Tu enfoque y actitud determinan tus resultados en la vida
Ego y soberbia
1. El
Ego
y
la
Soberbia
La
parte
de
1
que
no
quieres
ver...
...
y
si
lo
ves
en
otros
es
que
lo
1enes
2. «Cómo cansa ser todo el tiempo uno mismo»
Julio Cortázar (1914-1984)
2
3. “He
salido
solo
para
acudir
a
la
cita.
¿Quién
es,
pues,
este
que
me
sigue
en
la
silenciosa
oscuridad?
Me
desvío
para
evitar
su
presencia,
pero
no
consigo
escapar.
Con
sus
fanfarronadas
levanta
polvaredas,
y
con
su
voz
poderosa
remeda
todas
las
palabras
que
yo
pronuncio.
Es
mi
propio
yo
miserable,
¡oh
Señor!
No
conoce
la
vergüenza.
Pero
yo
me
avergüenzo
de
acudir
a
tu
puerta
en
su
compañía”
Rabindranath
Tagore
Si
lo
veo
en
1,
está
en
mi
4. Escribir
en
mi
diario
es
una
ru1na
co1diana
para
mí
desde
hace
trece
años.
Esta
mañana
he
escrito
una
carta
a
mi
ego.
Dice
así:
«Querido
ego,
por
la
presente
te
comunico
que
tenemos
un
nuevo
líder.
Estás
invitado
a
quedarte
como
socio,
pero
en
silencio.
Yo
(mi
yo
sagrado)
voy
a
regir
mi
vida
y
mis
negocios.
He
contratado
los
servicios
de
un
asesor
en
el
universo,
Dios.
Dios
y
yo
vamos
a
reestructurar
mi
vida
y
mis
asuntos.
Tú
ya
no
tendrás
voto
en
ninguna
de
mis
decisiones.
No
te
guardo
rencor,
pero
permi1r
que
influyas
en
mis
decisiones
no
favorece
mis
intereses»
Shirley
Ross
Korber
Escribió
a
su
ego
tras
leer
Tu
yo
Sagrado
de
Wayne
W.
Dyer
(publicado
por
Grijalbo),
dedicado
al
tema
del
famoso
diálogo
de
Tagore
con
Krishna
(Dios).
5. No
hay
nada
noble
en
ser
superior
a
otra
persona.
La
verdadera
nobleza
radica
en
ser
superior
a
tu
an1guo
yo
Proverbio
de
los
yoguis
7. "Es
mejor
permanecer
callado
y
parecer
tonto
que
hablar
y
despejar
las
dudas
defini8vamente."
(Groucho
Marx)
"Nunca
querría
pertenecer
a
un
club
que
me
tuviera
como
socio".
(Groucho
Marx)
8. "Es
mejor
ser
rey
de
tu
silencio
que
esclavo
de
tus
palabras."
SHAKESPEARE,
William
9. La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse
insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.
Nicolás Maquiavelo
9
10. Es bien conocido que la ciencia hincha, y el que se cree que sabe
todavía no sabe como es debido
Juan Fernando Sellés
10
11. «En este mundo producen felicidad la
bondad del corazón, la moderación para
con todos los seres. En este mundo
producen felicidad la ausencia de
pasiones y la superación de los deseos.
Pero la destrucción del egoísmo es en
verdad la felicidad suprema».
Buda
11
12. "Dos personas han estado
viviendo en ti durante toda tu
existencia. Una es el ego:
charlatana, exigente,
histérica, calculadora; la otra
es el ser espiritual oculto,
cuya queda y sabia voz has oído
y atendido sólo en raras
ocasiones".
Sogyal Rinpoche
"El libro tibetano de la vida y
la muerte”
12
13. Sugerimos otra definición del "ego":
"Consideremos al ego como la idea que cada uno
de nosotros tiene de sí mismo. Es decir, que el
ego no constituye mas que una idea, una ilusión,
pero una ilusión que ejerce gran influencia".
Nadie ha visto al ego. Se trata más bien de un
fantasma que aceptamos que controle nuestra
vida. El problema es que mantener esta ilusión
puede impedirle conocer su verdadero yo, su
esencia espiritual.
Opinamos que el ego es una disposición del
pensamiento errónea que intenta presentarle como
a usted le gustaría ser, en lugar de cómo es en
realidad.
En esencia, el ego, la idea de uno mismo, la
máscara, el papel que estamos desempeñando;
supone una forma distorsionada de afirmar y
vivir la existencia. A esta máscara social (el
ego) le gusta la aprobación, quiere controlar
situaciones y personas, y se apoya en el poder
porque vive en el temor.
El Ego y sus roles
Nota recopilada por el Prof. Jorge Olguín.
http://www.grupoelron.org/autoconocimientoysalud/elegoysusroles.htm
13
14. BUHEDERA – GUILLERMO FÁRBER
El único
Seguramente has leído todas estas frases y mil otras parecidas, aplicadas al ser humano:
· Es el único ser de la Creación que piensa.
· Es el único que ríe.
· Es el único que llora.
· Es el único que duda.
· Es el único que imagina.
· Es el único que recuerda.
· Es el único que socializa.
· Es el único que tiene pulgar oponible.
· Es el único que contamina.
· Es el único que hace la guerra.
· Es el único que mata por diversión
· Es el único que sabe que va morir.
· Es el único que tiene libre albedrío.
· Es el único que camina erguido.
· Es el único que reza.
· Es el único que tropieza dos veces con la misma piedra.
· Es el único que trata constantemente de cambiarse por algo diferente de lo que es.
· Es el único que desarrolla tecnología.
· Es el único que puede reencarnar.
· Es el único que crea arte.
· Es el único que baila.
· Es el único que delinque.
· Es el único que se angustia por el futuro.
· Es el único que puede vivir de tiempo completo en el pasado.
· Es el único que atesora.
· Es el único que intenta sanarse a sí mismo.
· Es el único que hace política.
· Es el único que registra su historia.
· Es el único que tiene conciencia.
· Es el único que carga con culpas.
· Es el único que divide a su propia especie según razas, colores, creencias, patrimonios, sexos y cuanta excusa puedas imaginar para separarse del prójimo.
· Es el único que inventa nacionalidades.
· Es el único que paga psicoterapias.
· Es el único que sabe que hay un universo más allá.
· Es el único que… etcétera, etcétera, etcétera.
Mi asombro es mayúsculo ante tanta soberbia existencial, y mi conclusión es divertidamente cínica: el ser humano es el único ser de la Creación que se cree único.
14
17. PRIMER
NIVEL
1.
Yo 1
y
2.
Es
egocéntrico,
está
autocentrado
en
sí
mismo,
2.
Ego es
ególatra
3.
Orgullo SEGUNDO
NIVEL
4.
Narcisismo
5.
Vanidad 3,
4,
5
y
6.
Es
orgulloso,
es
narcisista,
es
vanidoso,
6.
Envanecimiento está
envanecido
(está
pagado
de
sí
mismo)
7.
Presunción
8.
Al1vez TERCER
NIVEL
9.
Arrogancia
10.
Prepotencia 7,
8,
9,
10
y
11.
Es
presuntuoso,
es
al1vo,
es
11.
Insolencia arrogante,
es
prepotente,
es
insolente,
es
soberbio
12.
Soberbia
17
18. PRIMER
NIVEL
1
y
2.
Es
egocéntrico,
está
autocentrado
en
sí
mismo,
es
ególatra
-‐
Espíritu
rebelde,
confiar
en
1,
ayuda
a
la
sobrevivencia
y
a
la
autoes1ma
1.
Yo
2.
Ego
3.
Orgullo SEGUNDO
NIVEL
4.
Narcisismo 3,
4,
5
y
6.
Es
orgulloso,
es
narcisista,
es
vanidoso,
5.
Vanidad está
envanecido
(está
pagado
de
sí
mismo)
6.
Envanecimiento -‐
Sobrevalorarte
a
q
7.
Presunción
8.
Al1vez
TERCER
NIVEL
9.
Arrogancia
7,
8,
9,
10,
11
y
12.
Es
presuntuoso,
es
al1vo,
es
10.
Prepotencia
arrogante,
es
prepotente,
es
insolente,
es
soberbio
11.
Insolencia
-‐
Subvaluar
a
los
demás
12.
Soberbia
-‐
No
aceptar
nada
superior
a
1,
no
inclinarte
ante
nada
18
19. Soberbia
Primer
nivel Envanecerte
Hacia
1 Sobrevaloración
del
Yo
Sen1rte
orgulloso
de
1
Te
gustas
mucho
Te
sientes
muy
atrac1vo,
muy
guapo,
muy
fuerte,
muy
joven,
muy
sano
Sientes
que
todo
lo
que
haces
o
dices
es
superior
Tienes
una
opinión
exaltada
de
1
mismo
Desmesurada
visión
de
1
mismo
Segundo
nivel Te
hinchas
cuando
te
sabes
atrac1vo
a
otras
personas
Hacia
los
demás Te
sientes
mejor
que
los
demás
Te
olvidas
de
los
demás
Te
enorgulleses
de
tu
status,
posición
o
cargo
Te
sientes
capaz
de
superar
todo
lo
que
digan
o
hagan
los
demás
Tercer
nivel
No
reconoces
nada
superior
a
1
(por
ejemplo
un
Dios,
etc.)
