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G R U P ^
I l â v r a p e l
EL RACIONALISMO
TEMÀ 8
El Racionalismo
Características generales:
I. La 'razón' es la única fuente de conocimiento válido.
.'. La 'racionalidad' se caracteriza por: la objetividad interpersonal, la evidencia
intelectual, la exactitud deductiva, la necesidad y la universalidad.
V Las ideas son 'innatas' (las que producen conocimiento objetivo) y su valor es
aprioristico.
4. La ciencia matemática se constituye en modelo del saber racional.
DESCARTES
1. Teoría del conocimiento.
1.1. Búsqueda de un nuevo método.
a) Orígenes del método cartesiano:
1. La lógica aristotélica y crítica del silogismo.
2. El análisis geométrico (consistente en reducir lo que se trata de demos-
trar a otras proposiciones demostradas).
b) Reglas del nuevo método:
1. La evidencia intelectual como criterio de verdad: las cosas que conce-
bimos muy clara y distintamente son todas verdaderas.
2. El análisis: dividir cada una de las dificultades... en cuantas partes fuera
posible.
> 3. La síntesis: empezar por los elementos más simples... para ir ascendien-
do... hasta el conocimiento de los más complejos.
4. La inducción: hacer unos recuentos... que llegase a estar seguro tle no
omitir nada.
JU
•312 El racionalismo
1.2. La duda metódica y la primera verdad: Cogito ergo sum.
a) La duda metódica:
1. Diferencia entre la duda cartesiana y la escéptica.
2. Necesidad de la duda: hay que rechazar como absolutamente falso todo
aquello en que pudiera imaginar la menor duda. La duda metódica es una
exigencia del método cartesiano según la primera regla, pues lo prime-
ro que se requiere para que una proposición sea verdadera y cierta es
que sea enteramente indudable.
b) Los motivos de la duda:
1. Razones extrínsecas: las distintas opiniones de los filósofos, las diferen-
tes costumbres de los pueblos.
2. Razones intrínsecas:
— Sobre la existencia de los objetos: las falacias de los sentidos y la
dificultad en distinguir la vigilia del sueño.
— Sobre la capacidad de la inteligencia: hipótesis del genio maligno.
c) La primera verdad:
1. Intuición de mi propia existencia: para dudar es preciso que el sujeto
que piense en ella exista. No puedo dudar de que yo dudo cuando
pienso en la duda: queriendo yo pensar... que todo es falso, era necesario
que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa, es decir, yo pienso, luego soy.
2. Cogito, ergo sum, prototipo de toda verdad: después de esto, consideré,
en general, lo que se requiere en una proposición para que sea verdadera
y cierta... que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son
todas verdaderas.
2. Metafísica cartesiana.
2.1. Nociones fundamentales.
a) Noción de sustancia: una cosa que existe de tal manera que no requiere más
que de sí misma para existir.
b) Noción de atributo: cuanto conocemos que le ha sido otorgado a una cosa
por naturaleza, ya sea un modo que pueda cambiarse, ya sea su esencia misma
absolutamente inmutable.
c) Noción de modo: los modos son atributos no esenciales de la sustancia,
puesto que por su naturaleza pueden cambiar y aquellos que nunca cambian
(atributos esenciales) pertenecen a la esencia de alguna cosa.
2.2. Precisiones a las nociones fundamentales.
a) El término sustancia no es unívoco sino análogo aplicado a Dios y a otros
seres.
b) Cada sustancia tiene un atributo principal que constituye su esencia o
naturaleza. El atributo principal, del cual todos los demás dependen de él,
es suficiente y necesario para conocer a la sustancia.
c) El término sustancia se predica en un sentido unívoco de las cosas creadas,
d) Los atributos principales son inseparables de las sustancias de las que son
atributos.
2.3. Ordo essendi y ordo existendi.
a) Objetividad de las proposiciones ideales: todo lo que conozco clara y distin-
tamente como perteneciente a 'un' objeto le pertenece realmente. La realidad
Descartes 313
objetiva es conceptual o intelectual y una idea es objetivamente real cuan-
do es inteligible (clara y distinta).
b) Las proposiciones existenciales: mediante intuición captamos nuestra pro-
pia existencia y mediante demostración la existencia de Dios y de la sus-
tancia material.
c) A nivel existencial primero captamos nuestro existir y luego el de Dios. A
nivel esencial la perfección infinita es anterior a nuestra perfección.
d) La verdad divina fundamento ontològico de la verdad: esa misma regla
(que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdade-
ras) recibe su certeza sólo de que Dios es o existe, y de que es un ser perfecto.
2.4. Los atributos de cada sustancia.
a) De la esencia de Dios: bajo el nombre de Dios entiendo una sustancia infinita,
eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente.
b) De la naturaleza del espíritu humano: yo no soy, pues, hablando con preci-
sión, sino una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una
razón.
c) De la esencia de las cosas materiales: encuentro que no se dan en ellas (ideas
de las cosas materiales) sino poquísimas cosas que yo conciba clara y distin-
tamente, y son, a saber: la magnitud, o sea extensión en longitud, anchura y
profundidad; la figura que resulta de los cuerpos-, con diferentes figuras,
mantienen entre sí; y el movimiento o cambio de esta situación, pudiendo
añadirse la sustancia, la duración y el número.
3. La 'res cogitans' o sustancia pensante.
3.1. Análisis del 'cogito': ¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda,
entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere, y también, imagina y siente.
3.2. Elementos del conocimiento: dos son los elementos que componen nuestro
conocimiento : el pensamiento como actividad y las ideas que piensa el yo. El
pensamiento es lo único que no puede separarse de mí.
3.3. Análisis de la idea: distingue Descartes dos aspectos en las ideas:
a) La idea en tanto que acto mental: si tales ideas se consideran sólo como
ciertos modos de pensar, no reconozco entre ellas ninguna diferencia o des-
igualdad y todas me parecen proceder de mí de una misma manera.
b) La idea en cuanto representativa de las cosas: pero si las considero como
imágenes que representan unas una cosa y otras otra, es evidente que son muy
diferentes unas de otras.
c) La verdad es una propiedad de la idea en cuanto es representativa de las
cosas : si las considero (a las ideas) solamente en sí mismas, sin referirlas a
otra cosa, no pueden... ser falsas... Así, pues, sólo quedan los juicios, en los
cuales debo tener mucho cuidado de no errar.
3.4. Clases de ideas: distingue Descartes tres tipos de ideas.
a) Ideas adventicias: las que provienen de la experiencia externa.
¿>) Ideas facticias: las que provienen de nuestra imaginación y voluntad.
' c) Ideas innatas: las que el entendimiento posee por naturaleza.
d) Texto : entre las ideas unas me parecen nacidas conmigo, y otras extrañas y
oriundas de fuera, y otras inventadas y hechas por mí mismo.
4. La existencia de Dios,
4.1. Argumento ontològico; Descartes demuestra la existencia de Dios a partir de
•314 El racionalismo
la idea innata de Dios. ...con la idea de un ser más perfecto que mi ser... era cosa
manifiestamente imposible que tal idea procediese de la nada; y como no hay la
menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia
de lo menos perfecto que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco
proceder de mí mismo; ...era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser
más perfecto de quien yo dependiese...
4.2. Argumento 'a posteriori': tal argumento se basa en la objetividad de las ideas.
— Principio general: ...la realidad que considero en mis ideas es sólo objetiva-
es necesario que la misma realidad estéformal o actualmente en las causas de
esas ideas...
— Imposibilidad de un proceso infinito: Y si bien puede suceder que una idea
produzca otra idea, esto no puede llegar hasta lo infinito, sino que al cabo hay
que detenerse en una idea primera...
— Conclusión: ...es necesario concluir de lo anteriormente dicho (hay que
detenerse en una idea primera, cuya causa sea como un patrón, en el cual esté
contenida,formal y efectivamente, toda realidad o perfección que se encuentra
sólo objetivamente o por representación en esas ideas) que Dios existe.
5. La 'res extensa' o sustancia corpórea.
5.1. El mecanismo cartesiano: La física cartesiana no requiere más que dos ele-
mentos: la materia y el movimiento.
5.2. Teoría de la materia: la materia o sustancia de los cuerpos es inerte y se define
como pura extensión. Así, la extensión en longitud, anchura y profundidad,
constituye la naturaleza de la sustancia corpórea.
5.3. La mecánica cartesiana y sus leyes:
a) Noción y explicación del movimiento: el movimiento es la acción por la
cual un cuerpo pasa de un lugar á otro. El movimiento es una simple
variación de la posición de los cuerpos, sin nada dinámico por dentro
(niega el finalismo de la sustancia corpórea).
b) Leyes de la mecánica:
1. Principio de inercia: todos los cuerpos que están en movimiento conti-
núan moviéndose hasta que su movimiento es detenido por otros cuerpos.
2. Dirección del movimiento: todo cuerpo en movimiento tiende a conti-
nuarlo en línea recta.
3. Ley del choque: si un cuerpo que se mueve y encuentra a otro cuerpo,
tiene menos fuerza para continuar moviéndose en línea recta... y si tiene
más fuerza, arrastra consigo al otro cuerpo.
c) Causa última del movimiento: Dios es la causa primera del movimiento
que lo ha introducido en la materia inerte. La cantidad de movimiento de
, todos los cuerpos del universo es constante.
5.4. Las cualidades de los cuerpos:
a) Objetividad de las cualidades primarias: Y en lo que toca a las ideas de las
cosas corporales... encuentro que no se dan en ellas sino poquísimas cosas que
yo conciba clara y distintamente, y son, a saber: la magnitud... la figura que
resulta de la terminación de esta extensión... la situación de los cuerpos... y el
movimiento o cambio de esta situación.
b) Subjetividad de las cualidades secundarías: En cuanto a las demás cosas, luz,
colores, sonidos, olores, sabores, calor, frío y otras cualidades que caen bajo
el tacto, hállanse en mi pensamiento tan oscuras y corcusas, que hasta ignoro
si son verdaderas o faltas.,.
Descartes 315
5.5.
5.6.
5.7.
Reducción de los fenómenos biológicos a los físicos: los animales actúan como
máquinas así como un reloj que está compuesto solamente de ruedas y pesas.
Existencia de las cosas materiales: no siendo Dios capaz de engañar, es patente
que no me envía esas ideas inmediatamente por sí mismo, ni tampoco por medio
de una criatura que posea la realidad de esas ideas noformalmente... habiéndome
dado Dios... una poderosa inclinación a creer que las ideas parten de las cosas
corporales, no veo cómo podría disculparse el engaño sí, en efecto, esas ideas
partieran de otro punto o fueren producto de otras causas y no de las cosas
corporales.
Distinción real entre alma y cuerpo: puesto que por una parte tengo una idea
clara y distinta de mí mismo, según la cual soy algo que piensa y no extenso y,
por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo, según la cual éste es una cosa
extensa, que no piensa, resulta cierto que yo, es decir, mi alma, por la cual soy
lo que soy, es entera y verdaderamente distinta de mi cuerpo, pud endo ser y
existir sin el cuerpo.
T E X T O 1:
DESCARTES
La duda metódica
1. Meditaciones metafísicas (meditación primera).
«He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como
verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos
tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente,
una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces habia
dado crédito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y
constante en las ciencias. Mas pareciéndome ardua dicha empresa, he aguardado hasta alcanzar una
edad lo bastante madura como para no poder esperar que haya otra, más apta para la ejecución
de mi propósito; y por ello lo he diferido tanto, que a partir de ahora mq.sentiría culpable si gastase
en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar.
Así, pues, ahora que mi espíritu está libre de todo cuidado, habiéndome procurado reposo
seguro en una apacible soledad, me aplicaré seriamente y con libertad a destruir en general todas
mis antiguas opiniones. Ahora bien, para cumplir tal designio, no me será necesario probar que son
todas falsas, lo que acaso no conseguiría nunca; sino que, por cuanto la razón me persuade desde
el principio para que no dé más crédito a las cosas no enteramente ciertas e indudables que a las
manifiestamente falsas, me bastará para rechazarlas todas con encontrar en cada una el más
pequeño motivo de duda. Y para eso tampoco hará falta que examine todas y cada una en
particular, pues sería un trabajo infinito; sino que, por cuanto la ruina de los cimientos lleva
necesariamente consigo la de todo el edificio, me dirigiré en principio contra los fundamentos
mismos en que se apoyaban todas mis opiniones antiguas.
Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de
los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales sentidos me
engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado una vez.
Pero, aun dado que los sentidos nos engañan a veces, tocante a cosas poco sensibles o muy
remotas, acaso hallemos otras muchas de las que no podamos razonablemente dudar, aunque las
conozcamos por su medio; como, por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, con una bata
pueka y este papel en mis manos, o cosas por el estilo, Y ¿cómo negar que estas manos y este cuerpo
sean míos, si no es poniéndose a la altura de esos insensatos, cuyo cerebro está tan turbio y ofuscado
por los negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente ser reyes, siendo muy pobres, ir
vestidos de oro y púrpura, estando desnudos, o que se imaginan ser cacharros, o tener el cuerpo de
vidrio? Mas los tales son locos, y yo no lo serla menos si me rigiera por su ejemplo.
Con todo, debo considerar aquí qiM soy hombre y, por consiguiente, que tengo costumbre de
dormir y de representara» «n lipfcp j»l Itllinm cosa», y a veces cotas menos verosímiles, que tíos
„„^MHftiitttkíiiiiM «
•337 El racionalismo
insensatos cuando están despiertos. ¡Cuántas veces no me habrá ocurrido soñar, por la noche, que
estaba aquí mismo, vestido, junto al fuego, estando en realidad desnudo y en la cama! En este
momento, estoy seguro de que yo miro este papel con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que
muevo no está soñolienta, de que alargo esta mano y la siento de propósito y con plena conciencia:
lo que acaece en sueños no me resulta tan claro y distinto como todo esto. Pero, pensándolo mejor,
recuerdo haber sido engañado, mientras dormía, por ilusiones semejantes. Y fijándome en este
pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales que basten
a distinguir con claridad el sueño de la vigilia, que acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede
persuadirme de que estoy durmiendo.
Así pues, supongamos ahora que estamos dormidos y que todas estas particularidades, a saber:
que abrimos los ojos, movemos la cabeza, alargamos las manos, no son sino mentirosas ilusiones; y
pensemos que, acaso, ni nuestras manos ni todo nuestro cuerpo son tal y como los vemos. Con todo,
hay que confesar al menos que las cosas que nos representamos en sueños son como cuadros y pinturas
que deben formarse a semejanza de algo real y verdadero; de manera que por lo menos esas cosas
generales—a saber: ojos, cabezas, manos, cuerpo entero—no son imaginarias, sino que en verdad
existen. Pues los pintores, incluso cuando usan del mayor artificio para representar sirenas y sátiros
mediante figuras caprichosas y fuera de lo común, no pueden, sin embargo, atribuirles formas y
naturalezas del todo nuevas, y lo que hacen es sólo mezclar y componer partes de diversos animales;
y, si llega el caso de que su imaginación sea lo bastante extravagante como para inventar algo tan
nuevo que nunca haya sido visto, representándonos así su obra una cosa puramente fingida y abso-
lutamente falsa, con todo, al menos los colores que usan deben ser verdaderos.
Y por igual razón, aun pudiendo ser imaginarias esas cosas generales—a saber: ojos, cabeza,
manos y otras semejantes—es preciso confesar, de todos modos, que hay cosas aún más simples y
universales realmente existentes, por cuya mezcla, ni más ni menos que por la de algunos colores
verdaderos, se forman todas las imágenes de las cosas que residen en nuestro pensamiento, ya sean
verdaderas y reales, ya fingidas y fantásticas. De ese género es la naturaleza corpórea en general, y
su extensión, así como la figura de las cosas extensas, su cantidad o magnitud, su número, y también
el lugar en que están, el tiempo que mide su duración y otras por el estilo.
Por lo cual, acaso no sería mala conclusión si dijésemos que la física, la astronomía, la medicina
y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de cosas compuestas, son muy dudosas
e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y demás ciencias de este género, que no tratan sino
de cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas existen o no en la naturaleza,
contienen algo cierto e indudable. Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre
cinco, y el cuadrado no tendrá más de cuatro lados; no pareciendo posible que verdades tan
patentes puedan ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna.
Y, sin embargo, hace tiempo que tengo en mi espíritu cierta opinión, según la cual hay un Dios que
todo lo puede, por quien he sido creado tal como soy. Pues bien: ¿quién me asegura que el tal Dios no
haya procedido de manera que no exista tierra, ni cielo, ni cuerpos extensos, ni figura, ni magnitud, ni
lugar, pero a la vez de modo que yo, no obstante, sí tenga la impresión de que todo eso existe tal y como
lo veo ? Y más aún: así como yo pienso, a veces, que los demás se engañan, hasta en las cosas que creen
saber con más certeza, podría ocurrir que Dios haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos
más tres o cuando enumero los lados de un cuadrado, o cuando juzgo de cosas aún más fáciles que esas,
si es que son siquiera imaginables. Es posible que Dios no haya querido que yo sea burlado así, pues se
dice de El que es la suprema bondad. Con todo, si el crearme de tal modo que yo siempre me engañase
repugnaría a su bondad, también parecería del todo contrario a esa bondad el que permita que me
engañe alguna vez, y esto último lo ha permitido, sin duda.
(...)
Así, pues, supondré que hay, no un verdadero Dios—que es fuente suprema de verdad—, sino
cierto genio maligno, no menos artero y engañador que poderoso, el cual ha usado de toda su
industria para engañarme. Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos
y las demás cosas exteriores, no son sino ilusiones y ensueños, de los que él se sirve para atrapar
mi credulidad. Me consideraré a mi mismo como sin manos, sin ojos, sin carne, sin sangre, sin
sentido alguno, y creyendo falsamente que tengo todo eso. Permaneceré obstinadamente fijo en ese
pensamiento, y si, por dicho medio, no me es posible llegar al conocimiento de alguna verdad, al
menos está en mi mano suspender el juicio. Por ello, tendré sumo cuidado en no dar crédito a
ninguna falsedad, y dispondré tan bien mi espíritu contra las malas artes de ese gran engañador
que, por muy poderoso y u t u t o q u t Ha, nunca podrá imponerme nada.»
Descartes 317
2. Meditaciones metafísicas (meditación segunda).
«Mi meditación de ayer ha llenado mi espíritu de tantas dudas, que ya no está en mi mano
olvidarlas. Y, sin embargo, no veo de qué manera podré resolverlas; y, como si de repente hubiera
caído en aguas muy profundas, tan turbado me hallo que ni puedo apoyar mis pies en el fondo ni
nadar para sostenerme en la superficie. Haré un esfuerzo, pese a todo, y tomaré de nuevo la misma
vía que ayer, alejándome de todo aquello en que pueda imaginar la más mínima duda, del mismo
modo que si supiera que es completamente falso; y seguiré siempre por ese camino, hasta haber
encontrado algo cierto, o al menos, si otra cosa no puedo, hasta saber de cierto que nada cierto hay
en el mundo.
Arquímedes, para trasladar la tierra de lugar, sólo pedía un punto de apoyo firme e inmóvil; asi
yo también tendré derecho a concebir grandes esperanzas, si por ventura hallo tan sólo una cosa
que sea cierta e indubitable.
Así, pues, supongo que todo lo que veo es falso; estoy persuadido de que nada de cuanto mi
mendaz memoria me representa ha existido jamás; pienso que carezco de sentidos; creo que cuerpo,
figura, extensión, movimiento, lugar, no son sino quimeras de mi espíritu. ¿Qué podré, entonces,
tener por verdadero? Acaso esto solo: que nada cierto hay en el mundo.
Pero, ¿qué se yo si no habrá otra cosa, distinta de las que acabo de reputar inciertas, y que sea
absolutamente indudable? ¿No habrá un Dios, o algún otro poder, que me ponga en el espíritu
estos pensamientos? Ello no es necesario: tal vez soy capaz de producirlos por mi mismo. Y yo
mismo, al menos, ¿no soy algo? Ya he negado que yo tenga sentidos ni cuerpo. Con todo, titubeo,
pues, ¿qué se sigue de eso? ¿Soy tan dependiente del cuerpo y de los sentidos que, sin ellos, no puedo
ser? Ya estoy persuadido de que nada hay en el mundo; ni cielo, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpos,
¿y no estoy asimismo persuadido de que yo tampoco existo? Pues no: si yo estoy persuadido de
algo, o meramente si pienso algo, es porque soy yo. Cierto que hay no sé qué engañador todopo-
deroso y astutísimo, que emplea toda su industria en burlarme. Pero entonces no cabe duda de que,
si me engaña, es que soy yo; y, engáñeme cuanto quiera, nunca podrá hacer que yo no sea nada,
mientras yo esté pensando que soy algo. De manera que, tras pensarlo bien y examinarlo todo
cuidadosamente, resulta que es preciso concluir y dar como cosa cierta que esta proposición; yo
soy, yo existo, es necesariamente verdadera, cuantas veces la pronuncio o la concibo en mi espíritu.»
3. Discurso del método. (Cuarta parte.)
«...Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario
que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: 'yo pienso, luego soy',
era tan firme que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmo-
verla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba
buscando.
Examiné después atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenia cuerpo
alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me encontrase, pero que no podia fingir
por ello que no fuese, sino al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las
otras cosas, se seguía muy cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar,
aunque todo lo demás que había imaginado fuese verdad, no tenía ya razón alguna para creer que
yo era, conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y que no
necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material; de suerte que este yo, es
decir, el alma por la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de
conocer que éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es.
Después de esto, consideré, en general, lo que se requiere en una proposición para que sea
verdadera y cierta, pues ya que acababa de hallar una que sabía que lo era, pensé que debía saber
también en qué consiste esa certeza. Y habiendo notado que en la proposición 'yo pienso, luego
soy', no hay nada que me asegure que digo verdad, sino que veo muy claramente que para pensar
es preciso ser, juzgué que podia admitir esta regla general: que las cosas que concebimos muy clara
y distintamente son todas verdaderas, pero que sólo hay alguna dificultad en notar cuáles son las
que concebimos distintamente.»
COMENTARIO:
I. Expresar en forma esqutmitkM la Mtructura básica de los textos,
•318 El racionalismo
2. Análisis semántico de los términos: 'verdad', 'falsedad', 'certeza', 'opinión', 'duda',
'ilusión', 'realmente existente', 'naturaleza', 'extensión', 'figura', 'cantidad', 'tiem-
po', 'cuerpo', 'necesariamente verdadera', 'evidencia', 'sustancia', 'esencia', 'alma',
'claridad y distinción'.
3. Análisis semántico de enunciado.
3.1. 'Tocando a cosas poco sensibles o remotas, acaso hallemos otras muchas de
las que no podamos razonablemente dudar, aunque las conozcamos por su
medio; como, por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, con una
bata puesta y este papel en mis manos.'
3.2. 'Veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales
que basten a distinguir con claridad el sueño de la vigilia.'
3.3. 'La aritmética, la geometría y demás ciencias de este género, que no tratan
sino de cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas
existen o no en la naturaleza, contienen algo cierto e indudable.'
3.4. 'Podría ocurrir que Dios haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos
más tres o cuando enumero los lados de un cuadrado.'
3.5. 'Si el crearme de tal modo que yo siempre me engañe repugnaría a su bondad,
también parecería del todo contrario a esa bondad el que permita que me
engañe alguna vez, y esto último lo ha permitido, sin duda.'
3.6. 'Si yo estoy persuadido de algo, o meramente si pienso algo, es porque yo soy.'
3.7. 'Si me engaña (el genio maligno), es que yo soy.'
3.8. 'Yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera, cuantas veces la pronuncio o
la concibo en mi espíritu.'
3.9. 'Conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza toda es
pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna
material.'
3.10. 'Las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas.'
4. Análisis formal del texto 1.
4.1. Cita el supuesto inicial de la argumentación.
4.2. ¿Cuáles son las fuentes de conocimiento analizadas?
4.3. ¿Cuáles son las razones para dudar del mundo sensible y del orden racional?
4.4. La proposición: 'yo soy, yo existo', ¿es deductiva o vale sin premisas?
4.5. ¿La duda universal se infiere inductivamente a partir de la enumeración de
hechos, o, por el contrario, es un postulado apriorístico? Razona la respuesta.
