Piccato, P. - Historia mínima de la violencia en México [2022].pdf
El poder de la productividad
1. Nombre: Jorge Francisco Martínez López
No. Cuenta: 20112005461
El Poder de la productividad
William L. Lewis, en su libro El Poder de la Productividad, desarrolla un análisis sobre
el papel de la productividad en el desarrollo de una economía. La mayoría de los
analistas colocan la fuente del subdesarrollo económico en la
distribución inequitativa de la riqueza, en los desequilibrios macroeconómicoso
en los términos de intercambio. Sin embargo, Lewis, en este libro, demuestra que
la variable clave en esta era de flexibilidad es la productividad.
Según Lewis, más allá de las políticas macroeconómicas, el análisis convencional
dice que las diferencias en el desempeño económico entre países es función de
diferencias en, digamos, los mercados laborales. Lewissostiene, por otro lado, que
las diferencias en la materia de competitividad de los mercados de bienes son
mucho más importantes que la política macroeconómica. Este punto es relevante
ahora, en el debate económico, ya que el principal desafío de la política
económica no es estabilizar (aunque sí se debe sostener un ambiente de
estabilidad, que es una tarea diferente a la de estabilizar), sino, en el marco de
ese clima de estabilidad, hacer lo necesario para regenerar el crecimiento, es
decir, hacer lo necesario para flexibilizar las estructuras actuales, con el fin de
permitir alcanzar mayor grado de productividad.
Lewis defiendeuna tesis contra intuitiva, y políticamente explosiva, al decir que la
educación de la fuerza laboral no es garantía de éxito económico. Un alto nivel
educativo no es garantía de alta productividad. La realidad es que a pesar del
nivel educativoque se pueda llegar a alcanzar, los trabajadores de una fuerza
laboral requieren capacitación y adiestramiento constante, producto de los
veloces cambios que se están dando en el plano de la tecnología moderna.
Asimismo, varios observadores ven el accesoal capital y el desarrollo de
mercados de capital, como un factor determinante entre una economía con
crecimiento productivo. Si hay inversión de países ricos en países pobres, éstos se
volverán ricos. Esto, dice Lewis, es un mito. La inversión por sí sola no es la solución.
Más bien, la solución se encuentra en la manera de organizar y ejecutar las
fuerzas laborales, y el uso del capital. Ello implica una estructura de instituciones
que faciliten y estimulen la productividad. Si los países pobres mejoran la
productividad, tenderán a atraer nuevas inversiones, tanto domésticas, como
extranjeras.
2. La política económica es determinante para la productividad. Por ejemplo,
existen medidas que se ven como garantes de justicia social, por ejemplo, tarifas
a ciertos bienes de importación, préstamos blandos, subsidios, altos costos de
despido laboral, y otros. Sin embargo, la gran mayoría de estas medidas
desestimulan la productividad, y con ello las posibilidades de distribuir
oportunidades de crecimiento. De igual forma, una intervención crecientedel
gobierno en la economía implica una sub-óptima utilización de recursos, que de
por sí son escasos, lo que a su vez requiereuna fuerte carga tributaria. El
barómetro de la baja productividad de los recursos en un país es la economía
informal. En nuestro caso, le diríamos a Lewis, es también el nivel de las remesas.
Es falso decir que la producción, por sí sola, es suficiente para generar mayor valor
económico. Es falso, por ende, que los negocios internos requieren privilegios
internos, o protecciones a la medida. La producción es función del consumo. La
finalidad de producir es consumir. Otro reflejo importante de una cultura de
productividad es el respeto a una cultura donde se reconocela soberanía del
consumidor.
Los estudios realizados por el equipo de Lewis en los siguientes años mostraron
que, efectivamente, Estados Unidos seguía siendo el país más productivo, en
promedio, aunque hubiese varias industrias en las que otros países eran mejores.
En el libro, Lewis va presentando los resultados de estos estudios y deriva de ellos
conclusiones sumamente interesantes, que van en contra de la sabiduría
convencional, perotambién de una buena proporción de los sabios estudios
académicos de los economistas.
Desde el prólogo, Lewis establece diez conclusiones del estudio: 1) Es necesario
hacer estudios sectoriales para entender el desempeño económico; 2) las
diferencias en los mercados de productos son más importantes que las que
existen en mercados de capital y trabajo; 3) el Consenso de Washington
menospreció la competencia económica, y por ello no ha dado los resultados
esperados; 4) la educación, por el contrario, ha sido sobreestimada, y su impacto
en la productividad no es tan relevante; 5) lo mismo ocurre con la inversión, que
no provoca crecimiento, al revés: es el desempeño de la economía lo que atrae
la inversión; 6) las medidas sociales de los gobiernos distorsionan la economía y
reducen la generación de riqueza, hay que escoger entreellas; 7) los gobiernos
grandes destruyen la economía; 8) las élites son responsables de la existencia de
esos gobiernos grandes, porque de ahí extraen beneficios para ellos; 9) la
inversión extranjera debe ser promovida y no obstaculizada; 10) lo más importante
en la economía no es la producción, sino el consumo.
Lo que Lewis logra encontrar, por ejemplo, es que en Japón la indudable
productividad de la industria automotriz y la del acero son superadas por la
3. mediocre productividad del sector construcción y el de ventas al menudeo,
llevando a un promedio de productividad que hace que Japón no tenga mucho
futuro. En el sector de ventas al menudeo, Europa sufre del mismo mal. Y Lewis
asegura que las innovaciones de Walmart han sido determinantes para la
productividad estadounidensey las limitaciones de Europa y Japón.
