El capítulo 15 de Hechos describe un concilio en el que los apóstoles y ancianos acordaron que los gentiles no necesitaban circuncidarse ni seguir la ley judía para ser salvos. Entendieron que los gentiles podían recibir el Espíritu Santo y ser salvos por la gracia de Jesús. El propósito del capítulo era aclarar que la salvación está disponible para todos los que creen en Jesús, no solo para los judíos.