Este libro es una recopilación de poemas escritos por Tony Hernández sobre sus experiencias amorosas. En el prólogo, el autor explica cómo comenzó a escribir poemas desde niño inspirado por su madre, y cómo eventualmente decidió compilar sus poemas en este libro. Incluye agradecimientos a su familia, amigos y musas que lo han inspirado a lo largo de los años. El libro transmite sentimientos de amor, desamor y recuerdos a través del uso de un lenguaje sencillo y directo.
3. Contenido
Prólogo...............................................................................7
Agradecimientos...........................................................15
Podrías...............................................................................18
El amor es:......................................................................20
Nos vemos mañana.....................................................23
Ya coincidirá ..................................................................24
Mi plan A, B y C............................................................25
Te amo...............................................................................26
En espera.........................................................................28
Te conozco y desconozco .........................................29
¿Cuándo llegará el “mañana”?..............................30
Dueles................................................................................34
Sé.........................................................................................36
Después............................................................................38
El amor siempre presente........................................39
Esperar..............................................................................40
¿Para qué te pintas, mujer?...................................42
La mató.............................................................................43
Manías .............................................................................44
No supimos pedir.........................................................46
Tú tienes más culpa...................................................48
Flores para mi................................................................50
Hay cada beso...............................................................51
Quiero ser tú..................................................................52
“Mientras” .......................................................................53
Mentí..................................................................................54
Que no te asuste..........................................................56
Me siento..........................................................................57
¿Quiénes somos nosotros?.....................................58
No me subestimes .....................................................62
Quizá..................................................................................63
4.
5. 5
Prólogo
Aún recuerdo un poema de Simón J. Barra-
das –mi primer contacto con un poema en la pri-
maria– aunado a mi devoción gratamente fomen-
tada por mi madre, quien es sin duda mi primer
amor y musa, fue que me decidí a escribir. Dejo
el poema para que se den una idea de las palabras
que podían emocionar a un niño de 8 años:
“Mamita mía,
dulce y hermosa,
te me figuras botón de rosa.
Gotita de agua
que hay en la fuente;
como diamante
muy transparente.
Aunque a tu lado
me ves travieso:
me vuelvo bueno
cuando te beso.
Mamita amada,
mi gran tesoro,
yo soy el niño
que más te adoro.”
Con el tiempo me di cuenta que me era
muy fácil rimar, llevándome a cambiar la
letra de las canciones con el fin de hacer-
las chuscas o simplemente por diversión.
Después uno va creciendo, cuando enton-
ces esas, que creías canciones o poemas
de amor –que solo le quedaban a otro–, co-
mienzan a quedarte, a calarte hasta el fon-
do y curarte uno que otro desamor.
Nunca me imaginé escribir un libro, resul-
taba algo imposible, algo que solo pueden
hacer personas que se dedican a ello, que
6. 6
tienen mucho dinero o apoyo; yo solo escri-
bía por gusto y obsesión, sin darme cuenta
de que ya tenía un libro y así descubrir la
clave para hacer uno. La clave era simple:
se trataba de hacerlo.
Una manera de describir el proceso de plas-
mar estos sentimientos puede ser cuando
tus ojos lo quieren comparar todo con el
amor, donde cualquier escena cotidiana se
convierte en una buena analogía para es-
cribir un poema de esos que poco a poco
dejan escapar al desamor, y para fortuna
de algunos o disgusto de otros, los publica-
ba en la red social, al grado tal que algunas
páginas famosas de poemas como “De Poe-
tas y Locos”, “Acción Poética” y “El Club de
los Poetas Muertos” me hacían el honor de
publicarlas, haciendo llegar a miles de per-
sonas mis pensamientos, lo que me emo-
cionó más al ver los cientos de comentarios
y muestras de cariño, reforzando mi idea
de escribir y terminar el libro. Quiero agra-
decer a esas páginas que creyeron en mis
escritos, en especial a “De Poetas y Locos”,
que nunca han dejado de apoyarme.
Asimismo deseo recalcar que no me con-
sidero poeta o escritor, al contrario, consi-
dero que todos podemos escribir y plasmar
nuestros sentimientos; esos títulos déjen-
selos a mi poeta favorito, Jaime Sabines, o
a Gabriel García Márquez, Neruda, o qué sé
yo. Simplemente soy un soñador más que
decidió despertar, poniendo sus pensa-
mientos impresos en unas hojas de papel.
Tony Hernández
7. 7
Un encuentro de sentimientos, el me-
lancólico recuerdo, una esperanza llena de
ilusiones y aquellos momentos que no volve-
rán, son las vivencias transmitidas en cada
una de las palabras que encierra este libro.
Muchas noches, buenas y malas experien-
cias, amistades, anécdotas y experiencias,
aseguro son la antesala de esta recopilación
de poemas, donde se aborda la belleza del
amor en lo más puro de su esencia.
La plenitud exacta de las expresiones poéti-
cas nos regala una magia y una mística ini-
gualable que provoca, en su lectura, dar las
regresiones que resulten necesarias para
así lograr rescatar, en cada una, las más
profundas y diversas reflexiones, donde los
sueños y las realidades se unen.