5. Comprensión de los textos.
5.1. Primer grado de comprensión.
1. ¿Acaso lo probable, según Descartes, es un valor distinto de la verdad y
falsedad?
2. ¿Existe repugnancia o contradicción entre la suprema bondad divina y el
hecho de que el hombre pueda errar?
3. ¿La hipótesis del genio maligno es un motivo intrínseco o extrínseco de la
duda?
4. La proposición: 'yo soy, yo existo', ¿en qué sentido se convierte en el
primer principio de la filosofía?
5. ¿La existencia del 'yo' es garantía suficiente de la objetividad del orden
inteligible?
5.2. Segundo grado d« comprensión,
Descartes 319
1. ¿Cómo soluciona Descartes la inmanencia del conocimiento humano o
solipsismo del yo?
2. ¿Qué relación podemos establecer entre la certeza del cogito y la de la
matemática?
3. Podemos dudar de los objetos de la sensación, imaginación y pensamien-
to, pero, ¿por qué no se puede dudar del acto del 'cogito' cuando duda?
4. ¿Cuál es la diferencia que hay entre el acto del cogito, condición de mi
existencia, y el acto de pensar, atributo de mi esencia?
5. ¿Qué características ha de tener una idea para que pueda ser verdadera?
T E X T O 2:
Demostración de la existencia de Dios: prueba ontològica
1. Meditaciones metafísicas (meditación quinta).
«Pues bien, si del hecho de poder yo sacar de mi pensamiento la idea-de una cosa, se sigue que
todo cuanto percibo clara y distintamente que pertenece a dicha cosa, le pertenece en efecto, ¿no
puedo extraer de ahí un argumento que pruebe la existencia de Dios? Ciertamente, yo hallo en mí
su idea—es decir, la idea de un ser sumamente perfecto—, no menos que hallo la de cualquier figura
o número; y no conozco con menor claridad y distinción que pertenece a su naturaleza una
existencia eterna, de como conozco que todo lo que puedo demostrar de alguna figura o número
pertenece verdaderamente a la naturaleza de éstos. Y, por tanto, aunque nada de lo que he
concluido en las Meditaciones precedentes fuese verdadero, yo debería tener la existencia de Dios por
algo tan cierto, como hasta aquí he considerado las verdades de la matemática, que no atañen sino a
números y figuras; aunque, en verdad, ello no parezca al principio del todo patente, presentando más
bien una apariencia de sofisma. Pues teniendo por costumbre, en todas las demás cosas, distinguir
entre la existencia y la esencia, me persuado fácilmente de que la existencia de Dios puede separarse
de su esencia, y que, de este modo, puede concebirse a Dios como no existiendo actualmente. Pero,
sin embargo, pensando en ello con más atención hallo que la existencia y la esencia de Dios son tan
separables como la esencia de un triángulo rectilíneo y el hecho de que sus tres triángulos valgan dos
rectos, o la idea de montaña y la de valle; de suerte que no repugna menos concebir un Dios (es decir,
un ser supremamente perfecto) al que le falte la existencia (es decir, al que le falte una perfección), de
lo que repugna concebir una montaña a la que le falte el valle.
Pero aunque, en efecto, yo no pueda concebir un Dios sin existencia, como tampoco una
montaña sin valle, con todo, como de concebir una montaña con valle no se sigue que haya
montaña alguna en el mundo, parece asimismo que de concebir a Dios dotado de existencia no le
sigue que haya Dios que exista: pues mi pensamiento no impone necesidad alguna a las cosas; y
así como me es posible imaginar un caballo con alas, aunque no haya ninguno que las tenga, del
mismo modo podría quizá atribuir existencia a Dios, aunque no hubiera un Dios existente.
Pero no es así: precisamente bajo la apariencia de esa objeción es donde hay un sofisma oculto.
Pues del hecho de no poder concebir una montaña sin valle, no se sigue que haya en el mundo
montaña ni valle alguno, sino sólo que la montaña y el valle, háyalos o no, no pueden separarse
uno de otro; mientras que, del hecho de no poder concebir a Dios sin la existencia, se sigue que la
existencia es inseparable de El, y, por tanto, que verdaderamente existe. Y no se trata de que mi
pensamiento pueda hacer que ello sea as!, ni de que imponga a las cosas necesidad alguna; sino
que, al contrario, es la necesidad de la cosa misma—a saber, de la existencia de Dios—la que
determina a mi pensamiento para que piense eso. Pues yo soy libre de concebir un Dios sin
'existencia (es decir, un ser sumamente perfecto sin perfección suma), como sí lo soy de imaginar un
caballo sin alas o con ellas.
Y tampoco puede objetarse que no hay más remedio que declarar que existe Dios tras haber
supuesto que posee tqdas tai perfecciones, siendo una de ellas la existencia, pero que esa suposición
primera no era necesaria; como no M m e n a r l o pensar que todas las figuras de cuatro lados pueden
inscribirse en el circulo, pero, il yo supongo que si, no tendré más remedio que decir que el rombo
puede inscribirse en el cireulo, y Hi RW Vtrá obligado a declarar una c o u (¿Isa, Digo qua cito no
•320 El racionalismo
puede alegarse como objeción, pues, aunque desde luego no es necesario que yo llegue a tener
alguna vez en mi pensamiento la idea de Dios, sin embargo, si efectivamente ocurre que dé en
pensar en un ser primero y supremo, y en sacar su idea, por así decirlo, del tesoro de mi espíritu,
entonces sí es necesario que le atribuya toda suerte de perfecciones, aunque no las enumere todas
ni preste mi atención a cada una de ellas en particular. Y esta necesidad basta para hacerme concluir
(luego de haber reconocido que la existencia es una perfección) que ese ser primero y supremo existe
verdaderamente; de aquel modo, tampoco es necesario que yo imagine alguna vez un triángulo,
pero, cuantas veces considere una figura rectilínea compuesta sólo de tres ángulos, sí será absolu-
tamente necesario que le atribuya todo aquello de lo que se infiere que sus tres ángulos valen dos
rectos, y esta atribución será implícitamente necesaria, aunque explícitamente no me dé cuenta de
ella en el momento de considerar el triángulo. Pero cuando examino cuáles son las figuras que
pueden inscribirse en un círculo, no es necesario en modo alguno pensar que todas las de cuatro
lados son capaces de ello; por el contrario, ni siquiera podré suponer fingidamente que así ocurra,
mientras no quiera admitir en mi pensamiento nada que no entienda con claridad y distinción. Y,
por consiguiente, hay gran diferencia entre las suposiciones falsas, como lo es ésta, y las ideas
verdaderas nacidas conmigo, de las cuales es la de Dios la primera y principal.
Pues, en efecto, vengo a conocer de muchas maneras que esta idea no es algo fingido o
inventado, dependiente sólo de mi pensamiento, sino la imagen de una naturaleza verdadera e
inmutable. En primer lugar, porque, aparte Dios, ninguna otra cosa puedo concebir a cuya esencia
pertenezca necesariamente la existencia. En segundo lugar, porque me es imposible concebir dos o
más dioses de la misma naturaleza, y, dado que haya uno que exista ahora, veo con claridad que
es necesario que haya existido antes desde toda la eternidad, y que exista eternamente en el futuro.
Y, por último, porque conozco en Dios muchas otras cosas que no puedo disminuir ni cambiar en
nada.»
COMENTARIO:
1. Expresar esquemáticamente la estructura básica del texto.
2. Análisis semántico de los términos: 'pensamiento', 'idea', 'percepción clara y
distinta', 'sofisma', 'existencia', 'esencia', 'existencia actual', 'necesidad', 'perfec-
ción', 'necesidad implícita y explícita', 'ideas verdaderas nacidas conmigo',
'eternidad'.
3. Análisis semántico de enunciados.
3.1. 'Del hecho de poder yo sacar de mi pensamiento la idea de una cosa, se sigue
que todo cuanto percibo clara y distintamente que pertenece a dicha cosa, le
pertenece en efecto.'
3.2. 'La existencia y la esencia de Dios son tan separables como la esencia de un
triángulo rectilíneo y el hecho de que sus tres ángulos valgan dos rectos.'
3.3. 'Como de concebir una montaña con valle no se sigue que haya montaña
alguna en el mundo, parece asimismo que de concebir a Dios dotado de
existencia no se sigue que haya Dios que existe.'
3.4. 'Del hecho de no poder concebir a Dios sin la existencia, se sigue que la
existencia es inseparable de El, y, por tanto, que verdaderamente existe.'
3.5. 'Yo no soy libre de concebir un Dios sin existencia (es decir, un ser sumamente
perfecto sin perfección suma), como sí lo soy de imaginar un caballo sin alas
o con ellas'.
3.6. 'Aparte Dios, ninguna otra cosa puedo concebir a cuya esencia pertenezca
necesariamente la existencia.' »
3.7. 'Me es imposible concebir dos o más dioses de la misma naturaleza.'
4. Análisis formal del texto,
Descartes 321
4.1. Explicita la estructura formal del argumento ontològico.
4.2. Explica el fundamento de cada una de las objeciones.
4.3. ¿Qué solución propone Descartes para resolverlas?
4.4. ¿Cuáles son los argumentos que sirven para fundamentar el carácter innato
de la idea de Dios?
5. Comprensión del texto.
5.1. Primer grado de comprensión.
1. ¿Cómo considera Descartes la existencia divina, teniendo en cuenta que
es un predicado de la esencia?
2. ¿Por qué implica contradicción decir que Dios es, pero no existe?
3. ¿Acaso existe una identidad, en el argumento ontològico, entre necesidad
lógica y real? Razona la respuesta.
4. ¿El concepto 'sumamente perfecto' es inductivo o deductivo?
5. Si ignoramos casi todas las perfecciones divinas, ¿cómo es posible que
estemos seguros de una de ellas, su existencia?
5.2. Segundo grado de comprensión.
1. ¿Por qué de la existencia actual de Dios se infiere su eterna
2. ¿Por qué no es posible que en Dios haya modos?
3. ¿Es correcto afirmar que de Dios sólo tenemos una imagen?
significado del término «imagen» basándote en el texto.
4. ¿Cuál es el atributo propio de la divinidad?
5. ¿Acaso en Dios lo formal y lo eminente se identifican?
TEXTO 3:
Naturaleza de la «res cogitans»
1. Meditaciones metafísicas (meditación segunda).
«Ahora bien: ya sé con certeza que soy, pero aún no sé con claridad qué soy; de suerte que, en
adelante, preciso del mayor cuidado para no confundir imprudentemente otra cosa conmigo, y asi no
enturbiar ese conocimiento, que sostengo ser más cierto y evidente que todos los que he tenido antes.
Por ello, examinaré de nuevo lo que yo creía ser, antes de incidir en estos pensamientos, y
quitaré de mis antiguas opiniones todo lo que puede combatirse mediante las razones que acabo
de alegar, de suerte que no quede nada más que lo enteramente indudable. Así, pues, ¿qué es lo que
antes yo creía ser? Un hombre, sin duda. Pero, ¿qué es un hombre? ¿Diré, acaso, que un animal
racional? N o por cierto: pues habría luego que averiguar qué es animal y qué es racional, y así una
única cuestión nos llevaría insensiblemente a infinidad de otras cuestiones más difíciles y embara-
zosas, y no quisiera malgastar en tales sutilezas el poco tiempo y ocio que me restan. Entonces, me
detendré aquí a considerar más bien los pensamientos que antes nacían espontáneos en mi espíritu,
inspirados por mi sola naturaleza, cuando me aplicaba a considerar mi ser. Me fijaba, primero, en
que yo tenía un rostro, manos, brazos, y toda esa máquina de huesos y carne, tal y como aparece
en un cadáver, a la que designaba con el nombre de cuerpo. Tras eso, reparaba en que me nutría,
y andaba, y sentía, y pensaba, y refería todas esas acciones al alma; pero no me paraba a pensar en
qué era ese alma, o bien, si lo hacía, imaginaba que era algo extremadamente raro y sutil, como un
viento, una llama o un delicado éter, difundido por mis otras partes más groseras. En lo tocante al
cuerpo, no dudaba en absoluto de su naturaleza, pues pensaba conocerla muy distintamente, y, de
querer explicarla según las nociones que entonces tenia, la hubiera descrito así: entiendo por cuerpo
todo aquello que puede estar delimitado por una figura, estar situado en un lugar y llenar un
espacio de suerte que todo otro cuerpo quede excluido; todo aquello que puede ser sentido por el
tacto, la vista, el oído, el güito, 0 el ollkto; que puede moverse de distintos modos, no por si mismo,
sino por alguna otra cosa que lo topa y suya Impresión recibe; pues no creta yo que fuera atribuible
duración?
Explica el
•322 El racionalismo
a la naturaleza corpórea la potencia de moverse, sentir y pensar: al contrario, me asombraba al ver
que tales facultades se hallaban en algunos cuerpos.
Pues bien, ¿qué soy yo, ahora que supongo haber alguien extremadamente poderoso y, si es lícito
decirlo así, maligno y astuto, que emplea todas sus fuerzas e industria en engañarme? ¿Acaso puedo
estar seguro de poseer el más mínimo de esos atributos que acabo de referir a la naturaleza corpórea?
Me paro a pensar en ello con atención, paso revista una y otra vez, en mi espíritu, a esas cosas, y no hallo
ninguna de la que pueda decir que está en mí. N o es necesario que me entretenga en recontarlas. Pase-
mos, pues, a los atributos del alma, y veamos si hay alguno que esté en mí. Los primeros son nutrirme y
andar; pero, si es cierto que no tengo cuerpo, es cierto entonces también que no puedo andar ni nutrir-
me. Un tercero es sentir: pero no puede uno sentir sin cuerpo, aparte de que ya he creído sentir en sueños
muchas cosas y, al despertar, me he dado cuenta de que no las había sentido realmente. Un cuarto es
pensar: y aquí sí hallo que el pensamiento es un atributo que me pertenece, siendo el único que no puede
separarse de mí. 'Yo soy, yo existo'; eso es cierto, pero, ¿cuánto tiempo? Todo el tiempo que estoy
pensando: pues quizá ocurriese que, si yo cesara de pensar, cesaría al mismo tiempo de existir. N o
admito ahora nada que no sea necesariamente verdadero: así, pues, hablando con precisión, no soy más
que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón, términos cuyo significado
me era antes desconocido. Soy, entonces, una cosa verdadera, y verdaderamente existente.Mas, ¿qué
cosa ? Ya lo he dicho: una cosa que piensa. ¿Y qué más ? Excitaré aún mi imaginación, a fin de averiguar
sí no soy algo más. N o soy esta reunión de miembros llamada cuerpo humano; no soy un aire sutil y
penetrante, difundido por todos esos miembros; no soy un viento, un soplo, un vapor, ni nada de cuanto
pueda fingir e imaginar, puesto que ya he dicho que todo eso no era nada. Y, sin modificar ese supuesto,
hallo que no dejo de estar cierto de que soy algo.
Pero acaso suceda que esas mismas cosas que supongo ser, puesto que no las conozco, no sean
en efecto diferentes de mí, a quien conozco. Nada sé del caso: de eso no disputo ahora, y sólo puedo
juzgar de las cosas que conozco: ya sé que soy, y eso sabido, busco saber qué soy. Pues bien: es
certísimo que ese conocimiento de mí mismo, hablando con precisión, no puede depender de cosas
cuya existencia aún me es desconocida, ni por consiguiente, y con mayor razón, de ninguna de las
que son fingidas e inventadas por la imaginación. E incluso esos términos de 'fingir' e 'imaginar' no
es sino contemplar la figura o 'imagen' de una cosa corpórea. Ahora bien: ya sé de cierto que soy
y que, a la vez, puede ocurrir que todas esas imágenes y, en general, todas las cosas referidas a la
naturaleza del cuerpo, no sean más que sueños y quimeras. Y, en consecuencia, veo claramente que
decir 'excitaré mi imaginación para saber más distintamente qué soy' es tan poco razonable como
decir 'ahora estoy despierto, y percibo algo real y verdadero, pero como no lo percibo aún con
bastante claridad, voy a dormirme adrede para que mis sueños me lo representen con mayor verdad
y evidencia'. Así, pues, sé con certeza que nada de lo que puedo comprender por medio de la
imaginación pertenece al conocimiento que tengo de mí mismo, y que es preciso apartar el espíritu
de esa manera de concebir, para que pueda conocer con distinción su propia naturaleza.
¿Qué soy, entonces? Una cosa que piensa. Y, ¿qué es una cosa que piensa? Es una cosa que
duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que
siente. Sin duda no es poco, si todo eso pertenece a mi naturaleza. ¿Y por qué no habría de
pertenecerle? ¿Acaso no soy yo el mismo que duda casi de todo, que entiende, sin embargo, ciertas
cosas, que afirma ser esas solas las verdaderas, que niega todas las demás, que quiere conocer otras,
que no quiere ser engañado, que imagina muchas cosas—aun contra su voluntad—y que siente
también otras muchas, por mediación de los órganos de su cuerpo? ¿Hay algo de esto que no sea
tan verdadero como es cierto que soy, que existo, aun en el caso de que estuviera siempre dormido,
y de que quien me ha dado el ser empleara todas sus fuerzas en burlarme? ¿Hay alguno de estos
atributos que pueda distinguirse de mi pensamiento, o que pueda estimarse separado de mí mismo?
Pues es de suyo tan evidente que soy yo quien duda, entiende y desea, que no hace falta añadir aquí
nada para explicarlo. Y también es cierto que tengo la potestad de imaginar: pues aunque pueda
ocurrir (como he supuesto más arriba) que las cosas que imagino no sean verdaderas, con todo, ese
poder de imaginar no deja de estar realmente en mí, y forma parte de mi pensamiento. Por último,
también soy yo el mismo que siente, es decir, que recibe y conoce las cosas como a través de los
órganos de los sentidos, puesto que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento el calor. Se me dirá,
empero, que esas apariencias son falsas, y que estoy durmiendo. Concedo que asi sea: de todas
formas, es al menos muy cierto que me parece ver, oir, sentir calor, y eso es propiamente lo que en
mi se llama sentir, y, así precisamente considerado, no es otra cosa que 'pensar'. Por donde empiezo
a conocer qué soy, con algo mil di olarldad y distinción que antes.»
Descartes 323
COMENTARIO:
1. Hallar la estructura básica del texto y expresarla en forma esquemática.
2. Análisis semántico de los términos: 'certeza', 'claridad', 'evidencia', 'naturaleza',
'alma', 'cuerpo', 'atributo', 'pensamiento', 'necesariamente verdadero', 'cosa',
'cosa verdadera', 'imaginar', 'sentir', 'pensar', 'distinción'.
3. Análisis semántico de enunciados.
3.1. 'Sé con certeza que soy, pero aún no sé con claridad qué soy.'
3.2. 'Entiendo por cuerpo todo aquello que puede estar delimitado por una figura,
estar situado en un lugar y llenar un espacio de suerte que todo otro cuerpo
quede excluido.'
3.3. '(Entiendo por cuerpo todo aquello) que puede moverse de distintos modos,
no por sí mismo, sino por alguna otra cosa que lo toca y cuya impresión
recibe.'
3.4. 'Pues no creía yo que fuera atribuible a la naturaleza corpórea ¡a potencia de
moverse, sentir y pensar: al contrario, me asombraba al ver que tales faculta-
des se hallaban en algunos cuerpos.'
3.5. 'Un cuarto es pensar: y aquí sí hallo que el pensamiento es un atributo que
me pertenece, siendo el único que no puede separarse de mí.'
3.6. 'Yo soy, yo existo'; eso es cierto, pero ¿cuánto tiempo? Todo el tiempo que
estoy pensando: pues quizá ocurriese que, si yo cesara de pensar, cesaría ai
mismo tiempo de existir.'
3.7. 'No soy más que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento
o una razón, términos cuyo significado me era antes desconocido.'
3.8. 'Así, pues, sé con certeza que nada de lo que puedo comprender por medio de
la imaginación pertenece al conocimiento que tengo de mí mismo, y que es
preciso apartar el espíritu de esa manera de concebir, para que pueda conocer
con distinción su propia naturaleza.'
3.9. 'Y, ¿qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que
afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que
siente.'
3.10. 'Se me dirá, empero, que esas apariencias son falsas, y que estoy durmiendo.
Concedo que así sea: de todas formas, es al menos muy cierto que me parece
ver, oír, sentir calor, y eso es propiamente lo que en mí se llama sentir, y, así
precisamente considerado, no es otra cosa que 'pensar'.'
4. Análisis formal del texto.
4.1. Descartes toma, como supuesto inicial de su argumentación, los postulados
básicos del realismo ingenuo. Cita los fenómenos que de forma 'espontánea'
aplica al ser del hombre.
4.2. ¿En qué criterio se basa para excluir del yo los atributos referidos a la
naturaleza corpórea?
4.3. De los atributos referidos al alma, ¿cuáles son los no esenciales y cuál es el
esencial? ¿Por qué?
4.4. '¿Cómo llega a descubrir la objetividad del 'pensamiento' a partir del análisis
subjetivo del 'cogito'?
4.5. ¿Cuál es la diferencia entre 'pensamiento' y modos del pensar? Cita los modos
del pensar que aparecen en el texto.
4.6. ¿Por qué 'el sentir' y el 'imaginar' en parte son pensamiento y en parte no lo
son?
•324 El racionalismo
5. Comprensión del texto.
5.1. ¿En qué difieren el cuerpo y el alma?
5.2. ¿Por qué el 'nutrir, andar, sentir e imaginar' pueden separarse del 'yo'?
5.3. ¿Qué teoría defiende Descartes sobre la naturaleza de los cuerpos orgánicos
según el texto?
5.4. ¿Cómo argumenta Descartes la negación del carácter adventicio y facticio de
la idea del alma?
5.5. ¿Qué significado adquiere en Descartes el término 'cosa'?
5.6. ¿Por qué los términos 'animal racional' no son claros y distintos?
5.7. ¿Cuál es la diferencia entre 'cosa verdadera' y 'verdaderamente existente'?
5.8. ¿Cuál es la diferencia entre 'imagen' e 'idea'?
5.9. Analiza la frase: 'si yo cesara de pensar, cesaría al mismo tiempo de existir'.
5.10. ¿Cuál es la diferencia entre 'realidad objetiva' y 'realidad efectiva"
5.11. ¿Cuáles son las condiciones suficientes de la objetividad y de la realidad?
5.12. ¿Acaso se demuestra en el texto únicamente la objetividad de la naturaleza
corporal, o, también, su existencia?
SPINOZA
1. Características generales.
1.1. La matemática como modelo de saber: exposición de la filosofía (Etica de-
mostrada según el orden geométrico) siguiendo el modelo deductivo de la
ciencia geométrica.
1.2. La necesidad lógica, carácter fundamental de la Razón: el intelecto opera con
ideas claras y distintas y deduce conclusiones necesarias (= lógicas).
1.3. Exacta correspondencia entre la esfera de lo ideal y la de lo real: el orden y
conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas.
1.4. Dios como garantía de la exacta correspondencia entre el orden del pensa-
miento y el orden de las cosas.
1.5. Carácter innato de las ideas verdaderas y convicción de que la razón por sí
sola (sin el auxilio de la experiencia) es capaz de captar (por vía intuitiva) la
estructura de lo real y objetivo.
2. Etica demostrada según el orden geométrico.
2.1. Definiciones de sustancia, atributo y modo.
a) Def. de sustancia: Por sustancia entiendo aquello que está en sí y se concibe
por sí; esto es, aquello cuyo concepto no necesita del concepto de otra cosa
del cual deba formarse.
b) Def. de atributo: Por atributo entiendo lo que el entendimiento percibe de la
sustancia como constitutivo de su esencia.
c) Def. de modo: Por modo entiendo las afecciones de la sustancia, o sea,
aquello que está en otro, por lo que es también concebida.
