2. Garabateo controlado
En algún momento, el niño descubrirá que hay una vinculación entre sus movimientos y los
trazos que ejecuta en el papel. Esto puede suceder unos seis meses después de que ha
comenzado a garabatear. Aquí el niño ha descubierto el control visual sobre los trazos que
ejecuta.
El disfrutar de este nuevo descubrimiento
estimula al niño y lo induce a variar en sus
movimientos. Ahora, las líneas se pueden repetir,
y a veces las dibuja con una gran dosis de vigor.
Se pueden trazar horizontalmente,
verticalmente o en círculos.
3. Alrededor de los tres años ya se aproxima a la forma de tomar el lápiz que tiene el adulto.
Comprende mejor lo que es tratar de copiar una raya o una cruz, además puede copiar un
círculo pero no un cuadrado.
Los garabatos ahora son mucho más elaborados y en algunas ocasiones el niño descubre
ciertas relaciones entre lo que ha dibujado y algo del ambiente. Este control sobre el
garabato también se refleja en el dominio que adquiere sobre otras partes del ambiente.
4. Lowenfield, 1980
El trayecto de la línea cierra la forma, otras veces de manera intencionada y fruto
del control viso-motor, aparecen las primeras figuras cerradas regulares e
irregulares.
Artista abstracto.
Los trazos no se diferencian de los anteriormente elaborados, en extensión
espacial, presión, etc, sino por la actitud del niño quien, consciente de que su gesto
provoca un resultado gráfico, comienza a controlar su garabateo.
5. Se prolonga hasta que la actividad
comienza a interpretarse como la
imagen de un objeto.
El control que van alcanzando en
su gráfico va produciendo una
serie de patrones tipo (Kellogg,
1980) que repiten prácticamente
todos los niños y las niñas.
6. A medida que va realizando trazos, el dibujo se va perfeccionando. Lo que antes eran rayas
desordenadas hechas sin ningún control, empiezan a tomar forma. Comienza la relación de lo
kinestésico (capacidad de usar todo el cuerpo para expresar ideas y sentimientos) con los
pensamientos. Descubre el control visual sobre los trazos que ejecuta, por tanto son ahora
garabatos controlados.
En esta etapa los trazos suelen ser más largos, y aunque aún toman una dirección
impredecible, los realizan con entusiasmo y se esmeran por llenar toda la hoja. Aparecen
reiteraciones de trazos circulares, líneas cortadas, puntos, etc. con centros de intersección.
7. Al placer de realizar movimientos que le resultan agradables se suma ahora la satisfacción
de que empieza a dirigir su mano. En esta etapa de garabatos controlados, que abarca hasta
aproximadamente los tres años de edad, se inicia la verdadera integración visual y motriz, la
cual se completa al llegar a las primeras etapas de la adolescencia.
A diferencia de la etapa anterior, ahora sí hay una intención representativa. Intenta
reproducir un pensamiento o algo que ha visto, aunque un adulto no puede reconocer lo que
ha representado. A veces anuncia lo que va a dibujar y otras cambia de idea sobre la marcha.
8. Bibliografía
La educación visual y plástica hoy: Educar la mirada, la mano y el pensamiento
http://www.bebesymas.com/desarrollo/dibujo-infantil-el-garabato-y-sus-fases