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E – 20-870-A-10
Adenopatías cervicales del adulto
C. La Croix, H. Mirghani, A. Villeneuve
Resumen: Motivo frecuente de consulta en los pacientes adultos, las adenopatías cer-
vicales son de fácil diagnóstico si el estudio inicial se realiza de manera rigurosa. La
adenopatía cervical corresponde al aumento de tamaño, doloroso o no, de un gan-
glio linfático cervical. Se trata de un estado patológico. Cualquier adenopatía mayor
de 1 centímetro y de más de 1 mes de evolución debe estudiarse. Es prioritario descar-
tar una patología maligna (enfermedad hematológica o adenopatía metastásica) que
requiera un tratamiento rápido. La anamnesis y la exploración física, incluido un examen
otorrinolaringológico minucioso, permitirán orientar el diagnóstico y realizar un estudio
complementario dirigido en función de las características de la adenopatía. La punción
citológica con aguja fina es el procedimiento de elección para orientar el diagnóstico.
Los autores del artículo diferencian las adenopatías metastásicas del resto. Los nuevos
conocimientos y las técnicas quirúrgicas han permitido mejorar su tratamiento.
© 2020 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.
Palabras clave: Ganglio cervical; Adenomegalia; Adenopatía metastásica; Citopunción;
Cirugía robotizada
Plan
■ Introducción 1
■ Generalidades 1
Definición 1
Nomenclatura clínico-radiológica 2
■ Diagnóstico 3
Anamnesis 3
Exploración física 3
Pruebas complementarias 3
■ Diagnósticos diferenciales 5
Falsas tumefacciones cervicales 5
Tumefacciones cervicales medias 5
Tumefacciones cervicales laterales 5
■ Adenopatías no metastásicas 6
Adenopatías infecciosas 6
Adenopatías en el contexto de una enfermedad
sistémica 7
Adenopatías en el marco de una enfermedad
hematológica 7
■ Adenopatías metastásicas 7
Metástasis ganglionares de un adenocarcinoma 7
Metástasis ganglionares de un carcinoma indiferenciado 7
Metástasis ganglionares de un carcinoma epidermoide 8
■ Conclusión 10
 Introducción
Más del 50% de los ganglios del organismo se loca-
lizan en la región cervical, por lo que las adenopatías
cervicales constituyen un motivo frecuente de consulta
otorrinolaringológica (ORL). Suele resultar fácil estable-
cer su diagnóstico. La adenomegalia es el aumento del
tamaño de un ganglio. La adenopatía indica el estado
patológico de un nódulo linfático que ha aumentado
de tamaño y que casi siempre es de origen infeccioso o
tumoral. El término de crónico se emplea en cualquier
adenopatía de más de 3 semanas de evolución.
En las etiologías de las tumefacciones del compar-
timento central o laterocervical, se diferencian dos
categorías:
• benignas: malformación congénita, inflamatoria, infec-
ciosa;
• malignas: hemopatías, adenopatías metastásicas de un
tumor primario de las vías aerodigestivas superiores
(VADS), de la glándula tiroidea, de las glándulas sali-
vales o cutáneas.
La presencia de una o varias adenopatías cervicales
crónicas obliga a descartar una patología maligna. Una
exploración física minuciosa debe permitir, en la mayoría
de los casos, sugerir un diagnóstico, confirmarlo rápida-
mente mediante las pruebas complementarias adecuadas
y definir una estrategia terapéutica. Los autores desarro-
llan fundamentalmente en este artículo las adenopatías
metastásicas de un carcinoma de las VADS, en particu-
lar las clasificadas como metástasis sin tumor primario
conocido.
 Generalidades
Definición
La adenopatía cervical corresponde al aumento pato-
lógico del tamaño de un ganglio que pasa a ser duro y,
en ocasiones, inflamatorio. Este estado puede ser reactivo
a una infección o estar originado por una proliferación
maligna (metástasis ganglionar o linfoma maligno).
La palpación del cuello se basa fundamentalmente en
el conocimiento de las grandes cadenas linfáticas cervica-
les [1]
. Rouvière en 1938 detalló la anatomía descriptiva
de las cadenas linfáticas del cuello [2]
. Las grandes vías
EMC - Otorrinolaringología 1
Volume 50  n◦1  febrero 2021
http://dx.doi.org/10.1016/S1632-3475(20)44610-7
E – 20-870-A-10  Adenopatías cervicales del adulto
1
2
3
7
11
5 4
10
6
6
9
8
Figura 1. Topografía de los ganglios del cuello [1]. 1. Gan-
glios submentonianos; 2. ganglios submandibulares; 3. ganglios
subdigástricos; 4. ganglios retroauriculares; 5. ganglios intrapa-
rotídeos; 6. ganglios espinales; 7. ganglios yugulocarotídeos; 8.
ganglios yugulocarotídeos inferiores; 9. ganglios supraclavicula-
res; 10. ganglios occipitales; 11. ganglios prelaríngeos.
linfáticas están formadas por la cadena linfática pericervi-
cal y los triángulos de Rouvière (Fig. 1).
Cadena linfática pericervical o círculo
de Cuneo
Está localizada en la unión de la cabeza con el cuello y
bordea el borde inferior de la mandíbula, desde el mentón
hasta el ángulo mandibular. Incluye:
• un grupo ganglionar occipital que drena la región pos-
terior de la cabeza;
• un grupo ganglionar mastoideo que drena la región
lateral de la cabeza y de la oreja;
• un grupo ganglionar parotídeo que drena la oreja, la
región lateral de la cabeza, la región orbitaria, las fosas
nasales y el paladar blando;
• un grupo ganglionar submaxilar que drena la región
infraorbitaria, las mejillas, las encías y la cavidad bucal;
• un grupo ganglionar submentoniano que drena el labio
inferior, el mentón y la cavidad bucal.
Triángulos de Rouvière
Están formados por tres bordes situados a ambos lados
del círculo pericervical y se conectan en la región subdi-
gástrica:
• el borde anterior corresponde a la cadena yugulocaro-
tídea, que contiene:
◦ los ganglios yugulocarotídeos superiores o subdi-
gástricos, entre los cuales se encuentra el más
voluminoso, el ganglio de Küttner, que parece ser la
intersección del drenaje de las VADS y de la región
cervicofacial,
◦ los ganglios yugulocarotídeos medios o supraomo-
hioideos,
◦ los ganglios yugulocarotídeos inferiores o infraomo-
hioideos;
• el borde inferior está formado por la cadena supra-
clavicular o cervical transversa. En el lado izquierdo,
contiene el ganglio de Troisier, que confluye del con-
ducto torácico;
• el borde posterior está formado por la cadena espinal
a lo largo de la rama externa del nervio espinal, desde
el borde posterior del músculo esternocleidomastoideo
(ECM) hasta el borde anterior del músculo trapecio.
I
IA II
IIA
III
III
VI
VI
VII
VII
IV
IV
II
IIB
VB
VA
IB
1
4
2
3
IA IIA
III
VI
VII
IV
IIB
VB
VA
IB
M
M
.
.D
Do
on
no
on
Figura 2. Localización de los ganglios del cuello. 1. Vientre
anterior del músculo digástrico; 2. borde anterior del músculo
esternocleidomastoideo; 3. tendón del músculo omohioideo; 4.
borde anterior del músculo trapecio.
Nomenclatura clínico-radiológica (Fig. 2)
Ante esta descripción anatómica, los autores prefieren
la clasificación en seis niveles establecida por la Ameri-
can Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery
(AAO-HNS). Esta clasificación presenta la ventaja de per-
mitir un lenguaje común entre médicos, patólogos y
radiólogos [3]
.
Sector I
Esta zona se encuentra por encima del hueso hioides,
bajo el músculo milohioideo y por dentro de la parte pos-
terior de la glándula submandibular. Este sector drena los
labios, el mentón, las encías, el piso de la boca, la lengua,
las glándulas salivales y la mucosa bucal.
El sector Ia (submentoniano) está limitado por los
vientres anteriores de los músculos digástricos, la sínfisis
mandibular y el hueso hioides.
El sector Ib (submandibular) está limitado por el mús-
culo digástrico y la rama horizontal de la mandíbula.
Los sectores Ia y Ib están por lo tanto separados por el
vientre anterior del digástrico.
Sectores II, III y IV
Estos sectores drenan la parte anterior de la cabeza y el
cuello, la parótida, las cadenas retrofaríngeas, submandi-
bular y submentoniana:
• sector II: desde la base del cráneo hasta la parte inferior
del hueso hioides, por detrás de la parte posterior de
la glándula submandibular y por delante de la parte
posterior del ECM. Los sectores IIa y IIb están separados
por el nervio espinal;
• sector III: entre la parte baja del cuerpo del hueso hioi-
des y la parte baja del cartílago cricoides, y por delante
de la parte posterior del ECM;
• sector IV: entre la parte baja del cartílago cricoides y por
encima de las clavículas, anterior a una línea que une
la parte posterior del ECM y el borde posterolateral del
escaleno anterior y por fuera de la carótida.
2 EMC - Otorrinolaringología
Adenopatías cervicales del adulto  E – 20-870-A-10
Sector V
Se sitúa por detrás de la parte posterior del ECM, desde
la base del cráneo hasta las clavículas y por delante del
músculo escaleno anterior. Este sector drena las cadenas
occipital y mastoidea, el cuero cabelludo (región parietal),
los tejidos cutáneos laterales del cuello, parte anterior del
tórax, laringe subglótica, glándula tiroidea y tráquea. Los
sectores Va y Vb están separados por el vientre posterior
del músculo omohioideo.
Sector VI
Se sitúa dentro del borde interior de cada carótida
común desde la parte inferior del cuerpo del hueso hioi-
des hasta la horquilla esternal. Sus límites profundos son
el esófago a la izquierda y los escalenos a la derecha. Este
sector drena las regiones supra y subglótica, los senos piri-
formes, la glándula tiroidea, la tráquea y el esófago.
 Diagnóstico
Ante una adenomegalia, el primer paso consiste en
determinar su carácter patológico o no patológico. Si se
trata de una adenopatía, el proceso diagnóstico permite
confirmar su naturaleza (tumoral, infecciosa, inflama-
toria) y definir su origen (diagnóstico etiológico). Las
preguntas que deben plantearse son:
• ¿la tumefacción es de origen ganglionar (descartar un
diagnóstico diferencial)?;
• ¿se trata de un ganglio patológico?;
• ¿presenta criterios clínicos de malignidad? Dichos cri-
terios son:
◦ tamaño superior a 10 mm,
◦ adhesión a planos profundos,
◦ número,
◦ aspecto de los tejidos circundantes:
– induración,
– carácter doloroso;
• ¿presenta criterios radiológicos de malignidad? Dichos
criterios son:
◦ tamaño superior a 10 mm de eje menor,
◦ número: presencia de más de tres ganglios hipertró-
ficos en una misma zona de drenaje,
◦ desaparición de la forma oblonga: relación entre el
eje mayor y el eje menor inferior a 2,
◦ desaparición del hilio central,
◦ realce intenso,
◦ presencia de una necrosis central,
◦ ruptura capsular,
◦ invasión de las estructuras adyacentes,
◦ aspecto similar al de la glándula tiroidea,
◦ microcalcificaciones;
• en caso de sospecha de malignidad:
◦ ¿existe una lesión primaria?,
◦ ¿es extirpable (carácter infiltrante o no y relación con
las estructuras vasculares, extensión hacia los planos
profundos de la cara y del cuello, signos de ruptura
capsular)?
Anamnesis
Debe realizarse de forma muy minuciosa con el fin de
conocer:
• la edad;
• los antecedentes, en particular alcoholismo, taba-
quismo, enfermedad sistémica, radioterapia cervical
especialmente en la infancia (favorecedora de cáncer de
glándula tiroidea), contacto tuberculoso, cirugía cutá-
nea de la cara y del cuello (buscar existencia de cicatriz);
• el tipo de vida (profesión, exposición solar, etc.);
• el origen étnico (los cánceres de cavum son muy linfó-
filos y más frecuentes en las poblaciones del norte de
África, Asia, en los inuit, etc.);
• viajes realizados al extranjero;
• las características de aparición de la adenopatía: fecha y
condiciones de aparición (una adenopatía inflamatoria
evoluciona a menudo de forma más rápida y dolorosa
que una adenopatía metastásica o un linfoma), cinética
de evolución;
• los signos funcionales ORL asociados: disfonía o dis-
nea laríngea, disfagia, otalgia u odinofagia, sordera o
sensación de ocupación del oído, obstrucción nasal,
epistaxis.
Exploración física
Debe incluir una exploración precisa de las VADS: cavi-
dad bucal, los tres pisos de la faringe, laringe y fosas
nasales. La palpación bucofaríngea constituye un punto
muy importante de la exploración con el fin de no pasar
por alto una lesión maligna de la región amigdalina o de
la base de la lengua. Se deben también explorar las ore-
jas (pabellones, conductos auditivos externos y tímpanos)
así como el revestimiento cutáneo cervicocefálico y las
glándulas salivales.