2.2. Análisis de la noción de luitancia.
a) Aspecto ontológioo: 1« sustancia subsiste por sí misma y no depende de
Spinoza
32 7
causa externa para poder existir (Spinoza la llama causa de sí misma). Esto
significa que su esencia comprende su existencia.
b) Aspecto lógico-noético: la ideas de sustancia es tan clara y distinta que no
precisa de otra para formarse.
c) Correspondencia, a nivel de la sustancia, entre el orden del pensamiento (lo
que se concibe por sí) y el orden de la realidad efectiva (aquello que existe
por sí mismo).
d) El monismo de la sustancia en Spinoza es el resultado lógico de la inter-
pretación literal del concepto de sustancia según Descartes.
2.3. Teoremas sobre el monismo de la sustancia.
a) Proposición: En la naturaleza no se pueden dar dos o más sustancias de la
misma naturaleza o atributo. Demostración: si dos sustancias tienen un
mismo atributo no se pueden distinguir, es decir, no se pueden concebir
como distintas, luego no se podrán dar muchas sustancias, sino sólo una. Es
absurdo que existan dos sustancias del mismo atributo.
b) Proposición: Una sustancia no puede ser producida por otra sustancia.
Demostración: En la naturaleza no se pueden dar dos sustancias del mismo
atributo (Prop, precedente) ...y, por consiguiente (por la Prop. que dice: las
cosas que no tienen nada en común, no puede ser una causa de la otra, ya que
no pueden ser concebidas la una a partir de la otra), una no puede ser causa
de la otra.
c) Proposición: A la naturaleza de la sustancia pertenece existir.
Demostración: La sustancia no puede ser producida por otra (Prop. prece-
dente): será, pues causa de sí, esto es, su esencia envuelve necesariamente ¡a
existencia, o a su esencia pertenece existir.
d) Proposición: Toda sustancia es necesariamente infinita.
Demostración: A la sustancia le pertenece por naturaleza el existir
(Prop. antecedente), ahora bien, puede existir o como finita o como infinita.
Pero no puede existir como finita (porque debería ser limitada por otra de la
misma naturaleza, que debería también existir necesariamente, y, por lo tanto,
se darían dos sustancias del mismo atributo (en contra de la Prop. a), lo cual
es absurdo. Luego la sustancia sólo puede existir necesariamente como
infinita.
e) Proposición: Cuánta más realidad o ser tiene una cosa, tantos más atributos
tendrá.
Demostración: se demuestra por la definición de atributo. Si el atributo es
la intelección de la esencia de la sustancia, en cuanto mayor sea el número
de atributos, más ser o realidad tendrá. Pero siendo la sustancia infinita
(Prop. antecedente), infinito será el número de atributos. Y esta sustancia
infinita con un número infinito de atributos es denominada, por Spinoza,
Dios (Def.: Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una
sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una
esencia eterna e infinita.). La infinitud divina es numérica (infinito es el
número de atributos) y cualitativa (cada uno de los cuales expresa una
, esencia eterna e infinita).
2.4. Teoremas sobre la existencia y naturaleza divina.
a) Proposición: Dios, o sea, ¡a sustancia que consta de atributos infinitos, cada
uno de los cuales txprtsa una esencia eterna e infinita, existe necesariamente.
Demostración: El imposible concebir una sustancia como no existente.
Pero Dios es una suiÚnoJa, luego no es posible concebirlo como no exis-
•326 El racionalismo
tente. Concebir Dios (= sustancia) como no existente es un absurdo. Luego
Dios existe necesariamente.
b) Proposición: Dios obra por las leyes solas de su naturaleza, y no coaccionado
por nadie.
Demostración: Dios es la única sustancia concebible y su naturaleza es
infinita y necesaria. De donde se sigue que nada puede existir fuera de él
que le determine o coaccione a obrar (= libertad de coacción), y, por lo
mismo, Dios obra por las solas leyes de su naturaleza (obra por necesidad
intrínseca ).
c) Proposición: Dios es la causa inmanente, y no transeúnte, de todas las cosas.
Esta proposición es el fundamento del panteísmo de Spinoza.
Demostración: El primer axioma de Spinoza dice que todas las cosas
existen, existen en sí o en otro. Es decir, todo lo que existe, existe como
sustancia o como modo, y como fuera de Dios no se puede dar ninguna
sustancia, en consecuencia, Dios es... la causa inmanente... de todas las cosas.
d) Proposición: De la necesidad de la naturaleza deben seguirse infinitas cosas
de infinitos modos.
Demostración: La sustancia ha de tener modos y de una sustancia infinita
los modos serán infinitos. En segundo lugar, Dios obra por necesidad,
luego los modos finitos son causados necesariamente (de su misma necesi-
dad deben seguirse, por lo tanto, necesariamente, infinitas cosas de modos
infinitos). Parece que esta última afirmación contradiga la misma noción
de modo (implicaría al mismo tiempo contingencia por definición y nece-
sidad por causación), sin embargo, las cosas finitas pueden llamarse con-
tingentes, sin caer en contradicción, porque su esencia no implica la exis-
tencia.
2.5. Teoremas sobre la naturaleza humana.
a) Supuestos básicos.
1. El pensamiento es un atributo de Dios.
Demostración: Cada pensamiento es una entidad particular o modo
(en terminología de Spinoza), y los modos no son más que afecciones de
los atributos de *Dios. El pensamiento es el atributo cuyo concepto
envuelve todos los pensamientos singulares y por esto el pensamiento es
uno de los atributos infinitos de Dios.
2. La extensión es un atributo de Dios.
Demostración: Se procede del mismo modo que en la demostración
anterior.
3. El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la
conexión de las cosas.
Demostración: El atributo pensamiento y el atributo extensión son una
sola y misma sustancia. Lo mismo sucede con respecto a los modos:
un modo de la extensión y la idea de ese modo, es una y misma cosa. En
consecuencia, la idea de cada efecto o cosa causada depende del orden
y la conexión del conocimiento de la causa.
b) Teoremas sobre la concepción del hombre.
1. Axioma I. Se postula el carácter contingente de la esencia del hombre:
La esencia del hombre no envuelve la existencia necesaria, es decir, puede
suceder... que este o aquel hombre exista o no exista.
2. Proposición: El str dt la sustancia no pertenece a la esencia del hombre...
no es una sustancia la forma del hombre.
Spinoza 327
Demostración: A la sustancia le compete necesariamente el existir,
pero el hombre no existe necesariamente, y en consecuencia, el ser de
la sustancia no pertenece a la esencia del hombre.
3. Corolario: De la proposición anterior podemos decir del hombre que
su esencia la constituyen ciertas modificaciones de los atributos de Dios.
c) Teoremas sobre los elementos del compuesto humano.
1. Axioma II. El hombre piensa.
2. Axioma III. La idea en tanto que idea o la idea como representativa
del algo son los modos del pensar. No hay modos de pensar tales como
el amor, el deseo, o cualquier otro que pueda ser designado con el nombre
de afección del alma, sino en cuanto es dada en el mismo individuo una
idea de la cosa amada, deseada, etc. Pero una idea puede ser dada sin que
sea dado ningún otro modo de pensar.
3. Proposición: La idea de un singular existente actualmente es el primer
elemento constitutivo de la esencia actual del Alma humana: Lo que
constituye primero el ser actual del Alma humana, no es más que la idea
de una cosa singular existente en acto.
Demostración: Hemos demostrado que la esencia del hombre no es
más que ciertas modificaciones de los atributos de Dios, y axiomatiza-
do que el hombre piensa y que la idea es el primer modo de pensar.
De aquí se infiere que la idea es lo primero que se encuentra en el
individuo humano. Pero no la idea de una cosa no existente (de lo
. contrario el hombre no existiría) ...y, no de una cosa infinita; porque una
cosa infinita debe existir siempre necesariamente, cosa absurda en el
hombre. En consecuencia, la idea de una cosa singular existente en acto
constituye el ser actual del Alma.
4. Proposición: El objeto de la idea que constituye el Alma humana es el
Cuerpo, es decir, cierto modo de la extensión existente en acto, y no es
otra cosa.
Demostración: Es evidente que el Alma humana tiene ideas de las
afecciones del Cuerpo (Ax. 4: comprendemos que un cuerpo determinado
es afectado de muchas maneras) y que todo efecto se sigue necesariamen-
te de una causa (Ax. III, parte I). El Alma humana conoce los efectos
(afecciones) del Cuerpo y por el Ax. (parte I, que dice: El conocimiento
del efecto depende del conocimiento de la causa y la envuelve), se infiere
que el objeto que constituye el Alma humana es el Cuerpo tal como existe
en acto.
5. Conclusión:
Corolario a la anterior proposición: Se deduce de aquí que el hombre
consta de Alma y Cuerpo, y que el Cuerpo humano existe desde el
momento en que le sentimos.
La esencia del hombre no es más que ciertas modificaciones de dos
atributos: pensamiento y extensión. Ax. 5: No comprendemos ni perci-
bimos más cosas singulares que los cuerpos y los modos de pensar.
d) Teoremas sobre la relación Alma-Cuerpo en el hombre.
1. Proposición: el Alma está unida al Cuerpo de la misma manera que la
idea del Alma lo está del Alma.
Demostración: El Alma está unida al cuerpo por ser el Cuerpo el objeto
del Alma. Esto e».cierto si tenemos en cuenta que la idea del Cuerpo y
el Cuerpo, ti dteir •/ Alma y el Cuerpo, son un solo y mismo Individuo
•349 El racionalismo
que se concibe tan pronto bajo el atributo del Pensamiento como bajo el
de la Extensión. La idea del cuerpo y el Alma son modos del Pensa-
miento, y la idea de Alma y Cuerpo son modos de la Extensión. Según
Spinoza un modo de la extensión (Cuerpo) y la idea de ese modo (idea
del Alma), es una y misma cosa, pero expresada de dos maneras. En
ambos órdenes encontramos una sola y misma conexión de causas.
Existe un paralelismo entre el orden necesario y la conexión de causas
de las ideas y de las cosas.
2. Proposición: Ni el Cuerpo puede determinar el Alma a pensar, ni el Alma
puede determinar al Cuerpo al movimiento o el reposo.
Demostración: Todos los modos de pensar tienen por causa y se
conciben bajo el atributo Pensamiento y no se explican por medio de
otro atributo que no sea el Pensamiento. En consecuencia, lo que
determina el Alma a pensar es un modo de Pensar y no un modo de
la Extensión. Lo mismo se sigue de los modos de la Extensión. Alma
y Cuerpo no se pueden influir mutuamente, aunque siendo el mismo el
orden de las ideas y de las cosas es necesario que el orden de las acciones
y de las pasiones de nuestro Cuerpo concuerde por naturaleza con el
orden de las acciones y pasiones del Alma.
3. Proposición: Según están ordenados y encadenados en el Alma los pen-
samientos y las ideas de las cosas, así están correlativamente odenadas y
encadenadas en al Cuerpo las afecciones del mismo, es decir, las imágenes
de las cosas.
Demostración: El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el
orden y la conexión de las cosas, e inversamente, el orden de las cosas es
el mismo que el orden de las ideas.
e) Teoremas sobre el conocimiento humano.
1. Grados del conoeimiento humano:
1.1. Conocimiento de primer grado: tiene por objeto lo singular
representado por los sentidos (conocimiento por experiencia) y el
recuerdo. Llama a este modo Imaginación.
1.2. Conocimiento de segundo género: tiene por objeto la noción
común y las ideas adecuadas de las propiedades de las cosas.
Llama a este modo Razón.
1.3. Conocimiento de tercer género: tiene por objeto la idea adecuada
de la ciencia formal de ciertos atributos de Dios para pasar al
conocimiento adecuado de la esencia de las cosas. Lo llama Ciencia
Intuitiva.
2. Sobre la verdad y su criterio:
2.1. Noción de verdad: Ax. 6, parte I, Una idea verdadera debe estar
de acuerdo con el objeto de que es idea.
2.2. Causa de la verdad y falsedad:
a) Causa de la verdad: Las ideas que son adecuadas y perfectas
son necesariamente verdaderas.
— Idea adecuada: cuando expresa de forma clara y distinta la
naturaleza de una cosa considerada en sí misma.
— Idea perfecta: cuando se tiene un conocimiento completo
de una cosa.
El conocimiento (de segundo y tercer género) al tener por objeto
ideas que son adecuadas es necesariamente verdadero.
Spinoza
32 7
b) Causa de la falsedad: El conocimiento del primer grado es la
única causa de la falsedad porque le pertenecen ideas que son
inadecuadas y confusas.
2.3. Naturaleza de los tres géneros de conocimiento:
a) Pertenece a la naturaleza de la Imaginación considerar las
cosas como contingentes (imaginamos como contingentes las
cosas relacionadas tanto con el tiempo presente como con el
pasado o futuro).
b) Pertenece a la naturaleza de la Razón considerar las cosas, no
como contingentes, sino como necesarias. Esto se prueba por el
objeto de tal género de conocimiento: Pertenece a la naturale-
za de la Razón percibir las cosas necesariamente, a saber: como
son en sí, es decir, no como contingentes, sino como necesarias.
c) Pertenece a la naturaleza de la Razón percibir las cosas como
poseyendo una especie de eternidad. Explicación: Los principios
de la Razón son nociones que explican lo que es común a todas
las cosas, y no explican la esencia de cosa alguna singular; por
consiguiente, deben ser concebidos sin relación alguna con el
tiempo y como poseyendo cierta especie de eternidad.
f ) Teoremas sobre la voluntad y libertad humana.
1. La voluntad y el entendimiento son una sola y misma cosa. Demostra-
ción: puesto que una volición singular y una idea singular son una y
misma cosa ya que querer es afirmar o negar la idea, en consecuencia
voluntad y entendimiento son una misma cosa.
2. Negación de la libertad en el hombre: El Alma es un modo determinado
del pensar y así no puede ser una causa libre.
3. Explicación de la libertad:
3.1. Proposición: La voluntad no puede llamarse causa libre, sino sola-
mente causa necesaria.
Demostración: la voluntad es un cierto modo de pensar y para
poder producir un efecto es preciso que esté determinada por una
causa. Una voluntad finita requiere una causa que la determine
a existir y a producir algún efecto, y así no puede llamarse causa
libre, sino necesaria o forzada.
3.2. Proposición: No hay nada contingente en la naturaleza; todo en
ella está determinado por la necesidad de la naturaleza divina.
Demostración: Todo lo que es, es en Dios y Dios no puede ser
llamado cosa contingente, porque existe necesariamente.
3.3. Proposición: Es falso que el hombre sea libre. Sólo el ignorante
cree que el hombre es libre.
Demostración: Los hombres se engañan al creerse libres; y el
motivo de esta opinión es que tienen conciencia de sus acciones,
pero ignoran las causas por que son determinadas; por tanto, lo que
constituye su idea de libertad, es que no conocen causa alguna de
sus acciones.
•332 El racionalismo
T E X T O 2:
Naturaleza y propiedades de la sustancia
1. Etica demostrada según el orden geométrico (primera parte, de Dios).
«Proposición V.
No puede haber en la naturaleza dos o más sustancias de igual naturaleza o atributo.
Demostración.
Si existiesen varias sustancias distintas, se deberían distinguir entre sí, o por la diversidad de los
atributos, o por la diversidad de las afecciones (Proposición anterior: dos o más cosas distintas se
distinguen entre sí, bien por la diversidad de atributos de las sustancias, bien por la diversidad de
las afecciones de las sustancias). Si se distinguen solamente por la diversidad de los atributos, está
demostrado que no hay más que una del mismo atributo. Si se distinguen por la diversidad de las
afecciones, como una sustancia es anterior en naturaleza a sus afecciones (Proposición 1), no se
podrá, poniendo aparte sus afecciones y considerándola en sí misma, es decir (Definición 3 y
Axioma 6), en verdad, concebirla como distinta de otra; en otros términos: no podrá haber muchas
sustancias, sino una. Q.E.D.
Proposición VI.
Una sustancia no puede ser producida por otra sustancia.
Demostración.
N o puede haber en la naturaleza dos sustancias de igual atributo (Proposición anterior), es decir
(Proposición 2), que tengan entre sí algo en común; y así (Proposición 3), la una no puede ser causa
de la otra, o dicho de otro modo: la una no puede ser producida por la otra. Q.E.D.
(...)
Otra demostración.
Esta proposición se demuestra más fácilmente aún por lo absurdo de la contradictoria. Si, en
efecto, una sustancia pudiese ser producida por otra cosa, su conocimiento debería depender del
conocimiento de su causa (Axioma 4), y así (Definición 3) no sería una sustancia.
Proposición VII.
Pertenece a la naturaleza de una sustancia existir.
Demostración.
Una sustancia no puede ser producida por otra cosa (Corolario de la proposición anterior);
tendrá que ser, pues, causa de si misma, es decir (Definición 1), que su esencia envuelve necesaria-
mente la existencia, o dicho de otra manera, que pertenece a su naturaleza existir. Q.E.D.
Proposición VIII.
Toda sustancia es necesariamente infinita.
Demostración.
Teniendo una sustancia cierto atributo, no puede ser más que única (Proposición 5) y pertenece
a su naturaleza existir (Proposición 7). Será, pues, propio de su naturaleza existir como cosa finita
o como cosa infinita. Pero no puede existir como cosa finita; porque (Definición 2) debería estar
limitada por otra de la misma naturaleza, la cual también debería necesariamente existir (Propoii>
ción 7); habría, pues, dos sustancias de igual atributo, lo cual es absurdo (Proposición 5). Exista,
pues, como infinita. Q.E.D.
Escolio I.
Como 'ser finito' es, en realidad, una negación parcial, y 'ser infinito' la afirmación absoluta da
la existencia de una naturaleza cualquiera, se sigue, de la sola Proposición 1, que toda sustancia
debe ser infinita.
Spinoza
32 7
(...)
Proposición IX.
Cuanto mayor realidad o ser posee cada cosa, tanto mayor número de atributos le pertenecen.
Demostración.
Esto es evidente por la Definición 4.
Proposición X.
Cada uno de los atributos de una misma sustancia debe ser concebido por sí mismo.
Demostración.
Un atributo es, en efecto, lo que el entendimiento percibe de una sustancia como constituyendo su
esencia (Definición 4); y, por consiguiente, debe ser concebido (Definición 3) por sí mismo. Q.E.D.
Escolio.
De esto resulta que aunque dos atributos se conciban como realmente distintos, es decir, el uno sin
el auxilio del otro, no podemos, sin embargo, deducir de ahí que constituyen dos seres, es decir, dos
sustancias diversas, porque es propio de la naturaleza de una sustancia que cada uno de sus atributos
sea concebido por sí mismo, puesto que todos los atributos que posee han existido siempre a la vez en
ella, y el uno no puede ser producido por el otro, sino que cada uno expresa la realidad o el ser de la
sustancia. Dista mucho de una misma sustancia; por el contrario, nada existe en la naturaleza más claro
que esto: cada ser debe ser concebido bajo cierto atributo y cuanto mayor realidad o ser posee, tanto
mayor número de atributos tienen que expresan una necesidad, o dicho de otro modo, una eternidad y
una infinidad; y, por consiguiente, nada más claro que esto: un ser absolutamente infinito debe ser
definido necesariamente (como se dice en la Definición 6); un ser que está constituido por una infinidad
de atributos de los que cada uno expresa cierta esencia eterna e infinita. Si se pregunta ahora por qu¿
signo podremos reconocer la diversidad de las sustancias, léanse las proposiciones siguientes, que
manifiestan que no existe en la naturaleza más que una sustancia única que es absolutamente infinita,
por lo cual se buscaría en vano dicho signo.»
COMENTARIO:
1. Expresar esquemáticamente la estructura del texto.
2. Análisis semántico de los términos: 'sustancia', 'atributo', 'naturaleza','afección',
'causa', 'existencia', 'causa de sí', 'esencia', 'infinito', 'concebido por sí mismo',
'eternidad', 'realidad'.
3. Análisis semántico de enunciados.
3.1. 'Si existiesen varias sustancias distintas, se deberían distinguir entre sí, o por
la diversidad de los atributos, o por la diversidad de las afecciones.'
3.2. 'Si se distinguen solamente por la diversidad de los atributos, está demostrado
que no hay más que una del mismo atributo.'
3.3. 'Si se distinguen por la diversidad de las afecciones, como una sustancia es
anterior en naturaleza a sus afecciones, no se podrá, poniendo aparte sus
afecciones y considerándola en sí misma... concebirla como distinta de otra.'
3.4. "Si... una sustancia pudiese ser producida por otra cosa, su conocimiento
debería depender del conocimiento, de su causa, y así no sería una sustancia.'
3.5. 'Una sustancia no puede ser producida por otra; tendrá que ser, pues, causa
de sí misma.'
3.6. '(La sustancia) no puede existir como cosa finita; porque deberla estar limita-
da por otra de la miima naturaleza, la cual también deberla necesariamente
•334 El racionalismo
existir; habría, pues, dos sustancias de igual atributo, lo cual es absurdo.'
3.7. 'Ser finito es, en realidad, una negación parcial, y ser infinito la afirmación
absoluta de la existencia de una naturaleza cualquiera.'
3.8. 'Aunque dos atributos se conciban como realmente distintos... no podemos
deducir de ahí que constituyen dos seres, es decir, dos sustancias diversas.'
3.9. 'Cada ser debe ser concebido bajo cierto atributo y cuanto mayor realidad o
ser posee, tanto mayor número de atributos tiene que expresan una necesidad.'
3.10. 'Un ser absolutamente infinito debe ser definido necesariamente.'
4. Análisis formal de las proposiciones.
4.1. Análisis formal de la Proposición V.
1. ¿Cuáles son los supuestos de la argumentación?
2. ¿Qué esquema de inferencia se utiliza en la misma?
3. Cita los consecuentes de las dos premisas condicionales.
4.2. Análisis formal de la Proposición VI.
1. ¿Cuáles son los supuestos de la argumentación?
2. Cita los términos extremos y medio en las premisas.
3. ¿Qué esquema de inferencia se utiliza en la argumentación?
4. ¿En qué consiste la prueba indirecta o por reducción al absurdo?
4.3. Análisis formal de la Proposición VII.
1. ¿Qué se infiere como conclusión?
2. La conclusión se infiere mediata o inmediatamente.
3. A la conclusión se le ha aplicado una ley de transformación, ¿cuál es y en
qué consiste?
4.4. Análisis formal de la Proposición VIII.
1. ¿Cuál es el esquema de inferencia utilizado en la argumentación?
2. ¿La disyunción que aparece en la premisa mayor es inclusiva o exclusiva?
3. ¿Cómo argumenta, en la premisa menor, la negación de uno de los miem-
bros de la disyunción?
5. Comprensión del texto.
5.1. Primer grado de comprensión:
1. ¿En qué pueden diferir dos sustancias diversas?
2. ¿Por qué una sustancia es anterior, en naturaleza, a sus afecciones?
3. ¿Por qué es absurdo que una sustancia sea causada por otra?
4. ¿Por qué un mismo atributo no puede pertenecer a sustancias distintas?
5. ¿Por qué la finitud expresa negación parcial?
5.2. Segundo grado de comprensión:
1. ¿Por qué el grado de realidad de un ser depende del número de su»
atributos?
2. ¿Qué le añade el atributo a la sustancia?
3. ¿Acaso la existencia es un predicado de la esencia?
4. ¿Por qué es inconcebible una sustancia finita?
5. ¿Por qué los atributos expresan necesidad?
Spinoza 335
T E X T O 3:
Relación alma y cuerpo
1. Etica demostrada según el orden geométrico
(segunda parte, de la naturaleza y del origen del alma).
«Proposición VII.
El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas.
Demostración.
Esto es evidente por el Axioma 4, parte I. Porque la idea de cada cosa causada depende del
conocimiento de la causa cuyo efecto es.
Corolario.
Se deduce de aquí que la potencia de pensar de Dios es igual a su potencia actual de obrar, es
decir, todo lo que se sigue formalmente de la naturaleza infinita de Dios, se sigue también en Dios
objetivamente, en el mismo orden y con la misma conexión de la idea de Dios.
(...)
Proposición XXI.
Esta idea del Alma está unida al Alma de la misma manera que el Alma está unida al Cuerpo.
Demostración.
Hemos deducido que el Alma está unida al Cuerpo por ser el Cuerpo el objeto del Alma (véase
Prop. 12 y 13),y, por consiguiente, la idea del Alma debe estar unida con su objeto por la misma razón, es
decir, debe estar unida con el Alma de la misma manera que el Alma está unida al Cuerpo. Q.E.D.
