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NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN: DOCTRINA, IDEOLOGÍA Y
POLITÍCA
Nelson Alemán Sánchez1
RESUMEN
Constituye una reflexión teórica crítica en torno al neoliberalismo como un cuerpo de doctrina
político- económico e ideológico coherente, auto consiste y militante de carácter
multidisciplinaria y multidimensional que sustenta el proceso de globalización. Asimismo, se
analiza los factores que dieron origen a su surgimiento, las principales fuentes teóricas del
neoliberalismo económico, sus principales pilares del sustento del paradigma neoliberal y las
características del neoliberalismo implementado en América Latina, para arribar
posteriormente, a una aproximación conceptual del neoliberalismo, como estrategia político-
económico global de poder expansionista del imperialismo, que se sustenta en un “cuerpo de
doctrina coherente, auto consistente, militante y decidida a transformar todo el mundo a su
imagen, en su ambición estructural y extensión internacional”, en su afán de consolidar un
nuevo orden civilizacional a escala planetaria, y a la globalización, como la culminación de
un largo proceso cíclico, contradictorio y asimétrico, de un régimen de acumulación y
modernización del capitalismo, que converge en la configuración de un sistema económico
mundial, articulado como un conjunto integrado.
1. INTRODUCCIÓN.
El presente trabajo de investigación tiene como propósito fundamental, realizar una reflexión
teórica- crítica en torno tres cuestiones centrales que son: las fuentes teóricas del
neoliberalismo económico, los principales pilares de sustento del paradigma neoliberal y las
características que ha asumido el neoliberalismo en América Latina , como una doctrina
político-económica e ideológica que sustenta el proceso de globalización.
Palabras claves: neoliberalismo, globalización, doctrina, ideología, política, paradigma,
pensamiento único, individualismo, racionalidad, interés propio, libre competencia y libertad
política económica.
1 Economista, Profesor Emérito de las Carreras de Economía y Sociología de la Universidad Autónoma
Gabriel René Moreno; Magister en Ciencias del Desarrollo con mención Integración Política y Economía
Internacional; Doctor en Ciencias Sociales y Filosofía sobre América Latina y Director de Investigaciones del
Centro de Investigaciones Sociales y Apoyo al Desarrollo (CISAD) y de la Revista Sociológicas. Santa Cruz-
Bolivia; Email: nelsonaleman19@hotmail.com y aleman@uagrm.cotas.net
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Para el desarrollo del presente ensayo, se plantean las siguientes interrogantes: ¿Cuáles son
las fuentes teóricas del neoliberalismo económico? ¿Cuáles son los principales pilares de
sustento del paradigma neoliberal? y ¿Qué características tuvo el neoliberalismo en América
Latina como soporte ideológico político del proceso de globalización? La respuesta a estas
tres interrogantes formuladas, constituye la base central de toda la reflexión teórica critica
en torno al neoliberalismo y la globalización.
2. NEOLIBERALISMO: ORIGEN Y PROPÓSITO.-
El neoliberalismo se nutre tanto del liberalismo clásico, en sus distintas vertientes, como del
reformista. “(...) El liberalismo ético tiene su fuente – a través de Kant y Constan – en
Rousseau, el liberalismo utilitarista – a través de J. Benthan y Jemes Mill – en Hobbes”2 , y el
liberalismo naturalista -“a través de Robert Nozick – en John Locke”.
El liberalismo utilitarista sostenía, que el único móvil del individuo, era el deseo de su propio
placer: “la confianza en la posibilidad de armonía de los intereses privados egoístas o de la
coincidencia de la utilidad privada con la pública, se hizo posible gracias a la aplicación
analógica a la política de los conceptos” de mercado y utilidad, formulados por la teoría
económica de los librecambistas, Adam Smith y David Ricardo. Doctrina político-económica
que dio origen al liberalismo económico clásico y neoclásico.
Las estructuras políticas de la Inglaterra de entonces, sobrevaluaron al liberalismo utilitarista, e
“hicieron depender a los gobernantes de las leyes del mercado, a través de frecuentes
elecciones permitían la máxima felicidad del mayor número de personas”3. El común
denominador entre estas diversas posiciones liberales, es la defensa de un “Estado liberal”, que
garantice los derechos del individuo, frente al poder político.
Según Perri Anderson, el neoliberalismo nace como una "ideología", después de la Segunda
Guerra Mundial, con el trabajo de Friedrich Von Hayek, “ Camino de servidumbre”, escrito
en 1944. Este pensamiento surge como una radical"(...) reacción teórica y política vehemente
contra el Estado intervencionista y de bienestar"4, el keynesianismo y el solidarismo
reinantes, la social democracia, el partido obrero inglés y el poder de los sindicatos.
El fundamentalismo neoliberalismo de carácter racionalista de Hayek, buscaba “preparar las
bases de otro tipo de capitalismo, duro y libre de reglas para el futuro”5. Constituye un "ataque
apasionado" contra cualquier intento de "intervención del Estado", en los mecanismo del
mercado, denunciada esta, como una "amenaza letal a la libertad económica y política".
Para Hayek y sus seguidores, las raíces de la crisis suscitada en el modelo económico del
capitalismo inglés, en 1973 - afirma Anderson- "estaban localizadas en el poder excesivo y
nefasto de los sindicatos y de manera más general en el movimiento obrero, que había
socavado las bases de la acumulación privada con sus presiones reivindicativas sobre los
salarios y con su presión parasitaria para que el Estado aumentase cada vez más los gastos
sociales"6.
2 Norberto Bobbio; et. Al.: “Diccionario de Política”, Tomo 2, Siglo XXI, 1997, PP. 878-879.
3 Idem.
4 Perri Anderson: "Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda". Conferencia dictada en de 1995
en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en Vientos del Sur No 6, primavera de
1996, P.37.
5 Idem.
6 Perri Anderson, Ob. Cit. P.38.
3
Para corregir esta distorsión, el remedio es, “mantener un Estado fuerte” con “capacidad de
romper el poder de los sindicatos” y controlar el sistema monetario; pero que sea muy “parco
en todos los gastos sociales y en las intervenciones económicas”. Para tal efecto, Hayek
propone “reformas fiscales” y “disciplina presupuestaria con la contención del gasto social y la
restauración de la tasa natural de desempleo, o sea la creación de un ejército industrial de
reserva de trabajadores para quebrar los sindicatos”7.
En la economía inglesa de 1979, afectada por la estanflación, Hayek buscaba detener el
proceso inflacionario, liquidar el Estado de bienestar y el poder excesivo de los sindicatos.
Esta saludable desigualdad reflejada en la reducción de los impuestos a favor de los ricos y la
inequidad social generada en el sector obrero-asalariado, permitiría revitalizar las economías
del capitalismo avanzado, maximizando su tasa de ganancia e incrementando su grado de
competitividad internacional.
Para Von Hayek y sus discípulos, la cuestión de la “desigualdad” constituye un “valor
positivo” de la cual precisaban las “sociedades occidentales” para su acumulación capitalista.
Asimismo, sostenían que el igualitarismo"(...) promovido por el Estado de bienestar, destruía
la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependía la
prosperidad de todos"8. Y que la moderada social democracia inglesa, pese a sus buenas
intenciones conduciría “al mismo desastre que el nazismo alemán: a una servidumbre
moderna”.
El neoliberalismo como doctrina económico-política e ideológica, surge como una respuesta a
tres cuestiones centrales:
1) La crisis de la teórica económica tanto en las economías centrales como en las economías
periféricas:
a) A nivel de las economías de centrales, por un lado, se produjo la crisis del keynesianismo
como modelo de desarrollo de capitalismo de Estado. Modelo que ha privilegiado el
potenciamiento del Estado de bienestar, que ha imperado como paradigma dominante, desde
1930, hasta 1970. Por otro lado, la crisis del socialismo real como modelo económico de
planificación centralizada, ha cuestionado las bases teóricas del marxismo, y a puesto en
duda, al socialismo como alternativa de desarrollo para los países de América Latina y el
Tercer Mundo.
b) A nivel de las economías periféricas, se ha producido la crisis de las teorías
latinoamericanas del desarrollo, tanto de la CEPAL, en los años sesenta, como de la teoría de
la dependencia en los años setenta. Situación que vislumbraba la emergencia del
neoliberalismo como el paradigma alternativo que reemplazaría el vacío de la crisis de
paradigmas del desarrollo.
2) La crisis de política-económica, surgida a raíz de los procesos inflacionarios que han
provocado una serie de desequilibrios en el sistema económico, distorsionando la economía
y desorganizando la sociedad; la crisis fiscal del Estado y el masivo endeudamiento
externo que ha convertido a los países de América Latina, durante la década de los ochenta,
en exportadores netos de capitales hacia los países centrales.
3) La necesidad vital que estructuralmente tiene el sistema, de trasvasar rentas desde las
clases sociales a favor del capital, en su nueva fase de acumulación monopólica del
capitalismo a escala mundial. El neoliberalismo propugnado por Hayek, tenía como
7 Idem.
8 Idem.
4
propósito fundamental, generar desigualdad, desempleo e inequidad social; liquidar tanto
al socialismo y todo tipo de igualitarismo reinante, como al antiguo Estado del bienestar y
al poder nefasto de los sindicatos. Esta saludable desigualdad a favor del capital, permitiría
revitalizar el sistema y mejorar la competitividad internacional.
Desde la perspectiva de los países centrales de capitalismo avanzado, el neoliberalismo ha
constituido el más grande éxito, que el capitalismo jamás había logrado en toda la
historia de la humanidad, porque ha cumplido con su propósito y ha culminado con un
ciclo económico de acumulación capitalista, sentando las bases de sustento de la
acumulación en la propia periferia.
Desde el punto de vista de los países periféricos de capitalismo dependiente, el
neoliberalismo ha constituido un rotundo fracaso, porque no sólo ha desmantelado el
Estado de bienestar, despotenciado a la economía nacional y liquidado el poder de los
sindicatos, sino que ha generado desempleo, pobreza, desigualdad, miseria e inequidad
social, y la ha legitimizado. El neoliberalismo no constituye un modelo de desarrollo ni de
crecimiento, sino un modelo de shock para el control de la inflación, la estabilización de la
economía y la administración de la crisis económica, debido a que, hasta en los países
industrializados donde este se ha experimentado, ha generado recesión y desempleo.
3. LAS FUENTES TEÓRICAS DEL NEOLIBERALISMO ECONÓMICO.-
Las fuentes del neoliberalismo se encuentran plasmadas en la compleja tradición del
liberalismo clásico y reformista, en sus distintas vertientes y dimensiones tanto filosófica,
política y económica como jurídica y social. El liberalismo económico clásico tiene su fuente
en Adam Smith, de donde emergen los demás pensadores clásicos, tales como David Ricardo,
Say, Malthus y Sismondi, cuya síntesis de pensamiento la encontramos en John Stuart Mill.
En cambio, el liberalismo económico neoclásico de Jevons, Walras y Menger, se sintetiza en
Alfredo Marshall.
Sin embargo, los fundamentos de mayor relevancia que dan origen a un nuevo tipo de
liberalismo económico- político, se encuentran en la Escuela Austriaca de Viena con Ludwig
Von Mises y Friedrich Von Hayek, el monetarismo de Milton Friedman de la Harvard
University, John Gray de la Oxford University, la Economía de la Oferta de Judy Wanniski y
Arthur Laffer, y la Teoría de las Expectativas Racionales y la Economía Social de Mercado de
Alemania.
Abordar las diferentes escuelas de pensamiento y junto a ellas a sus máximos exponentes, en
sus múltiples dimensiones, constituye una tarea demasiado compleja. Nuestro propósito sólo
se limita a realizar una síntesis y una reflexión teórica en torno a ciertas cuestiones puntuales
de algunos exponentes de mayor relevancia de dichas escuelas.
3.1. La Escuela Austriaca de Viena: de Mises a Hayek
Ludwig Von Mises, distingue tres etapas en la evolución del pensamiento occidental: la
“dominada por los filósofos”, la de los “economistas clásicos” y la “praxiología”. Los
economistas clásicos Adam Smith y David Ricardo, desarrollaron la “teoría del
intercambio” y la “teoría del valor”.
La “teoría del valor” de Smith, admite que “hay dos valores o precios en las cosas”: uno
de “ mercado” que “oscila” y otro “natural” que es “estable” y que objetivamente puede ser
5
fijado. Esta última modalidad de precio es la cuestión central en donde radica el inicio de
la “teoría de valor subjetivo” y de la “utilidad marginal” de Von Mises, para el cual “no
existe lo objetivo, lo único que existe son las preferencias personales”9. Ello le permite a
Mises reemplazar el “valor objetivo” por otro carácter “subjetivo”, “utilitario” y
“marginal”.
Mises critica a los economistas clásicos, por haberse quedado en la “catalaxia”- la ciencia
del intercambio- y propugna que su tarea es la “praxiología”, que se “ocupa de la acción
racional en vista de fines que el individuo elige soberanamente”, se trata de la
“universalización de la teoría del intercambio” a través de “toda la acción humana”,
económica y no económica.
“La tesis de la catalaxia es que, si yo abandono la pretensión de que hay un precio objetivo,
‘ambos’ ganan. (...) porque el valor subjetivo que tienen las cosas, para cada uno es distinto.
No hay más que preferencias subjetivas a los deseos personales”10. Ello permite que dos
individuos puedan “progresar al mismo tiempo en función del intercambio”, debido a que este
constituye la “palanca del progreso”, permitiendo que dos individuos puedan “ganar en una
misma operación”.
La concepción de la “acción racional” de Von Mises tiene una fuerte influencia de Kant y
Weber. Racionalidad que se observa cuando afirma que el “hombre es un ser racional, que
elige medios para fines” y, que la “libertad es la capacidad que tengo de auto determinarme”.
Para Mises, la racionalidad se da en cuanto a los “medios” y no a los “fines”. Los fines no son
racionales, son un “anhelo”, una “vocación”. No existe una “escala única de valores
objetivo”, sino una “secuencia de valores” que fluctúan constantemente en la persona, en un
momento de tiempo determinado.
Para Mises, la división del trabajo “existe si se acepta el principio de desigualdad y de
competencia”. La competencia no es una “ideología de los ricos”, porque estos tienen su
posición ganada. “El que quiere competir es el pobre” y el joven “ que se tiene fe. Esta es la
verdadera clientela del liberalismo”. La riqueza no es la que “existe”, sino la que “va a venir”
a través de la “competencia”. Afirma que “ el que quiere competir y todavía no ha llegado a
ganar, éste es el auténtico portador de la idea liberal” y su escenario de lucha por la libertad, es
el “mercado”, considerado como la “organización social”, donde convergen los “seres
racionales que se benefician recíprocamente, a través del intercambio”. “Institución social”
que guía a los individuos por “voluntad propia” y “ordena sin coerción” ni “compulsión”, al
“sistema en su conjunto, dotándole de razón y sentido”11.
El liberalismo de Mises es “cientificista”, “subjetivo y marginalista”, es “racional”, “utilitarista
relativo” y “antiestatista”, tiene una “actitud pragmática” y un “darwinismo social moderado”.
Rechaza a la “democracia como principio” y la “acepta como una restricción inevitable a la
acción humana”. Sostiene que la “propiedad privada es la institución dominical, base y
fundamento de la economía de mercado”. “Institución, puramente humana” que beneficia a
quienes la destinan a la “mejor asistencia de los consumidores”12. Afirmas que la “seguridad
social”, destruye la “competencia” y anula la “vitalidad de las personas”, y que el “Estado”, le
expropia al “individuo hasta la molestia de vivir y el trabajo de pensar”. Admite que el
9 Mariano Grondona: "Los pensadores de la libertad”, Sudamericana, Buenos Aires, 1994, PP.126-128.
10 Mariano Grondona, Op. Cit. P.128.
11 Ludwig Von Mises: “La acción humana”, Unión, Madrid - España, 1980, PP.397-400.
12 Ludwig Von Mise; Op. Cit., PP. 991-993.
6
“Estado debe intervenir (...) siempre y cuando el ‘libre juego de las fuerzas económicas’ pueda
provocar efectos recusables desde el punto de vista social”13, y que el Estado y el gobierno no
son fines, sino medios, y su “única misión” es la de “permitir la pacífica pervivencia” de la
más “fecunda organización social”: el mercado. Le atribuye a Keynes, haber roto el principio
de no intervención del Estado y haber quitado la “castidad” al sistema liberal occidental. Para
Mises el hombre es libre en una economía de mercado y la libertad existe “allí donde las
restricciones a la acción humana coinciden con las restricciones de la praxiología”.
Restricciones que deben ser de “orden natural” y no del “Estado”; lo natural viene del “lado de
las cosas” y de la “naturaleza del hombre”, lo otro, es pura “coacción” que restringe la
voluntad humana.
Friedrich Von Hayek, en su controvertido ensayo sobre filosofía política y social: “Camino de
servidumbre”, escrito en 1944, sienta las bases para un nuevo tipo de liberalismo económico-
político, más fuerte y más duro, libre de reglas y con pretensiones globales, en la búsqueda y
consolidación de una “economía de mercado”, basada en la “libre iniciativa individual” y el
“sistema de libre competencia”. Su tesis central sustenta que “los avances de la planificación
económica van necesariamente unidos a la pérdida de las libertades y al progreso del
totalitarismo”. A través de este ensayo, Hayek se proponía demostrar “(...) la esencial
identidad de socialismo y totalitarismo, especies ambas de un mismo género: el colectivismo,
y la incompatibilidad irremediable entre colectivismo y libertad humana”14. Admitía, que
progresivamente, nos hemos estado alejando de la tradición del individualismo clásico de la
civilización occidental. Individualismo que ha sido considerado como sinónimo de
“mezquindad y egoísmo”, y al mismo tiempo, denunciaba a la planificación y el Estado de
bienestar como caminos hacia una tiranía”. Sostenía que la única opción abierta a seguir es “
la del liberalismo político y la de la libre competencia. Forma política y estructura económica
sobre las cuales, y solo sobre ellas, puede alcanzar la libertad que, cuando se ve en peligro, ya
no se la ama, sino que uno se siente inclinado a adorarla (...)”15.
Von Hayek, siguiendo a su maestro Von Mises, sostiene que: "el mercado libre tiene una
función clave en la sociedad, ya que a través de él se establecen los precios de los bienes y
servicios". Afirma que "el fracaso de las economías dirigidas tiene su origen, no sólo en la
dificultad real de planificar a nivel macroeconómico, sino también en la arbitrariedad de la
asignación de precios a través de medidas administrativas, lo que inevitablemente conduce al
caos económico"16. Para él, "las reglas de convivencia social no pueden ser impuestas por un
grupo, sino que para ser efectivas, deben brotar de las iniciativas individuales acumuladas a lo
largo del tiempo, algunas de ellas no necesitan ser explicadas teóricamente, basta que sean
practicadas"17. Ello implica que la sociedad debe regirse por las reglas espontáneas del
mercado, debido a que estas son las únicas y de mayor ventaja, que permiten administrar los
diversos proyectos y controlar las acciones de los individuos en la sociedad, aunque sus
móviles sean no económicos, estos están impregnados por relaciones económicas.
13 Von Mises,Op. Cit. PP. 1039-1049.
14 Friedrich Von Hayek:"Camino de servidumbre”, Alianza, Madrid, 1976, P.10.
15 F. Von Hayek, Op. Cit. P.11.
16 Ricardo Torres Gaitán: "Teorías del comercio internacional”, Siglo XXI, México, 1987, PP.73-77.
16 F. Von. Hayek: "Camino de servidumbre”, Alianza, 1976, PP.60-71.
16 Miguel Manzanera: "Crítica filosófica del neoliberalismo", en Yachay. Revista de Cultura, Filosofía y
Teología. Universidad Católica, Cochabamba-Bolivia, 1993, P.28.
17 Idem.
7
El liberalismo de Hayek es racionalista y universalista, antiestatista, fundamentalista y
antihumanista. Para él, "la justicia social” es un “atavismo”, un “concepto inútil”,
“fraudulento” y una expresión carente de sentido, que ha sido utilizado como sinónimo de
“justicia distributiva”. Una “mera formula verbal carente de contenido y se utiliza tan sólo
para propiciar determinadas pretensiones sociales cuya justificación, en realidad carece de
toda base”18. “La conducta de un individuo puede considerarse justa o injusta, pero no sus
resultados que se manifiestan en el mercado. Este es un proceso impersonal, cuyas reglas de
funcionamiento debe respetarse, ya que a largo plazo es el proceso más para la mayoría, el que
permite obtener más riqueza y bienestar. El mérito personal y la calidad de trabajo no siempre
serán recompensados a corto plazo. El mercado tiene ganadores y vencidos. Es necesario
adaptarse para obtener la mayor ventaja para el mayor número de personas"19. Hayek se opone
a cualquier tipo de intervención del Estado sobre la oferta monetaria o sobre la economía, ni al
estilo de Keynes, ni al de Friedman; al extremo de sustentar que "(...) ni siquiera debería
imprimir sus propias monedas"20, sino que estas deberían competir en el mercado e imponerse
aquella de mayor valor.
Finalmente, concluye afirmando que “si hemos fracasado en el primer intento de crear un
mundo de hombres libres, tenemos que intentarlo de nuevo. El principio rector que afirma
no existir otra política realmente progresiva que la fundada en la libertad del individuo
sigue siendo hoy tan verdadero como lo fue en el siglo XIX”21.
3.2. El monetarismo de Friedman.-
El monetarismo tiene sus raíces en la “teoría cuantitativa del dinero” y en los replanteos
efectuados a dicha teoría, por Milton Friedman de la Escuela de Chicago. Este sostiene, que la
“teoría cuantitativa debe ser visualizada o entendida no como la expresión de la oferta
monetaria, sino más bien como manifestaciones de la demanda de dinero”22. Demanda que
está expresada en función: “del precio que tenga el propio dinero, de los precios que tengan los
bienes cotizados en el mercado, de los recursos que dispongan previamente los demandantes,
y de las preferencias de los consumidores”23.
Los monetaristas partieron de la existencia de una “relación funcional entre las fluctuaciones
de la oferta monetaria y los precios”24 e identificaron que el problema fundamental de la
sociedad contemporánea es la “inflación”. Para Friedman, “la inflación es siempre y en todos
los sitios un fenómeno monetario”, que se produce cuando la “cantidad de dinero aumenta
más rápidamente que la de bienes y servicio; cuanto mayor es el incremento de la cantidad de
dinero por unidad de producción, la tasa de inflación es más alta”25. “La cantidad de dinero es
el factor más importante”, la “producción es secundaria”. La inflación provoca una serie de
18 Von Hayek:"Atavismo de la justicia social”, en Democracia, justicia y socialismo, Unión, Madrid-España,
1985, P.25.
