Este documento discute la importancia de la manufactura y la necesidad de transitar hacia la "mentefactura" en países en desarrollo como Costa Rica. Explica que la manufactura tradicional ha perdido competitividad en América Latina, por lo que es necesario enfocarse en la innovación, el capital intelectual y la generación de valor agregado para mantenerse en la economía globalizada. También destaca el papel clave de las ciudades medianas como motores de crecimiento económico sostenible.
En esta presentacion se presenta un resumen a la Introduccion de la administracion de las operaciones y suministro. se utilizo como referencia basica el texto de Chase & Aquilano. (2009). administracion de operaciones y suministro. Mexico. McGrawHill.
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El objetivo de esta presentación es ofrecer unos conocimientos teóricos para analizar los problemas que enfrentan las cadenas productivas en zonas pobres de países en vías de desarrollo, y aportar soluciones que las enfocan hacia una mayor equidad, competitividad, sostenibilidad y en mejoras en los ingresos de personas de escasos recursos.
El objetivo de esta presentación es ofrecer unos conocimientos teóricos para analizar los problemas que enfrentan las cadenas productivas en zonas pobres de países en vías de desarrollo, y aportar soluciones que las enfocan hacia una mayor equidad, competitividad, sostenibilidad y en mejoras en los ingresos de personas de escasos recursos.
Similar a De la manufactura a la mentefactura Gestión de Manufactura Global Competitiva: de la Manufactura a la Mentefactura Róger Andrés Castro Fernández
La fabricación sigue siendo uno de los principales motores de creación de riqueza en
los países puesto que tiene un importante efecto tractor sobre otros sectores
económicos y contribuye de manera importante a las actividades comerciales y de
I+D+i., etc.
Los datos de diversos estudios nos demuestran que son los países con políticas que
apoyan a la fabricación, y sobre todo países con fabricación de alto valor añadido,
aquellos que están sobreviviendo mejor a la crisis. De igual forma son las empresas
manufactureras que utilizan factores ligados al conocimiento las que están mejorando
su productividad y sus resultados.
Presentación expuesta por Mauricio de María y Campos, Director del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de la Universidad Iberoamericana, durante el 8vo Foro Regional "Hacia un nuevo proyecto nacional de desarrollo" celebrado en Veracruz, Veracruz
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Revista para personas que quieren conocer las claves del éxito empresarial
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De la manufactura a la mentefactura Gestión de Manufactura Global Competitiva: de la Manufactura a la Mentefactura Róger Andrés Castro Fernández
1. Gestión de Manufactura Global Competitiva:
de la Manufactura a la Mentefactura
Róger Andrés Castro Fernández
Introducción. Luego de la apertura comercial llevada a cabo en los años noventa, Costa
Rica tuvo éxito atrayendo inversión extranjera directa e incrementando las exportaciones de
manufactura, con una notable expansión en los sectores electrónica y dispositivos médicos,
entre otros. Aun así, este aparente éxito enmascara debilidades fundamentales, ya que la
región ha estado perdiendo su habilidad de competir en la manufactura en el mercado
global.
En América la porción de manufactura en términos del PIB y empleo ha estado cayendo;
por ejemplo en los tres países del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del
Norte), particularmente desde el 2000. Contrario al periodo 1994-2000, que vio un
incremento en la integración regional en un mercado global altamente competitivo, entre
2000 y 2009 la región del TLCAN perdió 6.3 millones de empleos en la manufactura, o
27% del empleo total en el sector1
. (Dussel, 2011)
El actual debate sobre política industrial en América Latina se centra en la cuestión de la
competitividad, con el propósito de aumentar la productividad factorial, mejorar la calidad
de los bienes y servicios y promover la generación y difusión tecnológica. En general, esta
visión se refiere a políticas de fomento productivo y tecnológico más que a políticas
industriales de tipo selectivo.
El desafío actual es fortalecer la inserción internacional, orientando la estructura productiva
en la dirección de las tendencias dinámicas del comercio mundial, acrecentando el
contenido de conocimientos y valor tecnológico en los productos, privilegiando la
1
El porcentaje de manufactura de México en el PIB ha caído constantemente desde el final de los ochenta,
de los niveles arriba de 23 por ciento a niveles por debajo de 19 por ciento en el último cuatrimestre de
2008. En términos de empleo formal permanente, las condiciones han sido aún más duras: desde 1994 a
marzo de 2009, el porcentaje de manufactura en el total de empleo formal y permanente cayó de 33 a 26
por ciento.
i
2. promoción de eslabonamientos productivos y de servicios en torno a las exportaciones, y
estimulando los servicios a la producción, el desarrollo de los proveedores y la producción
de los insumos intermedios y bienes de capital asociados (Rosales, 1994).
En la actualidad ya no solo hay que hablar de manufactura sino mentefactura y la
formación de capital intelectual y particularmente la innovación. Aquellas sociedades que
no logren entender que estos factores son los que están propiciando las transformaciones en
el mundo no podrán continuar con éxito en la economía globalizada. El mundo transita del
capitalismo industrial al capitalismo cognitivo (en el marco de innovaciones especulativas
en la circulación y acumulación del capital), los países como Costa Rica debe caminar de
la de la manufactura a la de la mentefactura.
