2. La jeringa es uno de los tres componentes esenciales del
instrumental para administrar anestésicos locales (los otros dos
son la aguja y el cartucho). Es el vehículo desde donde se
suministra al paciente el contenido del cartucho anestésico
a través de la aguja.
En la actualidad existen en odontología ocho tipos de jeringas
para administrar anestésicos locales.
3. Los criterios de la American Dental Association para aceptar
las jeringas de anestésicos locales son los siguientes:
1. Deben ser duraderas y capaces de soportar procedimientos de
esterilización repetidos sin deteriorarse. (Si la unidad es
desechable, tiene que empaquetarse en un contenedor estéril.)
2. Deben ser capaces de aceptar una amplia gama de cartuchos y
de agujas de fabricantes diferentes y permitir un uso repetido.
3. Deben ser baratas, independientes, ligeras y sencillas de usar
con una sola mano.
4. Deben proporcionar una aspiración eficaz y estar fabricadas
de tal modo que pueda observarse con facilidad la sangre en el
cartucho.
4.
5. Jeringas no desechables
Aspirativas metálicas de carga posterior de tipo cartucho.
La jeringa metálica de carga posterior de tipo cartucho es la más
utilizada en odontología. El término carga posterior implica que el
cartucho se inserta en la jeringa desde un lateral. En el adaptador
de la aguja se acopla una aguja al cilindro o cámara de la jeringa. La
aguja pasa a continuación al interior del cilindro y atraviesa el
diafragma del cartucho de anestésico local. El adaptador de la aguja
(a rosca o de punta convertible) se puede quitar y, en ocasiones, se
tira de forma inadvertida junto con la aguja desechable.
6. La jeringa aspirativa posee un dispositivo a modo de punta
afilada con forma de gancho (a menudo denominado arpón ) que
se acopla al pistón y se usa para perforar el tapón de goma de
silicona grueso (bitoque) en el extremo opuesto del cartucho
(desde la aguja). Si la aguja tiene el calibre adecuado, cuando se
ejerce una presión negativa sobre la anilla del dedo pulgar, la
sangre penetra en el interior de la aguja, y en el cartucho se
visualiza si la punta de la aguja está en la luz de un vaso
sanguíneo. La presión positiva aplicada a la anilla del dedo pulgar
empuja el anestésico local hacia la luz de la aguja y hacia los
tejidos del paciente en los que se encuentre la punta
7.
8. Aspirativas de plástico de carga posterior de tipo cartucho.
Existe una jeringa aspirativa dental reutilizable de plástico,
gracias a los avances recientes en los materiales plásticos,
ésta jeringa se puede esterilizar en el autoclave y por medios
químicos. Si se cuidan y se manipulan bien, se pueden usar
varias veces antes de desecharlas.
9. Autoaspirativas metálicas de carga posterior de tipo cartucho.
Los peligros potenciales de la administración intravascular
de anestésicos locales son muchos; La incidencia de aspiración
positiva puede llegar a ser de hasta un 10-15% con algunas técnicas
de inyección. Los profesionales de la odontología están de
acuerdo en la importancia que tiene la prueba de aspiración
antes de administrar un anestésico local.
10. Con las jeringas metálicas de carga posterior de tipo cartucho,
el odontólogo debe realizar una prueba de aspiración con
decisión antes o durante la administración del anestésico.
La palabra clave es «con decisión» . Sin embargo, muchos
odontólogos no realizan esta prueba a sabiendas antes de
inyectar el anestésico.
11. Para facilitar la aspiración se han desarrollado diversas jeringas
Autoaspirativas
12. Estas utilizan la elasticidad del diafragma de goma del cartucho
de anestésico para obtener la presión negativa necesaria para la
aspiración. El diafragma descansa sobre una proyección metálica
en el interior de la jeringa que dirige la aguja hacia el interior del
cartucho.
13. La presión, que actúa directamente sobre el cartucho a través
del disco del dedo pulgar o indirectamente a través del eje del
émbolo, distorsiona (estira) el diafragma de goma y genera una
presión positiva dentro del cartucho de anestésico. Cuando se
libera dicha presión, se genera la suficiente presión negativa en
el interior del cartucho para permitir la aspiración. La anilla del
pulgar genera el doble de presión negativa que el eje del
émbolo. Las jeringas odontológicas autoaspirativas permiten
realizar varias aspiraciones fácilmente durante todo el tiempo
que se está depositando el anestésico local.
