candidatos y con divergencias, en vez de
caer en cuenta de lo que se avecina. Una posible derrota electoral y el señor
Petro, por fin, elegido como rey de los desastres, continuando lo que inició en
Bogotá, con toda su ineptitud administrativa y sus ganas de poder, todos
rogando porque no sea una repetición de Venezuela.
Alternativas
Fortalecer la unidad del centro y la derecha, inclusive de la izquierda
demostradamente democrática y liberal, a partir de reuniones de los líderes.
Estableciendo un pacto de alternancia y de formas creativas de compartir ideas
y planes de gobierno. Un frente nacional, obviamente sujeto al libre juego
electoral contra las alternativas de izquierda, bien pensado y moderno.
Evitar caer en la trampa del desgaste y el desánimo. Evitar dar espacios a los
extremistas a base de ceder a chantajes y presiones.
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Evitar por todos los medios suscribirse a la narrativa contestataria. Para ello
fortalecer grupos de pensadores y de forjadores de opinión pública y proponer
imaginarios valiosos y narrativas propositivas y positivas.
Denunciar y exponer las tácticas del extremismo.
Buscar el apoyo de los sectores productivos, de los sectores sociales, de las
ONGs, de los sectores educativos, del cooperativismo, de los medios de
comunicación serios.
Divulgar por todos los medios los valores de la democracia, el lenguaje digno
y honesto, que no insulte ni demerite, el orden, la libertad, la justicia, el
respeto, la amistad, la generosidad, la búsqueda de la felicidad, las
conversaciones, la educación, el trabajo, la familia, la disciplina, el civismo, la
sostenibilidad, el valor de la naturaleza, la solidaridad. A modo de Cultura
Metro Nacional.
Utilizar las redes sociales de forma constructiva, constante, persistente,
positiva, evitando ceder todos los espacios a los sectores negativos y
extremistas.
Exaltar las vidas y obras de personas que representen los valores a nivel local,
nacional e internacional.
Estar en contacto con movimientos similares en los diversos países, ya que
este es un problema internacional.
Publicar y escribir. Divulgar. Una y otra vez. Sin parar.