El mercado inmobiliario español se caracteriza por una fuerte tradición de propiedad de viviendas, una débil tradición de alquiler, y una sensación de seguridad con la propiedad de viviendas. Sin embargo, el precio de las viviendas en España continúa sobrevalorado en un 55% a pesar de las caídas recientes, y se prevén descensos moderados adicionales en 2010.