El documento resume un informe del Instituto McKinsey que alerta sobre un posible desequilibrio futuro entre la oferta y demanda de combustibles líquidos a nivel mundial. Predice que la tasa de crecimiento anual de la oferta de combustibles caerá a 1% entre 2010-2020, por debajo del crecimiento proyectado de la demanda de 1,9%. Recomienda políticas para promover combustibles alternativos y reducir la dependencia del petróleo, como eliminar subsidios al petróleo, promover vehículos más eficientes y biocombust
1. 13 de Abril del 2009
Políticas de promoción de combustibles alternativos podrían
mitigar una nueva crisis de precios altos del petróleo
Instituto McKinsey alerta posible desbalance global entre la oferta y demanda de combustibles líquidos, de no
adoptarse medidas preventivas.
En el corto plazo, el crecimiento de la demanda de combustibles mundial sufrirá una severa desaceleración, como
producto de la crisis económica y el consecuente retroceso en el crecimiento del PBI global, pero se recuperará
conforme el PBI retome sus tasas de expansión. Sin embargo, la oferta de combustibles líquidos no avanzará al
mismo ritmo y su crecimiento decaerá de manera sostenida en la siguiente década, lo que podría originar una
nueva crisis de precios altos, sostiene el reporte “Evitando la próxima crisis energética: los retos de la demanda”,
presentado por el Instituto McKinsey en marzo del 2009.
Según el reporte, los problemas en la oferta de combustibles serán generados por factores como el retraso en la
ejecución de algunos megaproyectos -actualmente en exploración- debido a dificultades en el acceso al crédito, el
declive en la producción de algunos grandes campos petroleros, la incertidumbre sobre un incremento de la
producción en Arabia Saudita y las restricciones a la inversión extranjera en proyectos de exploración ubicados en
países como Nigeria, México, Venezuela e incluso Estados Unidos (debido a la ampliación de la protección sobre sus
territorios en el Ártico), entre otros.
El Instituto McKinsey prevé que la tasa anual de crecimiento de la oferta de combustibles líquidos será de 1,4% en
promedio entre los años 2007 y 2010. La proyección para la década del 2010 al 2020, es que la expansión de dicho
índice se recorte a 1% por año. Dicho resultado es inferior al promedio proyectado para la demanda, la cual crecería
1,9% anual entre los años 2010 y 2020 en un escenario moderado, según el reporte. Incluso en los escenarios
severo y muy severo -dependiendo de cuán profundo sea el efecto de la crisis actual en el crecimiento-, la demanda
se expandiría 1,8% y 1,6%, respectivamente, siempre por encima de las expectativas calculadas para la oferta.
Como la oferta no podría responder a la creciente demanda de combustibles (sobre todo del petróleo y sus
derivados), en los próximos doce años los precios se elevarían. Las políticas de reducción de emisiones
contaminantes también serían impactadas, ya que la demanda insatisfecha tendría que ser cubierta con
combustibles alternativos y limpios.
CORTO PLAZO MARCADO POR LENTO CRECIMIENTO DE LA DEMANDA
En el corto plazo, entre el 2007 y el 2012, la demanda energética tenderá a crecer mucho menos que en los últimos
cinco años, debido principalmente a dos factores. El primero de ellos es el impacto de la crisis en los créditos y su
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influencia negativa en la expansión de la producción mundial. El segundo, la escalada de los precios de los
combustibles registrada en el último quinquenio, que afectó a los sectores con alto consumo como el automotriz, el
transporte de carga, la industria y el transporte aéreo.
Según el reporte, entre el 2007 y el 2009 la demanda de energía crecerá solo 1% por año, frente a la tasa de 3,1%
registrada en el período 2002-2007. Dicha expansión será sustentada por los países en desarrollo, cuya mayor
demanda se ubicará entre 1,5% y 2,2%, mientras que para los países industrializados el indicador se contraerá en
1,2%.