Hacia
los
seres
superiores
No
te
inclinas
ante
nada
ni
nadie
19
21. Sin embargo conviene no
olvidar la connotación positiva
que, ya en su origen latino,
posee la palabra, puesto que la En la filosofía Objetivista de Ayn Rand, en particular, el
calificación de un acto como orgullo es una de las tres virtudes principales y se define
como estima apropiada de sí mismo que proviene de la
soberbio u orgulloso puede ser
sinónimo de óptimo o de bella ambición moral de vivir en plena consistencia con valores
factura. personales racionales.
http://es.wikipedia.org/wiki/
Soberbia
Para Nietzsche el orgullo es una virtud elevada, propia
de hombres superiores, la cual conduce a una
honestidad absoluta consigo mismo (lo cual hace
imposible cualquier trampa o acto deshonesto), valentia
y superacion constante siempre buscando estar por
encima de los demas y no ocultarlo ante nadie.
Si
lo
veo
en
1,
está
en
mi
21
22. Si
ya
todo
lo
sabes...
¿entonces
porqué
sufres?
Si
eres
el
mejor,
¿entonces
porqué
1enes
celos
y
envidia?.
Si
eres
el
mejor,
¿por
qué
necesitas
men1rte
a
1
mismo
y
a
los
demás?
Si
eres
el
mejor,
¿entonces
porqué
te
preocupa
lo
que
digan
y
piensen
los
demás?
¿Por
qué
esa
necesidad
de
ser
el
foco,
de
ser
el
centro?
¿Por
qué
ese
afán
de
juzgar,
de
cri1car
y
de
condenar?
Si
eres
tan
poderoso,
¿entonces
porqué
estás
tan
nervioso,
por
qué
1emblas
y
1enes
miedo?
¿Por
qué
te
asustas
ante
cualquier
idea
nueva,
porqué
te
cierras
a
experimentar
nuevas
cosas?
Si
todo
lo
controlas,
¿entonces
porqué
te
corroen
los
nervios
y
vives
preocupado?
¿Por
qué
te
asusta
tu
propia
sombra?
¿Por
qué
no
consas
ni
en
1
ni
en
nadie?
¿Por
que
no
1enes
fe
ni
en
1
mismo?
Si
tanto
crees
que
controlas
tu
mente,
¿entonces
porqué
te
agitan
tus
pensamientos
y
te
sacuden
las
emociones,
porqué
te
espantas
ante
cualquier
ruido
que
ocurre
a
tus
espaldas?
Si
eres
tanto
como
dices,
¿entonces
porqué
no
eres
feliz
y
todo
el
1empo
finges
serlo?
Si
1enes
tanto
autodominio,
¿entonces
porqué
no
paras,
por
qué
te
agita
esa
necesidad
fabril
de
ir
de
aquí
a
allá,
de
hacer,
de
consumir,
por
qué
eres
presa
de
tus
nervios?
¿Por
qué
todo
falla,
se
rompe
o
se
descompone
y
eso
te
hace
perder
el
quicio?
Si
eres
tan
libre,
¿por
qué
eres
tan
caprichoso?
Si
eres
tanto
como
crees
y
presumes,
¿por
qué
entonces
no
puedes
estar
un
momento
en
paz
con1go
mismo,
por
qué
no
te
aguantas
ni
tu
mismo?
¿Por
qué
incluso
llegas
a
odiarte
y
sen1r
rabia
de
1?
Si
tanto
sabes,
¿entonces
porqué
1enes
tanta
necesidad
de
presumirlo
ante
los
demás,
de
humillarlos
y
de
buscar
su
fama
y
reconocimiento,
cuando
tu
y
nadie
más
que
tu
sabes
lo
miserable
que
eres?
Si
eres
tan
libre,
¿porqué
eres
presa
de
tus
prejuicios,
de
tus
emociones
perturbadas
y
de
tus
deseos
y
pasiones?
Si
estás
tan
despierto,
¿entonces
porque
no
te
das
cuenta
de
todo
lo
que
ocurre
a
tu
alrededor
y
porqué
te
la
pasas
pisando
o
atropellando
a
los
demás?
Si
todo
lo
puedes,
¿entonces
porqué
1enes
miedo
de
verte
al
espejo,
porqué
1emblas
ante
la
vejez,
la
enfermedad
y
la
muerte?
Si
tanto
presumes
que
eres
amor,
bondad
y
generosidad,
¿entonces
porqué
odias,
dices
palabras
ofensivas
e
hirientes,
por
qué
te
haces
tanto
daño
y
le
haces
daño
a
los
demás?
Si
no
crees
que
exista
nada
superior
a
1,
¿por
qué
vives
agitado
todo
el
1empo
negando
todo
lo
superior
a
1?
¿Por
qué
no
estás
tranquilo?
Si
tu
eres
lo
único
superior,
¿por
qué
1emblas?
¿Por
qué
quieres
envalentonarte
22
con
tus
palabras
y
disfrazar
tu
miedo?
23. desde que se me quitó lo presumido soy perfecto”
Ego “
(compadre de Guillermo Fárber)
TANATOSISMOS
Humildad
Por Guillermo Fárber
De veras comparto la opinión de algunos teólogos de que el único verdadero pecado del hombre es la
soberbia; todos los otros “pecados” no son sino meras debilidades propias del organismo muy menor
que somos: lujuria, ira, pereza, gula, avaricia, envidia… Por algo el fruto prohibido del edén bíblico no
es, como incorrectamente dictan algunos catecismos de palurdo, el del árbol del bien y el mal, sino el
de la ciencia.
Ergo, la amenaza mayor al espíritu del hombre no viene del lado moral sino de la inteligencia, del
conocimiento. El desafío grande no se genera en el corazón, ni en la entrepierna, ni en el estómago, ni
en el hígado, sino en el cerebro. Ese cerebro que continuamente nos hace creer que “sabe” algo.
Al estar consciente de ese peligro supremo de la soberbia, entonces, lo más natural es que trate de
evitarlo por encima de cualquier otro riesgo, a pesar de que sé bien que todos llevamos en el pecho ese
pequeño argentinito que nos murmura que no somos intachables sólo porque somos demasiado
modestos (o como dice mi compadre: desde que se me quitó lo presumido soy perfecto).
23
24. Chiste:
-‐"El
ego
es
ese
pequeño
argen1no
que
todos
llevamos
dentro."
Anécdota!!!
Ese fue un diálogo entre Pablo Pita, el argentino, y yo, en 1996 en la
Sierra de Puebla...
Tras yo contarle el chiste, él se tardó unos tres segundos en
decirme: "No, Sorete (pedazo de mierda), ese chiste está mal...
porque no hay argentino pequeño..."
Guillermo
Vázquez
25. San Agustín: "Si me valoro, no valgo nada. Pero si me
comparo... ¡ah carajo!"
25
26. Una niña está platicando con su abuelo y le pregunta:
“Abuelo, ¿a ti te hizo Dios?” “Sí, claro, Dios me hizo a mí.”
“Y a mí, ¿también me hizo Dios?” “Sí, mi niña, por
supuesto que también te hizo Dios.” La niña se queda
pensando, lo ve a él fijamente, frunce el entrecejo y
finalmente concluye, mirándose en el espejo: “Pues Dios
está trabajando mejor ahora, ¿no se te hace?”
26
27. El
soberbio
siempre
cree
que
es
dueño
de
la
verdad
Por décadas busqué "la verdad" con la firme idea de que
me mantendría a salvo de todo peligro, hoy se que el peor
de los peligros está en creer que tengo "la verdad".
“Sigue al que te dice que busca la verdad... huye del que te dice que la ha
encontrado"
GIDE, André
27
28. San Agustín:"Si
me considero no valgo nada,
pero si me comparo valgo mucho"
28
29. Eres tan soberbio que no te da pena mostrarlo.
Eres tan soberbio que no te da pena reconocerlo.
Eres tan soberbio que no te da pena decirlo.
Eres tan soberbio que estás orgulloso de serlo.
Eres tan soberbio que no tienes humildad de negarlo.
Eres tan soberbio que eres capaz de destruir al mundo y a
sí mismo antes de transigir, antes de derrotarte a sí
mismo.
Pero es más grande quien se reconoce pequeño
Es más grande quien se reconoce humilde...
La gente grande es humilde
Los pequeños son soberbios
29
31. El Rey de los Monos.Cuento Hindú.
Un día el rey de los monos oyó hablar de Buda, al que consideraban sus seguidores un
gran ser. «Si es un gran ser -se dijo el mono- yo no puedo dejar de conocerlo. ¿Acaso no
soy el rey de los monos? Está bien que a ese gran hombre le admiren, pero él me admirará
a mí, porque soy fuerte, intrépido y poderoso».
El rey de los monos se presentó ante Buda, que acababa de pronunciar un sermón
precisamente sobre la compasión y la humildad. La verdad es que el mono era ágil y
fuerte, sin embargo, era sumamente arrogante y soberbio.
- ¿Qué tal estás, amigo? - le saludó el Buda con afecto.