Las palabras nos inspiran, el entorno nos
despierta y el aire debe de soplar ligero, con
diferentes tonalidades, inesperadas sorpre-
sas y un lenguaje básico; los poemas des-
cubren el camino y muestran el espíritu
emprendedor del autor.
Hace algunos ayeres, entre aventuras y
batallas, trabajos y distracciones, coincidí
en la travesía de la vida con Antonio Her-
nández, apacible pero inquieto, crítico y
lleno de sueños; hemos compartido juntos
un sinfín de historias, pero hoy, hoy se es-
cribe, se lee, se vive y se presagia una de
las más grandes.
Sin estridencias ni exageraciones, esta her-
mosa compilación nos conmueve con una
nostálgica retrospectiva sobre los amores
8. 8
que no van ni vienen, sino aquellos que
permanecen para siempre, para librar den-
tro y fuera de nosotros una batalla de dolor
contra alegría, de sonrisa contra llanto, del
“ya pasó” al “todavía se puede”.
La pasión y entrega en cada poema, cons-
truyen el escenario perfecto para disfrutar
de un espléndido paisaje, un tranquilo té
y música de fondo especialmente selec-
cionada para llegar al encuentro con cada
palabra y, principalmente, para ese en-
cuentro con nosotros mismos.
Con un lenguaje simple, directo y limpio,
alimenta y revive las experiencias amoro-
sas de todo lector, lejos de vicios, pero lle-
nos de vicisitudes, que cultivan el alma y
nos hacen vibrar con cada emoción que el
autor deja a nuestra creatividad.
Los textos, con forma poética y fondo in-
tuitivo, revelan la esencia del autor, refle-
jando su sana vocación y pasión por las
tesituras compartidas. Extraordinarias
historias plasmadas de manera armonio-
sa y vulnerable a cualquier sentimiento.
Hoy los jóvenes estamos listos para afron-
tar los retos de la olvidada literatura, res-
catando, en prosa o en verso –y hasta en
poesía– nuestras expresiones, pasiones y
emociones que vivimos en el día a día.
Mario Iturrios
9. 9
Un hombre con sus ideas claras, con
ganas de comerse al mundo de una mane-
ra inteligente, con un toque de adrenalina
pero sin perder la cordura y el estilo, ese
es Tony Hernández. Un hombre que se ha
convertido en un excelente amigo, en un
cómplice de sueños, y este es uno de ellos.
Hace poco más de un año, después de un
partido de beisbol, apenas nos conocíamos
y me comentó de un “hobby” que tenía, es-
cribir poesía; realmente me parecía muy
extraño, porque a simple vista no me pare-
cía alguien que expusiera sus sentimientos
de tal manera, lo que hoy en día es algo que
admiro mucho de él.
Cualquiera que sea capaz de mostrarse de
tal manera, de escribir sobre la alegría y
emoción que nos causa esa personas que
vienen y cambian nuestro mundo y que se
atreve a hablar también de aquellas que
nos enseñan y dan lecciones con nuestras
derrotas, merece mi respeto y mi admira-
ción por completo.
Este mundo necesita de más personas que
se atrevan a contar sus historias de vida a
través de las letras, que salen directo del co-
razón; necesita de aquellos que incluyen en
su historia y dan créditos a todos los que se
van y también a los que se quedan; nece-
sitamos escuchar más “te quiero”, más “te
extraño”, más “gracias, por ser y por haber
estado”, necesitamos abrirnos y dejar las
caretas a un lado, y eso es lo que hace Tony
en su libro, exponerse en sus poemas, ha-
10. 10
blar de sus historias de vida y de aquellas
que lo han marcado como persona y lo han
hecho ser el gran hombre que es hoy en día.
Aplaudo este nuevo logro en su vida, este
ciclo que representa una etapa importante
y el inicio de una llena de más proyectos, de
más poesía y una madurez que le dan nue-
vas experiencias, nuevas historias y nuevos
amigos que van sumándose a su vida.
Cuando las cosas se hacen de corazón y
de manera sincera, no hay otra opción que
buenas consecuencias, y qué mejor que
compartirlo con la gente que quieres y te
ha visto crecer en el camino.
Seguimos juntos en este camino, con más
sueños y viendo crecer este proyecto.
Alejandra Cisneros
11. 11
Podría haber muchas cosas que contar
sobre el autor y esta obra, pero elegí con-
tar sobre lo que más importa. Esta es una
obra escrita de forma pura, y seguramente
así permanecerá a través de su lectura y
comprensión; es un cúmulo de emociones
y reacciones, de historias con las que fácil-
mente nos identificamos, porque así como
han sido escritas, han sido vividas. Al au-
tor toda mi admiración y respeto, explosivo
en la escritura y tenaz en la vida, lo cual
se ve reflejado en este libro, que por algún
tiempo estuvo guardado en la mente y otro
tanto en un cajón del cual hoy sale a la luz
para perdurar y conectar –porque más que
palabras y pensamientos, hay una vida en
este libro–. Este solo es el primero de mu-
chos, pues una vez que sientan en cada
frase la emoción, no podrán dejar de leer,
pues sí algo puede caracterizar al autor, es
esa franqueza y facilidad para poner sobre
un papel sus ideas. Sin más que decir lean,
disfruten, lloren, vivan, amen y déjense lle-
var por este crisol de amor y vida.
