El documento discute las bases biológicas y el tratamiento farmacológico de la agresividad. Explica que la agresividad puede deberse a desequilibrios en los sistemas serotoninérgico, glutamatérgico y GABAérgico. Los antidepresivos ISRS y el litio han demostrado ser efectivos para reducir la agresividad impulsiva, mientras que los antipsicóticos atípicos y los anticonvulsivantes también pueden ser útiles en ciertos casos.