- ¿Cómo voy a estar, señor? Miradme. Soy fuerte, valiente, ágil y listo. Soy el rey de los
monos. No podría haber sido de otra forma. Nada me arredra y no hay lugar al que yo no
pueda ir.
- ¿De veras? - preguntó con ironía Buda, sin que la misma fuera captada por el animal.
- ¡Y tan de veras! Te lo puedo demostrar ¿Dónde quieres que vaya?
- Si te empeñas - repuso Buda -, donde a ti te apetezca ir; aunque quizá deberías saber que
el mejor sitio está dentro de uno.
El mono le miró sorprendido. La verdad es que no era aquél un hombre corriente. Dijo
con evidente prepotencia:
- Veloz como un rayo, con el ánimo diligente y recurriendo a todo mi poder, que es
mucho, voy a viajar hasta el fin del mundo y luego volveré hasta ti.
- Si es lo que quieres...
- Te lo demostraré, gran ser.
31
32. El mono dio un impresionante salto y partió veloz. Corrió con toda la energía de sus resistentes patas. Cruzó valles, dunas,
desiertos, montañas, junglas, desfiladeros, cañones, ríos, mares, cordilleras. Fueron días y días de una galopante carrera, hasta
que al final llegó a un lugar en el que divisó cinco inmensas columnas y más allá, el vacío absoluto. «No hay duda - se dijo -,
éste es el fin del mundo». Para marcar su territorio, el mono orinó en aquellas gigantescas columnas. Luego regresó corriendo
hacia el punto de partida. De nuevo atravesó velozmente, a lo largo de días, mares y ríos, cordilleras y valles, desiertos, dunas
y desfiladeros. Llegó por fin donde estaba Buda.
Jadeante, el mono dijo:
- ¿Te das cuenta, señor? He llegado al fin del mundo. Soy el más poderoso, el más ágil, el más resistente, el mejor entre los
mejores.
Los ojos despejados de Buda se clavaron en los del petulante rey de los monos. Buda dijo:
- Por favor, amigo, mira a tu alrededor
El mono miró a su alrededor. ¡Por todos los dioses! Estaba en la palma de la mano de Buda y comprendió que nunca había
salido de la misma. ¡Qué mal olía! Era su propia fétida orina derramada en los cinco dedos de la mano de Buda que había
tomado por columnas y, más allá, el vacío. ¡Ni siquiera había salido de su mano!
La soberbia no dejó ver al mono su propia insignificancia, lo que suele ocurrir a los soberbios.
32
33. La
ac1tud
de
los
soberbios
ante
los
problemas
es
similar
a
como
actúa
un
perro:
Enfoca cualquier situación
problemática como lo haría
un perro: olfatea el
problema; si no puedes
comértelo o
cogértelo, méalo y retírate
dignamente.
33
34. El maestro Dogen escribió: “Es deplorable fatigar para nada un cuerpo
humano durante toda una vida”.
Nos creemos importantes, pero un buen día nos tocan en el hombro y
nos dicen: “Señor, se acabó, llegamos a la Terminal.”
Eihei Dogen: Monje budista nacido en Japón, (1200-1253).
34
35. “Qué
bonito
soy,
qué
lindo
soy,
cómo
me
quiero,
sin
mi
me
muero...
jamás
me
podré
olvidar”
Paco
Stanley
35
36. Si
no
puede
ver
aquí
el
video
entre
a
htp://faroviejo.com.mx/2010/06/que-‐lindo-‐soy-‐que-‐bonito-‐soy-‐
paco-‐stanley/
o
a
htp://www.youtube.com/watch?
v=LApOYNC8VEQ&feature=player_embedded 36
40. No
hay
combinación
peor
que
ser
un
soberbio
ignorante
o
un
ignorante
soberbio
Un
burro
que
presume
de
serlo
Un
burro
que
piensa
que
nadie
se
da
cuenta
que
es
un
burro
Es
tan
arrogante,
es
tan
soberbio
que
piensa
que
le
cae
bien
a
todos,
que
es
muy
inteligente
e
incluso
se
da
el
lujo
de
mirar
hacia
abajo
a
los
demás,
de
juzgarlos,
de
cri1carlos
y
de
condenarlos
40
47. Sólo
faltas
tú
y
tu
foto
¿Cuál
es
tu
frase
ególatra?
No
me
digas
que
eres
tan
soberbio
para
llamarte
a
1
mismo
“humilde”
Tan
humilde
que
no
reconoces
tu
soberbia
47
49. Un
maestro
le
dice
a
su
discípulo:
“Te
doy
una
técnica
especial
para
superar
tus
conflictos:
ejercítate
en
desear
lo
que
rechazas”
49
50. Tus
creencias
es
lo
que
te
hace
más
daño
¿qué
tal
si
probaras
a
creer
exactamente
todo
lo
contrario
a
lo
que
crees?
Realmente
crees
lo
que
niegas.
Porque
afirmar
y
negar
categóricamente
algo
es
exactamente
lo
mismo.
50
55. El
peor
de
los
pecados
(avaricia,
lujuria,
ira,
gula,
pereza,
envidia)
El
mayor
defecto
de
un
ser
humano
“Un
vicio
nega1vo
del
espíritu,
el
peor
de
todos”
“El
soberbio
1ene
un
amor
desordenado
hacia
su
propio
bien
por
encima
de
otros
bienes
superiores...
Es
amor
desordenado
porque,
como
el
soberbio
no
se
conoce
como
quien
es,
sino
como
aquel
que
quiere
ser,
desea
para
él
lo
que
no
le
es
adecuado...
La
soberbia
es,
obviamente,
contraria
al
amor
al
prójimo
en
cuanto
que
alguien
se
prefiere
desordenadamente
a
sí
mismo.
De
ahí
se
deriva
la
carencia
de
amistad”
“El
mero
hecho
de
dudar
que
existan
bienes
más
altos
que
el
propio
ya
es,
pues,
síntoma
de
este
defecto”
“La
soberbia
es
el
ape1to
inmoderado
de
la
propia
excelencia
que,
de
paso,
rebaja
la
dignidad
ajena”
“Se
iden1fica
también
a
la
soberbia
como
la
madre
y
reina
de
todo
defecto,
su
origen
y
su
fin,
de
modo
que
todas
las
otras
lacras
humanas,
como
hijas
naturales
de
esta,
1enen
cierto
parecido
a
la
madre
y
cierta
propensión
a
rendirle
honores”
Juan Fernando Sellés 55
56. “El
soberbio
no
se
subordina
a
su
recto
conocimiento
propio”
“La
soberbia
impide
la
sabiduría”
“Las
verdades
directamente
impedidas
por
la
soberbia
son
las
denominadas
“afec1vas”,
es
decir,
unas
de
las
más
altas,
que
solo
los
virtuosos
conocen
por
connaturalidad”
“La
ceguera
de
la
mente
es
el
fruto
seguro
de
la
soberbia”
“La
soberbia
no
inhiere
en
la
voluntad
sino,
como
su
carcoma,
en
lo
más
neurálgico
de
nuestra
in1midad,
de
donde
procede
toda
malicia,
y
a
donde
toda
corrupción
se
ordena”.
“Si
el
vicio
de
la
soberbia
es
el
más
grave,
también
será
el
más
tenaz
y
perdurable;
es
tan
fuerte
que
ex1ngue
todas
las
virtudes
y
corrompe
todas
las
potencias
humanas”.
“Por
lo
que
se
refiere
a
sus
1pos,
se
entendía
que
uno
es
el
de
aquel
que
se
gloria
en
sus
cualidades,
y
otro
el
de
quien
se
arroga
lo
que
le
sobrepasa.
Obviamente
el
segundo
es
peor
-‐
también
más
ciego-‐
que
el
primero”
Juan Fernando Sellés
56
57. Sentirse "señor" del cargo
La soberbia tiende a lo excelso, pero sin un "pequeño detalle": la rectitud. Se distingue de la vanidad o
vanagloria (su vicio más afín) porque la primera es el deseo desproporcionado de cualquier gran
realidad y la segunda, en cambio, tiende a la sola grandeza externa, la alabanza y el honor, es decir, a
considerarse superior a quien se es. Así como el honor social es -según Aristóteles- el premio debido
de la virtud, la soberbia busca ese honor pero sin virtud. Una es interna (latens in corde), mientras que
la otra es su manifestación externa.
Se decía que la soberbia se presenta, sobre todo, en dos frentes: en el de la ciencia y en el del poder.
Juan Fernando Sellés
La soberbia, el principal vicio universitario
http://www.up.edu.mx/Default.aspx?doc=18050
57
58. Soberbia
Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros, soberbia,
del latín superbia. La soberbia representa el alarde del poder, su
exposición de manera exagerada o de forma ruin. Pero la persona
que experimenta la soberbia, el soberbio, no es un hombre
hiperbólico, aunque finge serlo, es más bien un ser que se ha
consumido en la carencia y su miseria consiste en creerse menos
que los demás. La codicia, el egoísmo, el miedo y la necesidad
están relacionadas con la soberbia.
http://www.frasesypensamientos.com.ar/frases-de-soberbia.html
58
59. La soberbia es un valor que no suele ser muy bien visto dentro de la
sociedad y por las personas en general. Así es como nunca está de más el
hecho de reflexionar el por qué de este rechazo hacia la arrogancia. Por
eso hemos seleccionado algunas frases para pensar sobre el tema.