“Carpe diem”,
Eduardo Chong
12. 12
Con el transcurso del tiempo he apren-
dido que la asimilación de los momentos
amargos de la vida es el primer paso a la
madurez de las ideas, comprender que
por cada buena experiencia puede existir
un reto que nos pone a prueba, y el autor
de esta obra presenta en sus poemas una
forma de endulzar esos momentos que na-
cen de la relación afectiva, que dicho sea
de paso, se sufren en igual medida que se
disfrutan, como la misma vida.
Podemos entender que el transcurso de
los años nos hace crecer, tanto física como
emocionalmente, y tenemos la necesidad
de sentir y creer en cada uno de nuestros
pasos y ser mejores con el tiempo. Este li-
bro es una constancia del momento, una
constancia de un eterno sentir que no se
borra ni se borrará, quedando plasmado
en el instante de tanto quien lo escribe
como el del que lo lee, y más que una co-
lección de poemas, lo aquí escrito es una
colección de sentimientos.
Damián Sánchez
13. 13
Agradecimientos
Para comenzar habría que mencionar
a muchas personas, y en verdad me pone
de nervios que olvide mencionar a alguien,
pero lo haré, y si alguien cree que debe estar
considerado, no fue intencional no mencio-
narlo. Cada persona que me dio una crítica
constructiva, destructiva o parcial, de ella
es el libro, y aquellas personas que me ins-
piraron con sus historias de amor, es de las
historias de amor que viví.
Comenzaré con la mujer más importante,
mi primer amor, mi musa e inspiración, mi
madre, ella que siempre ha soñado a mi
lado y ha cumplido mis sueños de la mano.
A mi padre, ese señor de pensamientos ex-
traños, de ideas sin ningún límite y que me
enseñó que no existen fronteras para los
sueños; sin duda de él heredé la inspira-
ción, y tanto mi madre como él fueron el
pretexto. Gracias a mi familia y hermanos,
que fueron mis primeros fans.
Ya una vez superado mi complejo de Edi-
po, vayamos a lo que dolió: el desamor. Ese
hermoso viaje en el que te topas a grandes
personas que te inspiran, te calan y puede
que se queden o vayan. En este viaje me
encontré con personas que alimentaron
ese lado, personas que soñaban, al igual
que yo, por algún medio expresarse. Ha-
blo de mis amigos Aless Almazán y Eduar-
do Chong, dos apasionados de la música
quienes, mediante sus críticas, cuerdas y
consejos, le echaban leña al fuego de mis
14. 14
letras. Agradecimientos a todos esos ami-
gos que, cuando les enseñaba lo que escri-
bía, siempre se emocionaban o se daban el
tiempo para dar un buen comentario.
Agradecimientos a cada una de mis musas,
las reales, las irreales, las que duran para
siempre, las que fueron de unos segundos,
las que nunca me dirigieron ni siquiera la
mirada, y sin duda, mi musa actual.
Espero de todo corazón que nos conecte-
mos con estas letras, disfruten, imaginen
y recuerden aquellos instantes en los que
hemos estado enamorados, dolidos y diver-
tidos. Gracias, los quiero.
16. 16
Podrías
Podrías enseñarme a cerrarle los ojos a
los recuerdos para no pensarte, enseñarme
a sentir y no sentir nada, desviar la aten-
ción de mi mente y no decir palabras; tú no
eres de aquí, porque al adaptarte a mí me
hiciste un bien innecesario, con efectos se-
cundarios. Podrías enseñarme a no bailar
con mi sombra, pensando que eres tú, y en
vez llevarte el pedazo de corazón que te co-
rresponde, llevártelo lejos y me lo escondes.
Podrías enseñarme a no obedecer tus pala-
bras y encontrar una amiga en ti para que
el amor deje de existir, enseñarme a que tu
voz se escuche como el silencio y que solo
sea un sonido más y no el más importante,
mostrarme la diferencia entre dolor y tú, en-
señarme a buscar el cielo hacia arriba y no
en ti; enséñame a entender que si te vas no
me muero, que tus besos no se van, sino tus
labios. Enséñame a comprender que tú solo
eres una más de un día menos por vivir. En-
séñame a que es más esencial perderte que
tenerte, que hay personas que te pueden
hacer más feliz que yo… y para terminar la
lección, enséñame a diferenciar si estás o no
estás, para así poder vivir en paz.
17. “Hacerte feliz es hacerme feliz;
hacerte feliz es un acto
puro de egoísmo”
18. 18
El amor es:
El amor no se acaba cuando te vas. Se
acaba la relación, pero el amor se queda un
poco más y con él se quedan los celos, las
dudas y el qué dirán, como la deformación
de una historia sin villanos, porque es un
papel que nadie quiere tomar.
