2. INTRODUCCION
La fiebre es una respuesta adaptativa, utilizada por casi todos los vertebrados,
como parte de la reacción de fase aguda de la respuesta inmune. Implica una
compleja coordinación de fenómenos autonómicos, neuroendocrinos y
conductuales. La respuesta febril puede ser provocada por una gran variedad
de agentes infecciosos y otras condiciones no infecciosas que desencadenen
la respuesta inflamatoria. Sus manifestaciones son estereotipadas e
independientes de la causa. La manifestación cardinal de la fiebre es la
elevación de la temperatura corporal en uno a cuatro grados Celsius por sobre
lo habitual. El mecanismo de esta elevación, parece ser un aumento en el
punto de regulación del termostato de la temperatura corporal, ubicado en el
área preóptica del hipotálamo. Los mecanismos termorreguladores que se
activan para mantener una temperatura más elevada, son los mismos que
habitualmente utiliza el organismo para mantener la temperatura en
condiciones normales cuando es expuesto a un ambiente frío. El más
importante de estos es la redistribución del flujo sanguíneo desde la piel a los
lechos vasculares más profundos de manera de disminuir la pérdida de calor
por la piel.
3. SÍNDROME FEBRIL EN
NIÑOS
El síndrome febril sin foco es un proceso que consiste en
elevación de temperatura rectal mayor de 38ºC, en
respuesta a un estímulo patológico en el que tras una
cuidadosa anamnesis y exploración no se encuentra causa
que lo justifique.
1. Aspectos generales relacionados con
la fiebre.
En general se acepta que todo paciente con temperatura rectal
superior o igual a 38ºC, tomada en condiciones de reposo, tiene
fiebre. La elección de este punto como referencia se debe a que
la temperatura rectal es fácil de obtener, reproducible y poco
sujeta a artefactos. Incluso en pacientes abrigados en exceso
puede incrementarse la temperatura cutánea, pero no afecta de
forma importante a la temperatura rectal. La temperatura
timpánica ofrece una baja correlación con la rectal (49 por ciento
de sensibilidad) y, por consiguiente, no se recomienda como
punto de medición rutinaria.
La observación de los padres debe ser considerada como fiable,
ya que este grupo representa el mismo riesgo que si la
hipertermia estuviese confirmada. La fiebre es una respuesta
fisiológica frente a la infección inducida por múltiples agentes
víricos y bacterianos, muchos de ellos banales, que ayuda a
impedir su proliferación y mejorar la respuesta defensiva del
individuo.
En principio, debe ser considerada como un síntoma que
beneficia al paciente, no como una enfermedad. Siempre es
necesario buscar la presencia de un foco infeccioso, pero cuando
éste aparentemente no existe hablamos de fiebre sin foco (FSF).
Aunque menos frecuentes, existen otras causas de hipertermia
de origen no infeccioso que deben ser tenidas en cuenta, como
son la deshidratación hipertónica en el lactante, fase
hipermetabólica de la respuesta a la agresión, reacción a algunos
medicamentos, hipertermia central, ejercicio físico, golpe de
calor, linfomas, procesos autoinmunes, etc. No debe olvidarse
que algunas vacunas producen reacciones febriles, algunas en el
entorno de las primeras 24h (DTP, CPV-7) sin que se prolongue
más de 48h, mientras que en otras (p. ej. Triple vírica) puede
demorarse hasta 7- 10 días desde la inoculación.
[TÍTULO DE LA BARRA
LATERAL]
AUTORES:
LOPEZ HIDALGO FRED
LOPEZ RUIZ BETSI
RUIZ PILCO BRANDI
FELICIANO
4. Etiología del síndrome febril
La causa más frecuente de síndrome febril en los niños son las infecciones virales.
La etiología de las infecciones bacterianas varía según la edad.
