El concepto de contrataciones orientadas a la realización de adquisiciones públicas se torna estratégico, sometido en los últimos tiempos a una importante evolución, originada por la reconceptualización del papel del Estado en un mundo globalizado, en donde la satisfacción de necesidades de carácter público tiene que ver con resultados eficientes en términos del usuario del servicio público y la competitividad y la eficacia en el logro de los objetivos de las políticas hacia las cuales se asignan los recursos públicos.