La soberbia es un sentimiento típico del ser humano, que no suele esconder tras
de sí grandes valores. Muchas de las personas que la ejercen, detrás de esa
arrogancia encarnan sentimientos débiles y, justamente, por eso recurren a ella. Así
es como nunca está de más reflexionar mediante algunas frases sobre este tema.
Aquí hemos seleccionado algunas.
"La soberbia es la máscara de la ignorancia." (Anónimo)
"Más reinos derribó la soberbia que la espada, más príncipes se perdieron por sí
mismos que por otros." (Saavedra Fajardo)
"Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los
cimientos." (Francisco de Quevedo)
"La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande
pero no está sano." (San Agustín)
"La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la
prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad." (Nicolás Maquiavelo)
"El oro hace soberbios y la soberbia necios." (Refrán popular)
htp://www.inna1a.com/s/c-‐frases-‐citas-‐reflexiones/a-‐frases-‐sobre-‐la-‐
soberbia.html
59
61. Causas
de
la
soberbia
Crees
que
tu
rostro
o
tu
cuerpo
es
especial
o
superior
al
de
los
demás.
Estás
pagado
de
1
mismo.
Es
una
reafirmación
excesiva
del
yo.
Presumes
de
tus
cualidades
con
o
sin
mo1vo.
Tus
ideas,
tus
creencias,
tu
ideología.
Por
tu
ignorancia.
Tu
dinero,
tus
bienes
(ropa,
joyas,
etc.)
o
tus
propiedades
La
altura
del
status,
tu
posición,
tu
cargo,
tu
responsabilidad
Tus
obras
Tu
pertenencia
a
un
club,
a
un
par1do
polí1co,
a
una
religión,
a
un
país
(nacionalismo),
a
una
raza
humana,
a
una
especie
(homo
sapiens
sapiens).
Sobrevalorarte
a
1
y
subvalorar
a
los
demás.
Tus
resultados,
tus
frutos,
tus
ganancias,
tus
éxitos.
Te
crees
mejor
que
los
otros,
más
listo,
más
inteligente
“No
vas
a
poder
dejar
de
sufrir
hasta
que
no
te
iguales
a
los
demás.
¿Por
qué?
Porque
para
dejar
de
sufrir
1enes
que
desbancar
al
ego.
Porque
la
base
del
sufrimiento
es
que
te
sientes
superior
a
los
demás”.
ShanMdeva 61
62. El orgulloso se inclina fácilmente a airarse, incluso por nimiedades, cuando algo contraría su voluntad.
Soberbia es también cometer claras injusticias con los inferiores sin repararlas ni pedir perdón por
ellas -este defecto deprime fácil y casi inadvertidamente la justicia- también lo es padecerlas
guardando permanente rencor al agresor, no ver compañeros sino subordinados, fijarse más en los
ajenos defectos que en sus virtudes, controlar el trabajo de los demás -siendo el propio inmune a todo
control-, aparentar interés ante la presencia de otros cuando en realidad no se ven sino personas que
molestan los propios intereses y conducen a perder el tiempo –hipocresía, en román paladino-, la
ingratitud de fondo -aunque se cuide la forma- ante un servicio o trabajo prestado, la crítica cuando no
pretende ser constructiva, negarse a desempeñar tareas "inferiores" -fotocopias o cualquier otro
trabajo manual-, discutir -entre los soberbios siempre hay litigios-, y excusarse ante las justas
correcciones, evadirse ante las ayudas que se piden y buenamente se pueden ofrecer...
Lo es, desde luego, el abuso de poder -poner bozal al buey que trilla-, inmiscuirse autoritariamente en
asuntos ajenos que no atañen directamente, preguntar no para aprender, sino para poner en un brete
al ponente, objetar no para ayudar, sino para hacer valer la propia opinión... Todo lo que provoca la
separación de los demás -aunque bien es verdad que hay que ser más amigo de la verdad que de
cualquiera- es un derivado de la soberbia, así como la precipitación en las decisiones de gobierno, la
pérdida de tiempo en asuntos insignificantes, considerar las materias más relevantes -teología,
antropologia, ética...- como "marías", barnices, o "buenas consejas", suponer que los alumnos, los
servicios y secretarías se deben subordinar a los profesores, pensar que los demás están al propio
servicio, no al revés...
Juan Fernando Sellés
62
63. Vázquez-Figueroa, la dureza "nace casi siempre de una desesperada necesidad de ocultar las propias
debilidades";
63
64. Es asimismo propenso a
ensoberbecerse quien,
siendo de condición humilde
y sin experiencia de
gobierno, es elevado a algún
cargo.
Juan Fernando Sellés
64
65. creer que el sentido del ser personal coincide con el del yo que uno se ha forjado con sus
títulos y currículum y con el que barniza su mirada y actuación, o sea, su entera vida
universitaria. "Así es –advierte J. Philipe- como nos fablicamos el 'ego', diferente del
auténtico 'ser', de modo similar a como se infla un globo. Este 'yo' artificial, requiere un gran
gasto de energía para sostenerse; y como es frágil, necesita ser defendido.
Juan Fernando Sellés
Títulos
El
El
Currículum
ser
real Vs “yo”
Puesto
ar1ficial
Posesiones
Conocimiento
Ya
eres Requiere
un
gran
gasto
de
energía
para
No
necesitas
hacer
nada
o
decir
nada
o
sostenerse
ir
a
ningún
lugar Como
es
frágil,
necesita
ser
defendido
No
necesitas
defender
nada Está
en
guardia,
ataca
65
Sólo
estar
en
paz,
tranquilo
Cuando el Evangelio dice que debemos 'morir a nosotros mismos', en realidad alude a la muerte de ese 'ego'
-ese yo fabricado artificialmente- para que pueda aparecer el 'ser' auténtico regalado por Dios". Si alguien se
obceca en la afirmación de su propio yo, va perdiendo de vista su sentido personal, la mayor donación
creatural que ha recibido.
Para captar el sinsentido de la soberbia, tal vez valga la pregunta del libro de la Sabiduría: "¿De qué nos ha
servido la soberbia?"; si por ella agoniza el propio ser personal, ¿qué se podrá ganar tras su pérdida?
Juan Fernando Sellés
66. El
loop
o
bucle
de
retroalimentación
más
peligroso
que
afecta
a
los
seres
humanos
La
ignorancia
lleva
a
la
soberbia
y
la
soberbia
lleva
a
la
ignorancia
¿Cómo
escapar
de
este
círculo
vicioso?
En
especial
cuando
el
soberbio
no
se
deja
ayudar,
porque
no
reconoce
que
está
enfermo
y
no
reconoce
que
haya
nadie
quien
le
pueda
ayudar.
Soberbia
Ignorancia
¿Qué
lo
puede
romper?
La
Conciencia El
dolor,
el
sufrimiento
(la
vejez,
La
humildad
la
enfermedad,
la
muerte,
las
El
aceptar
algo
superior
o
pérdidas) mayor
a
1
66
70. “Por
eso
se
en1ende
que
la
perfección
contraria,
la
humildad,
sea
-‐más
que
una
virtud
de
la
voluntad-‐
la
fuente
personal
de
todas
las
virtudes”
“También
por
esto,
en
cuanto
que
la
humildad
remueve
la
soberbia,
es
la
sal
que
preserva
toda
virtud”.
Juan
Fernando
Sellés
http://www.up.edu.mx/Default.aspx?doc=18050
70
74. ¿Existe
la
soberbia
colec1va?
Contra el resentimiento y la soberbia
Por Joaquim Coll, historiador, y Daniel Fernández, diputado del PSC (EL PERIÓDICO, 05/07/09):
Escribe el filósofo Josep Ferrater Mora en la obra Formes de vida catalana, publicada en el exilio, en Chile, en
1944, que los catalanes podemos exagerar nuestras virtudes (la mesura, la sensatez, la ironía, la continuidad)
hasta convertirlas en vicios menos agradables. Por ejemplo, la virtud de la mesura llevada hasta el extremo
nos conduce a la manía del formalismo. En cualquier caso, añade, seguiría siendo verdad que la raíz de esos
vicios son virtudes y que, por tanto, «podríamos siempre, con un poco de esfuerzo, volver a nuestra fuente
originaria». Pero existen dos corrientes que, una vez desatadas, puntualiza el filósofo, son mucho más
difíciles de vencer. Se trata del resentimiento y de la soberbia. La soberbia tiene una sola dirección: el
descenso colectivo. El resentimiento segrega unas toxinas que envenenan el espíritu de los catalanes. Una y
otra se encuentran tan unidas que muchas veces son la misma cosa, concluye.