Competitividad estratégica = Innovación + Anticipación + Velocidad
Competitividad operativa = Costes + Calidad + Flexibilidad + Plazos de entrega
Fundamentos teóricos. Un sector manufacturero competitivo a nivel mundial crea un
ecosistema económico sustentable, promueve la inversión interna y externa y mejora la
balanza de pagos en un país (Martínez, 2013). Además, genera buenos empleos, no sólo
dentro del sector, sino que éstos se extienden hasta áreas tales como los servicios
financieros, desarrollo y mantenimiento de infraestructura, atención a clientes, logística,
sistemas de información, atención médica, educación y capacitación, así como bienes
inmuebles.
Un sector manufacturero fuerte, a su vez, impulsa el capital intelectual y la capacidad de
innovación de un país, respaldando la investigación y el desarrollo, impulsando la
plataforma tecnológica y el incremento en la demanda de trabajadores y científicos dotados
de importantes habilidades. (Índice Global de Competitividad en Manufactura, 2010)
La industria manufacturera es el elemento esencial de la transformación estructural y el
crecimiento económico, ofrece mejores oportunidades que otros sectores para acumular
capital, aprovechar economías de escala, adquirir nuevas tecnologías y, lo que es más
importante aún, fomentar el cambio tecnológico incorporado y no incorporado.
ii
3. La literatura presenta varios argumentos que apoyan la idea de que la industria
manufacturera es el principal motor del crecimiento económico. Posiblemente el argumento
más influyente fue propuesto por Nicholas Kaldor en la década de 1960. Desde su punto de
vista, lo que distingue a la industria manufacturera de otros sectores es su capacidad de
generar retornos dinámicos crecientes y, en consecuencia, una mayor productividad a través
de la expansión en la producción. De acuerdo con lo dicho, la industria manufacturera es el
principal motor del crecimiento de la productividad, debido a mejoras en la división del
trabajo, cambios tecnológicos y beneficios de las economías de escala (Ocampo, 2004).
Su dinamismo también tiene importantes efectos en el resto de la economía: por ejemplo,
su desarrollo estimula la demanda por más y mejores bienes primarios (en los sectores:
agrícola, forestal, pesquero y minero) y servicios (tales como servicios bancarios, de
seguros, comunicaciones, comercio y transporte). La industria manufacturera también
genera externalidades en el desarrollo tecnológico, la generación de habilidades y la
capacitación, que son cruciales para la competitividad.
El fenómeno de la “U” invertida, planteada por Rowthorn en el año 1999 plantea que a
medida que el ingreso per cápita aumenta, el porcentaje del empleo en el sector
manufacturero aumenta primero, luego se estabiliza y finalmente baja. El aumento de la
productividad reduce los requerimientos de mano de obra de este sector y, al mismo
tiempo, aumenta tanto la demanda de insumos agropecuarios y productos de inversión
como la de bienes de consumo por parte de quienes se benefician del incremento en la
productividad agropecuaria. Producto de esto, ocurren dos cosas: en primer lugar, el sector
agropecuario empieza a liberar mano de obra.
El segundo punto es que gradualmente otros sectores de la economía la absorben,
inicialmente se trata de aquellos sectores cuyos productos se beneficiaron de la mayor
demanda agropecuaria, y posteriormente se amplía a otros, dentro de la dinámica más
general del crecimiento económico. Durante este período, que usualmente se denomina fase
de “industrialización”, la mano de obra se incorpora principalmente a los sectores
manufactureros y de servicios. En la siguiente fase, junto con una continua contracción del
empleo agropecuario y una expansión del empleo en el sector de servicios, se observa una
iii
4. tendencia hacia la estabilización en la proporción del empleo manufacturero dentro del
empleo total.
Por último, en una nueva fase, el empleo en el sector manufacturero comienza a disminuir
(primero en términos relativos y luego, en algunos países, en términos absolutos); mientras
tanto, los servicios siguen siendo la principal fuente de absorción de mano de obra. Esta
suele denominarse la fase de desindustrialización.
Ilustración 1. Cambios en la participación del Valor Agregado
en la industria manufacturera por grupo tecnológico (1963-2007)
Fuente: ONUDI 2012
En esta discusión es necesario dejar claro que la gestión de la producción efectiva según la
evolución que presenta la manufactura se basa más allá de analizar las líneas de
producción sino evidenciar los procesos que generan valor y analizar los procesos con el fin
de minimizar entradas y maximizar salidas, pero para poder lograrlo hay que conocer en
cuál fase se encuentra la manufactura con el fin de virar el timón en la dirección correcta
para permanecer en el mercado, aumentando y mejorando las ventajas competitivas.
Justificación. Para los países en desarrollo, cuyo objetivo es mantener el crecimiento a la
vez que fomenta la generación de empleo, la industria manufacturera ofrece la oportunidad
no solamente de reorientar la economía hacia sectores con mayor valor agregado sino
iv
5. también de brindar una base de empleo relativamente amplia con una productividad laboral
superior al promedio. La industria manufacturera también ofrece la posibilidad de elevar
los salarios y el nivel de ingresos, fomentando así la creación de un mercado doméstico.
La gestión de la producción exitosa se refleja en la mejora de los siguientes aspectos:
reducción de costes de producción, representado en el aumento de la eficiencia de la mano
de obra, reducción del inventario en proceso y la disminución de los gastos por concepto
de manejo de materiales, aumento en el servicio al cliente, ya que se reduce el ciclo de
fabricación y entrega, mejora la calidad, debido a que es posible implantar sistemas
autocontrolados y además, porque es más fácil la detección temprana de errores debido al
bajo nivel de inventarios, mejor aprovechamiento de la superficie de la planta, dado que el
reordenamiento de los equipos y la disminución de los niveles de inventario.
