El documento discute las actitudes de los docentes hacia los estudiantes que son padres o están embarazadas, las cuales varían desde la discriminación y exclusión hasta el apoyo y flexibilidad. También analiza cómo la maternidad o paternidad adolescente está más relacionada con factores socioeconómicos que con el fracaso escolar. Finalmente, aborda el debate sobre los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes y las posturas encontradas al respecto.
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Maternidad adolescente y derechos sexuales en la escuela
1. Sexualidad, salud y derechos. Maternidades adolescentes. Maltrato y abuso
sexual. Psicopatologización de niños y adolescentes. Revista Ensayos y
Experiencias Nº 57. Novedades Educativas. Bs. As. Febrero 2005.
Ficha Bibliográfica
Aproximadamente en la Argentina, el 10% de los chicos que concurren
actualmente al secundario tienen hijos o están esperando uno. En este sentido,
algunas de las estrategias institucionales de retención escolar conlleva la
responsabilidad de promover la continuidad y permanencia en el sistema
educativo de las alumnas y los alumnos que se encuentran en situación de
embarazo, maternidad o paternidad.
Los discursos y las prácticas: la voz de los actores escolares
La inscripción de prácticas que favorezcan el lugar en la escuela de los alumnos-
padres, madres o embarazadas-debe alentar sobre otros modos que pueden
adoptar la exclusión educativa y el abandono escolar cuando los alumnos
simplemente “permanecen” sin una enseñanza y/o un aprendizaje sustanciales,
cuando hay discriminación revestida de eufemismos, cuando se anteceden las
situaciones de maternidad o paternidad a la condición de pobreza en la
justificación del fracaso escolar. Se establece un juego que por un lado pareciera
invitar a la inclusión, pero por el otro, al volver a una suerte de naturalización de lo
social, termina siendo más feroz y culpabilizador frente a los fracasos.
Este tipo de marginación y discriminación aparecen en forma “disfrazada” o en
forma de eufemismos de las discriminaciones escolares, que en definitiva terminan
reproduciendo la desigualdad escolar marcando procesos de exclusión
socioeducativos. Reconocer y trabajar sobre estos prejuicios discursivos de los
actores escolares influye en que las prácticas escolares tiendan hacia la
democratización e inclusión educativa.
Frente a una alumna embarazada, las actitudes varían considerablemente.
Encontramos desde docentes que deciden no evaluarla y directamente la califican
2. como aprobada, hasta quienes la acusan de “aprovecharse de la situación” para
no cumplir con los mismos tiempos y ejercicios que sus compañeros. Hay quienes
descreen que estos chicos y chicas tengan posibilidades reales de aprender, ya
que la condición de madre/padre les insume tiempo, energía, intereses y según
intuyen algunos, capacidad.
Desde estos discursos, en el momento de explicar los recorridos escolares de los
estudiantes, las causas principales del fracaso o abandono escolar son las
situaciones de embarazo, maternidad o paternidad y no las condiciones
socioeconómicas desiguales. Es decir, no se inscriben en ese marco de
desigualdad, sino que se explican naturalizando lo social o, transmutando las
desigualdades individuales o familiares.
Sin embargo, hay otros docentes que sí reconocen las singularidades de cada
caso, y pueden ver más allá de las dificultades reales de organización que
frecuentemente caracterizan la vida cotidiana de estos estudiantes. Se detienen a
escuchar y a reconocer esos obstáculos que les impiden cumplir y llevar adelante
la tarea en los plazos establecidos, y logran nuevos acuerdos en relación con las
realidades y situaciones concretas de cada uno de los sujetos, contemplan la
posibilidad de emplear otros recursos a la hora de evaluarlos y priorizan la
intención de ayudarlos a sostener su condición de alumnos.
La función de la escuela en la construcción de subjetividades
La maternidad o paternidad adolescente no son factores principales o exclusivos
de abandono o deserción escolar, sino que la condición que las antecede es la
marginación social y económica de este contexto.
