Este documento resume un capítulo sobre los milagros curativos de Jesús. Describe cómo Jesús curó a todos por igual, sin importar si eran pecadores o no. Relata dos milagros específicos: el paralítico de Capernaúm y el de la piscina de Betesda. Explica que a través de sus milagros, Jesús perdonaba los pecados de las personas y transformaba sus almas, liberándolas de la culpa y el dolor.

1. Mayling Gómez Cortez
Psicología educativa
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La curación del alma.
Muy íntima es la relación entre la mente y el cuerpo. Cuando una está
afectada, el otro simpatiza con ella. La condición de la mente influye en la salud
mucho más de lo que generalmente se cree. Muchas enfermedades son el
resultado de la depresión mental. Las penas, la ansiedad, el descontento,
remordimiento, sentimiento de culpabilidad y desconfianza, menoscaban las
fuerzas vitales, y llevan al decaimiento y a la muerte.
Este capitulo habla sobre los milagros que Jesús hizo, el sano a todos por
igual, a el no le importo si fuese o no pecador.
Al llegar al el, era la forma en que las personas aceptaban su pecado y
rogaban ser salvos.
Las palabras que eran como música para los oídos a los cuales eran
destinadas, el Salvador dijo: "Confía, hijo; tus pecados te son perdonados."
La carga de culpa se desprende del alma del enfermo. Ya no puede dudar. Las
palabras de Cristo manifiestan su poder para leer en el corazón.
Desaparece el dolor físico, y todo el ser del enfermo es transformado.
Menciona algunos casos de los milagros que Jesus realizo, entre ellos se
encuentra el Paralitico de Caparnaum y de Bethesda. Dios en su infinito amor
toma su tiempo para atender las necesidades de sus hijos, el los ama y les
ofrece una nueva oportunidad.
El pecado nos ha separado de la vida de Dios. Nuestras almas están
paralizadas. Somos tan incapaces de llevar una vida santa como lo era el
paralítico para andar. Muchos se dan cuenta de su desamparo; desean con
ansia aquella vida espiritual que los pondrá en armonía con Dios, y se
esfuerzan por conseguirla; pero en vano.
El sentimiento del pecado ha envenenado las fuentes de la vida; pero Cristo
dice: "Yo llevaré vuestros pecados; yo os daré paz.
Esta en nosotros la decisión de ser salvos. Nuestros hechos, nuestra forma de
vida hablan por nosotros, vivimos en un mundo lleno de pecado, nos hemos
convertido en el mundo, pero aun, en el pecado el nos ofrece su mano para
sacarnos, es cuestión de decisión.