El documento discute la importancia de la imagen del maestro. Argumenta que la forma en que un maestro se viste denota respeto por la profesión y motiva el aprendizaje de los estudiantes. Relata la historia de un maestro pobre que siempre se vestía impecablemente con un terno para ir a trabajar a pesar de vivir en la pobreza, demostrando dignidad y compromiso con su labor. Concluye que una buena imagen es tan importante como la enseñanza misma, y que los maestros deben vestirse de manera digna que sir
1. EL DOCENTE
EL DOCENTE
”La imagen del docente es
importante, no entiendo a los
docentes que van al aula con
jean ,zapatillas, polos o buzo, es
una falta de respeto hacia los
alumnos y hacia nuestra labor.
Una imagen vale más que
mil palabras, el vestir
adecuado denota respeto
y amor por nuestra
profesión, hacia nuestros
alumnos y las buenas
ganas de empezar un día
de labor.
2. EL MAESTRO ES EL FACILITADOR DEL APRENDIZAJE.
El viejo dilema shakesperiano en el aula - ¿Ser y parecer?" nos habla sobre la
forma adecuada del maestro al vestirse a pesar de su pobreza, nos dice también
del amor hacia nuestra profesión , no habla del uso del uniforme sino de la
manera adecuada al vestirse.
En una cultura de imagen, en la cual todo entra por los ojos, la observación de la
realidad, da curso a una de las operaciones de pensamiento que es la
percepción, indispensable para todo proceso de aprendizaje. Por eso, es
necesario tener presente el dilema que Shakespeare nos presenta en Hamlet: ser
o no ser y adecuarlo a nuestra era y… particulares circunstancias: ser y parecer.
3. ¡Cómo siempre el viejo dilema! En realidad detrás de
este dilema se esconde un gran pensamiento filosófico
que es la duda, la controversia, precisamente, lo que ha
permitido al ser humano avanzar. En educación, hay que
creer en verdades relativas y no absolutas ya que el
conocimiento es amplio y modificable; pero, por qué un
maestro o maestra debe tener presente este principio
filosófico más un valor agregado que es el parecer; la
respuesta es simple, pues porque todo estudiante debe
estar motivado por quien dirige su aprendizaje y la
presencia es muy importante para lograrlo. ¡Buena
presencia sin mucha plata!
4. Un maestro provinciano era muy querido, entre otras cosas, porque llegaba muy
temprano a laborar cada día; además, porque sus clases eran muy creativas y
siempre diferentes; sin embargo, causaba aun más impacto en él, el terno que usaba
diariamente para trabajar- siempre el mismo: impecable, con una camisa que dejaba
ver la pechera y los puños muy blancos y limpios- a manera de un uniforme.
Inspiraba autoridad y respeto con solo mirarlo. Se desconocía dónde vivía; por
eso, el único día que faltó, se dedujo que era por algo muy malo. Sus compañeros
fueron a buscarlo y tras horas de ascender por las quebradas, cuando todas las
casitas desaparecían y se suponía que ya no había nada, llegaron a una choza
paupérrima. Ingresaron con recelo y vieron lo que nunca imaginaron: a aquel
ejemplar maestro quien vestía como cada día, su terno negro y su camisa blanca. Sus
zapatos bien lustrados, pero estaba inerte, tendido sobre el suelo, pues la muerte lo
sorprendió cuando se disponía a ir a laborar. Sus compañeros, al contemplar la
miseria que lo rodeaba, lo admiraron aún más. No comprendían cómo sus zapatos se
veían tan impecables, como si fuera a descender por las pistas y veredas más
relucientes. Se acercaron a acomodarlo y uno de ellos lo cogió del saco, tratando de
arreglarle la camisa que, tal vez por el impacto de la sorpresiva muerte se
movió, pero se quedó con la pechera en la mano y notó que no había camisa. Ese
maestro era tan pobre que, a falta de una buena camisa, usó cada día una pechera y
los puños superpuestos para dar el aspecto de un terno completo. Sus compañeros
se impresionaron aún más y no dudo de lo mucho que aprendieron pues los grandes
maestros inclusive con su muerte saben enseñar algo. Murió con dignidad.
5. ¡Una buena imagen es tan contundente como mil palabras! Un buen maestro
piensa en todo, en el conocimiento, en sus acciones, en los valores que
demostrar, en su apariencia que debe ser digna de imitarse. La actividad
docente nos deben orgullecer y no ser motivo de vergüenza. Nuestros
estudiantes deben querernos antes que al curso que desarrollamos. Por eso, si
no nos interesa nuestro aspecto, habremos perdido la posibilidad de
agradarles y a través de ese agrado, la de motivar su aprendizaje.
Naturalmente, esta opinión se dirige a los docentes de todos los niveles de
educación, pues, es justo y necesario, la proyección de una buena imagen, que
inspire seguridad, esmero, respeto y buen gusto a nuestros estudiantes de
todas las instituciones educativas, de todo lugar, de todas las edades y de
todos los tiempos.