La partición sucesoria pone fin a la indivisión dividiendo los bienes entre los herederos según sus derechos. Se considera que cada heredero es propietario de su lote desde la apertura de la sucesión, no desde la partición. Los actos realizados por un heredero sobre un bien en indivisión son nulos, excepto los actos conservatorios o hechos con consentimiento. La partición declara los derechos de cada heredero sin transmitirlos. Cada heredero responde solo por la parte de deudas que le corresponde según