El documento presenta un decálogo para docentes de educación de jóvenes y adultos. Establece que los docentes deben 1) tener un sólido conocimiento de la materia y vincularlo con el proceso de enseñanza-aprendizaje, 2) reconocer los conocimientos previos de los alumnos y construir sobre ellos, y 3) entender que la evaluación es un proceso y no un elemento punitivo.