2. Desde el mismo inicio del garabato podemos analizar diferentes
aspectos, si bien, cuando el dibujo toma una especial relevancia en la
evaluación es a partir de los 4- 5 años, momento en el que está
consolidado.
A continuación se exponen algunos de los elementos que pueden ser
susceptibles de observación y evaluación en las primeras etapas del
niño.
3. Lo hace de forma tranquila o lo agarra fuertemente. Su trazo será
seguramente aún torpe pero si los agarra de forma forzada puede ser un
indicador de tensión. Es aconsejable que le indiquemos tranquilamente
como debe cogerlos, pero dejándole cierta libertad en sus primeros
encuentros con el papel para que vaya experimentando.
4. ¿Disfruta el niño con la actividad? ¿Solicita los lápices?
Debemos verificar si está pendiente de lo que hace fijando la mirada en
el papel o simplemente se limita a hacer movimientos con el lápiz sin
prestar atención. En éste último caso deberíamos intentar corregirle y
que atendiera visualmente a lo que está haciendo. Si no está motivado
para pintar mejor dejarlo para otro momento. No forzarlo.
Una inclinación natural hacia el dibujo es buen indicador de la
capacidad de aprendizaje posterior.
5. ¿Ver el espacio que ocupa en el papel puede darnos algunas pistas. En
general ocupar todo el espacio se asocia a confianza, seguridad, ganas de
explorar el entorno, etc. Cuando el espacio ocupado se reduce a alguna
zona en concreto o los garabatos son pequeños se interpretaría en
sentido contrario, es decir, timidez, retraimiento, introversión.
6. Un trazo firme, seguro y estable al hacer el garabato puede significar
soltura de movimientos, ganas de explorar, de experimentar, buena
predisposición al juego, a aprender, etc. Si el trazo se efectúa con exceso
de presión o velocidad puede ser un indicador de impulsividad o falta de
control.
7. En general, los niños empiezan dibujando formas rectilíneas para
progresivamente incorporar las formas onduladas. Una vez pasada la
etapa de los primeros garabatos, cuando se empieza a adquirir un poco
de destreza con el dibujo, las líneas rectas largas trazadas de esquina a
esquina del papel, en especial las ascendentes, pueden ser indicadores
de cierta agresividad hacia el exterior o falta de control de impulsos. Por
el contrario, los trazos con predominio de las formas onduladas o
redondeadas son propias de niños con mayor control sobre sí mismos y
quizás de mayor complicidad afectiva con las figuras de apego.
8. En general, los niños empiezan dibujando formas rectilíneas para
progresivamente incorporar las formas onduladas. Una vez pasada la
etapa de los primeros garabatos, cuando se empieza a adquirir un poco
de destreza con el dibujo, las líneas rectas largas trazadas de esquina a
esquina del papel, en especial las ascendentes, pueden ser indicadores
de cierta agresividad hacia el exterior o falta de control de impulsos. Por
el contrario, los trazos con predominio de las formas onduladas o
redondeadas son propias de niños con mayor control sobre sí mismos y
quizás de mayor complicidad afectiva con las figuras de apego.