En neonatos predominan los bacilos gram negativos, estreptococo del grupo B, y menos frecuentemente
listeria y enterococo. Entre 1 y 3 meses disminuye progresivamente la incidencia de estas bacterias y
aumenta la frecuencia de infecciones por Haemophilus i nfluenzae, neumococo, meningococo y
Salmonella, que son los gérmenes predominantes entre los 3 y 36 meses. En mayores de 3 años las
infecciones tienden a ser localizadas, con baja incidencia de bacteriemia.
Aunque son menos frecuentes también hay que tener en cuenta las causas no infecciosas de fiebre.
Etiología de fiebre sin foco
Causas infecciosas Enfermedades del sistema endocrino
Bacterianas Diabetes insípida
Víricas Crisis tireotóxica
Hongos Enfermedades hemato-oncológicas
Parásitos Neuroblastoma
Intoxicaciones Leucemia
Atropina Hemólisis
Salicilatos Síndrome hemofagocítico
Cocaína Histiocitosis
Deshidratación Enfermedades Heredofamiliares
Crisis hemolíticas agudas Displasia ectodérmica anhidrótica
Enfermedad de Kawasaki Disautonomía familiar
Síndrome de Stevens Jonson Otras
Reacciones inmunes a drogas Vacunas
Fiebre de origen central
Traumatismos importantes
Enfermedades inflamatorias
Tabla Nº1
Bacterias aisladas con mayor frecuencia en bacteremias
5. 2. Apreciación del paciente con fiebre:
Al realizar la historia clínica del paciente es importante preguntar los antecedentes personales para
intentar detectar los factores de riesgo de enfermedad bacteriana grave.
− Antecedentes perinatales: fundamentales en periodo neonatal (menor de un mes). Se debe
investigar sobre factores de riesgo infeccioso perinatales (tiempo de bolsa rota, fiebre materna
intraparto, colonización vaginal por estreptococo B...) y los antecedentes del neonato (ingreso en
cuidados intensivos neonatales, procedimientos...)
− Presencia de enfermedades crónicas e inmunodepresiones
− Otros: reflujo vesico-ureteral, antecedentes de infecciones urinarias
La anamnesis debe incluir datos sobre la influencia de la fiebre en el estado general del niño, sobre los
síntomas acompañantes de la fiebre y otros datos como inmunizaciones recientes ó ambiente epidémico
familiar.
La exploración ha de ser sistemática y se deben valorar factores como: el aspecto general e impresión de
gravedad, la postura, actitud y grado de actividad y el nivel de conciencia (contacto con el entorno, relación
niño-padres). Además es fundamental la valoración de la piel (color, hidratación, nutrición) prestando
especial atención a la presencia o ausencia de exantemas.
Existen escalas de observación clínica que pueden ser de utilidad, pero la primera impresión de un
profesional experimentado tiene mucho más valor.
La escala de observación para lactantes pequeños se describe a continuación:
1 punto
(normal)
3 puntos
(alteración moderada)
5 puntos
(alteración grave)
Esfuerzo
respiratorio
Normal Compromiso respiratorio (FR>60,
retracciones o quejido)
Distrés respiratorio con
esfuerzo inadecuado
Perfusión
periférica
Rosado, extremidades
calientes
Extremidades frías, moteadas Pálido
Actitud Sonríe, sin irritabilidad Irritable, fácil consuelo Irritable, inconsolable
Una puntuación menor o igual a 7 tiene una sensibilidad del 76% y una especificidad del 75% y un valor
predictivo negativo del 96% para descartar infecciones graves.
