El relleno sanitario El Carrasco ha estado funcionando desde 1978 y ha superado su tiempo de uso, generando contaminación de suelos, aguas y aire por lixiviados y gases. Recibe residuos de varios municipios pero carece de separación de desechos y monitoreo, ampliando su impacto. Además, la degradación de materiales y acción de bacterias en el relleno alteran la fertilidad de suelos cercanos.