El documento argumenta que la ira es un sentimiento estéril que daña más al que la experimenta que a quien va dirigida. Explica que la ira surge cuando nos sentimos atacados, ignorados, engañados o frustrados, pero se prolonga cuando pensamos que las cosas deberían ser diferentes o que alguien se siente superior. También se usa la ira para evitar relaciones cercanas o para sentirse fuerte. Experimentar ira constantemente puede dañar la salud física y mental y las relaciones personales.