Costa Rica, Malasia y Vietnam comparten características en cuanto a nivel de desarrollo,
pero han empezado a diferenciarse en términos de riesgo país, competitividad, clima de
inversión y perspectivas económicas en los últimos años. En los temas de manufactura y
cadenas de valor de hardware, en la última década, los proveedores de muchos de los
componentes se han instalado en Asia ya que el costo favorece a Asia en la manufactura de
chips, pero que la calidad es el atractivo del país (Costa Rica) para manufacturar
componentes electrónicos para la industria de la aviación y automotriz, así como de
dispositivos médicos. La historia de Intel en Costa Rica también es un ejemplo de que el
cambio es una constante en la competitividad.
En las grandes ciudades latinoamericanas, las señales de las deseconomías de escala (como
congestión y contaminación) ya han comenzado a anular los beneficios de escala,
disminuyendo la calidad de vida de los ciudadanos y socavando el dinamismo económico.
(McKinsey, 2011). De igual forma, la liberalización económica de la región ha revertido el
sesgo centralizador que concentraba la actividad económica en las ciudades más grandes.
Un enfoque económico más descentralizado le está dando impulso a las ciudades medianas.
En la actualidad, estos centros urbanos de tamaño medio están rezagados con respecto a las
ciudades más grandes en cuanto al PIB per cápita, pero muchos de estos centros medianos
no se han tenido que enfrentar aún con las deseconomías de escala que afectan a las
ciudades más grandes. (Construyendo Ciudades Competitivas, 2011)
v
6. Aunque los costos más bajos propiciarán que una nación sea un competidor manufacturero
global y viable, estos resultados revelan que tener la capacidad de innovación impulsada
por una fuerza laboral abundante y talentosa en todos los niveles es lo que terminará por
distinguir a los ganadores a largo plazo. Japón, Hong Kong y Corea entraron al mercado
competitivo gracias a una mano de obra de menor costo, pero rápidamente elevaron la
cadena de valor manufacturera hacia productos de primera clase y alta tecnología, es decir
lograron gestionar la producción con el fin de enrumbarla hacia la mentefactura.
Discusión. Deloitte menciona “que contar con colaboradores talentosos, es el indicador
más alto de competitividad de un país…”(Manufactura, 2013), es en este punto donde
considero entra la gestión de la producción porque es exactamente estrategia, innovación y
conocimiento lo que genera diferenciación entre una empresa y otra, logrando posicionarla
por encima en el mercado a largo plazo. Por medio de diversas ideas, las cuales llegan a
romper esquemas.
El objetivo de cualquier país es llegar a crear un ecosistema económico sustentable, para
llegar a ello, debe considerarse al factor manufacturero uno de los principales pilares,
porque éste “promueve la inversión externa y mejora la balanza de pagos de un país”
(Deloitte, 2010). Los gobiernos del país, compiten día a día por promover la inversión
privada (nacional o extranjera) en las diferentes industrias.
El importante papel que desempeñan las ciudades, particularmente los grandes centros
urbanos en la economía de América Latina, hace que la materialización del potencial
económico sea un factor fundamental para sostener el crecimiento general de la región.
(Construyendo Ciudades Competitivas, 2011)
América Latina cuenta y contará por unas dos décadas más con un considerable dividendo
demográfico potencial si sus economías logran crecer lo suficiente para generar puestos de
trabajo productivo para esa gran fuerza laboral joven, sobre todo en el entorno urbano. Con
una fuerza laboral a la que pueda ofrecérsele un empleo productivo en una economía
dinámica y generadora de puestos de trabajo, estos jóvenes podrían producir la riqueza de
la cual dependerán las inversiones y el crecimiento sostenido del futuro. De no ser así, es
decir, si las economías de América Latina no logran generar suficientes oportunidades
vi
7. económicas para todo ese grupo creciente de jóvenes en edad laboral, podrían surgir
problemas sociales de importancia.
En la última mitad de este siglo, el perfil demográfico de América Latina se parecerá más al
de Europa: habrá un porcentaje cada vez más pequeño de jóvenes económicamente activos
que deberán mantener a una proporción cada vez más numerosa de gente mayor. A menos
que se adopten desde ya medidas para reformar y desarrollar sus ciudades y crear empleos
más productivos en la economía formal (gestionar la producción desde la óptica de la
ventaja competitiva), la región correrá el riesgo de envejecer antes de lograr la meta de
enriquecerse.
A menos que estas ciudades grandes mejoren significativamente la productividad y la
cantidad de empleos que generan en la economía formal e impulsen la eficiencia de sus
operaciones y su gestión, indica el MGI (McKinsey Global Institute), sus tasas de
crecimiento se mantendrán por debajo del promedio y podrían incluso ocasionar una baja
en la tasa general de crecimiento de la región.
A pesar de que las ciudades juegan un papel fundamental en la economía de América
Latina, los centros urbanos más importantes de la región continúan rezagados en
comparación con las mejores ciudades del mundo no solo en cuanto a su desempeño
económico, sino también en cuanto a sus condiciones sociales, al uso sostenible de los
recursos, a sus finanzas y su gestión de gobierno.