Esta modesta introducción al pensamiento de Ferrater Mora nos sirve para afirmar que hoy una parte de
Catalunya corre el peligro de descolgarse por el camino del resentimiento y la soberbia. Son voces que
quieren imponer un solo relato sobre la realidad del país y que quieren marcar la dirección futura del
catalanismo. Hablamos, en definitiva, de la Catalunya nacionalista o soberanista. Resulta paradójico que, una
vez derrotadas electoralmente en las urnas las tesis neocentralistas del PP, en el 2004 y en el 2008, ahora
algunos insisten en pintarnos un escenario igualmente catastrófico, como si todo fuera lo mismo. Como si el
PSOE y el PP representaran la misma política. Bien sabemos los catalanes que esto no es así.
http://www.almendron.com/tribuna/25697/contra-el-resentimiento-y-la-soberbia/
74
76. El castigo del soberbio es la soledad, porque
no hay quien le ame
76
77. Refinada soberbia es abstenerse de obrar por no exponernos a la crítica.
Miguel De Unamuno
Cesen los soberbios y cesará la necesidad de levantar a los humildes.
José Marti
Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.
Hermann Hesse
Dime lo que crees ser y te diré lo que no eres.
Henry Frédéric Amiel
El principio de todo vicio es la soberbia.
Don Bosco
¿Humillarse uno para herir su soberbia?
Friedrich Nietzsche
Quien no sabe mostrarse cortés, va al encuentro de los castigos de la soberbia.
Fedro
Contra soberbia, humildad, suspira el fraile. Contra soberbia, ¡rebelión! , gritamos los hombres.
Ricardo Flores Magón
Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda.
Martín Lutero
77
78. La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
San Agustín (354-439) Obispo y filósofo.
Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad.
Nicolás Maquiavelo (1469-1527) Historiador, político y teórico italiano.
El oro hace soberbios, y la soberbia, necios.
Refrán
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
La soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de curar.
Nicolás Tommaseo (1802-1874) Escritor y lingüista italiano.
78
79. ¿Necesidad? Palabra cómoda con que el culpable se quita de encima la culpa, para
arrojar en el vacío toda soberbia y traición.
(E. de Geibel)
Quien no sabe mostrarse cortés, va al encuentro de los castigos de la soberbia.
(Fedro)
El desconocimiento propio genera soberbia; pero el desconocimiento de Dios
genera desesperación.
(San Bernardo de Claraval)
La gloria no es galardón, cuando es soberbia y pasión.
(Anónimo)
La soberbia y el egoísmo, son los padres de la soledad.
(Francisco Rubio Bermejo)
La soberbia es la rabia del impotente.
(Francisco Rubio Bermejo)
La soberbia es tal vez una de las formas de expresión más refinadas que tiene la
estupidez
(Ricardo Combariza)
El reflejo más grande de la ignorancia, es la soberbia de la sabiduría.
(Sergio Peña) 79
80. Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Francisco de Quevedo y Villegas
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero
no está sano.
San Agustín
80
81. El principio del pecado es la soberbia.
Fray Luís de León
La soberbia es el vicio por el cual los hombres apetecen los honores que no les competen.
Ramón Llull
Contra el feliz soberbio, apenas pueden los buenos.
Proverbio castellano
No hay soberbio ni arrogante, que deje de ser cobarde.
Proverbio castellano
El principio del pecado es la soberbia. Quien se exalta, es deprimido; quien se eleva, es postergado; quien se hincha,
revienta.
San Isidoro
81
82. "Pues soberbia será de todos modos querer saber tú solo más que todos."
Pedro Cardenal De La Barca
"Aumenta la soberbia el buen vestido."
Tirso De Molina
"Más reinos derribó la soberbia que la espada; más príncipes se perdieron por sí mismos que por otros."
Diego de Saavedra
"No es soberbia la persona, es soberbia la idea."
Juan Valera
“Es preferible la debilidad de la carne a la soberbia del espíritu”
(Anónimo. Ojalá no lo diga un soberbio al que le gusta la debilidad de la carne)
“Muchos pueden dedicar toda la vida para predicar pero pocos sirven para edificar”
“No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres
y nada más”
82
83. La soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de
curar.
Nicolás Tommaseo (1802-1874) Escritor y lingüista italiano.
83
85. Entre las varias representaciones artísticas con
que se ha identificado la soberbia se encuentran
el león, el caballo, el pavo real, el murciélago, el
color violeta y el espejo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Soberbia
Escher en Canal
http://es.wikipedia.org/wiki/Panthera_leo
Violeta
http://es.wikipedia.org/wiki/Chiroptera
http://es.wikipedia.org/wiki/Pavo_cristatus
fotobazar17.com
87. La
adoración
del
yo
htp://trazandocaminos.blogspot.com/2010/08/soberbia-‐la-‐soberbia-‐no-‐es-‐grandeza.html
Es
curioso
que
se
pueda
adorar
tanto
algo
que
no
existe,
que
no
1ene
existencia
intrínseca,
que
es
impermanente
(perecedero),
que
es
tan
frágil
y
cuyo
defecto
es
lo
que
más
se
adora:
su
soberbia,
estar
tan
autocentrado
en
si
mismo
que
es
incapaz
de
verse
tal
cual
es.
87
88. La Soberbia
No siempre muestra su verdadera cara
Detalle de Soberbia, Mesa de los pecados capitales por Hieronymus Bosch. Escena de
soberbia o vanidad, una mujer con pequeños objetos de uso cotidiano. Se mira en un
espejo que hay en un armario, sostenido por un demonio
88
htp://trazandocaminos.blogspot.com/2010/08/soberbia-‐la-‐soberbia-‐no-‐es-‐grandeza.html
93. La Soberbia del Arbol... Sabiduria Budista
Dicen que hace muchísimo tiempo a los árboles no se les caían las hojas.
Y sucedió que un anciano iba vagando por el mundo desde joven, su propósito era conocerlo todo. Al final estaba
muy pero que muy cansado de subir y bajar montañas atravesar ríos, praderas andar y andar , cansado de esto
decidió subir a la más alta montaña del mundo, desde donde, quizás, podría ver y conocerlo todo antes de morir.
Lo malo es que la montaña era tan alta que para llegar a la cumbre había que atravesar las nubes y subir más alto
que ellas. Tan alta que casi podía tocar la luna con la mano extendida.
Pero al llegar a lo más alto, comprobó que solo podía distinguir un mar de nubes por debajo suyo y no el mundo que
deseaba conocer.
Resignado decidió descansar un poco antes de continuar con su viaje.
Siguió andando hasta que encontró un árbol gigantesco. Al sentarse a su gran sombra no pudo menos que exclamar:
—¡Los Budas deben protegerte, pues ni la ventisca ni el huracán han podido abatir tu grandioso tronco ni arrancar
una sola de tus hojas!
—Ni mucho menos, —contestó el árbol sacudiendo sus ramas con altivez y produciendo un gran escándalo con el
sonido de sus hojas—, el maligno viento no es amigo de nadie, ni perdona a nadie, lo que ocurre es que yo soy más
fuerte y hermoso.
- El viento se detiene asustado ante mí, no sea que me enfade con él y lo castigue, sabe bien que nada puede
contra mí.
El anciano se levantó y se marchó, indignado de que algo tan bello pudiese ser tan necio como lo era ese árbol.
Al rato el cielo se oscureció y la tierra parecía temblar
Apareció el viento en persona: —¿Qué tal arbolito? —rugió el viento—, así que no soy lo bastante potente para ti, y
te tengo miedo? ¡Ja, ja, ja! rió el viento
Al sonido de su risa todos los arboles del bosque se inclinaron atemorizados.
93
94. —Has de saber que si hasta ahora te he dejado en paz ha sido porque das sombra y cobijo al caminante,
¿No lo sabías?
—No, no lo sabía.
—Pues mañana a la luz del sol tendrás tu castigo, para que todos vean lo que les ocurre a los soberbios,
ingratos y necios.
—Perdón, ten piedad, no lo haré más.
—¡Ja, ja, ja, de eso estoy seguro, ja, ja ja!
Mientras transcurría la noche el árbol meditaba sobre la terrible venganza del viento. Hasta que se le
ocurrió un remedio que quizás le permitiese sobrevivir a la cólera del viento.
Se despojó de todas sus hojas y flores. De manera que a la salida del sol, en vez de un árbol magnífico,
rey de los bosques, el viento encontró un miserable tronco, mutilado y desnudo.
Al verlo, el viento se echó a reir, cuando pudo parar le dijo así al árbol:
—En verdad que ahora ofreces un espectáculo triste y grotesco. Yo no hubiese sido tan cruel,¿que
mayor venganza para tu orgullo que la que tu mismo te has infringido?, de ahora en adelante, todos los
años tu y tus descendientes, que no quisisteis inclinaros ante mi, recuperareis esta facha, para que
nunca olvidéis que no se debe ser necio y orgulloso.
Por eso los descendientes de aquel antiguo árbol pierden las hojas en otoño. Para que nunca olviden
que nada es más fuerte que el viento.
94
95. "Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea y a abandonarla de vez en cuando:
lo único que no puede hacer es olvidarla.
Quien no duda de sí mismo es indigno,
porque confía ciegamente en su capacidad y peca por orgullo.
bendito sea aquel que pasa por momentos de indecisión"
(La Quinta Montaña, Paulo Coelho)
95
96. El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es
desdichado, aunque sea dueño del mundo...
