Este documento contiene una carta de un padre a su hija en el día de su boda, dándole consejos sobre el matrimonio. Luego incluye 25 poemas del autor reflexionando sobre la vejez y lo que ha aprendido a través de su vida. Los poemas tratan sobre apreciar la vida y la libertad que viene con la vejez, vivir en el presente, y estar en paz consigo mismo y con los demás.

1. José S. Martínez A.
ESTA EDAD
Socorro Martínez

2. José S. Martínez A.
ESTA EDAD
José Socorro Martínez Aguilar
(México)

3. José S. Martínez A.

4. José S. Martínez A.
Esta edad
Primera edición
Año 2013
Derechos reservados
ISBN _______

5. José S. Martínez A.
1
CARTA
Querida hija:
Ahora que te casas, es buena oportunidad de dejarte escrito algo:
La existencia no admite representantes.
Nadie puede hacer por ti lo que tú misma debes hacer.
Nadie puede saber por ti.
Nadie puede crecer por ti.
Nadie debe tomar decisiones porque sean fáciles, ni porque resulten económicas, ni
porque los demás las esperen; se deben tomar porque sean las correctas.
Un hogar lo hacen las personas con el ambiente que se crean para vivir, por la paz que se
siente entre los dos, por las buenas energías de los que se rodean.
No se puede cambiar a otro adulto, sólo cambia uno mismo cuando la relación le aporta
cosas tan importantes que superan el ego y la inmadurez, que impiden aceptarse tal como son.
Cuando la relación es de aporte mutuo, se aprende a desaprender. Los seres humanos
somos seres en construcción toda la vida.
El matrimonio es una aventura extraordinaria hacia el crecimiento; es un reto difícil, pero
la mujer y el hombre vienen a este mundo preferentemente para vivir en pareja.
Quiero que sepas que me siento infinitamente orgulloso de ti, de todos tus logros y de tu
manera de ser.
Persigue tus sueños, sigue el sendero que te has trazado y forja tu destino. Recuerda que
cuentas con mis brazos abiertos, sin importar los giros que dé la vida.
Sé que no prestarás mayor atención a mis indicaciones, consejos o admoniciones. Estás
enamorada y aparte eres una extensión de tu madre, el modelo de tu rol, tu mapa biológico y
emocional que te ha marcado. Eres una copia de tu madre y al mismo tiempo una persona
totalmente distinta y única.
Llenaste mi hogar con tu risa de niña y alegras mi crepúsculo con tus talentos y virtudes.
Vive tu vida como quieras para ser feliz, pero no olvides nunca que nuestro corazón es tu
casa y que nadie en el mundo te querrá más que tu madre ni será más solidario contigo que tu
familia. Eso es lo hermoso de la familia, que pase lo que pase contarás con ella toda la vida.
Te dedico los versos siguientes para que veas cómo se piensa al final del camino.
Papá Coco.

6. José S. Martínez A.
2
A mi hija Jomara...
ESTA EDAD
Jojutla, diciembre 2013
I
Envejecer no es poca cosa,
es increíble,
es la mejor edad, es cosa hermosa...
¡Llegar a viejo es un privilegio!...
Las fuerzas disminuyen
pero, se es más libre...

7. José S. Martínez A.
3
II
He llegado a esta edad,
la edad maravillosa
a la que no todos llegan
por más que luchen,
por más que tengan,
por más que sepan,
por más que quieran...

8. José S. Martínez A.
4
III
La edad de vivir y amar
con sabiduría,
la edad de pensar y de reflexionar;
la de ver la vida
con un nuevo tipo de alegría...
La edad de pensar,
la edad de dar consejos,
la edad extraordinaria de ser viejos...
la edad en la que el sabio
repara los agravios hechos...

9. José S. Martínez A.
5
IV
Crecí con la creencia de familia,
de que debería ser
el mejor en todo...
Y qué carga es crecer
con tal conciencia
forzándolo todo, toda la vida,
para ser
en la cultura del esfuerzo:

10. José S. Martínez A.
6
V
El mejor estudiante, siempre constante;
el mejor hijo, respetuoso y sumiso;
el mejor profesionista, responsable y honesto;
el mejor esposo, trabajador y discreto;
el mejor padre, ejemplo de honradez,
tierno y enérgico...
El hombre se conoce
cuando se mide contra impedimentos...

11. José S. Martínez A.
7
VI
Me enseñaron de niño, con ingenuo cariño,
que todo era pecado (venial o mortal):
Dudar, pensar, enamorar, codiciar,
beber, desconfiar, pelear, apostar,
renegar, fornicar, investigar, comer de más,
trabajar sin parar, o no trabajar.
Y ahora sé
que condenar el pecado,
es convertirse en parte de él.

12. José S. Martínez A.
8
VII
Ahora ya sé decir que no -cuando debe ser NO-
a muchas cosas y en muchas ocasiones...
y sé lo que hablo:
ya sé mandar al diablo lo que me harta,
las invitaciones de compromiso
y las obligaciones de todo tipo:

13. José S. Martínez A.
9
VIII
Las responsabilidades que quitan el sueño,
la fidelidad impuesta
y las consideraciones
a quien no comprenda o a quien no comparta
sentimientos, ni arte ni inquietudes ni recuerdos
ni tiempo ni ensueños ni reglas...
ni mis modales de hombre viejo sin sofismos...
Aprendí a avergonzarme ante mí mismo,
más
que ante los demás.

