CUIDADO CON LOS COCOS Introducción: de un cuento irreal a una historia real; desde la fantasía a la microbiología. Autor: David Guerra, Médico Farmacólogo. Cuidado con los cocos hijo, no con las frutas que como ya sabemos son muy útiles como alimento, ni con "el coco” que ha sido usado para asustar a los niños que no duermen o que son desobedientes, no hijo, esta historia es real y debe asustar tanto a los niños como a los adultos. Se trata del neumococo que ahoga a las personas, inundando sus pulmones; del meningoco que invade los cerebros de la gente causándoles convulsiones y confusión mental; del estafilococo que es "más malo que Caín y Hitler juntos", porque mata sin compasión a toda persona que encuentra frágil; y ni qué decir del gonococo, que gracias a la vida libertina de las gentes va contaminando a diestra y siniestra a los promiscuos y sus contactos, causándoles daño en sus genitales y de allí a otros órganos y tejidos como la garganta y las articulaciones. Mejor dicho, hijo, "es una gonorrea", no respeta jerarquías y hace alarde de atacar hasta los más santurrones, si tiene la oportunidad. Pero sabes que es lo peor hijo mío, que como estos cocos no se ven, porque son invisibles a simple vista, la gente creé que no existen, y se van regando por doquier, aprovechando la falta de higiene de las personas. Y, para colmo, cada vez se hacen más fuertes, ya ni los antibióticos les sirven, por el mal uso que hemos hecho de estos, y estamos inmersos en una amenaza mundial, casi igual o peor que una guerra, con millones y millones de muertos. Ya sé que hacer, respondió el hijo, con aire de sabiondo: debemos hacerle creer a esos cocos que los humanos no somos una amenaza para ellos, y así bajan la guardia y dejan de ser tan malos con nosotros. Pero, ¿cómo hijo?, interrogó el padre con gran interés. El hijo respondió: No volveremos a usar antibióticos por nuestra cuenta, y solo en caso de extrema necesidad serán los médicos bien capacitados y entrenados los que lo hagan, y extremaremos las medidas de higiene y cuidado personal para no contagiarnos ni contagiar a otros. La idea es "hacernos invisibles a los cocos", así como han hecho ellos, utilizaremos su propia estrategia. Excelente idea hijo, dijo el padre. Y, con un suspiro profundo exclamó: el problema es, ¿cómo convencer a toda la humanidad entera para hacerlo? Pues, así como los cocos se enseñan unos a otros, así haremos nosotros los humanos. Concluyó el hijo. REPLICALO, EMPIEZA LA TAREA...