Cinco factores determinan el riesgo de pérdida auditiva: la intensidad del ruido, el tipo de ruido, el tiempo de exposición, la edad y la susceptibilidad individual. La exposición prolongada a ruidos intensos puede causar pérdida auditiva temporal o permanente, así como otros problemas de salud como estrés, insomnio y enfermedades cardíacas. Los dosímetros miden el nivel de presión sonora y el tiempo de exposición para evaluar el riesgo auditivo.