Escolio.
Esta proposición se comprende con mayor claridad por lo que dijimos en el Escolio de la Proposi-
ción 7; en efecto, demostramos allí que la idea del Cuerpo y el Cuerpo, es decir (Prop. 13), el Alma y el
Cuerpo, son un solo y mismo Individuo que se concibe tan pronto bajo el atributo del Pensamiento
como bajo el de la Extensión; por esto, la idea del Alma y el Alma son una sola y misma cosa que se
concibe bajo un solo y mismo atributo, a saber: el Pensamiento. La existencia de la idea del Alma y la del
Alma misma se siguen en Dios con idéntica necesidad de la misma potencia de pensar. Porque, en
realidad, la idea del Alma, es decir, la idea de la idea, no es otra cosa que la forma de la idea, en cuanto
ésta es considerada como un modo del pensar sin relación con el objeto; de igual modo, cualquiera que
sabe alguna cosa, sabe por esto mismo que la sabe, y sabe al mismo tiempo que sabe que la sabe, y asi
hasta lo infinito. Pero de esto hablaremos más tarde.»
2. Etica demostrada según el orden geométrico
(tercera parte, del origen y de la naturaleza de las afecciones).
«Proposición II.
Ni el Cuerpo puede determinar al Alma a pensar, ni el Alma puede determinar al Cuerpo al
movimiento o al reposo o a alguna otra manera de ser (si hay alguna otra).
Demostración.
Todos los modos de pensar tienen a Dios por causa en cuanto es cosa pensante, no en cuanto
se explica por medio de otro atributo (Prop. 6, p. II). Por consiguiente, lo que determina al Alma
a pénsar es un modo del Pensar y no de la Extensión, es decir (Def. 1, p. II), no es un Cuerpo; y
esto era lo primero. Además, el movimiento y el reposo del Cuerpo deben provenir de otro Cuerpo
que haya sido igualmente determinado al movimiento y al reposo por otro, y, absolutamente
hablando, todo lo que sobreviene en un cuerpo debe venir de Dios, en cuanto se le considera como
afectado de un modo de la ExtMilón y no de un modo del Pensar (Prop. 6, p. II); es decir, no puede
provenir del Alma que (Prop. 11, p, II) II un modo de pensar. Y esto era lo segundo. Por tanto, ni
el Cuerpo, etc. Q.E.D.
. . . . ^ ¡ ¿ ^ 1 .
•336 El racionalismo
Escolio.
Lo que precede se comprende con más claridad por lo que se dijo en el Escolio de la Proposi-
ción 7, Parte II, a saber: que el Alma y el Cuerpo son una sola y misma cosa que se concibe tan
pronto bajo el atributo del Pensamiento, como bajo el de la Extensión. De donde proviene que,
siendo el mismo orden o encadenamiento de las cosas, sea concebida la Naturaleza bajo tal atributo
o bajo tal otro; y, por consiguiente, que el orden de las acciones y de las pasiones de nuestro cuerpo
concuerde por naturaleza con el orden de las acciones y de las pasiones del Alma... Todo esto
demuestra claramente que tanto el decreto como el apetito del Alma, y la determinación del Cuerpo
son, por su naturaleza, cosas si miramos bajo el atributo del Pensamiento y es explicada por él, y
Determinación cuando se la considera bajo el atributo de la Extensión y se la deduce de las leyes
del movimiento y del reposo; ...»
3. Etica demostrada según el orden geométrico
(quinta parte, de la potencia del entendimiento o de la libertad humana).
«Proposición I.
Según están ordenados y encadenados en el Alma los pensamientos y las ideas de las cosas, así
están correlativamente ordenadas y encadenadas en el Cuerpo las afecciones del mismo, es decir,
las imágenes de las cosas.
Demostración.
El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas
(Prop. 7, p. II), e inversamente, el orden y la conexión de las cosas son los mismos que el orden y
la conexión de las ideas. (Corol. de las Prop. 6 y 7, p. II). De igual modo, pues, que el orden y la
conexión de las ideas se reglamentan en al Alma conforme al orden y al encadenamiento de las
afecciones del Cuerpo (Prop. 18, p. II), a la inversa (Prop. 2, p III) el orden y la conexión de las
afecciones del cuerpo se reglamentan conforme al orden y al encadenamiento de los pensamientos
y de las ideas de las cosas del Alma. Q.E.D.»
COMENTARIO:
1. Expresar esquemáticamente 11 estructura básica de los textos.
2. Análisis semántico de los tér, tinos: 'orden de las ideas', 'orden de las cosas',
'potencia de pensar', 'potencia actual de obrar', 'deducción formal', 'deducción
objetiva', 'idea del alma', 'alma', 'individuo', 'atributo', 'pensamiento', 'exten-
sión', 'modo de pensar', 'naturaleza', 'decreto', 'determinación'.
3. Análisis semántico de enunciados.
3.1. 'El orden y la conexión de las ideas son lo mismo que el orden y la conexión
de las cosas.'
3.2. 'Todo lo que se sigue formalmente de la naturaleza infinita de Dios, se sigue
también en Dios objetivamente, en el mismo orden y con la misma conexión
de la idea de Dios.'
3.3. 'El Alma está unida al Cuerpo por ser el Cuerpo el objeto del Alma.'
3.4. 'El Alma y el Cuerpo son uno solo y mismo Individuo que se concibe tan
pronto bajo el atributo del Pensamiento como bajo el de la Extensión.'
3.5. 'La idea del Alma, es decir, la idea de la idea, no es otra cosa que la forma de
la idea.'
3.6. 'Lo que determina el Alma a pensar es un modo del Pensamiento y no de la
Extensión, es decir, no es un Cuerpo.'
3.7. 'El movimiento y el reposo del Cuerpo deben provenir de otro Cuerpo que
haya sido igualmente determinudo al movimiento y al reposo por otro, y,
absolutamente hablando, todo lo que sobreviene en un cuerpo debe venir de
Spinoza
32 7
Dios, en cuanto se le considera como afectado de un modo de la Extensión y
no de un modo del Pensar.'
3.8. 'El Alma y el Cuerpo son una sola y misma cosa que se concibe tan pronto
bajo el atributo del Pensamiento, como bajo el de la Extensión.'
3.9. 'Todo esto demuestra claramente que tanto el decreto como el apetito del
Alma y la determinación del Cuerpo son, por su naturaleza, cosas simultá-
neas.'
3.10. 'El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión
de las cosas, e inversamente, el orden y la conexión de las cosas son los
mismos que el orden y la conexión de las ideas.'
4. Análisis formal de las proposiciones.
4.1. Análisis formal de la Proposición VII (del 1 texto).
1. ¿Cuál es el supuesto inicial de la argumentación?
2. ¿Cuál es el fundamento del paralelismo entre el orden ideal y el orden
real?
3. ¿Acaso de la necesidad de la causa se infiere o sigue la necesidad de los
efectos?
4.2. Análisis formal de la Proposición XXI (del 1 texto).
1. ¿Cuál es el supuesto inicial de la argumentación?
2. ¿Cuál es la diferencia entre unidad individual y unidad sustancial?
3. Analiza el aspecto formal y objetivo de la idea del alma.
4. ¿Qué se infiere como conclusión?
5. ¿Cuál es la diferencia entre idea del Alma e idea del Cuerpo? ¿Cuáles son
los objetos de tales ideas?
6. ¿Por qué existe o forman unidad la idea y el objeto representado por ella?
4.3. Análisis formal de la Proposición II (del 2 texto).
1. Cita el supuesto inicial de la argumentación.
2. Analiza la dependencia real y lógica del efecto (modo) con respecto a su
causa (atributo).
3. ¿Por qué modos de distinta naturaleza no pueden ser determinados por
un mismo atributo?
4. ¿Por qüé el orden y encadenamiento de los efectos no es contingente?
5. El principio: de una causa necesaria se siguen efectos con sucesión nece-
saria, ¿es evidente de por sí?
5. Comprensión de los textos.
5.1. Primer grado de comprensión:
1. ¿Qué significado adquiere en el texto el término 'cosa'?
2. ¿Alma y cuerpo son dos ideas claras y distintas?
3. ¿Por qué no acepta Spinoza la 'vía de la influencia' con respecto a la
relación alma-cuerpo en el hombre?
4. ¿Qué tipo de unidad defiende Spinoza al hablar del compuesto humano?
5. ¿Cómo es posible la correlación entre los modos de pensar y las afecciones
del cuerpo en la teoría spinociana?
6. ¿En qué difieren el pensar divino del pensar humano?
5.2. Segundo grado de comprensión:
•338 El racionalismo
1. ¿Acaso la unidad alma-cuerpo es la misma que la unidad formada por la
idea del alma y el alma?
2. La potencia de obrar y de pensar divinos ¿son realmente distintos?
3. ¿Por qué el pensar divino es una potencia?
4. ¿Por qué define el alma como idea de la idea?
5. ¿Por qué no es posible que el alma actúe sobre el cuerpo, y éste sobre el
alma?
6. ¿En qué se diferencia el decreto del apetito?
LEIBNIZ
1. Teoría del conocimiento.
1.1. De las ideas: naturaleza y origen.
a) La idea es el objeto inmediato del pensamiento y expresa una forma o
esencia de la cosa. Distingue en el pensamiento el acto del objeto. Los actos
o modos del pensar son distintos entre sí y sólo están presentes en la mente
cuando pensamos; el objeto es aquella cualidad mental que expresa alguna
naturaleza: Y yo creo que esta cualidad de nuestra alma, en tanto que expresa
alguna naturaleza, forma o esencia es propiamente la idea de la cosa, que está
en nosotros, y que siempre está en nosotros, pensemos o no pensemos en ella.
b) Distinción entre idea y concepto: en sentido metafísico, la expresión de una
forma o naturaleza en tanto que está en nuestra alma, se la conciba o no,
es una idea; en lenguaje popular, las expresiones que se conciben o forman,
' se pueden llamar nociones.
c) Origen de las ideas y los conceptos.
1. Origen innato de las ideas: según Leibniz las sustancias simples (p. ej., el
Alma humana) no tienen ventanas y cada una de ellas es una imagen de
todo el universo. De donde que no pueden padecer acción alguna del
exterior, y, en consecuencia, las ideas son innatas.
a) Postulado fundamental: Nihil est in intellectu, quod non fuerit in
sensu, excipe: nisi ipse intellectus.
b) Interpretación de la teoría platónica de la reminiscencia: Tenemos
en el espíritu todas estas formas, e incluso desde siempre... Esto es lo
que Platón consideró... cuando expuso su reminiscencia, que tiene
mucha solidez mientras se entienda bien, se la purgue del error de la
preexistencia... Lo que demuestra que nuestra alma sabe todo esto
virtualmente y sólo necesita animadversión (atención del espíritu)
para conocer las verdades...
2. Origen de los conceptos: es siempre falso que todas nuestras nociones
vienen de los sentidos externos, pues las que yo tengo de mí y de mi
pensamiento... vienen de una experiencia interna.
1.2. Clases de ideas según el modo como se perciben.
a) Conocimiento confuso: es el poder de reconocer una cosa entre otras, sin
poder decir en qué consisten sus diferencias.
b) Conocimiento distinto: cuando puedo explicar los caracteres (diferencias o
Leibniz 339
propiedades) de una cosa. El conocimiento distinto puede ser: analítico
(adecuado) o intuitivo (=forma más completa de conocimiento): Así, pues,
sólo cuando nuestro conocimiento es claro en las nociones confusas, o cuando
es intuitivo en las distintas, vemos su idea entera.
1.3. Modalidad de la percepción.
a) Pequeñas percepciones: Estado en el cual no nos acordamos de nada y no
tenemos ninguna percepción distinta.
b) La percepción que tiene por principio la Memoria e Imaginación: Los
hombres actúan como las bestias en cuanto que las consecuciones de sus
percepciones no se realizan más que por el principio de la memoria, y no
actúan sino como los Empíricos, que tienen una simple práctica sin teoría.
c) La percepción que tiene por principio la razón: Pero el conocimiento de las
verdades necesarias y eternas es el que nos distingue de dos simples animales
y nos hace tener Razón y las Ciencias, elevándose al conocimiento de nosotros
mismos y de Dios.
2. De la verdad: noción y clases.
2.1. Noción de verdad: Según Leibniz la verdad es la adecuación o corresponden-
cia de la mente con las cosas: ...con buscar la verdad en. la correspondencia de
las proposiciones en la mente con las cosas...
2.2. Clases de proposiciones verdaderas:
a) Verdades de razón (necesarias y eternas): Las verdades de Razonamiento son
necesarias, y su opuesto es imposible.
b) Verdades de hecho: una proposición no es necesaria (=fáctica) cuando es
posible negarla sin contradicción. Las verdades de hecho son contingentes y
su opuesto es posible.
3. Principios fundamentales de las proposiciones verdaderas.
3.1. Principio de contradicción: en virtud del cual juzgamos falso lo que implica
contradicción, y verdadero lo que es opuesto o contradictorio a lo falso.
3.2. Principio de razón suficiente: en virtud del cual consideramos que no podría
hallarse ningún hecho verdadero o existente... sin que haya una razón suficiente
para que sea así y no de otro modo.
4. El análisis, métodó para hallar la razón (necesaria o suficiente) de las proposicio-
nes verdaderas.
4.1. Análisis de las verdades necesarias: Cuando una verdad es necesaria, se puede
hallar su razón por medio de análisis, resolviéndola en ideas y verdades más
simples, hasta que se llega a las primitivas.
4.2. Análisis de las verdades contingentes: el análisis de un hecho consiste en
buscar las razones particulares del mismo y como la serie de razones explica-
tiva de un hecho es infinito, la mente humana jamás podrá explicar el análisis
a los fenómenos contingentes. Sólo Dios (por su mente infinita) las puede
analizar: es necesario que la razón suficiente o última de la serie esté fuera de
la serie.
4.3. Consecuencias: las verdades de razón son finitamente analizables, por el
contrario las de hecho son Infinitamente analizables.
4.4. Reducción de las verdades de hecho a las de razón: ...en las verdades contin-
gentes... la reducción (a Vtréadti »videntes de por si o necesarias) progresa
• i umútr» ,
•340 El racionalismo
hacia el infinito sin terminar nunca. Y así, la certeza y razón perfecta de las
verdades contingentes sólo es conocida por Dios, que abarca el infinito en una
intuición.
La Metafísica
1. Supuestos previos.
1.1. Noción de sustancia: La sustancia es un Ser capaz de acción. La sustancia no
es inerte; cada sustancia es el principio o fuente de todas sus actividades, de
donde la distinción entre fuerza primitiva y la sucesión de actividades concretas
que dimanan de la fuerza originaria o primitiva.
1.2. Clases de sustancias: La sustancia es simple o compuesta.
a) Sustancia simple: La sustancia simple es la que carece de partes, y se
denomina 'mónada' (Monas es una palabra griega que significa unidad, o
aquello que es uno).
b) Sustancia compuesta: La sustancia compuesta es el conjunto de sustancias
simples, o de Mónadas.
1.3. Necesidad de la existencia de sustancias simples o individuales (atomismo
leibniciano): Es necesario que haya sustancias simples, puesto que hay compues-
tas; porque lo compuesto no es otra cosa que un montón o aggregatum de
simples.
a) Lo compuesto es inconsistente e insustancial: La sustancia o naturaleza del
cuerpo no debe consistir solamente en la extensión (como postulaba Des-
cartes), es decir, en la magnitud, figura y movimiento, puesto que donde
hay divisibilidad es imposible que se dé identidad y subsistencia (atributos
propios de la sustancia). Luego sin lo simple no es posible que se dé lo
compuesto.
b) Atomismo leibniciano: En consecuencia, toda la naturaleza está llena de
vida. Las Mónadas son los verdaderos Atomos de la Naturaleza y, en una
palabra, los Elementos de las cosas.
1.4. Naturaleza de la sustancia simple.
a) Las sustancias simples en tanto que formas sustanciales o entelequias son
principios activos, es decir, capacidades o potencialidades de obrar por si
mismas y no precisan de causas externas que las hagan activas.
b) Las sustancias simples creadas, en tanto que limitadas e imperfectas, con-
tienen un principio pasivo denominado materia prima. La materia prima se
utiliza también en un sentido diferente del anterior, pues la esencia de la
materia es la resistencia e implica la impenetrabilidad: la fuerza pasiva es
aquella resistencia por la cual un cuerpo resiste no solamente a la penetración,
sino también al movimiento (impenetrabilidad e inercia natural).
c) La mónada completa resulta de los principios activos (alma o entelequia
primitiva) y pasivos (materia primaria o fuerza pasiva primitiva).
1.5. Caracteres de las mónadas o sustancias simples.
a) Las mónadas son simples e inextensas:
1. Simplicidad: La Mónada... no es otra cosa que una sustancia simple, que
forma parte de los compuestos; simple, es decir, sin partes.
Leibniz 341
2. Inextensión: Allí donde no hay partes no hay, por consecuencia, ni
extensión, ni figura, ni divisibilidad posibles.
b) Lo que es simple ni nace ni se corrompe:
1. La corrupción es la disolución o separación de las partes de un todo,
pero la mónada es simple, ergo... No hay que temer en ningún caso la
disolución, y no es concebible ninguna manera mediante la cual una
sustancia simple pueda perecer naturalmente.
2. La generación es la composición o unión de las partes para formar un
todo, por lo que lo simple es ingénito: Por la misma razón no hay
tampoco ninguna, mediante la cual una sustancia simple pueda comenzar
naturalmente, puesto que no podría ser formada por composición.
3. Conclusión: Por tanto se puede decir que las Mónadas no podrían
comenzar ni terminar de una vez, es decir, no podrían comenzar más que
por creación, y terminar más que por aniquilación; por el contrario,
aquello que está compuesto comienza y termina por partes.
c) No es posible la interacción: el principio de causalidad eficiente se funda-
menta en un principio activo por parte de la causa y en otro pasivo por
parte del efecto, pero las mónadas son todas activas, luego no es posible la
interacción causal: No hay medio tampoco de explicar cómo una Mónada
pudiera ser alterada, o cambiada en su interior por alguna otra criatura... Las
Mónadas no tienen ventanas, por las cuales alguna cosa pueda entrar o salir
de ellas.
d) Infinidad de las mónadas (en contra del monismo de Spinoza): En vez de
un número infinito, deberíamos decir que hay más de lo que cualquier número
puede expresar.
e) Cada sustancia singular expresa el universo a su manera: toda sustancia es
como un mundo completo y como un espejo de Dios; o bien, de todo el universo
que cada una de ellas expresa a su manera.
f ) Principio de los indiscernibles: las mónadas no se distinguen según la
cantidad (son inextensas), sino por sus cualidades.
1. Crítica de la teoría del principio de individuación tomista: no es cierto
que dos sustancias se parezcan enteramente y sea diferente sólo en núme-
ro.
2. Por la cantidad las mónadas serían indistinguibles. Es necesario tam-
bién que cada una de las Mónadas sea diferente de toda otra. Porque no
hay en la Naturaleza dos Seres que sean perfectamente el uno como el
otro (dos mónadas iguales serían indiscernibles), y donde no sea posible
encontrar una diferencia interna, o fundamentada en una denominación
intrínseca.
1.6. Atributos y clases de mónadas simples.
a) La perfección y sus grados: el grado de independencia de las mónadas
determina el grado de perfección de las mismas. Esta Substancia Suprema-
no tiene nada fuera de ella que sea independiente de ella. De donde se sigue
* que Dios es absolutamente perfecto...
b) De la Mónada Primitiva y de las derivadas: Dios es la Unidad Primitiva, o
la substancia simple originaria, del cual son producciones todas las Mónadas
creadas o derivadas.
c) Atributos esenciales de las Mónadas:
1. Atributos de la Mónada limpie originaria: En Dios hay la Potencia, que
•361 El racionalismo
es el origen de todo, después el Conocimiento, que contiene el detalle de
las ideas, y, por último, la Voluntad, que realiza los cambios ó produccio-
nes según el principio de lo mejor.
2. Atributos de la Mónada creada: en las Mónadas creadas (la Potencia)
la realiza el Sujeto o Base (el Conocimiento), la Facultad Perceptiva y
(la Voluntad), la Facultad Apetitiva.
d) Nombres o denominaciones de las mónadas creadas:
1. En tanto que poseen un principio interno de acción (acción = perfec-
ción) se las puede denominar Entelequias: Se podría dar el nombre de
Entelequias a todas las... Mónadas creadas, porque tienen en sí misma una
cierta perfección, hay en ellas una suficiencia que las convierte en fuentes
de sus acciones internas.
2. En tanto que poseen percepciones y apetitos se las puede llamar Almas:
Si queremos llamar Alma a todo lo que tiene percepciones y apetitos en
el sentido general... todas las substancias simples o Mónadas creadas
podrían ser llamadas Almas. En consecuencia toda la naturaleza está
llena de vida (animismo universal).
percepción y sus grados:
La percepción es aquella condición interna de la mónada que representa
cosas externas. Esto se sigue del postulado que afirma que cada móna-
da refleja en sí misma la totalidad del universo. Por lo que la percep-
ción comprende o representa una multitud en la unidad.
La apercepción o conciencia se da cuando el perceptor tiene conciencia
de su percepción. El objeto de la apercepción es el mundo interior o el
Yo y cuando considera que esto y aquello se halla en nosotros.
f ) Clases de Mónadas creadas según el grado de percepción:
1. Tipos de mónadas simples creadas: los Vivientes, las Almas y los
Espíritus.
2. Característica de cada tipo:
2.1. La mónada simple o viviente: recibe el nombre de Viviente al
estado en que no hay memoria ni percepción distinta.
2.2. La mónada anímica o Alma: se llama Alma solamente a aquella
(mónada) cuya percepción es más distinta y está acompañada de
memoria.
2.3. Alma Razonable o Espíritu: el conocimiento de las verdades nece-
sarias y eternas es el que nos distingue de los simples animales y
nos hace tener la Razón y las Ciencias.
g) La apetición como principio del cambio.
1. Las mónadas creadas están sujetas a la ley del cambio y de la conti-
nuidad.
a) Ley del cambio o contingencia: Doy por sentado que todo ser creado
está sujeto al cambio, y, por consiguiente, también la Mónada creada,
y también que este cambio es continuo en cada una.
b) Ley de continuidad: en la naturaleza no hay saltos, pues los cambio!
son continuos, aunque las partes infinitésimas del cambio sean
imperceptibles. Nada se cumple de repente, y ésa es una de mis
grandes máximas... que la naturaleza no da saltos: una máxima que yo
llamo ley de continuidad.
c) La causa del cambio depende de un principio interno: ...los cambio?
e) La
1.
2.
Leibniz 343
naturales de las Mónadas vienen de un principio interno, puesto que
una causa externa no puede influir en su interior. (Se demostró ante-
riormente que las Mónadas carecen de ventanas.)
d) La apetición como la acción que realiza el cambio: La acción del
principio interno que realiza el cambio o el paso de una percepción a
otra puede llamarse Apetición.
h) La armonía preestablecida.
1. Términos de la interacción causal: la Acción y la Pasión. Se dice que
la criatura actúa exteriormente, en tanto tiene perfección; por el contra-
rio, se dice que padece, en tanto que es imperfecto.
2. Explicación física de la interacción causal: en el lenguaje popular
podemos afirmar que las cosas materiales actúan unas sobre otras de
acuerdo con las leyes mecánicas (según las leyes de las causas eficientes
o del movimiento): Y una criatura es más perfecta que otra, cuando se
halla en ella algo que valga para dar razón de lo que ocurre en la otra, y
es por esto por lo que se dice que actúa sobre la otra.
3. Explicación metafísica de la interacción causal: no hay interacción
causal directa entre las mónadas, sino que, por decreto divino, se da un
acuerdo perfecto en virtud del cual los cambios de una sustancia
convienen con los de otras: Pero en las substancias simples no hay sino
una influencia ideal de una mónada sobre otra... en tanto que en las ideas
de Dios, una mónada pide con razón que Dios, al regular las otras desde
el comienzo de las cosas, la tenga en cuenta. Porque, como una Mónada
creada no puede tener influencia física sobre el interior de otra, sólo por
este medio una puede ser dependiente de otra.
