A pesar de las pruebas, el desarrollo técnico de los cohetes suecos fue limitado, y a mediados de la década de 1840 la artillería era casi del mismo tipo que la utilizada cuando se formó el Real Cuerpo de Cohetes. Los cuerpos de cohetes de otros países europeos, por ejemplo Dinamarca entretanto, se reorganizaron en unidades de trabajo pirotécnico. Tras una visita a Dinamarca y Prusia en 1845, el comandante Westerling del Real Cuerpo de Cohetes determinó que debía reconsiderarse el uso del cuerpo.