No se muere el amor cuando te vas, solo se
muere cuando se va la vida; el amor muere
cuando la partida es definitiva y llega la re-
signación de algo que no volverá.
El amor no le llora a la otra persona, le llora
a la esencia y a lo que se lleva cuando llega
y a lo que se queda cuando se va.
El amor no olvida, evade pensamientos que
aprendió a no considerar; el amor no olvida
tu mirada, simplemente se la imagina ce-
rrada, para no poderla recordar.
El amor no sabe de reglas humanas, ama
porque puede y sufre porque ya no pue-
de más. El amor no sabe de tiempos, ama
mientras dura y sufre mientras termina.
20. 20
Llega súbitamente la nostalgia de un
beso, embriagante de amor arrogante –
añejo– de un buen consejo que me ayude
a olvidarle. Siento esa sed de su merced a
mis costillas, adornándome la vida y son-
rojando mis mejillas, aunque me cueste
vivirle de rodillas.
21. 21
Nos vemos mañana
No platiqué contigo, platiqué con tu
dolor, y entre su ceguera me dijo que
me alejara, que no necesitaba más de mi
amor. Después fui a buscarte y me recibió
tu orgullo, que se alejó inmediatamente,
callado: ignoró mi hablar, se negó a oír y
no encontré su mirar. Seguí insistiendo,
buscando recuperarte, y sin darme cuenta
hablé con tu egoísmo, que prefería estar
solo, que no necesitaba mi cariño. Maña-
na iré a buscarte y te exijo que me recibas
tú, la que me quiere, la que juró amor cada
mañana, la que prometió en cada desvelo
admirar mi calma, la que me tranquiliza y
me da certeza del bien, la que en verdad
me extraña, la que ni el dolor o el orgullo,
menos el egoísmo, separará de mí. Desde
ahora te aviso, nos vemos mañana.
22. 22
Ya coincidirá
El tiempo habló y ya no puedo verte,
pero ya coincidirá mi mirada con tu son-
risa, mi alegría con tu júbilo, mi esperanza
con tu presencia, mis caricias con tu ino-
cencia y mi calma con tu prisa. Ya coinci-
dirán mis labios y tu voz, mi timidez y tu
pudor, mis pasos y tu camino, mi futuro y
tu destino, mi acierto y tu error; ya coinci-
dirán mis brazos y tu espalda, así como tu
paisaje, mis colores, mi nariz y tus olores.
Ya coincidirá el amor.
Se encontrarán tu soledad y mi cama, mi
después y tu tal vez, mi yo quiero y tu que-
rer, mi mañana y tu despertar, tu sol y mi
ventana, en una almohada una mirada, tu
compañía y mi intimidad. Ya se encontra-
rán mis dudas y tus respuestas, tu belleza
y mi admiración, tus oídos y mi canción,
mi poema y tu lectura, tu rechazo y mi ven-
ganza, mi promesa y tu petición. Un día se
encontrará la verdad y esta declaración.
23. 23
Mi plan A, B y C
Cierro los ojos y aún recuerdo tu mi-
rada, recuerdo cuando eras mía y podía
besarte cuantas veces quería; aún recuer-
do cuando te estrechaba contra mi pecho
y te platicaba con el corazón cuánto te
quería. Recuerdo lo que era tomarte de la
mano para caminar al mismo tiempo, por
la felicidad, y recuerdo que en mi mente
eras un calmante ante todo lo que pudie-
ra salir mal. Eras mi plan A, B y C para
estar feliz. Aún recuerdo cuando te tenía
y no había opción más que quererte, por
lo que aún recuerdo cuando eras mía…
pero el pasado mató al presente.
24. 24
Te amo
Te amo a espaldas del qué dirán, a es-
condidas de tu desprecio, a la sombra de
los críticos, disfrazado de no me importas,
ocultándome de la duda del “me quieres o
no me quieres”; te amo a oscuras de lo que
sientes, especulando que no te importo,
fingiendo indiferencia hacia tus ojos. Amo
cobardemente, temeroso, disimulando ex-
trañar tu cabello. Te amo desde enero a
diciembre, encubriendo mi orgullo. Soy
tuyo en la primavera que transcurre, ve-
rano, otoño, invierno. Te amo. A quien no
he podido engañar que no te amo es a mí.
25. “Nada de nuestra historia
puede ser más triste que no
haberte conocido”
26. 26
En espera
Aún sigo esperando a que tus ojos di-
gan “te amo” con esa voz que me estreme-
ce los poros, que tus labios volteen a ver
los míos con esa mirada penetrante que
me enamoró; aún sigo esperando a que
tus manos respiren la urgencia de mi piel
por ti, esperando a que tu respiración to-
que mis oídos con un “te amo”. Sigo espe-
rando entender la forma de hablar de tu
cuerpo, intentando entender tu forma de
amar. Espero entiendas que desde que te
conocí, no sé dónde tengo los sentidos.