El gobierno enfrenta dos enormes desafíos. Por un lado está el medular, que
consiste en atacar las fuentes y causas de todas estas distorsiones. Algunas de
ellas tienen que ver con prioridades que, históricamente, los gobiernos mexicanos
abandonaron y que ahora se han convertidoen retos monumentales: entre estos
los más obvios son todo el sistema de justicia (desde los ministerios públicos y las
procuradurías hasta los tribunales), la (in)seguridad pública y la tolerancia al
abuso que los monopolios energéticos le imponen a la sociedad y economía.
Otras son producto de reformas incompletas, de nuevas realidadesy de
problemas desatendidos. Por donde lo vea uno, el reto es mayúsculo.
El otro desafío es quizá más simple en concepto, pero igual de oneroso en la
práctica. El sector industrial del país se divide en dos grupos: uno que es hiper
competitivo y el otro que depende de la protección gubernamental. En números
gruesos, el primero representa al 80% de la producción y emplea al 20% de la
mano de obra; el segundo representa al 80% de las empresas y a la misma
proporción de la mano de obra pero produce menos del 20% del total. El
problema no son las proporcionessino, volviendo al tema de fondo, que esas
empresas no competitivas (igual grandes que chicas) le restan productividad a la
economía y, por lo tanto, castigan al crecimiento. En lugar de contribuir al
desarrollo del país, lo limitan. Nadie en el gobierno ignora esto y su dilema es
obvio: eliminar la protección contribuiría a acelerar el crecimiento perogeneraría
un problema de quiebras y desempleo. La contradicción es obvia: el mismo
gobierno que hace suya la productividad acaba de elevar la protección y
subsidios a ese sector industrial.
La única solución posible reside en resolver los problemas causados por el
gobierno -seguridad, infraestructura, contratos, competencia, eficiencia en el
gasto e impuestos más racionales y los monstruos energéticos- a fin de que
muchas más empresas quieran invertir en el país y esto permita absorber la mano
de obra que resultaría de la eliminación de la protección. En esto no hay de dos
sopas ni hay solución sin riesgo: el gobierno da el paso o seguimos atorados.
4. En el libro "El Poder de la Productividad", WilliamLewis compara la industria de la
construcción en Brasil, EU y México. Su conclusión es : un trabajador mexicano sin
mayor educación o habilidades puede ser tan productivo como el obrero
alemán más calificado. Lo que diferencia a países como México y Brasil de EU y
otros países ricos, dice Lewis, es el contexto en que operan las empresas que crea
condiciones para que la economía prospere poco o mucho. La clave del
crecimiento está en la productividad y todo lo que contribuye a incrementarla
favoreceel crecimiento, y todo lo que la impide lo reduce.
Por esto la decisión del Gobierno de volver a la productividad el eje de su
estrategia económica es tan trascendente. "La productividad", dice Krugman, "no
lo es todo, pero en el largo plazo es casi todo. La capacidad de un país de
mejorar sus niveles de vida depende, casi enteramente, de su capacidad para
elevar su producción por trabajador". La productividad resulta de todo lo que
ocurre en la economía y por eso es una medida crucial de su desempeño.
Cuando el Gobierno adopta este indicador como eje nos dice que está dispuesto
a atacar las causas de los nivelestan pobres de crecimiento de la productividad
que ha evidenciado el País últimamente.
La intervención del Gobierno es crucial en el entorno en que operan las empresas
y esa incidencia, dice Lewis, es casi siempre negativa. Un Gobierno pesado y
poco eficiente implica costos adicionales para las empresas (más impuestos) sin
que obtengan mejores servicios. Peor, las empresas más productivaspagan más
impuestos que las menos productivas, lo cual distorsiona el mercado. La
protección de intereses particulares -sindicatos, monopolios gubernamentales,
empresas y empresarios favoritos, prácticas monopólicasprivadas, inseguridad,
disfuncionalidad del Poder Judicial, aranceles elevados, subsidios-implica
desproteger a los demás, pero en particular la distorsión permanente de los
mercados donde las empresas operan. Las acciones gubernamentales impactan
a la productividad, por lo que el reto del Gobierno es monumental e interno:
todos esos intereses que se benefician de las distorsionesque causa el Gobierno
están en él, dentro de su partido o son cercanos a éstos.
El desafío es quizá más simple en concepto, pero igual de oneroso en la práctica.
El sector industrial del País se divide en dos grupos: uno hipercompetitivo y otro
que depende de la protección del Gobierno. El primero representa al 80 por
ciento de la producción y emplea al 20 por ciento de la mano de obra; el
segundo representa al 80 por ciento de las empresas y a la misma proporción de
mano de obra, pero produce menos del 20 por ciento del total. El problema no
son las proporciones, sino que esas empresas no competitivas le restan
productividad a la economía y castigan al crecimiento.
5. En lugar de contribuir al desarrollo, lo limitan. Nadie en el Gobierno ignora esto y
su dilema es: eliminar la protección contribuiría a acelerar el crecimiento, pero
generaría quiebras y desempleo. La contradicción es obvia: el mismo Gobierno
que hace suya la productividad acaba de elevar la protección y subsidios a ese
sector industrial.
La única solución posible está en resolver los problemas que causa el Gobierno -
seguridad, infraestructura, contratos, competencia, eficiencia en el gasto e
impuestos más racionales y energéticos para que más empresas quieran invertir
en el País y esto permita absorber la mano de obra que resultaría de la
eliminación de la protección.
Bibliografía
http://www.asuntoscapitales.com/articulo.asp?ida=1743
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/88562.html
http://www.cidac.org/esp/cont/publicaciones/Los_dilemas_de_la_productividad.
php
http://no-al-populismo.blogspot.com/2013/06/los-dilemas-de-la-
productividad.html