Mientras que en Asia los centros de producción regional están muy interconectados en
cadenas de valor globales, las ciudades latinoamericanas rara vez cuentan con conexiones
de transporte y comercio. Si las ciudades de América Latina estuvieran mejor conectadas,
se beneficiarían de las economías colectivas de escala y de mayores oportunidades para la
especialización complementaria, como los hubs de producción altamente interconectados
que existen en Asia. Esto podría cambiar la dinámica económica de la región. Un mercado
nacional más integrado también podría hacer que muchas zonas de América Latina fuesen
atractivas para las inversiones privadas.
Limitaciones en los derechos de propiedad, falta de competitividad financiera y fallas en la
coordinación hacen que la tecnología y la innovación sean vulnerables a fallas de mercado,
vii
8. dando como resultado poca inversión. Estas fallas del mercado pueden ser corregidas a
través de medidas específicas de política pública para reducir los costos de los insumos
cuando el mercado es incapaz de proporcionar un sistema de oferta confiable de insumos
materiales de bajo costo y alta calidad que son clave para las industrias locales.
¿Cómo evoluciona el perfil de la manufactura cuando se va avanzando hacia el
desarrollo? El empleo en la industria manufacturera está creciendo en los países en
desarrollo y descendiendo en los países desarrollados. Sin embargo, el descenso en los
países desarrollados se ve mitigado por el crecimiento del empleo en los servicios
vinculados con la industria manufacturera (ONUDI, 2013). Los países menos desarrollados
tienen ante sí un inmenso potencial para su industrialización en los sectores de alimentos y
bebidas (agroindustria), textil y de vestuario. Estas industrias ofrecen perspectivas de
creación de empleo y aumentos en la productividad sostenidos.
Los países de ingreso medio pueden beneficiarse de los aumentos de productividad
accediendo a las industrias de metales básicos y fabricación de metales. Estas industrias
ofrecen bienes intermedios, de gran uso por industrias más avanzadas, y que enfrentan un
rápido crecimiento de la demanda internacional.
El impacto que los cambios estructurales ocurridos en la industria manufacturera generan
en el empleo tiene también un componente espacial. Los cambios en las participaciones
relativas de las industrias van de la mano con cambios geográficos en la ubicación de las
personas, frecuentemente como resultado de actividades comerciales.
El impacto del cambio estructural dentro de la industria manufacturera (el paso de
industrias de tecnología baja a intermedia, y de intermedia a alta) en el empleo varía según
el tipo de industria. Las industrias de baja tecnología ofrecen amplias oportunidades de
empleo y posibilidades limitadas de acumulación de capital, en tanto que las industrias de
tecnología intermedia y alta sí ofrecen oportunidades de acumulación de capital, pero
generan una menor cantidad de empleo.
Además, las industrias de alta tecnología ofrecen oportunidades de innovación y desarrollo
de nuevos conocimientos y habilidades y, por ende, la posibilidad de crear nuevas
industrias y volver a comenzar el ciclo de cambio estructural. Estas capacidades de
viii
9. acumular capital y de innovar, junto con una creciente división del trabajo en el rubro de
servicios, son las que permiten verificar si se va realizando una buena gestión de la
producción.
Es por ello que en los países desarrollados la industria manufacturera continúa siendo un
motor de crecimiento en tanto fuente principal de recursos financieros y de conocimiento
para sostener el crecimiento y, en cierta medida, el empleo (ONUDI, 2013). Es importante
notar que la mayoría de estos empleos no se generan propiamente en la industria
manufacturera, sino en actividades relacionadas a ésta, ya sea en los servicios necesarios
para el desarrollo manufacturero como en los servicios que se adicionan al uso de los
bienes industriales.
A medida que los países desarrollados avancen por la senda del cambio estructural, la
industria manufacturera continuará contribuyendo a la calidad del empleo mejorando el
nivel salarial y brindando mayores oportunidades de trabajo a los grupos sociales de menor
nivel educativo.
Los cambios en la economía, para pasar de actividades de baja productividad (con
oportunidades limitadas de cambio tecnológico y aumentos en el valor agregado) hacia
actividades de alta productividad (con mejores oportunidades de innovación y expansión de
valor agregado), se transformarían en el aspecto esencial del cambio estructural y, desde
una perspectiva más amplia, una mejora en la productividad.
Según los resultados del McKinsey Global Institute (2011) es posible ver el cambio
estructural como el conjunto de transformaciones que ocurre a medida que aumenta la
riqueza de los países, sin importar cuándo y a qué ritmo haya ocurrido este
enriquecimiento. En los casos de ingresos muy bajos, la agricultura representa un
porcentaje bastante elevado del PIB, típicamente más alto que el conjunto de las industrias
manufacturera y no manufacturera. La situación se revierte a medida que crece el ingreso:
la industria manufacturera comienza a ganar terreno y alcanza un máximo de
aproximadamente el 20 % del PIB en un nivel de ingresos per cápita de US$14.000
aproximadamente.
ix
10. Después de alcanzar este porcentaje máximo, la participación de la industria manufacturera
comienza a caer, y en los países de muy altos ingresos es comparable a la participación
registrada en las primeras etapas de desarrollo. A medida que los ingresos aumentan, aun en
los niveles iniciales de desarrollo, la participación de los rubros de manufactura y servicios
crece, en tanto que la de la agricultura desciende.