4. Conciliación de las dos vías (la de la causa eficiente y final): Las almas
actúan según las leyes de las causas finales, por apeticiones, fines y
medios. Los cuerpos actúan de acuerdo con las leyes de las causas eficien-
tes o del movimiento. Y los dos reinos, el de las causas eficientes y el de
las causas finales, están en mutua armonía. Me parece incluso que varios
efectos de la Naturaleza se pueden demostrar doblemente, es decir, por la
consideración de la causa eficiente y también por la consideración de la
causa final.
5. El finalismo físico y el principio de conveniencia.
a) Las causas eficientes no explican suficientemente las leyes del Mo-
vimiento (constancia de la cantidad de fuerza, de reacción y fuerza
directiva ) si no se tiene en cuenta, al mismo tiempo el fin y el bien en
el obrar: es ahí donde hay que buscar el principio de todas las exis-
tencias y de las leyes de la Naturaleza.
b) El principio de perfección afirma que Dios obra según lo que es objeti-
vamente mejor: es razonable y seguro que Dios hará siempre lo mejor,
aunque lo que es menos perfecto no implique contradicción ( = sea posi-
ble). El principio de conveniencia o la elección de lo mejor es la razón
explicativa de la existencia de los seres contingentes.
2. Filosbfia natural.
2.1. Dinámica: el movimiento y sus leyes.
a) Distinción entre fuerza y cantidad de movimiento: Si se considera el
movimiento, según la dinámioa, como cambio de lugar de los cuerpos no
es una cosa enteramntt real, y cuando varios cuerpos cambian de situación
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Antologia y comentario de textos filosoficos. racionalismo

  • 1. G R U P ^ I l â v r a p e l
  • 3.
  • 4. TEMÀ 8 El Racionalismo Características generales: I. La 'razón' es la única fuente de conocimiento válido. .'. La 'racionalidad' se caracteriza por: la objetividad interpersonal, la evidencia intelectual, la exactitud deductiva, la necesidad y la universalidad. V Las ideas son 'innatas' (las que producen conocimiento objetivo) y su valor es aprioristico. 4. La ciencia matemática se constituye en modelo del saber racional. DESCARTES 1. Teoría del conocimiento. 1.1. Búsqueda de un nuevo método. a) Orígenes del método cartesiano: 1. La lógica aristotélica y crítica del silogismo. 2. El análisis geométrico (consistente en reducir lo que se trata de demos- trar a otras proposiciones demostradas). b) Reglas del nuevo método: 1. La evidencia intelectual como criterio de verdad: las cosas que conce- bimos muy clara y distintamente son todas verdaderas. 2. El análisis: dividir cada una de las dificultades... en cuantas partes fuera posible. > 3. La síntesis: empezar por los elementos más simples... para ir ascendien- do... hasta el conocimiento de los más complejos. 4. La inducción: hacer unos recuentos... que llegase a estar seguro tle no omitir nada. JU
  • 5. •312 El racionalismo 1.2. La duda metódica y la primera verdad: Cogito ergo sum. a) La duda metódica: 1. Diferencia entre la duda cartesiana y la escéptica. 2. Necesidad de la duda: hay que rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda. La duda metódica es una exigencia del método cartesiano según la primera regla, pues lo prime- ro que se requiere para que una proposición sea verdadera y cierta es que sea enteramente indudable. b) Los motivos de la duda: 1. Razones extrínsecas: las distintas opiniones de los filósofos, las diferen- tes costumbres de los pueblos. 2. Razones intrínsecas: — Sobre la existencia de los objetos: las falacias de los sentidos y la dificultad en distinguir la vigilia del sueño. — Sobre la capacidad de la inteligencia: hipótesis del genio maligno. c) La primera verdad: 1. Intuición de mi propia existencia: para dudar es preciso que el sujeto que piense en ella exista. No puedo dudar de que yo dudo cuando pienso en la duda: queriendo yo pensar... que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa, es decir, yo pienso, luego soy. 2. Cogito, ergo sum, prototipo de toda verdad: después de esto, consideré, en general, lo que se requiere en una proposición para que sea verdadera y cierta... que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas. 2. Metafísica cartesiana. 2.1. Nociones fundamentales. a) Noción de sustancia: una cosa que existe de tal manera que no requiere más que de sí misma para existir. b) Noción de atributo: cuanto conocemos que le ha sido otorgado a una cosa por naturaleza, ya sea un modo que pueda cambiarse, ya sea su esencia misma absolutamente inmutable. c) Noción de modo: los modos son atributos no esenciales de la sustancia, puesto que por su naturaleza pueden cambiar y aquellos que nunca cambian (atributos esenciales) pertenecen a la esencia de alguna cosa. 2.2. Precisiones a las nociones fundamentales. a) El término sustancia no es unívoco sino análogo aplicado a Dios y a otros seres. b) Cada sustancia tiene un atributo principal que constituye su esencia o naturaleza. El atributo principal, del cual todos los demás dependen de él, es suficiente y necesario para conocer a la sustancia. c) El término sustancia se predica en un sentido unívoco de las cosas creadas, d) Los atributos principales son inseparables de las sustancias de las que son atributos. 2.3. Ordo essendi y ordo existendi. a) Objetividad de las proposiciones ideales: todo lo que conozco clara y distin- tamente como perteneciente a 'un' objeto le pertenece realmente. La realidad
  • 6. Descartes 313 objetiva es conceptual o intelectual y una idea es objetivamente real cuan- do es inteligible (clara y distinta). b) Las proposiciones existenciales: mediante intuición captamos nuestra pro- pia existencia y mediante demostración la existencia de Dios y de la sus- tancia material. c) A nivel existencial primero captamos nuestro existir y luego el de Dios. A nivel esencial la perfección infinita es anterior a nuestra perfección. d) La verdad divina fundamento ontològico de la verdad: esa misma regla (que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdade- ras) recibe su certeza sólo de que Dios es o existe, y de que es un ser perfecto. 2.4. Los atributos de cada sustancia. a) De la esencia de Dios: bajo el nombre de Dios entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente. b) De la naturaleza del espíritu humano: yo no soy, pues, hablando con preci- sión, sino una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón. c) De la esencia de las cosas materiales: encuentro que no se dan en ellas (ideas de las cosas materiales) sino poquísimas cosas que yo conciba clara y distin- tamente, y son, a saber: la magnitud, o sea extensión en longitud, anchura y profundidad; la figura que resulta de los cuerpos-, con diferentes figuras, mantienen entre sí; y el movimiento o cambio de esta situación, pudiendo añadirse la sustancia, la duración y el número. 3. La 'res cogitans' o sustancia pensante. 3.1. Análisis del 'cogito': ¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere, y también, imagina y siente. 3.2. Elementos del conocimiento: dos son los elementos que componen nuestro conocimiento : el pensamiento como actividad y las ideas que piensa el yo. El pensamiento es lo único que no puede separarse de mí. 3.3. Análisis de la idea: distingue Descartes dos aspectos en las ideas: a) La idea en tanto que acto mental: si tales ideas se consideran sólo como ciertos modos de pensar, no reconozco entre ellas ninguna diferencia o des- igualdad y todas me parecen proceder de mí de una misma manera. b) La idea en cuanto representativa de las cosas: pero si las considero como imágenes que representan unas una cosa y otras otra, es evidente que son muy diferentes unas de otras. c) La verdad es una propiedad de la idea en cuanto es representativa de las cosas : si las considero (a las ideas) solamente en sí mismas, sin referirlas a otra cosa, no pueden... ser falsas... Así, pues, sólo quedan los juicios, en los cuales debo tener mucho cuidado de no errar. 3.4. Clases de ideas: distingue Descartes tres tipos de ideas. a) Ideas adventicias: las que provienen de la experiencia externa. ¿>) Ideas facticias: las que provienen de nuestra imaginación y voluntad. ' c) Ideas innatas: las que el entendimiento posee por naturaleza. d) Texto : entre las ideas unas me parecen nacidas conmigo, y otras extrañas y oriundas de fuera, y otras inventadas y hechas por mí mismo. 4. La existencia de Dios, 4.1. Argumento ontològico; Descartes demuestra la existencia de Dios a partir de
  • 7. •314 El racionalismo la idea innata de Dios. ...con la idea de un ser más perfecto que mi ser... era cosa manifiestamente imposible que tal idea procediese de la nada; y como no hay la menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo menos perfecto que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo; ...era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese... 4.2. Argumento 'a posteriori': tal argumento se basa en la objetividad de las ideas. — Principio general: ...la realidad que considero en mis ideas es sólo objetiva- es necesario que la misma realidad estéformal o actualmente en las causas de esas ideas... — Imposibilidad de un proceso infinito: Y si bien puede suceder que una idea produzca otra idea, esto no puede llegar hasta lo infinito, sino que al cabo hay que detenerse en una idea primera... — Conclusión: ...es necesario concluir de lo anteriormente dicho (hay que detenerse en una idea primera, cuya causa sea como un patrón, en el cual esté contenida,formal y efectivamente, toda realidad o perfección que se encuentra sólo objetivamente o por representación en esas ideas) que Dios existe. 5. La 'res extensa' o sustancia corpórea. 5.1. El mecanismo cartesiano: La física cartesiana no requiere más que dos ele- mentos: la materia y el movimiento. 5.2. Teoría de la materia: la materia o sustancia de los cuerpos es inerte y se define como pura extensión. Así, la extensión en longitud, anchura y profundidad, constituye la naturaleza de la sustancia corpórea. 5.3. La mecánica cartesiana y sus leyes: a) Noción y explicación del movimiento: el movimiento es la acción por la cual un cuerpo pasa de un lugar á otro. El movimiento es una simple variación de la posición de los cuerpos, sin nada dinámico por dentro (niega el finalismo de la sustancia corpórea). b) Leyes de la mecánica: 1. Principio de inercia: todos los cuerpos que están en movimiento conti- núan moviéndose hasta que su movimiento es detenido por otros cuerpos. 2. Dirección del movimiento: todo cuerpo en movimiento tiende a conti- nuarlo en línea recta. 3. Ley del choque: si un cuerpo que se mueve y encuentra a otro cuerpo, tiene menos fuerza para continuar moviéndose en línea recta... y si tiene más fuerza, arrastra consigo al otro cuerpo. c) Causa última del movimiento: Dios es la causa primera del movimiento que lo ha introducido en la materia inerte. La cantidad de movimiento de , todos los cuerpos del universo es constante. 5.4. Las cualidades de los cuerpos: a) Objetividad de las cualidades primarias: Y en lo que toca a las ideas de las cosas corporales... encuentro que no se dan en ellas sino poquísimas cosas que yo conciba clara y distintamente, y son, a saber: la magnitud... la figura que resulta de la terminación de esta extensión... la situación de los cuerpos... y el movimiento o cambio de esta situación. b) Subjetividad de las cualidades secundarías: En cuanto a las demás cosas, luz, colores, sonidos, olores, sabores, calor, frío y otras cualidades que caen bajo el tacto, hállanse en mi pensamiento tan oscuras y corcusas, que hasta ignoro si son verdaderas o faltas.,.
  • 8. Descartes 315 5.5. 5.6. 5.7. Reducción de los fenómenos biológicos a los físicos: los animales actúan como máquinas así como un reloj que está compuesto solamente de ruedas y pesas. Existencia de las cosas materiales: no siendo Dios capaz de engañar, es patente que no me envía esas ideas inmediatamente por sí mismo, ni tampoco por medio de una criatura que posea la realidad de esas ideas noformalmente... habiéndome dado Dios... una poderosa inclinación a creer que las ideas parten de las cosas corporales, no veo cómo podría disculparse el engaño sí, en efecto, esas ideas partieran de otro punto o fueren producto de otras causas y no de las cosas corporales. Distinción real entre alma y cuerpo: puesto que por una parte tengo una idea clara y distinta de mí mismo, según la cual soy algo que piensa y no extenso y, por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo, según la cual éste es una cosa extensa, que no piensa, resulta cierto que yo, es decir, mi alma, por la cual soy lo que soy, es entera y verdaderamente distinta de mi cuerpo, pud endo ser y existir sin el cuerpo. T E X T O 1: DESCARTES La duda metódica 1. Meditaciones metafísicas (meditación primera). «He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces habia dado crédito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias. Mas pareciéndome ardua dicha empresa, he aguardado hasta alcanzar una edad lo bastante madura como para no poder esperar que haya otra, más apta para la ejecución de mi propósito; y por ello lo he diferido tanto, que a partir de ahora mq.sentiría culpable si gastase en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar. Así, pues, ahora que mi espíritu está libre de todo cuidado, habiéndome procurado reposo seguro en una apacible soledad, me aplicaré seriamente y con libertad a destruir en general todas mis antiguas opiniones. Ahora bien, para cumplir tal designio, no me será necesario probar que son todas falsas, lo que acaso no conseguiría nunca; sino que, por cuanto la razón me persuade desde el principio para que no dé más crédito a las cosas no enteramente ciertas e indudables que a las manifiestamente falsas, me bastará para rechazarlas todas con encontrar en cada una el más pequeño motivo de duda. Y para eso tampoco hará falta que examine todas y cada una en particular, pues sería un trabajo infinito; sino que, por cuanto la ruina de los cimientos lleva necesariamente consigo la de todo el edificio, me dirigiré en principio contra los fundamentos mismos en que se apoyaban todas mis opiniones antiguas. Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado a veces que tales sentidos me engañaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado una vez. Pero, aun dado que los sentidos nos engañan a veces, tocante a cosas poco sensibles o muy remotas, acaso hallemos otras muchas de las que no podamos razonablemente dudar, aunque las conozcamos por su medio; como, por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, con una bata pueka y este papel en mis manos, o cosas por el estilo, Y ¿cómo negar que estas manos y este cuerpo sean míos, si no es poniéndose a la altura de esos insensatos, cuyo cerebro está tan turbio y ofuscado por los negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente ser reyes, siendo muy pobres, ir vestidos de oro y púrpura, estando desnudos, o que se imaginan ser cacharros, o tener el cuerpo de vidrio? Mas los tales son locos, y yo no lo serla menos si me rigiera por su ejemplo. Con todo, debo considerar aquí qiM soy hombre y, por consiguiente, que tengo costumbre de dormir y de representara» «n lipfcp j»l Itllinm cosa», y a veces cotas menos verosímiles, que tíos „„^MHftiitttkíiiiiM «
  • 9. •337 El racionalismo insensatos cuando están despiertos. ¡Cuántas veces no me habrá ocurrido soñar, por la noche, que estaba aquí mismo, vestido, junto al fuego, estando en realidad desnudo y en la cama! En este momento, estoy seguro de que yo miro este papel con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que muevo no está soñolienta, de que alargo esta mano y la siento de propósito y con plena conciencia: lo que acaece en sueños no me resulta tan claro y distinto como todo esto. Pero, pensándolo mejor, recuerdo haber sido engañado, mientras dormía, por ilusiones semejantes. Y fijándome en este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir con claridad el sueño de la vigilia, que acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede persuadirme de que estoy durmiendo. Así pues, supongamos ahora que estamos dormidos y que todas estas particularidades, a saber: que abrimos los ojos, movemos la cabeza, alargamos las manos, no son sino mentirosas ilusiones; y pensemos que, acaso, ni nuestras manos ni todo nuestro cuerpo son tal y como los vemos. Con todo, hay que confesar al menos que las cosas que nos representamos en sueños son como cuadros y pinturas que deben formarse a semejanza de algo real y verdadero; de manera que por lo menos esas cosas generales—a saber: ojos, cabezas, manos, cuerpo entero—no son imaginarias, sino que en verdad existen. Pues los pintores, incluso cuando usan del mayor artificio para representar sirenas y sátiros mediante figuras caprichosas y fuera de lo común, no pueden, sin embargo, atribuirles formas y naturalezas del todo nuevas, y lo que hacen es sólo mezclar y componer partes de diversos animales; y, si llega el caso de que su imaginación sea lo bastante extravagante como para inventar algo tan nuevo que nunca haya sido visto, representándonos así su obra una cosa puramente fingida y abso- lutamente falsa, con todo, al menos los colores que usan deben ser verdaderos. Y por igual razón, aun pudiendo ser imaginarias esas cosas generales—a saber: ojos, cabeza, manos y otras semejantes—es preciso confesar, de todos modos, que hay cosas aún más simples y universales realmente existentes, por cuya mezcla, ni más ni menos que por la de algunos colores verdaderos, se forman todas las imágenes de las cosas que residen en nuestro pensamiento, ya sean verdaderas y reales, ya fingidas y fantásticas. De ese género es la naturaleza corpórea en general, y su extensión, así como la figura de las cosas extensas, su cantidad o magnitud, su número, y también el lugar en que están, el tiempo que mide su duración y otras por el estilo. Por lo cual, acaso no sería mala conclusión si dijésemos que la física, la astronomía, la medicina y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de cosas compuestas, son muy dudosas e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y demás ciencias de este género, que no tratan sino de cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas existen o no en la naturaleza, contienen algo cierto e indudable. Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá más de cuatro lados; no pareciendo posible que verdades tan patentes puedan ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna. Y, sin embargo, hace tiempo que tengo en mi espíritu cierta opinión, según la cual hay un Dios que todo lo puede, por quien he sido creado tal como soy. Pues bien: ¿quién me asegura que el tal Dios no haya procedido de manera que no exista tierra, ni cielo, ni cuerpos extensos, ni figura, ni magnitud, ni lugar, pero a la vez de modo que yo, no obstante, sí tenga la impresión de que todo eso existe tal y como lo veo ? Y más aún: así como yo pienso, a veces, que los demás se engañan, hasta en las cosas que creen saber con más certeza, podría ocurrir que Dios haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres o cuando enumero los lados de un cuadrado, o cuando juzgo de cosas aún más fáciles que esas, si es que son siquiera imaginables. Es posible que Dios no haya querido que yo sea burlado así, pues se dice de El que es la suprema bondad. Con todo, si el crearme de tal modo que yo siempre me engañase repugnaría a su bondad, también parecería del todo contrario a esa bondad el que permita que me engañe alguna vez, y esto último lo ha permitido, sin duda. (...) Así, pues, supondré que hay, no un verdadero Dios—que es fuente suprema de verdad—, sino cierto genio maligno, no menos artero y engañador que poderoso, el cual ha usado de toda su industria para engañarme. Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y las demás cosas exteriores, no son sino ilusiones y ensueños, de los que él se sirve para atrapar mi credulidad. Me consideraré a mi mismo como sin manos, sin ojos, sin carne, sin sangre, sin sentido alguno, y creyendo falsamente que tengo todo eso. Permaneceré obstinadamente fijo en ese pensamiento, y si, por dicho medio, no me es posible llegar al conocimiento de alguna verdad, al menos está en mi mano suspender el juicio. Por ello, tendré sumo cuidado en no dar crédito a ninguna falsedad, y dispondré tan bien mi espíritu contra las malas artes de ese gran engañador que, por muy poderoso y u t u t o q u t Ha, nunca podrá imponerme nada.»