27. 27
Te conozco y desconozco
Te conocí amándome entre besos deses-
perados, llorando entre un dolor justificado,
sufriendo por ausencias a mi lado. Te conocí
sonriendo por verme llegar, segura entre mis
brazos, en medio de lunas que nos miraban
amar. Te conocí entre mentiras, con la com-
plicidad para amarnos, en medio de excusas
inventadas para encontrarnos. Te conocí en-
tre los excesos de nuestro amor por devorar-
nos, valiente, luchando por nuestros sueños.
Te conocí entre mis ojos, inertes de ver el co-
lor de tu pelo en la mañana, cuando desper-
taba mi vida mientras decías, casi callada, “te
amo”. Te conocí gritando en silencio “te extra-
ño”, en la lluvia, mojando mi sed de amarte;
te conocí entre reproches por nuestras malas
noches. Y ahora, diciendo que no me quieres,
desconozco quién eres. No sé cómo actuar
entre el rechazo, que me confunde.
Te desconozco en cada noche que no duer-
mo, entre mis manos tristes que se mueren
por tu tinte; te desconozco entre desprecios
que no sé descifrar y lágrimas que no cono-
cía, entre tristezas que hunden a cada gota
mis días. Te desconozco en medio de esas
lunas, que no me quieren o saben explicar.
Te desconozco entre abrazos vacíos que no
logro llenar, recorriendo caminos sin rumbo
que te buscan sin cesar. Entre en tu amor
cobarde y mis ganas de luchar te desconoz-
co, hasta desconocer por completo el amor
que nos llegó a pasar.
28. 28
¿Cuándo llegará el “mañana”?
Vivo como en el primer día de tu au-
sencia, mientras espero ese “mañana” que
lo cura todo, mientras hundo mi rostro en
la almohada, ahogado entre lágrimas de
desahogo. Dicen que no hay beso que dure
cien años ni labios que los aguanten, pero
el tiempo se niega a dejarte, el tiempo se de-
tiene y el “mañana” no viene. Me pregunto:
¿cuándo será ese “mañana” que te olvide?
Sigo esperando ese “mañana” que ya no ha-
bré de recordarte. Vivo el hoy todos los días,
mi vida no avanza; a mi vida se le aleja el
“mañana” cuando camino hacia tu olvido.
Ese “mañana” me lleva ventaja por siglos.
Ese “mañana” inalcanzable que no me deja
tocarle; el tiempo no pasa en mí y el “maña-
na” no llega. No me queda más que resig-
narme a ese “hoy” que a diario me pregunta:
¿Cuándo llegará el “mañana”?
30. 30
Perdono, pero no olvido
Perdono que te hayas ido, pero no olvi-
do cuando te quedaste; perdono dejar mis
labios rotos, pero no olvido cuando los sa-
naste; perdono dejarme triste, pero no olvi-
do cuando me alegraste; perdono dejarme
vivo, pero no olvido cuando me resucitaste;
perdono dejar de amarme, pero te prometo
que nunca olvidaré cuánto me amaste.
31. “Ya no sé qué hacer,
cada que intento olvidar tus
besos se me antojan tus labios”
32. 32
Dueles
Le dueles a las cuerdas de mi guitarra,
le dueles a mi tarde que se rinde ante la
noche, a la foto donde estamos abrazados,
al beso que nos dimos cuando me decla-
ré; le dueles a mi pluma, que grita en color
negro; le dueles al viento que te roza a dia-
rio; le dueles al licor con el que brindo tu
partida y le dueles a mi carta con la que te
enamoré; le dueles a mi luna, que se queda
sola de noche; a mi dolor que se desconoce,
a mi locura hasta la lucidez; le dueles a mi
mar, que se golpea contra la pared. A mí ya
no me duele: todo mi dolor ya se los regalé.
33. “Te dejo ir para que seas feliz,
sacrificándome,
como se esconde el sol,
para que la luna pueda existir”
34. 34
Sé
Sé que tú como yo, no concibes el sue-
ño, y no te culpo. Nuestro amor fue hermo-
so, no es para menos; sé que tú como yo
no puedes reír, lo entiendo, nuestro amor
se robó todas las risas y eso no se pue-
de fingir. Me han contado que me extra-
ñas, te entiendo perfectamente, yo siento
lo mismo, y en esas cosas no se engaña;
dicen que evitas pasar por donde solíamos
estar, no te preocupes, será imposible en-
contrarnos, yo también evito ese lugar; me
imagino que más de una vez has cance-
lado un mensaje antes de enviar, me ha
pasado, los míos también prefieren suici-
darse antes que hablar; sé que tu orgullo
te sabe mal, el mío está peor, sabe a te
extraño, sabe a ya no puedo más.
35. “Y no me pidas perder
la esperanza,
esa yo no la controlo
…ella es el antídoto,
defendiéndome del mal que
me hace tu abandono”
36. 36
Después
Le temo al después de tus besos por-
que se van tus labios; le temo al después
de tus ojos, porque dejan de verme; le temo
al después de tus pasos, porque se alejan;
le temo al después de tu desnudez, que se
convierte en vestidura; al después de tu
llegada, porque después te vas; le temo al
pasado mañana, que te desplaza al pasado;
le temo al después de dolerme, porque se-
ría olvidarte; le temo al después del somos,
que se convierte en fuimos; al después del
aquí estoy, que se convierte en un ¿dónde
estás?; le temo al después de tenerte, por-
que sigue perderte. Pero hay un después
que adoro, y es el después de tu ausencia,
porque te convierte en presencia.