En la mayoría de los rangos de ingresos, la segunda productividad relativa más elevada la
alcanza la industria manufacturera, especialmente en rangos donde el PIB per cápita se
sitúa entre US$2.000 y US$14.000 en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), lo
que subraya la importancia de la industria manufacturera en las economías de ingresos
medios. En este rango, tanto la participación del valor agregado manufacturero dentro del
PIB como la participación del empleo manufacturero dentro del empleo total crecen
rápidamente. Sin embargo, el componente de valor agregado en el PIB crece de manera
mucho más rápida, lo que sugiere que los aumentos de productividad se explican por
aumentos en la producción. . (McKinsey Global Institute, 2011)
En las economías de altos ingresos, una vez excedidos los US$17.000 de ingreso per cápita,
la productividad relativa de los tres principales sectores (industria manufacturera, industria
no manufacturera y servicios) converge hacia el promedio nacional. (McKinsey Global
Institute, 2011). En esta etapa la participación de la agricultura ya es demasiado pequeña
para que el cambio estructural intersectorial fomente la productividad, por lo que el cambio
estructural a nivel intrasectorial se vuelve fundamental. La clave en esta etapa no es desviar
más recursos hacia la industria manufacturera, sino lograr que crezca la productividad
dentro de esa industria (es decir, pasar de industrias de baja a alta tecnología).
Manufactura como fuente dinamizadora de otros sectores. La distinción entre la
industria manufacturera y los servicios se ha vuelto poco clara (Glaeser, 20013).Cada vez
más las empresas manufactureras subcontratan (o “tercerizan”) sus operaciones no
esenciales, tales como actividades de almacenaje, transporte, gestión de recursos humanos y
tecnología de la información, y los productos que fabrican frecuentemente incluyen un
conjunto de servicios y funciones posventa (tales como líneas telefónicas de ayuda,
garantías extendidas y servicios de reparación y venta minorista). Esto implica que
cualquier evaluación de la escala de creación de empleo de la industria manufacturera que
x
11. se base exclusivamente en encuestas de la industria no tomará en cuenta una porción
significativa de su verdadero tamaño.
Por otro lado, Lavopa y Szirmai (2012) presentan cierta evidencia que sugiere que la
industria manufacturera posee vínculos mucho más fuertes y un multiplicador del empleo
mucho más importante en el sistema económico: dicha evidencia indica que por cada
puesto de trabajo creado en la industria manufacturera, se crean dos o tres más fuera del
sector. Esta cifra es mucho más elevada que las estimaciones de empleo en el sector de
servicios vinculados con la industria manufacturera, las cuales intencionalmente se
calcularon de manera más conservadora, incluyendo únicamente ciertos sectores y
excluyendo efectos de segundo o tercer grado (efectos multiplicadores de insumo-producto)
y efectos inducidos por los ingresos. Por lo tanto, puede concluirse que el impacto real de la
industria manufacturera en la creación de empleo es mucho más elevado.
Los empleos de mayor productividad están normalmente asociados con salarios más altos,
y la evidencia histórica de las economías avanzadas y de los países recientemente
industrializados demuestran que los aumentos salariales asociados con el cambio estructural
producto de un proceso de industrialización han permitido sacar de la pobreza a
importantes sectores de la población (ONUDI, 2013). Además de mayores salarios, la
industria manufacturera generalmente brinda al trabajador mayores beneficios y seguridad
que los empleos en otros sectores.
¿Cuál es la relación entre el cambio estructural y la creación de empleo a medida que
los países se desarrollan? La industria manufacturera (más que la agricultura o los
servicios) juega un papel especialmente importante como motor del crecimiento en las
primeras etapas del desarrollo. Ayuda a elevar el estándar de vida de la población al
mejorar su capacidad de adquirir bienes y servicios y de invertir en educación y salud.
(Ocampo, 2004)
Con la ayuda de técnicas de análisis de insumo-producto es posible identificar la
proximidad y extensión de la participación de servicios específicos en el proceso
manufacturero. Dichas actividades abarcan: investigación y desarrollo (I+D); alquiler de
equipos de oficina y maquinarias; actividades vinculadas con bienes inmuebles; venta
xi
12. mayorista y minorista; servicios de mantenimiento y reparación de vehículos motorizados y
motocicletas; servicios de intermediación financiera; transporte terrestre; transporte aéreo y
fluvial; otras actividades de apoyo y transporte auxiliar; servicios de correo y
telecomunicaciones; y hoteles y restaurantes.
A medida que las economías industrializadas se concentran en los servicios, la generación
de valor por parte de la industria manufacturera también se traslada hacia servicios
empresariales tales como diseño, investigación y desarrollo, ingeniería, desarrollo de
marcas, publicidad y marketing. A pesar de que el empleo en la producción manufacturera
ha estado en descenso en los países industrializados, el empleo en los servicios vinculados
con la industria manufacturera ha permanecido constante en aproximadamente 32 millones
de empleos entre 1995 y 2009, con lo que su participación en el total de empleos en la
industria manufacturera y de servicios relacionados ha aumentado del 24 % al 29 %.
(ONUDI, 2013)
La mayor fragmentación de las cadenas globales de valor implica que la especialización se
está volviendo más funcional que sectorial. Esta fragmentación permite que los aspectos
más complejos del proceso de fabricación permanezcan en las ciudades, mientras que los
aspectos más rutinarios son relocalizados a zonas menos costosas (Palma, 2005). Una vez
más, las ciudades conservan su atractivo para los aspectos del proceso de fabricación que
hacen un mayor uso del conocimiento.