La exploración completa de las zonas cervicales se tras-
lada a un esquema fechado y firmado. Permite precisar
mediante inspección y palpación la localización exacta y
las características de la adenopatía:
• el número;
• la localización uni o bilateral;
• el tamaño;
• la sensibilidad;
• la consistencia (dura, firme, consistente, blanda);
• el carácter inflamatorio o no inflamatorio;
• la adhesión a planos profundos o a la piel.
Se debe igualmente realizar una exploración general
para valorar el estado general y la existencia de comor-
bilidades, e inspeccionar las demás zonas ganglionares
(axilares, inguinales, etc.) y el bazo en caso de sospecha
de linfoma.
Pruebas complementarias
Algunas pruebas complementarias son necesarias para
confirmar el diagnóstico de adenopatías y otras para
orientar el diagnóstico etiológico. Se prescriben en fun-
ción del contexto.
Estudio biológico
Debe incluir como mínimo un hemograma completo
(HC) y proteína C-reactiva (CRP). En función de la anam-
nesis, se pueden solicitar las siguientes serologías: virus
de Epstein-Barr (VEB), virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH) (con consentimiento del paciente), cito-
megalovirus (CMV), toxoplasmosis, bartonelosis, sífilis
(análisis de hemaglutinización del Treponema pallidum-
laboratorio de investigación de enfermedades venéreas
[TPHA-VDRL]), prueba de la mononucleosis infecciosa
(MNI). También se puede recomendar una intrader-
morreacción a la tuberculina (QuantiFERON).
Pruebas de imagen
Las pruebas de imagen desempeñan un papel funda-
mental en el estudio de las adenopatías cervicales. Al
explorar el conjunto de las regiones ganglionares cer-
vicales, permiten confirmar el carácter ganglionar de la
tumefacción y precisar sus características morfológicas [4]
.
Permiten igualmente identificar una posible lesión prima-
ria no observada en la exploración física [5]
.
Ecografía cervical con estudio Doppler
Debe realizarse de entrada, ya que es una prueba fácil,
rápida, no agresiva y reproducible. Casi siempre permite
confirmar el carácter ganglionar o no de la tumefac-
ción [6, 7]
. El radiólogo precisa el aspecto, el tamaño, la
EMC - Otorrinolaringología 3
E – 20-870-A-10  Adenopatías cervicales del adulto
localización con respecto a las estructuras vecinas, el
aspecto líquido o sólido de la tumefacción y el carác-
ter homogéneo o heterogéneo. Permite identificar otras
adenopatías. Algunas características ecográficas sugieren
la existencia de un ganglio metastásico: tamaño superior
a 10 mm, desaparición de la forma oblonga y del hilio
central (pérdida de la hipoecogenicidad del hilio central),
microcalcificaciones, realce intenso, presencia de necrosis
central, invasión de las estructuras adyacentes.
Se suele realizar al mismo tiempo una exploración de las
glándulas salivales (glándulas parótidas y submaxilares)
y de la glándula tiroidea. La exploración de la glándula
tiroidea está basada en la clasificación European Thyroid
Imaginig-Reporting and Data System (EU TIRADS) [8]
.
Tomografía computarizada
La exploración tomográfica permite establecer el perfil
lesional y buscar signos sugerentes de malignidad: tamaño
superior a 10 mm, forma redondeada, agrupación de ade-
nopatías en una misma zona ganglionar [9–11]
.
A nivel cervical, se realiza con inyección de producto
de contraste (salvo contraindicación) con el fin de:
• localizar la tumefacción en relación con los grandes
vasos cervicales;
• precisar el aspecto regular o no de las paredes de la
tumefacción (efracción capsular) [12]
;
• precisar su carácter hipodenso sugerente de lesión par-
cial o totalmente enquistada o de necrosis intratumoral
o de origen infeccioso;
• precisar el grado de captación de contraste, su carácter
heterogéneo u homogéneo.
La tomografía computarizada (TC) debe asociarse a una
prueba de imagen torácica con inyección de producto de
contraste (en ausencia de contraindicación) para el estu-
dio de extensión.
Tomografía por emisión de positrones asociada a
tomografía computarizada
Es un método gammagráfico que requiere un emisor
de positrones. Consiste en inyectar flúor radiactivo, la
2-fluorina-18-fluoro-2-desoxi-D-glucosa (18-FDG), cuyo
principio consiste en unirse a las células neoplásicas y
localizar de esta forma tumores de pequeño tamaño o
metástasis subclínicas en estadio precoz. Esta prueba se
realiza con frecuencia en el estudio de los cánceres de las
VADS, en particular en caso de tumor primario en estadio
avanzado y ante la presencia de adenopatías metastásicas
múltiples o voluminosas debido al riesgo de metástasis a
distancia. El valor de captación estandarizado (SUV, stan-
dard uptake value) máximo medio de los ganglios malignos
es significativamente superior al de las lesiones benig-
nas [13]
.
La tomografía por emisión de positrones (PET) es indis-
pensable en caso de metástasis ganglionar sin puerta
de entrada clínica o radiológicamente evidente. Permite
identificar un carcinoma subclínico, con frecuencia en la
orofaringe, en un número significativo de pacientes [14]
.
Resonancia magnética
Se realiza en función de la topografía y/o de la natura-
leza del tumor primario sospechado. Permite orientar el
diagnóstico etiológico de la adenopatía. Se debe aplicar
un protocolo estándar completo que incluye las secuen-
cias axial T1 eco de spin rápida, axial T2 eco de spin rápida,
difusión axial y tres planos T1 con saturación de la grasa
tras inyección intravenosa de un quelato de gadolinio.
La presencia de zonas quísticas en una adenopatía sin
realce tras inyección de gadolinio y con un coeficiente de
difusión aumentado se asocia con una alta probabilidad
de afectación metastásica, salvo en un contexto infec-
cioso [15]
.
Puede permitir, en caso de adenopatía cervical maligna
sin foco primario detectado clínicamente, detectar precoz-
mente una lesión pasada desapercibida en la exploración
física, en particular en la orofaringe [16]
.
Punción citológica con aguja fina
La citopunción con aguja fina es una prueba indiscuti-
ble. Se ha demostrado su inocuidad al realizarse con aguja
fina (calibre 18-23 G). Esta prueba sigue dependiendo de
la experiencia del médico que la realiza y de la calidad de
la punción, que mejora bajo control ecográfico. La cali-
dad del análisis depende del contenido en células de la
muestra.
La citopunción se efectúa con el paciente en decú-
bito, preferiblemente en un laboratorio de citología.
Estas medidas permiten repetir la prueba en la misma
sesión en caso de que la primera aporte poca informa-
ción controlando al momento la calidad de las laminillas
portaobjetos mediante una coloración de May-Grunwald-
Giemsa. Puede realizarse con o sin aspiración. Se puede
repetir la punción con aspiración cuatro o cinco veces en
varias direcciones en la tumoración, con el fin de aumen-
tar las posibilidades de obtener una muestra de la zona
patológica. La ausencia de aspiración (capilaridad simple)
presenta la ventaja de dejar libre la mano del médico per-
mitiéndole así poder sujetar la tumoración entre sus dedos
y que la punción sea más precisa.
La cantidad de material recogido debe ser suficiente
para poder preparar varias muestras para el estudio de la
citomorfología, la inmunohistoquímica, la biología mole-
cular y la citogenética. Estas últimas técnicas se realizan
sobre todo en la patología linfoide y tiroidea (determi-
nación de la tiroglobulina). El estudio puede completarse
con un análisis microbiológico (bacteriología, parasitolo-
gía, micología).
La punción debe acompañarse de una determinación
de la tiroglobulina en la adenopatía en caso de sospe-
cha de metástasis ganglionar en un cáncer de glándula
tiroidea [17, 18]
.
Se puede también realizar un estudio del ácido deso-
xirribonucleico (ADN) viral (virus del papiloma humano
[VPH] o VEB en función del contexto) mediante reac-
ción en cadena de la polimerasa (PCR) en el líquido de
la citopunción. Se trata de una prueba muy sensible con
una especificidad cercana al 90% [19]
que permite también
valorar la expresión de la proteína p16 en inmunohisto-
química.
La citopunción con aguja fina es una prueba indis-
cutible de orientación diagnóstica de alto rendimiento.
Algunos estudios muestran una sensibilidad del 80,6%, y
una especificidad del 96,5% [20]
.
La rentabilidad de la citopunción aumenta si la pun-
ción se realiza bajo control ecográfico por un radiólogo
especializado y experimentado, y si el análisis citológico
es inmediato [21]
. En caso de duda sobre las condiciones
de realización de la citopunción, se debe repetir.
Panendoscopia
En caso de sospecha de adenopatía maligna (en particu-
lar en caso de carcinoma epidermoide) se debe realizar una
panendoscopia de las VADS para buscar la lesión prima-
ria. La panendoscopia permite valorar todas las mucosas
de las VADS y biopsiar cualquier lesión sospechosa.
En el mismo acto quirúrgico, en caso de sospecha
citológica de carcinoma epidermoide y en ausencia de
tumor primario detectado, se realiza una amigdalecto-
mía homolateral a la lesión con el fin de detectar el
tumor primario, ya que el cáncer localizado en las crip-
tas puede no observarse clínicamente [22]
. Numerosos
estudios han demostrado ampliamente el valor de la amig-
dalectomía palatina homolateral para identificar el tumor
primario [23]
. Algunos equipos, aunque minoritarios, reco-
miendan realizar una amigdalectomía bilateral [24]
.
Más recientemente, muchos autores han destacado el
interés de la mucosectomía de la base de la lengua en
el estudio de las adenopatías sin puerta de entrada [25]
.
Para algunos de ellos, se debe realizar esta intervención
si el análisis de la pieza de amigdalectomía no permite
4 EMC - Otorrinolaringología
Adenopatías cervicales del adulto  E – 20-870-A-10
identificar la lesión primaria. Para otros, se puede realizar
la mucosectomía al mismo tiempo que la amigdalecto-
mía. Por último, algunos recomiendan una intervención
unilateral mientras que otros prefieren la mucosecto-
mía bilateral. Los próximos trabajos permitirán precisar
mejor el papel de la mucosectomía en el algoritmo
diagnóstico.
Biopsia con trocar
El diámetro de la aguja es mayor que en la citopunción,
lo que permite obtener un fragmento de tejido para el
análisis histológico y no sólo citológico. Falta por deter-
minar su lugar preciso en el marco de las adenopatías
cervicales. Algunos equipos efectúan este tipo de biop-
sia de entrada, mientras que la mayoría sólo la realizan
en caso de fracaso en la toma de muestra citológica bajo
control ecográfico [26]
.
Asimismo, se puede realizar en la adenopatía una deter-
minación del ADN de VPH o detectar la positividad p16,
lo que orienta hacia un primario localizado en la amíg-
dala o en la base de la lengua, localizaciones tumorales
más frecuentemente asociadas al VPH [27]
. El carcinoma
primario orofaríngeo p16+ presenta un mejor pronóstico
que los carcinomas epidermoides [28]
.
Biopsia quirúrgica y adenectomía cervical
Tanto la punción citológica como la biopsia con trocar
pueden repetirse, en particular si han sido realizadas en
malas condiciones. Si la citopunción indica la existencia
de una adenopatía carcinomatosa, nunca debe realizarse
la biopsia quirúrgica, ya que esta técnica provoca la dise-
minación tumoral en los tejidos circundantes por ruptura
capsular iatrogénica [29]
.
Si a pesar de realizar en buenas condiciones todos los
estudios clínicos descritos previamente no se consigue
ninguna orientación diagnóstica, se puede plantear una
cervicotomía exploradora con análisis histológico poste-
rior del ganglio. En función de los resultados del análisis
posterior, pueden existir varias situaciones:
• en caso de lesión benigna, se interrumpe la interven-
ción. En un contexto infeccioso, se envía un fragmento
de la adenopatía al laboratorio para cultivo (búsqueda
de bacilos de Koch, determinación de QuantiFERON,
etc.);
• en caso de sospecha de hemopatía maligna, se debe
enviar la adenopatía extraída en un envase estéril en
fresco. Ante la sospecha de linfoma en la citopunción,
la biopsia quirúrgica presenta una mayor sensibilidad
que la citopunción sola [30]
y permite la tipificación del
linfoma (inmunomarcaje, citoquímica, citogenética,
biología molecular) necesaria para la actitud terapéu-
tica;
• en caso de sospecha de patología carcinomatosa, la
adenectomía debe completarse con un vaciamiento
ganglionar cervical si la adenopatía es candidata a un
tratamiento curativo. En este caso, la biopsia ganglionar
sin raspado ganglionar asociado es una intervención
perjudicial. La efracción capsular y la abertura de los
diferentes planos complican una posible reinterven-
ción quirúrgica si la adenopatía era operable y, en
cualquier caso, incrementa el riesgo de recidiva gan-
glionar o de metástasis visceral a distancia;
• por último, en casos complicados, el estudio histoló-
gico posterior puede no ser concluyente. El análisis
definitivo por sí solo permite establecer entonces el
diagnóstico.