19 Miguel Manzanera; Ob. Cit. P. 29.
20 Idem.
21 Hayek, Op. Cit. PP. 284-285.
22 Virgilio Roel: “Las crisis y el análisis económico”, El ALBA, Lima-Perú, 1990, P.21.
23 Idem.
24 Roberto Muñoz Gonzáles: “Curso general de pensamiento económico latinoamericano”, mimeógrafo.
U.C.L.V., Cuba, 1997, P.37.
25 Milton Friedman: “La libertad de elegir”, Grijalbo, Barcelona-España, 1980, P.353.
8
desequilibrios en el sistema económico: “distorsiona la economía”, “desorganiza la sociedad”,
tiene efectos negativos sobre la distribución del ingreso, el crecimiento económico, y
produce una “asignación inadecuada de los recursos” económicos. El problema de la inflación
se resuelve controlando la cantidad de dinero y las variables que afectan su expansión. Según
Friedman, la “reducción de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria es el único remedio
para eliminarla”26.
La cuestión central para esta teoría, radica en la “distinción entre la cantidad de dinero nominal
(cantidad de dólares considerada como tal: dinero) y la cantidad de dinero real (volúmenes de
bienes y servicios que se adquieren por una cantidad determinada de dólares)”. Cantidad de
dinero en circulación “que determina el valor del dinero y el precio de los bienes y
servicios”27, de modo que cualquier incremento de la cantidad de dinero provoca un
incremento en el nivel de precios, pero ignoran los “incrementos automáticos de los precios”
(sin un incremento de la masa monetaria) y, las causas estructurales que se encuentran en la
esfera de la producción y no así en la esfera de la circulación únicamente.
El monetarismo es la “teoría monetaria del ingreso nominal”, en donde los “cambios en la
demanda agregada dependen fundamentalmente de las fluctuaciones de la masa de dinero” y
ésta su vez, influye sobre el ingreso nominal. Para ellos, las “distorsiones en la economía son
creadas por la “excesiva intervención del gobierno en los precios, salarios y tasa de interés;
en los impuestos y subsidios; en las restricciones comerciales internas y con el exterior; y por
las distorsiones creadas por los monopolios y otros elementos del mercado libre”28.
El monetarismo propone para estabilizar la economía un ajuste de “shock”, antes que un
“tratamiento gradual”. Los instrumentos de política económica recomendados para su
aplicación son: “el control de la oferta monetaria, la reducción del déficit fiscal, la devaluación
de la moneda, la liberación de los precios, la eliminación de los subsidios”, la privatización de
la economía, la congelación de los salarios y la flexibilización del mercado laboral.
Los instrumentos de política económica de corte monetario sobre el control de la oferta de
dinero, difieren en su aplicación de una economía abierta a una economía cerrada, donde
impera el monetarismo convencional. En una economía cerrada, la reducción del crédito
interno es “esencial y efectiva para el control de la oferta monetaria”. En cambio, en una
economía abierta, si se tiene bajo control el déficit fiscal, el “crédito interno” como
componente de la base monetaria es menos importante que los “cambios en las reservas”,
debido a que este último, es determinado “endógenamente”. Cambios que dependen del
“déficit comercial y de los movimiento de capital”, y a su vez, están “regulados por la
diferencia entre las tasas de interés en el mercado internacional y en la misma economía,
ajustadas por la devaluación esperada de la moneda local y un incremento real en los saldos
monetarios”29.
Si existe una cierta demanda para tener dinero en su poder por parte del público, la
“reducción de la oferta monetaria resultará en un exceso de demanda de dinero”.
Desequilibrio que traerá dos efectos de “ajuste automático”30: por un lado, el “incremento
de las tasas de interés en el mercado interno”, atraerá un “mayor flujo de capitales” e
26 Milton Friedman, Op. Cit.P.372.
27 Idem.
28 Oscar Antezana:" Análisis de la nueva política económica”. Los Amigos del Libro. La Paz-Bolivia, 1993.
P.50.
29 Oscar Antezana, Op. Cit. P.54.
30 Oscar Antezana, Op. Cit. P. 55.
9
“incrementará las reservas netas” y “expandirá la oferta monetaria compensando en parte la
reducción anterior”. Por el otro, si existe una “escasez de dinero”, el público buscará
mantener el nivel de “saldos reales monetarios reduciendo su demanda de dinero para
transacciones”, situación que disminuirá el “gasto y el ingreso”. Esta caída en el ingreso
“contraerá las importaciones, disminuirá el déficit comercial, incrementará el nivel de
reservas netas, y volverá a expandir la oferta monetaria”.
Friedman sostiene que “los precios desempeñan tres funciones en la organización de la
actividad económica: primero, transmiten información; segundo, aportan el estímulo para
adoptar los métodos de producción menos costosos, y por esa razón inducen a emplear los
recursos disponibles para los empleos mejor remunerados; tercero, determinan quién obtiene
las distintas cantidades del producto – la llamada distribución de la renta”31. Mercado en el
cual “el consumidor se protege de la coacción del vendedor porque hay otros vendedores; el
vendedor se protege del consumidor porque hay otros consumidores, el empleado se protege
de la coacción del patrón, porque hay otros contratistas, etc. El mercado actúa
impersonalmente sin una autoridad centralizada" 32 y “los agentes económicos corrigen todo
desfase entre demanda y oferta de dinero con una reasignación de sus portafolios de activos
financieros y no financieros”33.
Más adelante, en relación a la distribución de la renta, Friedman sostiene que, “(...) se ha
tratado de separar esta función del sistema de precios –la distribución del ingreso- de las
demás funciones – transmitir información y procurar incentivos-. Gran parte de la actividad
gubernamental durante las pasadas décadas en los Estados Unidos y otros países de economía
principalmente de mercado, ha tenido por objeto alterar la distribución del ingreso generado
por el mercado, con el fin de lograr una distribución de la renta distinta y más equitativa.
Existe una fuerte corriente de opinión que presiona en este sentido”34.
De la lectura a estas páginas se deduce, que el razonamiento de Friedman se circunscribe al
ámbito individual de empresas aisladas y se remonta a explicar cómo opera la “mano
invisible” de Adam Smith, el cual sostiene que el interés económico de los individuos, lleva a
soluciones que benefician a toda la colectividad. Sin embargo, desde el punto de vista de la
dinámica del crecimiento global de la economía, la tendencia al equilibrio no tiene el mismo
comportamiento. Tendencia que se manifiesta por el “aumento de la oferta” de forma “no
instantánea”, que hace descender los precios hasta equiparar con los costos, debido a que el
proceso productivo requiere por lo general, de un tiempo determinado para producir los bienes
futuros. Periodo en el cual, “las empresa pagan a la fuerza trabajo ingresos superiores a los
ingresos pagados anteriormente, y que constituye el costo de la oferta de bienes presentes”.
“Esta mayor demanda es lo que permite absorber el fruto del incremento de la productividad
sin que bajen los precios”35. Demanda que se expresa, mediante la creación de dinero por el
sistema bancario, y cuando la oferta de bienes finales sale al mercado, las empresas recuperan
no sólo en dinero que habían pagado, “(...) sino el incremento de dinero con que pagan los
ingresos correspondientes al acrecentamiento de la producción en proceso que se está
31 Milton Friedman, Op. Cit. P.32.
32 Milton Friedman: “Capitalismo y libertad”, Artenova,Brasil, 1966, P.23.
33 Guillermo Aznarán: “Crítica al liberalismo económico”, Magisterial, Lima-Perú, 1995, P.66.
34 Milton Friedman: “Libertad de elegir”, Grijalbo, Barcelona, 1980, P.42.
35 Raúl Prebisch: “Contra el monetarismo”, El CID EDITOR, Buenos Aires- Argentina; 1982, P.20.
10
desenvolviendo”36. Incremento de dinero que retorna a las empresas en forma de ganancia y
permite a estas apropiarse de los frutos de la creciente productividad.
En el contexto de este fenómeno dinámico, los precios no bajan, debido a la expansión de los
ingresos y de la demanda, con la consiguiente expansión monetaria, que acompaña a la
creciente producción en proceso. Situación que no considera la teoría neoclásica, en la cual se
sustenta Friedman, el mismo que atribuye este fenómeno, a las “imperfecciones del mercado”
y a las “combinaciones monopólicas y oligopólicas de las empresas”.
Por su alto grado de abstracción de la realidad, las teorías neoclásicas que sustentan al
monetarismo de Friedman, no guardan correspondencia con la realidad socioeconómica de la
periferia, reflejada en las grandes “disparidades de la distribución del ingreso”, la
“heterogeneidad estructural” y sus continuas mutaciones, las dificultades de acceso al
conocimiento y la información, la técnica y la tecnología y los diferentes niveles de
productividad, etc.
La cuestión del excedente económico (ganancia de las empresas) como “fenómeno estructural
y dinámico” en la economía, no tiene cabida en el pensamiento monetarista de Friedman.
Excedente que “representa aquella parte de sucesivos incrementos de productividad que no se
traslada a la fuerza trabajo en virtud de la heterogeneidad de la estructura social y (...) el
fenómeno de competencia regresiva (...)”37.
Por la índole del sistema, el excedente económico debe crecer continuamente y ser apropiado
por los propietarios de los medios de producción, a expensas de la fuerza trabajo y de los
estratos de bajos ingresos, para lograr de esta manera una acumulación de capital
reproductivo de las empresas y un alto nivel de “consumo privilegiado” de los estratos
superiores de la estructura social que concentran la mayor parte de los medios de producción.
Ello significa que, la economía del sistema capitalista se sustenta en la “desigualdad social”, la
cual desde su perspectiva, no se la puede corregir más allá de cierto punto.
Friedman condena al “poder sindical” por ser “arbitrario”, “violar las leyes del mercado” y
conducir a la crisis del sistema, pero no condena del mismo modo, la arbitrariedad que existe
en la apropiación del excedente por parte de los propietarios de los medios de producción.
Frente a este poder arbitrario de apropiación, la fuerza trabajo acude a su “propio poder
distributivo” y al “poder político” del Estado, para compartir en cierta medida, los frutos de la
creciente productividad del sistema; debido a que las leyes del mercado en un régimen de
libre competencia, no difunden ni distribuyen los frutos de la creciente productividad.
Según Friedman, la pugna existente entre el “poder sindical” y el “poder político”, conducen a
la “inflación social”, la cual desorganiza a la sociedad, distorsiona a la economía y trastorna
cada vez más el sistema.
Es evidente que el Estado tiene gran responsabilidad en la inflación, cuando incurre en un
déficit crónico o cuando financia con impuestos todos los gastos, entonces los impuestos
tienden a volverse inflacionarios; situación que sucede cuando la “fuerza trabajo” carece de
“poder sindical y político”. Pero cuando la fuerza trabajo adquiere poder, busca resarcirse de
los impuestos y toda carga que menoscabe sus ingresos, en su empeño genuino de mejorar su
situación mediante el aumento de sus remuneraciones, a expensas del crecimiento del
excedente económico.
36 Raul Prebisch, Op. Cit. P.21.
37 Raul Prebisch, Op. Cit. P.25.
11
De esta cuestión central se deduce que los factores que conducen a la “inflación social” y a la
crisis del sistema, no es únicamente, la “doble presión” existente entre “poder sindical” y el
“poder político” sobre el excedente, sino una “triple presión” que se da entre el “poder
sindical”, el “poder político” y la “presión interna” de los propietarios de los medios de
producción y el “consumo privilegiado” sobre el excedente económico.
El liberalismo monetarista de Friedman propugna, el apoyo a “los valores de la libertad.
Aunque la economía de libre mercado no fuese el sistema más eficiente, todavía estaría a
favor de ella por causa de los valores humanos que representa en términos de elección, desafío
y riesgo” 38.
Friedman rechaza el sentido de la "igualdad" como "equidad", por ser una noción baga y
difícil e imposible de precisar. Para él, el "ideal de equidad" está en contradicción con el ideal
de la "libertad personal". Sostiene que en la época republicana, la igualdad personal de
derechos inalienables, era únicamente ante Dios. Con la guerra civil y la extinción de la
esclavitud, la "equidad" es interpretada como "igualdad de oportunidades", no como "igualdad
de resultados". Desde esta perspectiva, el liberalismo de Friedman, reemplaza el principio de
distribución propuesto por Marx "de cada uno según sus posibilidades; a cada uno según sus
necesidades", por un principio moderno de "partes equitativas para todos", en donde la ética de
la distribución debe ser:" a cada cual según lo que produce y los instrumentos que posee, tanto
si los ha adquirido por el trabajo o por la herencia"39. Friedman reivindica la "lucha por la
libertad política y económica"; sostiene que "la desigualdad general en una economía de
mercado es tan sólo a corto plazo, ya que puede ser superada, dependiendo de la movilidad del
sistema"40.
Friedman reconoce las tres obligaciones del Estado, asignadas por Smith de: "proteger a la
sociedad de la violencia y de la invasión; proteger a los ciudadanos de la injusticia y de la
opresión, y realizar obras de interés público que no son de interés particular"41. A estas tres
funciones asignadas por Smith, Friedman agrega una cuarta función, la de "protección a los
miembros de la comunidad que no pueden ser considerados como 'individuos responsables'”:
Admite que la “libertad sólo es un objetivo defendible para los individuos responsables. No
creemos en la libertad total para locos y niños”42. “De algún modo debemos trazar una línea
divisoria entre los individuos responsables y los demás, y aun haciéndolo así introducimos un
elemento de ambigüedad fundamental en nuestro proyecto final de libertad"43.
De todo lo expuesto se puede concluir, que tanto Hayek como Friedman, se basan en el
principio de distribución neoclásico de "a cada cual de acuerdo a su productividad". Para ellos,
la equidad es una cuestión de "igualdad de oportunidades", de derecho y de trato ante la ley y
ante Dios. Se trata de una igualdad jurídico-política, que tiene sus raíces en la “Declaración
Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano".
3.3. La Economía de la Oferta (Supply Side Economics)
La economía de la oferta, surge en los Estados Unidos, durante la década de los 70’, como
38 Citado por Miguel Manzanera, en “critica filosófica del neoliberalismo”; en Yachay, 1993, P.31.
39 Ver Miguel Manzanera, Ob. Cit. P.31.
40 Idem.
41 Milton Friedman, Op. Cit. PP. 48-54.
42 Milton Friedman; Op. Cit. P. 54-55.
43 Milton Friedman: "Libertad de elegir" .Ed. Ercilla, Santiago de Chile, 1981, P.42.
12
una ideología radical y una “visión extrema de la economía conservadora” de Friedman y de
un grupo minúsculo de personas, “ajenas a la profesión”, apoyadas por un reducido grupo de
economistas graduados de las universidades más conservadoras de Norte América: MIT,
Harvard, Rochester-Mellon y Minesota. Esta corriente de pensamiento surge de las “zonas
limítrofes de la economía: del periodismo, del congreso, de las consultoras” y de los “(...)
institutos de creación de opinión pública conservadora”44. Esta corriente se remonta a los
economistas clásicos como Adam Smith y Jean Baptiste Say, pasando por Milton Friedman y
Gary Becker. Sus exponentes más conspicuos de esta corriente son: Judy Wanniski, Arthrur
Laffer y el canadiense Robert Mundell, durante su nuevo periodo intelectual. Sus difusores
publicitarios lo constituyen Robert Bartley e Irving Kristol, del The Public Interest.
La economía por control de la oferta, es la aplicación de la “microeconomía” al análisis de los
agregados económicos. Para ellos, la “oferta antecede a la demanda” (Ley de Say), es decir,
que la “producción tiene precedencia sobre el consumo en la vida económica”; “la capacidad
de producir es limitada” y la “demanda está limitada por el nivel de producción”, no por el
deseo de consumir. Sostienen que el “nivel absoluto de demanda agregada depende del nivel
de producción y, a medida que crecen la producción y el capital”45, la demanda también
crecerá.
La política económica de Jean Baptiste Say, tiene como objetivo fundamental, “estimular la
producción y la oferta agregada”, debido a que la “la producción y la oferta agregada” generan
riqueza y crecimiento”, y esta a su vez, determina el ingreso.
El propósito fundamental de los ofertistas, es resolver el problema de la “estanflación”, a
través de “estímulos a los ritmos de crecimiento económico como fundamento de la
estabilidad política”. Para tal efecto vinculan la visión de análisis económico clásico y
neoclásico, con las políticas económicas públicas, y concentran su atención en las políticas que
generan “incentivos adicionales al trabajo y al ahorro”, para incrementar la “producción y la
productividad”.
Para los ofertistas, los “incentivos” al sector privado están determinados por los “precios
relativos”, tanto del “trabajo relativo al ocio” como del “ahorro relativo al consumo”; precios
que pueden ser alterados por la “inflación y las tasa impositivas”46, e identifican el “efecto
inicial” de las acciones gubernamentales, en términos de los cambios en los precios relativos
(explícitos e implícitos). Acciones que afectan al sector privado y generan cambios en la
“distribución de los recursos”, la “producción agregada real”, el “ingreso total real”, el
“volumen total” y en la “composición de la actividad económica”. Los cambios en el “ingreso
real”, sólo se producen cuando existen “cambios en la producción” y los cambios en esta
última, cuando se producen “cambios en la cantidad de insumo o en la eficacia de su uso”.
Los ofertistas reconocen que el “efecto precio”, precede sobre el “efecto ingreso” e identifican
las acciones del gobierno sobre los precios relativos como “efecto de primer orden” y a la
reacción del sector privado sobre el ingreso, como el “efecto de segundo orden”.
“El control de la oferta que enfoca sus políticas en la oferta agregada, puede resolver el
problema de la estanflación mediante un incremento de la producción, inducida por una mayor
inversión o por un incremento en la productividad y/o eficiencia”47. Los defensores de esta
44 Paúl Krugman: "Vendiendo prosperidad”, Ariel, México, 1996, PP.89-101.
45 Oscar Antezana, Op. Cit, P.58.
46 Citado por Oscar Antezana, Op. Cit, P.60.
47 Oscar Antezana, Op. Cit. P.64.
13
corriente, sostienen, que la acción del gobierno sólo afecta como una consecuencia, a la
demanda nominal agregada y no así, en forma directa a la demanda real agregada, debido a
que los cambios en esta, provocan cambios en la producción total.
Tanto el monetarismo como la economía de la oferta, recomiendan reducir el papel del
gobierno en la actividad económica, debido a que este “limita la iniciativa privada”,
“entorpece la oferta”, distorsiona la economía y produce un “efecto desplazamiento”.
La política fiscal de los ofertistas, se sustenta en la controversial “curva de desgravación
impositiva de Arthur Laffer”, que expresa una “relación inversa entre tasas impositivas e
ingreso fiscal”. Laffer aduce que “siempre existen dos tasas impositivas que rinden el mismo
ingreso fiscal”; así, a una tasa del 100%, toda la actividad económica cesa en el mercado, los
agentes económicos no trabajarían y los ingresos fiscales serían cero. Por el contrario, si la
tasa es del 0%, la producción se maximizaría y los agentes económicos retendrían el 100% de
su producción en el mercado del dinero, los ingresos fiscales serían iguales a cero y el
gobierno dejaría de existir. Por consiguiente, una baja en las tasas impositivas en beneficio de
los estratos de más altos ingresos, permitiría incrementar las recaudaciones fiscales, aumentar
la inversión, estimular la producción, el empleo y generar un mayor ingreso nacional.
A mi juicio, la controversial curva de Laffer presenta dos cuestionamientos: 1) Laffer no
establece cual es la tasa impositiva óptima de recaudación fiscal en la economía. Su curva
solo conecta tres puntos, dos extremos que reflejan el mismo nivel de ingreso fiscal para el
gobierno, a dos tasas impositivas diferentes, y un tercer punto, que refleja la tasa impositiva
más alta que maximiza el ingreso fiscal en la economía. 2) Que la disminución de las tasas
impositiva en favor de los estratos de más altos ingresos, generaría mayores asimetrías
sociales y regionales, debido a que el mayor peso de la carga tributaria, recae sobre los
estratos medios y bajos de la población.
Tanto Mancha y Villena48 como Paúl Krugman49, sintetizan con precisión los rasgos más
esenciales de la economía de la oferta: 1) la “defensa del sistema capitalista como un sistema
superior de organización social”; 2) “énfasis en la iniciativa privada”; 3) “aplicación de la
teoría de los precios a las políticas públicas”; 4) “ énfasis del impacto de las políticas públicas
sobre los precios relativos (...) y no sobre la renta; 5) “ énfasis en el impacto de la reducción de
las tasas impositivas (...) sobre las motivaciones de los individuos a ahorrar, invertir, trabajar,
etc”; 6) “primacía del objetivo crecimiento económico, en un clima de estabilidad, sobre el de
la distribución de la renta”; 7) sostienen que las “políticas económicas del lado de la demanda
son ineficientes”; 8) niegan que la “oferta monetaria, en general, tuviera importancia en el
mundo real”; 9) “consideran que las expansiones y recesiones” son “motivadas por los
incentivos y desincentivos de la política impositiva”, admitiendo que cualquier aumento en el
déficit presupuestario, sería compensado por el incremento del ahorro privado, que incluso
aumentaría la inversión.
Finalmente, los defensores de la economía de la oferta, en el contexto de la política económica
recomiendan: 1) “controlar el crecimiento de la cantidad de dinero”; 2) la “desregulación de la
economía”; 3) la “reducción de los tipos impositivos”; 4) la “reducción del gasto público”50 y
48 T. Mancha y J. Villena: “El estado actual de la macroeconomía: implicaciones básicas desde la perspectiva
de la política económica”, Información comercial española, 1983, P.171.
49 Paúl Krugman, Op. Cit. PP. 90- 101.
50 Carlos Usabiaga Ibáñez y José M. O’kean: “La nueva macroeconomía clásica”, Pirámide, Madrid, 1994,
P.145.
14
5) el incremento del gasto en defensa.
3.4. John Gray y la Escuela de Oxford.-
El profesor John Gray, es un liberal conservador de la Oxford University, discípulo de John
Stuart Mill. Sostiene que “el liberalismo es, históricamente, la teoría política de la
modernidad: el proyecto de dotar un marco teórico a las instituciones políticas para el
gobierno de una sociedad individualista”51.