6. Escala de Yale para lactantes entre 3 y 36 meses:
Normal (1
punto)
Afectación moderada (3
puntos)
Afectación grave (5
puntos)
Calidad del
llanto
Fuerte con tono normal o
contento sin llorar
Quejumbroso o sollozando Débil o con tono alto
Reacción
ante los
padres
Llora brevemente y luego
deja de llorar o está
contento sin llorar
Llanto intermitente, deja de
llorar para empezar
inmediatamente de nuevo
Llanto continuo, apenas
responde
Variación
del estado
general
Despierto, si se duerme se
despierta rápidamente
con un pequeño estímulo
Si está despierto, cierra los
ojos brevemente. Si está
dormido, necesita un
estímulo prolongado para
despertarse
No se puede dormir o
apenas se despierta
Color Rosado Extremidades pálidas o
acrocianosis
Pálido, cianótico o grisáceo
Hidratación Piel y ojos normales con
mucosas húmedas
Piel y ojos normales con boca
ligeramente seca
Piel pastosa o con pliegue,
mucosas secas y/o ojos
hundidos
Respuesta a
estímulos
sociales
Sonríe o está alerta Sonríe o está alerta
brevemente
No sonríe, cara ansiosa o
inexpresiva o no está alerta
Se considera que una puntuación menor o igual a 10 tiene poco riesgo de enfermedad grave y una
puntuación mayor de 16 tiene alto riesgo de enfermedad grave.
3. Clinica de sindrome febril
El niño febril con enfermedad obvia al momento de la evaluación, no presenta discusión, pues hay acuerdo
general acerca de cómo debe ser manejado. Hay, sin embargo, una proporción pequeña de pacientes
menores de 24 meses con fiebre, que no parecen seriamente enfermos y pueden tener bacteriemia;
podrían desarrollar enfermedades focales serias como meningitis, neumonías, infecciones de tejidos
blandos, etc. La mayor parte de las enfermedades febriles agudas tienen etiología infec ciosa que
desaparece sola y representan principalmente trastornos respiratorios y gastrointestinales de tipo viral.
Hay innumerables condiciones que pueden causar fiebre, las cuales se clasifican en grandes categorías.
Aun cuando cualquier enfermedad de l as categorías mencionadas previamente puede causar fiebre a
cualquier edad, algunas de ellas tienen más posibilidades de ocurrir en determinados períodos de vida que
en otros. Los colágenos vasculares e inflamatorios del intestino son raros en la infancia pero se tornan
progresivamente más frecuentes con el incremento de la edad; las reacciones febriles por inmunizaciones
son mucho más comunes durante el primer año de vida. La mayor parte de los cuadros febriles agudos en
todos los grupos de edad tienen etiología infecciosa y representan principalmente trastornos respiratorios
y gastrointestinales de tipo viral (enterovirus, influenza, parainfluenza, respiratorio sincitial, adenovirus,
rinovirus, rotavirus) y son generalmente autolimitados.
7. El examen clínico repetido de un niño que está afectado por una fiebre aislada sin causa obvia en la primera
evaluación es de enorme importancia, debido a que permite apreciar la aparición de nuevos signos que
orienten hacia un diagnóstico correcto. Un examen clínico cuidadoso, efectuado 12 a 48 horas luego
del inicial, descubre una infección bacteriana localizada en más de140% de los casos. Es importante
contar con un esquema organizado sobre la base de factores de riesgo que permita decidir
rápidamente la conducta ante la consulta del niño febril. Por ejemplo, la edad y la temperatura
corporal son factores importantes: no es igual el manejo de un niño de dos meses con 40°C que el
manejo a los 10 años de un paciente con igual temperatura; el de un niño esplenectomizado o con
enfermedad de células falciformes con fiebre de cualquier grado, que el de un niño sano febril.
Después de evaluar el niño, el médico está preparado para
prescribir el mejor tratamiento para aquellos que muestren
signos de localización al examen: otitis, infección respiratoria,
adenitis cervical, etc. Sin embargo, puede hallarse un número
significativo de niños con fiebre y sin signos de localización.
Adicionalmente algunos niños con otitis media o signos claros de
infección respiratoria pueden tener una temperatura o una
apariencia de enfermedad desproporcionada con respecto a los
signos de localización; estos niños también requieren un análisis de laboratorio más detallado. El estudio
más útil y de menos costo en el niño febril sin signos de localización es el recuento de células blancas. Un
recuento por encima de 15.000/mm3 tiene m valor predictivo razonablemente bueno para infección
bacteriana, pero tal prueba no es específica.