 Diagnósticos diferenciales
Los autores de este artículo citan aquí las tumefacciones
cervicales no ganglionares.
Falsas tumefacciones cervicales
Son el reflejo de estructuras anatómicas normales y son,
por regla general, simétricas: bulbo carotídeo ateromatoso
voluminoso, cuerno del hueso hioides grande, apófisis
transversa del atlas, ptosis de la glándula submandibular.
Tumefacciones cervicales medias
Quiste del tracto tirogloso
Primera malformación congénita cervical en términos
de frecuencia [31]
, está relacionado con un defecto de invo-
lución del trayecto de migración de la glándula tiroidea
desde la base de la lengua hacia el espacio cervical ante-
rior. Es indoloro, blando, y se sitúa a la altura del hueso
hioides o justo por debajo. Presenta la particularidad de
ascender durante la deglución. El quiste del tracto tiro-
gloso (QTT) puede sobreinfectarse y presentar entonces
un rápido crecimiento con aparición de signos inflama-
torios, incluso una fístula cutánea. Se debe comprobar de
forma sistemática la localización de la glándula tiroidea
en las pruebas de imagen antes de cualquier tratamiento,
con el fin de descartar una glándula tiroidea ectópica [32]
.
Quiste dermoide
Los quistes dermoides (tumor benigno embrionario)
pueden localizarse en la esfera ORL, con mucha frecuencia
por encima del hueso hioides. Son, sin embargo, indepen-
dientes del hueso hioides y no ascienden junto a él con la
deglución.
Nódulos tiroideos
Ascienden con la glándula tiroidea con la deglución. La
ecografía y la citopunción establecen el diagnóstico.
Quiste broncogénico
Esta anomalía de crecimiento del árbol traqueo-
bronquial representa menos del 1% de las lesiones
quísticas cervicales. Clásicamente, la localización cervical
es supraesternal y media [33]
. Suele ser asintomático, pero
puede originar una sintomatología respiratoria o digestiva
por compresión.
Tumefacciones cervicales laterales
Quiste branquial
Debido a un defecto de involución de una hendidura
o de una bolsa branquial durante la gestación, se trata
de la segunda malformación congénita cervical más fre-
cuente tras el QTT [34]
. El origen embriológico de estas
malformaciones condiciona su presentación clínica:
• el quiste de la 2.a
hendidura o amigdaloide (más fre-
cuente) se sitúa a lo largo del borde anterior del músculo
ECM y con frecuencia cerca del ángulo mandibular;
• el quiste de la 1.a
hendidura se sitúa en contacto con la
glándula parótida;
• los quistes de la 3.a
hendidura, más infrecuentes, están
unidos a la pared oro o hipofaríngea;
• los quistes de la 4.a
bolsa endobranquial se originan
en el fondo del seno piriforme, en su mayoría a la
izquierda, y se extienden hacia la región tiroidea.
Se debe sospechar su existencia ante una masa cervical
de crecimiento progresivo, móvil, blanda e indolora en el
niño o adulto joven. Puede ser responsable de infecciones
recidivantes del cuello y se debe buscar la presencia de un
orificio fistuloso cutáneo.
Linfangioma quístico cervical
Con una frecuencia de cerca del 5% de los tumores
quísticos benignos en el niño [35]
, corresponde a una mal-
formación vascular localizada con mucha frecuencia en
EMC - Otorrinolaringología 5
E – 20-870-A-10  Adenopatías cervicales del adulto
el triángulo cervical posterior o a nivel supraclavicular.
Se trata de una tumefacción indolora, blanda, de tamaño
variable, abollonada, de límites mal definidos.
Quiste tímico
Situado casi siempre en la parte izquierda del cuello
por delante del músculo ECM, suele localizarse entre el
eje yugular y el eje carotídeo [36]
. De origen congénito o
adquirido, representa menos del 1% de las masas cervica-
les quísticas [37]
. Se presenta en forma de una masa cervical
de evolución progresiva e indolora. Sin embargo, puede
acompañarse de síntomas secundarios a una compresión
de la masa sobre estructuras digestivas o respiratorias.
Tumores nerviosos cervicales
Pueden desarrollarse a partir de los nervios periféricos
(schwannoma, neurofibroma), de los ganglios simpáticos
(neuroblastoma) o de los paraganglios (paraganglioma,
tumores glómicos). Corresponden a tumefacciones sóli-
das, indoloras, bien delimitadas, asociadas en ocasiones a
signos neurológicos por compresión. La TC y la resonan-
cia magnética (RM) sugieren el diagnóstico.
Ránula
También llamada «ranilla», se trata de un mucocele al
nivel del piso de la boca derivado de una glándula sali-
val sublingual. Esta lesión puede atravesar los músculos
del piso de la boca y presentarse en forma de una masa
cervical quística.
Otras masas cervicales
• Sinovialosarcoma: tumor maligno infrecuente.
• Condroma.
• Laringocele externo.
• Hipertrofia de la glándula submaxilar o del polo inferior
de la parótida.
• Divertículo de Zenker de presentación atípica.
• Lipoma.
 Adenopatías no
metastásicas
Adenopatías infecciosas
Adenopatías infecciosas no específicas
El origen de la adenitis aguda puede ser dental, oto-
lógico, amigdalino, gingivobucal o cutáneo. La adenitis
aguda se presenta en forma de una o varias adenopatías
dolorosas de forma espontánea y a la palpación, sin signos
inflamatorios locales importantes.
La adenitis puede abscedarse; se trata entonces de un
adenoflemón que se manifiesta como una tumefacción
mayor con dolor, fluctuación y eritema cutáneo adya-
cente. Los signos sistémicos son variables. En caso de
fracaso de la antibioticoterapia, se deben realizar una
punción con drenaje bajo control tomográfico o un trata-
miento quirúrgico mediante incisión y drenaje.
Adenopatías infecciosas específicas
Tuberculosis ganglionar
La tuberculosis es una enfermedad en aumento. Es
frecuente en las zonas endémicas, pero su prevalencia
aumenta también mucho en Europa debido a la disminu-
ción de la vacunación y a la migración de las poblaciones.
La adenopatía cervical suele ser única, con rápida evo-
lución hacia el reblandecimiento y la fistulización. Estas
adenopatías inflamatorias se cronifican y la localización
cervical representa el 70-90% de los casos (áreas cervica-
les IIB y V y supraclavicular) [38]
. La citopunción permite
un estudio histológico y bacteriológico (aislamiento de
Mycobacterium tuberculosis). El diagnóstico se basa en la
citopunción y la determinación de QuantiFERON. La
biopsia sólo debe realizarse como última opción, ya que
incrementa el riesgo de escrófula (enfermedad de origen
tuberculoso que provoca fístulas purulentas localizadas en
los ganglios linfáticos del cuello).
Adenitis por micobacterias atípicas
Estas adenopatías fluctuantes localizadas casi siempre a
nivel submandibular [39]
evolucionan hacia la cronicidad.
Se manifiestan con mucha frecuencia en niños de 3-5 años
inmunocompetentes. El estudio bacteriológico es difícil
de realizar, y la fistulización a la piel es frecuente.
Enfermedad por arañazo de gato o linforreticulosis
benigna por inoculación
Es secundaria a una infección por Bartonella henselae
inoculada por arañazo o mordedura de gato. Al nivel cer-
vical, la adenopatía, a menudo única, se sitúa a la altura de
las áreas submandibulares [40]
. Puede ser fluctuante y fistu-
lizarse. Aparece a las 2 semanas de la inoculación y puede
persistir varias semanas. La serología con positividad de
las inmunoglobulinas M (IgM) confirma el diagnóstico.
En caso de negatividad de las pruebas a pesar de una alta
sospecha clínica, se puede buscar la presencia de B. hense-
lae mediante PCR en el material de punción o biopsia.
Mononucleosis infecciosa
Responsable de una poliadenopatía cervical difusa
inflamatoria y con frecuencia dolorosa en un contexto
de amígdala eritematopultácea o seudomembranosa, está
relacionada con la primoinfección por el VEB. Se asocia a
púrpura petequial del velo del paladar, esplenomegalia,
exantema morbiliforme del tronco, fiebre en ocasiones
elevada, citólisis hepática y trombocitopenia. La prescrip-
ción de aminopenicilina está contraindicada debido al
riesgo de exantema cutáneo.
Rubéola
Las adenopatías son múltiples y posteriores. Se asocian a
enantema y artralgias. Las adenopatías pueden persistir 2-
3 meses. La serología (aumento de las IgG en dos muestras
con 15 días de intervalo) confirma el diagnóstico.
Toxoplasmosis
Relacionada con una infección por un protozoo
(Toxoplasma gondii), casi siempre es asintomática, pero
puede provocar poliadenopatías posteriores de evolución
insidiosa. Puede ser grave sobre todo en las mujeres emba-
razadas debido al riesgo de toxoplasmosis congénita.
Tularemia
Esta zoonosis se transmite generalmente por las lie-
bres y los roedores por contacto directo con el animal
o por consumo de agua o alimentos contaminados [41]
.
Está provocada por Francisella tularensis. La tularemia se
manifiesta con fiebre, presencia de adenopatía a menudo
única, dolorosa e inflamatoria en forma necrótica, afec-
tación cutánea u orofaríngea en función del modo de
contaminación. Se establece el diagnóstico mediante el
cultivo de las muestras, aunque las serologías o la detec-
ción de la bacteria mediante PCR son las que se realizan
con más frecuencia.
Primoinfección por el virus de la inmunodeficiencia
humana
Debe sugerirse en caso de poliadenopatía de larga
evolución. Conviene solicitar, tras consentimiento del
paciente, una serología VIH-1 y VIH-2.
Brucelosis
Las adenopatías son sólidas, poco dolorosas, basi-
cervicales, y se asocian a hepatoesplenomegalia, fiebre
ondulante con escalofríos, sudoración nocturna, dolo-
res musculares y artromialgias. La infección se produce
por contacto con los rumiantes (veterinarios, personal de
mataderos, pastores) o ingesta de queso fresco.
6 EMC - Otorrinolaringología
Adenopatías cervicales del adulto  E – 20-870-A-10
Cuadro 1.
Cambios aportados a la octava clasificación del manual del American Joint Commitee on Cancer, clasificación de las adenopatías (según [43]).
Cavidad bucal
Oro o hipofaringe p16–
Adenopatía sin PE p16–
Laringe
Orofaringe p16+
Adenopatía sin PE p16+
Rinofaringe
Adenopatía sin PE VEB+
N1 Homolateral; única; ≤3 cm Homolateral; ≤6 cm Adenopatía yugulocarotídea unilateral
Adenopatías retrofaríngeas uni o
bilaterales ≤6 cm; por encima del borde
inferior del cricoides
N2 N2a: homolateral; única; 3-6 cm Afectación contralateral; ≤6 cm Yugulocarotídeas
bilaterales ≤6 cm; por encima del
borde inferior del cricoides
N2b: homolateral; múltiples; ≤6 cm
N2c: contralateral; ≤6 cm
N3 N 3a: 6 cm; sin EEC 6 cm 6 cm; por debajo del borde
inferior del cricoides
N 3b: con EEC
PE: puerta de entrada; EEC: extensión extracapsular; VEB: virus de Epstein-Barr.
Sífilis
La infección está causada por T. pallidum. En la sífilis
primaria, la adenopatía es casi siempre única, fría, indo-
lora, voluminosa y satélite de un chancro de inoculación
bucal. En la fase secundaria, las adenopatías son múltiples
y sólidas, y se asocian a una roséola.
Adenopatías en el contexto
de una enfermedad sistémica
Con frecuencia se sugiere este diagnóstico en la anam-
nesis. El estudio complementario orienta el diagnóstico
etiológico. Ante una poliadenopatía con síndrome infla-
matorio, el estudio adecuado debe efectuarse junto a los
internistas para descartar las siguientes patologías:
• sarcoidosis;
• lupus eritematoso sistémico;
• artritis reumatoide;
• enfermedad de Rosai-Dorfman;
• enfermedad de Kikuchi;
• enfermedad de Kimura.
Adenopatías en el marco
de una enfermedad hematológica
Las adenopatías satélites de una hemopatía maligna
son, por regla general, duras, de consistencia elástica,
móviles e indoloras. El hemograma orienta el diagnóstico.
Se asocian a adenopatías extracervicales (axilares, epitro-
cleares, inguinales) y/o hepatomegalia, esplenomegalia,
prurito, alteración del estado general, fiebre y síndrome
compresivo. La afectación de territorios profundos es
sugerente (torácicos, abdominales). Es primordial consul-
tar de inmediato con los hematólogos para no retrasar el
tratamiento del paciente.