3.4.1. El papel del Estado y la sociedad civil.-
El liberalismo conservador de John Gray, rechaza tanto las tesis de Humboldt, Spencer y
Nozick, sobre el “Estado mínimo” como así también, las de Adam Smith y John Stuart Mill
sobre el “laissez-faire”, como principio de toda política pública, por presentar una
“indeterminación básica”, una “ambigüedad específica” y una “incapacidad” e “insuficiencia”
para resolver el problema de la “recaudación fiscal”. Sostiene que la teoría del “Estado
mínimo” tiene una “omisión inevitable”, “no es sostenible” (...) y de hecho es parcialmente
coherente”52. Para él, la idea de un “Estado mínimo” le asigna como función, proteger los
“derechos negativos ( contra fuerza y fraude) y al mantenimiento de la justicia”. Idea que
contiene una “incoherencia radical, en cuanto no incluye ninguna propuesta plausible para el
financiamiento de estas funciones mínimas”53.
Con relación al principio del “Laissez-faire”, afirma que este se apoya en una teoría de la
“justicia y los derechos que le permita decidir lo que se ha de considerar una interferencia o
una invasión de la libertad”, cuyo precepto “puede exigir tan sólo que las actividades
autoritarias del gobierno se restrinjan al mínimo requerido para el sostenimiento de la justicia,
pero sin exigir que el gobierno se limite a dichas funciones”54.
La visión liberal conservadora de John Gray, concibe que “un orden político liberal puede
adoptar la forma de una monarquía constitucional, como en Gran Bretaña, o una república
constitucional, como en los Estados Unidos, pero debe contener restricciones constitucionales
sobre el ejercicio arbitrario de la autoridad gubernamental”. Admite “que “el sine qua non del
Estado liberal, en sus diversas formas, es que el poder y la autoridad gubernamental se
encuentran limitados por un sistema de reglas y prácticas constitucionales en las que respete la
libertad individual y la igualdad de las personas bajo el gobierno de la ley”.
Apoyado en Hayek, Friedman y Rawls sostiene, que “sólo un sistema de recaudación fiscal
proporcional (por oposición al progresivo) es consecuente con las exigencias liberales”, el
cual debe regirse por medio de normas generales constitucionales que no afecten a la “libertad
económica”. Reglamentación que debe ser extensiva a la “política presupuestaria y monetaria,
a fin de conjurar esta arbitrariedad”.
John Gray, “rechaza la posibilidad de aplicar principios universales únicos excluyentes, a
partir de los cuales se pueda reconstruir la sociedad racionalmente”. “Cree en la libertad
51 John Gray: "Liberalismo”, Alianza, Madrid-España, 1994, P.126.
52 John Gray, Op. Cit. PP. 118-119.
53 John Gray; Op. Cit. P.114.
54 John Gray; Op. Cit. PP. 116-118.
15
económica y en las instituciones del mercado como un pilar básico de la sociedad civil”55.
Cuestiona de “insuficiente” la concepción de Hayek, sobre la “neutralidad moral del Estado”
en una “sociedad liberal”, en donde el ciudadano tendría que adherirse racionalmente a sus
principios de justicia o derechos universales. Desde su perspectiva, para que una “sociedad
civil liberal” pueda renovarse a través de las distintas generaciones, “no es suficiente la
adhesión racional de los ciudadanos”, sino que se requiere de un “patrimonio cultural común”
y una serie de “valores”, como precondiciones esenciales para su reconstrucción. Admite que
una sociedad liberal puede ser “multirracial”, pero no “multicultural”, porque el “fanatismo
cultural separatista”, pondría en peligro a la sociedad liberal y en última instancia, a la “polis”.
John Gray, por un lado, critica a Hayek por haberse dejado arrastrar por el “racionalismo
liberal ”, emergente de la Ilustración francesa, en la versión de Diderot, Condorcet y
Thomas Pain, y por sostener una doctrina del progreso y una convicción latente que todas
las sociedades humanas convergen en un orden liberal”56. Por el otro, cuestiona a la
corriente liberal conservadora de corte “integrista u organicista”, por sostener que el Estado
es capaz de construir una “cultura común monolítica”. Para él, lo que necesita una sociedad
civil, es una “cultura común que tenga elementos compartidos y al mismo tiempo admita
una gran diversidad dependiendo de las circunstancias”57.
Rechaza el carácter “neutral del Estado” y le asigna a este, dos funciones específicas: la
primera, admite que “el estado debe evitar medidas políticas que puedan destruir o dañar la
cultura común”. La segunda, se refiere a la “creación de un marco dentro del cual la cultura
común pueda renovarse a sí misma”. La primera función, es de carácter “negativo”, busca
evitar las políticas sociales y educativas que puedan conducir a una fragmentación de la
unidad familiar y una desintegración de la sociedad civil en su conjunto. La segunda, es de
carácter “positivo” y busca estimular la recuperación de las energías para un proceso de
cicatrización de lesiones de las culturas mismas.
John Gray, se opone al “totalitarismo” de orden político y al “fundamentalismo” de orden
religioso. Insiste que “la esencia o núcleo del liberalismo es la sociedad civil”, entendiendo
por tal, la “organización societaria que ofrece un ámbito de instituciones mercantiles,
comunicativas, familiares o religiosas, definidas y protegidas legalmente, (...) y amparadas
por el Estado e independientes de él, que operan con plena autonomía”58. Sociedad civil
liberal tiene tres componentes fundamentales: “el Estado, la ley y el mercado”. Al respecto
afirma, que la “esencia del Estado liberal y de la sociedad civil no es la neutralidad sino la
tolerancia”. La ley es el elemento normativo que rige a las instituciones, al Estado y a la
sociedad en su conjunto. Y los mercados, son instituciones diversas de la sociedad civil, en
donde se encarnan las libertades civiles y personales. Instituciones consideradas
esencialmente como “mecanismos epistemológicos”. Rechaza la intervención del Estado en
la regulación de la actividad económica, por constituir una cuestión peligrosa tanto
“epistémica” como “políticamente”. Es partidario de una regulación a través de un “marco
general” de reglas que rigen una economía. Marco normativo que debe privilegiar la
libertada individual, el “libre mercado y la competencia activa, para desactivar o fragmentar
55 Miguel Manzanera: "Critica filosófica del neoliberalismo”, en Revista Yachay No 18, año 11, 1994, P.34.
56 Idem.
57 Miguel Manzanera, Op. Cit. P.35.
58 Miguel Manzanera, Op. Cit., P.36.
16
los carteles (...)”59.
Desde mi perspectiva, lo más rescatable del liberalismo conservador de John Gray, es la
valoración de la tradición histórica cultural como patrimonio peculiar de cada pueblo,
digno de ser conservado y promovido por la misma sociedad política.
3.4.2. La libertad individual, la propiedad privada y el mercado.-
Para John Gray, todos los clásicos liberales fueron exponentes de una “concepción negativa de
la libertad”. Afirma que “ni Locke, Kant o Smith, ni siquiera John Stuart Mill, dudaron que la
libertad pudiera suprimirse en una sociedad en la que todos los adultos tuvieran derecho de
voz para el gobierno”60. Concepción liberal que fue empleada en forma clara e inflexible tanto
por autoritarios como también por liberales y no liberales.
Rechaza la concepción de “libertad positiva” hegeliana y de los liberales reformistas,
entendida como la “libertad individual de tener la oportunidad de autorrealizarse", por
enfrentar un “conflicto insuperable” entre la “libertad positiva” y los “valores liberales de
diversidad e igualdad”. Aduce que su contenido político de asignar recursos y darle
oportunidades de realización, han conducido a defender el “Estado de bienestar como una
institución que favorece la libertades”. Concepción que conduce en último término, a
“establecer una igualdad entre libertad y poder para actuar; una ecuación contraria al ideal
liberal de igual libertad porque el poder no puede, por naturaleza, distribuirse por igual”61.
John Gray es partidario de la concepción de “libertad positiva” de Spinoza y de Kant,
entendida como “autonomía o autodeterminación individual en defensa de la tolerancia y de
un gobierno limitado”62.Esta visión “concibe la libertad como la no restricción de opciones, ya
sea por la obstrucción de otros hombres o por factores internos del propio agente, tales como
debilidad de la voluntad, fantasías o inhibiciones irracionales o una socialización acrítica ante
las normas convencionales”63. Esta especie de “autogobierno racional del agente individual”,
es la visión que coincide con la “tradición del liberalismo intelectual”.
El concepto de libertad como autonomía, hace referencia a las “libertades básicas”, entendidas
como la “armazón de las condiciones necesarias para la acción autónoma. Un hombre libre es
aquel que posee los derechos y privilegios para pensar y actuar autónomamente, para regirse a
sí mismo y no ser gobernado por otro”64. Asimismo concluye que la “libertad individual
presupone la protección jurídica de la libertad contractual y el derecho fundamental a la
propiedad privada”. Ello implica que el Estado liberal, garantiza tanto las libertades civiles
(contra arresto, de asociación, de pensamiento, de movimiento, etc) como las “libertades
económicas”, concebidas en sus diferentes formas.
John Gray critica a los socialistas y a los liberales reformistas, por haber ignorado el papel
central que juega “(...) la institución de la propiedad privada y su corolario, el mercado,
desempeñan en la constitución y protección de las libertades básicas”. Desde su postura liberal
conservadora, admite que “un compromiso con la libertad individual implica la aprobación de
las instituciones de la propiedad privada y el libre mercado” como pilares de sustento del
59 Miguel Manzanera Op. Cit. P.38.
60 John Gray, Op. Cit. PP. 91-92.
61 Von Hayek, citado por John Gray, en Liberalismo, P.93.
62 Idem.
63 Idem.
64 Ibidem.
17
pensamiento liberal, en cuyo seno la “propiedad privada” es concebida como parte integrante
de la “libertad individual”, y los mercados libres representan el “único medio no coercitivo de
coordinar la actividad económica en una sociedad individual compleja”, en donde la
“propiedad privada es la materialización de la libertad individual en su forma más primordial,
y que las libertades de mercado son componentes indivisibles de las libertades básicas de las
personas”65, en cuyo contexto, la relación existente entre “propiedad privada” y “libertades
básicas”, es de carácter “constitutivo y no instrumental”. “La propiedad privada es una
garantía de la autonomía individual”, por ello, su defensa está vinculada con la “autonomía
del individuo (...) en su dimensión material o positiva”. Su aguerrida defensa se sustenta en
los planteamientos de Hume y el kantianismo, para quienes “la propiedad privada asegura la
independencia personal”. Al respecto, sostiene que (...) aun siendo cierto que la propiedad
privada fortalece la autonomía de quienes la detentan, también la libertad que se deriva de la
propiedad privada no es únicamente la que gozan o ejercen sus detentores”66. Asimismo,
sostiene que (...) incluso el individuo más depauperado en un sistema de propiedad privada es
más autónomo que la mayoría de un sistema colectivo; el vagabundo goza de mayor libertad
que el soldado conscripto, incluso si este último está mejor alimentado (...)”67.
El verdadero papel del proceso de mercado, no es, el de “economizar los medios escasos
destinados a fines conocidos”, sino (...) el de generar por medio del mecanismo de precios,
información sobre la manera en que los agentes económicos, desconocidos entre sí, pueden
alcanzar de la mejor forma sus propósitos, igualmente desconocidos. La función del mercado
consiste (...) en un procedimiento de indagaciones para identificar y transmitir a otros los datos
acerca de la estructura infinitamente compleja de las preferencias y recursos de la sociedad”.
En síntesis, “el mercado puede considerarse el paradigma de un orden social espontáneo,
ilustrado por el aforismo de Froyd-hon: ‘La libertad es la madre del orden’”68. Institución
autorregulada, la cual según John Gray, ni con todas las imperfecciones que ella presenta, no
son suficientes para justificar la intervención del gobierno.
3.5. La Teoría de las Expectativas Racionales.-
La teoría de las expectativas racionales o nueva macroeconomía clásica (NMC), surge en
Chicago a inicios de los años setenta, ante la falta de respuestas económicas al problema de la
“estanflación”. Esta teoría tiene su origen en la tradición neoclásica de León Walras y
constituye una versión renovada del monetarismo de Friedman.
Si realizamos una mirada retrospectiva de las expectativas económicas, encontramos, en los
escritos filosóficos de Locke, el “interés por las expectativas”, en un mundo carente de
información. Marshall (1923), destaca la “importancia de las expectativas” por parte del
público, en los procesos económicos. Finalmente, fue Keynes a través de su “Teoría General”,
quien le dio a las expectativas un lugar central en el análisis económico.
Antes de la irrupción de las expectativas racionales de la nueva macroeconomía clásica de
Chicago, existían dos modelos de formación de expectativas: el de las “expectativas
extrapolativas” de Metzler (1941) y el de las “expectativas adaptativas”, propugnado por
65 John Gray, Op. Cit. PP. 98-99.
66 John Gray, Op. Cit. P.106.
67 Idem.
68 John Gray, Op. Cit. PP. 108-109.
18
Fisher (1930).
El modelo de “expectativas extrapolativas”, intentó eliminar la extrema “inestabilidad” de los
“modelos de la telaraña”. Este modelo consiste, en que la “predicción extrapolativa de una
variable es igual al valor efectivo de esa variable en el periodo anterior más (o menos) una
proporción del cambio de su valor entre los dos últimos períodos”69.
En cambio, el modelo de “expectativas adaptativas”, difundido por Cagan (1956) y Nerlove
(1958), consiste, en que “los agentes revisan sus expectativas previas en cada periodo con base
en la diferencia entre el valor actual de la variable y la expectativa que se había realizado – los
agentes adaptan sus expectativas según el error de predicción del último período”70. Este
modelo de expectativas tiene un carácter “autorregresivo”, debido a que las predicciones de la
variable, las realiza en función de valores del pasado; prescindiendo de los valores que
provengan de otra naturaleza e imposibilitando las predicciones de las expectativas futuras.
Situación a la que los nuevos clásicos cuestionaban por tener un “comportamiento poco
creíble”. En 1952, Hahn desarrolló la noción de “expectativas semirracionales”, que arrojaban
predicciones intermedias entre las “expectativas adaptativas y las racionales”.
Los factores que contribuyeron al desarrollo de esta corriente de pensamiento, fueron la
aceleración del proceso “inflacionario” de los años setenta, las manifestaciones de la
“estanflación” y la carencia de modelos de predicción del comportamiento de los agentes
económicos, que junto a los avances teóricos, constituyeron el caldo de cultiva para el
surgimiento de las “expectativas racionales”, cuyo precursor fue Muth (1961).
La teoría de las expectativas racionales o NMC, tiene como máximos exponentes a Robert
Lucas, Muth y Sargen Thomas. La NMC tiene como base de sustento dos pilares centrales:
“la hipótesis de las expectativas racionales y la proposición de inefectividad o neutralidad
monetaria”.
3.5.1. La hipótesis de las expectativas racionales.-
Muht (1961), define su teoría sobre la formación de “expectativas racionales” al realizar
“predicciones informadas de los eventos futuros”. Se trataba de expectativas de las empresas
en el contexto de la teoría económica; es decir, que “ los agentes económicos en el marco de la
información de que disponen realizan predicciones optimas (...), comportándose como grandes
conocedores de la naturaleza de la variable sobre que realizan la predicción”71.
Shaw (1987) al considerar las “expectativas racionales”, distingue dos versiones: una “débil” y
otra “fuerte”. La “versión débil” sugiere simplemente, que los “agentes forman sus
expectativas considerando toda la información disponible que estiman que vale la pena
analizar”72. Versión que supone un ligero avance sobre los mecanismos de las “expectativas
adaptativas”. En cambio, la “versión fuerte” o versión Muth, supone plantear un marco de
predicciones optimas que incorpora la “modelación macroeconómica”.
La hipótesis de “expectativas racionales” cobra mucha importancia al inicio de los años 70,
cuando Robert Lucas, aplica el instrumental cuantitativo basado en “microfundamentos” al
69 Carlos Usabiaga y José María O’kean: "La nueva macroeconomía clásica. Una aproximación metodológica
al pensamiento económico”; Pirámide, Madrid, 1994, P.70.
70 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.71.
71 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.73.
72 Idem.
19
comportamiento de los modelos macroeconómicos. La hipótesis de “expectativas racionales”
como modelo de formación de predicciones, en esencia, tiene tres características73 básicas:
1)“Los errores de las expectativas racionales son en promedio cero”, es decir, que los errores
por “defecto” y por “exceso” se compensan entre sí.
2) “ Los errores de las expectativas racionales no exhiben patrón”, es decir que los errores de
predicción tiene un comportamiento aleatorio en el proceso generador de la variable.
3) “Las expectativas racionales son el modelo de predicción más preciso”. Pese al componente
aleatorio, el “modelo de expectativas racionales, es el que más se ajusta en la predicción” de
las expectativas futuras.
La hipótesis de las “expectativas racionales” ha tenido una serie de críticas de carácter
heterogéneo, que pueden ser agrupadas en tres bloques: “ las centradas en la problemática de
descubrir un modelo correcto que guíen las variables; las vinculadas a los requerimientos de
información y las relacionadas con el aprendizaje”.
El primer bloque, hace referencia a: 1) “ la posibilidad de múltiples sendas de equilibrio con
expectativas racionales”, alejándose de la “unicidad de equilibrio de Muth”; 2) “la existencia
de un modelo cierto al que se ajustan las variables”; 3) “ la crítica subjetivista” de carácter
estadístico sobre la no coincidencia entre “probabilidades objetivas y subjetivas”; 4) “ las
dificultades de aprender el modelo correcto” por parte de los sujetos económicos.
El segundo bloque, hace referencia al “costo de adquisición de la información”, al “proceso de
recolección”, la “carencia de información” y la “información diferencial”.
Finalmente, el tercer bloque hace referencia al problema del “aprendizaje”, entre unos pocos
agentes que ejercen demasiado peso en el “tejido social”, que explotan las posibilidades de
beneficio con respecto al comportamiento ineficiente, del resto de la población.
Para contrastar la evidencia empírica de la hipótesis de expectativas racionales, se han
planteado dos enfoques: “aproximación directa” y una “aproximación indirecta”. La primera,
presentaba un problema en la contrastación global del modelo, “ya que no sabemos si la
posible refutación del modelo responde a las diferencias de la hipótesis de expectativas
racionales o de otro comportamiento del modelo”. La segunda, centra su atención sobre una
serie de “test directo de racionalidad”, basados en el instrumental estadístico – econométrico,
tales como: la “impredictibilidad del error de predicción”, la “insesgatura”, la “eficiencia”, la
“consistencia” y la “desigualdad de varianzas”74.
Ante la serie de cuestionamientos sobre la evidencia empírica, Sargent Thomas (1982),
“apunta que el peso de la hipótesis de expectativas racionales no descansa en el terreno
empírico, sino en su estructura lógica como estrategia modeladora (...)”. Sobre el mismo
particular, Robert Lucas (1980), “afirma que todo modelo que esté bien articulado para dar
respuesta a las cuestiones que se le plantean ha de ser necesariamente artificial, abstracto e
irreal”75.
3.5.2. La proposición de inefectividad o neutralidad monetaria.-
73 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.74.
74 Carlos Usabiaga y Jasé María O’kean, Op. Cit. PP.80-81.
75 Carlos Usabiaga y Jasé María O’kean, Op. Cit. P.86.
20
La “hipótesis de inefectividad” centra su “interés fundamentalmente en el reducido papel que
se atribuye a la política monetaria” dentro de un nuevo contexto y manejo óptimo de los
instrumentos monetarios.
La “proposición de inefectividad” fue desarrollada por Lucas, con la colaboración de Wellace
y Barro. La esencia de esta proposición puede sintetizarse en que: “las variaciones de la
demanda agregada solo afecta al autput real (o al empleo) en la medida en que sea aleatoria e
impredecible”. Proposición que presta “especial atención al efecto de las variaciones en la
cantidad de dinero (esperadas o no)”. “(...) Variaciones que no producen efectos reales, salvo
cuando son inesperadas (no anticipadas por los agentes)”76. “La proposición de neutralidad
monetaria se muestra del lado de las políticas deterministas, y de la defensa de las reglas
frente a la discrecionalidad” , haciendo énfasis en la transparencia del manejo de la política
económica.
La modelación de la “proposición de inefectividad” o neutralidad monetaria, se caracteriza por
dos elementos esenciales:
1) La función de oferta de Lucas.-
En 1972, Robert Lucas introduce un modelo macroeconómico, en el cual “los mercados se
vacían y la curva de Phillips surge como una consecuencia de la información imperfecta o
incompleta acerca del nivel de precios agregados”. Función que supone los siguientes
presupuestos77:
1) “Los mercados están físicamente separados – economía de isla de Lucas.
2) Distingue dos tipos de disturbios: los “agregados” ( que afectan al nivel de precios
agregados) y los “relativos” (que afectan el precio de un determinado mercado).
3) Los “disturbios relativos”, por definición en “promedio son cero y que los oferentes y
demandantes de cada mercado sólo conocen el precio nominal efectivo de su mercado a la
hora de tomar la sus decisiones de producción y consumo”.
4) “Los participantes en un determinado mercado conocen el precio de su mercado”, pero no
pueden “estimar el precio relativo sin una estimación del nivel de precios agregados”.
5) El problema radica en la “extracción de señal” en el mercado, y los “agentes trabajan con
una estimación del nivel de precios agregado en forma de promedios ponderado del nivel de
precios agregado esperado y los precios de los agentes observan efectivamente es su
mercado”.
Entonces, la función “oferta sorpresa” de Lucas, “considerando todos los mercados en
conjunto”, expresa que “el autput agregado es una función creciente del nivel de precios
absolutos ( en relación con el nivel de precios agregado esperado)”78. Función que está
denotada como Yt = a(Pt – Et-1 Pt); donde Yt, , representa el logaritmo del autput agregado en el
periodo t; “a” es una combinación de parámetros aleatorios (varianzas en el nivel de precios)
y debe ser mayor que cero; Pt el logaritmo del nivel de precios agregado en ese mismo
periodo; y Et-1 Pt, la predicción de Pt , basada en la información disponible al final del periodo
t-1. Esta función asume las características de una “demanda agregada”, determinada a partir de
la “ecuación cuantitativa” y expresa una “correlación positiva” entre el “autput agregado” y la
76 Carlos Usabiaga y José María O'kean, Op. Cit. P.88.
77 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.90.
