El documento discute la importancia de una visión ética y humanista en la dirección de organizaciones. Argumenta que la crisis actual fue causada por una concepción economicista y una falta de consideración por los valores éticos y las personas. Propone que la dirección debe enfocarse en el desarrollo integral de las personas y la sociedad, no solo en la rentabilidad. También enfatiza la necesidad de tomar decisiones que consideren sus efectos en múltiples dimensiones de la organización y sus partes interesadas.