37. 37
El amor siempre presente
Por fin entendí que el amor eterno no
se trata de vivirlo para siempre, sino de no
olvidarlo nunca; por fin entendí que la vida
eterna no es vivir para siempre, sino de ha-
cer de cada momento algo eterno; entendí
que la salud eterna es mantener el alma ac-
tiva para que deje acciones que nunca mo-
rirán; que la juventud eterna son las ganas
de soñar con un espíritu incansable; que la
felicidad eterna no es más que una sonrisa
demente que le sonríe a todo y que el po-
der eterno es la capacidad de dar cosas que
sirven para siempre. Por fin entendí que la
eternidad no es algo que dura para siem-
pre, sino que es el amor siempre presente.
38. 38
Esperar
Esperar en ocasiones implica pausar
el amor, implica postergar los buenos mo-
mentos, inclusive algunos besos que no se
podrán recuperar; esperar implica ansie-
dad y paciencia, y son dos cosas que nadie
tiene, pues implica tener esperanza y esta
solo pospone dolor y las ilusiones mata; es-
perar implica hacer esperar a las caricias y
no hay manos que no se cansen de espe-
rar, implica llorar mientras llega el consue-
lo; esperar implica sentarse a ver el mun-
do pasar, desesperar a las ganas; esperar
simple y sencillamente es fatal. Por eso no
esperes, actúa, ama hasta la locura, besa
sin pensar; actuar es hacer de una espe-
ranza una oportunidad, actúa y acaricia,
acaríciale al viento el alma, acaba con tus
manos de tanto palpar; actúa y complace
las ganas; actúa, no esperes, que muchos
se han muerto por esperar. Y el que actúa
muere viviendo, igual la vida se va acabar.
39. “Y volvernos a encontrar,
solo para darnos cuenta de que
nos hemos perdido”
40. 40
¿Para qué te pintas, mujer?
¿Para qué te pintas, mujer? ¿De quién
ocultas tu belleza?
¿Para qué te pintas, mujer? Si cuando
naciste, tu maquillaje ya venía incluido
en tu mirada.
¿Para qué te pintas, mujer? Los que en
verdad se enamorarán de ti no les va a
importar cómo te mires pintada.
¿Para qué te pintas, mujer? Si las cosas
más hermosas no se ven, se sienten, y a
la distancia de un beso, el maquillaje no
se aprecia nada.
¿Para qué te pintas, mujer? Si las flores
son naturales y las mariposas sin ellas
no son nada.
Para qué te pintas, mujer, si cuando te sue-
ño no recuerdo de qué color estás pintada.
Para qué te pintas, mujer, si cuando te
abrazo mi corazón se pega al tuyo, y ya no
alcanzo a ver tu cara.
Siempre me he preguntado: ¿para qué te pin-
tas, mujer? Si a mí me gustas despintada.
41. 41
La mató
Ella mató a la musa. Yo le decía: “no me beses”,
ignoraba que con cada beso concedido,
se nos acababan las veces.
Ella mató a la musa en cada mirada
coqueta que terminaba en relación,
le faltó saber que por cada beso, un verso
se suicidaba en alguna habitación.
El amor habló
mientras los poetas más callaban,
entre los silencios frustrados la letras
se amotinaban;
el pliego era simple, no matar a las musas,
las musas se negaban, decían:
“no somos excusas”
y ellas no negociaban.
El desgaste en la pluma era proporcional
a mis brazos en tu cintura
mientras yo tu piel rozaba, las hojas de
papel solas se destrozaban;
yo pedía desprecio para poder escribir,
pero tu aprecio se apoderaba de mí.
“¡No mates a la musa!”, te lo pedía gritando,
y tú, con una sonrisa de diosa,
la desangrabas gozando.
42. 42
Manías
Esa manía mía de apresurar el tiempo
para verte, como si quisiera morir pron-
to; esa manía tuya de ser ausencia, como
si no supieras que te necesito; esa manía
mía de perseguir tus ojos, queriendo com-
probar que sean reales; esa manía tuya
de sonreírme, como si no supieras que me
vuelves loco; esa manía mía de querer que
sea mañana para encontrarte, queriendo
vivirlo hoy todo; esa manía tuya de dejarte
ver siempre hasta mañana, me hace vivir
el tiempo desfasado de todos; esta manía
mía de no importarme si es lunes o martes,
prefiero a toda la semana llamarle por tu
nombre; esa manía tuya de hacerme feliz
con solo existir, como cuando Dios hizo a
la mujer de la costilla del hombre.
43. “Amar lleva tiempo,
amar es un proceso;
donde entre más se usa el
corazón y menos el seso,
amar es un acto involuntario.