Epicuro
96
97. La Soberbia, el principal
vicio universitario
Por Juan Fernando Sellés
98. La soberbia, el principal vicio universitario
Agosto 2009
Juan Fernando Sellés
Se suele decir que, en el caso de los universitarios, los vicios son un poco más retorcidos que en el resto de los humanos. Esto quizá se deba a un
mayor intento de autojustificación. Sin embargo, dado que en el universitario pesa más -o debería hacerlo- lo intelectual que lo sensible, se puede
sostener que, aunque todos los defectos (como las virtudes) suelen darse entrelazados, la soberbia es más propia del mundo académico. Ya Santo
Tomás de Aquino señaló que se trata del vicio más característico de los seres espirituales. De modo que quien se sienta perturbado en mayor medida
por cualquiera de los otros (avaricia, lujuria, ira, gula, pereza o envidia) seguramente tenga derecho a preguntarse hasta qué punto es universitario.
La palabra "soberbia" se puede entender en dos sentidos: uno positivo y poco frecuente, y otro negativo y de uso ordinario, según si su objeto es,
respectivamente, bueno o malo. Formalmente hablando, el vocablo designa un vicio negativo del espíritu, el peor de todos. En la universidad, el sentido
positivo de la palabra designa que lo sigue siendo y crece como tal. En cambio, el negativo designa al más eficaz disolvente de la institución
universitaria.
En la Antigüedad se consideraba que el soberbio era el que tiene un amor desordenado hacia su propio bien por encima de otros bienes superiores. El
mero hecho de dudar que existan bienes más altos que el propio ya es, pues, síntoma de este defecto. Es amor desordenado porque, como el soberbio
no se conoce como quien es, sino como aquel que quiere ser, desea para él lo que no le es adecuado. La soberbia se describía como el apetito
inmoderado de la propia excelencia que, de paso, rebaja la dignidad ajena. Desde luego, la excelencia se debe a alguna cualidad buena; por eso, se
puede referir a diversas aptitudes humanas. Por el contrario, el humilde no se preocupa de la propia excelencia, pues se considera indigno. Se
identificaba también a la soberbia como la madre y reina de todo defecto, su origen y su fin, de modo que todas las otras lacras humanas, como hijas
naturales de esta, tienen cierto parecido a la madre y cierta propensión a rendirle honores.
Otra nota atribuida a este vicio era que radicaba en la voluntad y, por ser una mala inclinación de esta potencia humana, se añadía que el soberbio no se
subordina a su recto conocimiento propio, mientras que la humildad se ajusta al adecuado conocimiento que alguien tiene de sí ("donde hay humildad
hay sabiduría", Prov. XI, 2). Por eso se admitía que la soberbia impide la sabiduría. También era sabido que las verdades directamente impedidas por la
soberbia son las denominadas "afectivas", es decir, unas de las más altas, que solo los virtuosos conocen por connaturalidad. Se añadía, además, que
la ceguera de la mente es el fruto seguro de este defecto.
No obstante, la soberbia no inhiere en la voluntad sino, como su carcoma, en lo más neurálgico de nuestra intimidad, de donde procede toda malicia, y a
donde toda corrupción se ordena. Sí; nadie se reduce a su voluntad, y la soberbia y la peor ignorancia anidan en esa realidad personal irreductible, lo
cual llevará a San Pablo a clamar: "De la ceguera del corazón, líbranos Señor". Por eso se entiende que la perfección contraria, la humildad, sea -más
que una virtud de la voluntad- la fuente personal de todas las virtudes. También por esto, en cuanto que la humildad remueve la soberbia, es la sal que
preserva toda virtud. Si el vicio de la soberbia es el más grave, también será el más tenaz y perdurable; es tan fuerte que extingue todas las virtudes y
corrompe todas las potencias humanas. Por lo que se refiere a sus tipos, se entendía que uno es el de aquel que se gloría en sus cualidades, y otro el
de quien se arroga lo que le sobrepasa. Obviamente el segundo es peor -también más ciego- que el primero.
98
99. Sentirse "señor" del cargo
La soberbia tiende a lo excelso, pero sin un "pequeño detalle": la rectitud. Se distingue de la vanidad o vanagloria (su vicio más afín) porque la primera es el deseo
desproporcionado de cualquier gran realidad y la segunda, en cambio, tiende a la sola grandeza externa, la alabanza y el honor, es decir, a considerarse superior a
quien se es. Así como el honor social es -según Aristóteles- el premio debido de la virtud, la soberbia busca ese honor pero sin virtud. Una es interna (latens in corde),
mientras que la otra es su manifestación externa.
Se decía que la soberbia se presenta, sobre todo, en dos frentes: en el de la ciencia y en el del poder. Pues bien, la universidad es, por un lado, la sede por
antonomasia de la ciencia y, por otro, está constituida ad intra según un modelo jerárquico de poder bastante acusado.
En cuanto a lo primero, es bien conocido que la ciencia hincha, y el que se cree que sabe todavía no sabe como es debido. Respecto a lo segundo, las posibles
causas de soberbia son dos: la altura del status y las obras. No es extraño, pues, que la soberbia aparezca en una corporación feudal vigente hoy día como la
universidad, donde los títulos y cargos directivos marcan en exceso el escalafón, y más todavía, en una sociedad como la actual, donde "mandar" y "obedecer" no
significan exclusivamente "servir". En efecto, soberbia es sentirse "señor" del cargo -incluso del que no le han encargado-, no "administrador". Decíase, además, que
este mal afecta sobremanera a la juventud, y la universidad es la institución donde más abunda. Con todo, no es solo un problema de gente joven, pues con el paso
de los años este defecto se vuelve tan acrisolado y retorcido como encubierto. También se declara que incide más en las personas públicas que en las privadas, y es
obvio que el oficio universitario es público.
La soberbia en uno mismo
Para consigo mismo, la actitud soberbia en la universidad lleva al convencimiento de que sin el propio criterio y experiencia difícilmente se puede acertar en un tema o
realizar algo con corrección. Se manifiesta con la arrogancia y la jactancia: la primera, porque el soberbio se siente pagado de sus propios éxitos por encima de su
valía; la segunda, porque presume de sus cualidades, con o sin motivo. Lo mismo ocurre con la pertinacia en el propio parecer o la rotundidad con que se afirma un
criterio, incluso aunque con el paso del tiempo -y no mucho- tal juicio cambie hasta el punto de mantener -con la misma determinación- la posición contraria.
A las manifestaciones precedentes se pueden añadir más: dar por hecho que los demás no tienen nada que aportar, leer textos más por curiosidad o por crítica que
por aprender y salvar la parte de verdad que contienen, callar el error grave y perjudicial de un autor, cuando se debe y ante quienes es debido descubrirlo, so capa
de que se tiene cierta preferencia con él, perseverar en el error, tener manías y creérselas... Es asimismo propenso a ensoberbecerse quien, siendo de condición
humilde y sin experiencia de gobierno, es elevado a algún cargo.
Soberbia académica propia es, sobre todo, creer que el sentido del ser personal coincide con el del yo que uno se ha forjado con sus títulos y currículum y con el que
barniza su mirada y actuación, o sea, su entera vida universitaria. "Así es –advierte J. Philipe- como nos fablicamos el 'ego', diferente del auténtico 'ser', de modo
similar a como se infla un globo. Este 'yo' artificial, requiere un gran gasto de energía para sostenerse; y como es frágil, necesita ser defendido. El orgullo y la dureza
siempre van unidos... Cuando el Evangelio dice que debemos 'morir a nosotros mismos', en realidad alude a la muerte de ese 'ego' -ese yo fabricado artificialmente-
para que pueda aparecer el 'ser' auténtico regalado por Dios". Si alguien se obceca en la afirmación de su propio yo, va perdiendo de vista su sentido personal, la
mayor donación creatural que ha recibido. Como enseña Polo, "lo peor para el ser personal es aislarse o ensoberbecerse, pues el egoísmo y la soberbia agostan el
ser donal". Para captar el sinsentido de la soberbia, tal vez valga la pregunta del libro de la Sabiduría: "¿De qué nos ha servido la soberbia?"; si por ella agoniza el
propio ser personal, ¿qué se podrá ganar tras su pérdida?
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100. Soberbia hacia los demás
Para con los demás, la soberbia lleva a considerarse superior a los otros en demasiados aspectos, lo cual acarrea la sospecha respecto a la capacidad ajena. La soberbia es,
obviamente, contraria al amor al prójimo en cuanto que alguien se prefiere desordenadamente a sí mismo. De ahí se deriva la carencia de amistad, ya que a quien padece este
mal no se le ocurre ser amigo de quienes ocupan un status inferior (alumnos, bedeles, enfermeras, profesionales de diversos servicios, etcétera), sino solo entre sus "iguales", (a
los que tampoco ve como "iguales"). Por eso tiende a ser conocido y estimado solo entre los VIP académicos. Otra manifestación es el trato frío (de "¡Buenas!" y "¡Adiós!") para
con los colegas. A veces, ni siquiera eso: cuello erguido y miradas altivas, indiferentes o, incluso, apartar la vista. También lo es la discordia motivada por la diversidad de
pareceres profesionales, pues el orgulloso no favorece la libertad ajena. Promueve asimismo la injuria, ya que tras consolidar una concepción tan fija como rebajada de demás,
se tiende a ponerles etiquetas cuyo adhesivo es tan fuerte y permanente como los juicios severos de los que nace. Tales motes constituyen un jocoso y actual método de
difamación. Esto parece tan extendido que, si existe algún alumno que no critique a sus profesores o un profesor que disculpe a sus colegas y alumnos críticos, rozará la
perfección.