  • 10. Descartes 317 2. Meditaciones metafísicas (meditación segunda). «Mi meditación de ayer ha llenado mi espíritu de tantas dudas, que ya no está en mi mano olvidarlas. Y, sin embargo, no veo de qué manera podré resolverlas; y, como si de repente hubiera caído en aguas muy profundas, tan turbado me hallo que ni puedo apoyar mis pies en el fondo ni nadar para sostenerme en la superficie. Haré un esfuerzo, pese a todo, y tomaré de nuevo la misma vía que ayer, alejándome de todo aquello en que pueda imaginar la más mínima duda, del mismo modo que si supiera que es completamente falso; y seguiré siempre por ese camino, hasta haber encontrado algo cierto, o al menos, si otra cosa no puedo, hasta saber de cierto que nada cierto hay en el mundo. Arquímedes, para trasladar la tierra de lugar, sólo pedía un punto de apoyo firme e inmóvil; asi yo también tendré derecho a concebir grandes esperanzas, si por ventura hallo tan sólo una cosa que sea cierta e indubitable. Así, pues, supongo que todo lo que veo es falso; estoy persuadido de que nada de cuanto mi mendaz memoria me representa ha existido jamás; pienso que carezco de sentidos; creo que cuerpo, figura, extensión, movimiento, lugar, no son sino quimeras de mi espíritu. ¿Qué podré, entonces, tener por verdadero? Acaso esto solo: que nada cierto hay en el mundo. Pero, ¿qué se yo si no habrá otra cosa, distinta de las que acabo de reputar inciertas, y que sea absolutamente indudable? ¿No habrá un Dios, o algún otro poder, que me ponga en el espíritu estos pensamientos? Ello no es necesario: tal vez soy capaz de producirlos por mi mismo. Y yo mismo, al menos, ¿no soy algo? Ya he negado que yo tenga sentidos ni cuerpo. Con todo, titubeo, pues, ¿qué se sigue de eso? ¿Soy tan dependiente del cuerpo y de los sentidos que, sin ellos, no puedo ser? Ya estoy persuadido de que nada hay en el mundo; ni cielo, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpos, ¿y no estoy asimismo persuadido de que yo tampoco existo? Pues no: si yo estoy persuadido de algo, o meramente si pienso algo, es porque soy yo. Cierto que hay no sé qué engañador todopo- deroso y astutísimo, que emplea toda su industria en burlarme. Pero entonces no cabe duda de que, si me engaña, es que soy yo; y, engáñeme cuanto quiera, nunca podrá hacer que yo no sea nada, mientras yo esté pensando que soy algo. De manera que, tras pensarlo bien y examinarlo todo cuidadosamente, resulta que es preciso concluir y dar como cosa cierta que esta proposición; yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera, cuantas veces la pronuncio o la concibo en mi espíritu.» 3. Discurso del método. (Cuarta parte.) «...Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: 'yo pienso, luego soy', era tan firme que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmo- verla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando. Examiné después atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenia cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me encontrase, pero que no podia fingir por ello que no fuese, sino al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las otras cosas, se seguía muy cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar, aunque todo lo demás que había imaginado fuese verdad, no tenía ya razón alguna para creer que yo era, conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer que éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es. Después de esto, consideré, en general, lo que se requiere en una proposición para que sea verdadera y cierta, pues ya que acababa de hallar una que sabía que lo era, pensé que debía saber también en qué consiste esa certeza. Y habiendo notado que en la proposición 'yo pienso, luego soy', no hay nada que me asegure que digo verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podia admitir esta regla general: que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, pero que sólo hay alguna dificultad en notar cuáles son las que concebimos distintamente.» COMENTARIO: I. Expresar en forma esqutmitkM la Mtructura básica de los textos,
  • 11. •318 El racionalismo 2. Análisis semántico de los términos: 'verdad', 'falsedad', 'certeza', 'opinión', 'duda', 'ilusión', 'realmente existente', 'naturaleza', 'extensión', 'figura', 'cantidad', 'tiem- po', 'cuerpo', 'necesariamente verdadera', 'evidencia', 'sustancia', 'esencia', 'alma', 'claridad y distinción'. 3. Análisis semántico de enunciado. 3.1. 'Tocando a cosas poco sensibles o remotas, acaso hallemos otras muchas de las que no podamos razonablemente dudar, aunque las conozcamos por su medio; como, por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, con una bata puesta y este papel en mis manos.' 3.2. 'Veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir con claridad el sueño de la vigilia.' 3.3. 'La aritmética, la geometría y demás ciencias de este género, que no tratan sino de cosas muy simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas existen o no en la naturaleza, contienen algo cierto e indudable.' 3.4. 'Podría ocurrir que Dios haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres o cuando enumero los lados de un cuadrado.' 3.5. 'Si el crearme de tal modo que yo siempre me engañe repugnaría a su bondad, también parecería del todo contrario a esa bondad el que permita que me engañe alguna vez, y esto último lo ha permitido, sin duda.' 3.6. 'Si yo estoy persuadido de algo, o meramente si pienso algo, es porque yo soy.' 3.7. 'Si me engaña (el genio maligno), es que yo soy.' 3.8. 'Yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera, cuantas veces la pronuncio o la concibo en mi espíritu.' 3.9. 'Conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material.' 3.10. 'Las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas.' 4. Análisis formal del texto 1. 4.1. Cita el supuesto inicial de la argumentación. 4.2. ¿Cuáles son las fuentes de conocimiento analizadas? 4.3. ¿Cuáles son las razones para dudar del mundo sensible y del orden racional? 4.4. La proposición: 'yo soy, yo existo', ¿es deductiva o vale sin premisas? 4.5. ¿La duda universal se infiere inductivamente a partir de la enumeración de hechos, o, por el contrario, es un postulado apriorístico? Razona la respuesta. 5. Comprensión de los textos. 5.1. Primer grado de comprensión. 1. ¿Acaso lo probable, según Descartes, es un valor distinto de la verdad y falsedad? 2. ¿Existe repugnancia o contradicción entre la suprema bondad divina y el hecho de que el hombre pueda errar? 3. ¿La hipótesis del genio maligno es un motivo intrínseco o extrínseco de la duda? 4. La proposición: 'yo soy, yo existo', ¿en qué sentido se convierte en el primer principio de la filosofía? 5. ¿La existencia del 'yo' es garantía suficiente de la objetividad del orden inteligible? 5.2. Segundo grado d« comprensión,
  • 12. Descartes 319 1. ¿Cómo soluciona Descartes la inmanencia del conocimiento humano o solipsismo del yo? 2. ¿Qué relación podemos establecer entre la certeza del cogito y la de la matemática? 3. Podemos dudar de los objetos de la sensación, imaginación y pensamien- to, pero, ¿por qué no se puede dudar del acto del 'cogito' cuando duda? 4. ¿Cuál es la diferencia que hay entre el acto del cogito, condición de mi existencia, y el acto de pensar, atributo de mi esencia? 5. ¿Qué características ha de tener una idea para que pueda ser verdadera? T E X T O 2: Demostración de la existencia de Dios: prueba ontològica 1. Meditaciones metafísicas (meditación quinta). «Pues bien, si del hecho de poder yo sacar de mi pensamiento la idea-de una cosa, se sigue que todo cuanto percibo clara y distintamente que pertenece a dicha cosa, le pertenece en efecto, ¿no puedo extraer de ahí un argumento que pruebe la existencia de Dios? Ciertamente, yo hallo en mí su idea—es decir, la idea de un ser sumamente perfecto—, no menos que hallo la de cualquier figura o número; y no conozco con menor claridad y distinción que pertenece a su naturaleza una existencia eterna, de como conozco que todo lo que puedo demostrar de alguna figura o número pertenece verdaderamente a la naturaleza de éstos. Y, por tanto, aunque nada de lo que he concluido en las Meditaciones precedentes fuese verdadero, yo debería tener la existencia de Dios por algo tan cierto, como hasta aquí he considerado las verdades de la matemática, que no atañen sino a números y figuras; aunque, en verdad, ello no parezca al principio del todo patente, presentando más bien una apariencia de sofisma. Pues teniendo por costumbre, en todas las demás cosas, distinguir entre la existencia y la esencia, me persuado fácilmente de que la existencia de Dios puede separarse de su esencia, y que, de este modo, puede concebirse a Dios como no existiendo actualmente. Pero, sin embargo, pensando en ello con más atención hallo que la existencia y la esencia de Dios son tan separables como la esencia de un triángulo rectilíneo y el hecho de que sus tres triángulos valgan dos rectos, o la idea de montaña y la de valle; de suerte que no repugna menos concebir un Dios (es decir, un ser supremamente perfecto) al que le falte la existencia (es decir, al que le falte una perfección), de lo que repugna concebir una montaña a la que le falte el valle. Pero aunque, en efecto, yo no pueda concebir un Dios sin existencia, como tampoco una montaña sin valle, con todo, como de concebir una montaña con valle no se sigue que haya montaña alguna en el mundo, parece asimismo que de concebir a Dios dotado de existencia no le sigue que haya Dios que exista: pues mi pensamiento no impone necesidad alguna a las cosas; y así como me es posible imaginar un caballo con alas, aunque no haya ninguno que las tenga, del mismo modo podría quizá atribuir existencia a Dios, aunque no hubiera un Dios existente. Pero no es así: precisamente bajo la apariencia de esa objeción es donde hay un sofisma oculto. Pues del hecho de no poder concebir una montaña sin valle, no se sigue que haya en el mundo montaña ni valle alguno, sino sólo que la montaña y el valle, háyalos o no, no pueden separarse uno de otro; mientras que, del hecho de no poder concebir a Dios sin la existencia, se sigue que la existencia es inseparable de El, y, por tanto, que verdaderamente existe. Y no se trata de que mi pensamiento pueda hacer que ello sea as!, ni de que imponga a las cosas necesidad alguna; sino que, al contrario, es la necesidad de la cosa misma—a saber, de la existencia de Dios—la que determina a mi pensamiento para que piense eso. Pues yo soy libre de concebir un Dios sin 'existencia (es decir, un ser sumamente perfecto sin perfección suma), como sí lo soy de imaginar un caballo sin alas o con ellas. Y tampoco puede objetarse que no hay más remedio que declarar que existe Dios tras haber supuesto que posee tqdas tai perfecciones, siendo una de ellas la existencia, pero que esa suposición primera no era necesaria; como no M m e n a r l o pensar que todas las figuras de cuatro lados pueden inscribirse en el circulo, pero, il yo supongo que si, no tendré más remedio que decir que el rombo puede inscribirse en el cireulo, y Hi RW Vtrá obligado a declarar una c o u (¿Isa, Digo qua cito no
  • 13. •320 El racionalismo puede alegarse como objeción, pues, aunque desde luego no es necesario que yo llegue a tener alguna vez en mi pensamiento la idea de Dios, sin embargo, si efectivamente ocurre que dé en pensar en un ser primero y supremo, y en sacar su idea, por así decirlo, del tesoro de mi espíritu, entonces sí es necesario que le atribuya toda suerte de perfecciones, aunque no las enumere todas ni preste mi atención a cada una de ellas en particular. Y esta necesidad basta para hacerme concluir (luego de haber reconocido que la existencia es una perfección) que ese ser primero y supremo existe verdaderamente; de aquel modo, tampoco es necesario que yo imagine alguna vez un triángulo, pero, cuantas veces considere una figura rectilínea compuesta sólo de tres ángulos, sí será absolu- tamente necesario que le atribuya todo aquello de lo que se infiere que sus tres ángulos valen dos rectos, y esta atribución será implícitamente necesaria, aunque explícitamente no me dé cuenta de ella en el momento de considerar el triángulo. Pero cuando examino cuáles son las figuras que pueden inscribirse en un círculo, no es necesario en modo alguno pensar que todas las de cuatro lados son capaces de ello; por el contrario, ni siquiera podré suponer fingidamente que así ocurra, mientras no quiera admitir en mi pensamiento nada que no entienda con claridad y distinción. Y, por consiguiente, hay gran diferencia entre las suposiciones falsas, como lo es ésta, y las ideas verdaderas nacidas conmigo, de las cuales es la de Dios la primera y principal. Pues, en efecto, vengo a conocer de muchas maneras que esta idea no es algo fingido o inventado, dependiente sólo de mi pensamiento, sino la imagen de una naturaleza verdadera e inmutable. En primer lugar, porque, aparte Dios, ninguna otra cosa puedo concebir a cuya esencia pertenezca necesariamente la existencia. En segundo lugar, porque me es imposible concebir dos o más dioses de la misma naturaleza, y, dado que haya uno que exista ahora, veo con claridad que es necesario que haya existido antes desde toda la eternidad, y que exista eternamente en el futuro. Y, por último, porque conozco en Dios muchas otras cosas que no puedo disminuir ni cambiar en nada.» COMENTARIO: 1. Expresar esquemáticamente la estructura básica del texto. 2. Análisis semántico de los términos: 'pensamiento', 'idea', 'percepción clara y distinta', 'sofisma', 'existencia', 'esencia', 'existencia actual', 'necesidad', 'perfec- ción', 'necesidad implícita y explícita', 'ideas verdaderas nacidas conmigo', 'eternidad'. 3. Análisis semántico de enunciados. 3.1. 'Del hecho de poder yo sacar de mi pensamiento la idea de una cosa, se sigue que todo cuanto percibo clara y distintamente que pertenece a dicha cosa, le pertenece en efecto.' 3.2. 'La existencia y la esencia de Dios son tan separables como la esencia de un triángulo rectilíneo y el hecho de que sus tres ángulos valgan dos rectos.' 3.3. 'Como de concebir una montaña con valle no se sigue que haya montaña alguna en el mundo, parece asimismo que de concebir a Dios dotado de existencia no se sigue que haya Dios que existe.' 3.4. 'Del hecho de no poder concebir a Dios sin la existencia, se sigue que la existencia es inseparable de El, y, por tanto, que verdaderamente existe.' 3.5. 'Yo no soy libre de concebir un Dios sin existencia (es decir, un ser sumamente perfecto sin perfección suma), como sí lo soy de imaginar un caballo sin alas o con ellas'. 3.6. 'Aparte Dios, ninguna otra cosa puedo concebir a cuya esencia pertenezca necesariamente la existencia.' » 3.7. 'Me es imposible concebir dos o más dioses de la misma naturaleza.' 4. Análisis formal del texto,
  • 14. Descartes 321 4.1. Explicita la estructura formal del argumento ontològico. 4.2. Explica el fundamento de cada una de las objeciones. 4.3. ¿Qué solución propone Descartes para resolverlas? 4.4. ¿Cuáles son los argumentos que sirven para fundamentar el carácter innato de la idea de Dios? 5. Comprensión del texto. 5.1. Primer grado de comprensión. 1. ¿Cómo considera Descartes la existencia divina, teniendo en cuenta que es un predicado de la esencia? 2. ¿Por qué implica contradicción decir que Dios es, pero no existe? 3. ¿Acaso existe una identidad, en el argumento ontològico, entre necesidad lógica y real? Razona la respuesta. 4. ¿El concepto 'sumamente perfecto' es inductivo o deductivo? 5. Si ignoramos casi todas las perfecciones divinas, ¿cómo es posible que estemos seguros de una de ellas, su existencia? 5.2. Segundo grado de comprensión. 1. ¿Por qué de la existencia actual de Dios se infiere su eterna 2. ¿Por qué no es posible que en Dios haya modos? 3. ¿Es correcto afirmar que de Dios sólo tenemos una imagen? significado del término «imagen» basándote en el texto. 4. ¿Cuál es el atributo propio de la divinidad? 5. ¿Acaso en Dios lo formal y lo eminente se identifican? TEXTO 3: Naturaleza de la «res cogitans» 1. Meditaciones metafísicas (meditación segunda). «Ahora bien: ya sé con certeza que soy, pero aún no sé con claridad qué soy; de suerte que, en adelante, preciso del mayor cuidado para no confundir imprudentemente otra cosa conmigo, y asi no enturbiar ese conocimiento, que sostengo ser más cierto y evidente que todos los que he tenido antes. Por ello, examinaré de nuevo lo que yo creía ser, antes de incidir en estos pensamientos, y quitaré de mis antiguas opiniones todo lo que puede combatirse mediante las razones que acabo de alegar, de suerte que no quede nada más que lo enteramente indudable. Así, pues, ¿qué es lo que antes yo creía ser? Un hombre, sin duda. Pero, ¿qué es un hombre? ¿Diré, acaso, que un animal racional? N o por cierto: pues habría luego que averiguar qué es animal y qué es racional, y así una única cuestión nos llevaría insensiblemente a infinidad de otras cuestiones más difíciles y embara- zosas, y no quisiera malgastar en tales sutilezas el poco tiempo y ocio que me restan. Entonces, me detendré aquí a considerar más bien los pensamientos que antes nacían espontáneos en mi espíritu, inspirados por mi sola naturaleza, cuando me aplicaba a considerar mi ser. Me fijaba, primero, en que yo tenía un rostro, manos, brazos, y toda esa máquina de huesos y carne, tal y como aparece en un cadáver, a la que designaba con el nombre de cuerpo. Tras eso, reparaba en que me nutría, y andaba, y sentía, y pensaba, y refería todas esas acciones al alma; pero no me paraba a pensar en qué era ese alma, o bien, si lo hacía, imaginaba que era algo extremadamente raro y sutil, como un viento, una llama o un delicado éter, difundido por mis otras partes más groseras. En lo tocante al cuerpo, no dudaba en absoluto de su naturaleza, pues pensaba conocerla muy distintamente, y, de querer explicarla según las nociones que entonces tenia, la hubiera descrito así: entiendo por cuerpo todo aquello que puede estar delimitado por una figura, estar situado en un lugar y llenar un espacio de suerte que todo otro cuerpo quede excluido; todo aquello que puede ser sentido por el tacto, la vista, el oído, el güito, 0 el ollkto; que puede moverse de distintos modos, no por si mismo, sino por alguna otra cosa que lo topa y suya Impresión recibe; pues no creta yo que fuera atribuible duración? Explica el
  • 15. •322 El racionalismo a la naturaleza corpórea la potencia de moverse, sentir y pensar: al contrario, me asombraba al ver que tales facultades se hallaban en algunos cuerpos. Pues bien, ¿qué soy yo, ahora que supongo haber alguien extremadamente poderoso y, si es lícito decirlo así, maligno y astuto, que emplea todas sus fuerzas e industria en engañarme? ¿Acaso puedo estar seguro de poseer el más mínimo de esos atributos que acabo de referir a la naturaleza corpórea? Me paro a pensar en ello con atención, paso revista una y otra vez, en mi espíritu, a esas cosas, y no hallo ninguna de la que pueda decir que está en mí. N o es necesario que me entretenga en recontarlas. Pase- mos, pues, a los atributos del alma, y veamos si hay alguno que esté en mí. Los primeros son nutrirme y andar; pero, si es cierto que no tengo cuerpo, es cierto entonces también que no puedo andar ni nutrir- me. Un tercero es sentir: pero no puede uno sentir sin cuerpo, aparte de que ya he creído sentir en sueños muchas cosas y, al despertar, me he dado cuenta de que no las había sentido realmente. Un cuarto es pensar: y aquí sí hallo que el pensamiento es un atributo que me pertenece, siendo el único que no puede separarse de mí. 'Yo soy, yo existo'; eso es cierto, pero, ¿cuánto tiempo? Todo el tiempo que estoy pensando: pues quizá ocurriese que, si yo cesara de pensar, cesaría al mismo tiempo de existir. N o admito ahora nada que no sea necesariamente verdadero: así, pues, hablando con precisión, no soy más que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón, términos cuyo significado me era antes desconocido. Soy, entonces, una cosa verdadera, y verdaderamente existente.Mas, ¿qué cosa ? Ya lo he dicho: una cosa que piensa. ¿Y qué más ? Excitaré aún mi imaginación, a fin de averiguar sí no soy algo más. N o soy esta reunión de miembros llamada cuerpo humano; no soy un aire sutil y penetrante, difundido por todos esos miembros; no soy un viento, un soplo, un vapor, ni nada de cuanto pueda fingir e imaginar, puesto que ya he dicho que todo eso no era nada. Y, sin modificar ese supuesto, hallo que no dejo de estar cierto de que soy algo. Pero acaso suceda que esas mismas cosas que supongo ser, puesto que no las conozco, no sean en efecto diferentes de mí, a quien conozco. Nada sé del caso: de eso no disputo ahora, y sólo puedo juzgar de las cosas que conozco: ya sé que soy, y eso sabido, busco saber qué soy. Pues bien: es certísimo que ese conocimiento de mí mismo, hablando con precisión, no puede depender de cosas cuya existencia aún me es desconocida, ni por consiguiente, y con mayor razón, de ninguna de las que son fingidas e inventadas por la imaginación. E incluso esos términos de 'fingir' e 'imaginar' no es sino contemplar la figura o 'imagen' de una cosa corpórea. Ahora bien: ya sé de cierto que soy y que, a la vez, puede ocurrir que todas esas imágenes y, en general, todas las cosas referidas a la naturaleza del cuerpo, no sean más que sueños y quimeras. Y, en consecuencia, veo claramente que decir 'excitaré mi imaginación para saber más distintamente qué soy' es tan poco razonable como decir 'ahora estoy despierto, y percibo algo real y verdadero, pero como no lo percibo aún con bastante claridad, voy a dormirme adrede para que mis sueños me lo representen con mayor verdad y evidencia'. Así, pues, sé con certeza que nada de lo que puedo comprender por medio de la imaginación pertenece al conocimiento que tengo de mí mismo, y que es preciso apartar el espíritu de esa manera de concebir, para que pueda conocer con distinción su propia naturaleza. ¿Qué soy, entonces? Una cosa que piensa. Y, ¿qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que siente. Sin duda no es poco, si todo eso pertenece a mi naturaleza. ¿Y por qué no habría de pertenecerle? ¿Acaso no soy yo el mismo que duda casi de todo, que entiende, sin embargo, ciertas cosas, que afirma ser esas solas las verdaderas, que niega todas las demás, que quiere conocer otras, que no quiere ser engañado, que imagina muchas cosas—aun contra su voluntad—y que siente también otras muchas, por mediación de los órganos de su cuerpo? ¿Hay algo de esto que no sea tan verdadero como es cierto que soy, que existo, aun en el caso de que estuviera siempre dormido, y de que quien me ha dado el ser empleara todas sus fuerzas en burlarme? ¿Hay alguno de estos atributos que pueda distinguirse de mi pensamiento, o que pueda estimarse separado de mí mismo? Pues es de suyo tan evidente que soy yo quien duda, entiende y desea, que no hace falta añadir aquí nada para explicarlo. Y también es cierto que tengo la potestad de imaginar: pues aunque pueda ocurrir (como he supuesto más arriba) que las cosas que imagino no sean verdaderas, con todo, ese poder de imaginar no deja de estar realmente en mí, y forma parte de mi pensamiento. Por último, también soy yo el mismo que siente, es decir, que recibe y conoce las cosas como a través de los órganos de los sentidos, puesto que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento el calor. Se me dirá, empero, que esas apariencias son falsas, y que estoy durmiendo. Concedo que asi sea: de todas formas, es al menos muy cierto que me parece ver, oir, sentir calor, y eso es propiamente lo que en mi se llama sentir, y, así precisamente considerado, no es otra cosa que 'pensar'. Por donde empiezo a conocer qué soy, con algo mil di olarldad y distinción que antes.»
  • 16. Descartes 323 COMENTARIO: 1. Hallar la estructura básica del texto y expresarla en forma esquemática. 2. Análisis semántico de los términos: 'certeza', 'claridad', 'evidencia', 'naturaleza', 'alma', 'cuerpo', 'atributo', 'pensamiento', 'necesariamente verdadero', 'cosa', 'cosa verdadera', 'imaginar', 'sentir', 'pensar', 'distinción'. 3. Análisis semántico de enunciados. 3.1. 'Sé con certeza que soy, pero aún no sé con claridad qué soy.' 3.2. 'Entiendo por cuerpo todo aquello que puede estar delimitado por una figura, estar situado en un lugar y llenar un espacio de suerte que todo otro cuerpo quede excluido.' 3.3. '(Entiendo por cuerpo todo aquello) que puede moverse de distintos modos, no por sí mismo, sino por alguna otra cosa que lo toca y cuya impresión recibe.' 3.4. 'Pues no creía yo que fuera atribuible a la naturaleza corpórea ¡a potencia de moverse, sentir y pensar: al contrario, me asombraba al ver que tales faculta- des se hallaban en algunos cuerpos.' 3.5. 'Un cuarto es pensar: y aquí sí hallo que el pensamiento es un atributo que me pertenece, siendo el único que no puede separarse de mí.' 3.6. 'Yo soy, yo existo'; eso es cierto, pero ¿cuánto tiempo? Todo el tiempo que estoy pensando: pues quizá ocurriese que, si yo cesara de pensar, cesaría ai mismo tiempo de existir.' 3.7. 'No soy más que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón, términos cuyo significado me era antes desconocido.' 3.8. 'Así, pues, sé con certeza que nada de lo que puedo comprender por medio de la imaginación pertenece al conocimiento que tengo de mí mismo, y que es preciso apartar el espíritu de esa manera de concebir, para que pueda conocer con distinción su propia naturaleza.' 3.9. 'Y, ¿qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que siente.' 3.10. 'Se me dirá, empero, que esas apariencias son falsas, y que estoy durmiendo. Concedo que así sea: de todas formas, es al menos muy cierto que me parece ver, oír, sentir calor, y eso es propiamente lo que en mí se llama sentir, y, así precisamente considerado, no es otra cosa que 'pensar'.' 4. Análisis formal del texto. 4.1. Descartes toma, como supuesto inicial de su argumentación, los postulados básicos del realismo ingenuo. Cita los fenómenos que de forma 'espontánea' aplica al ser del hombre. 4.2. ¿En qué criterio se basa para excluir del yo los atributos referidos a la naturaleza corpórea? 4.3. De los atributos referidos al alma, ¿cuáles son los no esenciales y cuál es el esencial? ¿Por qué? 4.4. '¿Cómo llega a descubrir la objetividad del 'pensamiento' a partir del análisis subjetivo del 'cogito'? 4.5. ¿Cuál es la diferencia entre 'pensamiento' y modos del pensar? Cita los modos del pensar que aparecen en el texto. 4.6. ¿Por qué 'el sentir' y el 'imaginar' en parte son pensamiento y en parte no lo son?
