1. Menos lo del cazo
Comprendí uno de esos días horrorosos que las palabras de aquel fraternal sabio,
educado con grabados, dibujos y pocas fotografías, podrían ser moteadas a pesar de su
clarividencia, su claridad. Aquella sabiduría sobrevenida por la prudencia. Ser juicioso implicaba
en otros tiempos tener habilidad con la invocación. Y matizarlas, no supondría discutir su
ejemplo máximo, sino aplicarle una ligera y sin importancia partícula de resentimiento al haber
confirmado la gran autenticidad de su voz, de su expresión.
_¡La honestidad es la mejor de todas las artes perdidas! A muchos solo les motiva el
dinero para ser honestos, consiste en que no le pillen_
Cuando la bisoñez aún me atrapaba, con visado para incitar el espabilo, me
sorprendieron profundamente. No conseguía mostrar con el señalamiento debido aquellos
casos en los que pudiera reafirmar tal bravosidad con indicios de desplante espiritual. Y para
nada encontré, en los recientes y concurrentes más o menos conocidos y cercanos, aquellos
sumarios donde pudiera reproducir visualmente la sustancia de aquellas frases. Tuve que
fijarme en él para gestar la conclusión. Él tenía lo mismo que los demás, menos lo del cazo. Y así
fui comprendiendo cómo cada cual destacaba más o menos en función de las acciones
deshonestas que multiplicaba al cabo del año. Aquellas que se justifican porque las hace todo el
mundo. ¡Un momento!, el fraternal sabio cuya opinión de sí mismo es de una absoluta
humillación infligida a sí mismo, no estuvo puesto ni dispuesto nunca a coger aquel cazo por su
mango, cogedero mucho más adaptado a las manos indecorosas de los beneficiarios de sus
señales.
El cazo, es un objeto cuyo receptáculo es agradecido. Su superficie interior ha estado
habitualmente preparada para engancharse a cualquier podredumbre necesitada de todo lo
que se cuece por ahí. En algunas ocasiones con mayor solidez que un líquido mingitorio. Otras
veces como mayor liquidez de lo que permite un moral sólida. No tiene viso de integridad. Más
bien tiene biso. Para los que ignoran el respeto de ciertas normas que se consideran adecuadas
para una convivencia normal, hay moluscos que se aferran a las rocas mediante filamentos
secos que se endurecen con el agua del mar para quedar adheridos. Esos filamentos provienen
de su secreción. ¡Ay que te como, mejillón!
Muchos de un simple caldero han pasado a tener una caldera de vapor. Muchos de un
simple cazo han pasado a tener un perol de contravapor. Si pudiéramos restar tanto diferencial
a su favor habríamos podido identificar el efluvio de muchos menos vapores en tensión
constituyendo la fuerza motriz del porvenir homologado.
2. Seis de cada diez en negro, y de los cuatro restantes, dos por prestación. Un salario de
expediente, otro libre por simulación. Muchas veces ni iba, para evitar la declaración que
restara la cuantía. El contrato verbal perfectamente suprimía el contrato formal. Permitir la
fraudulenta operación, aunque reproduzca una competencia desleal y traidora. Toma tu antes
la información, ser el primer receptor es garantía de consumación en la cúspide. Hacer la
actividad sin licencia, y sin cargos ni pistas por la impostura.
Circunstancias favorecedoras para quienes se atribuyen dicho posicionamiento por ser
en categoría más hacendosos, inteligentes y nobles. Por encima de aquel fraternal sabio, quien
tiene lo mismo que ellos, menos lo del cazo.
lunes, 28 de diciembre de 2015
Félix Sánchez