La participación de cada tipo de industria cambia a medida que los países aumentan su PIB
per cápita. Con el traslado de recursos de la agricultura a la industria, las industrias de baja
tecnología representan una proporción importante del valor agregado de la manufactura (en
situaciones de PIB extremadamente bajo, las industrias de esta categoría representan
aproximadamente las dos terceras partes de dicho valor agregado). Este porcentaje
desciende progresivamente a medida que se desarrolla el proceso de transformación
estructural dentro de la industria, y cuando los países alcanzan un PIB per cápita de
aproximadamente US$17.000 (a PPA), las industrias de baja tecnología dejan de tener una
participación mayoritaria. (McKinsey Global Institute, 2011)
xii
13. Las industrias textil y de vestuario reducen el nivel de valor agregado per cápita y el
empleo a medida que los países alcanzan niveles de ingresos per cápita medios-altos o
altos, pero la industria textil puede prolongar el crecimiento del valor agregado per cápita
luego de comenzar a reducir el nivel de empleo (y, en consecuencia, aumentar la
productividad) debido a su capacidad de reemplazar la mano de obra con capital. En cuanto
a la industria de vestuario, las tasas de crecimiento del empleo y valor agregado per cápita
decaen casi paralelamente, lo que indica la capacidad limitada de esta industria de
reemplazar la mano de obra con capital.
Esta característica implica que una vez que los países pierden la ventaja comparativa por el
bajo costo de la mano de obra, tienden a perder bastante pronto la competitividad del sector
vestuario. Las industrias de mediana tecnología exhiben pequeños aumentos en valor
agregado per cápita y empleo en contextos de ingresos per cápita extremadamente bajos, y
luego un lento declive en ambas variables. (ONUDI, 2013)
Las industrias de alta tecnología exhiben un rápido crecimiento de valor agregado per
cápita y del empleo en contextos de PIB per cápita más bajos, pero luego experimentan una
desaceleración (un poco menos pronunciada en el caso del valor agregado), lo que genera
importantes aumentos de la productividad laboral.
Las industrias de maquinaria y aparatos eléctricos, y en menor grado la de maquinaria y
equipos, parecen experimentar importantes cambios tecnológicos. Dichas industrias
atraviesan una fase de considerable expansión en contextos de ingresos medios-bajos,
donde el aumento de la tasa de empleo es el factor clave que contribuye a aumentar su valor
agregado. (ONUDI, 2013)
Las industrias que hacen un uso intensivo de mano de obra parecen ser esenciales para
generar el empleo en contextos de bajos ingresos, y son el principal motivo del rol general
de la industria manufacturera en la creación de empleo en las etapas tempranas del cambio
estructural. A medida que la población comienza a abandonar los empleos agrícolas, el
establecimiento de industrias que hagan un uso intensivo de mano de obra podría ser la
única posibilidad de absorber de forma productiva la gran cantidad de personas que buscan
empleo.
xiii
14. Las que hacen uso intensivo de la mano de obra proporcionan, además, oportunidades para
acumulación de capital, si bien de manera restringida a las industrias de alimentos y
bebidas así como textil. Las industrias de baja tecnología que hacen un uso intensivo de
mano de obra brindan significativas oportunidades para países de ingresos bajos y medios-
bajos. (ONUDI, 2013)
Las industrias de tecnología media ofrecen potencial de inversión para países de ingresos
medios y medios-altos en vías de industrialización. A pesar de que no generan cantidades
significativas de empleo, se trata de industrias de alta productividad que pueden generar
recursos para destinarlos a otras inversiones. Además, sus productos incluyen acero,
ladrillo, cemento, calderas, estructuras metálicas, herramientas manuales y plásticos, la
mayoría de los cuales son bienes intermedios de gran demanda en las industrias más
avanzadas. Los mercados globales para insumos industriales están creciendo rápidamente,
sobre todo debido a la demanda de los nuevos centros industriales en Asia (ASEAN,
ASEAN+3)
Las industrias de alta tecnología tienen un rol menos importante en la creación de empleo
en contextos de ingresos más altos, ya que pueden compensar tan sólo parcialmente la
pérdida de empleo en las industrias que usan intensivamente mano de obra. Sin embargo,
son esenciales para la acumulación de capital, el desarrollo de capacidades y las mejoras en
la plataforma de conocimiento de los países y, en consecuencia, para mejorar la
productividad y al final los salarios.
También existen las industrias que contribuyen sustancialmente al empleo en los servicios
relacionados con la industria manufacturera, especialmente los servicios comerciales, los
cuales incluyen empleos en los campos de investigación y desarrollo, y consultoría. Por lo
tanto, si se toman en cuenta los empleos generados en los servicios vinculados con la
industria manufacturera (y no sólo el empleo requerido para la producción), el aporte de la
industria manufacturera a la creación de empleos es más robusto, lo que ayuda no sólo a
compensar el declive en los empleos en esta industria, sino a generar empleos modernos en
el área de servicios.
xiv
15. Estos últimos tienen más probabilidades de jugar un rol crucial en vincular las industrias
manufactureras de alta tecnología con las actividades innovadoras de servicios que
sustentan el crecimiento de los países de altos ingresos que cada vez más se orientan hacia
la prestación de servicios. Por consiguiente, el cambio estructural en la industria
manufacturera ofrece oportunidades de empleo para los países de altos ingresos a medida
que pasan de las industrias de alta tecnología a la prestación de servicios vinculados con la
industria manufacturera.