14. Algunos médicos pensaban que esta jeringa no les proporcionaba
la misma fiabilidad de aspiración que la que se conseguía con la
jeringa aspirativa de arpón. Sin embargo, se ha demostrado que
esta jeringa aspira, de hecho, con la misma fiabilidad que la de
arpón.
15. Si bien éste es el método preferido para realizar una prueba de
aspiración satisfactoria con este tipo de jeringas, también se
puede lograr una presión adecuada de aspiración con sólo liberar
la presión del pulgar sobre la anilla. La segunda generación de
jeringas autoaspirativas ha eliminado el disco del pulgar.
El factor que más influye en la capacidad para aspirar no es la
jeringa, sino el calibre de la aguja que se esté utilizando.
16. Jeringas de presión. Aparecieron a finales de la década de
1970 y generaron un renovado interés por la infiltración del
ligamento periodontal (LPO) (también conocida como inyección
intraligamentosa [IIL]).
17. La infiltración del LPO, aunque se puede usar para cualquier
diente, ayudaba a obtener una anestesia fiable de la encía de
un diente aislado en el arco mandibular donde antiguamente
era necesario realizar un bloqueo nervioso
Los dispositivos de primera generación, que utilizaban un agarre
tipo pistola, eran en cierto sentido más grandes que los
dispositivos de agarre de lápiz más moderno
18. Aunque no se necesitan jeringas «especiales» para realizar una
infiltración satisfactoria del LPO, suponen ciertas ventajas, y una
de ellas es la ventaja mecánica que proporciona al especialista,
facilitando la administración del anestésico local. Esta misma
ventaja mecánica, sin embargo, hace que la inyección sea
«demasiado fácil» de realizar, provocando una inyección de la
solución anestésica «demasiado rápida» que molesta al
paciente tanto durante la inyección como cuando la anestesia
ha desaparecido.
19. El gatillo permite administrar una dosis concreta y que un
especialista con poca fuerza muscular pueda vencer la resistencia
tisular que encuentra al realizar la técnica del modo adecuado.
Esta ventaja mecánica también puede ser perjudicial si el
especialista deposita la solución anestésica demasiado rápido
(<20 seg/dosis de 0,2 ml). Todas las jeringas de presión encajonan
por completo el cartucho dental de cristal con plástico o metal, y
de esa forma protegen al paciente en el caso improbable de que
el cartucho se resquebraje o se haga añicos durante la inyección
20.
21. Inyector a chorro (jet).
En 1947, Figge y Scherer diseñaron una técnica nueva para
realizar la inyección parenteral:
la inyección a chorro o sin aguja. Representaba el primer
cambio fundamental de los principios básicos de la inyección
desde 1853, cuando Alexander Wood introdujo en la práctica
la jeringa hipodérmica.
22. La primera publicación relativa al uso de inyecciones a chorro en
odontología la mencionaron Margetos y cols. en 1958.
La inyección a chorro se basaba en el principio de que los líquidos
forzados a presiones muy elevadas a través de aberturas de
pequeño tamaño, denominados jets (chorros), pueden atravesar
la piel o las mucosas intactas
23. Los inyectores a chorro más utilizados en odontología son el
SyriJet Mark II y el MadaJet.
El SyriJet contiene un cartucho dental de anestésico local de 1,8
ml. Está calibrado para administrar 0,05-0,2 ml de una solución
a 2.000 psi de presión. La finalidad principal del inyector a chorro
consiste en obtener anestesia tópica antes de introducir una
aguja. Asimismo, puede emplearse para anestesiar las mucosas
del paladar.
24. El inyector a chorro no es un sustituto adecuado de la jeringa y
la aguja tradicionales para anestesia de la encía o para realizar
bloqueos regionales. Por otra parte, a muchos pacientes les
desagrada la sensación que produce el inyector.
25. A muchos pacientes les desagrada la sensación que produce el
inyector, así como las molestias de las partes blandas que
quedan tras la inyección y que pueden aparecer aunque se
aplique bien.
Los anestésicos tópicos, aplicados correctamente, tienen la
misma finalidad que los inyectores a chorro con mucho menor
costo