Las funciones del Estado se refieren a las actividades que realiza para cumplir sus objetivos. Sus objetivos pueden definirse de manera abstracta como el bien común o de manera más concreta como el desarrollo económico y la justicia social. Para algunos pensadores, el Estado es un medio para satisfacer las necesidades humanas, mientras que para otros es un fin en sí mismo que debe dominar a los individuos. Las concepciones sobre el rol y las funciones del Estado han variado a lo largo de la historia y siguen siendo objeto de debate entre las diferentes ideolog
1. Funciones del Estado
Cuando se habla de las funciones del Estado, se hace referencia al ejercicio
real y efectivo del poder, pueden definirse como las direcciones de la actividad
del Estado para cumplir sus fines. De modo simple podemos afirmar que las
funciones equivalen a lo que hay que hacer para realizar los fines del Estado.
fines del Estado
Son los propósitos que, en concepto de los diversos pensadores y doctrinaspolíticas, debe perseguir el Estado. Se los
señala de diversa manera. Unos tratadistas hablan en términos abstractos del<bien común como finalidad del Estado,
según suelen hacerlo los pensadores de la vertiente católica, o del mayor bienestar para el mayor número, al estilo de
Bentham; y otros señalan objetivos más concretos: eldesarrollo económico o el desarrollo socialo el desarrollo humano o
los tres objetivos a la vez, según las prioridades de sus ideologías. En todo caso, el señalamiento de los fines del Estado —
cuestión íntimamente ligada a la justificación ética de su existencia— es un asunto eminentemente ideológico. En la
determinación de lo que debe hacer el Estado reside, en buena medida, el fundamento de las ideologías políticas.
Para los pensadores de las distintas vertientes democráticas, que alientan una concepción humanista de los fenómenos
políticos, el Estado tiene un valor instrumental: es útil en la medida en que satisface las necesidades físicas, intelectuales y
morales de los hombres. La tendencia moderna busca determinar concretamente los fines delEstado, superando las
ambigüedades y abstracciones anteriores, con la mira puesta en el desarrollo económico y en la justicia socialcomo
objetivos nacionales impostergables.
Para los pensadores totalitarios, en cambio, el Estado es un ente semidivino, dotado de un irresistible poder dominador.
Todo le está subordinado. El ser humano debe rendir toda clase de sacrificiospara la mayor gloria del Estado. Esta
concepción conduce al>totalitarismo estatal.
¿Es el Estado un fin o un medio, es decir, es la meta última de la actividad social, a cuyo servicio deben consagrar las
personas todos sus esfuerzos, o es simplemente un instrumento del bienestar humano? Es muy importante la respuesta a
esta cuestión. Las doctrinas de raigambre democrática sostienen que el Estado es un medio para la consecución de fines
humanos. Estos fines, como vimos, se señalan de diversa manera por las distintas corrientes ideológicas. En la idea de que
el Estado es un fin en sí mismo, en cambio, se fundan las concepciones totalitarias, para las cuales toda la vida humana —
individual y colectiva— debe estar supeditada a la apoteosis del Estado. Realizaciones de esta idea, aunque con distinta
inspiración ideológica, fueron los estados nazi-fascistas y marxistas-leninistas surgidos en las primeras décadas delsiglo
pasado.
En resumen, para unos sectores delpensamiento político la razón de ser del Estado es el servicio a los seres humanos y,
para otros, la razón de ser de los seres humanos es el servicio al Estado divinizado. Esta divergencia de criterios torna
irreconciliables las ideas democrático-humanistas con las tesis totalitarias.
Como se ve, el rol del Estado dentro de la vida socialhan sido y es motivo de discrepancias entre las >ideologías políticas.
Los liberales y los neoliberales sostienen que el Estado debe ser desmantelado en sus facultades reguladorassobre la
economía; los fascistas lo divinizaron como instrumento de sus apetitos de poder; los marxistas desearon eliminarlo
paulatinamente puesto que consideraron que es un medio de dominación al servicio de la clase hegemónica, para llevarlo
finalmente al museo de antigüedades; los anarquistas quisieron suprimirlo de un solo golpe porque es un símbolo de la
autoridad que rechazan; los socialdemócratas y los socialistas democráticos creen que se lo debe democratizar para que,
dirigido por una mayoría socialista, establezca formas justas de convivencia social.
El tema de las competencias estatales sobre la economía se ha discutido largamente en la historia de las ideas políticas.
Como ocurre con frecuencia en eldevenir histórico, este asunto ha tenido un desarrollo espasmódico y ha pasado
brúscamente de un extremo al otro. Recordemos que el absolutismo monárquico de los siglos XVII y XVIII engendró un
Estado autoritario e intervencionista que aherrojó la iniciativa económica de las personas con las excesivas
reglamentaciones comerciales, navieras y aduaneras del>mercantilismo. Emergió entonces la <burguesía, como clase
socialhegemónica, para reivindicar la libertad individual y estimular el crecimiento económico gracias a la iniciativa privada
exenta de trabas. Este sistema, sin embargo, condujo pronto a un proceso de concentración piramidal de la riqueza. Se
tornó necesario entonces revisar elpapelestatal en la economía. Las ideas socialistas asignaron alEstado competencias
reguladoras sobre elproceso económico y el >marxismo fue incluso más lejos: propugnó la estatificación de todos los
instrumentos de producción y la abolición de la propiedad privada sobre ellos. La inef icacia de este sistema condujo en los
últimos años al derrumbe de sus ilusiones. Y esto, a su vez, ha arrastrado traumáticamente a ciertos políticos, intelectuales ,
empresarios y economistas a proponer un sistema de privatizaciones indiscriminadas y a someter el conjunto de la
economía a las leyes del mercado. Se produjo con ello un nuevo cambio espasmódico en las finalidades del Estado.
La historia económica demuestra, por tanto, que la cuestión de las competencias estatales sobre la economía ha estado
sujeta a un movimiento pendular, con muchos ingredientes emocionales, que la ha llevado de un extremo al otro sin escalas
2. intermedias: de la intervención estatala la abstención absoluta, de ésta a la estatificación y de allí nuevamente a la
neutralidad total del Estado en la vida económica de la sociedad.
Este vaivén, como es lógico, ha modificado en las diversas épocas los fines estatales.
La idea prevaleciente hoy, bajo la influencia del >thatcherismo y la >reaganomics, es reducir eltamaño del Estado y
transferir a la iniciativa privada una serie de actividades que éste cumplía desde los tiempos del >keynesianismo y del new
deal del presidente Franklin D. Roosevelt. A esto responde el proceso de privatizaciones que está en marcha. Se entregan
a manos privadas la prestación de los servicios públicos —agua potable, electricidad, telefonía, comunicaciones, puertos,
aeropuertos, carreteras—, la explotación de los recursos naturales, la gestión de las áreas energéticas y elmanejo de otras
zonas claves de la economía, que antes estuvieron bajo la responsabilidad del Estado. Hay una clara tendencia a ir hacia el
>miniarquismo, es decir, a reducir al Estado a su mínima expresión.