Una tasa de sedimentación por encima de 30 mm/hora tiene un valor predictivo de similar magnitud y
los
dos exámenes juntos son mejores que aislados. En general, la no presencia de leucocitosis es un excelente
predictor de la ausencia de bacteriemia en el niño febril, pero su presencia es un pobre indicador de Ila;
por otro lado, la leucopenia (menor de 5.000 mm3) I sugiere fuertemente y es a menudo un signo de
pronóstico ominoso. En un estudio de meningococcemia oculta, los dos únicos niños que murieron tuvieron
recuentos menores de 5.000 por 1m3. El recuento diferencial para formas en banda es lás útil en la sala de
recién nacidos que en otras edades. Un niño con recuento celular blanco alto, tasa de sedimentación
elevada y aspecto general tóxico es candidato para un cultivo sanguíneo, independiente de número de
leucocitos en sangre; los hemocultivos también deben ser realizados en niños cuyas temperaturas están
por encima de 41°C o que están inmunocomprometidos. La radiografía de tórax es necesaria para el grupo
de niños que aparecen enfermos, tienen fiebre elevada y yo recuento celular y la tasa de
eritrosedimentación sugiere la presencia de infección bacteriana sin localización definida
4. Estudio de laboratorio y examenes complementarios
Los exámenes indirectos más importantes son el hemograma y los llamados “reactantes de fase aguda”,
entre ellos la velocidad de sedimentación globular y la PCR. Los exámenes directos están representados en
primer lugar por los hemocultivos y luego por las pruebas rápidas para detectar antígenos bacterianos y
también virales (látex, ELISA). Las pruebas indirectas reflejan la respuesta del organismo ante la agresión
de los gérmenes, son poco específicos y se valoran como información de utilidad en un primer momento.
Son indicadoras de la existencia de un proceso infeccioso o inflamatorio y en algunas situaciones en cierta
medida pueden brindar orientación etiológica.
Es un hecho reconocido que en la practica diaria los médicos clínicos nos hemos hecho en buena medida
dependientes del VSG y en los últimos años de la PCR, que son los indicadores mas conocidos de la
respuesta inflamatoria.
8. En cuanto a los pacientes que consultan en servicios de urgencia, Teele y col. Informan que existe
bacteriemia en una proporción significativa (3 a 5%). Se ha documentado que los niños de entre 6 24
meses “sin foco de infección aparente” y con temperaturas de 40°C o mas presentan un riesgo claramente
mayor de bacteriemia oculta. Es en este grupo de niños en los que obviamente parece tener una mayor
utilidad la determinación de la PCR, cuando esta releva valores mayores o iguales a 35 mg/L, en general se
acepta que esta determinación, solicitada con frecuenci a junto con el hemograma y la VSG, al revelar
valores anormales, justifica la obtención de hemocultivos y la realización de otros estudios para decidir la
administración del tratamiento con antibióticos, de preferencia por vía parenteral.
En cuanto al segundo grupo de pacientes, formado por niños febriles que si muestran signos específicos
de infección, debe señalarse que cuando existen evidencias de toxemia sistémica desproporcionadas
respecto del cuadro clínico habitual o bien cuando hay otros parámetros de laboratorio que apuntan a una
posible bacteriemia, casi siempre esta justificado solicitar directamente hemocultivos.
5. Diagnostico diferencial del cuadro febril
Hay varios hechos importantes que deben señalarse al respecto y, en primer lugar, es preciso enfatizar que
la anamnesis y el examen físico son superiores a los exámenes de laboratorio para llegar al diagnostico.
Además, hay que tener presente que la magnitud de la fiebre, su duración y la respuesta a los antipiréticos
no son útiles para di ferenciar las enfermedades virales de las bacterianas .
Típicamente los cuadros virales no exceden los 40°C y se resuelven dentro de 3 o 4 días, aunque hay
excepciones. Por otra parte la mayoría de las fiebres altas, son valores superiores a 40,5 °C no son causadas
por una infección y hay que considerar otros motivos.
