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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 27. Julio/septiembre 2005
Revisiones
Resumen
La medicina preventiva es un área importante de la atención sanitaria, principalmente
en la Atención Primaria. Dado que se actúa sobre población sana (en pediatría, sobre niños y
adolescentes sanos), la medicina preventiva necesita un soporte de evidencia científica (en
relación con beneficios, perjuicios y costes) más fuerte que las intervenciones terapéuticas
y/o diagnósticas.
El objetivo de este artículo es presentar los conceptos teóricos relacionados con las prue-
bas y programas de detección precoz de enfermedades, poniendo especial énfasis en el po-
tencial perjuicio del sobrediagnóstico (falsos positivos), causa de ansiedad e intervenciones
innecesarias, y también en los sesgos del cribado (sesgo de adelanto del diagnóstico, sesgo de
duración de la enfermedad y sesgo de participación).
Resulta de interés relacionar la medicina preventiva con dos nuevos conceptos (preven-
ción cuaternaria y efecto cascada), dado que es importante conocer las implicaciones clínicas
y éticas de los programas de cribado y, así, alcanzar una toma de decisiones basada en las
mejores pruebas científicas en esta destacada área de salud.
Palabras clave: Medicina preventiva, Pruebas de cribado, Programas de cribado.
Abstract
Preventive medicine is an important area of health care, mainly in Primary Health Care.
Because it is acted on healthy people (in Pediatrics, in healthy children and adolescents), pre-
ventive medicine needs even stronger supporting evidence (on benefits, harms and costs)
than therapeutic and/or diagnostic interventions.
The aim of this article is to present the theoretical concepts related to screening tests and
programmes for early diseases detection, with special attention to main potential harm in
overdiagnosis (false positive), causing unnecessary anxiety and intervention, and also to scre-
ening bias (lead time bias, length bias and compliance).
Evaluación de las pruebas y programas de detección
precoz (cribado o screening) de enfermedades
J. González de Diosa
, J. Mollar Masedesb
, M. Rebagliato Russoc
a
Departamento de Pediatría, Hospital Universitario San Juan, Universidad Miguel Hernández
b
Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública, Hospital Universitario San Juan
c
Departamento de Salud Pública, Universidad Miguel Hernández. Alicante
Rev Pediatr Aten Primaria. 2005; 7:593-617
Javier González de Dios, gonzalez_jav@gva.es
Según la Comisión Nacional de la Es-
pecialidad de Pediatría y sus Áreas Es-
pecíficas (Real Decreto 127/1984, de
11 de enero) se define la pediatría co-
mo la medicina integral del período
evolutivo de la existencia humana des-
de la concepción hasta el final de la
adolescencia, época cuya singularidad
reside en el fenómeno de crecimiento,
maduración y desarrollo biológico, fi-
siológico y social que, en cada momen-
to, se liga a la íntima interdependencia
entre el patrimonio heredado y el me-
dio ambiente en el que el niño se de-
senvuelve. En este sentido, la pediatría
se desarrolla en dos grandes áreas: área
clínica (pediatría clínica) y área de salud
infantil (pediatría preventiva y social). A
la pediatría le incumbe cuanto se refiere
a los modos de asistencia integral, total
y continuada en el niño en estado de
enfermedad –pediatría clínica–, los cui-
dados del niño sano –pediatría preven-
tiva– y cuanto atañe al niño enfermo y
sano en sus interrelaciones individuales
y en la comunidad con el medio físico y
humano en que se desarrolla –pediatría
social–.
Como vemos, las actividades preven-
tivas se encuentran ligadas a la defini-
ción conceptual de nuestra especialidad
y se traducen, en la clínica, con las acti-
vidades que se llevan en la práctica ha-
bitual (vacunaciones sistemáticas, pro-
gramas de cribado universal y/o por
factores de riesgo, programas de salud
del niño sano, etc.). Las actividades pre-
ventivas de enfermedades o desenlaces
emergen como un valor añadido en las
sociedades occidentales, donde los ciu-
dadanos creen que es positivo prevenir
enfermedades, y las autoridades (sani-
tarias y políticas) han de responder a es-
ta demanda.