  • 17. •324 El racionalismo 5. Comprensión del texto. 5.1. ¿En qué difieren el cuerpo y el alma? 5.2. ¿Por qué el 'nutrir, andar, sentir e imaginar' pueden separarse del 'yo'? 5.3. ¿Qué teoría defiende Descartes sobre la naturaleza de los cuerpos orgánicos según el texto? 5.4. ¿Cómo argumenta Descartes la negación del carácter adventicio y facticio de la idea del alma? 5.5. ¿Qué significado adquiere en Descartes el término 'cosa'? 5.6. ¿Por qué los términos 'animal racional' no son claros y distintos? 5.7. ¿Cuál es la diferencia entre 'cosa verdadera' y 'verdaderamente existente'? 5.8. ¿Cuál es la diferencia entre 'imagen' e 'idea'? 5.9. Analiza la frase: 'si yo cesara de pensar, cesaría al mismo tiempo de existir'. 5.10. ¿Cuál es la diferencia entre 'realidad objetiva' y 'realidad efectiva" 5.11. ¿Cuáles son las condiciones suficientes de la objetividad y de la realidad? 5.12. ¿Acaso se demuestra en el texto únicamente la objetividad de la naturaleza corporal, o, también, su existencia? SPINOZA 1. Características generales. 1.1. La matemática como modelo de saber: exposición de la filosofía (Etica de- mostrada según el orden geométrico) siguiendo el modelo deductivo de la ciencia geométrica. 1.2. La necesidad lógica, carácter fundamental de la Razón: el intelecto opera con ideas claras y distintas y deduce conclusiones necesarias (= lógicas). 1.3. Exacta correspondencia entre la esfera de lo ideal y la de lo real: el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas. 1.4. Dios como garantía de la exacta correspondencia entre el orden del pensa- miento y el orden de las cosas. 1.5. Carácter innato de las ideas verdaderas y convicción de que la razón por sí sola (sin el auxilio de la experiencia) es capaz de captar (por vía intuitiva) la estructura de lo real y objetivo. 2. Etica demostrada según el orden geométrico. 2.1. Definiciones de sustancia, atributo y modo. a) Def. de sustancia: Por sustancia entiendo aquello que está en sí y se concibe por sí; esto es, aquello cuyo concepto no necesita del concepto de otra cosa del cual deba formarse. b) Def. de atributo: Por atributo entiendo lo que el entendimiento percibe de la sustancia como constitutivo de su esencia. c) Def. de modo: Por modo entiendo las afecciones de la sustancia, o sea, aquello que está en otro, por lo que es también concebida. 2.2. Análisis de la noción de luitancia. a) Aspecto ontológioo: 1« sustancia subsiste por sí misma y no depende de
  • 18. Spinoza 32 7 causa externa para poder existir (Spinoza la llama causa de sí misma). Esto significa que su esencia comprende su existencia. b) Aspecto lógico-noético: la ideas de sustancia es tan clara y distinta que no precisa de otra para formarse. c) Correspondencia, a nivel de la sustancia, entre el orden del pensamiento (lo que se concibe por sí) y el orden de la realidad efectiva (aquello que existe por sí mismo). d) El monismo de la sustancia en Spinoza es el resultado lógico de la inter- pretación literal del concepto de sustancia según Descartes. 2.3. Teoremas sobre el monismo de la sustancia. a) Proposición: En la naturaleza no se pueden dar dos o más sustancias de la misma naturaleza o atributo. Demostración: si dos sustancias tienen un mismo atributo no se pueden distinguir, es decir, no se pueden concebir como distintas, luego no se podrán dar muchas sustancias, sino sólo una. Es absurdo que existan dos sustancias del mismo atributo. b) Proposición: Una sustancia no puede ser producida por otra sustancia. Demostración: En la naturaleza no se pueden dar dos sustancias del mismo atributo (Prop, precedente) ...y, por consiguiente (por la Prop. que dice: las cosas que no tienen nada en común, no puede ser una causa de la otra, ya que no pueden ser concebidas la una a partir de la otra), una no puede ser causa de la otra. c) Proposición: A la naturaleza de la sustancia pertenece existir. Demostración: La sustancia no puede ser producida por otra (Prop. prece- dente): será, pues causa de sí, esto es, su esencia envuelve necesariamente ¡a existencia, o a su esencia pertenece existir. d) Proposición: Toda sustancia es necesariamente infinita. Demostración: A la sustancia le pertenece por naturaleza el existir (Prop. antecedente), ahora bien, puede existir o como finita o como infinita. Pero no puede existir como finita (porque debería ser limitada por otra de la misma naturaleza, que debería también existir necesariamente, y, por lo tanto, se darían dos sustancias del mismo atributo (en contra de la Prop. a), lo cual es absurdo. Luego la sustancia sólo puede existir necesariamente como infinita. e) Proposición: Cuánta más realidad o ser tiene una cosa, tantos más atributos tendrá. Demostración: se demuestra por la definición de atributo. Si el atributo es la intelección de la esencia de la sustancia, en cuanto mayor sea el número de atributos, más ser o realidad tendrá. Pero siendo la sustancia infinita (Prop. antecedente), infinito será el número de atributos. Y esta sustancia infinita con un número infinito de atributos es denominada, por Spinoza, Dios (Def.: Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita.). La infinitud divina es numérica (infinito es el número de atributos) y cualitativa (cada uno de los cuales expresa una , esencia eterna e infinita). 2.4. Teoremas sobre la existencia y naturaleza divina. a) Proposición: Dios, o sea, ¡a sustancia que consta de atributos infinitos, cada uno de los cuales txprtsa una esencia eterna e infinita, existe necesariamente. Demostración: El imposible concebir una sustancia como no existente. Pero Dios es una suiÚnoJa, luego no es posible concebirlo como no exis-
  • 19. •326 El racionalismo tente. Concebir Dios (= sustancia) como no existente es un absurdo. Luego Dios existe necesariamente. b) Proposición: Dios obra por las leyes solas de su naturaleza, y no coaccionado por nadie. Demostración: Dios es la única sustancia concebible y su naturaleza es infinita y necesaria. De donde se sigue que nada puede existir fuera de él que le determine o coaccione a obrar (= libertad de coacción), y, por lo mismo, Dios obra por las solas leyes de su naturaleza (obra por necesidad intrínseca ). c) Proposición: Dios es la causa inmanente, y no transeúnte, de todas las cosas. Esta proposición es el fundamento del panteísmo de Spinoza. Demostración: El primer axioma de Spinoza dice que todas las cosas existen, existen en sí o en otro. Es decir, todo lo que existe, existe como sustancia o como modo, y como fuera de Dios no se puede dar ninguna sustancia, en consecuencia, Dios es... la causa inmanente... de todas las cosas. d) Proposición: De la necesidad de la naturaleza deben seguirse infinitas cosas de infinitos modos. Demostración: La sustancia ha de tener modos y de una sustancia infinita los modos serán infinitos. En segundo lugar, Dios obra por necesidad, luego los modos finitos son causados necesariamente (de su misma necesi- dad deben seguirse, por lo tanto, necesariamente, infinitas cosas de modos infinitos). Parece que esta última afirmación contradiga la misma noción de modo (implicaría al mismo tiempo contingencia por definición y nece- sidad por causación), sin embargo, las cosas finitas pueden llamarse con- tingentes, sin caer en contradicción, porque su esencia no implica la exis- tencia. 2.5. Teoremas sobre la naturaleza humana. a) Supuestos básicos. 1. El pensamiento es un atributo de Dios. Demostración: Cada pensamiento es una entidad particular o modo (en terminología de Spinoza), y los modos no son más que afecciones de los atributos de *Dios. El pensamiento es el atributo cuyo concepto envuelve todos los pensamientos singulares y por esto el pensamiento es uno de los atributos infinitos de Dios. 2. La extensión es un atributo de Dios. Demostración: Se procede del mismo modo que en la demostración anterior. 3. El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas. Demostración: El atributo pensamiento y el atributo extensión son una sola y misma sustancia. Lo mismo sucede con respecto a los modos: un modo de la extensión y la idea de ese modo, es una y misma cosa. En consecuencia, la idea de cada efecto o cosa causada depende del orden y la conexión del conocimiento de la causa. b) Teoremas sobre la concepción del hombre. 1. Axioma I. Se postula el carácter contingente de la esencia del hombre: La esencia del hombre no envuelve la existencia necesaria, es decir, puede suceder... que este o aquel hombre exista o no exista. 2. Proposición: El str dt la sustancia no pertenece a la esencia del hombre... no es una sustancia la forma del hombre.
  • 20. Spinoza 327 Demostración: A la sustancia le compete necesariamente el existir, pero el hombre no existe necesariamente, y en consecuencia, el ser de la sustancia no pertenece a la esencia del hombre. 3. Corolario: De la proposición anterior podemos decir del hombre que su esencia la constituyen ciertas modificaciones de los atributos de Dios. c) Teoremas sobre los elementos del compuesto humano. 1. Axioma II. El hombre piensa. 2. Axioma III. La idea en tanto que idea o la idea como representativa del algo son los modos del pensar. No hay modos de pensar tales como el amor, el deseo, o cualquier otro que pueda ser designado con el nombre de afección del alma, sino en cuanto es dada en el mismo individuo una idea de la cosa amada, deseada, etc. Pero una idea puede ser dada sin que sea dado ningún otro modo de pensar. 3. Proposición: La idea de un singular existente actualmente es el primer elemento constitutivo de la esencia actual del Alma humana: Lo que constituye primero el ser actual del Alma humana, no es más que la idea de una cosa singular existente en acto. Demostración: Hemos demostrado que la esencia del hombre no es más que ciertas modificaciones de los atributos de Dios, y axiomatiza- do que el hombre piensa y que la idea es el primer modo de pensar. De aquí se infiere que la idea es lo primero que se encuentra en el individuo humano. Pero no la idea de una cosa no existente (de lo . contrario el hombre no existiría) ...y, no de una cosa infinita; porque una cosa infinita debe existir siempre necesariamente, cosa absurda en el hombre. En consecuencia, la idea de una cosa singular existente en acto constituye el ser actual del Alma. 4. Proposición: El objeto de la idea que constituye el Alma humana es el Cuerpo, es decir, cierto modo de la extensión existente en acto, y no es otra cosa. Demostración: Es evidente que el Alma humana tiene ideas de las afecciones del Cuerpo (Ax. 4: comprendemos que un cuerpo determinado es afectado de muchas maneras) y que todo efecto se sigue necesariamen- te de una causa (Ax. III, parte I). El Alma humana conoce los efectos (afecciones) del Cuerpo y por el Ax. (parte I, que dice: El conocimiento del efecto depende del conocimiento de la causa y la envuelve), se infiere que el objeto que constituye el Alma humana es el Cuerpo tal como existe en acto. 5. Conclusión: Corolario a la anterior proposición: Se deduce de aquí que el hombre consta de Alma y Cuerpo, y que el Cuerpo humano existe desde el momento en que le sentimos. La esencia del hombre no es más que ciertas modificaciones de dos atributos: pensamiento y extensión. Ax. 5: No comprendemos ni perci- bimos más cosas singulares que los cuerpos y los modos de pensar. d) Teoremas sobre la relación Alma-Cuerpo en el hombre. 1. Proposición: el Alma está unida al Cuerpo de la misma manera que la idea del Alma lo está del Alma. Demostración: El Alma está unida al cuerpo por ser el Cuerpo el objeto del Alma. Esto e».cierto si tenemos en cuenta que la idea del Cuerpo y el Cuerpo, ti dteir •/ Alma y el Cuerpo, son un solo y mismo Individuo
  • 21. •349 El racionalismo que se concibe tan pronto bajo el atributo del Pensamiento como bajo el de la Extensión. La idea del cuerpo y el Alma son modos del Pensa- miento, y la idea de Alma y Cuerpo son modos de la Extensión. Según Spinoza un modo de la extensión (Cuerpo) y la idea de ese modo (idea del Alma), es una y misma cosa, pero expresada de dos maneras. En ambos órdenes encontramos una sola y misma conexión de causas. Existe un paralelismo entre el orden necesario y la conexión de causas de las ideas y de las cosas. 2. Proposición: Ni el Cuerpo puede determinar el Alma a pensar, ni el Alma puede determinar al Cuerpo al movimiento o el reposo. Demostración: Todos los modos de pensar tienen por causa y se conciben bajo el atributo Pensamiento y no se explican por medio de otro atributo que no sea el Pensamiento. En consecuencia, lo que determina el Alma a pensar es un modo de Pensar y no un modo de la Extensión. Lo mismo se sigue de los modos de la Extensión. Alma y Cuerpo no se pueden influir mutuamente, aunque siendo el mismo el orden de las ideas y de las cosas es necesario que el orden de las acciones y de las pasiones de nuestro Cuerpo concuerde por naturaleza con el orden de las acciones y pasiones del Alma. 3. Proposición: Según están ordenados y encadenados en el Alma los pen- samientos y las ideas de las cosas, así están correlativamente odenadas y encadenadas en al Cuerpo las afecciones del mismo, es decir, las imágenes de las cosas. Demostración: El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas, e inversamente, el orden de las cosas es el mismo que el orden de las ideas. e) Teoremas sobre el conocimiento humano. 1. Grados del conoeimiento humano: 1.1. Conocimiento de primer grado: tiene por objeto lo singular representado por los sentidos (conocimiento por experiencia) y el recuerdo. Llama a este modo Imaginación. 1.2. Conocimiento de segundo género: tiene por objeto la noción común y las ideas adecuadas de las propiedades de las cosas. Llama a este modo Razón. 1.3. Conocimiento de tercer género: tiene por objeto la idea adecuada de la ciencia formal de ciertos atributos de Dios para pasar al conocimiento adecuado de la esencia de las cosas. Lo llama Ciencia Intuitiva. 2. Sobre la verdad y su criterio: 2.1. Noción de verdad: Ax. 6, parte I, Una idea verdadera debe estar de acuerdo con el objeto de que es idea. 2.2. Causa de la verdad y falsedad: a) Causa de la verdad: Las ideas que son adecuadas y perfectas son necesariamente verdaderas. — Idea adecuada: cuando expresa de forma clara y distinta la naturaleza de una cosa considerada en sí misma. — Idea perfecta: cuando se tiene un conocimiento completo de una cosa. El conocimiento (de segundo y tercer género) al tener por objeto ideas que son adecuadas es necesariamente verdadero.
  • 22. Spinoza 32 7 b) Causa de la falsedad: El conocimiento del primer grado es la única causa de la falsedad porque le pertenecen ideas que son inadecuadas y confusas. 2.3. Naturaleza de los tres géneros de conocimiento: a) Pertenece a la naturaleza de la Imaginación considerar las cosas como contingentes (imaginamos como contingentes las cosas relacionadas tanto con el tiempo presente como con el pasado o futuro). b) Pertenece a la naturaleza de la Razón considerar las cosas, no como contingentes, sino como necesarias. Esto se prueba por el objeto de tal género de conocimiento: Pertenece a la naturale- za de la Razón percibir las cosas necesariamente, a saber: como son en sí, es decir, no como contingentes, sino como necesarias. c) Pertenece a la naturaleza de la Razón percibir las cosas como poseyendo una especie de eternidad. Explicación: Los principios de la Razón son nociones que explican lo que es común a todas las cosas, y no explican la esencia de cosa alguna singular; por consiguiente, deben ser concebidos sin relación alguna con el tiempo y como poseyendo cierta especie de eternidad. f ) Teoremas sobre la voluntad y libertad humana. 1. La voluntad y el entendimiento son una sola y misma cosa. Demostra- ción: puesto que una volición singular y una idea singular son una y misma cosa ya que querer es afirmar o negar la idea, en consecuencia voluntad y entendimiento son una misma cosa. 2. Negación de la libertad en el hombre: El Alma es un modo determinado del pensar y así no puede ser una causa libre. 3. Explicación de la libertad: 3.1. Proposición: La voluntad no puede llamarse causa libre, sino sola- mente causa necesaria. Demostración: la voluntad es un cierto modo de pensar y para poder producir un efecto es preciso que esté determinada por una causa. Una voluntad finita requiere una causa que la determine a existir y a producir algún efecto, y así no puede llamarse causa libre, sino necesaria o forzada. 3.2. Proposición: No hay nada contingente en la naturaleza; todo en ella está determinado por la necesidad de la naturaleza divina. Demostración: Todo lo que es, es en Dios y Dios no puede ser llamado cosa contingente, porque existe necesariamente. 3.3. Proposición: Es falso que el hombre sea libre. Sólo el ignorante cree que el hombre es libre. Demostración: Los hombres se engañan al creerse libres; y el motivo de esta opinión es que tienen conciencia de sus acciones, pero ignoran las causas por que son determinadas; por tanto, lo que constituye su idea de libertad, es que no conocen causa alguna de sus acciones.
  • 23. •332 El racionalismo T E X T O 2: Naturaleza y propiedades de la sustancia 1. Etica demostrada según el orden geométrico (primera parte, de Dios). «Proposición V. No puede haber en la naturaleza dos o más sustancias de igual naturaleza o atributo. Demostración. Si existiesen varias sustancias distintas, se deberían distinguir entre sí, o por la diversidad de los atributos, o por la diversidad de las afecciones (Proposición anterior: dos o más cosas distintas se distinguen entre sí, bien por la diversidad de atributos de las sustancias, bien por la diversidad de las afecciones de las sustancias). Si se distinguen solamente por la diversidad de los atributos, está demostrado que no hay más que una del mismo atributo. Si se distinguen por la diversidad de las afecciones, como una sustancia es anterior en naturaleza a sus afecciones (Proposición 1), no se podrá, poniendo aparte sus afecciones y considerándola en sí misma, es decir (Definición 3 y Axioma 6), en verdad, concebirla como distinta de otra; en otros términos: no podrá haber muchas sustancias, sino una. Q.E.D. Proposición VI. Una sustancia no puede ser producida por otra sustancia. Demostración. N o puede haber en la naturaleza dos sustancias de igual atributo (Proposición anterior), es decir (Proposición 2), que tengan entre sí algo en común; y así (Proposición 3), la una no puede ser causa de la otra, o dicho de otro modo: la una no puede ser producida por la otra. Q.E.D. (...) Otra demostración. Esta proposición se demuestra más fácilmente aún por lo absurdo de la contradictoria. Si, en efecto, una sustancia pudiese ser producida por otra cosa, su conocimiento debería depender del conocimiento de su causa (Axioma 4), y así (Definición 3) no sería una sustancia. Proposición VII. Pertenece a la naturaleza de una sustancia existir. Demostración. Una sustancia no puede ser producida por otra cosa (Corolario de la proposición anterior); tendrá que ser, pues, causa de si misma, es decir (Definición 1), que su esencia envuelve necesaria- mente la existencia, o dicho de otra manera, que pertenece a su naturaleza existir. Q.E.D. Proposición VIII. Toda sustancia es necesariamente infinita. Demostración. Teniendo una sustancia cierto atributo, no puede ser más que única (Proposición 5) y pertenece a su naturaleza existir (Proposición 7). Será, pues, propio de su naturaleza existir como cosa finita o como cosa infinita. Pero no puede existir como cosa finita; porque (Definición 2) debería estar limitada por otra de la misma naturaleza, la cual también debería necesariamente existir (Propoii> ción 7); habría, pues, dos sustancias de igual atributo, lo cual es absurdo (Proposición 5). Exista, pues, como infinita. Q.E.D. Escolio I. Como 'ser finito' es, en realidad, una negación parcial, y 'ser infinito' la afirmación absoluta da la existencia de una naturaleza cualquiera, se sigue, de la sola Proposición 1, que toda sustancia debe ser infinita.
  • 24. Spinoza 32 7 (...) Proposición IX. Cuanto mayor realidad o ser posee cada cosa, tanto mayor número de atributos le pertenecen. Demostración. Esto es evidente por la Definición 4. Proposición X. Cada uno de los atributos de una misma sustancia debe ser concebido por sí mismo. Demostración. Un atributo es, en efecto, lo que el entendimiento percibe de una sustancia como constituyendo su esencia (Definición 4); y, por consiguiente, debe ser concebido (Definición 3) por sí mismo. Q.E.D. Escolio. De esto resulta que aunque dos atributos se conciban como realmente distintos, es decir, el uno sin el auxilio del otro, no podemos, sin embargo, deducir de ahí que constituyen dos seres, es decir, dos sustancias diversas, porque es propio de la naturaleza de una sustancia que cada uno de sus atributos sea concebido por sí mismo, puesto que todos los atributos que posee han existido siempre a la vez en ella, y el uno no puede ser producido por el otro, sino que cada uno expresa la realidad o el ser de la sustancia. Dista mucho de una misma sustancia; por el contrario, nada existe en la naturaleza más claro que esto: cada ser debe ser concebido bajo cierto atributo y cuanto mayor realidad o ser posee, tanto mayor número de atributos tienen que expresan una necesidad, o dicho de otro modo, una eternidad y una infinidad; y, por consiguiente, nada más claro que esto: un ser absolutamente infinito debe ser definido necesariamente (como se dice en la Definición 6); un ser que está constituido por una infinidad de atributos de los que cada uno expresa cierta esencia eterna e infinita. Si se pregunta ahora por qu¿ signo podremos reconocer la diversidad de las sustancias, léanse las proposiciones siguientes, que manifiestan que no existe en la naturaleza más que una sustancia única que es absolutamente infinita, por lo cual se buscaría en vano dicho signo.» COMENTARIO: 1. Expresar esquemáticamente la estructura del texto. 2. Análisis semántico de los términos: 'sustancia', 'atributo', 'naturaleza','afección', 'causa', 'existencia', 'causa de sí', 'esencia', 'infinito', 'concebido por sí mismo', 'eternidad', 'realidad'. 3. Análisis semántico de enunciados. 3.1. 'Si existiesen varias sustancias distintas, se deberían distinguir entre sí, o por la diversidad de los atributos, o por la diversidad de las afecciones.' 3.2. 'Si se distinguen solamente por la diversidad de los atributos, está demostrado que no hay más que una del mismo atributo.' 3.3. 'Si se distinguen por la diversidad de las afecciones, como una sustancia es anterior en naturaleza a sus afecciones, no se podrá, poniendo aparte sus afecciones y considerándola en sí misma... concebirla como distinta de otra.' 3.4. "Si... una sustancia pudiese ser producida por otra cosa, su conocimiento debería depender del conocimiento, de su causa, y así no sería una sustancia.' 3.5. 'Una sustancia no puede ser producida por otra; tendrá que ser, pues, causa de sí misma.' 3.6. '(La sustancia) no puede existir como cosa finita; porque deberla estar limita- da por otra de la miima naturaleza, la cual también deberla necesariamente
  • 25. •334 El racionalismo existir; habría, pues, dos sustancias de igual atributo, lo cual es absurdo.' 3.7. 'Ser finito es, en realidad, una negación parcial, y ser infinito la afirmación absoluta de la existencia de una naturaleza cualquiera.' 3.8. 'Aunque dos atributos se conciban como realmente distintos... no podemos deducir de ahí que constituyen dos seres, es decir, dos sustancias diversas.' 3.9. 'Cada ser debe ser concebido bajo cierto atributo y cuanto mayor realidad o ser posee, tanto mayor número de atributos tiene que expresan una necesidad.' 3.10. 'Un ser absolutamente infinito debe ser definido necesariamente.' 4. Análisis formal de las proposiciones. 4.1. Análisis formal de la Proposición V. 1. ¿Cuáles son los supuestos de la argumentación? 2. ¿Qué esquema de inferencia se utiliza en la misma? 3. Cita los consecuentes de las dos premisas condicionales. 4.2. Análisis formal de la Proposición VI. 1. ¿Cuáles son los supuestos de la argumentación? 2. Cita los términos extremos y medio en las premisas. 3. ¿Qué esquema de inferencia se utiliza en la argumentación? 4. ¿En qué consiste la prueba indirecta o por reducción al absurdo? 4.3. Análisis formal de la Proposición VII. 1. ¿Qué se infiere como conclusión? 2. La conclusión se infiere mediata o inmediatamente. 3. A la conclusión se le ha aplicado una ley de transformación, ¿cuál es y en qué consiste? 4.4. Análisis formal de la Proposición VIII. 1. ¿Cuál es el esquema de inferencia utilizado en la argumentación? 2. ¿La disyunción que aparece en la premisa mayor es inclusiva o exclusiva? 3. ¿Cómo argumenta, en la premisa menor, la negación de uno de los miem- bros de la disyunción? 5. Comprensión del texto. 5.1. Primer grado de comprensión: 1. ¿En qué pueden diferir dos sustancias diversas? 2. ¿Por qué una sustancia es anterior, en naturaleza, a sus afecciones? 3. ¿Por qué es absurdo que una sustancia sea causada por otra? 4. ¿Por qué un mismo atributo no puede pertenecer a sustancias distintas? 5. ¿Por qué la finitud expresa negación parcial? 5.2. Segundo grado de comprensión: 1. ¿Por qué el grado de realidad de un ser depende del número de su» atributos? 2. ¿Qué le añade el atributo a la sustancia? 3. ¿Acaso la existencia es un predicado de la esencia? 4. ¿Por qué es inconcebible una sustancia finita? 5. ¿Por qué los atributos expresan necesidad?
  • 26. Spinoza 335 T E X T O 3: Relación alma y cuerpo 1. Etica demostrada según el orden geométrico (segunda parte, de la naturaleza y del origen del alma). «Proposición VII. El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas. Demostración. Esto es evidente por el Axioma 4, parte I. Porque la idea de cada cosa causada depende del conocimiento de la causa cuyo efecto es. Corolario. Se deduce de aquí que la potencia de pensar de Dios es igual a su potencia actual de obrar, es decir, todo lo que se sigue formalmente de la naturaleza infinita de Dios, se sigue también en Dios objetivamente, en el mismo orden y con la misma conexión de la idea de Dios. (...) Proposición XXI. Esta idea del Alma está unida al Alma de la misma manera que el Alma está unida al Cuerpo. Demostración. Hemos deducido que el Alma está unida al Cuerpo por ser el Cuerpo el objeto del Alma (véase Prop. 12 y 13),y, por consiguiente, la idea del Alma debe estar unida con su objeto por la misma razón, es decir, debe estar unida con el Alma de la misma manera que el Alma está unida al Cuerpo. Q.E.D. Escolio. Esta proposición se comprende con mayor claridad por lo que dijimos en el Escolio de la Proposi- ción 7; en efecto, demostramos allí que la idea del Cuerpo y el Cuerpo, es decir (Prop. 13), el Alma y el Cuerpo, son un solo y mismo Individuo que se concibe tan pronto bajo el atributo del Pensamiento como bajo el de la Extensión; por esto, la idea del Alma y el Alma son una sola y misma cosa que se concibe bajo un solo y mismo atributo, a saber: el Pensamiento. La existencia de la idea del Alma y la del Alma misma se siguen en Dios con idéntica necesidad de la misma potencia de pensar. Porque, en realidad, la idea del Alma, es decir, la idea de la idea, no es otra cosa que la forma de la idea, en cuanto ésta es considerada como un modo del pensar sin relación con el objeto; de igual modo, cualquiera que sabe alguna cosa, sabe por esto mismo que la sabe, y sabe al mismo tiempo que sabe que la sabe, y asi hasta lo infinito. Pero de esto hablaremos más tarde.» 2. Etica demostrada según el orden geométrico (tercera parte, del origen y de la naturaleza de las afecciones). «Proposición II. Ni el Cuerpo puede determinar al Alma a pensar, ni el Alma puede determinar al Cuerpo al movimiento o al reposo o a alguna otra manera de ser (si hay alguna otra). Demostración. Todos los modos de pensar tienen a Dios por causa en cuanto es cosa pensante, no en cuanto se explica por medio de otro atributo (Prop. 6, p. II). Por consiguiente, lo que determina al Alma a pénsar es un modo del Pensar y no de la Extensión, es decir (Def. 1, p. II), no es un Cuerpo; y esto era lo primero. Además, el movimiento y el reposo del Cuerpo deben provenir de otro Cuerpo que haya sido igualmente determinado al movimiento y al reposo por otro, y, absolutamente hablando, todo lo que sobreviene en un cuerpo debe venir de Dios, en cuanto se le considera como afectado de un modo de la ExtMilón y no de un modo del Pensar (Prop. 6, p. II); es decir, no puede provenir del Alma que (Prop. 11, p, II) II un modo de pensar. Y esto era lo segundo. Por tanto, ni el Cuerpo, etc. Q.E.D. . . . . ^ ¡ ¿ ^ 1 .