El orgulloso se inclina fácilmente a airarse, incluso por nimiedades, cuando algo contraría su voluntad. Soberbia es también cometer claras injusticias con los inferiores sin
repararlas ni pedir perdón por ellas -este defecto deprime fácil y casi inadvertidamente la justicia- también lo es padecerlas guardando permanente rencor al agresor, no ver
compañeros sino subordinados, fijarse más en los ajenos defectos que en sus virtudes, controlar el trabajo de los demás -siendo el propio inmune a todo control-, aparentar
interés ante la presencia de otros cuando en realidad no se ven sino personas que molestan los propios intereses y conducen a perder el tiempo –hipocresía, en román
paladino-, la ingratitud de fondo -aunque se cuide la forma- ante un servicio o trabajo prestado, la crítica cuando no pretende ser constructiva, negarse a desempeñar tareas
"inferiores" -fotocopias o cualquier otro trabajo manual-, discutir -entre los soberbios siempre hay litigios-, y excusarse ante las justas correcciones, evadirse ante las ayudas que
se piden y buenamente se pueden ofrecer...
Lo es, desde luego, el abuso de poder -poner bozal al buey que trilla-, inmiscuirse autoritariamente en asuntos ajenos que no atañen directamente, preguntar no para aprender,
sino para poner en un brete al ponente, objetar no para ayudar, sino para hacer valer la propia opinión... Todo lo que provoca la separación de los demás -aunque bien es verdad
que hay que ser más amigo de la verdad que de cualquiera- es un derivado de la soberbia, así como la precipitación en las decisiones de gobierno, la pérdida de tiempo en
asuntos insignificantes, considerar las materias más relevantes -teología, antropologia, ética...- como "marías", barnices, o "buenas consejas", suponer que los alumnos, los
servicios y secretarías se deben subordinar a los profesores, pensar que los demás están al propio servicio, no al revés...
Los que ocupan cargos inferiores tampoco están libres de este defecto cuando desobedecen injustificadamente y cuando desprecian el mandato.
La soberbia también puede estar detrás de una afectada seriedad, casi decimonónica, cuyo lenguaje no es directo y amable, sino seco y más propio de una partida de ajedrez.
La actuación suele estar acompañada de una conducta formalista, opuesta a la alegría y sencillez que deben caracterizar al cristiano corriente. Se puede replicar que tales
encumbrados personajes no carecen de cierta alegría, sin embargo, la suya no parece espontánea sino forzada y, según Tolstoi, "la alegría fingida es aún peor que el
aburrimiento". Tan acartonada gravedad comporta frecuentemente un trato duro, incluso dictatorial, hacia los demás. Pero, como señala Vázquez-Figueroa, la dureza "nace casi
siempre de una desesperada necesidad de ocultar las propias debilidades"; por eso, en el fondo, el soberbio es pusilánime. Esta rigidez lleva a mostrarse no solo susceptible
ante cualquier comentario ajeno, sino a la defensiva y agresivo. Tal dureza es más perjudicial para quien la posee que para aquellos a quienes se dirige, en cualquier caso, si
alguien es el sujeto paciente -sufriente- de algunas de las precedentes actitudes, debe estar muy agradecido, pues puede verlas como buenas ocasiones para intentar ser
humilde.
Otro fruto del orgullo intelectual es el distanciamiento respecto de los demás, en especial de los inferiores. En esta tesitura carece de sentido promover la interdisciplinariedad,
porque ni siquiera se puede vivir la disciplinariedad en una misma rama del saber. De ese modo, la universidad se transforma, primero, en una pluridiversidad y, después, en un
museo de cera de extravagantes figuras.
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101. Antídotos
Al terminar de describir e! defecto y algunas de sus manifestaciones académicas se debe dar cierta pauta de solución, pues estas consideraciones -de inspiración clásica (se
hallarán casi todas en el Index Tomisticus)- no pretenden ser posmodernas, literatura que describe problemas existenciales sin aportar solución. En general, a cualquier persona
afectada en mayor o menor medida por este mal le viene bien el dolor y la enfermedad, pues la excesiva seguridad profesional amparada en los estamentos es fácil de vulnerar:
la debilidad humana aparece en la vivencia de cualquier dolencia, que tarde o temprano, llega a todos. En efecto, como advierte Polo, "el dolor suspende la soberbia de la vida, el
envanecimiento y la orgullosa seguridad en la propia eficiencia y capacidad para establecerse y moverse en un orden regular y suficiente, y así deja patente, sin trabas ni
enmascaramientos, la necesidad e indigencia de la existencia humana en medio del éxito mundano".
A quien no desea esperar la llegada de la enfermedad para empezar a combatir este mal interno, se le puede aconsejar que, si la soberbia es respecto de sí mismo, tenga piedad,
no vaya a ser que intentando con denodado esfuerzo forjar un yo más o menos exitoso, no persista en la progresiva búsqueda de su propio sentido personal e irrepetible y lo
acabe perdiendo. La faceta de este vicio respecto de los demás se cura eficazmente con el temor al oprobio e ignominia cuando -como en el caso de los políticos- devienen
públicas las propias culpas. También cuando se piden favores a otros.
Como estas páginas se refieren al mundo universitario, cabe indicar como buenos tratamientos contra la soberbia los siguientes: en lo personal, advertir que los más sabios son
personas sencillas. En lo racional, el estudio, y en lo que se refiere al comportamiento, la modestia en el hablar y en el hacer, pues la humildad suena en la voz y, en mayor
medida, en el silencio.
Si se desea más concreción en algunos ejemplos académicos, se pueden proponer otros tantos: para el filósofo -y para el teólogo- como advirtió Julián Marías, "su riesgo
permanente e ineludible es la soberbia; pero esta se cura solo con que el filósofo siga siéndolo", pero no solo como lo fue, sino como debe serlo, es decir, que busque con más
ahínco la verdad y se olvide de su yo; que no se conforme con lo logrado en su pasado: que sus obras y palabras sean más profundas que las de antaño, porque la verdad radica
preferentemente en el futuro histórico y metahistórico. Un verdadero filósofo puede pasar sin cargos y sin títulos -y con poco dinero...-, pero no sin pensar, aprender, descubrir...
Un filósofo de veras busca su sentido personal, no exhibir su "ideal" de yo. La actitud de independencia y de búsqueda de la propia identidad del yo es lo que -según Hegel-
caracterizó a la filosofía de Kant. Por tanto, de ser certera esta acusación, no es pertinente imitar la subjetivista actitud kantiana.
A otros humanistas les puede servir de ejemplo la exclamación de Rosalía de Castro: "¡Oh gloria!, deidad vana cual todas las deidades, jamás te rendí culto, jamás mi frente altiva
se inclinó de tu trono ante el dosel soberbio, que en el orgullo humano tienen altar y asiento... ¡Cuántos te han alcanzado que no te merecían! y ¡cuántos cuyo nombre debiste
hacer eterno, en brazos del olvido más triste y más profundo perdidos para siempre duermen el postrer sueño!". A los facultativos de las ciencias experimentales les apela este
comentario poliano: "La actividad científica dirigida como corrección de la obra divina es simplemente ociosa (equivalencia de soberbia y pereza). Pero, en cuanto ociosa,
sustituye a la actividad científica adecuada: la ciencia del bien y del mal es la omisión de la ciencia del bien y solo del bien (pecado de omisión)". ¿Y a los directivos? Tal vez les
sirva esta sugerencia del mismo autor: repartir el poder y fomentar la libertad responsable, pues eso indica que no se ven competidores en los demás, sino alegría de que tengan
la capacidad de hacer y se dediquen a ejercer su propia actividad sin recelos.
En suma, en la medida en que en la universidad se logre extirpar la soberbia, se logrará descubrir más verdad. Como la universidad debe ser la punta de lanza del saber superior
que indaga en la verdad, una institución académica que combata este defecto cumplirá mejor su fin.
Nuestro Tiempo 654
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103. 73. Ese necio desea reputación y prioridad entre los monjes, autoridad en los monasterios y honores
entre otras familias.
74. Deja que laicos y monjes piensen que él es el que ejecuta cada trabajo, grande o pequeño,
dejando que se refieran a él. Así es la ambición de este necio, aumentando sus deseos y su orgullo .
75. Mas, ciertamente, uno es el sendero que conduce a las conquistas mundanas y otro el que lleva al
Nirvana. Comprendiéndolo así el monje, no se regocija con los favores mundanos, sino que cultiva el
desapego.
94. Aquel que controla firmemente sus sentidos, como el auriga sus caballos; aquel que está
purificado del orgullo y desprovisto de las pasiones, a ese tal hasta los dioses envidian.
150. Este cuerpo es una ciudadela hecha de huesos cubiertos de carne y sangre en donde se
almacenan el envejecimiento y la muerte, el orgullo y el engaño.