Cada institución, de acuerdo con su propia modalidad y su historia, asume una
postura más o menos activa y reflexiva frente a este tema. Algunas despliegan
permanentemente su creatividad para encontrar alternativas que faciliten a los
jóvenes su tránsito por la escuela, que se involucran plenamente e incluyen a un
importante número de actores comprometidos y una variedad de estrategias
desplegadas. En otras, la tarea está más focalizada en algunos docentes, que de
manera más solitaria se ocupan de estos estudiantes. Lo que sí es un
denominador común es la coexistencia de docentes que colaboran y se
3. comprometen con otros que discriminan, estigmatizan y excluyen de la vida y
experiencia escolar a aquellos que son madres, padres o están embarazadas.
Una inclusión verdadera es la que permite y crea un lugar para las diferencias que
se intentan borrar. A partir de reconocer los condicionantes estructurales-
económicos, familiares y socioculturales-de las trayectorias sociales y educativas
de los estudiantes, para algunos la escuela se constituye en un espacio que invita
a imaginar nuevas posibilidades o proyectos a futuros. Resulta necesario e
imprescindible pensar y desplegar estrategias para que la institución escolar se
constituya para los jóvenes en un espacio a partir del cual puedan empezar a
pensar en escenarios diversos y posibles, actuales y futuros.
........En cada adolescente la llegada de un hijo responde a diferentes razones, a
diferentes deseos. En algunos casos, viene a ocupar un lugar en el vacío de su
pasado, a restablecer algo de su propia infancia, a reparar aquello que en la
madre fue sufrido como carencia o a prolongar aquello a lo que debió renunciar.
Ante una fragilidad subjetiva, el hijo fortalece, potencia, levanta un sujeto “caído”.
Si la maternidad o la paternidad responden a carencias subjetivas, desde los
grupos de reflexión se les propone, además, que puedan pensarse más allá de
sus hijos.
En las particulares situaciones que relatan las alumnas se escucha una confusión
acerca de la diferencia entre ser madre y ser mujer. Por ello, es fundamental que
reflexionen sobre dicha diferencia frecuentemente eliminada o negada.
En ellas está arraigada-por la propia familia, por las costumbres de su comunidad,
por los roles y mandatos asignados por la sociedad-la creencia de que la tarea
única y principal de la mujer es velar por el cuidado de sus hijos, por el hogar,
exclusivamente. El desafío es atravesar los miedos y las imposibilidades en que
se sitúan estos adolescentes en lo que respecta a sus proyectos cuando marcan
diferencias en sus deseos y elecciones con los supuestos e ideales de los adultos.
Los alumnos padres, una deuda…
Con respecto a los alumnos padres acontece muy poco en las escuelas. Si los
padres adolescentes no tienen un lugar posible en los discursos de los adultos, en
4. consecuencia, no van a tener existencia real en las prácticas educativas.
Con relación a la paternidad adolescente se escuchaban y se escuchan
supuestos, siendo uno de los más frecuentes: “no se hacen cargo”. Sentencia
obturadora de cualquier posibilidad de inclusión, no sólo como alumnos, sino
también de la posibilidad de posicionarse en una función paterna. El segundo
supuesto sostenido por las adolescentes, las familias y por los mismos adultos es
que “ahora solamente tiene que trabajar”. De este modo, los varones deberían
llevar adelante una función paterna reducida a ser proveedor de los recursos
necesarios para el sostén de su nueva familia. La posibilidad de posicionarse
como alumno queda negada por completo.
La inclusión socioeducativa de las alumnas embarazadas, de las madres y de los
alumnos padres, podrá ser real y concreta en la medida en que tenga existencia
posible en el discurso y las prácticas de los adultos en las escuelas. En el contexto
educativo en la que se inserta la práctica docente, la preocupación y la
responsabilidad deberían fundamentarse en el derecho a la educación. La
implementación de estas estrategias institucionales de retención escolar intenta
hacer posible que las madres y los padres adolescentes ocupen su posición de
estudiantes que les corresponde por derecho y por ser, ante todo, sujetos.
