1. Keith Lerma
Las nuevas condiciones laborales
Lo que la globalización neoliberal ha traído son problemas y explotaciones
laborales y es que se inauguró el sistema productivo, la estrategia consiste en
reducir los costes laborales ósea, los salarios de los trabajadores, e incrementar
la productividad lo cual implica el aumento de las jornadas laborales sin
compensación salarial. Dicho aumento de productividad genera pérdida de los
derechos laborales, fortalecimiento de las representaciones patronales y el
debilitamiento o desaparición de los sindicatos. Desafortunadamente los
trabajadores no pueden hacer nada ya que si se quejan simplemente pierden su
trabajo.
Nos tienen atados de pies y manos ya que necesitamos de esas empresas por
generan empleos y según los políticos y gobiernos nos amparan y protegen. Las
reformas laborales de muchos países están encaminadas a liberalizar el mercado
de trabajo.
La deslocalización hacia el Sur
En el Norte, a los consumidores sólo les importa que los productos sean baratos y
las empresas buscan obtener beneficios, pero alguien tiene que ensuciarse las
manos para elaborar dichos productos y aquí entran las maquilas o zonas de libre
comercio.
Cuando una firma extranjera generalmente de Estados Unidos o Europa envía
plantas industriales a países latinoamericanos o asiáticos o africanos y no pagan
impuestos de importación en el “libre mercado” y tampoco pagan impuestos por
exportación. Es la globalización con “riesgo cero”.
En las Zonas de Procesamiento de Exportaciones (ZPE) las condiciones de los
trabajadores se caracterizan por la brutal combinación de una gran intensidad y
ausencia de medidas de seguridad laboral. En estos lugares de explotación como
en Honduras laboran jornadas laborales de 48 horas y una regla es “si no trabajas,
no cobras”, los contratos son de 5 meses o menos y las personas sólo son
recontratados.
En la fábrica de Guadalajara donde se fabrican los portátiles IBM, las empleadas
para poder trabajar ahí, tienen que pasar por unos tests tras los que se discrimina
a homosexuales, lesbianas y embarazadas.
2. Keith Lerma
Las empresas explotadoras como nike se definen por su precariedad esencial. Las
fábricas están construidas con materiales baratos y se hallan en un suelo
alquilado.
La desregulación en el Norte
En esta carrera desenfrenada por reducir los costes salariales, para conseguir
mayores cuotas de beneficios, la Unión Europea ha aumentado el horario de
trabajo semanal. El límite máximo establecido de 48 horas semanales, ahora se
convierte en la norma, una cláusula conocida como “opt-out” con la que los
trabajadores pueden ampliar la jornada “voluntariamente”. De esta forma las
empresas se ahorran el pago de las horas extraordinarias. Ya no se computa
como jornada laboral las guardias de bomberos o médicos. La jornada francesa de
trabajo de 35 horas es un mito olvidado. Se creería que con la llegada de las
nuevas tecnologías se ahorra tiempo, dinero y esfuerzo, pero no es así, esto no
ayuda a los trabajadores a liberarse de su esclavitud sino a las empresas
multinacionales para acumular mayores beneficios. Y es que desafortunadamente
los trabajadores están aceptando trabajar por menos dinero o trabajar más tiempo.
Empresas como Wal-Mart y Gap contratan sólo adolescentes que ganan el salario
mínimo y que tienen menos de 20 años. Y es que los jóvenes soportan los índices
de precariedad laboral más altos, contrataciones temporales, rotación laboral
irregularidad en la flexibilidad de la jornada, etc.
La flexiprecariedad
Antes se suponía que si a las empresas les iba bien, también a sus empleados,
pero eso ha quedado totalmente en el pasado. Las personas se ven tan
necesitadas que las empresas ofrecen más a cambio de menos para ver quién
trabaja el doble a cambio de la mitad.
La flexibilidad se esgrime como un principio universal de la racionalidad
económica. Pero este término, empleado de forma genérica, oculta que su
contenido es drásticamente distinto aplicado a la demanda o a la oferta en el
mercado laboral. Para la oferta, la flexibilidad es libertad para desplazarse
buscando beneficios fiscales, exenciones y salarios más bajos para obtener
mayores beneficios. En cambio, lo que aparece como flexibilidad del lado de la
demanda, supone precariedad de puestos de trabajo que aparecen y desaparecen
de la noche a la mañana, en tanto las reglas del juego de contratación y despido
cambian sin previo aviso.
3. Keith Lerma
Las condiciones actuales de trabajo se caracterizan por aumento de las cargas de
trabajo, hacer todo, controles opresivos y una ampliación de las jornadas
laborales. La precariedad se ha convertido en un fenómeno y una condición
estructural de la globalización neoliberal y lo malo es que no es algo que se vaya a
acabar pronto. Se necesitan nuevas condiciones que promuevan hábitos y
actitudes opuestas a la ética del trabajo. Es la nueva economía basada en la
servidumbre.
La deslocalización “in situ”
Parece un mundo al revés, se argumenta que los derechos individuales de los
empresarios han de prevalecer sobre los individuos colectivos de los trabajadores;
que los beneficios de las empresas que consiguen unos pocos accionistas se
sitúan en un peldaño más arriba que los derechos sociales de la población
trabajadora. Las empresas nacionales no dejan de presionar para igualar a la baja
de condiciones laborales, limitando a otras empresas, exigiendo por lo tanto
rebajas salariales, prolongación jornada laboral, más flexinilidad.
La crisis sindical
Los empleados de empresas como Walt-Mart y McDonald´s no tienen el derecho
de sindicalizarse. Las acciones organizadas por los sindicatos son sofocadas
mediante la amenaza de la patronal de trasladar la producción al extranjero.
Exigen y casi siempre lo consiguen, a cambio de mantener abiertas sus
instalaciones. Las organizaciones sindicales, situadas en la difícil encrucijada de
aceptar las imposiciones de la patronal o aparecer como responsables de la
pérdida de puestos de trabajo, descubren que ya no discuten por un par de puntos
porcentuales para sus afiliados, sino por la propia supervivencia de los sindicatos.
Casi siempre los sindicatos intentan enfrentarse a los intentos de chantaje y casi
siempre pierden el conflicto. El resultado es un grave escisión de la clase obrera.
La flexibilidad y precariedad pone a los trabajadores en condiciones de tal
debilidad, con las condiciones de un contrato precario, que hace casi imposible la
sindicación y cualquier tipo de reivindicación laboral.
En este proceso de integración en el sistema, han surgido los términos mágicos
diálogo social y consenso social como elementos cruciales en la acción sindical.
Cuando los gobiernos llaman al diálogo social, lo que en la realidad buscan es
forzar a los actores sociales a entrar en un modelo de gobernabilidad de tintes
claramente neoliberales.
4. Keith Lerma
La lucha sindical actual está siendo una lucha a la defensiva, porque la larga
noche neoliberal lo ha invadido todo. Ya no ofrecen una visión de una sociedad
alternativa a la pesadilla neoliberal. Las huelgas aunque duren años y estén
acompañadas de campañas y manifestaciones de todo el país, ya no pueden
forzar aumentos salariales.