La gestión de incidencias tiene como objetivos minimizar los periodos de inactividad de los servicios, registrar información relevante sobre todas las incidencias y aplicar las mejores prácticas del mercado de forma sistemática. La gestión de problemas investiga las causas subyacentes de las interrupciones de los servicios TI, determina posibles soluciones y puede ser reactiva al analizar incidentes pasados o proactiva al monitorear la infraestructura para prevenir futuros incidentes.