La fábula escrita por Oliver Clerc nos alerta sobre los cambios que se van produciendo poco a poco a nuestro alrededor sin que nos demos cuenta de ello, lo cual impide que podamos tomar las medidas correctivas a tiempo. Según estudios realizados cuando un cambio se introduce de forma lenta en nuestras vidas o en nuestras organizaciones, no lo logramos percibir conscientemente, impidiendo que nos preparemos para dar una respuesta o para reaccionar a una situación que pudiera volverse peligrosa, incómoda e insostenible. Una de las herramientas que nos permite detectar estos cambios son indicadores de gestión.
El sindrome de la rana y los indicadores de gestión
1. El síndrome de la rana y los indicadores de gestión.
"Imagínense una cacerola llena de agua fría en la cual nada tranquilamente una ranita. Un pequeño fuego se enciende bajo
la cacerola, y el agua se calienta lentamente. El agua despacio... despacio... se va poniendo tibia, y la ranita encuentra esto
más bien agradable, reconfortante y continúa nadando. La temperatura del agua sigue subiendo y el agua se pone más
caliente de lo que la ranita pueda gozar, lo que hace que se sienta algo cansada y aturdida pero, no obstante eso, no se
asusta. Ahora el agua está verdaderamente caliente y la ranita comienza a encontrar esto desagradable, pero está muy
debilitada; entonces soporta estoicamente y no hace nada. La temperatura continúa subiendo, hasta cuando la ranita
termina simplemente cocinándose y muriendo.” La pregunta clave es: ¿Qué mató a la rana? Es probable que algunos digan
que fue el agua hirviendo pero, lo que realmente mató a la rana fue su propia incapacidad para percibir y decidir el momento
en que debía saltar de la olla.
Esta aleccionadora fábula escrita por Oliver Clerc pretende alertarnos sobre los cambios que se van produciendo poco a
poco a nuestro alrededor sin que nos demos cuenta de ello, lo cual impide que podamos tomar las medidas correctivas a
tiempo. Según estudios realizados cuando un cambio se introduce de forma lenta en nuestras vidas o en nuestras
organizaciones, no lo logramos percibir conscientemente, impidiendo que nos preparemos para dar una respuesta o para
reaccionar a una situación que pudiera volverse peligrosa, incómoda e insostenible.
La mejor forma detectar con rapidez y precisión las desviaciones en una organización se logra al implementar el uso de
indicadores de gestión también conocidos como kpi (key performance indicator). Como sabemos los indicadores de gestión
son instrumentos que permiten evaluar en qué medida se han logrado los objetivos estratégicos en un periodo
determinado, por tanto reflejan cuáles fueron las consecuencias de las acciones tomadas en el pasado en una organización
y a la vez, con el debido análisis, sientan las bases para las decisiones y acciones a tomar en el presente y en el futuro. Medir
es comparar una magnitud con un patrón preestablecido, por ello los indicadores representan una unidad de medida
gerencial que permiten evaluar el desempeño de una organización frente a sus metas, objetivos y responsabilidades. En tal
sentido es fundamental elegir las variables críticas para el éxito del proceso y asegurar una gestión eficaz y eficiente.
Todo indicador ha de proporcionar una calidad y una cantidad razonable de información imprescindible para informar,
controlar, evaluar y tomar decisiones; debe ser relevante. Su cálculo no puede dar lugar a ambigüedades; debe ser preciso.
No debe permitir interpretaciones contrapuestas; debe ser inequívoco. Ha de estar disponible en el momento adecuado
para la toma de decisiones; debe ser oportuno. Es apropiado a lo que se pretende medir; debe ser pertinente. Es lo
suficientemente eficaz para identificar variaciones pequeñas, debe ser sensible y todo ello teniendo en cuenta que los costos
de obtención no superen los beneficios potenciales de la información generada.
Los directivos deben tomar decisiones constantemente y para ello es necesario conocer en tiempo real los indicadores de
gestión, de lo contrario se marcha a ciegas y se toman decisiones en base a suposiciones, a la intuición o al “ojímetro”. Los
indicadores permiten saber si se está en el camino correcto o no en cada área y/o proceso. Invertir recursos en diseñar y
utilizar disciplinada y sistemáticamente un sistema de control de gestión que le dé un sólido y oportuno soporte a su
función de administrador, puede evitar que usted y su organización terminen cocinándose como la rana de la fábula
de Clerc.
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Sandro Barreto Reyes