78 Ibidem
21
“sorpresa de precios”.
2) El mercado de trabajo de los nuevos clásicos.-
Los modelos de la NMC que propugnan la “proposición de la inefectividad”, en el contexto
laboral, presenta diversas características, que a nuestro juicio, tres son las de mayor relevancia:
1) Se consideran “salarios” y “precios flexible” que consiguen “vaciar los mercados de
bienes y servicios”. Esta hipótesis ha sido duramente cuestionada desde el ángulo de: los
“contratos explícitos multiperíodos”, los “salarios de eficiencia”, los “costes de ajuste”, los
“mercados de trabajos segmentados”, los modelos de desequilibrios”, etc.
2) “La hipótesis de elevada sustituibilidad entre ocio y trabajo”. Hipótesis que presupone
una “elevada sustituibilidad” entre el “ocio presente” y el trabajo futuro; para ello los
trabajadores “eligen unas determinadas combinaciones de ocio- trabajo para el periodo
corriente y los siguientes, siendo estas combinaciones sensibles a la cambiante coyuntura
económica”.
3) “La noción de desempleo voluntario”. Esta noción manejada por los nuevos clásicos, se
basa en el trabajo de McCall (1970), sobre el “desempleo como actividad”. Sostiene que el
“trabajador ofrece la cantidad de trabajo que determina su combinación optima de ocio y
consumo, teniendo en cuenta tanto las condiciones del periodo presente como las predicciones
a cerca de los períodos futuros”. Al respecto, Lucas aduce que el desempleo tiene un
“componente involuntario” y, que “si el trabajador reduce suficientemente sus pretensiones
salariales o sus exigencias en cuanto a condiciones laborales, podría encontrar algún
empleo”79.
3.6. La Economía Social de Mercado: su origen, propósito y evolución.-
La economía social de mercado constituye una variante del neoliberalismo, surgida en
Alemania a fines de los años 20 y comienzos de los años 30. Variante que tiene sus raíces
tanto en el liberalismo clásico como en el “ordoliberalismo”, difundida en 1937, por Walter
Eucken, Donna F. Böhn y Hans Grossmann-Doerth, en la serie especial de publicaciones
titulada “Organización de la Economía”.
El ascenso de fascismo al poder en Alemania, ha privilegiado las concepciones económicas
que ponía más énfasis en cuestiones políticas y el desarrollo “creciente del papel de la
máquina burocrática estatal”, en detrimento del desarrollo de la economía social de mercado
emergente.
La culminación de la Segunda Guerra Mundial con el aplastamiento del fascismo alemán, no
solamente ha marcado la “derrota militar y político-económica del Imperio Germánico”, sino
que ha dividido a Alemania en dos partes: la Oriental (RDA) y la Occidental (RFA). En la
primera, imperaba un régimen socialista de planificación centralizada, y en la segunda, un
capitalismo liberal con amplias condiciones para el desarrollo de la economía social de
mercado como un “contraprograma en oposición al comunismo y al bolchevismo”.
En el proceso de evolución de la economía social de mercado, se pueden identificar cinco
fases: la primera, se extiende desde fines de los años 20, hasta la Segunda Guerra Mundial.
Período que se caracterizó por la elaboración de una suerte de “credo neoliberal”, en donde los
79 Carlos Usabiaga y José María O’ kean, Op. Cit. PP.95-96.
22
mecanismos del mercado no ocupaban un lugar “esencial”, en tanto que las teorías
económicas prevalecientes, exaltaban el “papel del Estado”. Este “credo” alcanzó su plenitud,
a mediados de la década de los años 30, con la publicación de la serie especial de
“Organización de la Economía”, por Walter Eucken, Donna F. Böhn y Hans Grossmann-
Doerth. Este período fue sepultado con el ascenso del fascismo al poder, la decadencia del
“liberalismo clásico”, y la prevalencia del “papel del Estado” en la regulación de la economía,
impuesta por el keynesianismo.
La segunda fase, comienza con la derrota político-económica y militar del fascismo alemán
en la Segunda Guerra Mundial y, la división de Alemania en dos parte. El objetivo principal
de la política económica en este periodo, era el “aspecto social”, la “reconstrucción del país” y
la “organización de la estructura de mercado”. Periodo en el cual se retoman las bases y
principios para el desarrollo de la economía social de mercado en Alemania Occidental, y se
prolonga hasta fines de los años 50.
La tercera fase, se extiende hasta mediados de la década de los 60, en ella se hace más énfasis
en el “aspecto social” y el “perfeccionamiento del marco sociopolítico”, que configuraba una
sociedad occidental organizada, en donde la “(...) política económica debería contribuir a ‘(...)
la integración interna de la sociedad sobre la base de valores y convicciones comunes’”80.
La cuarta fase, se extiende desde 1966 hasta 1982, y se caracteriza por el predominio de
una “Política económica racionalista”, denominada por Karl Schiller “economía social de
mercado ilustrada”. Este periodo estuvo marcada por una serie de “coaliciones políticas” en
el gobierno. “La idea de ordenamiento fue reemplazada por la idea de objetivos
económicos”; se fortalece el “rol del Estado” en la “dirección global de los principales
indicadores económicos”, prevaleciendo la “coexistencia de la responsabilidad de los
agentes de la microeconomía y la responsabilidad del Estado por la conducción de la
economía a nivel macro (...)”, y todo configuraba en “(...) una síntesis feliz entre Euckan y
Keynes”, bajo el principio de “competencia hasta donde sea posible y planificación hasta
donde sea necesario”81.
Finalmente, la quinta fase se extiende, desde 1982 hasta la actualidad. Periodo que se
caracterizó, por el “agotamiento del keynesianismo” como instrumento de política
económica, el surgimiento del neoliberalismo como paradigma dominante, la “economía de
mercado” y la primacía de la “política de competencia”. “La competencia volvió a
interpretarse como principio ordenador y, en menor medida, como instrumento canalizador
de crecimiento y promotor de la estabilidad”82. Se sostenía que “el objetivo de la política
económica del gobierno no puede consistir en alcanzar una cierta tasa de crecimiento o una
supuesta estructura económica optima, con permanente inversiones en los niveles micro y
macro, porque ello significaría menospreciar considerablemente los deseos individuales”83.
Situación que ha conducido a una serie de desregulaciones y una disminución de la
intervención del Estado en la actividad económica, para introducir como elemento central
la cuestión de la “compatibilidad entre economía social de mercado y medio ambiente”.
80 Rudke Detlef: "Economía Social de Mercado ¿una opción para los países en transición y desarrollo?”,
CIEDLA, 1996, P.21.
81 Rudke Detlef, Op. Cit. P.21.
82 Ibidem.
83 Idem.
23
Los teóricos de la economía social de mercado buscaban dar respuesta a la siguiente
interrogante: “¿ no hay acaso un tercer camino, además del capitalismo con su
concentración característica de poder en manos de los monopolios (...) y la economía
centralmente dirigida?”84. Su respuesta, es la “tercera vía”: la economía social de mercado,
a la cual Ludwig Erhard concibe como “un sistema económico-Político a la par de los
existentes”. Al respecto, Walter Eucken sostenía, que el concepto de ‘capitalismo’ no
puede “servir de base de las investigaciones teóricas”, ni “caracterizar la economía
contemporánea”. Wilhelm Röpke, proponía la sustitución del término “capitalismo” por
cualquier otro “concepto neutral e intachable”.
La economía social de mercado fue proclamada inicialmente como un “programa de un
partido político” y luego aplicada como política económica en la RFA. Esta concepción
tiene rasgos esenciales del liberalismo económico y político clásico y del “ordoliberalismo”
de la Escuela de Friburgo: Este último, sostenía que “(...) el conocimiento de los diferentes
órdenes de la vida del hombre, no coexisten en forma aislada entre sí y por ende no se
pueden configurar en virtud de principios contrarios. La interdependencia de los órdenes
obliga a coordinar los subórdenes, lo que sólo es posible cuando existe una coordinación de
los principios delineadores entre sí”85. Concepto que se sustenta en el “liberalismo político”
y privilegia la libertad irrestricta del “individuo” en el ámbito de la naturaleza y la
sociedad, haciendo énfasis en la independencia de los órdenes de la vida y de los
subórdenes de la sociedad. Los “rasgos esenciales del patrón ordoliberal” y la marcada
acentuación en los temas sociales como principios configuradores de su concepción, no
implican una justicia distributiva, debido a que “(...) el agregado ‘social’ es superfluo, ya
que en su interpretación una economía de mercado con régimen de competencia es social
en sí misma”86.La economía social de mercado es el intento de una síntesis, de una “tercera
opción” entre el liberalismo y el socialismo, que redefine la relación entre “competencia y
solidaridad” y entre “economía de mercado” y “justicia social”.
En 1953, Alexander Rüstow, sostenía que la economía social de mercado tenía como
finalidad “difamar la economía planificada socialista”. Concepción que representaba un
“contraprograma en oposición al comunismo y el bolchevismo”, y constituía el “único
programa coherente y bien pensado del capitalismo”.
Los economistas ordoliberales rechazan tanto una economía de mercado capitalista al estilo
laissez-faire como una economía centralmente planificada, debido a que estos modelos
están “intrínsecamente agotados”, por tanto no constituyen una “garantía permanente de los
derechos individuales”. Rechazan el rol del “Estado gendarme”, y proponen un “Estado
facilitador”, que “crea las condiciones” para que la economía se desarrolle libremente y
“asegure la eficiencia competitiva”.
El surgimiento del keynesianismo, ha propiciado que los teóricos de la economía social de
mercado, se alejen de la “Escuela Histórica del liberalismo clásico” y se contrapongan al
keynesianismo, reclamando el derecho de “originalidad” y “universalidad” de su teoría.
Teóricos que sostenían, que el historicismo “era peligroso para la ciencia, pues destruía la
fe en el sistema neutral del derecho y de la economía”, llevándolos a rechazar al
historicismo y a propugnar la “teoría pura” o el “pensamiento fundamental” en torno a los
84 Citado por V. N. Shenáiev, Op. Cit. P. 327.
85 Detlef Radke, Op. Cit. P.17.
86 Retlef Radke, Op. Cit. P.16
24
“tipos ideales” de economías, se tornaban “ahistóricos” e “inmutables”, a través de un
“método metafísico de investigación”87.
Fue el gobierno de Konrad Adonauer, quien encomendó a Wilheln Röpke, la
“fundamentación científica y la aplicación” de esta concepción a la economía de la
República Federal de Alemania (RFA). Fundamentación que fue difundida en el primer
tomo del anuario ORDO”, por “Alfred Müller-Armack.
3.6.1. Los principios constitutivos de la economía social de mercado.-
Según Walter Eucken, la economía social de mercado se sustenta en cinco principios
fundamentales: “la libertad de formación de los precios y la estabilidad de la circulación
monetaria; la competencia sin monopolios y la inmutabilidad de la propiedad privada; la
independencia económica y la responsabilidad de los empresarios; y el limitado papel
económico del Estado”88.
Walter Encken, no establece el orden de importancia de estos principios, sin embargo, sus
escritos revelan, que la resolución de los problemas “político-sociales” no deben pasar por
la abolición de la “propiedad privada” de los medios de producción, porque ella constituye
el principio rector que expresa la “esencia de la doctrina” de la economía social de
mercado, cuya finalidad es defender el “sistema capitalista” y la “libertad individual”,
manteniendo intacto el “carácter de la propiedad” y la “libertad del capital individual”,
desde una perspectiva privada empresarial.
El segundo principio constitutivo, es la “competencia sin monopolios”, que se sustenta en
la propiedad privada como premisa. “La propiedad privada de los medios de producción
necesita del control por parte de la competencia”, debido a que esta constituye “(...) la
forma mejor y más perfecta de las relaciones de mercado”. Walter Eucken, sostiene que
“los monopolios al infringir la competencia, contradicen la esencia de la propiedad
privada”, se oponía a su “nacionalización” y al “control” por parte de los trabajadores y
delegaba esta función a un “organismo estatal de vigilancia de los monopolios”.
Propugnaban que el “monopolio privado dadas las circunstancias que imperan en nuestra
época y en las que se espera en el futuro, es el más inofensivo de todos los representantes
de los monopolios”89. De ello se deduce, que el concepto de monopolio manejado por estos
teóricos no se refiere a las “agrupaciones privadas”, sino únicamente la “propiedad estatal
y a la dirección planificada de la economía”, privilegiando de este modo, la libre
competencia privada de monopolios y oligopolios en el mercado.
El tercer principio, constituye la “libre formación de los precios” en el mercado. Este
principio tiene sus raíces en el libre juego de la oferta y demanda del liberalismo
económico clásico, sin embargo, sobre este aspecto, se exige la “sanción y el respaldo
legislativo”. Principio que no sólo actúa como mecanismo de “autorregulación” del
capitalismo, sino que está vinculado al “ritmo de crecimiento” de la economía nacional, y la
distribución “equitativa” que presupone la intervención del Estado en las diversas esferas
de la actividad económica. La función de este principio, es coordinar las acciones de los
87 V. N. Shenáiev: "Crisis del neoliberalismo y evolución de la teoría de la economía social de mercado, en
Economía política no marxista actual: un análisis crítico”, Ed. Progreso. URSS, 1981, PP. 325- 326.
88 V.N. Shenáiev, Op. Cit. P.331.
89 V.N. Shenáiev, Op. Cit. PP. 232-235.
25
propietarios privados de los medios de producción, bajo la forma de libre competencia, para
maximizar su ganancia, sin soslayar la intervención del Estado, para restablecer la
“libertad” y el “equilibrio” de la economía.
El cuarto principio, es la “estabilidad en la circulación monetaria”. Principio que hace
énfasis en el manejo de la “política monetaria-crediticia”, para asegurar la “estabilidad de la
moneda” y crear las condiciones para el “normal funcionamiento de la competencia”, el
“proceso de formación de precios”, el “equilibrio de la economía” y la eliminación de las
“crisis cíclicas”.
Los teóricos de esta doctrina, sostienen que la “manipulación de las palancas monetarias
crediticias”, permiten prever las crisis económicas. Para ellos, las crisis no están ligadas a la
“producción”, sino que estas residen en la “imperfección del sistema monetario-crediticio y
de distribución del capital”. Rechazan la “inflación” y cuestionan al keynesianismo por su
“teoría de la financiación deficitaria” y la exhortación a la “plena ocupación”, que
supuestamente “socava la firmeza de la unidad monetaria”. Estos teóricos presentan una
interpretación equivocada sobre la esencia de los procesos inflacionarios y de las crisis
económicas, y proponen métodos erróneos para la estabilización monetaria y de los precios.
Ignoran que las crisis cíclicas obedecen a las leyes y contradicciones inherentes del
funcionamiento del sistema capitalista de producción.
El quinto principio constituye, el “papel de Estado” en la economía. Al respecto sostenían, que
la “actividad económico-política del Estado, debe estar encaminada a respaldar las formas
existentes de organización de la economía, pero no a dirigir el proceso económico”90.
Rechazan la “neutralidad del Estado” en el proceso económico y proponen la intervención de
un “Estado fuerte” en la actividad económica, debido a que la economía de mercado no puede
ser abandona a su propia suerte e infringir las “reglas de la competencia”. Propugnan la
“supremacía de la política y del Estado sobre la economía”, pero su intervención debe
limitarse a respaldar “la capacidad de obrar de la economía de mercado” y a la eficiencia del
individuo y de la familia”. No forma parte de la función del Estado, el “grado de
productividad de la economía”, ni la “definición de una política estructural, industrial y
tecnológica activa”91.
Finalmente, la función del Estado en una economía social de mercado, está limitada a
lograr un “mercado eficiente”, garantizar la “libertad del mercado, la competencia y la
propiedad privada”, proporcionar “información confiable”, compensar las “fallas del
mercado”, restringir la “libertad del mercado en defensa del interés público”, velar por la
“justicia social”, la “subsidariedad” y lograr una “cohesión social”92.
4.- LOS PRINCIPALES PILARES DE SUSTENTO DEL PARADIGMA
NEOLIBERAL
El neoliberalismo como doctrina político-económica, propugnado por Von Hayek en su libro
“Camino de Servidumbre”, escrito en 1944, y publicado después de la Segunda Guerra
Mundial, surge como una radical “(…) reacción teórica y política vehemente contra el Estado
90 V. N. Shenáiev, Op. Cit. P.342.
91 Detlef Radke, Op. Cit. PP. 19-26.
92 Alfred Pfall: "El Estado en la economía social de mercado”, Friedrich Ebert, http://www.res.de/
26
intervensionista y de bienestar”, el keynesianismo y el solidarismo reinante, la social
democracia europea, el partido obrero inglés y el poder de los sindicatos”93. Este
fundamentalismo neoliberal de carácter racionalista, buscaba preparar las bases, para un nuevo
tipo de capitalismo, “duro y libre de reglas para el futuro”, y constituía un “ataque apasionado”
contra cualquier intento de “intervención del “Estado”, en los mecanismos del mercado,
denunciada esta como una “amenaza letal a la libertad económica y política”.
Para Hayek y sus seguidores, las raíces de la crisis económica producida en los años 70, en el
modelo de capitalismo inglés, “estaba localizada en la excesiva intervención del Estado, el
poder nefasto de los sindicatos y de manera más general, en el movimiento obrero, que había
socavado las bases de acumulación privada con sus presiones reivindicativas sobre los salarios
y con su presión parasitaria, para que el Estado aumente cada vez más el gasto social”94.
Para corregir esta distorsión, Hayek recomendaba, mantener un Estado pequeño pero “fuerte”,
con “capacidad de romper el poder de los sindicatos”, controlar el sistema monetario, contraer
el gasto social, realizar “reformas fiscales”, “disciplina presupuestaria”, congelar los salarios y
“restaurar la tasa natural de desempleo”, para crear un ejército industrial de reserva de
trabajadores y quebrar de este modo la unidad y el poder de los sindicatos.
El propósito fundamental de este radical conjunto de medidas económicas, era detener el
proceso inflacionario que afectaba a la economía inglesa, liquidar el Estado de bienestar y el
poder excesivo de los sindicatos. Esta saludable desigualdad reflejada en una reducción de los
impuestos a favor de los ricos y la inequidad social generada en el sector obrero-asalariado y
en las masas populares, permitiría revitalizar las economías del capitalismo avanzado,
maximizar su tasa de ganancia e incrementar el grado de competitividad internacional.
El neoliberalismo implantado en los países periféricos de América Latina y del Tercer Mundo,
debe ser entendido como una “estrategia de poder expansionista del imperialismo que se
sustenta en un cuerpo de doctrina político-económica coherente, auto consistente, militante y
decidida a transformar todo el mundo a su imagen, en su ambición estructural y extensión
internacional, en su afán de consolidar un nuevo orden civilizacional a escala
planetaria”95.Doctrina que tiene un carácter multidisciplinaria y multidimensional: tiene su
propia teoría, su filosofía, su ideología y su práctica política, económica y social.
El neoliberalismo como doctrina político-económica se nutre de distintas vertientes y se
sustenta esencialmente en cinco pilares centrales: “el principio de la libre competencia, el
interés propio, el individualismo, la racionalidad instrumental y la libertad política-
económica”.
4.1. El principio de la libre competencia.-
El principio de la libre competencia se refiere esencialmente a la “competencia perfecta”96,
cuya esencia radica en que el libre mercado, constituye una cuestión totalmente
93 Perri Anderson:“Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda”: Conferencia dictada en 1995,
en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en Vientos del Sur, No 6, 1996,
PP. 37-38.
94 Perri Anderson; Ob.Cit. P. 38.
95 Nelson Alemán: “Neoliberalismo y Globalización: doctrina y política”, inédito, 2008, P.10.
96 C. E. Ferguson y J. P. Gould: "Teoría microeconómica”, F.C.E, México, 1987, PP. 228-231. J. M.
Henderson y R. E. Quandt: "Teoría microeconómica”, Ariel, Barcelona, 1979, PP.129.121. V. Roel:
"Las crisis y el análisis económico”, El Alba, Lima-Perú, 1990, PP.31-35.
27
“impersonal”; en donde, “no existe una rivalidad entre productores, y los compraderos no
reconocen su competencia recíproca”. La competencia perfecta funciona como un “modelo
teórico de procesos económicos” de mercado, es carente de representatividad, sus supuestos
son poco realistas, su alto grado de abstracción de la realidad conduce a conclusiones
equivocadas, su “visión” está condicionada política e ideológicamente, tiene un aparente
rigor científico y una supuesta validez lógica universal para cualquier contexto o realidad
histórico social.
Este modelo teórico de procesos de la estructuras de mercado sólo puede producirse y
funcionar en la teoría y en la imaginación de los economistas clásicos, neoclásicos,
monetaristas y neoliberales.
El modelo teórico clásico de competencia perfecta se sustenta esencialmente en cuatro
supuestos básicos: 1) “cada agente económico actúa como si los precios estuvieran dados
(...)”; 2) “el producto es homogéneo”; 3) “hay libre movilidad de recursos, incluida la libre
entrada y salida de empresas productoras”; 4) “todos los agentes económicos que intervienen
en el mercado poseen un conocimiento pleno y perfecto”.
Si analizamos el primer supuesto, se puede concluir que, debido a que la gran cantidad de
oferentes y demandantes que actúan en el mercado, como si los precios estuvieran dados, las
alteraciones en el precio del bien por parte de un empresario individual no alteraran
sensiblemente el precio del mercado, ni las variaciones en la demanda individual de un
consumidor, influirán perceptiblemente sobre el precio de mercado en general.
Si nos referimos al segundo supuesto se puede afirmar que, debido a la existencia de una
“homogeneidad del bien” y unicidad de precios, se “asegura el anonimato de las empresas y
consumidores”. Esta “uniformidad de consumidores garantiza que un empresario venda al
mejor postor” y los “consumidores no tienen motivo para preferir el producto de una empresa
al producto de otra”.
Si abordamos el tercer supuesto, podemos concluir que, esta condición asegura a “largo plazo,
el libre flujo de recursos entre ocupaciones alternativas", esto "supone que los recursos son
móviles y se dirigen siempre a las ocupaciones de las que derivan mayor ventaja”. Esta libre
movilidad de recursos requiere de la libre entrada y salida de las empresas al mercado, de
modo que, las ineficientes sean reemplazadas por las más las eficientes. Este supuesto
garantiza la fluidez irrestricta de los clásicos factores de producción: trabajo y capital de una
empresa a otra.