El entorno sanitario de la Atención Pri-
maria es el que mejor ha acogido los obje-
tivos de las actividades preventivas en
nuestro país, entre otros motivos porque
parece el lugar idóneo y más útil en don-
de implementar en la población esta parte
de la medicina. El Programa de Activida-
des Preventivas y de Promoción de la Sa-
lud (PAPPS: www.papps.org/) es una or-
ganización de ámbito estatal español,
patrocinada por la Sociedad Española de
Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC)
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
It is interesting to relate preventive medicine with two new concepts (quaternary pre-
vention and cascade effect), because it is important to know the clinical and ethical implica-
tions of screening programmes and to achieve an evidence-based decision-making in this
outstanding area of health.
Key words: Preventive medicine, Screening tests, Screening programmes.
y dirigida por el Organismo de Coordina-
ción Estatal, y entre cuyas funciones está
elaborar periódicamente recomendacio-
nes sobre actividades preventivas que hay
que realizar en Atención Primaria de sa-
lud. Íntimamente ligado al anterior, dis-
ponemos en pediatría del Grupo de Pre-
vención en la Infancia y Adolescencia
(Grupo PrevInfad: www.aepap.org/pre-
vindad/), que nació en 1990 ligado a la
organización PAPPS y que desde el año
2000 se ha constituido como grupo de
trabajo de la Asociación Española de Pe-
diatría de Atención Primaria (AEPap:
www.aepap.org/), y que establece dos ti-
pos de objetivos generales: 1) generar y
mantener actualizadas las recomendacio-
nes sobre actividades preventivas que hay
que realizar en la población infantil y ado-
lescente española, basándose en las me-
jores pruebas científicas, la morbilidad y
recursos disponibles de nuestro entorno;
y 2) promover la investigación sobre la
prevención en Atención Primaria en pe-
diatría. En su página web el Grupo
PrevInfad implementa hasta el momento
un total de 31 documentos sobre activi-
dades preventivas (en distintas áreas de
trabajo), que se pueden revisar en forma-
to html o descargar en formato pdf, así
como un Manual de actividades preven-
tivas en la infancia y adolescencia (fecha
de consulta: 27 jul 2005).
Sin duda, la medicina preventiva tiene
cada vez mayor consideración en nuestro
quehacer como clínicos, con una relevan-
cia añadida en la infancia y adolescencia.
La pregunta que subyace es si tenemos
suficiente formación para comprender y
evaluar las intervenciones preventivas, de
forma similar a cómo nos enfrentamos a
las más conocidas intervenciones tera-
péuticas y/o diagnósticas.
El objetivo de este artículo es presen-
tar el marco teórico en el que se mueve
la medicina preventiva, en general, y el
diagnóstico precoz, en particular. Algu-
nas preguntas a las que pretendemos
contestar son:
– ¿Dónde situamos los distintos ti-
pos de actividades preventivas en
la historia natural de la enferme-
dad?
– ¿Qué valor tiene el “punto crítico
de irreversibilidad” de una enfer-
medad, así como el “tiempo de
adelanto diagnóstico”?
– ¿Qué peculiaridades tienen las
pruebas de cribado frente a las
pruebas diagnósticas?
– ¿Conocemos las diferencias para
conocer la validez de la prueba de
cribado frente a la validez del pro-
grama de cribado?
– ¿Cuáles son los sesgos de las prue-
bas de cribado?
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
– ¿Qué peso damos a los falsos po-
sitivos y al fenómeno de etiqueta-
do en la evaluación de un progra-
ma de cribado?
– ¿Qué papel juegan los conceptos de
prevención cuaternaria y efecto cas-
cada en el entorno de la detección
precoz de enfermedades?
Estas preguntas tienen mayor relevan-
cia en el momento actual, en el que las
actividades preventivas se encuentran en
debate, y cuando se plantea que no
siempre “hacer más es hacer mejor”1,2
.
