El ingeniero alemán Martin Westmaijer ofreció al embajador sueco en Berlín sus servicios como pirotécnico, alegando que podría informar al gobierno sueco sobre cohetes de propulsante sólido mejorados. De sus experiencias en una fábrica de cohetes austriaca y como asesor del general prusiano von Braun, dijo que quería realizar pruebas de demostración en Suecia y dijo que pasaría información detallada de otras fábricas europeas. La oferta fue aceptada y el 18 de agosto de 1831 realizó 16 pruebas, de las cuales solo tres fallaron.