Finalmente, si nos referimos al cuarto supuesto, se puede afirmar que, esta condición garantiza
la transparencia o “perfecta información en ambos lados del mercado”, en cuanto a precios,
calidad, naturaleza del producto, costos, mano de obra y otros insumos de producción en el
mercado.
Por su parte, Adam Smith sostenía que, “el libre intercambio entre países y la libre
competencia en lo interno conducían a un mundo de equilibrio social”97 . Asimismo aducía
que, el “intercambio es la palanca del progreso”, debido a que “el individuo al trabajar en la
persecución de su propio interés”, sin formar parte de su propósito, “contribuía al interés
público”.
Para los economistas clásicos, la competencia es un “sistema de alicientes eficaz y atrayente,
porque aprovecha el deseo del individuo de incrementar sus ingresos y evitar mermas en los
mismos”. Proceso en el cual, el “individuo persigue sus propios intereses y realiza sus propios
97 Ricardo Torres Gaitán: "Teorías del comercio internacional”, Siglo XXI, México, 1987, PP.73-77.
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  • 1. 1 NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN: DOCTRINA, IDEOLOGÍA Y POLITÍCA Nelson Alemán Sánchez1 RESUMEN Constituye una reflexión teórica crítica en torno al neoliberalismo como un cuerpo de doctrina político- económico e ideológico coherente, auto consiste y militante de carácter multidisciplinaria y multidimensional que sustenta el proceso de globalización. Asimismo, se analiza los factores que dieron origen a su surgimiento, las principales fuentes teóricas del neoliberalismo económico, sus principales pilares del sustento del paradigma neoliberal y las características del neoliberalismo implementado en América Latina, para arribar posteriormente, a una aproximación conceptual del neoliberalismo, como estrategia político- económico global de poder expansionista del imperialismo, que se sustenta en un “cuerpo de doctrina coherente, auto consistente, militante y decidida a transformar todo el mundo a su imagen, en su ambición estructural y extensión internacional”, en su afán de consolidar un nuevo orden civilizacional a escala planetaria, y a la globalización, como la culminación de un largo proceso cíclico, contradictorio y asimétrico, de un régimen de acumulación y modernización del capitalismo, que converge en la configuración de un sistema económico mundial, articulado como un conjunto integrado. 1. INTRODUCCIÓN. El presente trabajo de investigación tiene como propósito fundamental, realizar una reflexión teórica- crítica en torno tres cuestiones centrales que son: las fuentes teóricas del neoliberalismo económico, los principales pilares de sustento del paradigma neoliberal y las características que ha asumido el neoliberalismo en América Latina , como una doctrina político-económica e ideológica que sustenta el proceso de globalización. Palabras claves: neoliberalismo, globalización, doctrina, ideología, política, paradigma, pensamiento único, individualismo, racionalidad, interés propio, libre competencia y libertad política económica. 1 Economista, Profesor Emérito de las Carreras de Economía y Sociología de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno; Magister en Ciencias del Desarrollo con mención Integración Política y Economía Internacional; Doctor en Ciencias Sociales y Filosofía sobre América Latina y Director de Investigaciones del Centro de Investigaciones Sociales y Apoyo al Desarrollo (CISAD) y de la Revista Sociológicas. Santa Cruz- Bolivia; Email: nelsonaleman19@hotmail.com y aleman@uagrm.cotas.net
  • 2. 2 Para el desarrollo del presente ensayo, se plantean las siguientes interrogantes: ¿Cuáles son las fuentes teóricas del neoliberalismo económico? ¿Cuáles son los principales pilares de sustento del paradigma neoliberal? y ¿Qué características tuvo el neoliberalismo en América Latina como soporte ideológico político del proceso de globalización? La respuesta a estas tres interrogantes formuladas, constituye la base central de toda la reflexión teórica critica en torno al neoliberalismo y la globalización. 2. NEOLIBERALISMO: ORIGEN Y PROPÓSITO.- El neoliberalismo se nutre tanto del liberalismo clásico, en sus distintas vertientes, como del reformista. “(...) El liberalismo ético tiene su fuente – a través de Kant y Constan – en Rousseau, el liberalismo utilitarista – a través de J. Benthan y Jemes Mill – en Hobbes”2 , y el liberalismo naturalista -“a través de Robert Nozick – en John Locke”. El liberalismo utilitarista sostenía, que el único móvil del individuo, era el deseo de su propio placer: “la confianza en la posibilidad de armonía de los intereses privados egoístas o de la coincidencia de la utilidad privada con la pública, se hizo posible gracias a la aplicación analógica a la política de los conceptos” de mercado y utilidad, formulados por la teoría económica de los librecambistas, Adam Smith y David Ricardo. Doctrina político-económica que dio origen al liberalismo económico clásico y neoclásico. Las estructuras políticas de la Inglaterra de entonces, sobrevaluaron al liberalismo utilitarista, e “hicieron depender a los gobernantes de las leyes del mercado, a través de frecuentes elecciones permitían la máxima felicidad del mayor número de personas”3. El común denominador entre estas diversas posiciones liberales, es la defensa de un “Estado liberal”, que garantice los derechos del individuo, frente al poder político. Según Perri Anderson, el neoliberalismo nace como una "ideología", después de la Segunda Guerra Mundial, con el trabajo de Friedrich Von Hayek, “ Camino de servidumbre”, escrito en 1944. Este pensamiento surge como una radical"(...) reacción teórica y política vehemente contra el Estado intervencionista y de bienestar"4, el keynesianismo y el solidarismo reinantes, la social democracia, el partido obrero inglés y el poder de los sindicatos. El fundamentalismo neoliberalismo de carácter racionalista de Hayek, buscaba “preparar las bases de otro tipo de capitalismo, duro y libre de reglas para el futuro”5. Constituye un "ataque apasionado" contra cualquier intento de "intervención del Estado", en los mecanismo del mercado, denunciada esta, como una "amenaza letal a la libertad económica y política". Para Hayek y sus seguidores, las raíces de la crisis suscitada en el modelo económico del capitalismo inglés, en 1973 - afirma Anderson- "estaban localizadas en el poder excesivo y nefasto de los sindicatos y de manera más general en el movimiento obrero, que había socavado las bases de la acumulación privada con sus presiones reivindicativas sobre los salarios y con su presión parasitaria para que el Estado aumentase cada vez más los gastos sociales"6. 2 Norberto Bobbio; et. Al.: “Diccionario de Política”, Tomo 2, Siglo XXI, 1997, PP. 878-879. 3 Idem. 4 Perri Anderson: "Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda". Conferencia dictada en de 1995 en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en Vientos del Sur No 6, primavera de 1996, P.37. 5 Idem. 6 Perri Anderson, Ob. Cit. P.38.
  • 3. 3 Para corregir esta distorsión, el remedio es, “mantener un Estado fuerte” con “capacidad de romper el poder de los sindicatos” y controlar el sistema monetario; pero que sea muy “parco en todos los gastos sociales y en las intervenciones económicas”. Para tal efecto, Hayek propone “reformas fiscales” y “disciplina presupuestaria con la contención del gasto social y la restauración de la tasa natural de desempleo, o sea la creación de un ejército industrial de reserva de trabajadores para quebrar los sindicatos”7. En la economía inglesa de 1979, afectada por la estanflación, Hayek buscaba detener el proceso inflacionario, liquidar el Estado de bienestar y el poder excesivo de los sindicatos. Esta saludable desigualdad reflejada en la reducción de los impuestos a favor de los ricos y la inequidad social generada en el sector obrero-asalariado, permitiría revitalizar las economías del capitalismo avanzado, maximizando su tasa de ganancia e incrementando su grado de competitividad internacional. Para Von Hayek y sus discípulos, la cuestión de la “desigualdad” constituye un “valor positivo” de la cual precisaban las “sociedades occidentales” para su acumulación capitalista. Asimismo, sostenían que el igualitarismo"(...) promovido por el Estado de bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de todos"8. Y que la moderada social democracia inglesa, pese a sus buenas intenciones conduciría “al mismo desastre que el nazismo alemán: a una servidumbre moderna”. El neoliberalismo como doctrina económico-política e ideológica, surge como una respuesta a tres cuestiones centrales: 1) La crisis de la teórica económica tanto en las economías centrales como en las economías periféricas: a) A nivel de las economías de centrales, por un lado, se produjo la crisis del keynesianismo como modelo de desarrollo de capitalismo de Estado. Modelo que ha privilegiado el potenciamiento del Estado de bienestar, que ha imperado como paradigma dominante, desde 1930, hasta 1970. Por otro lado, la crisis del socialismo real como modelo económico de planificación centralizada, ha cuestionado las bases teóricas del marxismo, y a puesto en duda, al socialismo como alternativa de desarrollo para los países de América Latina y el Tercer Mundo. b) A nivel de las economías periféricas, se ha producido la crisis de las teorías latinoamericanas del desarrollo, tanto de la CEPAL, en los años sesenta, como de la teoría de la dependencia en los años setenta. Situación que vislumbraba la emergencia del neoliberalismo como el paradigma alternativo que reemplazaría el vacío de la crisis de paradigmas del desarrollo. 2) La crisis de política-económica, surgida a raíz de los procesos inflacionarios que han provocado una serie de desequilibrios en el sistema económico, distorsionando la economía y desorganizando la sociedad; la crisis fiscal del Estado y el masivo endeudamiento externo que ha convertido a los países de América Latina, durante la década de los ochenta, en exportadores netos de capitales hacia los países centrales. 3) La necesidad vital que estructuralmente tiene el sistema, de trasvasar rentas desde las clases sociales a favor del capital, en su nueva fase de acumulación monopólica del capitalismo a escala mundial. El neoliberalismo propugnado por Hayek, tenía como 7 Idem. 8 Idem.
  • 4. 4 propósito fundamental, generar desigualdad, desempleo e inequidad social; liquidar tanto al socialismo y todo tipo de igualitarismo reinante, como al antiguo Estado del bienestar y al poder nefasto de los sindicatos. Esta saludable desigualdad a favor del capital, permitiría revitalizar el sistema y mejorar la competitividad internacional. Desde la perspectiva de los países centrales de capitalismo avanzado, el neoliberalismo ha constituido el más grande éxito, que el capitalismo jamás había logrado en toda la historia de la humanidad, porque ha cumplido con su propósito y ha culminado con un ciclo económico de acumulación capitalista, sentando las bases de sustento de la acumulación en la propia periferia. Desde el punto de vista de los países periféricos de capitalismo dependiente, el neoliberalismo ha constituido un rotundo fracaso, porque no sólo ha desmantelado el Estado de bienestar, despotenciado a la economía nacional y liquidado el poder de los sindicatos, sino que ha generado desempleo, pobreza, desigualdad, miseria e inequidad social, y la ha legitimizado. El neoliberalismo no constituye un modelo de desarrollo ni de crecimiento, sino un modelo de shock para el control de la inflación, la estabilización de la economía y la administración de la crisis económica, debido a que, hasta en los países industrializados donde este se ha experimentado, ha generado recesión y desempleo. 3. LAS FUENTES TEÓRICAS DEL NEOLIBERALISMO ECONÓMICO.- Las fuentes del neoliberalismo se encuentran plasmadas en la compleja tradición del liberalismo clásico y reformista, en sus distintas vertientes y dimensiones tanto filosófica, política y económica como jurídica y social. El liberalismo económico clásico tiene su fuente en Adam Smith, de donde emergen los demás pensadores clásicos, tales como David Ricardo, Say, Malthus y Sismondi, cuya síntesis de pensamiento la encontramos en John Stuart Mill. En cambio, el liberalismo económico neoclásico de Jevons, Walras y Menger, se sintetiza en Alfredo Marshall. Sin embargo, los fundamentos de mayor relevancia que dan origen a un nuevo tipo de liberalismo económico- político, se encuentran en la Escuela Austriaca de Viena con Ludwig Von Mises y Friedrich Von Hayek, el monetarismo de Milton Friedman de la Harvard University, John Gray de la Oxford University, la Economía de la Oferta de Judy Wanniski y Arthur Laffer, y la Teoría de las Expectativas Racionales y la Economía Social de Mercado de Alemania. Abordar las diferentes escuelas de pensamiento y junto a ellas a sus máximos exponentes, en sus múltiples dimensiones, constituye una tarea demasiado compleja. Nuestro propósito sólo se limita a realizar una síntesis y una reflexión teórica en torno a ciertas cuestiones puntuales de algunos exponentes de mayor relevancia de dichas escuelas. 3.1. La Escuela Austriaca de Viena: de Mises a Hayek Ludwig Von Mises, distingue tres etapas en la evolución del pensamiento occidental: la “dominada por los filósofos”, la de los “economistas clásicos” y la “praxiología”. Los economistas clásicos Adam Smith y David Ricardo, desarrollaron la “teoría del intercambio” y la “teoría del valor”. La “teoría del valor” de Smith, admite que “hay dos valores o precios en las cosas”: uno de “ mercado” que “oscila” y otro “natural” que es “estable” y que objetivamente puede ser
  • 5. 5 fijado. Esta última modalidad de precio es la cuestión central en donde radica el inicio de la “teoría de valor subjetivo” y de la “utilidad marginal” de Von Mises, para el cual “no existe lo objetivo, lo único que existe son las preferencias personales”9. Ello le permite a Mises reemplazar el “valor objetivo” por otro carácter “subjetivo”, “utilitario” y “marginal”. Mises critica a los economistas clásicos, por haberse quedado en la “catalaxia”- la ciencia del intercambio- y propugna que su tarea es la “praxiología”, que se “ocupa de la acción racional en vista de fines que el individuo elige soberanamente”, se trata de la “universalización de la teoría del intercambio” a través de “toda la acción humana”, económica y no económica. “La tesis de la catalaxia es que, si yo abandono la pretensión de que hay un precio objetivo, ‘ambos’ ganan. (...) porque el valor subjetivo que tienen las cosas, para cada uno es distinto. No hay más que preferencias subjetivas a los deseos personales”10. Ello permite que dos individuos puedan “progresar al mismo tiempo en función del intercambio”, debido a que este constituye la “palanca del progreso”, permitiendo que dos individuos puedan “ganar en una misma operación”. La concepción de la “acción racional” de Von Mises tiene una fuerte influencia de Kant y Weber. Racionalidad que se observa cuando afirma que el “hombre es un ser racional, que elige medios para fines” y, que la “libertad es la capacidad que tengo de auto determinarme”. Para Mises, la racionalidad se da en cuanto a los “medios” y no a los “fines”. Los fines no son racionales, son un “anhelo”, una “vocación”. No existe una “escala única de valores objetivo”, sino una “secuencia de valores” que fluctúan constantemente en la persona, en un momento de tiempo determinado. Para Mises, la división del trabajo “existe si se acepta el principio de desigualdad y de competencia”. La competencia no es una “ideología de los ricos”, porque estos tienen su posición ganada. “El que quiere competir es el pobre” y el joven “ que se tiene fe. Esta es la verdadera clientela del liberalismo”. La riqueza no es la que “existe”, sino la que “va a venir” a través de la “competencia”. Afirma que “ el que quiere competir y todavía no ha llegado a ganar, éste es el auténtico portador de la idea liberal” y su escenario de lucha por la libertad, es el “mercado”, considerado como la “organización social”, donde convergen los “seres racionales que se benefician recíprocamente, a través del intercambio”. “Institución social” que guía a los individuos por “voluntad propia” y “ordena sin coerción” ni “compulsión”, al “sistema en su conjunto, dotándole de razón y sentido”11. El liberalismo de Mises es “cientificista”, “subjetivo y marginalista”, es “racional”, “utilitarista relativo” y “antiestatista”, tiene una “actitud pragmática” y un “darwinismo social moderado”. Rechaza a la “democracia como principio” y la “acepta como una restricción inevitable a la acción humana”. Sostiene que la “propiedad privada es la institución dominical, base y fundamento de la economía de mercado”. “Institución, puramente humana” que beneficia a quienes la destinan a la “mejor asistencia de los consumidores”12. Afirmas que la “seguridad social”, destruye la “competencia” y anula la “vitalidad de las personas”, y que el “Estado”, le expropia al “individuo hasta la molestia de vivir y el trabajo de pensar”. Admite que el 9 Mariano Grondona: "Los pensadores de la libertad”, Sudamericana, Buenos Aires, 1994, PP.126-128. 10 Mariano Grondona, Op. Cit. P.128. 11 Ludwig Von Mises: “La acción humana”, Unión, Madrid - España, 1980, PP.397-400. 12 Ludwig Von Mise; Op. Cit., PP. 991-993.
  • 6. 6 “Estado debe intervenir (...) siempre y cuando el ‘libre juego de las fuerzas económicas’ pueda provocar efectos recusables desde el punto de vista social”13, y que el Estado y el gobierno no son fines, sino medios, y su “única misión” es la de “permitir la pacífica pervivencia” de la más “fecunda organización social”: el mercado. Le atribuye a Keynes, haber roto el principio de no intervención del Estado y haber quitado la “castidad” al sistema liberal occidental. Para Mises el hombre es libre en una economía de mercado y la libertad existe “allí donde las restricciones a la acción humana coinciden con las restricciones de la praxiología”. Restricciones que deben ser de “orden natural” y no del “Estado”; lo natural viene del “lado de las cosas” y de la “naturaleza del hombre”, lo otro, es pura “coacción” que restringe la voluntad humana. Friedrich Von Hayek, en su controvertido ensayo sobre filosofía política y social: “Camino de servidumbre”, escrito en 1944, sienta las bases para un nuevo tipo de liberalismo económico- político, más fuerte y más duro, libre de reglas y con pretensiones globales, en la búsqueda y consolidación de una “economía de mercado”, basada en la “libre iniciativa individual” y el “sistema de libre competencia”. Su tesis central sustenta que “los avances de la planificación económica van necesariamente unidos a la pérdida de las libertades y al progreso del totalitarismo”. A través de este ensayo, Hayek se proponía demostrar “(...) la esencial identidad de socialismo y totalitarismo, especies ambas de un mismo género: el colectivismo, y la incompatibilidad irremediable entre colectivismo y libertad humana”14. Admitía, que progresivamente, nos hemos estado alejando de la tradición del individualismo clásico de la civilización occidental. Individualismo que ha sido considerado como sinónimo de “mezquindad y egoísmo”, y al mismo tiempo, denunciaba a la planificación y el Estado de bienestar como caminos hacia una tiranía”. Sostenía que la única opción abierta a seguir es “ la del liberalismo político y la de la libre competencia. Forma política y estructura económica sobre las cuales, y solo sobre ellas, puede alcanzar la libertad que, cuando se ve en peligro, ya no se la ama, sino que uno se siente inclinado a adorarla (...)”15. Von Hayek, siguiendo a su maestro Von Mises, sostiene que: "el mercado libre tiene una función clave en la sociedad, ya que a través de él se establecen los precios de los bienes y servicios". Afirma que "el fracaso de las economías dirigidas tiene su origen, no sólo en la dificultad real de planificar a nivel macroeconómico, sino también en la arbitrariedad de la asignación de precios a través de medidas administrativas, lo que inevitablemente conduce al caos económico"16. Para él, "las reglas de convivencia social no pueden ser impuestas por un grupo, sino que para ser efectivas, deben brotar de las iniciativas individuales acumuladas a lo largo del tiempo, algunas de ellas no necesitan ser explicadas teóricamente, basta que sean practicadas"17. Ello implica que la sociedad debe regirse por las reglas espontáneas del mercado, debido a que estas son las únicas y de mayor ventaja, que permiten administrar los diversos proyectos y controlar las acciones de los individuos en la sociedad, aunque sus móviles sean no económicos, estos están impregnados por relaciones económicas. 13 Von Mises,Op. Cit. PP. 1039-1049. 14 Friedrich Von Hayek:"Camino de servidumbre”, Alianza, Madrid, 1976, P.10. 15 F. Von Hayek, Op. Cit. P.11. 16 Ricardo Torres Gaitán: "Teorías del comercio internacional”, Siglo XXI, México, 1987, PP.73-77. 16 F. Von. Hayek: "Camino de servidumbre”, Alianza, 1976, PP.60-71. 16 Miguel Manzanera: "Crítica filosófica del neoliberalismo", en Yachay. Revista de Cultura, Filosofía y Teología. Universidad Católica, Cochabamba-Bolivia, 1993, P.28. 17 Idem.
  • 7. 7 El liberalismo de Hayek es racionalista y universalista, antiestatista, fundamentalista y antihumanista. Para él, "la justicia social” es un “atavismo”, un “concepto inútil”, “fraudulento” y una expresión carente de sentido, que ha sido utilizado como sinónimo de “justicia distributiva”. Una “mera formula verbal carente de contenido y se utiliza tan sólo para propiciar determinadas pretensiones sociales cuya justificación, en realidad carece de toda base”18. “La conducta de un individuo puede considerarse justa o injusta, pero no sus resultados que se manifiestan en el mercado. Este es un proceso impersonal, cuyas reglas de funcionamiento debe respetarse, ya que a largo plazo es el proceso más para la mayoría, el que permite obtener más riqueza y bienestar. El mérito personal y la calidad de trabajo no siempre serán recompensados a corto plazo. El mercado tiene ganadores y vencidos. Es necesario adaptarse para obtener la mayor ventaja para el mayor número de personas"19. Hayek se opone a cualquier tipo de intervención del Estado sobre la oferta monetaria o sobre la economía, ni al estilo de Keynes, ni al de Friedman; al extremo de sustentar que "(...) ni siquiera debería imprimir sus propias monedas"20, sino que estas deberían competir en el mercado e imponerse aquella de mayor valor. Finalmente, concluye afirmando que “si hemos fracasado en el primer intento de crear un mundo de hombres libres, tenemos que intentarlo de nuevo. El principio rector que afirma no existir otra política realmente progresiva que la fundada en la libertad del individuo sigue siendo hoy tan verdadero como lo fue en el siglo XIX”21. 3.2. El monetarismo de Friedman.- El monetarismo tiene sus raíces en la “teoría cuantitativa del dinero” y en los replanteos efectuados a dicha teoría, por Milton Friedman de la Escuela de Chicago. Este sostiene, que la “teoría cuantitativa debe ser visualizada o entendida no como la expresión de la oferta monetaria, sino más bien como manifestaciones de la demanda de dinero”22. Demanda que está expresada en función: “del precio que tenga el propio dinero, de los precios que tengan los bienes cotizados en el mercado, de los recursos que dispongan previamente los demandantes, y de las preferencias de los consumidores”23. Los monetaristas partieron de la existencia de una “relación funcional entre las fluctuaciones de la oferta monetaria y los precios”24 e identificaron que el problema fundamental de la sociedad contemporánea es la “inflación”. Para Friedman, “la inflación es siempre y en todos los sitios un fenómeno monetario”, que se produce cuando la “cantidad de dinero aumenta más rápidamente que la de bienes y servicio; cuanto mayor es el incremento de la cantidad de dinero por unidad de producción, la tasa de inflación es más alta”25. “La cantidad de dinero es el factor más importante”, la “producción es secundaria”. La inflación provoca una serie de 18 Von Hayek:"Atavismo de la justicia social”, en Democracia, justicia y socialismo, Unión, Madrid-España, 1985, P.25. 19 Miguel Manzanera; Ob. Cit. P. 29. 20 Idem. 21 Hayek, Op. Cit. PP. 284-285. 22 Virgilio Roel: “Las crisis y el análisis económico”, El ALBA, Lima-Perú, 1990, P.21. 23 Idem. 24 Roberto Muñoz Gonzáles: “Curso general de pensamiento económico latinoamericano”, mimeógrafo. U.C.L.V., Cuba, 1997, P.37. 25 Milton Friedman: “La libertad de elegir”, Grijalbo, Barcelona-España, 1980, P.353.