  • 27. •336 El racionalismo Escolio. Lo que precede se comprende con más claridad por lo que se dijo en el Escolio de la Proposi- ción 7, Parte II, a saber: que el Alma y el Cuerpo son una sola y misma cosa que se concibe tan pronto bajo el atributo del Pensamiento, como bajo el de la Extensión. De donde proviene que, siendo el mismo orden o encadenamiento de las cosas, sea concebida la Naturaleza bajo tal atributo o bajo tal otro; y, por consiguiente, que el orden de las acciones y de las pasiones de nuestro cuerpo concuerde por naturaleza con el orden de las acciones y de las pasiones del Alma... Todo esto demuestra claramente que tanto el decreto como el apetito del Alma, y la determinación del Cuerpo son, por su naturaleza, cosas si miramos bajo el atributo del Pensamiento y es explicada por él, y Determinación cuando se la considera bajo el atributo de la Extensión y se la deduce de las leyes del movimiento y del reposo; ...» 3. Etica demostrada según el orden geométrico (quinta parte, de la potencia del entendimiento o de la libertad humana). «Proposición I. Según están ordenados y encadenados en el Alma los pensamientos y las ideas de las cosas, así están correlativamente ordenadas y encadenadas en el Cuerpo las afecciones del mismo, es decir, las imágenes de las cosas. Demostración. El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas (Prop. 7, p. II), e inversamente, el orden y la conexión de las cosas son los mismos que el orden y la conexión de las ideas. (Corol. de las Prop. 6 y 7, p. II). De igual modo, pues, que el orden y la conexión de las ideas se reglamentan en al Alma conforme al orden y al encadenamiento de las afecciones del Cuerpo (Prop. 18, p. II), a la inversa (Prop. 2, p III) el orden y la conexión de las afecciones del cuerpo se reglamentan conforme al orden y al encadenamiento de los pensamientos y de las ideas de las cosas del Alma. Q.E.D.» COMENTARIO: 1. Expresar esquemáticamente 11 estructura básica de los textos. 2. Análisis semántico de los tér, tinos: 'orden de las ideas', 'orden de las cosas', 'potencia de pensar', 'potencia actual de obrar', 'deducción formal', 'deducción objetiva', 'idea del alma', 'alma', 'individuo', 'atributo', 'pensamiento', 'exten- sión', 'modo de pensar', 'naturaleza', 'decreto', 'determinación'. 3. Análisis semántico de enunciados. 3.1. 'El orden y la conexión de las ideas son lo mismo que el orden y la conexión de las cosas.' 3.2. 'Todo lo que se sigue formalmente de la naturaleza infinita de Dios, se sigue también en Dios objetivamente, en el mismo orden y con la misma conexión de la idea de Dios.' 3.3. 'El Alma está unida al Cuerpo por ser el Cuerpo el objeto del Alma.' 3.4. 'El Alma y el Cuerpo son uno solo y mismo Individuo que se concibe tan pronto bajo el atributo del Pensamiento como bajo el de la Extensión.' 3.5. 'La idea del Alma, es decir, la idea de la idea, no es otra cosa que la forma de la idea.' 3.6. 'Lo que determina el Alma a pensar es un modo del Pensamiento y no de la Extensión, es decir, no es un Cuerpo.' 3.7. 'El movimiento y el reposo del Cuerpo deben provenir de otro Cuerpo que haya sido igualmente determinudo al movimiento y al reposo por otro, y, absolutamente hablando, todo lo que sobreviene en un cuerpo debe venir de
  • 28. Spinoza 32 7 Dios, en cuanto se le considera como afectado de un modo de la Extensión y no de un modo del Pensar.' 3.8. 'El Alma y el Cuerpo son una sola y misma cosa que se concibe tan pronto bajo el atributo del Pensamiento, como bajo el de la Extensión.' 3.9. 'Todo esto demuestra claramente que tanto el decreto como el apetito del Alma y la determinación del Cuerpo son, por su naturaleza, cosas simultá- neas.' 3.10. 'El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas, e inversamente, el orden y la conexión de las cosas son los mismos que el orden y la conexión de las ideas.' 4. Análisis formal de las proposiciones. 4.1. Análisis formal de la Proposición VII (del 1 texto). 1. ¿Cuál es el supuesto inicial de la argumentación? 2. ¿Cuál es el fundamento del paralelismo entre el orden ideal y el orden real? 3. ¿Acaso de la necesidad de la causa se infiere o sigue la necesidad de los efectos? 4.2. Análisis formal de la Proposición XXI (del 1 texto). 1. ¿Cuál es el supuesto inicial de la argumentación? 2. ¿Cuál es la diferencia entre unidad individual y unidad sustancial? 3. Analiza el aspecto formal y objetivo de la idea del alma. 4. ¿Qué se infiere como conclusión? 5. ¿Cuál es la diferencia entre idea del Alma e idea del Cuerpo? ¿Cuáles son los objetos de tales ideas? 6. ¿Por qué existe o forman unidad la idea y el objeto representado por ella? 4.3. Análisis formal de la Proposición II (del 2 texto). 1. Cita el supuesto inicial de la argumentación. 2. Analiza la dependencia real y lógica del efecto (modo) con respecto a su causa (atributo). 3. ¿Por qué modos de distinta naturaleza no pueden ser determinados por un mismo atributo? 4. ¿Por qüé el orden y encadenamiento de los efectos no es contingente? 5. El principio: de una causa necesaria se siguen efectos con sucesión nece- saria, ¿es evidente de por sí? 5. Comprensión de los textos. 5.1. Primer grado de comprensión: 1. ¿Qué significado adquiere en el texto el término 'cosa'? 2. ¿Alma y cuerpo son dos ideas claras y distintas? 3. ¿Por qué no acepta Spinoza la 'vía de la influencia' con respecto a la relación alma-cuerpo en el hombre? 4. ¿Qué tipo de unidad defiende Spinoza al hablar del compuesto humano? 5. ¿Cómo es posible la correlación entre los modos de pensar y las afecciones del cuerpo en la teoría spinociana? 6. ¿En qué difieren el pensar divino del pensar humano? 5.2. Segundo grado de comprensión:
  • 29. •338 El racionalismo 1. ¿Acaso la unidad alma-cuerpo es la misma que la unidad formada por la idea del alma y el alma? 2. La potencia de obrar y de pensar divinos ¿son realmente distintos? 3. ¿Por qué el pensar divino es una potencia? 4. ¿Por qué define el alma como idea de la idea? 5. ¿Por qué no es posible que el alma actúe sobre el cuerpo, y éste sobre el alma? 6. ¿En qué se diferencia el decreto del apetito? LEIBNIZ 1. Teoría del conocimiento. 1.1. De las ideas: naturaleza y origen. a) La idea es el objeto inmediato del pensamiento y expresa una forma o esencia de la cosa. Distingue en el pensamiento el acto del objeto. Los actos o modos del pensar son distintos entre sí y sólo están presentes en la mente cuando pensamos; el objeto es aquella cualidad mental que expresa alguna naturaleza: Y yo creo que esta cualidad de nuestra alma, en tanto que expresa alguna naturaleza, forma o esencia es propiamente la idea de la cosa, que está en nosotros, y que siempre está en nosotros, pensemos o no pensemos en ella. b) Distinción entre idea y concepto: en sentido metafísico, la expresión de una forma o naturaleza en tanto que está en nuestra alma, se la conciba o no, es una idea; en lenguaje popular, las expresiones que se conciben o forman, ' se pueden llamar nociones. c) Origen de las ideas y los conceptos. 1. Origen innato de las ideas: según Leibniz las sustancias simples (p. ej., el Alma humana) no tienen ventanas y cada una de ellas es una imagen de todo el universo. De donde que no pueden padecer acción alguna del exterior, y, en consecuencia, las ideas son innatas. a) Postulado fundamental: Nihil est in intellectu, quod non fuerit in sensu, excipe: nisi ipse intellectus. b) Interpretación de la teoría platónica de la reminiscencia: Tenemos en el espíritu todas estas formas, e incluso desde siempre... Esto es lo que Platón consideró... cuando expuso su reminiscencia, que tiene mucha solidez mientras se entienda bien, se la purgue del error de la preexistencia... Lo que demuestra que nuestra alma sabe todo esto virtualmente y sólo necesita animadversión (atención del espíritu) para conocer las verdades... 2. Origen de los conceptos: es siempre falso que todas nuestras nociones vienen de los sentidos externos, pues las que yo tengo de mí y de mi pensamiento... vienen de una experiencia interna. 1.2. Clases de ideas según el modo como se perciben. a) Conocimiento confuso: es el poder de reconocer una cosa entre otras, sin poder decir en qué consisten sus diferencias. b) Conocimiento distinto: cuando puedo explicar los caracteres (diferencias o
  • 30. Leibniz 339 propiedades) de una cosa. El conocimiento distinto puede ser: analítico (adecuado) o intuitivo (=forma más completa de conocimiento): Así, pues, sólo cuando nuestro conocimiento es claro en las nociones confusas, o cuando es intuitivo en las distintas, vemos su idea entera. 1.3. Modalidad de la percepción. a) Pequeñas percepciones: Estado en el cual no nos acordamos de nada y no tenemos ninguna percepción distinta. b) La percepción que tiene por principio la Memoria e Imaginación: Los hombres actúan como las bestias en cuanto que las consecuciones de sus percepciones no se realizan más que por el principio de la memoria, y no actúan sino como los Empíricos, que tienen una simple práctica sin teoría. c) La percepción que tiene por principio la razón: Pero el conocimiento de las verdades necesarias y eternas es el que nos distingue de dos simples animales y nos hace tener Razón y las Ciencias, elevándose al conocimiento de nosotros mismos y de Dios. 2. De la verdad: noción y clases. 2.1. Noción de verdad: Según Leibniz la verdad es la adecuación o corresponden- cia de la mente con las cosas: ...con buscar la verdad en. la correspondencia de las proposiciones en la mente con las cosas... 2.2. Clases de proposiciones verdaderas: a) Verdades de razón (necesarias y eternas): Las verdades de Razonamiento son necesarias, y su opuesto es imposible. b) Verdades de hecho: una proposición no es necesaria (=fáctica) cuando es posible negarla sin contradicción. Las verdades de hecho son contingentes y su opuesto es posible. 3. Principios fundamentales de las proposiciones verdaderas. 3.1. Principio de contradicción: en virtud del cual juzgamos falso lo que implica contradicción, y verdadero lo que es opuesto o contradictorio a lo falso. 3.2. Principio de razón suficiente: en virtud del cual consideramos que no podría hallarse ningún hecho verdadero o existente... sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo. 4. El análisis, métodó para hallar la razón (necesaria o suficiente) de las proposicio- nes verdaderas. 4.1. Análisis de las verdades necesarias: Cuando una verdad es necesaria, se puede hallar su razón por medio de análisis, resolviéndola en ideas y verdades más simples, hasta que se llega a las primitivas. 4.2. Análisis de las verdades contingentes: el análisis de un hecho consiste en buscar las razones particulares del mismo y como la serie de razones explica- tiva de un hecho es infinito, la mente humana jamás podrá explicar el análisis a los fenómenos contingentes. Sólo Dios (por su mente infinita) las puede analizar: es necesario que la razón suficiente o última de la serie esté fuera de la serie. 4.3. Consecuencias: las verdades de razón son finitamente analizables, por el contrario las de hecho son Infinitamente analizables. 4.4. Reducción de las verdades de hecho a las de razón: ...en las verdades contin- gentes... la reducción (a Vtréadti »videntes de por si o necesarias) progresa • i umútr» ,
  • 31. •340 El racionalismo hacia el infinito sin terminar nunca. Y así, la certeza y razón perfecta de las verdades contingentes sólo es conocida por Dios, que abarca el infinito en una intuición. La Metafísica 1. Supuestos previos. 1.1. Noción de sustancia: La sustancia es un Ser capaz de acción. La sustancia no es inerte; cada sustancia es el principio o fuente de todas sus actividades, de donde la distinción entre fuerza primitiva y la sucesión de actividades concretas que dimanan de la fuerza originaria o primitiva. 1.2. Clases de sustancias: La sustancia es simple o compuesta. a) Sustancia simple: La sustancia simple es la que carece de partes, y se denomina 'mónada' (Monas es una palabra griega que significa unidad, o aquello que es uno). b) Sustancia compuesta: La sustancia compuesta es el conjunto de sustancias simples, o de Mónadas. 1.3. Necesidad de la existencia de sustancias simples o individuales (atomismo leibniciano): Es necesario que haya sustancias simples, puesto que hay compues- tas; porque lo compuesto no es otra cosa que un montón o aggregatum de simples. a) Lo compuesto es inconsistente e insustancial: La sustancia o naturaleza del cuerpo no debe consistir solamente en la extensión (como postulaba Des- cartes), es decir, en la magnitud, figura y movimiento, puesto que donde hay divisibilidad es imposible que se dé identidad y subsistencia (atributos propios de la sustancia). Luego sin lo simple no es posible que se dé lo compuesto. b) Atomismo leibniciano: En consecuencia, toda la naturaleza está llena de vida. Las Mónadas son los verdaderos Atomos de la Naturaleza y, en una palabra, los Elementos de las cosas. 1.4. Naturaleza de la sustancia simple. a) Las sustancias simples en tanto que formas sustanciales o entelequias son principios activos, es decir, capacidades o potencialidades de obrar por si mismas y no precisan de causas externas que las hagan activas. b) Las sustancias simples creadas, en tanto que limitadas e imperfectas, con- tienen un principio pasivo denominado materia prima. La materia prima se utiliza también en un sentido diferente del anterior, pues la esencia de la materia es la resistencia e implica la impenetrabilidad: la fuerza pasiva es aquella resistencia por la cual un cuerpo resiste no solamente a la penetración, sino también al movimiento (impenetrabilidad e inercia natural). c) La mónada completa resulta de los principios activos (alma o entelequia primitiva) y pasivos (materia primaria o fuerza pasiva primitiva). 1.5. Caracteres de las mónadas o sustancias simples. a) Las mónadas son simples e inextensas: 1. Simplicidad: La Mónada... no es otra cosa que una sustancia simple, que forma parte de los compuestos; simple, es decir, sin partes.
  • 32. Leibniz 341 2. Inextensión: Allí donde no hay partes no hay, por consecuencia, ni extensión, ni figura, ni divisibilidad posibles. b) Lo que es simple ni nace ni se corrompe: 1. La corrupción es la disolución o separación de las partes de un todo, pero la mónada es simple, ergo... No hay que temer en ningún caso la disolución, y no es concebible ninguna manera mediante la cual una sustancia simple pueda perecer naturalmente. 2. La generación es la composición o unión de las partes para formar un todo, por lo que lo simple es ingénito: Por la misma razón no hay tampoco ninguna, mediante la cual una sustancia simple pueda comenzar naturalmente, puesto que no podría ser formada por composición. 3. Conclusión: Por tanto se puede decir que las Mónadas no podrían comenzar ni terminar de una vez, es decir, no podrían comenzar más que por creación, y terminar más que por aniquilación; por el contrario, aquello que está compuesto comienza y termina por partes. c) No es posible la interacción: el principio de causalidad eficiente se funda- menta en un principio activo por parte de la causa y en otro pasivo por parte del efecto, pero las mónadas son todas activas, luego no es posible la interacción causal: No hay medio tampoco de explicar cómo una Mónada pudiera ser alterada, o cambiada en su interior por alguna otra criatura... Las Mónadas no tienen ventanas, por las cuales alguna cosa pueda entrar o salir de ellas. d) Infinidad de las mónadas (en contra del monismo de Spinoza): En vez de un número infinito, deberíamos decir que hay más de lo que cualquier número puede expresar. e) Cada sustancia singular expresa el universo a su manera: toda sustancia es como un mundo completo y como un espejo de Dios; o bien, de todo el universo que cada una de ellas expresa a su manera. f ) Principio de los indiscernibles: las mónadas no se distinguen según la cantidad (son inextensas), sino por sus cualidades. 1. Crítica de la teoría del principio de individuación tomista: no es cierto que dos sustancias se parezcan enteramente y sea diferente sólo en núme- ro. 2. Por la cantidad las mónadas serían indistinguibles. Es necesario tam- bién que cada una de las Mónadas sea diferente de toda otra. Porque no hay en la Naturaleza dos Seres que sean perfectamente el uno como el otro (dos mónadas iguales serían indiscernibles), y donde no sea posible encontrar una diferencia interna, o fundamentada en una denominación intrínseca. 1.6. Atributos y clases de mónadas simples. a) La perfección y sus grados: el grado de independencia de las mónadas determina el grado de perfección de las mismas. Esta Substancia Suprema- no tiene nada fuera de ella que sea independiente de ella. De donde se sigue * que Dios es absolutamente perfecto... b) De la Mónada Primitiva y de las derivadas: Dios es la Unidad Primitiva, o la substancia simple originaria, del cual son producciones todas las Mónadas creadas o derivadas. c) Atributos esenciales de las Mónadas: 1. Atributos de la Mónada limpie originaria: En Dios hay la Potencia, que
  • 33. •361 El racionalismo es el origen de todo, después el Conocimiento, que contiene el detalle de las ideas, y, por último, la Voluntad, que realiza los cambios ó produccio- nes según el principio de lo mejor. 2. Atributos de la Mónada creada: en las Mónadas creadas (la Potencia) la realiza el Sujeto o Base (el Conocimiento), la Facultad Perceptiva y (la Voluntad), la Facultad Apetitiva. d) Nombres o denominaciones de las mónadas creadas: 1. En tanto que poseen un principio interno de acción (acción = perfec- ción) se las puede denominar Entelequias: Se podría dar el nombre de Entelequias a todas las... Mónadas creadas, porque tienen en sí misma una cierta perfección, hay en ellas una suficiencia que las convierte en fuentes de sus acciones internas. 2. En tanto que poseen percepciones y apetitos se las puede llamar Almas: Si queremos llamar Alma a todo lo que tiene percepciones y apetitos en el sentido general... todas las substancias simples o Mónadas creadas podrían ser llamadas Almas. En consecuencia toda la naturaleza está llena de vida (animismo universal). percepción y sus grados: La percepción es aquella condición interna de la mónada que representa cosas externas. Esto se sigue del postulado que afirma que cada móna- da refleja en sí misma la totalidad del universo. Por lo que la percep- ción comprende o representa una multitud en la unidad. La apercepción o conciencia se da cuando el perceptor tiene conciencia de su percepción. El objeto de la apercepción es el mundo interior o el Yo y cuando considera que esto y aquello se halla en nosotros. f ) Clases de Mónadas creadas según el grado de percepción: 1. Tipos de mónadas simples creadas: los Vivientes, las Almas y los Espíritus. 2. Característica de cada tipo: 2.1. La mónada simple o viviente: recibe el nombre de Viviente al estado en que no hay memoria ni percepción distinta. 2.2. La mónada anímica o Alma: se llama Alma solamente a aquella (mónada) cuya percepción es más distinta y está acompañada de memoria. 2.3. Alma Razonable o Espíritu: el conocimiento de las verdades nece- sarias y eternas es el que nos distingue de los simples animales y nos hace tener la Razón y las Ciencias. g) La apetición como principio del cambio. 1. Las mónadas creadas están sujetas a la ley del cambio y de la conti- nuidad. a) Ley del cambio o contingencia: Doy por sentado que todo ser creado está sujeto al cambio, y, por consiguiente, también la Mónada creada, y también que este cambio es continuo en cada una. b) Ley de continuidad: en la naturaleza no hay saltos, pues los cambio! son continuos, aunque las partes infinitésimas del cambio sean imperceptibles. Nada se cumple de repente, y ésa es una de mis grandes máximas... que la naturaleza no da saltos: una máxima que yo llamo ley de continuidad. c) La causa del cambio depende de un principio interno: ...los cambio? e) La 1. 2.
  • 34. Leibniz 343 naturales de las Mónadas vienen de un principio interno, puesto que una causa externa no puede influir en su interior. (Se demostró ante- riormente que las Mónadas carecen de ventanas.) d) La apetición como la acción que realiza el cambio: La acción del principio interno que realiza el cambio o el paso de una percepción a otra puede llamarse Apetición. h) La armonía preestablecida. 1. Términos de la interacción causal: la Acción y la Pasión. Se dice que la criatura actúa exteriormente, en tanto tiene perfección; por el contra- rio, se dice que padece, en tanto que es imperfecto. 2. Explicación física de la interacción causal: en el lenguaje popular podemos afirmar que las cosas materiales actúan unas sobre otras de acuerdo con las leyes mecánicas (según las leyes de las causas eficientes o del movimiento): Y una criatura es más perfecta que otra, cuando se halla en ella algo que valga para dar razón de lo que ocurre en la otra, y es por esto por lo que se dice que actúa sobre la otra. 3. Explicación metafísica de la interacción causal: no hay interacción causal directa entre las mónadas, sino que, por decreto divino, se da un acuerdo perfecto en virtud del cual los cambios de una sustancia convienen con los de otras: Pero en las substancias simples no hay sino una influencia ideal de una mónada sobre otra... en tanto que en las ideas de Dios, una mónada pide con razón que Dios, al regular las otras desde el comienzo de las cosas, la tenga en cuenta. Porque, como una Mónada creada no puede tener influencia física sobre el interior de otra, sólo por este medio una puede ser dependiente de otra. 4. Conciliación de las dos vías (la de la causa eficiente y final): Las almas actúan según las leyes de las causas finales, por apeticiones, fines y medios. Los cuerpos actúan de acuerdo con las leyes de las causas eficien- tes o del movimiento. Y los dos reinos, el de las causas eficientes y el de las causas finales, están en mutua armonía. Me parece incluso que varios efectos de la Naturaleza se pueden demostrar doblemente, es decir, por la consideración de la causa eficiente y también por la consideración de la causa final. 5. El finalismo físico y el principio de conveniencia. a) Las causas eficientes no explican suficientemente las leyes del Mo- vimiento (constancia de la cantidad de fuerza, de reacción y fuerza directiva ) si no se tiene en cuenta, al mismo tiempo el fin y el bien en el obrar: es ahí donde hay que buscar el principio de todas las exis- tencias y de las leyes de la Naturaleza. b) El principio de perfección afirma que Dios obra según lo que es objeti- vamente mejor: es razonable y seguro que Dios hará siempre lo mejor, aunque lo que es menos perfecto no implique contradicción ( = sea posi- ble). El principio de conveniencia o la elección de lo mejor es la razón explicativa de la existencia de los seres contingentes. 2. Filosbfia natural. 2.1. Dinámica: el movimiento y sus leyes. a) Distinción entre fuerza y cantidad de movimiento: Si se considera el movimiento, según la dinámioa, como cambio de lugar de los cuerpos no es una cosa enteramntt real, y cuando varios cuerpos cambian de situación