Síndromes linfoproliferativos
Enfermedad de Hodgkin
Afecta sobre todo al adulto joven y se manifiesta a
menudo por una o varias adenopatías de localización cer-
vical (50% de los casos) y/o mediastínica, de preferencia
supraclavicular. Las localizaciones viscerales son excepcio-
nales. Mediante la punción citológica se puede observar
una célula de Sternberg (CD30+, CD15+), pero muy a
menudo el diagnóstico se establece por el estudio histo-
lógico posterior en la cervicotomía y se confirma por la
histología definitiva. Sin embargo, la célula de Sternberg
no es específica de la enfermedad de Hodgkin y puede
observarse en algunas virosis como la MNI u otros linfo-
mas.
Linfomas no Hodgkin
Se caracterizan por adenopatías con frecuencia más
voluminosas y existen localizaciones viscerales en el
50-80% de los pacientes, en particular en el anillo de Wal-
deyer. Se puede entonces confirmar el diagnóstico por la
biopsia de la lesión faríngea. En ausencia de lesión farín-
gea, el análisis histológico posterior del ganglio permite
establecer el diagnóstico y ofrece datos más precisos en
relación con los factores pronósticos del linfoma.
Leucemia linfoide crónica y leucemia aguda
linfoblástica
Su diagnóstico se basa en el HC y el mielograma con
inmunofenotipificación. Las adenopatías pueden ser bila-
terales. No es necesaria la adenectomía salvo en caso de
posible evolución hacia el linfoma (Cuadro 1).
 Adenopatías metastásicas
Tras el estudio inicial (exploración física minuciosa
completa de la cabeza y del cuello, ecografía, citopunción
con determinación de la tiroglobulina, TC y PET-TC 18-
FDG), se pueden presentar varias situaciones (Figs. 3 y 4).
La mayoría de las veces la citología permite orientar el
diagnóstico etiológico.
Metástasis ganglionares
de un adenocarcinoma
Cuando el análisis citológico sugiere un diagnóstico de
adenocarcinoma, se debe continuar el estudio para des-
cartar un origen tiroideo: citopunción de los ganglios
sospechosos con determinación de la tiroglobulina en el
líquido de punción, ecografía tiroidea con clasificación
EU TIRADS. Se pueden realizar pruebas de inmunohisto-
química en la adenopatía como ayuda para identificar el
tumor primario (marcaje antitiroglobulina, antifactor 1 de
transcripción tiroideo [anti-TTF1], anti-PAX-8, etc.).
Asimismo, es necesario sugerir un cáncer de las glán-
dulas salivales (el estudio de imagen realizado en paralelo
permite establecer el diagnóstico).
Tras descartar estas dos posibilidades, se debe plantear
un origen fuera de la cabeza y del cuello: digestivo (gan-
glio de Troisier), pulmonar (adenopatía supraclavicular),
renal, mamario o prostático. La PET asociada a la TC, los
marcadores inmunohistoquímicos en las muestras gan-
glionares y los marcadores sanguíneos pueden orientar el
diagnóstico. El uso de la sonda EBER que permite detec-
tar el ADN del VEB por inmunohistoquímica facilita el
diagnóstico.
Metástasis ganglionares
de un carcinoma indiferenciado
En este caso, se debe sugerir una lesión del cavum (el
estudio de imagen realizado en paralelo permite establecer
el diagnóstico).
EMC - Otorrinolaringología 7
E – 20-870-A-10  Adenopatías cervicales del adulto
Quística pura Necrótica
40 años 40 años
No sugestivo de malignidad Probable infección
Estudio y
tratamiento
adaptado
Nueva punción guiada mediante ecografía
Probable
quiste
de la 2.a
hendidura =
cervicotomía
Adenopatía palpable de más de 3 semanas de evolución
Exploración física completa de la cabeza y del cuello
Citopunción guiada mediante ecografía
TC cervicofacial
Sospechar
una
metástasis
ganglionar
quística
(carcinoma
tiroideo,
carcinoma
orofaríngeo)
o una
hemopatía
Sin
diagnóstico
Infecciosa
Cervicotomía
Tratamiento
en función
de la
histología y
del estudio
etiológico
Tratamiento
en función
de la
histología y
del estudio
etiológico
Maligna
Figura 3. Árbol de decisiones. Trata-
miento de las adenopatías sin sospecha
inicial de malignidad. La adenopatía palpa-
ble corresponde a un ganglio mayor de 10
mm. El carácter necrótico de la adenopatía
puede dificultar el diagnóstico citológico.
Hay que informar al paciente en el preope-
ratorio sobre la posibilidad de vaciamiento
ganglionar tras la adenectomía en función
de los resultados del estudio posterior. TC:
tomografía computarizada.
Cuadro 2.
Cambios aportados a la octava clasificación del manual del Ame-
rican Joint Commitee on Cancer, clasificación de los tumores
tiroideos.
Glándula tiroidea
N0a ≥1 adenopatía de benignidad comprobada
histológicamente (citología o patología)
N0b No se identifica adenopatía clínica o radiológicamente
N1a Adenopatías en las zonas VI y VII
N1b Adenopatías en las zonas II, III, IV, V, retrofaríngeas
Metástasis ganglionares
de un carcinoma epidermoide
Se diferencian dos situaciones en función de que el
tumor primario haya podido o no identificarse (Fig. 4).
Con tumor primario identificado
en la cabeza o en el cuello
El estudio permite identificar una lesión tumoral a nivel
de las VADS (los cánceres más linfófilos son los del cavum,
las amígdalas, la base de la lengua y los senos piriformes)
o, con mucha menos frecuencia, a nivel cutáneo o de las
glándulas salivales.
En las VADS, se demuestra la existencia de esta lesión
mediante las pruebas de imagen o tras la exploración bajo
anestesia general. En este último caso, se puede tratar de
una lesión identificada visualmente en la panendoscopia
o de una lesión identificada en la pieza de amigdalectomía
en caso de endoscopia normal.
Una vez realizado el estudio, se puede establecer la cla-
sificación tumor, nódulo, metástasis (TNM) [42]
(Cuadros
1 y 2) [43]
del tumor y presentar el informe en una reunión
de consulta pluridisciplinar con vistas a iniciar el trata-
miento más adaptado a la situación en función del estado
general del paciente.
“ Punto importante
TNM
En 2017, el manual del American Joint Commitee
on Cancer (AJCC) publicó una octava clasifica-
ción TNM en la cual se añadieron dos conceptos
esenciales. Históricamente, la ruptura capsular se
asociaba a un mal pronóstico pero ha sido incluida
en la nueva clasificación TNM. Esta noción de
extensión extracapsular presenta un pronóstico
peyorativo y clasifica el ganglio metastásico como
N3. Se ha añadido también la noción de infección
por VEB o VPH asociada.
Sin tumor primario identificado
en la cabeza o en el cuello
En este caso, existe la problemática de las adenopatías
prevalentes, sin puerta de entrada. Las adenopatías metas-
tásicas sin tumor primario conocido son denominadas
«síndrome CUP» (carcinoma with unknown primary tumor,
carcinoma sin tumor primario conocido) y representan
el 2% de los cánceres de la cabeza y del cuello. Se trata
casi siempre de lesiones tumorales milimétricas localiza-
das a nivel de las VADS, en particular en la orofaringe.
En la literatura, la proporción de los CUP es variable, ya
que está íntimamente relacionada con la definición de
un estudio exhaustivo. Se observan las tasas más bajas en
las series más recientes en las cuales se realiza un estudio
de imagen donde se incluyen una PET y una exploración
endoscópica con amigdalectomía homolateral.
Las adenopatías metastásicas sin tumor primario cono-
cido requieren tradicionalmente una radiación de la base
del cráneo hasta la boca esofágica (radiación de las muco-
sas de las VADS) con el fin de cubrir el conjunto de los
focos potenciales donde se puede encontrar el primario.
8 EMC - Otorrinolaringología
Adenopatías cervicales del adulto  E – 20-870-A-10
No se identifica tumor primario Tumor primario identificado
Endoscopia normal
Tumor primario
identificado
Malignidad confirmada o sospechada
Panendoscopia
Panendoscopia con biopsia
Estudio completo
PET-TC con 18-FDG
Adenocarcinoma
Carcinoma
indiferenciado
Pensar en un
cáncer tiroideo,
un cáncer de
las glándulas
salivales o un
origen
extracervical
Pensar en un
cáncer de
cavum
Estudio y
tratamiento
adaptado
Estudio y
tratamiento
adaptado
Carcinoma epidermoide
Tratamiento adaptado a
la clasificación TNM
Tratamiento adaptado a
la clasificación TNM
Amigdalectomía homolateral
al mismo tiempo que la
panendoscopia
Adenopatía palpable de más de 3 semanas de evolución
Exploración física completa de la cabeza y del cuello
Citopunción guiada mediante ecografía
TC cervicofacial
Panendoscopia
con biopsia
Estudio completo
No se identifica tumor Tumor identificado
Raspado
ganglionar
cervical ±
mucosectomía
de la base de
la lengua ±
tratamiento
adyuvante
en función de
la histología
definitiva
Radio-
quimioterapia
concomitante
Adenopatía verdadera
sin puerta de entrada
clasificación TNM
Tratamiento
adaptado a la
clasificación TNM
Figura 4. Árbol de decisiones. Tratamiento de las adenopatías en caso de sospecha de malignidad. TC: tomografía computarizada;
TNM: tumor, nódulo, metástasis.
Esta intervención permite una reducción del riesgo de
aparición secundaria de un carcinoma primario [44, 45]
.
En relación con el tratamiento de la adenopatía y
de las áreas ganglionares, no existe un verdadero con-
senso [46]
. Al ser una situación infrecuente, es difícil
realizar un ensayo clínico aleatorizado. En consecuencia,
el tratamiento y las actitudes varían entre las distintas ins-
tituciones. Se tienen en cuenta varios parámetros como el
volumen de la adenopatía, el número, así como la sos-
pecha de ruptura capsular en las pruebas de imagen. El
volumen de radiación cervical suele ser bilateral para per-
mitir un mejor control local [47]
.
Adenopatía única y de pequeño tamaño
En este caso, se puede plantear la realización de un ras-
pado ganglionar funcional homolateral. La intervención
debe efectuarse siguiendo las reglas de la cirugía onco-
lógica [48]
. El interés de este raspado consiste en poder
limitar el tratamiento adyuvante a una radioterapia sola
en ausencia de criterio histológico de gravedad. Permite
reducir las toxicidades del tratamiento.
A pesar de no figurar todavía en las recomendaciones,
algunos equipos realizan al mismo tiempo una mucosec-
tomía de la base de la lengua con el fin de identificar un
posible tumor primario oculto a este nivel. En los CUP,
EMC - Otorrinolaringología 9
E – 20-870-A-10  Adenopatías cervicales del adulto
las dos localizaciones más frecuentes de tumor prima-
rio oculto son la amígdala y la base de la lengua [49]
. El
objetivo consiste en reducir los volúmenes de radiación
si finalmente se identifica el tumor primario, incluso en
ocasiones no irradiar al paciente si la exéresis del prima-
rio es completa y sólo existe una adenopatía cervical sin
ruptura capsular. La mucosectomía de la base de la lengua
se ha visto facilitada con la llegada de la robotización, y
puede asociarse al raspado sin incremento importante de
dolor para el paciente [50, 51]
.
La alternativa consiste en la radioquimioterapia de
entrada.
Adenopatías múltiples o voluminosas
Cuando la adenopatía no es resecable, la única opción
posible con objetivo curativo es una radioquimioterapia.
Algunos médicos administran previamente una quimio-
terapia neoadyuvante.
Cuando es resecable pero existe una alta sospecha de
ruptura capsular en las pruebas de imagen o cuando
las adenopatías son múltiples, es preferible una radio-
quimioterapia de entrada. Se puede plantear un raspado
ganglionar de rescate en caso de fracaso en la valoración
realizada a los 3-4 meses de la radioquimioterapia. Sin
embargo, cabe destacar que, en este caso, algunos médi-
cos recomiendan un raspado ganglionar inicial, seguido
de una radioquimioterapia.
 Conclusión
Ante la aparición de una adenopatía aumentada de
tamaño y de más de 3 semanas de evolución, el estudio
debe ser lo más completo posible con el fin de no pasar
por alto una lesión neoplásica.
“ Puntos esenciales
• Una adenopatía cervical es siempre la conse-
cuencia de una enfermedad sistémica, de una
infección o de una lesión maligna (de origen en
cabeza y cuello o, fuera de estas zonas, hematoló-
gico) y no debe nunca pasarse por alto.
• No realizar incisión y drenaje de un ganglio sub-
agudo o crónico.
• No realizar biopsia ganglionar sin un estudio ini-
cial completo: exploración física minuciosa ORL
completa, ecografía, citopunción con determina-
ción de la tiroglobulina, TC cervicotorácica con
inyección de producto de contraste, PET-TC con
18-FDG ORL, estudio biológico, panendoscopia y
amigdalectomía homolateral.
• No realizar biopsia en «gajo de naranja», ya que
provoca una ruptura iatrogénica capsular.
• El único caso en el que estaría justificada es la
tipificación de un linfoma confirmado en citopun-
ción.
• No realizar adenectomía aislada sin estudio
posterior, sino valorar la naturaleza histológica
potencialmente maligna y plantear una exéresis
quirúrgica oncológica satisfactoria.
