1. Comer con atención Plena. Mi primer caramelo
¿Disfrutamos de los actos más importantes de nuestra vida cotidiana?
Hacemos todo rápidamente, no nos detenemos en nada. Mientras comemos hacemos
de todo menos saborear la comida y prestar atención al acto de comer. El hecho de
prestar atención, nos despierta y nos hace ver cómo hacemos muchas cosas
mecánicamente. Tener conciencia de lo que hacemos es la práctica esencial de la
meditación plena.
Aunque el ejercicio original es con una pasa, nosotros hemos utilizado un caramelo.
Se trata de un ejercicio muy simple.
INSTRUCCIONES:
Con los ojos cerrados, se le pone un caramelo en la mano.
Y se les pide que imaginen que no saben lo que tiene en la mano, como si fuera la
primera vez que ven “este objeto”.
Al ser algo desconocido, deben dejarse llevar por los sentidos y que sean ellos los que
nos den la información necesaria sobre este nuevo objeto.
Para ello, primero se observa. Luego se huele y se toca, para darnos cuenta de su
forma, textura, color, tamaño, etc. Una vez finalizado este primer proceso, se
experimenta el sabor y las sensaciones que surgen al metérnoslo en la boca, durante
su masticación y tras digerirla. Se trata de permanecer centrados en la tarea, aunque
pueda haber momentos en los que algún pensamiento nos distraiga.
PAUTAS PARA GUIAR EL EJERCICIO:
Ahora vamos a centrarnos en el objeto que tenemos en nuestra mano.
Recuerda que es “la primera vez” que lo ves. No importa que no sepas lo que es,
porque lo que vamos a hacer es tratar de descubrirlo a través de nuestros sentidos, sin
pensar en nada durante todo el ejercicio. Así que abre bien todos tus sentidos: los
ojos, la nariz, el oído, el tacto y el gusto.
Recordatorio: Si la mente se escapa y te distraes en algún momento, recuerda que ya
sabes poner toda tu atención de nuevo en la tarea que estamos haciendo ahora:
experimentar nuestras sensaciones.
Respirar profundo siempre nos ayuda a concentrarnos enseguida.
1. Observa
2. Huele
3. Toca
4. Escucha
5. Prueba (sin masticar)
6. Mastica (lentamente)
7. Traga
2. Y...somos conscientes de una explosión magnífica que se produce en nuestros
sentidos. Percibimos su sabor, cómo se funde y confunde con el nuestro, con la saliva,
con el gusto. Tratamos de llenarnos toda la boca con esa mezcla, llegando a todos los
rincones. Solamente entonces nos tragamos el caramelo y notamos cómo baja por la
garganta, cómo abandona la boca y se integra en nuestro interior. Una vez finalizado
el ejercicio, esperaremos unos segundos para abrir los ojos y celebrar que hemos
disfrutado de un caramelo, tal vez por primera vez en la vida, en lugar de engullirlo. Le
hemos sacado todas las posibilidades que tenía para ofrecernos.
Eso es lo que ocurre con el presente, que si lo engullimos con las prisas y la falta de
atención, no dejamos que nos dé todo lo que tiene para ofrecernos.
MªAdela Camacho Manarel