Quien lo haga consciente
no lo hiciera a diario”
44. 44
No supimos pedir
Después de desearlo tanto, de inven-
tar encuentros, no supimos qué hacer
con cada beso; siempre nos confundía la
duda de calmarnos o perdernos en los ex-
cesos; nunca supimos dar continuación,
y esta se perdía entre el orgullo, la duda
y la razón; no supimos qué hacer con ese
abrazo, pudo durar siglos; pero sin saber,
preferimos desunirnos, no supimos qué
hacer con esa mirada, si confesarlo todo
o, por miedo, hacer nada; no supimos qué
hacer cuando nos descubrió una sonrisa,
y entre las cosas que nos decíamos la hici-
mos perdidiza; no supimos qué hacer con
nuestro reencuentro, y como no supimos
qué pedir y mucho menos amarnos, la
vida no supo qué darnos.
45. “¿Qué te parece si
volvemos a vernos?
Para equivocarnos, para volver
a sufrir y también ser feliz de
vez en cuando; creo que contigo
vale la pena cometer una y
otra vez los mismos errores”
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Tú tienes más culpa
Tengo noches sin dormir, unas son por
tu culpa, otras por mi culpa. Tu culpa es
no entender que te necesito, mi culpa es no
entender que no me necesitas, pero de los
dos tú tienes más culpa, porque entender
cuánto te necesito es más fácil que enten-
der que no me necesitas.
47. “Si usted me lo permite,
llegaré hasta donde necesite
para conquistarla.
Si no me lo permite, deseo que
encuentre quién la haga feliz
como yo lo he soñado.
Pero si no lo encuentra, usted
no se preocupe, yo todavía
estaré esperando”
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Flores para mi
Te mando flores porque no hay mejor
manera de honrarte, mujer, porque adornan
tu rubor cuando las hueles, porque maqui-
llan tu rostro con su reflejo; te mando flores
porque huelen como tu pelo, donde encuen-
tro en cada cabello un pétalo terso y bello; te
mando flores porque te adornan y te persi-
gue su belleza como un dogma, belleza que
no se cuestiona, porque la respuesta la da
tu aroma; te mando flores porque te gustan,
y a mí me gusta que te gusten. Te mando
flores por hacerme feliz. Siendo este un acto
egoísta a simple vista, entonces, en esencia,
las flores son para mí.
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Hay cada beso
Hay besos que sanan, besos que ena-
moran, besos robados, besos que duelen,
besos para despedirte, besos para llegar,
besos para amar, besos para llorar, besos
con continuación, besos con punto final.
Besos que matan, –besos que dudan– be-
sos sin labios, besos por curiosidad… besos
que no se olvidan, besos sin amor y besos
(para callar). Sin importar el tipo de beso,
bésame, bésame MUCHO, bésame sin pen-
sar. Sea cual sea el tipo de beso, quiero que
me beses por el simple acto de besar.
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Quiero ser tú
Quiero ser más tú para parecerme más
a mí, porque en ti me encuentro sin buscar-
me, porque me he dado cuenta que quiero
ser tú para que estés conmigo siempre, para
verte en cada sonrisa que me descubra el
espejo, para tomarte de la mano cuando me
sienta desamparado, para besarte sin bus-
carte. Quiero ser más tú para ser más yo y
conquistarte a diario, para que me veas des-
de adentro, sincero y sin horario. Para que,
al ser tú, decidir por ti quererme. Quiero ser
tú para ser más yo, porque entre más me
parezco a ti, más te amo.
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“Mientras”
Te regalo un “mientras” para toda la
vida, un “mientras” que te bese mucho,
uno que te sonría, uno que mientras exis-
tas él existe, un “mientras camines”, un
“mientras” que no miente mientras dura,
sin espacio mientras estemos juntos; te re-
galo un “mientras” que puedas tocar con
tus manos, olerlo y pegártelo al pecho como
un abrazo, uno que durará mientras lo
quieras, un “mientras” que no muere has-
ta que se alejen tus pasos, uno que revive
cuando regresas, uno que detiene el tiempo
con una mano; este es un “mientras” para
siempre, que existe porque existes, porque
está hecho de tu barro.
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Mentí
Le mentí a mis manos, les dije que tu
piel era perfecta, que en ella no había nada
malo; le mentí a mis prejuicios, le dije que
tu comportamiento era normal, el más hu-
mano; te mentí, exageré un poco con mis
virtudes, quería sorprenderte; inventé ap-
titudes, le mentí a enero, le dije que ya era
febrero y así celebrar que te amo. Quiero
pedir perdón, he fallado, he mentido, pero
en mi defensa, nunca antes me habían
gustado así unos labios; pido perdón de
antemano, pero no hay mentira más piado-
sa que la que se hace por estar enamorado.
53. “Daría todo lo que tengo por
todo lo que me haces falta”
54. 54
Que no te asuste
Que no te asuste el verme así de ena-
morado en tan corto tiempo; quiero aclarar
que no estoy enamorado de ti, estoy ena-
morado del futuro que imaginé a tu lado.
Me enamoré de la foto en nuestra sala de
cuando estemos casados, del desayuno que
compartiremos el domingo, de mi mano to-
mando la tuya caminando por el mar.