• No administrar corticoides en ausencia de indi-
cación justificada por el diagnóstico establecido.
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microsurgery for the unknown primary: role for lingual tonsi-
llectomy. Head Neck 2014;36:942–6.
C. La Croix, Praticien hospitalier, responsable de l’unité fonctionnelle d’ORL, hôpital Cochin (candice.la-croix@aphp.fr).
H. Mirghani.
A. Villeneuve.
Service d’ORL et de chirurgie cervico-faciale, Hôpital Cochin, AP–HP, Faculté de médecine Paris-Descartes–Université Paris-V, 27, rue du
Faubourg-Saint-Jacques, 75014 Paris, France.
Service d’ORL et de chirurgie cervico-faciale, Hôpital européen Georges-Pompidou, AP–HP, 20, rue Leblanc, 75015 Paris, France.
Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: La Croix C, Mirghani H, Villeneuve A. Adenopatías cervicales del
adulto. EMC - Otorrinolaringología 2021;50(1):1-11 [Artículo E – 20-870-A-10].
Disponibles en www.em-consulte.com/es
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  • 1. E – 20-870-A-10 Adenopatías cervicales del adulto C. La Croix, H. Mirghani, A. Villeneuve Resumen: Motivo frecuente de consulta en los pacientes adultos, las adenopatías cer- vicales son de fácil diagnóstico si el estudio inicial se realiza de manera rigurosa. La adenopatía cervical corresponde al aumento de tamaño, doloroso o no, de un gan- glio linfático cervical. Se trata de un estado patológico. Cualquier adenopatía mayor de 1 centímetro y de más de 1 mes de evolución debe estudiarse. Es prioritario descar- tar una patología maligna (enfermedad hematológica o adenopatía metastásica) que requiera un tratamiento rápido. La anamnesis y la exploración física, incluido un examen otorrinolaringológico minucioso, permitirán orientar el diagnóstico y realizar un estudio complementario dirigido en función de las características de la adenopatía. La punción citológica con aguja fina es el procedimiento de elección para orientar el diagnóstico. Los autores del artículo diferencian las adenopatías metastásicas del resto. Los nuevos conocimientos y las técnicas quirúrgicas han permitido mejorar su tratamiento. © 2020 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados. Palabras clave: Ganglio cervical; Adenomegalia; Adenopatía metastásica; Citopunción; Cirugía robotizada Plan ■ Introducción 1 ■ Generalidades 1 Definición 1 Nomenclatura clínico-radiológica 2 ■ Diagnóstico 3 Anamnesis 3 Exploración física 3 Pruebas complementarias 3 ■ Diagnósticos diferenciales 5 Falsas tumefacciones cervicales 5 Tumefacciones cervicales medias 5 Tumefacciones cervicales laterales 5 ■ Adenopatías no metastásicas 6 Adenopatías infecciosas 6 Adenopatías en el contexto de una enfermedad sistémica 7 Adenopatías en el marco de una enfermedad hematológica 7 ■ Adenopatías metastásicas 7 Metástasis ganglionares de un adenocarcinoma 7 Metástasis ganglionares de un carcinoma indiferenciado 7 Metástasis ganglionares de un carcinoma epidermoide 8 ■ Conclusión 10 Introducción Más del 50% de los ganglios del organismo se loca- lizan en la región cervical, por lo que las adenopatías cervicales constituyen un motivo frecuente de consulta otorrinolaringológica (ORL). Suele resultar fácil estable- cer su diagnóstico. La adenomegalia es el aumento del tamaño de un ganglio. La adenopatía indica el estado patológico de un nódulo linfático que ha aumentado de tamaño y que casi siempre es de origen infeccioso o tumoral. El término de crónico se emplea en cualquier adenopatía de más de 3 semanas de evolución. En las etiologías de las tumefacciones del compar- timento central o laterocervical, se diferencian dos categorías: • benignas: malformación congénita, inflamatoria, infec- ciosa; • malignas: hemopatías, adenopatías metastásicas de un tumor primario de las vías aerodigestivas superiores (VADS), de la glándula tiroidea, de las glándulas sali- vales o cutáneas. La presencia de una o varias adenopatías cervicales crónicas obliga a descartar una patología maligna. Una exploración física minuciosa debe permitir, en la mayoría de los casos, sugerir un diagnóstico, confirmarlo rápida- mente mediante las pruebas complementarias adecuadas y definir una estrategia terapéutica. Los autores desarro- llan fundamentalmente en este artículo las adenopatías metastásicas de un carcinoma de las VADS, en particu- lar las clasificadas como metástasis sin tumor primario conocido. Generalidades Definición La adenopatía cervical corresponde al aumento pato- lógico del tamaño de un ganglio que pasa a ser duro y, en ocasiones, inflamatorio. Este estado puede ser reactivo a una infección o estar originado por una proliferación maligna (metástasis ganglionar o linfoma maligno). La palpación del cuello se basa fundamentalmente en el conocimiento de las grandes cadenas linfáticas cervica- les [1] . Rouvière en 1938 detalló la anatomía descriptiva de las cadenas linfáticas del cuello [2] . Las grandes vías EMC - Otorrinolaringología 1 Volume 50 n◦1 febrero 2021 http://dx.doi.org/10.1016/S1632-3475(20)44610-7
  • 2. E – 20-870-A-10 Adenopatías cervicales del adulto 1 2 3 7 11 5 4 10 6 6 9 8 Figura 1. Topografía de los ganglios del cuello [1]. 1. Gan- glios submentonianos; 2. ganglios submandibulares; 3. ganglios subdigástricos; 4. ganglios retroauriculares; 5. ganglios intrapa- rotídeos; 6. ganglios espinales; 7. ganglios yugulocarotídeos; 8. ganglios yugulocarotídeos inferiores; 9. ganglios supraclavicula- res; 10. ganglios occipitales; 11. ganglios prelaríngeos. linfáticas están formadas por la cadena linfática pericervi- cal y los triángulos de Rouvière (Fig. 1). Cadena linfática pericervical o círculo de Cuneo Está localizada en la unión de la cabeza con el cuello y bordea el borde inferior de la mandíbula, desde el mentón hasta el ángulo mandibular. Incluye: • un grupo ganglionar occipital que drena la región pos- terior de la cabeza; • un grupo ganglionar mastoideo que drena la región lateral de la cabeza y de la oreja; • un grupo ganglionar parotídeo que drena la oreja, la región lateral de la cabeza, la región orbitaria, las fosas nasales y el paladar blando; • un grupo ganglionar submaxilar que drena la región infraorbitaria, las mejillas, las encías y la cavidad bucal; • un grupo ganglionar submentoniano que drena el labio inferior, el mentón y la cavidad bucal. Triángulos de Rouvière Están formados por tres bordes situados a ambos lados del círculo pericervical y se conectan en la región subdi- gástrica: • el borde anterior corresponde a la cadena yugulocaro- tídea, que contiene: ◦ los ganglios yugulocarotídeos superiores o subdi- gástricos, entre los cuales se encuentra el más voluminoso, el ganglio de Küttner, que parece ser la intersección del drenaje de las VADS y de la región cervicofacial, ◦ los ganglios yugulocarotídeos medios o supraomo- hioideos, ◦ los ganglios yugulocarotídeos inferiores o infraomo- hioideos; • el borde inferior está formado por la cadena supra- clavicular o cervical transversa. En el lado izquierdo, contiene el ganglio de Troisier, que confluye del con- ducto torácico; • el borde posterior está formado por la cadena espinal a lo largo de la rama externa del nervio espinal, desde el borde posterior del músculo esternocleidomastoideo (ECM) hasta el borde anterior del músculo trapecio. I IA II IIA III III VI VI VII VII IV IV II IIB VB VA IB 1 4 2 3 IA IIA III VI VII IV IIB VB VA IB M M . .D Do on no on Figura 2. Localización de los ganglios del cuello. 1. Vientre anterior del músculo digástrico; 2. borde anterior del músculo esternocleidomastoideo; 3. tendón del músculo omohioideo; 4. borde anterior del músculo trapecio. Nomenclatura clínico-radiológica (Fig. 2) Ante esta descripción anatómica, los autores prefieren la clasificación en seis niveles establecida por la Ameri- can Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery (AAO-HNS). Esta clasificación presenta la ventaja de per- mitir un lenguaje común entre médicos, patólogos y radiólogos [3] . Sector I Esta zona se encuentra por encima del hueso hioides, bajo el músculo milohioideo y por dentro de la parte pos- terior de la glándula submandibular. Este sector drena los labios, el mentón, las encías, el piso de la boca, la lengua, las glándulas salivales y la mucosa bucal. El sector Ia (submentoniano) está limitado por los vientres anteriores de los músculos digástricos, la sínfisis mandibular y el hueso hioides. El sector Ib (submandibular) está limitado por el mús- culo digástrico y la rama horizontal de la mandíbula. Los sectores Ia y Ib están por lo tanto separados por el vientre anterior del digástrico. Sectores II, III y IV Estos sectores drenan la parte anterior de la cabeza y el cuello, la parótida, las cadenas retrofaríngeas, submandi- bular y submentoniana: • sector II: desde la base del cráneo hasta la parte inferior del hueso hioides, por detrás de la parte posterior de la glándula submandibular y por delante de la parte posterior del ECM. Los sectores IIa y IIb están separados por el nervio espinal; • sector III: entre la parte baja del cuerpo del hueso hioi- des y la parte baja del cartílago cricoides, y por delante de la parte posterior del ECM; • sector IV: entre la parte baja del cartílago cricoides y por encima de las clavículas, anterior a una línea que une la parte posterior del ECM y el borde posterolateral del escaleno anterior y por fuera de la carótida. 2 EMC - Otorrinolaringología
  • 3. Adenopatías cervicales del adulto E – 20-870-A-10 Sector V Se sitúa por detrás de la parte posterior del ECM, desde la base del cráneo hasta las clavículas y por delante del músculo escaleno anterior. Este sector drena las cadenas occipital y mastoidea, el cuero cabelludo (región parietal), los tejidos cutáneos laterales del cuello, parte anterior del tórax, laringe subglótica, glándula tiroidea y tráquea. Los sectores Va y Vb están separados por el vientre posterior del músculo omohioideo. Sector VI Se sitúa dentro del borde interior de cada carótida común desde la parte inferior del cuerpo del hueso hioi- des hasta la horquilla esternal. Sus límites profundos son el esófago a la izquierda y los escalenos a la derecha. Este sector drena las regiones supra y subglótica, los senos piri- formes, la glándula tiroidea, la tráquea y el esófago. Diagnóstico Ante una adenomegalia, el primer paso consiste en determinar su carácter patológico o no patológico. Si se trata de una adenopatía, el proceso diagnóstico permite confirmar su naturaleza (tumoral, infecciosa, inflama- toria) y definir su origen (diagnóstico etiológico). Las preguntas que deben plantearse son: • ¿la tumefacción es de origen ganglionar (descartar un diagnóstico diferencial)?; • ¿se trata de un ganglio patológico?; • ¿presenta criterios clínicos de malignidad? Dichos cri- terios son: ◦ tamaño superior a 10 mm, ◦ adhesión a planos profundos, ◦ número, ◦ aspecto de los tejidos circundantes: – induración, – carácter doloroso; • ¿presenta criterios radiológicos de malignidad? Dichos criterios son: ◦ tamaño superior a 10 mm de eje menor, ◦ número: presencia de más de tres ganglios hipertró- ficos en una misma zona de drenaje, ◦ desaparición de la forma oblonga: relación entre el eje mayor y el eje menor inferior a 2, ◦ desaparición del hilio central, ◦ realce intenso, ◦ presencia de una necrosis central, ◦ ruptura capsular, ◦ invasión de las estructuras adyacentes, ◦ aspecto similar al de la glándula tiroidea, ◦ microcalcificaciones; • en caso de sospecha de malignidad: ◦ ¿existe una lesión primaria?, ◦ ¿es extirpable (carácter infiltrante o no y relación con las estructuras vasculares, extensión hacia los planos profundos de la cara y del cuello, signos de ruptura capsular)? Anamnesis Debe realizarse de forma muy minuciosa con el fin de conocer: • la edad; • los antecedentes, en particular alcoholismo, taba- quismo, enfermedad sistémica, radioterapia cervical especialmente en la infancia (favorecedora de cáncer de glándula tiroidea), contacto tuberculoso, cirugía cutá- nea de la cara y del cuello (buscar existencia de cicatriz); • el tipo de vida (profesión, exposición solar, etc.); • el origen étnico (los cánceres de cavum son muy linfó- filos y más frecuentes en las poblaciones del norte de África, Asia, en los inuit, etc.); • viajes realizados al extranjero; • las características de aparición de la adenopatía: fecha y condiciones de aparición (una adenopatía inflamatoria evoluciona a menudo de forma más rápida y dolorosa que una adenopatía metastásica o un linfoma), cinética de evolución; • los signos funcionales ORL asociados: disfonía o dis- nea laríngea, disfagia, otalgia u odinofagia, sordera o sensación de ocupación del oído, obstrucción nasal, epistaxis. Exploración física Debe incluir una exploración precisa de las VADS: cavi- dad bucal, los tres pisos de la faringe, laringe y fosas nasales. La palpación bucofaríngea constituye un punto muy importante de la exploración con el fin de no pasar por alto una lesión maligna de la región amigdalina o de la base de la lengua. Se