  • 8. 8 desequilibrios en el sistema económico: “distorsiona la economía”, “desorganiza la sociedad”, tiene efectos negativos sobre la distribución del ingreso, el crecimiento económico, y produce una “asignación inadecuada de los recursos” económicos. El problema de la inflación se resuelve controlando la cantidad de dinero y las variables que afectan su expansión. Según Friedman, la “reducción de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria es el único remedio para eliminarla”26. La cuestión central para esta teoría, radica en la “distinción entre la cantidad de dinero nominal (cantidad de dólares considerada como tal: dinero) y la cantidad de dinero real (volúmenes de bienes y servicios que se adquieren por una cantidad determinada de dólares)”. Cantidad de dinero en circulación “que determina el valor del dinero y el precio de los bienes y servicios”27, de modo que cualquier incremento de la cantidad de dinero provoca un incremento en el nivel de precios, pero ignoran los “incrementos automáticos de los precios” (sin un incremento de la masa monetaria) y, las causas estructurales que se encuentran en la esfera de la producción y no así en la esfera de la circulación únicamente. El monetarismo es la “teoría monetaria del ingreso nominal”, en donde los “cambios en la demanda agregada dependen fundamentalmente de las fluctuaciones de la masa de dinero” y ésta su vez, influye sobre el ingreso nominal. Para ellos, las “distorsiones en la economía son creadas por la “excesiva intervención del gobierno en los precios, salarios y tasa de interés; en los impuestos y subsidios; en las restricciones comerciales internas y con el exterior; y por las distorsiones creadas por los monopolios y otros elementos del mercado libre”28. El monetarismo propone para estabilizar la economía un ajuste de “shock”, antes que un “tratamiento gradual”. Los instrumentos de política económica recomendados para su aplicación son: “el control de la oferta monetaria, la reducción del déficit fiscal, la devaluación de la moneda, la liberación de los precios, la eliminación de los subsidios”, la privatización de la economía, la congelación de los salarios y la flexibilización del mercado laboral. Los instrumentos de política económica de corte monetario sobre el control de la oferta de dinero, difieren en su aplicación de una economía abierta a una economía cerrada, donde impera el monetarismo convencional. En una economía cerrada, la reducción del crédito interno es “esencial y efectiva para el control de la oferta monetaria”. En cambio, en una economía abierta, si se tiene bajo control el déficit fiscal, el “crédito interno” como componente de la base monetaria es menos importante que los “cambios en las reservas”, debido a que este último, es determinado “endógenamente”. Cambios que dependen del “déficit comercial y de los movimiento de capital”, y a su vez, están “regulados por la diferencia entre las tasas de interés en el mercado internacional y en la misma economía, ajustadas por la devaluación esperada de la moneda local y un incremento real en los saldos monetarios”29. Si existe una cierta demanda para tener dinero en su poder por parte del público, la “reducción de la oferta monetaria resultará en un exceso de demanda de dinero”. Desequilibrio que traerá dos efectos de “ajuste automático”30: por un lado, el “incremento de las tasas de interés en el mercado interno”, atraerá un “mayor flujo de capitales” e 26 Milton Friedman, Op. Cit.P.372. 27 Idem. 28 Oscar Antezana:" Análisis de la nueva política económica”. Los Amigos del Libro. La Paz-Bolivia, 1993. P.50. 29 Oscar Antezana, Op. Cit. P.54. 30 Oscar Antezana, Op. Cit. P. 55.
  • 9. 9 “incrementará las reservas netas” y “expandirá la oferta monetaria compensando en parte la reducción anterior”. Por el otro, si existe una “escasez de dinero”, el público buscará mantener el nivel de “saldos reales monetarios reduciendo su demanda de dinero para transacciones”, situación que disminuirá el “gasto y el ingreso”. Esta caída en el ingreso “contraerá las importaciones, disminuirá el déficit comercial, incrementará el nivel de reservas netas, y volverá a expandir la oferta monetaria”. Friedman sostiene que “los precios desempeñan tres funciones en la organización de la actividad económica: primero, transmiten información; segundo, aportan el estímulo para adoptar los métodos de producción menos costosos, y por esa razón inducen a emplear los recursos disponibles para los empleos mejor remunerados; tercero, determinan quién obtiene las distintas cantidades del producto – la llamada distribución de la renta”31. Mercado en el cual “el consumidor se protege de la coacción del vendedor porque hay otros vendedores; el vendedor se protege del consumidor porque hay otros consumidores, el empleado se protege de la coacción del patrón, porque hay otros contratistas, etc. El mercado actúa impersonalmente sin una autoridad centralizada" 32 y “los agentes económicos corrigen todo desfase entre demanda y oferta de dinero con una reasignación de sus portafolios de activos financieros y no financieros”33. Más adelante, en relación a la distribución de la renta, Friedman sostiene que, “(...) se ha tratado de separar esta función del sistema de precios –la distribución del ingreso- de las demás funciones – transmitir información y procurar incentivos-. Gran parte de la actividad gubernamental durante las pasadas décadas en los Estados Unidos y otros países de economía principalmente de mercado, ha tenido por objeto alterar la distribución del ingreso generado por el mercado, con el fin de lograr una distribución de la renta distinta y más equitativa. Existe una fuerte corriente de opinión que presiona en este sentido”34. De la lectura a estas páginas se deduce, que el razonamiento de Friedman se circunscribe al ámbito individual de empresas aisladas y se remonta a explicar cómo opera la “mano invisible” de Adam Smith, el cual sostiene que el interés económico de los individuos, lleva a soluciones que benefician a toda la colectividad. Sin embargo, desde el punto de vista de la dinámica del crecimiento global de la economía, la tendencia al equilibrio no tiene el mismo comportamiento. Tendencia que se manifiesta por el “aumento de la oferta” de forma “no instantánea”, que hace descender los precios hasta equiparar con los costos, debido a que el proceso productivo requiere por lo general, de un tiempo determinado para producir los bienes futuros. Periodo en el cual, “las empresa pagan a la fuerza trabajo ingresos superiores a los ingresos pagados anteriormente, y que constituye el costo de la oferta de bienes presentes”. “Esta mayor demanda es lo que permite absorber el fruto del incremento de la productividad sin que bajen los precios”35. Demanda que se expresa, mediante la creación de dinero por el sistema bancario, y cuando la oferta de bienes finales sale al mercado, las empresas recuperan no sólo en dinero que habían pagado, “(...) sino el incremento de dinero con que pagan los ingresos correspondientes al acrecentamiento de la producción en proceso que se está 31 Milton Friedman, Op. Cit. P.32. 32 Milton Friedman: “Capitalismo y libertad”, Artenova,Brasil, 1966, P.23. 33 Guillermo Aznarán: “Crítica al liberalismo económico”, Magisterial, Lima-Perú, 1995, P.66. 34 Milton Friedman: “Libertad de elegir”, Grijalbo, Barcelona, 1980, P.42. 35 Raúl Prebisch: “Contra el monetarismo”, El CID EDITOR, Buenos Aires- Argentina; 1982, P.20.
  • 10. 10 desenvolviendo”36. Incremento de dinero que retorna a las empresas en forma de ganancia y permite a estas apropiarse de los frutos de la creciente productividad. En el contexto de este fenómeno dinámico, los precios no bajan, debido a la expansión de los ingresos y de la demanda, con la consiguiente expansión monetaria, que acompaña a la creciente producción en proceso. Situación que no considera la teoría neoclásica, en la cual se sustenta Friedman, el mismo que atribuye este fenómeno, a las “imperfecciones del mercado” y a las “combinaciones monopólicas y oligopólicas de las empresas”. Por su alto grado de abstracción de la realidad, las teorías neoclásicas que sustentan al monetarismo de Friedman, no guardan correspondencia con la realidad socioeconómica de la periferia, reflejada en las grandes “disparidades de la distribución del ingreso”, la “heterogeneidad estructural” y sus continuas mutaciones, las dificultades de acceso al conocimiento y la información, la técnica y la tecnología y los diferentes niveles de productividad, etc. La cuestión del excedente económico (ganancia de las empresas) como “fenómeno estructural y dinámico” en la economía, no tiene cabida en el pensamiento monetarista de Friedman. Excedente que “representa aquella parte de sucesivos incrementos de productividad que no se traslada a la fuerza trabajo en virtud de la heterogeneidad de la estructura social y (...) el fenómeno de competencia regresiva (...)”37. Por la índole del sistema, el excedente económico debe crecer continuamente y ser apropiado por los propietarios de los medios de producción, a expensas de la fuerza trabajo y de los estratos de bajos ingresos, para lograr de esta manera una acumulación de capital reproductivo de las empresas y un alto nivel de “consumo privilegiado” de los estratos superiores de la estructura social que concentran la mayor parte de los medios de producción. Ello significa que, la economía del sistema capitalista se sustenta en la “desigualdad social”, la cual desde su perspectiva, no se la puede corregir más allá de cierto punto. Friedman condena al “poder sindical” por ser “arbitrario”, “violar las leyes del mercado” y conducir a la crisis del sistema, pero no condena del mismo modo, la arbitrariedad que existe en la apropiación del excedente por parte de los propietarios de los medios de producción. Frente a este poder arbitrario de apropiación, la fuerza trabajo acude a su “propio poder distributivo” y al “poder político” del Estado, para compartir en cierta medida, los frutos de la creciente productividad del sistema; debido a que las leyes del mercado en un régimen de libre competencia, no difunden ni distribuyen los frutos de la creciente productividad. Según Friedman, la pugna existente entre el “poder sindical” y el “poder político”, conducen a la “inflación social”, la cual desorganiza a la sociedad, distorsiona a la economía y trastorna cada vez más el sistema. Es evidente que el Estado tiene gran responsabilidad en la inflación, cuando incurre en un déficit crónico o cuando financia con impuestos todos los gastos, entonces los impuestos tienden a volverse inflacionarios; situación que sucede cuando la “fuerza trabajo” carece de “poder sindical y político”. Pero cuando la fuerza trabajo adquiere poder, busca resarcirse de los impuestos y toda carga que menoscabe sus ingresos, en su empeño genuino de mejorar su situación mediante el aumento de sus remuneraciones, a expensas del crecimiento del excedente económico. 36 Raul Prebisch, Op. Cit. P.21. 37 Raul Prebisch, Op. Cit. P.25.
  • 11. 11 De esta cuestión central se deduce que los factores que conducen a la “inflación social” y a la crisis del sistema, no es únicamente, la “doble presión” existente entre “poder sindical” y el “poder político” sobre el excedente, sino una “triple presión” que se da entre el “poder sindical”, el “poder político” y la “presión interna” de los propietarios de los medios de producción y el “consumo privilegiado” sobre el excedente económico. El liberalismo monetarista de Friedman propugna, el apoyo a “los valores de la libertad. Aunque la economía de libre mercado no fuese el sistema más eficiente, todavía estaría a favor de ella por causa de los valores humanos que representa en términos de elección, desafío y riesgo” 38. Friedman rechaza el sentido de la "igualdad" como "equidad", por ser una noción baga y difícil e imposible de precisar. Para él, el "ideal de equidad" está en contradicción con el ideal de la "libertad personal". Sostiene que en la época republicana, la igualdad personal de derechos inalienables, era únicamente ante Dios. Con la guerra civil y la extinción de la esclavitud, la "equidad" es interpretada como "igualdad de oportunidades", no como "igualdad de resultados". Desde esta perspectiva, el liberalismo de Friedman, reemplaza el principio de distribución propuesto por Marx "de cada uno según sus posibilidades; a cada uno según sus necesidades", por un principio moderno de "partes equitativas para todos", en donde la ética de la distribución debe ser:" a cada cual según lo que produce y los instrumentos que posee, tanto si los ha adquirido por el trabajo o por la herencia"39. Friedman reivindica la "lucha por la libertad política y económica"; sostiene que "la desigualdad general en una economía de mercado es tan sólo a corto plazo, ya que puede ser superada, dependiendo de la movilidad del sistema"40. Friedman reconoce las tres obligaciones del Estado, asignadas por Smith de: "proteger a la sociedad de la violencia y de la invasión; proteger a los ciudadanos de la injusticia y de la opresión, y realizar obras de interés público que no son de interés particular"41. A estas tres funciones asignadas por Smith, Friedman agrega una cuarta función, la de "protección a los miembros de la comunidad que no pueden ser considerados como 'individuos responsables'”: Admite que la “libertad sólo es un objetivo defendible para los individuos responsables. No creemos en la libertad total para locos y niños”42. “De algún modo debemos trazar una línea divisoria entre los individuos responsables y los demás, y aun haciéndolo así introducimos un elemento de ambigüedad fundamental en nuestro proyecto final de libertad"43. De todo lo expuesto se puede concluir, que tanto Hayek como Friedman, se basan en el principio de distribución neoclásico de "a cada cual de acuerdo a su productividad". Para ellos, la equidad es una cuestión de "igualdad de oportunidades", de derecho y de trato ante la ley y ante Dios. Se trata de una igualdad jurídico-política, que tiene sus raíces en la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano". 3.3. La Economía de la Oferta (Supply Side Economics) La economía de la oferta, surge en los Estados Unidos, durante la década de los 70’, como 38 Citado por Miguel Manzanera, en “critica filosófica del neoliberalismo”; en Yachay, 1993, P.31. 39 Ver Miguel Manzanera, Ob. Cit. P.31. 40 Idem. 41 Milton Friedman, Op. Cit. PP. 48-54. 42 Milton Friedman; Op. Cit. P. 54-55. 43 Milton Friedman: "Libertad de elegir" .Ed. Ercilla, Santiago de Chile, 1981, P.42.
  • 12. 12 una ideología radical y una “visión extrema de la economía conservadora” de Friedman y de un grupo minúsculo de personas, “ajenas a la profesión”, apoyadas por un reducido grupo de economistas graduados de las universidades más conservadoras de Norte América: MIT, Harvard, Rochester-Mellon y Minesota. Esta corriente de pensamiento surge de las “zonas limítrofes de la economía: del periodismo, del congreso, de las consultoras” y de los “(...) institutos de creación de opinión pública conservadora”44. Esta corriente se remonta a los economistas clásicos como Adam Smith y Jean Baptiste Say, pasando por Milton Friedman y Gary Becker. Sus exponentes más conspicuos de esta corriente son: Judy Wanniski, Arthrur Laffer y el canadiense Robert Mundell, durante su nuevo periodo intelectual. Sus difusores publicitarios lo constituyen Robert Bartley e Irving Kristol, del The Public Interest. La economía por control de la oferta, es la aplicación de la “microeconomía” al análisis de los agregados económicos. Para ellos, la “oferta antecede a la demanda” (Ley de Say), es decir, que la “producción tiene precedencia sobre el consumo en la vida económica”; “la capacidad de producir es limitada” y la “demanda está limitada por el nivel de producción”, no por el deseo de consumir. Sostienen que el “nivel absoluto de demanda agregada depende del nivel de producción y, a medida que crecen la producción y el capital”45, la demanda también crecerá. La política económica de Jean Baptiste Say, tiene como objetivo fundamental, “estimular la producción y la oferta agregada”, debido a que la “la producción y la oferta agregada” generan riqueza y crecimiento”, y esta a su vez, determina el ingreso. El propósito fundamental de los ofertistas, es resolver el problema de la “estanflación”, a través de “estímulos a los ritmos de crecimiento económico como fundamento de la estabilidad política”. Para tal efecto vinculan la visión de análisis económico clásico y neoclásico, con las políticas económicas públicas, y concentran su atención en las políticas que generan “incentivos adicionales al trabajo y al ahorro”, para incrementar la “producción y la productividad”. Para los ofertistas, los “incentivos” al sector privado están determinados por los “precios relativos”, tanto del “trabajo relativo al ocio” como del “ahorro relativo al consumo”; precios que pueden ser alterados por la “inflación y las tasa impositivas”46, e identifican el “efecto inicial” de las acciones gubernamentales, en términos de los cambios en los precios relativos (explícitos e implícitos). Acciones que afectan al sector privado y generan cambios en la “distribución de los recursos”, la “producción agregada real”, el “ingreso total real”, el “volumen total” y en la “composición de la actividad económica”. Los cambios en el “ingreso real”, sólo se producen cuando existen “cambios en la producción” y los cambios en esta última, cuando se producen “cambios en la cantidad de insumo o en la eficacia de su uso”. Los ofertistas reconocen que el “efecto precio”, precede sobre el “efecto ingreso” e identifican las acciones del gobierno sobre los precios relativos como “efecto de primer orden” y a la reacción del sector privado sobre el ingreso, como el “efecto de segundo orden”. “El control de la oferta que enfoca sus políticas en la oferta agregada, puede resolver el problema de la estanflación mediante un incremento de la producción, inducida por una mayor inversión o por un incremento en la productividad y/o eficiencia”47. Los defensores de esta 44 Paúl Krugman: "Vendiendo prosperidad”, Ariel, México, 1996, PP.89-101. 45 Oscar Antezana, Op. Cit, P.58. 46 Citado por Oscar Antezana, Op. Cit, P.60. 47 Oscar Antezana, Op. Cit. P.64.
  • 13. 13 corriente, sostienen, que la acción del gobierno sólo afecta como una consecuencia, a la demanda nominal agregada y no así, en forma directa a la demanda real agregada, debido a que los cambios en esta, provocan cambios en la producción total. Tanto el monetarismo como la economía de la oferta, recomiendan reducir el papel del gobierno en la actividad económica, debido a que este “limita la iniciativa privada”, “entorpece la oferta”, distorsiona la economía y produce un “efecto desplazamiento”. La política fiscal de los ofertistas, se sustenta en la controversial “curva de desgravación impositiva de Arthur Laffer”, que expresa una “relación inversa entre tasas impositivas e ingreso fiscal”. Laffer aduce que “siempre existen dos tasas impositivas que rinden el mismo ingreso fiscal”; así, a una tasa del 100%, toda la actividad económica cesa en el mercado, los agentes económicos no trabajarían y los ingresos fiscales serían cero. Por el contrario, si la tasa es del 0%, la producción se maximizaría y los agentes económicos retendrían el 100% de su producción en el mercado del dinero, los ingresos fiscales serían iguales a cero y el gobierno dejaría de existir. Por consiguiente, una baja en las tasas impositivas en beneficio de los estratos de más altos ingresos, permitiría incrementar las recaudaciones fiscales, aumentar la inversión, estimular la producción, el empleo y generar un mayor ingreso nacional. A mi juicio, la controversial curva de Laffer presenta dos cuestionamientos: 1) Laffer no establece cual es la tasa impositiva óptima de recaudación fiscal en la economía. Su curva solo conecta tres puntos, dos extremos que reflejan el mismo nivel de ingreso fiscal para el gobierno, a dos tasas impositivas diferentes, y un tercer punto, que refleja la tasa impositiva más alta que maximiza el ingreso fiscal en la economía. 2) Que la disminución de las tasas impositiva en favor de los estratos de más altos ingresos, generaría mayores asimetrías sociales y regionales, debido a que el mayor peso de la carga tributaria, recae sobre los estratos medios y bajos de la población. Tanto Mancha y Villena48 como Paúl Krugman49, sintetizan con precisión los rasgos más esenciales de la economía de la oferta: 1) la “defensa del sistema capitalista como un sistema superior de organización social”; 2) “énfasis en la iniciativa privada”; 3) “aplicación de la teoría de los precios a las políticas públicas”; 4) “ énfasis del impacto de las políticas públicas sobre los precios relativos (...) y no sobre la renta; 5) “ énfasis en el impacto de la reducción de las tasas impositivas (...) sobre las motivaciones de los individuos a ahorrar, invertir, trabajar, etc”; 6) “primacía del objetivo crecimiento económico, en un clima de estabilidad, sobre el de la distribución de la renta”; 7) sostienen que las “políticas económicas del lado de la demanda son ineficientes”; 8) niegan que la “oferta monetaria, en general, tuviera importancia en el mundo real”; 9) “consideran que las expansiones y recesiones” son “motivadas por los incentivos y desincentivos de la política impositiva”, admitiendo que cualquier aumento en el déficit presupuestario, sería compensado por el incremento del ahorro privado, que incluso aumentaría la inversión. Finalmente, los defensores de la economía de la oferta, en el contexto de la política económica recomiendan: 1) “controlar el crecimiento de la cantidad de dinero”; 2) la “desregulación de la economía”; 3) la “reducción de los tipos impositivos”; 4) la “reducción del gasto público”50 y 48 T. Mancha y J. Villena: “El estado actual de la macroeconomía: implicaciones básicas desde la perspectiva de la política económica”, Información comercial española, 1983, P.171. 49 Paúl Krugman, Op. Cit. PP. 90- 101. 50 Carlos Usabiaga Ibáñez y José M. O’kean: “La nueva macroeconomía clásica”, Pirámide, Madrid, 1994, P.145.