La fiebre usualmente ocasiona un aumento de la frecuencia respiratoria, y un incremento de la frecuencia
cardiaca de 10 a 15 latidos por minuto por cada centígrado de temperatura. Que esto no ocurra puede
presentar un indicio de que se trata de fiebre tifoidea, infección por micoplasmas o fiebre artificial o falsa.
Ya se ha mencionado que existen otras causas de fiebre, además de las infecciosas, y por lo tanto deben
ser consideradas en el diagnostico diferencial del niño febril. Entre ellas otras enfermedades, como lesiones
del SNC, colagenosis, hipertiroidismo y neoplasias que pueden presentarse con fiebre, se asocian con otros
hechos clínicos más importantes que el aumento de la temperatura dentro del cortejo sintomático del
proceso.
En un niño con un cuadro diarreico agudo, la fiebre puede deberse a hipernatremia o deshidratación. En
el caso de un niño que previamente se encontraba en un buen estado de salud y presenta hipertermia en
forma violenta debe pensarse en causas ambientales, como exceso de abrigo o exposición a la luz solar en
forma prolongada.
Las inmunizaciones, las picaduras (arañas, etc.) y la ya mencionada ingestión de salicilatos y
anticolinérgicos representan otras causas de fiebre
6. Pauta de actuación ante un síndrome febril sin foco
La fiebre es un motivo de consulta muy frecuente en urgencias y muchas veces sucede que tras una
anamnesis y una exploración detallada no se encuentra una causa que justifique este proceso, es decir, se
trata de un síndrome febril sin foco. La dificultad de manejo de estos pacientes radica en la necesidad de
9. conocer en el momento inicial cuáles de ellos presentarán una enfermedad banal y cuáles una enfermedad
grave. Las decisiones de manejo dependen del estado general y de la edad del niño.
A. Mal estado general
Los pacientes con mal estado general requieren, independientemente de la edad, una evaluación completa
con anamnesis y exploración, analítica y bacteriología completa (hemograma, PCR, hemocultivo y
urocultivo), radiografía de tórax y punción lumbar. Se han de monitorizar y se les ha de administrar
tratamiento antibiótico endovenoso. Los pacientes que lo precisen recibirán tratamiento de soporte
(reanimación, inotrópicos, ingreso en UCIP...).
B. Buen estado general
En estos casos, tanto el manejo como la decisión de realizar pruebas complementarias se estratifica según
la edad del paciente.
B.1. Edad 0-30 días
Se ha de realizar una valoración inicial con una anamnesis y exploración completas. Dada la
inmunodeficiencia relativa de estos lactantes y la alta incidencia de enfermedad bacteriana
potencialmente grave, la actitud recomendada incluye la realización de pruebas complementarias y el
ingreso de todos los lactantes de esta edad con fiebre sin foco.
Las pruebas complementarias incluyen: Hemograma, PCR, hemocultivo, sedimento de orina y urocultivo a
todos los casos. La radiografía de tórax se realizará si el paciente presenta síntomas respiratorios. La
decisión de realizar una punción lumbar se debe individualizar, teniendo en cuenta que siempre que se
paute antibiótico parenteral es preceptivo hacer una punción antes del inicio del mismo.
Se han de ingresar todos los pacientes y hay dos conductas aceptadas en la literatura:
– Antibiótico parenteral tras la realización de todas las pruebas y recogida de cultivos. – Conducta
expectante, con tratamiento antitérmico y observación clínica estrecha hospitalaria.
B.2. Edad 1-3 meses
En la valoración inicial de estos pacientes hay que tener en cuenta las mismas consideraciones que en los
menores de 30 días, pero hay que recordar que la incidencia de enfermedad bacteriana potencialmente
grave, aún siendo elevada, es algo menor en este grupo de edad.
Como en el caso anterior, la valoración en urgencias incluye anamnesis, exploración completa y pruebas
complementarias a todos los pacientes. Se ha de realizar hemograma, PCR, hemocultivo, sedimento de
orina y urocultivo, y radiografía de tórax si presentan síntomas respiratorios. La decisión de realizar punción
lumbar se ha de individualizar.