deben también explorar las ore- jas (pabellones, conductos auditivos externos y tímpanos) así como el revestimiento cutáneo cervicocefálico y las glándulas salivales. La exploración completa de las zonas cervicales se tras- lada a un esquema fechado y firmado. Permite precisar mediante inspección y palpación la localización exacta y las características de la adenopatía: • el número; • la localización uni o bilateral; • el tamaño; • la sensibilidad; • la consistencia (dura, firme, consistente, blanda); • el carácter inflamatorio o no inflamatorio; • la adhesión a planos profundos o a la piel. Se debe igualmente realizar una exploración general para valorar el estado general y la existencia de comor- bilidades, e inspeccionar las demás zonas ganglionares (axilares, inguinales, etc.) y el bazo en caso de sospecha de linfoma. Pruebas complementarias Algunas pruebas complementarias son necesarias para confirmar el diagnóstico de adenopatías y otras para orientar el diagnóstico etiológico. Se prescriben en fun- ción del contexto. Estudio biológico Debe incluir como mínimo un hemograma completo (HC) y proteína C-reactiva (CRP). En función de la anam- nesis, se pueden solicitar las siguientes serologías: virus de Epstein-Barr (VEB), virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) (con consentimiento del paciente), cito- megalovirus (CMV), toxoplasmosis, bartonelosis, sífilis (análisis de hemaglutinización del Treponema pallidum- laboratorio de investigación de enfermedades venéreas [TPHA-VDRL]), prueba de la mononucleosis infecciosa (MNI). También se puede recomendar una intrader- morreacción a la tuberculina (QuantiFERON). Pruebas de imagen Las pruebas de imagen desempeñan un papel funda- mental en el estudio de las adenopatías cervicales. Al explorar el conjunto de las regiones ganglionares cer- vicales, permiten confirmar el carácter ganglionar de la tumefacción y precisar sus características morfológicas [4] . Permiten igualmente identificar una posible lesión prima- ria no observada en la exploración física [5] . Ecografía cervical con estudio Doppler Debe realizarse de entrada, ya que es una prueba fácil, rápida, no agresiva y reproducible. Casi siempre permite confirmar el carácter ganglionar o no de la tumefac- ción [6, 7] . El radiólogo precisa el aspecto, el tamaño, la EMC - Otorrinolaringología 3
  • 4. E – 20-870-A-10 Adenopatías cervicales del adulto localización con respecto a las estructuras vecinas, el aspecto líquido o sólido de la tumefacción y el carác- ter homogéneo o heterogéneo. Permite identificar otras adenopatías. Algunas características ecográficas sugieren la existencia de un ganglio metastásico: tamaño superior a 10 mm, desaparición de la forma oblonga y del hilio central (pérdida de la hipoecogenicidad del hilio central), microcalcificaciones, realce intenso, presencia de necrosis central, invasión de las estructuras adyacentes. Se suele realizar al mismo tiempo una exploración de las glándulas salivales (glándulas parótidas y submaxilares) y de la glándula tiroidea. La exploración de la glándula tiroidea está basada en la clasificación European Thyroid Imaginig-Reporting and Data System (EU TIRADS) [8] . Tomografía computarizada La exploración tomográfica permite establecer el perfil lesional y buscar signos sugerentes de malignidad: tamaño superior a 10 mm, forma redondeada, agrupación de ade- nopatías en una misma zona ganglionar [9–11] . A nivel cervical, se realiza con inyección de producto de contraste (salvo contraindicación) con el fin de: • localizar la tumefacción en relación con los grandes vasos cervicales; • precisar el aspecto regular o no de las paredes de la tumefacción (efracción capsular) [12] ; • precisar su carácter hipodenso sugerente de lesión par- cial o totalmente enquistada o de necrosis intratumoral o de origen infeccioso; • precisar el grado de captación de contraste, su carácter heterogéneo u homogéneo. La tomografía computarizada (TC) debe asociarse a una prueba de imagen torácica con inyección de producto de contraste (en ausencia de contraindicación) para el estu- dio de extensión. Tomografía por emisión de positrones asociada a tomografía computarizada Es un método gammagráfico que requiere un emisor de positrones. Consiste en inyectar flúor radiactivo, la 2-fluorina-18-fluoro-2-desoxi-D-glucosa (18-FDG), cuyo principio consiste en unirse a las células neoplásicas y localizar de esta forma tumores de pequeño tamaño o metástasis subclínicas en estadio precoz. Esta prueba se realiza con frecuencia en el estudio de los cánceres de las VADS, en particular en caso de tumor primario en estadio avanzado y ante la presencia de adenopatías metastásicas múltiples o voluminosas debido al riesgo de metástasis a distancia. El valor de captación estandarizado (SUV, stan- dard uptake value) máximo medio de los ganglios malignos es significativamente superior al de las lesiones benig- nas [13] . La tomografía por emisión de positrones (PET) es indis- pensable en caso de metástasis ganglionar sin puerta de entrada clínica o radiológicamente evidente. Permite identificar un carcinoma subclínico, con frecuencia en la orofaringe, en un número significativo de pacientes [14] . Resonancia magnética Se realiza en función de la topografía y/o de la natura- leza del tumor primario sospechado. Permite orientar el diagnóstico etiológico de la adenopatía. Se debe aplicar un protocolo estándar completo que incluye las secuen- cias axial T1 eco de spin rápida, axial T2 eco de spin rápida, difusión axial y tres planos T1 con saturación de la grasa tras inyección intravenosa de un quelato de gadolinio. La presencia de zonas quísticas en una adenopatía sin realce tras inyección de gadolinio y con un coeficiente de difusión aumentado se asocia con una alta probabilidad de afectación metastásica, salvo en un contexto infec- cioso [15] . Puede permitir, en caso de adenopatía cervical maligna sin foco primario detectado clínicamente, detectar precoz- mente una lesión pasada desapercibida en la exploración física, en particular en la orofaringe [16] . Punción citológica con aguja fina La citopunción con aguja fina es una prueba indiscuti- ble. Se ha demostrado su inocuidad al realizarse con aguja fina (calibre 18-23 G). Esta prueba sigue dependiendo de la experiencia del médico que la realiza y de la calidad de la punción, que mejora bajo control ecográfico. La cali- dad del análisis depende del contenido en células de la muestra. La citopunción se efectúa con el paciente en decú- bito, preferiblemente en un laboratorio de citología. Estas medidas permiten repetir la prueba en la misma sesión en caso de que la primera aporte poca informa- ción controlando al momento la calidad de las laminillas portaobjetos mediante una coloración de May-Grunwald- Giemsa. Puede realizarse con o sin aspiración. Se puede repetir la punción con aspiración cuatro o cinco veces en varias direcciones en la tumoración, con el fin de aumen- tar las posibilidades de obtener una muestra de la zona patológica. La ausencia de aspiración (capilaridad simple) presenta la ventaja de dejar libre la mano del médico per- mitiéndole así poder sujetar la tumoración entre sus dedos y que la punción sea más precisa. La cantidad de material recogido debe ser suficiente para poder preparar varias muestras para el estudio de la citomorfología, la inmunohistoquímica, la biología mole- cular y la citogenética. Estas últimas técnicas se realizan sobre todo en la patología linfoide y tiroidea (determi- nación de la tiroglobulina). El estudio puede completarse con un análisis microbiológico (bacteriología, parasitolo- gía, micología). La punción debe acompañarse de una determinación de la tiroglobulina en la adenopatía en caso de sospe- cha de metástasis ganglionar en un cáncer de glándula tiroidea [17, 18] . Se puede también realizar un estudio del ácido deso- xirribonucleico (ADN) viral (virus del papiloma humano [VPH] o VEB en función del contexto) mediante reac- ción en cadena de la polimerasa (PCR) en el líquido de la citopunción. Se trata de una prueba muy sensible con una especificidad cercana al 90% [19] que permite también valorar la expresión de la proteína p16 en inmunohisto- química. La citopunción con aguja fina es una prueba indis- cutible de orientación diagnóstica de alto rendimiento. Algunos estudios muestran una sensibilidad del 80,6%, y una especificidad del 96,5% [20] . La rentabilidad de la citopunción aumenta si la pun- ción se realiza bajo control ecográfico por un radiólogo especializado y experimentado, y si el análisis citológico es inmediato [21] . En caso de duda sobre las condiciones de realización de la citopunción, se debe repetir. Panendoscopia En caso de sospecha de adenopatía maligna (en particu- lar en caso de carcinoma epidermoide) se debe realizar una panendoscopia de las VADS para buscar la lesión prima- ria. La panendoscopia permite valorar todas las mucosas de las VADS y biopsiar cualquier lesión sospechosa. En el mismo acto quirúrgico, en caso de sospecha citológica de carcinoma epidermoide y en ausencia de tumor primario detectado, se realiza una amigdalecto- mía homolateral a la lesión con el fin de detectar el tumor primario, ya que el cáncer localizado en las crip- tas puede no observarse clínicamente [22] . Numerosos estudios han demostrado ampliamente el valor de la amig- dalectomía palatina homolateral para identificar el tumor primario [23] . Algunos equipos, aunque minoritarios, reco- miendan realizar una amigdalectomía bilateral [24] . Más recientemente, muchos autores han destacado el interés de la mucosectomía de la base de la lengua en el estudio de las adenopatías sin puerta de entrada [25] . Para algunos de ellos, se debe realizar esta intervención si el análisis de la pieza de amigdalectomía no permite 4 EMC - Otorrinolaringología
  • 5. Adenopatías cervicales del adulto E – 20-870-A-10 identificar la lesión primaria. Para otros, se puede realizar la mucosectomía al mismo tiempo que la amigdalecto- mía. Por último, algunos recomiendan una intervención unilateral mientras que otros prefieren la mucosecto- mía bilateral. Los próximos trabajos permitirán precisar mejor el papel de la mucosectomía en el algoritmo diagnóstico. Biopsia con trocar El diámetro de la aguja es mayor que en la citopunción, lo que permite obtener un fragmento de tejido para el análisis histológico y no sólo citológico. Falta por deter- minar su lugar preciso en el marco de las adenopatías cervicales. Algunos equipos efectúan este tipo de biop- sia de entrada, mientras que la mayoría sólo la realizan en caso de fracaso en la toma de muestra citológica bajo control ecográfico [26] . Asimismo, se puede realizar en la adenopatía una deter- minación del ADN de VPH o detectar la positividad p16, lo que orienta hacia un primario localizado en la amíg- dala o en la base de la lengua, localizaciones tumorales más frecuentemente asociadas al VPH [27] . El carcinoma primario orofaríngeo p16+ presenta un mejor pronóstico que los carcinomas epidermoides [28] . Biopsia quirúrgica y adenectomía cervical Tanto la punción citológica como la biopsia con trocar pueden repetirse, en particular si han sido realizadas en malas condiciones. Si la citopunción indica la existencia de una adenopatía carcinomatosa, nunca debe realizarse la biopsia quirúrgica, ya que esta técnica provoca la dise- minación tumoral en los tejidos circundantes por ruptura capsular iatrogénica [29] . Si a pesar de realizar en buenas condiciones todos los estudios clínicos descritos previamente no se consigue ninguna orientación diagnóstica, se puede plantear una cervicotomía exploradora con análisis histológico poste- rior del ganglio. En función de los resultados del análisis posterior, pueden existir varias situaciones: • en caso de lesión benigna, se interrumpe la interven- ción. En un contexto infeccioso, se envía un fragmento de la adenopatía al laboratorio para cultivo (búsqueda de bacilos de Koch, determinación de QuantiFERON, etc.); • en caso de sospecha de hemopatía maligna, se debe enviar la adenopatía extraída en un envase estéril en fresco. Ante la sospecha de linfoma en la citopunción, la biopsia quirúrgica presenta una mayor sensibilidad que la citopunción sola [30] y permite la tipificación del linfoma (inmunomarcaje, citoquímica, citogenética, biología molecular) necesaria para la actitud terapéu- tica; • en caso de sospecha de patología carcinomatosa, la adenectomía debe completarse con un vaciamiento ganglionar cervical si la adenopatía es candidata a un tratamiento curativo. En este caso, la biopsia ganglionar sin raspado ganglionar asociado es una intervención perjudicial. La efracción capsular y la abertura de los diferentes planos complican una posible reinterven- ción quirúrgica si la adenopatía era operable y, en cualquier caso, incrementa el riesgo de recidiva gan- glionar o de metástasis visceral a distancia; • por último, en casos complicados, el estudio histoló- gico posterior