  • 14. 14 5) el incremento del gasto en defensa. 3.4. John Gray y la Escuela de Oxford.- El profesor John Gray, es un liberal conservador de la Oxford University, discípulo de John Stuart Mill. Sostiene que “el liberalismo es, históricamente, la teoría política de la modernidad: el proyecto de dotar un marco teórico a las instituciones políticas para el gobierno de una sociedad individualista”51. 3.4.1. El papel del Estado y la sociedad civil.- El liberalismo conservador de John Gray, rechaza tanto las tesis de Humboldt, Spencer y Nozick, sobre el “Estado mínimo” como así también, las de Adam Smith y John Stuart Mill sobre el “laissez-faire”, como principio de toda política pública, por presentar una “indeterminación básica”, una “ambigüedad específica” y una “incapacidad” e “insuficiencia” para resolver el problema de la “recaudación fiscal”. Sostiene que la teoría del “Estado mínimo” tiene una “omisión inevitable”, “no es sostenible” (...) y de hecho es parcialmente coherente”52. Para él, la idea de un “Estado mínimo” le asigna como función, proteger los “derechos negativos ( contra fuerza y fraude) y al mantenimiento de la justicia”. Idea que contiene una “incoherencia radical, en cuanto no incluye ninguna propuesta plausible para el financiamiento de estas funciones mínimas”53. Con relación al principio del “Laissez-faire”, afirma que este se apoya en una teoría de la “justicia y los derechos que le permita decidir lo que se ha de considerar una interferencia o una invasión de la libertad”, cuyo precepto “puede exigir tan sólo que las actividades autoritarias del gobierno se restrinjan al mínimo requerido para el sostenimiento de la justicia, pero sin exigir que el gobierno se limite a dichas funciones”54. La visión liberal conservadora de John Gray, concibe que “un orden político liberal puede adoptar la forma de una monarquía constitucional, como en Gran Bretaña, o una república constitucional, como en los Estados Unidos, pero debe contener restricciones constitucionales sobre el ejercicio arbitrario de la autoridad gubernamental”. Admite “que “el sine qua non del Estado liberal, en sus diversas formas, es que el poder y la autoridad gubernamental se encuentran limitados por un sistema de reglas y prácticas constitucionales en las que respete la libertad individual y la igualdad de las personas bajo el gobierno de la ley”. Apoyado en Hayek, Friedman y Rawls sostiene, que “sólo un sistema de recaudación fiscal proporcional (por oposición al progresivo) es consecuente con las exigencias liberales”, el cual debe regirse por medio de normas generales constitucionales que no afecten a la “libertad económica”. Reglamentación que debe ser extensiva a la “política presupuestaria y monetaria, a fin de conjurar esta arbitrariedad”. John Gray, “rechaza la posibilidad de aplicar principios universales únicos excluyentes, a partir de los cuales se pueda reconstruir la sociedad racionalmente”. “Cree en la libertad 51 John Gray: "Liberalismo”, Alianza, Madrid-España, 1994, P.126. 52 John Gray, Op. Cit. PP. 118-119. 53 John Gray; Op. Cit. P.114. 54 John Gray; Op. Cit. PP. 116-118.
  • 15. 15 económica y en las instituciones del mercado como un pilar básico de la sociedad civil”55. Cuestiona de “insuficiente” la concepción de Hayek, sobre la “neutralidad moral del Estado” en una “sociedad liberal”, en donde el ciudadano tendría que adherirse racionalmente a sus principios de justicia o derechos universales. Desde su perspectiva, para que una “sociedad civil liberal” pueda renovarse a través de las distintas generaciones, “no es suficiente la adhesión racional de los ciudadanos”, sino que se requiere de un “patrimonio cultural común” y una serie de “valores”, como precondiciones esenciales para su reconstrucción. Admite que una sociedad liberal puede ser “multirracial”, pero no “multicultural”, porque el “fanatismo cultural separatista”, pondría en peligro a la sociedad liberal y en última instancia, a la “polis”. John Gray, por un lado, critica a Hayek por haberse dejado arrastrar por el “racionalismo liberal ”, emergente de la Ilustración francesa, en la versión de Diderot, Condorcet y Thomas Pain, y por sostener una doctrina del progreso y una convicción latente que todas las sociedades humanas convergen en un orden liberal”56. Por el otro, cuestiona a la corriente liberal conservadora de corte “integrista u organicista”, por sostener que el Estado es capaz de construir una “cultura común monolítica”. Para él, lo que necesita una sociedad civil, es una “cultura común que tenga elementos compartidos y al mismo tiempo admita una gran diversidad dependiendo de las circunstancias”57. Rechaza el carácter “neutral del Estado” y le asigna a este, dos funciones específicas: la primera, admite que “el estado debe evitar medidas políticas que puedan destruir o dañar la cultura común”. La segunda, se refiere a la “creación de un marco dentro del cual la cultura común pueda renovarse a sí misma”. La primera función, es de carácter “negativo”, busca evitar las políticas sociales y educativas que puedan conducir a una fragmentación de la unidad familiar y una desintegración de la sociedad civil en su conjunto. La segunda, es de carácter “positivo” y busca estimular la recuperación de las energías para un proceso de cicatrización de lesiones de las culturas mismas. John Gray, se opone al “totalitarismo” de orden político y al “fundamentalismo” de orden religioso. Insiste que “la esencia o núcleo del liberalismo es la sociedad civil”, entendiendo por tal, la “organización societaria que ofrece un ámbito de instituciones mercantiles, comunicativas, familiares o religiosas, definidas y protegidas legalmente, (...) y amparadas por el Estado e independientes de él, que operan con plena autonomía”58. Sociedad civil liberal tiene tres componentes fundamentales: “el Estado, la ley y el mercado”. Al respecto afirma, que la “esencia del Estado liberal y de la sociedad civil no es la neutralidad sino la tolerancia”. La ley es el elemento normativo que rige a las instituciones, al Estado y a la sociedad en su conjunto. Y los mercados, son instituciones diversas de la sociedad civil, en donde se encarnan las libertades civiles y personales. Instituciones consideradas esencialmente como “mecanismos epistemológicos”. Rechaza la intervención del Estado en la regulación de la actividad económica, por constituir una cuestión peligrosa tanto “epistémica” como “políticamente”. Es partidario de una regulación a través de un “marco general” de reglas que rigen una economía. Marco normativo que debe privilegiar la libertada individual, el “libre mercado y la competencia activa, para desactivar o fragmentar 55 Miguel Manzanera: "Critica filosófica del neoliberalismo”, en Revista Yachay No 18, año 11, 1994, P.34. 56 Idem. 57 Miguel Manzanera, Op. Cit. P.35. 58 Miguel Manzanera, Op. Cit., P.36.
  • 16. 16 los carteles (...)”59. Desde mi perspectiva, lo más rescatable del liberalismo conservador de John Gray, es la valoración de la tradición histórica cultural como patrimonio peculiar de cada pueblo, digno de ser conservado y promovido por la misma sociedad política. 3.4.2. La libertad individual, la propiedad privada y el mercado.- Para John Gray, todos los clásicos liberales fueron exponentes de una “concepción negativa de la libertad”. Afirma que “ni Locke, Kant o Smith, ni siquiera John Stuart Mill, dudaron que la libertad pudiera suprimirse en una sociedad en la que todos los adultos tuvieran derecho de voz para el gobierno”60. Concepción liberal que fue empleada en forma clara e inflexible tanto por autoritarios como también por liberales y no liberales. Rechaza la concepción de “libertad positiva” hegeliana y de los liberales reformistas, entendida como la “libertad individual de tener la oportunidad de autorrealizarse", por enfrentar un “conflicto insuperable” entre la “libertad positiva” y los “valores liberales de diversidad e igualdad”. Aduce que su contenido político de asignar recursos y darle oportunidades de realización, han conducido a defender el “Estado de bienestar como una institución que favorece la libertades”. Concepción que conduce en último término, a “establecer una igualdad entre libertad y poder para actuar; una ecuación contraria al ideal liberal de igual libertad porque el poder no puede, por naturaleza, distribuirse por igual”61. John Gray es partidario de la concepción de “libertad positiva” de Spinoza y de Kant, entendida como “autonomía o autodeterminación individual en defensa de la tolerancia y de un gobierno limitado”62.Esta visión “concibe la libertad como la no restricción de opciones, ya sea por la obstrucción de otros hombres o por factores internos del propio agente, tales como debilidad de la voluntad, fantasías o inhibiciones irracionales o una socialización acrítica ante las normas convencionales”63. Esta especie de “autogobierno racional del agente individual”, es la visión que coincide con la “tradición del liberalismo intelectual”. El concepto de libertad como autonomía, hace referencia a las “libertades básicas”, entendidas como la “armazón de las condiciones necesarias para la acción autónoma. Un hombre libre es aquel que posee los derechos y privilegios para pensar y actuar autónomamente, para regirse a sí mismo y no ser gobernado por otro”64. Asimismo concluye que la “libertad individual presupone la protección jurídica de la libertad contractual y el derecho fundamental a la propiedad privada”. Ello implica que el Estado liberal, garantiza tanto las libertades civiles (contra arresto, de asociación, de pensamiento, de movimiento, etc) como las “libertades económicas”, concebidas en sus diferentes formas. John Gray critica a los socialistas y a los liberales reformistas, por haber ignorado el papel central que juega “(...) la institución de la propiedad privada y su corolario, el mercado, desempeñan en la constitución y protección de las libertades básicas”. Desde su postura liberal conservadora, admite que “un compromiso con la libertad individual implica la aprobación de las instituciones de la propiedad privada y el libre mercado” como pilares de sustento del 59 Miguel Manzanera Op. Cit. P.38. 60 John Gray, Op. Cit. PP. 91-92. 61 Von Hayek, citado por John Gray, en Liberalismo, P.93. 62 Idem. 63 Idem. 64 Ibidem.
  • 17. 17 pensamiento liberal, en cuyo seno la “propiedad privada” es concebida como parte integrante de la “libertad individual”, y los mercados libres representan el “único medio no coercitivo de coordinar la actividad económica en una sociedad individual compleja”, en donde la “propiedad privada es la materialización de la libertad individual en su forma más primordial, y que las libertades de mercado son componentes indivisibles de las libertades básicas de las personas”65, en cuyo contexto, la relación existente entre “propiedad privada” y “libertades básicas”, es de carácter “constitutivo y no instrumental”. “La propiedad privada es una garantía de la autonomía individual”, por ello, su defensa está vinculada con la “autonomía del individuo (...) en su dimensión material o positiva”. Su aguerrida defensa se sustenta en los planteamientos de Hume y el kantianismo, para quienes “la propiedad privada asegura la independencia personal”. Al respecto, sostiene que (...) aun siendo cierto que la propiedad privada fortalece la autonomía de quienes la detentan, también la libertad que se deriva de la propiedad privada no es únicamente la que gozan o ejercen sus detentores”66. Asimismo, sostiene que (...) incluso el individuo más depauperado en un sistema de propiedad privada es más autónomo que la mayoría de un sistema colectivo; el vagabundo goza de mayor libertad que el soldado conscripto, incluso si este último está mejor alimentado (...)”67. El verdadero papel del proceso de mercado, no es, el de “economizar los medios escasos destinados a fines conocidos”, sino (...) el de generar por medio del mecanismo de precios, información sobre la manera en que los agentes económicos, desconocidos entre sí, pueden alcanzar de la mejor forma sus propósitos, igualmente desconocidos. La función del mercado consiste (...) en un procedimiento de indagaciones para identificar y transmitir a otros los datos acerca de la estructura infinitamente compleja de las preferencias y recursos de la sociedad”. En síntesis, “el mercado puede considerarse el paradigma de un orden social espontáneo, ilustrado por el aforismo de Froyd-hon: ‘La libertad es la madre del orden’”68. Institución autorregulada, la cual según John Gray, ni con todas las imperfecciones que ella presenta, no son suficientes para justificar la intervención del gobierno. 3.5. La Teoría de las Expectativas Racionales.- La teoría de las expectativas racionales o nueva macroeconomía clásica (NMC), surge en Chicago a inicios de los años setenta, ante la falta de respuestas económicas al problema de la “estanflación”. Esta teoría tiene su origen en la tradición neoclásica de León Walras y constituye una versión renovada del monetarismo de Friedman. Si realizamos una mirada retrospectiva de las expectativas económicas, encontramos, en los escritos filosóficos de Locke, el “interés por las expectativas”, en un mundo carente de información. Marshall (1923), destaca la “importancia de las expectativas” por parte del público, en los procesos económicos. Finalmente, fue Keynes a través de su “Teoría General”, quien le dio a las expectativas un lugar central en el análisis económico. Antes de la irrupción de las expectativas racionales de la nueva macroeconomía clásica de Chicago, existían dos modelos de formación de expectativas: el de las “expectativas extrapolativas” de Metzler (1941) y el de las “expectativas adaptativas”, propugnado por 65 John Gray, Op. Cit. PP. 98-99. 66 John Gray, Op. Cit. P.106. 67 Idem. 68 John Gray, Op. Cit. PP. 108-109.
  • 18. 18 Fisher (1930). El modelo de “expectativas extrapolativas”, intentó eliminar la extrema “inestabilidad” de los “modelos de la telaraña”. Este modelo consiste, en que la “predicción extrapolativa de una variable es igual al valor efectivo de esa variable en el periodo anterior más (o menos) una proporción del cambio de su valor entre los dos últimos períodos”69. En cambio, el modelo de “expectativas adaptativas”, difundido por Cagan (1956) y Nerlove (1958), consiste, en que “los agentes revisan sus expectativas previas en cada periodo con base en la diferencia entre el valor actual de la variable y la expectativa que se había realizado – los agentes adaptan sus expectativas según el error de predicción del último período”70. Este modelo de expectativas tiene un carácter “autorregresivo”, debido a que las predicciones de la variable, las realiza en función de valores del pasado; prescindiendo de los valores que provengan de otra naturaleza e imposibilitando las predicciones de las expectativas futuras. Situación a la que los nuevos clásicos cuestionaban por tener un “comportamiento poco creíble”. En 1952, Hahn desarrolló la noción de “expectativas semirracionales”, que arrojaban predicciones intermedias entre las “expectativas adaptativas y las racionales”. Los factores que contribuyeron al desarrollo de esta corriente de pensamiento, fueron la aceleración del proceso “inflacionario” de los años setenta, las manifestaciones de la “estanflación” y la carencia de modelos de predicción del comportamiento de los agentes económicos, que junto a los avances teóricos, constituyeron el caldo de cultiva para el surgimiento de las “expectativas racionales”, cuyo precursor fue Muth (1961). La teoría de las expectativas racionales o NMC, tiene como máximos exponentes a Robert Lucas, Muth y Sargen Thomas. La NMC tiene como base de sustento dos pilares centrales: “la hipótesis de las expectativas racionales y la proposición de inefectividad o neutralidad monetaria”. 3.5.1. La hipótesis de las expectativas racionales.- Muht (1961), define su teoría sobre la formación de “expectativas racionales” al realizar “predicciones informadas de los eventos futuros”. Se trataba de expectativas de las empresas en el contexto de la teoría económica; es decir, que “ los agentes económicos en el marco de la información de que disponen realizan predicciones optimas (...), comportándose como grandes conocedores de la naturaleza de la variable sobre que realizan la predicción”71. Shaw (1987) al considerar las “expectativas racionales”, distingue dos versiones: una “débil” y otra “fuerte”. La “versión débil” sugiere simplemente, que los “agentes forman sus expectativas considerando toda la información disponible que estiman que vale la pena analizar”72. Versión que supone un ligero avance sobre los mecanismos de las “expectativas adaptativas”. En cambio, la “versión fuerte” o versión Muth, supone plantear un marco de predicciones optimas que incorpora la “modelación macroeconómica”. La hipótesis de “expectativas racionales” cobra mucha importancia al inicio de los años 70, cuando Robert Lucas, aplica el instrumental cuantitativo basado en “microfundamentos” al 69 Carlos Usabiaga y José María O’kean: "La nueva macroeconomía clásica. Una aproximación metodológica al pensamiento económico”; Pirámide, Madrid, 1994, P.70. 70 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.71. 71 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.73. 72 Idem.
  • 19. 19 comportamiento de los modelos macroeconómicos. La hipótesis de “expectativas racionales” como modelo de formación de predicciones, en esencia, tiene tres características73 básicas: 1)“Los errores de las expectativas racionales son en promedio cero”, es decir, que los errores por “defecto” y por “exceso” se compensan entre sí. 2) “ Los errores de las expectativas racionales no exhiben patrón”, es decir que los errores de predicción tiene un comportamiento aleatorio en el proceso generador de la variable. 3) “Las expectativas racionales son el modelo de predicción más preciso”. Pese al componente aleatorio, el “modelo de expectativas racionales, es el que más se ajusta en la predicción” de las expectativas futuras. La hipótesis de las “expectativas racionales” ha tenido una serie de críticas de carácter heterogéneo, que pueden ser agrupadas en tres bloques: “ las centradas en la problemática de descubrir un modelo correcto que guíen las variables; las vinculadas a los requerimientos de información y las relacionadas con el aprendizaje”. El primer bloque, hace referencia a: 1) “ la posibilidad de múltiples sendas de equilibrio con expectativas racionales”, alejándose de la “unicidad de equilibrio de Muth”; 2) “la existencia de un modelo cierto al que se ajustan las variables”; 3) “ la crítica subjetivista” de carácter estadístico sobre la no coincidencia entre “probabilidades objetivas y subjetivas”; 4) “ las dificultades de aprender el modelo correcto” por parte de los sujetos económicos. El segundo bloque, hace referencia al “costo de adquisición de la información”, al “proceso de recolección”, la “carencia de información” y la “información diferencial”. Finalmente, el tercer bloque hace referencia al problema del “aprendizaje”, entre unos pocos agentes que ejercen demasiado peso en el “tejido social”, que explotan las posibilidades de beneficio con respecto al comportamiento ineficiente, del resto de la población. Para contrastar la evidencia empírica de la hipótesis de expectativas racionales, se han planteado dos enfoques: “aproximación directa” y una “aproximación indirecta”. La primera, presentaba un problema en la contrastación global del modelo, “ya que no sabemos si la posible refutación del modelo responde a las diferencias de la hipótesis de expectativas racionales o de otro comportamiento del modelo”. La segunda, centra su atención sobre una serie de “test directo de racionalidad”, basados en el instrumental estadístico – econométrico, tales como: la “impredictibilidad del error de predicción”, la “insesgatura”, la “eficiencia”, la “consistencia” y la “desigualdad de varianzas”74. Ante la serie de cuestionamientos sobre la evidencia empírica, Sargent Thomas (1982), “apunta que el peso de la hipótesis de expectativas racionales no descansa en el terreno empírico, sino en su estructura lógica como estrategia modeladora (...)”. Sobre el mismo particular, Robert Lucas (1980), “afirma que todo modelo que esté bien articulado para dar respuesta a las cuestiones que se le plantean ha de ser necesariamente artificial, abstracto e irreal”75. 3.5.2. La proposición de inefectividad o neutralidad monetaria.- 73 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.74. 74 Carlos Usabiaga y Jasé María O’kean, Op. Cit. PP.80-81. 75 Carlos Usabiaga y Jasé María O’kean, Op. Cit. P.86.
  • 20. 20 La “hipótesis de inefectividad” centra su “interés fundamentalmente en el reducido papel que se atribuye a la política monetaria” dentro de un nuevo contexto y manejo óptimo de los instrumentos monetarios. La “proposición de inefectividad” fue desarrollada por Lucas, con la colaboración de Wellace y Barro. La esencia de esta proposición puede sintetizarse en que: “las variaciones de la demanda agregada solo afecta al autput real (o al empleo) en la medida en que sea aleatoria e impredecible”. Proposición que presta “especial atención al efecto de las variaciones en la cantidad de dinero (esperadas o no)”. “(...) Variaciones que no producen efectos reales, salvo cuando son inesperadas (no anticipadas por los agentes)”76. “La proposición de neutralidad monetaria se muestra del lado de las políticas deterministas, y de la defensa de las reglas frente a la discrecionalidad” , haciendo énfasis en la transparencia del manejo de la política económica. La modelación de la “proposición de inefectividad” o neutralidad monetaria, se caracteriza por dos elementos esenciales: 1) La función de oferta de Lucas.- En 1972, Robert Lucas introduce un modelo macroeconómico, en el cual “los mercados se vacían y la curva de Phillips surge como una consecuencia de la información imperfecta o incompleta acerca del nivel de precios agregados”. Función que supone los siguientes presupuestos77: 1) “Los mercados están físicamente separados – economía de isla de Lucas. 2) Distingue dos tipos de disturbios: los “agregados” ( que afectan al nivel de precios agregados) y los “relativos” (que afectan el precio de un determinado mercado). 3) Los “disturbios relativos”, por definición en “promedio son cero y que los oferentes y demandantes de cada mercado sólo conocen el precio nominal efectivo de su mercado a la hora de tomar la sus decisiones de producción y consumo”. 4) “Los participantes en un determinado mercado conocen el precio de su mercado”, pero no pueden “estimar el precio relativo sin una estimación del nivel de precios agregados”. 5) El problema radica en la “extracción de señal” en el mercado, y los “agentes trabajan con una estimación del nivel de precios agregado en forma de promedios ponderado del nivel de precios agregado esperado y los precios de los agentes observan efectivamente es su mercado”. Entonces, la función “oferta sorpresa” de Lucas, “considerando todos los mercados en conjunto”, expresa que “el autput agregado es una función creciente del nivel de precios absolutos ( en relación con el nivel de precios agregado esperado)”78. Función que está denotada como Yt = a(Pt – Et-1 Pt); donde Yt, , representa el logaritmo del autput agregado en el periodo t; “a” es una combinación de parámetros aleatorios (varianzas en el nivel de precios) y debe ser mayor que cero; Pt el logaritmo del nivel de precios agregado en ese mismo periodo; y Et-1 Pt, la predicción de Pt , basada en la información disponible al final del periodo t-1. Esta función asume las características de una “demanda agregada”, determinada a partir de la “ecuación cuantitativa” y expresa una “correlación positiva” entre el “autput agregado” y la 76 Carlos Usabiaga y José María O'kean, Op. Cit. P.88. 77 Carlos Usabiaga y José María O’kean, Op. Cit. P.90. 78 Ibidem
  • 21. 21 “sorpresa de precios”. 2) El mercado de trabajo de los nuevos clásicos.- Los modelos de la NMC que propugnan la “proposición de la inefectividad”, en el contexto laboral, presenta diversas características, que a nuestro juicio, tres son las de mayor relevancia: 1) Se consideran “salarios” y “precios flexible” que consiguen “vaciar los mercados de bienes y servicios”. Esta hipótesis ha sido duramente cuestionada desde el ángulo de: los “contratos explícitos multiperíodos”, los “salarios de eficiencia”, los “costes de ajuste”, los “mercados de trabajos segmentados”, los modelos de desequilibrios”, etc. 2) “La hipótesis de elevada sustituibilidad entre ocio y trabajo”. Hipótesis que presupone una “elevada sustituibilidad” entre el “ocio presente” y el trabajo futuro; para ello los trabajadores “eligen unas determinadas combinaciones de ocio- trabajo para el periodo corriente y los siguientes, siendo estas combinaciones sensibles a la cambiante coyuntura económica”. 3) “La noción de desempleo voluntario”. Esta noción manejada por los nuevos clásicos, se basa en el trabajo de McCall (1970), sobre el “desempleo como actividad”. Sostiene que el “trabajador ofrece la cantidad de trabajo que determina su combinación optima de ocio y consumo, teniendo en cuenta tanto las condiciones del periodo presente como las predicciones a cerca de los períodos futuros”. Al respecto, Lucas aduce que el desempleo tiene un “componente involuntario” y, que “si el trabajador reduce suficientemente sus pretensiones salariales o sus exigencias en cuanto a condiciones laborales, podría encontrar algún empleo”79. 3.6. La Economía Social de Mercado: su origen, propósito y evolución.- La economía social de mercado constituye una variante del neoliberalismo, surgida en Alemania a fines de los años 20 y comienzos de los años 30. Variante que tiene sus raíces tanto en el liberalismo clásico como en el “ordoliberalismo”, difundida en 1937, por Walter Eucken, Donna F. Böhn y Hans Grossmann-Doerth, en la serie especial de publicaciones titulada “Organización de la Economía”. El ascenso de fascismo al poder en Alemania, ha privilegiado las concepciones económicas que ponía más énfasis en cuestiones políticas y el desarrollo “creciente del papel de la máquina burocrática estatal”, en detrimento del desarrollo de la economía social de mercado emergente. La culminación de la Segunda Guerra Mundial con el aplastamiento del fascismo alemán, no solamente ha marcado la “derrota militar y político-económica del Imperio Germánico”, sino que ha dividido a Alemania en dos partes: la Oriental (RDA) y la Occidental (RFA). En la primera, imperaba un régimen socialista de planificación centralizada, y en la segunda, un capitalismo liberal con amplias condiciones para el desarrollo de la economía social de mercado como un “contraprograma en oposición al comunismo y al bolchevismo”. En el proceso de evolución de la economía social de mercado, se pueden identificar cinco fases: la primera, se extiende desde fines de los años 20, hasta la Segunda Guerra Mundial. Período que se caracterizó por la elaboración de una suerte de “credo neoliberal”, en donde los 79 Carlos Usabiaga y José María O’ kean, Op. Cit. PP.95-96.
