Para ser un buen profesor, es importante centrarse en las necesidades y intereses de los estudiantes, interactuar directamente con ellos para explicar los temas, y tomar riesgos e innovaciones que mejoren el aprendizaje. También es clave reflexionar cuando las cosas no salen como se planeó, fomentar debates respetuosos entre estudiantes para elevar su nivel de pensamiento, y estar dispuesto a cambiar enfoques para mantener su atención de manera empática.