puede no ser concluyente. El análisis definitivo por sí solo permite establecer entonces el diagnóstico. Diagnósticos diferenciales Los autores de este artículo citan aquí las tumefacciones cervicales no ganglionares. Falsas tumefacciones cervicales Son el reflejo de estructuras anatómicas normales y son, por regla general, simétricas: bulbo carotídeo ateromatoso voluminoso, cuerno del hueso hioides grande, apófisis transversa del atlas, ptosis de la glándula submandibular. Tumefacciones cervicales medias Quiste del tracto tirogloso Primera malformación congénita cervical en términos de frecuencia [31] , está relacionado con un defecto de invo- lución del trayecto de migración de la glándula tiroidea desde la base de la lengua hacia el espacio cervical ante- rior. Es indoloro, blando, y se sitúa a la altura del hueso hioides o justo por debajo. Presenta la particularidad de ascender durante la deglución. El quiste del tracto tiro- gloso (QTT) puede sobreinfectarse y presentar entonces un rápido crecimiento con aparición de signos inflama- torios, incluso una fístula cutánea. Se debe comprobar de forma sistemática la localización de la glándula tiroidea en las pruebas de imagen antes de cualquier tratamiento, con el fin de descartar una glándula tiroidea ectópica [32] . Quiste dermoide Los quistes dermoides (tumor benigno embrionario) pueden localizarse en la esfera ORL, con mucha frecuencia por encima del hueso hioides. Son, sin embargo, indepen- dientes del hueso hioides y no ascienden junto a él con la deglución. Nódulos tiroideos Ascienden con la glándula tiroidea con la deglución. La ecografía y la citopunción establecen el diagnóstico. Quiste broncogénico Esta anomalía de crecimiento del árbol traqueo- bronquial representa menos del 1% de las lesiones quísticas cervicales. Clásicamente, la localización cervical es supraesternal y media [33] . Suele ser asintomático, pero puede originar una sintomatología respiratoria o digestiva por compresión. Tumefacciones cervicales laterales Quiste branquial Debido a un defecto de involución de una hendidura o de una bolsa branquial durante la gestación, se trata de la segunda malformación congénita cervical más fre- cuente tras el QTT [34] . El origen embriológico de estas malformaciones condiciona su presentación clínica: • el quiste de la 2.a hendidura o amigdaloide (más fre- cuente) se sitúa a lo largo del borde anterior del músculo ECM y con frecuencia cerca del ángulo mandibular; • el quiste de la 1.a hendidura se sitúa en contacto con la glándula parótida; • los quistes de la 3.a hendidura, más infrecuentes, están unidos a la pared oro o hipofaríngea; • los quistes de la 4.a bolsa endobranquial se originan en el fondo del seno piriforme, en su mayoría a la izquierda, y se extienden hacia la región tiroidea. Se debe sospechar su existencia ante una masa cervical de crecimiento progresivo, móvil, blanda e indolora en el niño o adulto joven. Puede ser responsable de infecciones recidivantes del cuello y se debe buscar la presencia de un orificio fistuloso cutáneo. Linfangioma quístico cervical Con una frecuencia de cerca del 5% de los tumores quísticos benignos en el niño [35] , corresponde a una mal- formación vascular localizada con mucha frecuencia en EMC - Otorrinolaringología 5
  • 6. E – 20-870-A-10 Adenopatías cervicales del adulto el triángulo cervical posterior o a nivel supraclavicular. Se trata de una tumefacción indolora, blanda, de tamaño variable, abollonada, de límites mal definidos. Quiste tímico Situado casi siempre en la parte izquierda del cuello por delante del músculo ECM, suele localizarse entre el eje yugular y el eje carotídeo [36] . De origen congénito o adquirido, representa menos del 1% de las masas cervica- les quísticas [37] . Se presenta en forma de una masa cervical de evolución progresiva e indolora. Sin embargo, puede acompañarse de síntomas secundarios a una compresión de la masa sobre estructuras digestivas o respiratorias. Tumores nerviosos cervicales Pueden desarrollarse a partir de los nervios periféricos (schwannoma, neurofibroma), de los ganglios simpáticos (neuroblastoma) o de los paraganglios (paraganglioma, tumores glómicos). Corresponden a tumefacciones sóli- das, indoloras, bien delimitadas, asociadas en ocasiones a signos neurológicos por compresión. La TC y la resonan- cia magnética (RM) sugieren el diagnóstico. Ránula También llamada «ranilla», se trata de un mucocele al nivel del piso de la boca derivado de una glándula sali- val sublingual. Esta lesión puede atravesar los músculos del piso de la boca y presentarse en forma de una masa cervical quística. Otras masas cervicales • Sinovialosarcoma: tumor maligno infrecuente. • Condroma. • Laringocele externo. • Hipertrofia de la glándula submaxilar o del polo inferior de la parótida. • Divertículo de Zenker de presentación atípica. • Lipoma. Adenopatías no metastásicas Adenopatías infecciosas Adenopatías infecciosas no específicas El origen de la adenitis aguda puede ser dental, oto- lógico, amigdalino, gingivobucal o cutáneo. La adenitis aguda se presenta en forma de una o varias adenopatías dolorosas de forma espontánea y a la palpación, sin signos inflamatorios locales importantes. La adenitis puede abscedarse; se trata entonces de un adenoflemón que se manifiesta como una tumefacción mayor con dolor, fluctuación y eritema cutáneo adya- cente. Los signos sistémicos son variables. En caso de fracaso de la antibioticoterapia, se deben realizar una punción con drenaje bajo control tomográfico o un trata- miento quirúrgico mediante incisión y drenaje. Adenopatías infecciosas específicas Tuberculosis ganglionar La tuberculosis es una enfermedad en aumento. Es frecuente en las zonas endémicas, pero su prevalencia aumenta también mucho en Europa debido a la disminu- ción de la vacunación y a la migración de las poblaciones. La adenopatía cervical suele ser única, con rápida evo- lución hacia el reblandecimiento y la fistulización. Estas adenopatías inflamatorias se cronifican y la localización cervical representa el 70-90% de los casos (áreas cervica- les IIB y V y supraclavicular) [38] . La citopunción permite un estudio histológico y bacteriológico (aislamiento de Mycobacterium tuberculosis). El diagnóstico se basa en la citopunción y la determinación de QuantiFERON. La biopsia sólo debe realizarse como última opción, ya que incrementa el riesgo de escrófula (enfermedad de origen tuberculoso que provoca fístulas purulentas localizadas en los ganglios linfáticos del cuello). Adenitis por micobacterias atípicas Estas adenopatías fluctuantes localizadas casi siempre a nivel submandibular [39] evolucionan hacia la cronicidad. Se manifiestan con mucha frecuencia en niños de 3-5 años inmunocompetentes. El estudio bacteriológico es difícil de realizar, y la fistulización a la piel es frecuente. Enfermedad por arañazo de gato o linforreticulosis benigna por inoculación Es secundaria a una infección por Bartonella henselae inoculada por arañazo o mordedura de gato. Al nivel cer- vical, la adenopatía, a menudo única, se sitúa a la altura de las áreas submandibulares [40] . Puede ser fluctuante y fistu- lizarse. Aparece a las 2 semanas de la inoculación y puede persistir varias semanas. La serología con positividad de las inmunoglobulinas M (IgM) confirma el diagnóstico. En caso de negatividad de las pruebas a pesar de una alta sospecha clínica, se puede buscar la presencia de B. hense- lae mediante PCR en el material de punción o biopsia. Mononucleosis infecciosa Responsable de una poliadenopatía cervical difusa inflamatoria y con frecuencia dolorosa en un contexto de amígdala eritematopultácea o seudomembranosa, está relacionada con la primoinfección por el VEB. Se asocia a púrpura petequial del velo del paladar, esplenomegalia, exantema morbiliforme del tronco, fiebre en ocasiones elevada, citólisis hepática y trombocitopenia. La prescrip- ción de aminopenicilina está contraindicada debido al riesgo de exantema cutáneo. Rubéola Las adenopatías son múltiples y posteriores. Se asocian a enantema y artralgias. Las adenopatías pueden persistir 2- 3 meses. La serología (aumento de las IgG en dos muestras con 15 días de intervalo) confirma el diagnóstico. Toxoplasmosis Relacionada con una infección por un protozoo (Toxoplasma gondii), casi siempre es asintomática, pero puede provocar poliadenopatías posteriores de evolución insidiosa. Puede ser grave sobre todo en las mujeres emba- razadas debido al riesgo de toxoplasmosis congénita. Tularemia Esta zoonosis se transmite generalmente por las lie- bres y los roedores por contacto directo con el animal o por consumo de agua o alimentos contaminados [41] . Está provocada por Francisella tularensis. La tularemia se manifiesta con fiebre, presencia de adenopatía a menudo única, dolorosa e inflamatoria en forma necrótica, afec- tación cutánea u orofaríngea en función del modo de contaminación. Se establece el diagnóstico mediante el cultivo de las muestras, aunque las serologías o la detec- ción de la bacteria mediante PCR son las que se realizan con más frecuencia. Primoinfección por el virus de la inmunodeficiencia humana Debe sugerirse en caso de poliadenopatía de larga evolución. Conviene solicitar, tras consentimiento del paciente, una serología VIH-1 y VIH-2. Brucelosis Las adenopatías son sólidas, poco dolorosas, basi- cervicales, y se asocian a hepatoesplenomegalia, fiebre ondulante con escalofríos, sudoración nocturna, dolo- res musculares y artromialgias. La infección se produce por contacto con los rumiantes (veterinarios, personal de mataderos, pastores) o ingesta de queso fresco. 6 EMC - Otorrinolaringología
  • 7. Adenopatías cervicales del adulto E – 20-870-A-10 Cuadro 1. Cambios aportados a la octava clasificación del manual del American Joint Commitee on Cancer, clasificación de las adenopatías (según [43]). Cavidad bucal Oro o hipofaringe p16– Adenopatía sin PE p16– Laringe Orofaringe p16+ Adenopatía sin PE p16+ Rinofaringe Adenopatía sin PE VEB+ N1 Homolateral; única; ≤3 cm Homolateral; ≤6 cm Adenopatía yugulocarotídea unilateral Adenopatías retrofaríngeas uni o bilaterales ≤6 cm; por encima del borde inferior del cricoides N2 N2a: homolateral; única; 3-6 cm Afectación contralateral; ≤6 cm Yugulocarotídeas bilaterales ≤6 cm; por encima del borde inferior del cricoides N2b: homolateral; múltiples; ≤6 cm N2c: contralateral; ≤6 cm N3 N 3a: 6 cm; sin EEC 6 cm 6 cm; por debajo del borde inferior del cricoides N 3b: con EEC PE: puerta de entrada; EEC: extensión extracapsular; VEB: virus de Epstein-Barr. Sífilis La infección está causada por T. pallidum. En la sífilis primaria, la adenopatía es casi siempre única, fría, indo- lora, voluminosa y satélite de un chancro de inoculación bucal. En la fase secundaria, las adenopatías son múltiples y sólidas, y se asocian a una roséola. Adenopatías en el contexto de una enfermedad sistémica Con frecuencia se sugiere este diagnóstico en la anam- nesis. El estudio complementario orienta el diagnóstico etiológico. Ante una poliadenopatía con síndrome infla- matorio, el estudio adecuado debe efectuarse junto a los internistas para descartar las siguientes patologías: • sarcoidosis; • lupus eritematoso sistémico; • artritis reumatoide; • enfermedad de Rosai-Dorfman; • enfermedad de Kikuchi; • enfermedad de Kimura. Adenopatías en el marco de una enfermedad hematológica Las adenopatías satélites de una hemopatía maligna son, por regla general, duras, de consistencia elástica, móviles e indoloras. El hemograma orienta el diagnóstico. Se asocian a adenopatías extracervicales (axilares, epitro- cleares, inguinales) y/o hepatomegalia, esplenomegalia, prurito, alteración del estado general, fiebre y síndrome compresivo. La afectación de territorios profundos es sugerente (torácicos, abdominales). Es primordial consul- tar de inmediato con los hematólogos para no retrasar el tratamiento del paciente. Síndromes linfoproliferativos Enfermedad de Hodgkin Afecta sobre todo al adulto joven y se manifiesta a menudo por una o varias adenopatías de localización cer- vical (50% de los casos) y/o mediastínica, de preferencia supraclavicular. Las localizaciones viscerales son excepcio- nales. Mediante la punción citológica se puede observar una célula de Sternberg (CD30+, CD15+), pero muy a menudo el diagnóstico se establece por el estudio histo- lógico posterior en la cervicotomía y se confirma por la histología definitiva. Sin embargo, la célula de Sternberg no es específica de la enfermedad de Hodgkin y puede observarse en algunas virosis como la MNI u otros linfo- mas. Linfomas no Hodgkin Se caracterizan por adenopatías con frecuencia más voluminosas y existen localizaciones viscerales en el 50-80% de los pacientes, en particular en el anillo de Wal- deyer. Se puede entonces confirmar el diagnóstico por la biopsia de la lesión faríngea. En ausencia de lesión farín- gea, el análisis histológico posterior del ganglio permite establecer el diagnóstico y ofrece