La recuperación de los indicadores de demanda para el periodo 2010 - 2020, dependerá de cuán profundas sean las
consecuencias de la crisis global. Para ello, McKinsey ha construido tres escenarios: uno “moderado”, en el cual la
demanda cae en el 2009 como consecuencia de la recesión pero se recupera a partir del año siguiente; uno
“severo”, que contempla una profundización de los efectos de la crisis si las restricciones al crédito se trasladan al
sector no financiero (por ejemplo a los créditos de consumo y personales) y uno “muy severo”, que proyecta la
peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
EN EL LARGO PLAZO SE GENERARÁ UN EFECTO REBOTE
Según las proyecciones realizadas en el marco del estudio, en un escenario “moderado”, la demanda mundial
energética (incluidos los combustibles líquidos) se recuperaría a partir del 2010 y crecería a tasas de 2,3% cada año,
hasta el 2020. Esta expansión provendría en un 90% por las economías en desarrollo. En el caso de Estados Unidos,
el crecimiento de la demanda presentaría una variación nula.
El escenario “moderado” contempla que la demanda en el período 2006-2020 se expandiría un 2,1% por año. El PBI
de los países desarrollados crecería a tasas de 2,3% anual, mientras que el PBI de los países en desarrollo mostraría
indicadores de expansión de 4%.
En el escenario “severo”, se contempla una expansión anual de la demanda energética ligeramente menor que en
el “moderado”, siendo de un 2% anual; mientras que en el “muy severo”, el promedio anual se reduciría a 1,9%
durante el período 2006-2020.
Los sectores con mayor crecimiento en la demanda por combustible hacia el 2020 serían el residencial, el comercial,
la industria del acero y la petroquímica, y el transporte en vehículos livianos (aquellos cuyo peso no excede las 6
toneladas).
Con respecto a los precios, el informe asume que para el 2010 el barril de petróleo volvería al valor de US$75 para
los países importadores, pero seguiría siendo más barato en las naciones que subsidian el precio y en los estados
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productores. Sin embargo, es probable que se necesite de posteriores incrementos para equilibrar el mercado
dadas las menores proyecciones en la oferta de combustibles líquidos. Es allí donde cobran importancia los
escenarios creados por el Instituto McKinsey.
Bajo el escenario “moderado”, la demanda superaría a la oferta en 4,7% lo que podría corregirse con algunas
medidas concretas y urgentes para reducir la demanda de combustibles fósiles. Sin embargo, en el escenario
“severo” la brecha se abriría a 6,7% a favor de la demanda, proyección que se ahondaría a 10,8% en el caso “muy
severo”. Resultaría más probable un nuevo shock de precios del petróleo en el tercero de los escenarios, donde las
reformas que podrían mitigar el impacto tendrían que ser más profundas.
LAS POLÍTICAS QUE RECOMIENDA EL INFORME MCKINSEY
El reporte señala que existe una necesidad urgente de tomar medidas contra una posible nueva crisis en la oferta
de combustibles líquidos, a fin que no se genere una escalada en los precios. Las medidas que recomienda el
Instituto McKinsey están centradas en la promoción de combustibles alternativos en el mediano y largo plazo, lo
que permitirá reducir la dependencia de la matriz energética por el petróleo. Además, pone énfasis en la ejecución
de políticas para facilitar el desarrollo y el comercio de energías limpias.
Las políticas recomendadas en el informe son las siguientes:
En el corto plazo
1. Eliminar el subsidio al consumo de petróleo en las economías productoras, sobre todo en el Medio Oriente,
aunque se reconoce que será difícil lograrlo ya que el 60% de su demanda pública depende de estas
exoneraciones. Esta política podría reducir la demanda al 2020 en 2 a 3 millones de barriles diarios.
2. Aumentar el límite del tamaño permitido para la circulación de camiones, política que se está considerando en
Estados Unidos y Europa y que permitiría incrementar la eficiencia en el uso del petróleo. Con esta medida, la
demanda podría ser reducida entre 500.000 y 1 millón de barriles por día hacia el 2020.
En el mediano plazo
1. Incrementar la productividad en el uso del petróleo para sectores como vehículos livianos, construcción e
industria. El informe reconoce que la productividad de este combustibles solo puede mejorarse en un 10%,
frente a un 20% proyectado para la oferta de energía en general. El potencial de reducción sería de 8 millones
de barriles al día en el 2020.