Los derechos sexuales y reproductivos
.......En los estudios de corte sociológico, demográfico, o en aquellos enfocados a
la salud, la salud sexual y reproductiva de los las adolescentes resulta una
problemática relevante. Los servicios de salud representan los espacios idóneos
donde conjugar información, prevención y asistencia, con la nueva doctrina
jurídica que los rubrica como derechos. A su vez se afirma que resulta difícil captar
a la población en los servicios de adolescentes, por la organización y
funcionamiento, la escasa difusión entre los usuarios potenciales, y la influencia de
la familia en facilitar u obstaculizar el acceso al servicio.
En la mayoría de los estudios se parte del supuesto de que el embarazo en
adolescentes de sectores populares constituye una problemática, teniendo en
cuenta la magnitud de las consecuencias para la madre y el hijo. El embarazo
5. adolescente es señalado como un elemento que permite anticipar menor
escolaridad, mayor cantidad de hijos, menores posibilidades de empleo,
capacitación y una profundización de la pobreza. Otras posiciones entienden el
embarazo en adolescentes como un dato de la realidad que puede significar
oportunidades para las chicas embarazadas. Si bien todas estas posiciones se
enmarcan en la doctrina de la protección integral, producen efectos diferentes en
las prácticas sociales.
La tradición en ciencias sociales desde los años 80 afirmaba que los embarazos
en la adolescencia eran determinantes en la deserción escolar, en la actualidad tal
vinculación no aparece muy clara.
La línea de pensamiento próxima a las perspectivas más interpretativas, entiende
el embarazo en adolescentes pertenecientes a sectores populares como una
posibilidad de resignificación de las experiencias vitales. Esta posibilidad puede
convertirse en un estímulo para la continuidad de los estudios. Se avanza por este
camino en un intento por superar tanto los enfoques tradicionales, como los
crítico-reproductivistas en educación. Por un lado, las perspectivas cualitativas de
investigación han devuelto la palabra a los actores sociales, que pueden expresar
que los problemas históricamente asociados a la maternidad inapropiada no
resultan tan terribles para sus protagonistas como suele percibírselos desde una
perspectiva hegemónica de clase. El embarazo adolescente, desde este ángulo,
puede significar otra cosa que desviación de la norma o fracaso escolar, como
tradicionalmente simbolizó. Saber, por ejemplo, que las adolescentes eligen la
escuela en función de la cercanía con sus hogares, que continúan sus estudios
porque desde la organización se las defiende y apoya, porque pueden llevar a sus
hijos con ellas y que los docentes van a buscarlas a sus casas cuando faltan, es
importante.
Ambas instituciones-salud y educación-parecen estar llamadas, en el nivel de las
propuestas, a desarrollar esfuerzos conjuntos que permitan construir a la
embarazada un camino de individuación.
Los discursos progresistas a favor de los derechos reproductivos se asocian con
los derechos de los niños, niñas y adolescentes, el derecho a elegir, a estar
6. informados, a conocer los métodos anticonceptivos, a propiciar la igualdad de
oportunidades. Los planteos que defienden las leyes de salud reproductiva, por
considerarlas derechos humanos básicos, entienden que el ejercicio de estos
derechos supone un sujeto de derecho que puede decidir responsablemente sobre
la procreación, el número de hijos que desea tener y el intervalo entre los
nacimientos.
Los sectores conservadores de la sociedad se han opuesto a todas estas leyes
argumentando que los adolescentes, por ser menores, deben estar autorizados
por sus padres para recibir información en los servicios de salud y defienden la
objeción de conciencia, por la que un profesional puede negarse a cumplir la ley
por ser contraria a sus convicciones.
7. informados, a conocer los métodos anticonceptivos, a propiciar la igualdad de
oportunidades. Los planteos que defienden las leyes de salud reproductiva, por
considerarlas derechos humanos básicos, entienden que el ejercicio de estos
derechos supone un sujeto de derecho que puede decidir responsablemente sobre
la procreación, el número de hijos que desea tener y el intervalo entre los
nacimientos.
Los sectores conservadores de la sociedad se han opuesto a todas estas leyes
argumentando que los adolescentes, por ser menores, deben estar autorizados
por sus padres para recibir información en los servicios de salud y defienden la
objeción de conciencia, por la que un profesional puede negarse a cumplir la ley
por ser contraria a sus convicciones.