5. Son personas acostumbradas a las entrevistas y a formular declaraciones dirigidas a
miles de personas. Los políticos miden todo el tiempo las consecuencias y
repercusiones de sus dichos.
En las entrevistas con los políticos se da el fenómeno del off the record, declaraciones
que el entrevistado formula con la grabadora apagada o con el compromiso que se
pueda utilizar la información, pero no atribuírsela en sus intervenciones.
Aun cuando la entrevista se dé en un contexto de normalidad, es decir on the record
(con la grabadora encendida), lograr que el político salga de su zona de confort será
todo un reto para el periodista.
Hablarán una y otra vez de sus logros, trayectoria y, por supuesto, de sus adversarios
a los que se referirán , por lo general, con un tono amable, pero cargado de conceptos
en contra.
6.
7. Ese sentido de la autoridad (casi siempre confundido con superioridad) se vuelven
personas difíciles al momento de entrevistar lo que se convierte en un encuentro
bastante árido.
En algunos casos si el entrevistador no está prevenido, puede llegar a ser sometido a
un juego de medición de fuerzas en el que cumple el papel de subordinado. Las
preguntas incómodas son tomadas como desacatos.
Los políticos y militares pueden hacer uso de una terminología técnica, que en
ocasiones se vuelve compleja para el resto de las personas. No se debe tener en pedir
aclaraciones sobre este vocabulario.
Los silencios en la entrevista por parte de este tipo de personajes comunican enojo o
desprecio. En algunos casos la exaltación o los gritos forman parte de su repertorio.
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9. ¡A estudiar se dijo! Está claro que no es obligatorio ser un erudito en la materia que el
científico o el investigador que se va a entrevistar; sin embargo hay que estar bien
informados sobre los temas que se tocarán durante la conversación.
La tarea con los hombres de ciencia, es traducir su lenguaje. El periodista debe
trabajar en la construcción de los contenidos para quien o quienes leen la nota.
Por ejemplo: no se pasará por ignorante al comunicador si se le pide al especialista en
Oncología que explique que quieren decir las palabras que no se entienden. Es
preciso usar un lenguaje sin rodeos.
Por lo general no se tiene que mostrar la nota al entrevistado antes de publicarla, pero
en este caso se debe hacerse una excepción.
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11. Los deportistas son propensos a contestar con monosílabos y a reiterar conceptos, en
especial los futbolistas. Se trata de gente que ha desarrollado sus actividades sin
muchas necesidades de cierta complejidad intelectual.
Es recomendable tratar con los deportistas con mucho cuidado. Depende de la
disciplina en la que se desempeñen, pueden estar acostumbrados a recibir muy cerca
los elogios de su público y ese contacto con la masividad de sus fanáticos, en algunos
casos los habrá dotado de un ego especial.
Aunque no tiene nada que ver con su inteligencia, son personas que ponen el foco de
atención en el ejercicio físico, relegando en parte la práctica del ejercicio intelectual.
12.
13. Los empresarios son muy cercanos a los políticos en su manera de conducirse
durante las entrevistas. Suelen ser acartonados.
El dinero no es un tema fácil para cualquier conversación.
Muchos empresarios son reacios a dar entrevistas en las que no vaya hablarse de
cuestiones estrictamente empresariales. En algunos países de Latinoamérica, México
y Brasil, por ejemplo, el sostener un bajo perfil es un modo de mantener su seguridad.
No es recomendable deslumbrarse por las posesiones del entrevistado, en el caso de
que sea un millonario. Se debe tratar de igual a igual al personaje para asegurarse un
buen resultado al finalizar la entrevista.
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15. Estar presente, figurar, sea como sea, forma parte de esa nueva cultura que muchos
viven a través de los medios de comunicación, y en la que no aparecer es casi como
no existir.
En una entrevista con un integrante del ámbito artístico el periodista puede recibir la
negativa a contestar cuestiones que tengan que ver con la vida personal y no con su
trabajo. Pero es probable que, minutos más tarde, se escuche de su propia voz, y sin
que haya mediado una pregunta al respecto, una confesión de su intimidad.
Paciencia. Es aconsejable no empecinarse en estas cuestiones porque de todos
modos se llegará a este terreno.
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17. Los hay en todas las profesiones y ámbitos de la vida. Lo que sucede es que la
verborragia suele complicar las cosas en una entrevista.
Un punto a favor de los habladores es que no tienen problemas para comunicarse.
En ocasiones hay que repetir una pregunta varias veces hasta que se logra que la
contesten y los ´diálogos pueden tornarse caóticos.
Se debe interrumpir al entrevistado todas las veces que sea necesario.
18.
19. Los mudos, las personas que contestan con monosílabos y no se extienden en sus
respuestas, son aún más problemáticos que los habladores, porque estos por lo
menos dan el insumo para trabajar, pero los primeros generan ruptura en el proceso
comunicativo a través de ese “silencio abusivo”.
Es importante armar un cuestionario más extenso de lo habitual.
Pensar en caminos paralelos para cada uno de los temas que se van a tratar
posibilitan mayor acceso a la información.