221. Uno debe liberarse del odio. Uno debe abandonar el orgullo. Uno debe despojarse de todas las
ataduras. El sufrimiento no toma al que controla la mente, el cuerpo y sus pasiones.
285. Elimina tu arrogancia como se arranca la lila en otoño. Cultiva el Sendero de la paz. El Nirvana
ha sido mostrado por el Iluminado.
294. Habiendo eliminado a la madre (avidez) y al padre (orgullo) y a los dos reyes (infinitismo y
nihilismo), y habiendo destruido a un reino y sus habitantes (apego), uno se convierte en un
iluminado.
407. Aquel cuyo deseo y odio, orgullo e ignorancia han caído como la semilla de mostaza desde la
punta de la aguja, a ése llamo yo noble.
Dhammapada
104. Ratnasambhava (contra el orgullo)
Es el Buda dorado que favorece la generosidad, la humildad y el ánimo alegre. Combate el orgullo, la soberbia, la codicia, la
necesidad de tener razón y de dominar o manipular al otro. Su elemento es la Tierra
Mantra: “OM RATNASAMBHAVA TRAM”.
Pronuncie el mantra, mientras siente que una luz dorada atraviesa su coronilla y se expande, limpiando su cuerpo, mente y aura de
todo vestigio de soberbia, codicia o sentimientos de superioridad.
Ratnasambhava
Dirección: Sur
Elemento: Tierra
Color: Amarillo Dorado como el Sol
Propósito: Disolver Orgullo
OM RATNASAMBHAVA TRAM
(recita las más veces posibles para disolver tu orgullo, la
exageración de las propias cualidades y menosprecio de las
cualidades de los demás)
104
105. RATNASAMBHAVA
Eres de color Amarillo Dorado como el Sol, eres el Buda que reúne la Sabiduría de las
perfecciones del Ser que da sin medida, generoso y siempre con ánimo positivo y alegre.
Transformas toda codicia, avidez y orgullo con tu joya de plenitud infinita (Ratna) limpiando
cualquier sentimiento negativo.
Tu elemento es la Tierra y tu dirección es el Sur.
El Caballo con toda la fuerza y el brío para disolver los malos sentimientos.
MANTRA: OM RATNASAMBHAVA TRAM
(recita el mantra cuantas veces puedas visualizando al Buda Ratnasambhava sobre tu coronilla
enviando rayos de luz que purifican tu cuerpo, mente y espíritu de codicia, avidez y orgullo)
105
117. No confundir
Amor propio
Soberbia
Autoestima
Orgullo
Orgullo sano
Egolatría
Quererse a uno mismo
Arrogancia
Auto Aceptación
Vanidad
Auto valoración
Aprecio por uno
118. EL AMOR PROPIO Y LA SOBERBIA
por lleiser
Debes estar pensando que todas estas palabras sobre el amor a uno
mismo implica un tipo de comportamiento detestable semejante a la
egolatría. Nada puede ser estar más lejos de la verdad. El amor por uno
mismo no tiene nada que ver con el tipo de comportamiento que se
caracteriza por la insistencia en decirle a todo el mundo lo maravilloso
que es uno. Ése no es amor a uno mismo sino más bien una forma de
tratar de conseguir la atención y el aprecio de los demás. Es una actitud
tan neurótica como la del individuo que está sobrecargado de desprecio
por si mismo.
El comportamiento arrogante y jactancioso está motivado por el deseo
de ganar el aprecio de los demás. Quiere decir que el individuo se valora
a sí mismo en base a lo que los demás ven en él. De no ser así, no
sentiría la necesidad de convencer a los demás. Es suficiente contar con
la propia aceptación interna. No tiene nada que ver con los puntos de los
demás.
http://cuidandomimundo.com/portal/?p=2700
118
119. Yo
no
puedo...
Yo no puedo derrotar a tu ego, lo tienes que hacer tu mismo. Ese trabajo no hay nadie en el universo
que lo pueda hacer más que tú.
“El ego no renuncia espontáneamente, debe ser dominado por la voluntad”.
El mayor truco del ego es hacerte pensar que eres tu mismo.
Tu no eres tu ego.
No escuches esa voz.
Si tan sólo lograras entender esta lección, en ese momento comenzaría tu desarrollo espiritual, una de
las más feroces batallas que puedes pelear en tu vida.
Hasta ahora tu ego te ha tenido subyugado, sometido, has sido su prisionero. Pero el que hayas abierto
este mail, el que lo estés leyendo, es un gran logro.
Si te sientes mal, si te sientes enojado, si te sientes irritado o molesto, es tu ego el que está
reaccionando. Si tienes ganas de mandar este mail a la basura es tu ego el que se siente amenazado.
Pero si te sientes sacudido, si te sientes conmovido, si estás teniendo un “quiebre”, es porque estás
teniendo un momento de despertar de tu conciencia. Y este es un salto cuántico en tu desarrollo
espiritual. Felicidades.
El ego es tu soberbia, tu orgullo, tu miedo, tu vanidad, tu inseguridad, tu instinto de sobrevivencia, tu
deseo de tener siempre la razón, tus juicios, tus críticas, lo que tu crees que es la realidad, tus
percepciones equivocadas, tus paradigmas, tus emociones perturbadas, tus deseos aviesos más
ocultos.
Si se puede derrotar al ego, pero el único que lo puedes hacer eres tu. 119
120. Tu eres tu mayor enemigo, tu ego. El problema estratégico es que ese ego te conoce demasiado bien, porque
vive contigo, duerme contigo, va a todos lados contigo y así lo ha hecho a lo largo de todos los tiempos.
Derrotarlo será la empresa más difícil que puedas emprender en tu vida. Pero vale la pena. Someter a tu ego
es el principio del camino espiritual.
Si tu vida está en conflicto, atrapada en problemas, si todo es un caos, si no sientes armonía, paz, tranquilidad,
es porque tu ego reina. El día que lo sometas todo volverá a la paz, a la tranquilidad, a la claridad. El ego te
hace creer que tus problemas están fuera de ti (deudas, crisis matrimoniales, que te sientas feo o viejo o
acabado, rechazado, enfermo, inútil, despreciable, etc.). Esa es la voz del ego: cuando no te enaltece,
haciéndote creer que eres el mejor, un rey, un príncipe, el más guapo, el más rico, el más adorado, el más
famoso, el más listo, el más inteligente, el más popular, el más querido, entonces te da la puñalada trapera y
lanza sus dardos más negros para sumirte en la desesperación, en la desesperanza, en la depresión. No lo
oigas. La otra cara del ego es la depresión, es la inquietud, es la angustia. Es la misma moneda. Tu objetivo es
encontrar el equilibrio, el justo medio. Ni sentirte dios, ni sentirte diablo. Ni estar eufórico ni estar deprimido.
Encontrar el equilibrio, la armonía.
Quieres derrotar a tu ego: simplemente obsérvalo. No resiste una mirada. Es tremendamente tímido. No
aceptará que lo veas de frente. Le gusta actuar en las sombras, en la oscuridad y traerte por la calle de la
amargura. Así lo ha hecho toda tu vida. Siempre ha tenido el control. Ahora es el momento en que le digas: ¡Ya
Basta! Siempre hay un nuevo volver a empezar, un despertar, por fin se ha hecho la luz en tu consciencia y es
justo que tu Ser tome el control.
Al menos por este instante brilló tu Ser y aunque sea por un segundo dominaste a tu Ego. Eso demuestra que
lo puedes lograr, aunque no será una guerra fácil. Haz ganado una primera batalla, pero el camino será largo y
duro. A partir de este momento, si tu lo decides, puedes convertirte en un guerrero espiritual, y emprender una
guerra cuyo campo de batalla está únicamente dentro de ti.
Fuentes:
- El Quiebre del Ego
http://www.alcione.cl/nuevo/index.php?object_id=766
- Quiebres
http://www.patriciahashuel.com.ar/126.htm
120
121. «El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad»
Ernest Hemingway
121
122. 10 ABRIL 2010
Ego traicionero.
Un asceta habia conseguido, tras muchos años de
mortificaciones, contar con el don de la ubicuidad. Siendo
ya muy anciano un día acudio el emisario de la Muerte
para llevárselo. El asceta, con sus dotes clarividentes
intuyó al emisario y cuando iba a llegar, se desdobló en
veinte formas iguales. El emisario, desconcertado, no
sabía cual era la real y se marchó.
Le contó lo sucedido al señor de la Muerte, que le dió
unas instrucciones al oido. Dias despues el emisario volvió
a donde estaba el asceta. Cuando llegó ante el, ya se
había desdoblado nuevamente en veinte formas iguales.
Entonces el emisario, siguiendo las instrucciones del señor
de la Muerte, exclamó:
-¡Muy bien, muy bien, pero que muy bien!. Esto es
fantastico, pero hay un pequeño fallo.
Entonces, herido en lo más profundo de su orgullo, el
asceta preguntó:
-¿Cual?
Y entonces el emisario lo cogió y se lo llevó al reino de la
Muerte.
http://akikazeakizuki.blogspot.com/2010_04_01_archive.html
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