2. Eliminar los aranceles a la importación de etanol producido con caña de azúcar. Este producto tiene la ventaja
adicional de emitir apenas la cuarta parte de los gases contaminantes generados por la gasolina. Esta medida
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propiciaría que la producción de etanol se incremente de 0.2 millones de barriles diarios en el 2008 a 3 millones
en el 2020.
3. Promover que los vehículos nuevos sean diseñados para emplear combustibles sustitutos al petróleo.
4. Cambiar de diesel a gasolina el abastecimiento de los vehículos de transporte públicos, para que el diesel pase
de abastecer al 36% del total de vehículos en el 2008, al 17% en el 2020. Esto reduciría la demanda de petróleo
diesel en 0,5 millones de barriles al día.
5. Sustituir el uso del petróleo en otros sectores, como la industria y la construcción. Se estima que el reemplazo
por gas generaría menor consumo de 8 millones de barriles.
En el largo plazo
1. Invertir en la investigación de vehículos eléctricos, un mercado que avanza y que llegó a representar el 2,4% del
mercado total de autos de Estados Unidos en el 2008. Si el precio de las baterías necesarias para estos
artefactos sigue reduciéndose a tasas de 0,8% al año, como hasta hoy, es probable que se conviertan en una
alternativa limpia hacia el 2015.
2. Investigación en biocombustibles. Se estima que para el 2020 la producción mundial será de 4 millones de
barriles diarios.
3. Inversión en infraestructura de transporte público, para aumentar la productividad y permitir un fácil reemplazo
del petróleo por otras energías.
SECTORES CON MAYOR CONSUMO HACIA EL 2020
El reporte señala cuáles serían los sectores intensivos en el consumo de energía con mayores niveles de demanda
proyectada hacia el 2020, así como el potencial de las energías alternativas en cada rubro a fin de reducir las
emisiones contaminantes.
Vehículos de transporte ligero
Actualmente representa el 16% de la demanda total de energía y el 41% de la demanda de petróleo. Se estima
que sus necesidades energéticas crecerán a una tasa anual de 1,9% al año hasta el 2020 y que India será el país
con mayor crecimiento de demanda.
Sin embargo, es también uno de los sectores con mayor potencial de progreso en cuanto a eficiencia y
reducción de gases con efecto invernadero. El impacto en este campo estaría dado por el incremento de la
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oferta de biocombustibles que reemplazarían progresivamente a las gasolinas y el diésel. En el caso del etanol,
se estima que dicho producto eleve su participación en la demanda, pasando del 2% registrado en el 2006 a
10% en el 2020.
Camiones de carga
Implica el 4% de la demanda global de energía y el 12,5% del petróleo y se espera que las tasas se incrementen
al 5% y 13,7%, respectivamente, hasta el 2020. Se trata de uno de los sectores de mayor crecimiento en cuanto
a demanda energética, con una tasa de 2,4% al año.
Las estimaciones del informe señalan que las emisiones contaminantes en este rubro crecerían por encima de
la expansión total de la demanda por energía (2,1%). China sería el país con mayor crecimiento de emisiones
con una tasa de 5,7%.
Transporte aéreo
Actualmente demanda el 2% del total de la energía y el 5,7% del petróleo. La proyección hacia el 2020 es un
incremento a 3,4% y 7,1%, respectivamente. Las tasas elevadas de crecimiento se deberían a la inexistencia de
un combustible alternativo para la aeronavegación y, por lo tanto, la imposibilidad de incrementar la eficacia
en el uso del combustible.
La tasa de crecimiento en el nivel de emisiones contaminantes sería de 3,4% por año hasta el 2020.
Generación de energía
Su demanda energética estimada actualmente es el 35% del total, tasa que se mantendría hasta el 2020, y el
6% de la demanda petrolera que podría descender al 4%.
Este sector concentra el 37% del total de las emisiones contaminantes globales y se prevé que mantenga dicho
porcentaje en el 2020. Una de las medidas tomadas para reducir estos altos niveles en el sector de generación
y en la industria en general es un impuesto a las emisiones de dióxido de carbono. Estados Unidos y la Unión
Europea aplican esta política, por lo cual se espera que estas zonas reduzcan sus niveles de emisión en la
siguiente década.