En un intento de realizar una conducta menos agresiva en este grupo de edad, se emplean los Criterios de
Rochester que definen al paciente con bajo riesgo de enfermedad grave.
10. Criterios de Rochester
Buen estado general
Previamente sano
Recién nacido a término
No ha sido tratado por hiperbilirrubinemia inexplicada
No ha sido tratado con antibióticos
No antecedentes de hospitalización
Ausencia de enfermedad crónica
No ha permanecido en la maternidad más tiempo que la madre
Ausencia de enfermedad bacteriana en la exploración Pruebas
complementarias:
Hemograma: Leucocitos entre 5000 y 15000/mm3 Neutrófilos
inmaduros < 1500/mm3
Sedimento urinario < 5 leucocitos/campo
Heces (si diarrea) <5 leucocitos/campo
Posteriormente se ha añadido la PCR menor de 3 como otro criterio de bajo riesgo para enfermedad
bacteriana.
Los lactantes entre uno y tres meses de edad con síndrome febril sin foco que cumplan todos los criterios
de Rochester pueden ser controlados domiciliariamente. Hay que valorar también las circunstancias del
entorno, dando recomendaciones claras a la familia especificando los parámetros a observar y las
circunstancias en que es necesario volver a consultar en urgencias, ya que el diagnóstico tardío de una
enfermedad bacteriana invasiva en lactantes de esta edad podría tener graves consecuencias. Se
recomienda seguimiento en 24 horas por su pediatra habitual.
B.3. Edad 3-36 meses
La actitud a seguir ante un paciente de esta edad con síndrome febril sin foco y buen estado general es un
tema controvertido. La principal característica de estos pacientes es que están en la edad de mayor riesgo
de bacteriemia oculta. La incidencia de bacteriemia oculta es difícil de determinar. Se cree que en nuestro
medio en lactantes febriles de este grupo de edad es aproximadamente del 2-3%. Algunos datos publicados
11. recientemente sugieren que, con la utilización de la nueva vacuna neumocócica conjugada, posiblemente
esta incidencia haya disminuido. Los gérmenes implicados más frecuentemente son: neumococo (90 -95%)
y meningococo (5%).
Hemos de destacar que la clínica no sirve para diagnosticar la bacteriemia oculta por lo que un punto
interesante es determinar qué factores se asocian con más riesgo de bacteriemia oculta en los lactantes
febriles:
− Temperatura: el riesgo es directamente proporcional a los grados de fiebre, pero se cree que a
partir de 41ºC la relación es logarítmica.
− Leucocitosis >15000 /mm3. Algunos autores han propuesto aumentar la cifra hasta 18000 y otros
ponen el límite en 20000, pero parece que con esta ultima cifra se perdería demasiada
sensibilidad.
− Leucocitos<5000/mm3 se asocia más frecuentemente a procesos virales, pero puede indicar una
infección grave.
− Cayados>1500/mm3.
− Neutrófilos>10000/mm3.
− PCR> 3 mg/dl.
− VSG>30 mm/h.
− Procalcitonina>2 ng/ml.
El problema de los datos analíticos es que el hemograma, la PCR y la VSG pueden no ser valorables en las
primeras horas de la fiebre y la procalcitonina, que se eleva más precozmente en enfermedades
bacterianas, actualmente no está disponible en muchos servicios de urgencias.
Tras todas estas consideraciones, las recomendaciones más aceptadas en nuestro medio que incluyen
la realización de hemograma, PCR y hemocultivo en los siguientes casos: • Lactante de 3 meses a
2 años con temperatura rectal >39.5ºC
• Niño de 2 a 3 años con temperatura rectal >40ºC.
En cuanto a la conducta terapéutica a seguir ante la sospecha de que un paciente pueda tener una
bacteriemia oculta se debe individualizar cada caso.
La administración de la nueva vacuna neumocócica conjugada podría hacer reconsiderar estas
recomendaciones actuales.