  • 22. 22 mecanismos del mercado no ocupaban un lugar “esencial”, en tanto que las teorías económicas prevalecientes, exaltaban el “papel del Estado”. Este “credo” alcanzó su plenitud, a mediados de la década de los años 30, con la publicación de la serie especial de “Organización de la Economía”, por Walter Eucken, Donna F. Böhn y Hans Grossmann- Doerth. Este período fue sepultado con el ascenso del fascismo al poder, la decadencia del “liberalismo clásico”, y la prevalencia del “papel del Estado” en la regulación de la economía, impuesta por el keynesianismo. La segunda fase, comienza con la derrota político-económica y militar del fascismo alemán en la Segunda Guerra Mundial y, la división de Alemania en dos parte. El objetivo principal de la política económica en este periodo, era el “aspecto social”, la “reconstrucción del país” y la “organización de la estructura de mercado”. Periodo en el cual se retoman las bases y principios para el desarrollo de la economía social de mercado en Alemania Occidental, y se prolonga hasta fines de los años 50. La tercera fase, se extiende hasta mediados de la década de los 60, en ella se hace más énfasis en el “aspecto social” y el “perfeccionamiento del marco sociopolítico”, que configuraba una sociedad occidental organizada, en donde la “(...) política económica debería contribuir a ‘(...) la integración interna de la sociedad sobre la base de valores y convicciones comunes’”80. La cuarta fase, se extiende desde 1966 hasta 1982, y se caracteriza por el predominio de una “Política económica racionalista”, denominada por Karl Schiller “economía social de mercado ilustrada”. Este periodo estuvo marcada por una serie de “coaliciones políticas” en el gobierno. “La idea de ordenamiento fue reemplazada por la idea de objetivos económicos”; se fortalece el “rol del Estado” en la “dirección global de los principales indicadores económicos”, prevaleciendo la “coexistencia de la responsabilidad de los agentes de la microeconomía y la responsabilidad del Estado por la conducción de la economía a nivel macro (...)”, y todo configuraba en “(...) una síntesis feliz entre Euckan y Keynes”, bajo el principio de “competencia hasta donde sea posible y planificación hasta donde sea necesario”81. Finalmente, la quinta fase se extiende, desde 1982 hasta la actualidad. Periodo que se caracterizó, por el “agotamiento del keynesianismo” como instrumento de política económica, el surgimiento del neoliberalismo como paradigma dominante, la “economía de mercado” y la primacía de la “política de competencia”. “La competencia volvió a interpretarse como principio ordenador y, en menor medida, como instrumento canalizador de crecimiento y promotor de la estabilidad”82. Se sostenía que “el objetivo de la política económica del gobierno no puede consistir en alcanzar una cierta tasa de crecimiento o una supuesta estructura económica optima, con permanente inversiones en los niveles micro y macro, porque ello significaría menospreciar considerablemente los deseos individuales”83. Situación que ha conducido a una serie de desregulaciones y una disminución de la intervención del Estado en la actividad económica, para introducir como elemento central la cuestión de la “compatibilidad entre economía social de mercado y medio ambiente”. 80 Rudke Detlef: "Economía Social de Mercado ¿una opción para los países en transición y desarrollo?”, CIEDLA, 1996, P.21. 81 Rudke Detlef, Op. Cit. P.21. 82 Ibidem. 83 Idem.
  • 23. 23 Los teóricos de la economía social de mercado buscaban dar respuesta a la siguiente interrogante: “¿ no hay acaso un tercer camino, además del capitalismo con su concentración característica de poder en manos de los monopolios (...) y la economía centralmente dirigida?”84. Su respuesta, es la “tercera vía”: la economía social de mercado, a la cual Ludwig Erhard concibe como “un sistema económico-Político a la par de los existentes”. Al respecto, Walter Eucken sostenía, que el concepto de ‘capitalismo’ no puede “servir de base de las investigaciones teóricas”, ni “caracterizar la economía contemporánea”. Wilhelm Röpke, proponía la sustitución del término “capitalismo” por cualquier otro “concepto neutral e intachable”. La economía social de mercado fue proclamada inicialmente como un “programa de un partido político” y luego aplicada como política económica en la RFA. Esta concepción tiene rasgos esenciales del liberalismo económico y político clásico y del “ordoliberalismo” de la Escuela de Friburgo: Este último, sostenía que “(...) el conocimiento de los diferentes órdenes de la vida del hombre, no coexisten en forma aislada entre sí y por ende no se pueden configurar en virtud de principios contrarios. La interdependencia de los órdenes obliga a coordinar los subórdenes, lo que sólo es posible cuando existe una coordinación de los principios delineadores entre sí”85. Concepto que se sustenta en el “liberalismo político” y privilegia la libertad irrestricta del “individuo” en el ámbito de la naturaleza y la sociedad, haciendo énfasis en la independencia de los órdenes de la vida y de los subórdenes de la sociedad. Los “rasgos esenciales del patrón ordoliberal” y la marcada acentuación en los temas sociales como principios configuradores de su concepción, no implican una justicia distributiva, debido a que “(...) el agregado ‘social’ es superfluo, ya que en su interpretación una economía de mercado con régimen de competencia es social en sí misma”86.La economía social de mercado es el intento de una síntesis, de una “tercera opción” entre el liberalismo y el socialismo, que redefine la relación entre “competencia y solidaridad” y entre “economía de mercado” y “justicia social”. En 1953, Alexander Rüstow, sostenía que la economía social de mercado tenía como finalidad “difamar la economía planificada socialista”. Concepción que representaba un “contraprograma en oposición al comunismo y el bolchevismo”, y constituía el “único programa coherente y bien pensado del capitalismo”. Los economistas ordoliberales rechazan tanto una economía de mercado capitalista al estilo laissez-faire como una economía centralmente planificada, debido a que estos modelos están “intrínsecamente agotados”, por tanto no constituyen una “garantía permanente de los derechos individuales”. Rechazan el rol del “Estado gendarme”, y proponen un “Estado facilitador”, que “crea las condiciones” para que la economía se desarrolle libremente y “asegure la eficiencia competitiva”. El surgimiento del keynesianismo, ha propiciado que los teóricos de la economía social de mercado, se alejen de la “Escuela Histórica del liberalismo clásico” y se contrapongan al keynesianismo, reclamando el derecho de “originalidad” y “universalidad” de su teoría. Teóricos que sostenían, que el historicismo “era peligroso para la ciencia, pues destruía la fe en el sistema neutral del derecho y de la economía”, llevándolos a rechazar al historicismo y a propugnar la “teoría pura” o el “pensamiento fundamental” en torno a los 84 Citado por V. N. Shenáiev, Op. Cit. P. 327. 85 Detlef Radke, Op. Cit. P.17. 86 Retlef Radke, Op. Cit. P.16
  • 24. 24 “tipos ideales” de economías, se tornaban “ahistóricos” e “inmutables”, a través de un “método metafísico de investigación”87. Fue el gobierno de Konrad Adonauer, quien encomendó a Wilheln Röpke, la “fundamentación científica y la aplicación” de esta concepción a la economía de la República Federal de Alemania (RFA). Fundamentación que fue difundida en el primer tomo del anuario ORDO”, por “Alfred Müller-Armack. 3.6.1. Los principios constitutivos de la economía social de mercado.- Según Walter Eucken, la economía social de mercado se sustenta en cinco principios fundamentales: “la libertad de formación de los precios y la estabilidad de la circulación monetaria; la competencia sin monopolios y la inmutabilidad de la propiedad privada; la independencia económica y la responsabilidad de los empresarios; y el limitado papel económico del Estado”88. Walter Encken, no establece el orden de importancia de estos principios, sin embargo, sus escritos revelan, que la resolución de los problemas “político-sociales” no deben pasar por la abolición de la “propiedad privada” de los medios de producción, porque ella constituye el principio rector que expresa la “esencia de la doctrina” de la economía social de mercado, cuya finalidad es defender el “sistema capitalista” y la “libertad individual”, manteniendo intacto el “carácter de la propiedad” y la “libertad del capital individual”, desde una perspectiva privada empresarial. El segundo principio constitutivo, es la “competencia sin monopolios”, que se sustenta en la propiedad privada como premisa. “La propiedad privada de los medios de producción necesita del control por parte de la competencia”, debido a que esta constituye “(...) la forma mejor y más perfecta de las relaciones de mercado”. Walter Eucken, sostiene que “los monopolios al infringir la competencia, contradicen la esencia de la propiedad privada”, se oponía a su “nacionalización” y al “control” por parte de los trabajadores y delegaba esta función a un “organismo estatal de vigilancia de los monopolios”. Propugnaban que el “monopolio privado dadas las circunstancias que imperan en nuestra época y en las que se espera en el futuro, es el más inofensivo de todos los representantes de los monopolios”89. De ello se deduce, que el concepto de monopolio manejado por estos teóricos no se refiere a las “agrupaciones privadas”, sino únicamente la “propiedad estatal y a la dirección planificada de la economía”, privilegiando de este modo, la libre competencia privada de monopolios y oligopolios en el mercado. El tercer principio, constituye la “libre formación de los precios” en el mercado. Este principio tiene sus raíces en el libre juego de la oferta y demanda del liberalismo económico clásico, sin embargo, sobre este aspecto, se exige la “sanción y el respaldo legislativo”. Principio que no sólo actúa como mecanismo de “autorregulación” del capitalismo, sino que está vinculado al “ritmo de crecimiento” de la economía nacional, y la distribución “equitativa” que presupone la intervención del Estado en las diversas esferas de la actividad económica. La función de este principio, es coordinar las acciones de los 87 V. N. Shenáiev: "Crisis del neoliberalismo y evolución de la teoría de la economía social de mercado, en Economía política no marxista actual: un análisis crítico”, Ed. Progreso. URSS, 1981, PP. 325- 326. 88 V.N. Shenáiev, Op. Cit. P.331. 89 V.N. Shenáiev, Op. Cit. PP. 232-235.
  • 25. 25 propietarios privados de los medios de producción, bajo la forma de libre competencia, para maximizar su ganancia, sin soslayar la intervención del Estado, para restablecer la “libertad” y el “equilibrio” de la economía. El cuarto principio, es la “estabilidad en la circulación monetaria”. Principio que hace énfasis en el manejo de la “política monetaria-crediticia”, para asegurar la “estabilidad de la moneda” y crear las condiciones para el “normal funcionamiento de la competencia”, el “proceso de formación de precios”, el “equilibrio de la economía” y la eliminación de las “crisis cíclicas”. Los teóricos de esta doctrina, sostienen que la “manipulación de las palancas monetarias crediticias”, permiten prever las crisis económicas. Para ellos, las crisis no están ligadas a la “producción”, sino que estas residen en la “imperfección del sistema monetario-crediticio y de distribución del capital”. Rechazan la “inflación” y cuestionan al keynesianismo por su “teoría de la financiación deficitaria” y la exhortación a la “plena ocupación”, que supuestamente “socava la firmeza de la unidad monetaria”. Estos teóricos presentan una interpretación equivocada sobre la esencia de los procesos inflacionarios y de las crisis económicas, y proponen métodos erróneos para la estabilización monetaria y de los precios. Ignoran que las crisis cíclicas obedecen a las leyes y contradicciones inherentes del funcionamiento del sistema capitalista de producción. El quinto principio constituye, el “papel de Estado” en la economía. Al respecto sostenían, que la “actividad económico-política del Estado, debe estar encaminada a respaldar las formas existentes de organización de la economía, pero no a dirigir el proceso económico”90. Rechazan la “neutralidad del Estado” en el proceso económico y proponen la intervención de un “Estado fuerte” en la actividad económica, debido a que la economía de mercado no puede ser abandona a su propia suerte e infringir las “reglas de la competencia”. Propugnan la “supremacía de la política y del Estado sobre la economía”, pero su intervención debe limitarse a respaldar “la capacidad de obrar de la economía de mercado” y a la eficiencia del individuo y de la familia”. No forma parte de la función del Estado, el “grado de productividad de la economía”, ni la “definición de una política estructural, industrial y tecnológica activa”91. Finalmente, la función del Estado en una economía social de mercado, está limitada a lograr un “mercado eficiente”, garantizar la “libertad del mercado, la competencia y la propiedad privada”, proporcionar “información confiable”, compensar las “fallas del mercado”, restringir la “libertad del mercado en defensa del interés público”, velar por la “justicia social”, la “subsidariedad” y lograr una “cohesión social”92. 4.- LOS PRINCIPALES PILARES DE SUSTENTO DEL PARADIGMA NEOLIBERAL El neoliberalismo como doctrina político-económica, propugnado por Von Hayek en su libro “Camino de Servidumbre”, escrito en 1944, y publicado después de la Segunda Guerra Mundial, surge como una radical “(…) reacción teórica y política vehemente contra el Estado 90 V. N. Shenáiev, Op. Cit. P.342. 91 Detlef Radke, Op. Cit. PP. 19-26. 92 Alfred Pfall: "El Estado en la economía social de mercado”, Friedrich Ebert, http://www.res.de/
  • 26. 26 intervensionista y de bienestar”, el keynesianismo y el solidarismo reinante, la social democracia europea, el partido obrero inglés y el poder de los sindicatos”93. Este fundamentalismo neoliberal de carácter racionalista, buscaba preparar las bases, para un nuevo tipo de capitalismo, “duro y libre de reglas para el futuro”, y constituía un “ataque apasionado” contra cualquier intento de “intervención del “Estado”, en los mecanismos del mercado, denunciada esta como una “amenaza letal a la libertad económica y política”. Para Hayek y sus seguidores, las raíces de la crisis económica producida en los años 70, en el modelo de capitalismo inglés, “estaba localizada en la excesiva intervención del Estado, el poder nefasto de los sindicatos y de manera más general, en el movimiento obrero, que había socavado las bases de acumulación privada con sus presiones reivindicativas sobre los salarios y con su presión parasitaria, para que el Estado aumente cada vez más el gasto social”94. Para corregir esta distorsión, Hayek recomendaba, mantener un Estado pequeño pero “fuerte”, con “capacidad de romper el poder de los sindicatos”, controlar el sistema monetario, contraer el gasto social, realizar “reformas fiscales”, “disciplina presupuestaria”, congelar los salarios y “restaurar la tasa natural de desempleo”, para crear un ejército industrial de reserva de trabajadores y quebrar de este modo la unidad y el poder de los sindicatos. El propósito fundamental de este radical conjunto de medidas económicas, era detener el proceso inflacionario que afectaba a la economía inglesa, liquidar el Estado de bienestar y el poder excesivo de los sindicatos. Esta saludable desigualdad reflejada en una reducción de los impuestos a favor de los ricos y la inequidad social generada en el sector obrero-asalariado y en las masas populares, permitiría revitalizar las economías del capitalismo avanzado, maximizar su tasa de ganancia e incrementar el grado de competitividad internacional. El neoliberalismo implantado en los países periféricos de América Latina y del Tercer Mundo, debe ser entendido como una “estrategia de poder expansionista del imperialismo que se sustenta en un cuerpo de doctrina político-económica coherente, auto consistente, militante y decidida a transformar todo el mundo a su imagen, en su ambición estructural y extensión internacional, en su afán de consolidar un nuevo orden civilizacional a escala planetaria”95.Doctrina que tiene un carácter multidisciplinaria y multidimensional: tiene su propia teoría, su filosofía, su ideología y su práctica política, económica y social. El neoliberalismo como doctrina político-económica se nutre de distintas vertientes y se sustenta esencialmente en cinco pilares centrales: “el principio de la libre competencia, el interés propio, el individualismo, la racionalidad instrumental y la libertad política- económica”. 4.1. El principio de la libre competencia.- El principio de la libre competencia se refiere esencialmente a la “competencia perfecta”96, cuya esencia radica en que el libre mercado, constituye una cuestión totalmente 93 Perri Anderson:“Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda”: Conferencia dictada en 1995, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en Vientos del Sur, No 6, 1996, PP. 37-38. 94 Perri Anderson; Ob.Cit. P. 38. 95 Nelson Alemán: “Neoliberalismo y Globalización: doctrina y política”, inédito, 2008, P.10. 96 C. E. Ferguson y J. P. Gould: "Teoría microeconómica”, F.C.E, México, 1987, PP. 228-231. J. M. Henderson y R. E. Quandt: "Teoría microeconómica”, Ariel, Barcelona, 1979, PP.129.121. V. Roel: "Las crisis y el análisis económico”, El Alba, Lima-Perú, 1990, PP.31-35.
  • 27. 27 “impersonal”; en donde, “no existe una rivalidad entre productores, y los compraderos no reconocen su competencia recíproca”. La competencia perfecta funciona como un “modelo teórico de procesos económicos” de mercado, es carente de representatividad, sus supuestos son poco realistas, su alto grado de abstracción de la realidad conduce a conclusiones equivocadas, su “visión” está condicionada política e ideológicamente, tiene un aparente rigor científico y una supuesta validez lógica universal para cualquier contexto o realidad histórico social. Este modelo teórico de procesos de la estructuras de mercado sólo puede producirse y funcionar en la teoría y en la imaginación de los economistas clásicos, neoclásicos, monetaristas y neoliberales. El modelo teórico clásico de competencia perfecta se sustenta esencialmente en cuatro supuestos básicos: 1) “cada agente económico actúa como si los precios estuvieran dados (...)”; 2) “el producto es homogéneo”; 3) “hay libre movilidad de recursos, incluida la libre entrada y salida de empresas productoras”; 4) “todos los agentes económicos que intervienen en el mercado poseen un conocimiento pleno y perfecto”. Si analizamos el primer supuesto, se puede concluir que, debido a que la gran cantidad de oferentes y demandantes que actúan en el mercado, como si los precios estuvieran dados, las alteraciones en el precio del bien por parte de un empresario individual no alteraran sensiblemente el precio del mercado, ni las variaciones en la demanda individual de un consumidor, influirán perceptiblemente sobre el precio de mercado en general. Si nos referimos al segundo supuesto se puede afirmar que, debido a la existencia de una “homogeneidad del bien” y unicidad de precios, se “asegura el anonimato de las empresas y consumidores”. Esta “uniformidad de consumidores garantiza que un empresario venda al mejor postor” y los “consumidores no tienen motivo para preferir el producto de una empresa al producto de otra”. Si abordamos el tercer supuesto, podemos concluir que, esta condición asegura a “largo plazo, el libre flujo de recursos entre ocupaciones alternativas", esto "supone que los recursos son móviles y se dirigen siempre a las ocupaciones de las que derivan mayor ventaja”. Esta libre movilidad de recursos requiere de la libre entrada y salida de las empresas al mercado, de modo que, las ineficientes sean reemplazadas por las más las eficientes. Este supuesto garantiza la fluidez irrestricta de los clásicos factores de producción: trabajo y capital de una empresa a otra. Finalmente, si nos referimos al cuarto supuesto, se puede afirmar que, esta condición garantiza la transparencia o “perfecta información en ambos lados del mercado”, en cuanto a precios, calidad, naturaleza del producto, costos, mano de obra y otros insumos de producción en el mercado. Por su parte, Adam Smith sostenía que, “el libre intercambio entre países y la libre competencia en lo interno conducían a un mundo de equilibrio social”97 . Asimismo aducía que, el “intercambio es la palanca del progreso”, debido a que “el individuo al trabajar en la persecución de su propio interés”, sin formar parte de su propósito, “contribuía al interés público”. Para los economistas clásicos, la competencia es un “sistema de alicientes eficaz y atrayente, porque aprovecha el deseo del individuo de incrementar sus ingresos y evitar mermas en los mismos”. Proceso en el cual, el “individuo persigue sus propios intereses y realiza sus propios 97 Ricardo Torres Gaitán: "Teorías del comercio internacional”, Siglo XXI, México, 1987, PP.73-77.