Las industrias jóvenes necesitan alfabetización, conocimientos básicos en aritmética, así
como capacitación gerencial y en técnicas básicas. Las industrias intermedias requieren
cierta base de conocimiento de ingeniería y ciencia, y las industrias avanzadas requieren
capacidades manufactureras altamente especializadas, con un especial énfasis en las áreas
técnicas, tales como la ingeniería y la matemática, y una fuerte educación y capacitación
técnica y vocacional. Sin embargo, dado que estos conjuntos de capacidades son
acumulativos, lleva tiempo construir una base de las mismas para la transformación
estructural.
Los avances tecnológicos aumentan la productividad y por lo tanto son un importante factor
impulsor del cambio estructural, y aunque su efecto en el nivel de empleo es negativo, ya
que normalmente aumentan la intensidad de capital y reducen la necesidad de mano de
obra, el impacto en la calidad de empleo y en los ingresos es notable. Además, la
innovación usualmente favorece el cambio estructural a través de cambios en los procesos
de producción y la generación de nuevos productos.
Consideraciones finales. En los países exitosos la diversificación no ha sido en cualquier
dirección: han transitado hacia sectores con mayor potencial de aumentar su productividad,
lo que les ha permitido sostener tasas de crecimiento altas por períodos largos. A medida
que los países van acumulando capacidades tecnológicas, científicas, institucionales, etc.,
los nuevos productos tienen cada vez más valor agregado y contenido tecnológico, y la
competitividad de una fracción creciente de estos productos se basa en el conocimiento y
las capacidades que se necesitan para producirlos, y no en la abundancia de recursos
naturales ni en la mano de obra barata.
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16. Para los países en vías de industrialización el aspecto esencial del crecimiento y el
desarrollo no es empujar la frontera tecnológica, sino cambiar la estructura productiva hacia
actividades de mayor productividad. Las economías pueden lograr este tipo de cambio
estructural asimilando tecnologías existentes, produciendo bienes manufacturados y
suministrando servicios para los mercados mundiales, y acumulando rápidamente capital
físico y humano.
Pero el objetivo no es simplemente el desarrollo de capacidades tecnológicas específicas,
sino el que eventualmente se configure un sistema de innovación efectivo, donde los
investigadores, el sistema educativo, los trabajadores, los emprendedores, los capitalistas de
riesgo y el Estado interactúen de manera virtuosa y permitan que la economía se transforme
permanentemente, con base en el desarrollo de conocimiento e innovación.
Los países necesitan moverse en las cadenas globales de valor y en el perfil productivo
desde los sectores de baja a los de alta tecnología y desde los sectores de menor a los de
mayor valor agregado y productividad antes que se vuelvan muy caros para producir
manufactura liviana y no puedan dar el salto a la mentefactura porque no capacitaron a la
sociedad en los requerimientos de capital humano que necesitan este tipo de empresas
quedando en el limbo entre manufactura liviana y manufactura que utiliza gran cantidad de
tecnología para operar.
En una etapa de industrialización temprana (la transición desde la agricultura hasta la
manufactura de baja tecnología) este objetivo debería lograrse mediante la coordinación de
las políticas agrícolas e industriales, y creando o apoyando las manufacturas intensivas en
mano de obra y basadas en recursos naturales con bajas barreras de entrada. Hacia la etapa
de ingreso medio, se debería mejorar la eficiencia y productividad de la manufactura, así
como también la diversificación y modernización de la estructura económica. Por último, y
en una etapa avanzada, se debería fomentar la innovación tecnológica, buscando tanto la
diferenciación como la mejora de la calidad y la innovación, y lanzando nuevos productos y
servicios, incluyendo la tecnología verde. (ONUDI, 2013)
La política industrial cuyo objetivo principal es “anticipar el cambio estructural y
facilitarlo, eliminando obstáculos y corrigiendo las fallas del mercado” (Glaeser, 2003)
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17. debería intentar promover dichos cambios en cada etapa del desarrollo de cuatro formas
fundamentales: como regulador, estableciendo tarifas, incentivos fiscales o subsidios; como
financiador, influyendo sobre el mercado crediticio y asignando recursos financieros
públicos y privados a los proyectos industriales; como productor, participando en forma
directa en la actividad económica a través de, por ejemplo, empresas estatales; y por último
como consumidor, garantizando un mercado para industrias estratégicas a través de
programas de contratación pública (Dussell, 2011).
La coordinación entre políticas comerciales y de IED ayudó, por ejemplo, a los países de
bajos ingresos, como la República de Corea en el pasado, a ganar terreno y hoy, a pesar de
las restricciones impuestas por los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales, los
gobiernos aún tienen algún espacio para utilizar instrumentos de política comercial para
apoyar la política industrial.
Para mejorar la competitividad se requiere abordar los parámetros de desempeño óptimo,
desde la sensibilización de los colaboradores de cada organización, hasta el rediseño de los
sistemas de manufactura, haciéndolos más productivos en términos de velocidad de
operaciones, flexibilidad, calidad, costo y servicio, hasta el afianzamiento en las actividades
de promoción de la innovación en todos los procesos.
Una característica fundamental de la empresa global, es la necesidad de desarrollar
competencias relacionadas con las tecnologías de información y comunicación por lo tanto
el aumento del uso del internet de las cosas en esta era digital potencializa la vinculación
con los mercados más dinámicos. La apropiación de las tecnologías de información y
comunicación, permiten a las empresas una eficiente toma de decisiones con el buen uso de
los recursos económicos y humanos.