Por otro lado, no hay que olvidar que la enfermedad bacteriana más frecuente en estos pacientes es la
infección urinaria y se recomienda realizar análisis de orina a niños menores de 6 meses y niñas menores
de 2 años con síndrome febril sin foco.
B.4. Niños > 36 meses
Estos pacientes generalmente focalizan las infecciones, por lo que deben ser tratados únicamente con
antitérmicos sin necesidad de realizar más pruebas complementarias. Han de ser observados
periódicamente en espera de se manifieste la causa del cuadro febril.
7.
12. 7. Tratamiento del síndrome febril
El paracetamol ha reemplazado a la aspirina por tener menos efectos colaterales y por no asociarse con el
síndrome de Reye, y ademas, por la forma de presentación infantil liquilda. Ambos medicamentos son
igualmente efectivos y se utilizan con la misma dosificación (10 a 15 mg/kg/dosis) cada 4 horas de acuerdo
con la necesidad. El ibuprofeno, un antiinflamatorio no esteroide, representa una opción; se utiliza en dosis
de 5 mg/kg/dosis y tiene un efecto igual a 10 mg/kg/dosis. En niños con fiebre de 40°C es mas eficaz
administrar 5 mg de ibuprofeno que 5 mg de paracetamol. La duración de su acción es de 6 a 8 horas y solo
tiene efectos colaterales leves de tipo gastrointestinal.
Medidas físicas y farmacológicas.
Paños o esponjas empapadas con agua tibia ;También se considera su uso en niños con daño hepático
severo y en trastornos neurológicos en los que se encuentran alterados los mecanismos de regulación de
la temperatura por lo que el uso de antipiréticos es inefectivo. Se recomienda no emplear estos métodos
sin antes proporcionar medicación antipirética, dado que ellos no logran controlar el centro hipotalámico.
Administración de antibióticos por vía parenteral:
Ampicilina:< 1 semana, 100 mg/kg/día, en 2 dosis > 1 semana, 200 mg/kg/día, en 4 dosis más
cefotaxime: < 1 semana, 100 mg/kg/día, en 2 dosis 1 a 4 semanas, 150 mg/kg/día en 3 dosis ó
gentamicina: < de una semana, 5.0 mg/kg/d ía, en 2 dosis 1 a 4 semanas, 7.5 mg/kg/día, en 3 dosis
Para edades comprendidas entre 29 a 60 días y temperaturas rectales > de 38.1C:
Antitérmicos más usados en pediatría
Paracetamol : 10-15 mg/Kg/dosis, cada 4-6 horas vía oral, rectal. Vía intravenosa:15 mg/kg/dosis.
Máx. 60-70 mg/Kg/día, sin exceder 4 g/día.
Ibuprofeno: 5-10 mg/Kg/dosis, cada 6-8 horas vía oral. Máx. 40 mg/kg/día.
Metamizol : 20-40 mg/Kg/dosis, cada 6-8 horas vía oral, rectal, intramuscular o intravenoso. Máx. 2
g/dosis y Máx. 6 g/día
La práctica habitual de alternar antitérmicos no se recomienda en la actualidad, hasta que no haya estudios
que demuestren su seguridad.
8. Impacto de la vacunación antineumocócica en las estrategias de
atención a los niños con fiebre
El Streptococcus pneumoniae es la primera causa de bacteriemia y de neumonía bacteriana y la segunda
de meningitis bacteriana en la infancia.
La vacuna conjugada neumocócica heptavalente (VCN7), comercializada en Es paña en junio de 2001,
incluye polisacáridos de los serotipos 4, 6B, 9V, 14, 18C, 19F y 23F, conjugadas con la proteína
transportadora CRM y se diferencia de las vacunas previas por conferir inmunogenicidad en menores de 2
años y su capacidad para crear memoria inmunológica.
En nuestro medio el 45% de las cepas de S.pneumoniae que producen bacteriemia oculta o infecciones
invasoras están incluidas en esta vacuna.