No te asustes si te beso desesperado, es
que es como si quisiera apresurar el tiem-
po para conocer a ese hijo que sé me darás.
También me enamoré del jardín que cuida-
ré mientras tú me preparas el café, del lado
de la cama en el que sé que dormiré.
Me enamoré de esa discusión sin sentido,
que en esencia son reconquistas; me ena-
moré del beso de despedida en las maña-
nas, de esa sonrisa que me estará esperan-
do cuando llegue de trabajar.
Así que cuando sientas que exagero al que-
rerte tan pronto, quiero que entiendas que
no estoy enamorado de ti, sino del futuro
que puedo vivir contigo, y construir el pre-
sente es la mejor manera de predecir.
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Me siento
Me siento como un obsesivo, observan-
do una y otra vez tu foto, revisando cada
detalle y pidiéndole respuesta a tus ojos;
me siento impotente ante una imagen que
no habla, pero que por sí sola expresa todo
lo que adoro; me siento estúpido emba-
rrándome la imagen a mi cara, queriendo
sumergirme en ella, y solo la lleno de lágri-
mas que ensucian tu rostro. Me siento, me
siento y me siento, y entre tanto que me
siento, no hay espacio para decir te siento.
56. 56
¿Quiénes somos nosotros?
Nos mirábamos, nos sonreíamos sin
darnos cuenta de que nuestras almas se
enamoraban cobardemente a nuestras
espaldas y se intercambiaban cartas de
amor cada que nos cruzábamos, viéndo-
se fijamente cuando nosotros nos dába-
mos la espalda.
Cada que nosotros nos despedíamos ellos
se decían un adiós que significaba “has-
ta pronto”, y mi alma te robaba un beso
cuando la tuya se descuidaba. La hora
ha llegado y vienen y preguntan que si
pueden estar enamorados, a lo que yo
contesto: “¿Quiénes somos nosotros para
mantenerlos separados?”
57. “Yo, siendo un gran estratega,
no pude con el ejército
de una sola mujer”
58. 58
Te quiero como para amanecer un do-
mingo en tus brazos, con despertador en
tus besos, por cobijas tus brazos; te quiero
como para acariciar tu pelo, por el placer
de mi mano; te quiero para inventar ex-
cusas para no quererte, por no reconocer
cuánto te amo. Te quiero como para pasar
toda la vida a tu lado.
59. “Ella tiene tanta poesía en los
labios, que cuando me besa y
me contagia, no puedo parar
de versarla”
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No me subestimes
No te subestimes y llegues a saludarme,
no creas que te olvidé tan pronto. Que no
se te haga fácil sonreírme, eso me vuelve
loco. No te subestimes y halagues mis ojos,
eso me trae recuerdos que me hacen olvi-
dar que ya no somos. Que no se te haga fá-
cil llegar y decirme “¿cómo estás?”, no vaya
a ser que se me salga decirte que te extraño
un poco. No te subestimes, porque no vaya
a ser que yo te subestime y se me haga fácil
aprovecharme de todo.
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Quizá
Quizá en otra ocasión, cuando el sol
vuelva a iluminar tus ojos de forma exac-
ta para enamorarme, quizá en esa ocasión
te entrego estos besos que me quedé con
ganas de darte. Quizá en otro momento la
vida vuelva a juntarnos, esa vez seré más
certero y nada podrá separarnos.
Quizá en otra ocasión pueda abrazarte más
veces, qué importa si no alcanza el tiempo,
ya habrá otro en que quizá pueda hacerlo.
Quizá la vida nos regrese la oportunidad de
amarnos, quizá este no era el momento y
nos está ayudando. Quizá no te dije lo sufi-
ciente cuánto te amo, quizá en otra ocasión
pueda comprobarlo. Quizá todo esto pase,
pero lo que sí es seguro, es que yo no sobre-
viviré sin ti para aprovecharlo.
62. Para olvidar los besos que nos
dimos en las noches y que nos
robamos, llegué a la conclusión
de que lo más sensato que puedo
hacer es volverme loco.
63. Existen musas que inspiran
antes de conocerlas, cuando
las conoces, cuando las amas
y otras aun cuando ya las has
olvidado. Y existes tú,
que me inspiras siempre.
64. El que quiere busca, pero solo
el que ama encuentra.
65. Y es que cuando volteo
a tus ojos y me ves,
en vez de hablarte de tú,
le quiero hablar de usted.
66. “Si supieras lo que te deseo,
por pura compasión ya
estarías entre mis brazos”
67. Y ahora que no estás,
me hacen tanto bien los besos
que no me diste.
68. No nos buscamos,
y por orgullo no nos vemos,
argumentando saber lo que
valemos, sin darnos cuenta que
el uno sin el otro no vale nada.
69. He regresado porque,
después de buscarte tanto,
me di cuenta de que el único
lugar en el que podía
encontrarte, es en ti.
70. se terminó de imprimir en junio del 2015
en los Talleres Gráficos de Ediciones ILCSA S.A. de C.V.,
Calzada Tecnológico 909, Otay Universidad,
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