14. José S. Martínez A.
10
IX
Ahora me gusta estar solo,
me gusta disfrutar las conversaciones
con la gente, sobre todo
la gente que piensa como yo,
o a la que no le importa
cómo piense y que sea diferente...
y... ¡Qué tranquilidad!...
La soledad es la máxima libertad...

15. José S. Martínez A.
11
X
Ahora puedo hablar de todo
sin tener que quedar bien,
sin cuidarme de nada
ni de nadie
ni de los que me quieren
ni de los que no me quieren...

16. José S. Martínez A.
12
XI
Ahora no me alcanza el tiempo
para observar,
escuchar,
y reírme de los mortales
de mente sojuzgada,
los que evaden pensar
y que viven pendientes de tantas
pero de tantas babosadas...

17. José S. Martínez A.
13
XII
Ya atendí responsabilidades,
ya hice las cosas lo mejor que pude,
ya dejé mis huellas al pasar,
ya serví lo mejor que pude,
-por el gusto de servir-
pero,
como también ya comprendí
que nada me he de llevar...
lo que me quede de vida
es para mí,
para disfrutar mi voluntad soberana,
para creer en mí mismo,
para amarme a mí mismo,
para hacer lo que me venga en gana:

18. José S. Martínez A.
14
XIII
Para viajar,
para tomar café con los amigos
(los que a pesar de saber cómo eres te quieren)
y disfrutar con cada uno
la sabrosa conversación...
Para caminar, para compartir
por el placer de dar y recibir
el corazón...

19. José S. Martínez A.
15
XIV
Ya pasó mi época de cargos...
Lo que fui, ya lo fui...
Me saturé de retos y halagos
-sin marearme-
sabiendo que los que halagan
quieren ser halagados,
y mi ganancia es ¡No doblarme!

20. José S. Martínez A.
16
XV
El pasado ya pasó rápidamente,
como el viento,
y el futuro no ha llegado;
así que ahora vivo el presente
que es el único que existe
y en el que siempre he estado...

21. José S. Martínez A.
17
XVI
Ahora, vivo para mí, en mi momento,
sin tener que rendir cuentas a nadie
y que los demás
sigan su camino
de responsabilidades y de afanes,
de consumismo,
de apariencias, preocupaciones y nerviosismo
que algún día verán que son de balde,
que quizás se engeñan a sí mismos

22. José S. Martínez A.
18
XVII
Ahora, estoy por encima
del bien y del mal
(acicates en cada segundo,
como espuelas del mundo)...
Ahora, voy a museos, al teatro, al cine...
Asisto a conferencias,
a presentaciones de libros,
a recitales poéticos o musicales
y, si algo no me gusta,
me salgo
sin que nada me importe...
¡Sé lo que hago!...

23. José S. Martínez A.
19
XVIII
Leo y descubro, absorto,
en lo terrenal y en el vacío celestial,
nuevos personajes que son un río,
respuestas que buscamos
y están frente a nosotros;
escribo y alimento mi ser interior...
voy a los cementerios y vuelvo a comprobar
que si en la vida los hombres somos diferentes,
al morir, en cada sepelio,
cada muerto es igual que yo...

24. José S. Martínez A.
20
XIX
Y sé que se aproxima el mío,
pero no para mi mal...
Estoy listo,
pues como está previsto
al cabo y al final
vivir siempre es mortal...
es mandato divino...

25. José S. Martínez A.
21
XX
La vida es, ahora,
una profunda experiencia íntima,
lejos de mitos, orgullos,
ritos, vanidades,
riquezas, pobrezas,
y discursos sin fin
para convencer o engañar...
Vivir es existir y crear,
y no dormir sin soñar.

26. José S. Martínez A.
22
XXI
Es hora de relajarme,
de platicar largas horas
conmigo mismo,
con mi espíritu
que es el único que permanecerá siempre
como algo cierto,
ahora y después
de que abandone esta nave
que es mi cuerpo...
La primavera del espíritu
florece en el invierno.

27. José S. Martínez A.
23
XXII
Y no hay rencor contra nadie,
menos odio
que es cáncer de ignorantes...
El amor abre todas las puertas,
el rencor las cierra... chirriantes...

28. José S. Martínez A.
24
XXIII
Me rodean pocos seres
a los que amo profundamente,
los que me hacen feliz si son felices,
quienes seguirán viviendo
sus propias experiencias
¡Esté yo, o no esté!
dado que toda partida
es parte de la vida.

29. José S. Martínez A.
25
XXIV
Mandaré hasta donde yo me sé
a la gente que molesta,
la gente tóxica, con careta,
y a la que no me acepta.
Quien me busque sin egoísmos
y sin prisa,
va a encontrar una sonrisa,
un consejo acertado o no,
y mucho afecto, sin falsedad...
sin cara dura...
fácil consigo yo,
querer a la gente con pundonor...
a la gente sencilla,
aunque no sepa nada de la vida.

30. José S. Martínez A.
26
XXV
Ahora soy libre de ataduras,
de prejuicios, de prepotencias
y de tonterías como el poder,
la riqueza (tan apetecida),
o la suerte... ¡Qué más da!...
A mi edad
soy libre de verdad,
y les digo de frente
que no le temo ya
ni a la vida ¡Ni a la muerte!...
José S. Martínez A.