Entre los efectos clínicos de dicha vacuna destacan la disminución de la enfermedad invasiva por S.
pneumoniae y la disminución de bacteriemia oculta por S.pneumoniae. Respecto a las infecciones
13. respiratorias, se ha producido una disminución de los serotipos incluidos en la misma y aunque en algunos
trabajos se objetiva un aumento de los serotipos no incluidos, sin embargo, no se ha evidenciado un
ascenso del número de infecciones invasoras por es tos serotipos no vacunales.
También se ha relacionado la vacuna con disminución del uso de antibióticos y con un descenso del nivel
de resistencias de estos gérmenes a los mismos.
En consecuencia, con la implantación de la vacuna antineumocócica cabe esperar posturas más
conservadoras, con modificaciones importantes en las actuales estrategias diagnósticoterapéuticas
seguidas ante un niño con Síndrome febril sin foco.
Antitérmicos más usados en pediatría
Paracetamol : 10-15 mg/Kg/dosis, cada 4-6 horas vía oral, rectal. Vía intravenosa:15 mg/kg/dosis.
Máx. 60-70 mg/Kg/día, sin exceder 4 g/día.
Ibuprofeno: 5-10 mg/Kg/dosis, cada 6-8 horas vía oral. Máx. 40 mg/kg/día.
Metamizol : 20-40 mg/Kg/dosis, cada 6-8 horas vía oral, rectal, intramuscular o intravenoso. Máx. 2
g/dosis y Máx. 6 g/día
La práctica habitual de alternar antitérmicos no se recomienda en la actualidad, hasta que no haya
estudios que demuestren su seguridad.
14. ANEXO 2. Manejo del síndrome febril sin foco
INGRESO
Valorar antibioterapia
¿Buen estado general?
Observación domiciliaria
Control en 24 horas
No
Sí
A todos:
INGRESO
Hemograma, PCR
Hemo y urocultivo
Rx de tórax
Punción lumbar
ANTIBIOTERAPIA
¿Edad?
<1 mes 1-3 meses
3-36 meses
>36 meses
A todos:
INGRESO
Hemograma, PCR
Hemo y urocultivo
Casos seleccionados:
Rx de tórax
Punción lumbar
Antibioterapia
A todos:
Hemograma, PCR
Hemo y urocultivo
Casos seleccionados:
Rx de tórax
Punción lumbar
¿Cumple todos los criterios de Rochester?
No Sí
¿Temperatura rectal >39,5
(>40 en 2-3 años)?
Hemograma, PCR
Sedimente de orina (*)
Hemocultivo
Conducta terapéutica
se g ún resultados
Observación
domiciliaria
No
Sí
(*) En niños < 6 meses y niñas <
2 años
15. BIBLIOGRAFÍA
1. Bachur GB, Harper MB. Modelo predictivo para las infecciones bacterianas graves en lactantes
menores de 3 meses de edad. Pediatrics (ed. Esp.). 2001; 52: 67-76.
2. Barraff LJ, BassJW, Fleisher GR, Klein O, McCracken JR, Powel K, Schriger D. Practice guideline for
the management of infants and children 0 to 36 months of age with fever without source.
Pediatrics 1993; 92:1-12.
3. Douglas M. Valoración y tratamiento de lactantes con fiebre. Ped Clin North Am.1999; 6:1131 -
1141
4. Benito Fernández, J; Mintegui Raso, S. Manejo del lactante febril sin focalidad. Ergon 2005
5. Ruiz Domínguez, J.A; Reyes Domínguez, S; Baquero Artigao, F. Fiebre. Fiebre en niños con
inmunodeficencia. Manual de diagnóstico y terapeútica en pediatría. Ruiz Domínguez, J.A y Cols.
Hospital Infantil La Paz. Universidad Autónoma de Madrid. Editorial Publimed. 4º Edición. 2003;
Capítulo 1, Pag: 27-33
6. http: // www. Seup.org. Sociedad española de Urgencias de Pediatría
7. http: // www. aeped.es/protocolos/infectología. Protocolos de la Asociación Española de
Pediatría