Lo anterior, hace imprescindible que la alta gerencia esté convencida de la necesidad del
cambio y de las ventajas que este traería, así como de las medidas a tomar para evitar el
fracaso. Posteriormente, es necesario capacitar al nivel medio de la organización,
especialmente en las técnicas de organización modular y coordinación de grupos de trabajo,
para finalmente, concientizar y hacer partícipe del cambio al personal de planta, que es y
cómo se determina el éxito o fracaso de su funcionamiento.
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18. Los centros urbanos más grandes de América Latina aún pueden sostener el crecimiento de
empresas de alto valor en sectores tales como el de tecnología de la información, servicios
financieros, e investigación y desarrollo. Se trata de sectores que requieren de una gran
cantidad de trabajadores calificados que por lo general prefieren vivir en centros urbanos.
De igual forma, estas ciudades siguen ofreciendo oportunidades para aumentar la
productividad a través de una gran variedad de empresas de servicios e infraestructura local
que, en la actualidad, se encuentran rezagados con respecto a su potencial.
A fin de que las ciudades puedan alcanzar su potencial de crecimiento, es necesario que el
entorno mayor de políticas económicas ofrezca incentivos adecuados para garantizar un
crecimiento productivo sostenible como desmantelar las viejas barreras regulatorias que
interfieren con la producción y el crecimiento en los sectores de manufactura y servicios; y
hacer un mejor uso de la riqueza de recursos naturales de la región, lo que podría darle un
importante impulso adicional a la economía.
La eliminación cuidadosa de las regulaciones que reducen los retornos potenciales sobre las
mejoras en la productividad, alentaría automáticamente el crecimiento de la manufactura
regional, facilitado por la ventaja de contar con capacidades y una fuente de talento
empresarial en la región equiparable o incluso superior a las de las economías de mayores
ingresos. (Deloitte, 2003)
La disponibilidad de gente con talento (científicos, investigadores, ingenieros y
trabajadores de la producción) también impulsa la innovación manufacturera e influye en
su competitividad general. Junto con el costo y disponibilidad de la materia prima y
energía, los tres propulsores constituyen “las bases” de la competitividad manufacturera.
Los elementos ambientales, institucionales y de infraestructura, que en gran medida son
producto de políticas e inversiones gubernamentales colaboran de manera meso en la
competitividad de las empresas manufactureras. Los tres últimos propulsores de la
competitividad, de acuerdo con la clasificación de los ejecutivos manufactureros, son más
“locales”: la red de proveedores; la dinámica del ambiente de negocios local, incluyendo el
tamaño de la oportunidad de mercado y la intensidad de la competencia local.
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19. Tanto por razones económicas como de bienestar social, las ciudades de América Latina
deben seguir dándole prioridad a la tarea de ampliar el acceso y la calidad de la educación
si es que aspiran a cerrar la gran brecha en infraestructura y calidad educativa. Santiago de
Chile ha sido pionera en aplicar una serie de iniciativas para mejorar su sistema educativo y
hoy en día exhibe los mejores resultados en la prueba PISA de todas las ciudades
comparables. Entre las medidas adoptadas figura el aumento en la cantidad de días
escolares y un programa de certificación que propicia una mejor calidad y mejora continua
en la formación de docentes.
Aunque resulta difícil medir con los indicadores convencionales, la capacidad de
innovación de un país depende, en gran medida, de la calidad es capital humano, así como
de su tecnología de soporte y procesos de negocios. Las compañías están descubriendo que,
en su incansable búsqueda por todo el mundo de mano de obra de bajo costo para
subcontratarla, pueden perder a largo plazo el apalancamiento y las capacidades internas
que se requieren para participar en el siguiente nivel del juego competitivo. (Lapova, 2012)
Otro punto importante es la profesionalización de la gestión pública, fundamental para el
desarrollo económico. También, la generación de infraestructuras bien focalizadas, de
buena calidad, que sirvan a los propósitos de crecimiento. El punto está en elegir tres o
cuatro acciones en políticas públicas que vayan a generar este crecimiento en
competitividad e innovación. La aplicación de esto da como resultado la generación de un
mediano o alto valor agregado, a ofrecer más información e investigación de calidad. Se
empezaría así a crear un espacio entre los mercados internacionales y pasar a ser de un país
manufacturero a uno mentefacturero.
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20. Dussel, Enrique Peters , P. Gallagher, and Timothy A. Wise (2011). El Futuro de la Política de
Comercio en América del Norte: Lecciones del TLCAN. Global Development and Environment
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Freire, Mila, Mario Polèse y Pamela Echeverría, Connecting cities with macroeconomic concerns:
The missing link. Banco Mundial, Institut national de la recherche scientifique Urbanisation,
Culture et Société, Montréal, Québec, noviembre de 2003.
Glaeser, Edward L (2003). The new economics of urban and regional growth. The Oxford
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Lavopa, A. y Szirmai, A., (2012). Industrialization, Employment and Poverty. UNU-MERIT Serie
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George, K., O’Halloran, D. y Ramaswamy, S., (2012). Manufacturing the Future: The Next Era
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cambio estructural. Informe sobre el Desarrollo Industrial 2013
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Umble, M; M. L Srikanth (1995). Manufactura sincrónica. Principios para lograr una excelencia
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