datos más precisos en relación con los factores pronósticos del linfoma. Leucemia linfoide crónica y leucemia aguda linfoblástica Su diagnóstico se basa en el HC y el mielograma con inmunofenotipificación. Las adenopatías pueden ser bila- terales. No es necesaria la adenectomía salvo en caso de posible evolución hacia el linfoma (Cuadro 1). Adenopatías metastásicas Tras el estudio inicial (exploración física minuciosa completa de la cabeza y del cuello, ecografía, citopunción con determinación de la tiroglobulina, TC y PET-TC 18- FDG), se pueden presentar varias situaciones (Figs. 3 y 4). La mayoría de las veces la citología permite orientar el diagnóstico etiológico. Metástasis ganglionares de un adenocarcinoma Cuando el análisis citológico sugiere un diagnóstico de adenocarcinoma, se debe continuar el estudio para des- cartar un origen tiroideo: citopunción de los ganglios sospechosos con determinación de la tiroglobulina en el líquido de punción, ecografía tiroidea con clasificación EU TIRADS. Se pueden realizar pruebas de inmunohisto- química en la adenopatía como ayuda para identificar el tumor primario (marcaje antitiroglobulina, antifactor 1 de transcripción tiroideo [anti-TTF1], anti-PAX-8, etc.). Asimismo, es necesario sugerir un cáncer de las glán- dulas salivales (el estudio de imagen realizado en paralelo permite establecer el diagnóstico). Tras descartar estas dos posibilidades, se debe plantear un origen fuera de la cabeza y del cuello: digestivo (gan- glio de Troisier), pulmonar (adenopatía supraclavicular), renal, mamario o prostático. La PET asociada a la TC, los marcadores inmunohistoquímicos en las muestras gan- glionares y los marcadores sanguíneos pueden orientar el diagnóstico. El uso de la sonda EBER que permite detec- tar el ADN del VEB por inmunohistoquímica facilita el diagnóstico. Metástasis ganglionares de un carcinoma indiferenciado En este caso, se debe sugerir una lesión del cavum (el estudio de imagen realizado en paralelo permite establecer el diagnóstico). EMC - Otorrinolaringología 7
  • 8. E – 20-870-A-10 Adenopatías cervicales del adulto Quística pura Necrótica 40 años 40 años No sugestivo de malignidad Probable infección Estudio y tratamiento adaptado Nueva punción guiada mediante ecografía Probable quiste de la 2.a hendidura = cervicotomía Adenopatía palpable de más de 3 semanas de evolución Exploración física completa de la cabeza y del cuello Citopunción guiada mediante ecografía TC cervicofacial Sospechar una metástasis ganglionar quística (carcinoma tiroideo, carcinoma orofaríngeo) o una hemopatía Sin diagnóstico Infecciosa Cervicotomía Tratamiento en función de la histología y del estudio etiológico Tratamiento en función de la histología y del estudio etiológico Maligna Figura 3. Árbol de decisiones. Trata- miento de las adenopatías sin sospecha inicial de malignidad. La adenopatía palpa- ble corresponde a un ganglio mayor de 10 mm. El carácter necrótico de la adenopatía puede dificultar el diagnóstico citológico. Hay que informar al paciente en el preope- ratorio sobre la posibilidad de vaciamiento ganglionar tras la adenectomía en función de los resultados del estudio posterior. TC: tomografía computarizada. Cuadro 2. Cambios aportados a la octava clasificación del manual del Ame- rican Joint Commitee on Cancer, clasificación de los tumores tiroideos. Glándula tiroidea N0a ≥1 adenopatía de benignidad comprobada histológicamente (citología o patología) N0b No se identifica adenopatía clínica o radiológicamente N1a Adenopatías en las zonas VI y VII N1b Adenopatías en las zonas II, III, IV, V, retrofaríngeas Metástasis ganglionares de un carcinoma epidermoide Se diferencian dos situaciones en función de que el tumor primario haya podido o no identificarse (Fig. 4). Con tumor primario identificado en la cabeza o en el cuello El estudio permite identificar una lesión tumoral a nivel de las VADS (los cánceres más linfófilos son los del cavum, las amígdalas, la base de la lengua y los senos piriformes) o, con mucha menos frecuencia, a nivel cutáneo o de las glándulas salivales. En las VADS, se demuestra la existencia de esta lesión mediante las pruebas de imagen o tras la exploración bajo anestesia general. En este último caso, se puede tratar de una lesión identificada visualmente en la panendoscopia o de una lesión identificada en la pieza de amigdalectomía en caso de endoscopia normal. Una vez realizado el estudio, se puede establecer la cla- sificación tumor, nódulo, metástasis (TNM) [42] (Cuadros 1 y 2) [43] del tumor y presentar el informe en una reunión de consulta pluridisciplinar con vistas a iniciar el trata- miento más adaptado a la situación en función del estado general del paciente. “ Punto importante TNM En 2017, el manual del American Joint Commitee on Cancer (AJCC) publicó una octava clasifica- ción TNM en la cual se añadieron dos conceptos esenciales. Históricamente, la ruptura capsular se asociaba a un mal pronóstico pero ha sido incluida en la nueva clasificación TNM. Esta noción de extensión extracapsular presenta un pronóstico peyorativo y clasifica el ganglio metastásico como N3. Se ha añadido también la noción de infección por VEB o VPH asociada. Sin tumor primario identificado en la cabeza o en el cuello En este caso, existe la problemática de las adenopatías prevalentes, sin puerta de entrada. Las adenopatías metas- tásicas sin tumor primario conocido son denominadas «síndrome CUP» (carcinoma with unknown primary tumor, carcinoma sin tumor primario conocido) y representan el 2% de los cánceres de la cabeza y del cuello. Se trata casi siempre de lesiones tumorales milimétricas localiza- das a nivel de las VADS, en particular en la orofaringe. En la literatura, la proporción de los CUP es variable, ya que está íntimamente relacionada con la definición de un estudio exhaustivo. Se observan las tasas más bajas en las series más recientes en las cuales se realiza un estudio de imagen donde se incluyen una PET y una exploración endoscópica con amigdalectomía homolateral. Las adenopatías metastásicas sin tumor primario cono- cido requieren tradicionalmente una radiación de la base del cráneo hasta la boca esofágica (radiación de las muco- sas de las VADS) con el fin de cubrir el conjunto de los focos potenciales donde se puede encontrar el primario. 8 EMC - Otorrinolaringología
  • 9. Adenopatías cervicales del adulto E – 20-870-A-10 No se identifica tumor primario Tumor primario identificado Endoscopia normal Tumor primario identificado Malignidad confirmada o sospechada Panendoscopia Panendoscopia con biopsia Estudio completo PET-TC con 18-FDG Adenocarcinoma Carcinoma indiferenciado Pensar en un cáncer tiroideo, un cáncer de las glándulas salivales o un origen extracervical Pensar en un cáncer de cavum Estudio y tratamiento adaptado Estudio y tratamiento adaptado Carcinoma epidermoide Tratamiento adaptado a la clasificación TNM Tratamiento adaptado a la clasificación TNM Amigdalectomía homolateral al mismo tiempo que la panendoscopia Adenopatía palpable de más de 3 semanas de evolución Exploración física completa de la cabeza y del cuello Citopunción guiada mediante ecografía TC cervicofacial Panendoscopia con biopsia Estudio completo No se identifica tumor Tumor identificado Raspado ganglionar cervical ± mucosectomía de la base de la lengua ± tratamiento adyuvante en función de la histología definitiva Radio- quimioterapia concomitante Adenopatía verdadera sin puerta de entrada clasificación TNM Tratamiento adaptado a la clasificación TNM Figura 4. Árbol de decisiones. Tratamiento de las adenopatías en caso de sospecha de malignidad. TC: tomografía computarizada; TNM: tumor, nódulo, metástasis. Esta intervención permite una reducción del riesgo de aparición secundaria de un carcinoma primario [44, 45] . En relación con el tratamiento de la adenopatía y de las áreas ganglionares, no existe un verdadero con- senso [46] . Al ser una situación infrecuente, es difícil realizar un ensayo clínico aleatorizado. En consecuencia, el tratamiento y las actitudes varían entre las distintas ins- tituciones. Se tienen en cuenta varios parámetros como el volumen de la adenopatía, el número, así como la sos- pecha de ruptura capsular en las pruebas de imagen. El volumen de radiación cervical suele ser bilateral para per- mitir un mejor control local [47] . Adenopatía única y de pequeño tamaño En este caso, se puede plantear la realización de un ras- pado ganglionar funcional homolateral. La intervención debe efectuarse siguiendo las reglas de la cirugía onco- lógica [48] . El interés de este raspado consiste en poder limitar el tratamiento adyuvante a una radioterapia sola en ausencia de criterio histológico de gravedad. Permite reducir las toxicidades del tratamiento. A pesar de no figurar todavía en las recomendaciones, algunos equipos realizan al mismo tiempo una mucosec- tomía de la base de la lengua con el fin de identificar un posible tumor primario oculto a este nivel. En los CUP, EMC - Otorrinolaringología 9
  • 10. E – 20-870-A-10 Adenopatías cervicales del adulto las dos localizaciones más frecuentes de tumor prima- rio oculto son la amígdala y la base de la lengua [49] . El objetivo consiste en reducir los volúmenes de radiación si finalmente se identifica el tumor primario, incluso en ocasiones no irradiar al paciente si la exéresis del prima- rio es completa y sólo existe una adenopatía cervical sin ruptura capsular. La mucosectomía de la base de la lengua se ha visto facilitada con la llegada de la robotización, y puede asociarse al raspado sin incremento importante de dolor para el paciente [50, 51] . La alternativa consiste en la radioquimioterapia de entrada. Adenopatías múltiples o voluminosas Cuando la adenopatía no es resecable, la única opción posible con objetivo curativo es una radioquimioterapia. Algunos médicos administran previamente una quimio- terapia neoadyuvante. Cuando es resecable pero existe una alta sospecha de ruptura capsular en las pruebas de imagen o cuando las adenopatías son múltiples, es preferible una radio- quimioterapia de entrada. Se puede plantear un raspado ganglionar de rescate en caso de fracaso en la valoración realizada a los 3-4 meses de la radioquimioterapia. Sin embargo, cabe destacar que, en este caso, algunos médi- cos recomiendan un raspado ganglionar inicial, seguido de una radioquimioterapia. Conclusión Ante la aparición de una adenopatía aumentada de tamaño y de más de 3 semanas de evolución, el estudio debe ser lo más completo posible con el fin de no pasar por alto una lesión neoplásica. “ Puntos esenciales • Una adenopatía cervical es siempre la conse- cuencia de una enfermedad sistémica, de una infección o de una lesión maligna (de origen en cabeza y cuello o, fuera de estas zonas, hematoló- gico) y no debe nunca pasarse por alto. • No realizar incisión y drenaje de un ganglio sub- agudo o crónico. • No realizar biopsia ganglionar sin un estudio ini- cial completo: exploración física minuciosa ORL completa, ecografía, citopunción con determina- ción de la tiroglobulina, TC cervicotorácica con inyección de producto de contraste, PET-TC con 18-FDG ORL, estudio biológico, panendoscopia y amigdalectomía homolateral. • No realizar biopsia en «gajo de naranja», ya que provoca una ruptura iatrogénica capsular. • El único caso en el que estaría justificada es la tipificación de un linfoma confirmado en citopun- ción. • No realizar adenectomía aislada sin estudio posterior, sino valorar la naturaleza histológica potencialmente maligna y plantear una exéresis quirúrgica oncológica satisfactoria. • No administrar corticoides en ausencia de indi- cación justificada por el diagnóstico establecido. 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  • 11. Adenopatías cervicales del adulto E – 20-870-A-10 [21] Sharma SD, Kumar G, Horsburgh A, Huq M, Alkilani R, Chawda S, et al. Do immediate cytology and specia- list radiologists improve the adequacy of ultrasound-guided fine-needle aspiration cytology? Otolaryngol Head Neck Surg 2015;152:292–6. [22] Kim SH, Koo BS, Kang S. HPV integration begins in the ton- sillar crypt and leads to the alteration of p16, EGFR and c-myc during tumor formation. Int J Cancer 2007;120:1418–25. [23] Waltonen JD, Ozer E, Schuller DE. Tonsillectomy vs. deep tonsil biopsies in detecting occult tonsil tumors. Laryngoscope 2009;119:102–6. [24] Koch WM, Bhatti N, Williams M. Oncologic rationale for bilateral tonsillectomy in head and neck squamous cell carci- noma of unknown primary source. Otolaryngol Head Neck Surg 2001;124:331–3. [25] Berta E, Atallah I, Reyt E, Boyer E, Karkas A, Righini CA. 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EMC - Otorrinolaringología 2021;50(1):1-11 [Artículo E – 20-870-A-10]. Disponibles en www.em-consulte.com/es Algoritmos Ilustraciones complementarias Videos/ Animaciones Aspectos legales Información al paciente Informaciones complementarias Auto- evaluación Caso clinico EMC - Otorrinolaringología 11