Las etapas de la enfermedad
y los tipos de actividades preventivas
La prevención de la enfermedad abarca
las medidas destinadas no solamente a
prevenir la aparición de la enfermedad
(prevención primaria), tales como la re-
ducción de los factores de riesgo, sino
también a detener su avance (prevención
secundaria) y atenuar sus consecuencias
y/o discapacidades una vez establecidas
(prevención terciaria).
La enfermedad es el resultado de un
proceso dinámico en el que los agentes
etiológicos y factores de riesgo interac-
cionan con el huésped. En la historia na-
tural de las enfermedades suelen distin-
guirse una serie de etapas o fases que
variarán ampliamente según el tipo de
enfermedad (Figura 1)3
:
a) Etapa prepatogénica: en la que los di-
versos factores causales ejercen su acción
y concluye con el comienzo biológico de
la enfermedad. En el diagnóstico precoz
de enfermedades tratamos de identificar
una entidad claramente definida, en tanto
que para los factores de riesgo identifica-
mos una característica que está relaciona-
da con la probabilidad de padecer la en-
fermedad.
Esta diferencia separa la prevención
primaria (o prevención de aparición de
la enfermedad) de la prevención secun-
daria (o detección de la enfermedad
aún no manifiesta); para la prevención
primaria el objetivo es poblacional (y las
acciones son complejas y alejadas del
ámbito clínico) y para la prevención se-
cundaria el objetivo es poblacional e in-
dividual (y las acciones se relacionan
con la clínica, tanto en búsqueda de ca-
sos, como en el tratamiento y segui-
miento posterior).
b) Etapa preclínica: tras el comienzo
biológico se producirá un período en el
que, si bien existe la enfermedad, no
produce alteraciones o molestias a los
pacientes. Se pueden definir en ella dos
subetapas: una primera en la que la en-
fermedad no es detectable mediante
los métodos diagnósticos (diagnóstico
precoz imposible) y una segunda en la
que la enfermedad podría identificarse
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
con medios adecuados (diagnóstico
precoz posible), y sólo las enfermeda-
des que tengan este período suficiente-
mente largo serán objeto de diagnósti-
co precoz. El tiempo que transcurre
desde el diagnóstico precoz hasta que
hubiera sido diagnosticado por méto-
dos usuales se llama “tiempo de ade-
lanto diagnóstico”.
c) Etapa clínica: en la que comienza la
sintomatología de la enfermedad y que
suele incluir una fase prodrómica y una
fase de estado clásica. En esta etapa es
cuando se realiza habitualmente el diag-
nóstico. La prevención terciaria consiste
en, una vez diagnosticados los pacien-
tes, seleccionar los mejores tratamientos
y evitar las complicaciones.
Como vemos, las posibilidades de in-
tervención preventiva están en íntima
relación con las fases de la historia natu-
ral de la enfermedad4
:
– Las actividades de prevención pri-
maria son el conjunto de actuacio-
nes dirigidas a impedir la aparición
o disminuir la probabilidad de pa-
decer una enfermedad determina-
da. Su objetivo es disminuir su inci-
dencia. Este grupo de actividades
se desarrollan en el período prepa-
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
Comienzo biológico
Prevención primaria
Punto crítico de irreversibilidad A B C
Prevención secundaria
Diagnóstico
precoz
posible
Diagnóstico clínico
usual
Muerte
Invalidez
Curación
Prevención terciaria
Tiempo
Resultados
Étapa
prepatogénica
Étapa
subclínica
Étapa clínica
Comienzo síntomas
Figura 1. Etapas de la historia natural de la enfermedad y tipos de actividades preventivas.
togénico, antes del inicio de los es-
tímulos inducidos por los factores
etiológicos que provocarán la en-
fermedad. Dentro de las activida-
des de prevención primaria se in-
cluyen las de protección de la salud
(realizadas sobre el medio; ejem-
plo: fluoración de las aguas) y las
de promoción de la salud (dirigidas
a las personas; ejemplo: vacuna-
ciones sistemáticas). Las estrate-
gias de actuación que se plantean
son: establecer políticas saludables,
desarrollar aptitudes y recursos in-
dividuales, reforzar la acción co-
munitaria, crear un entorno que
favorezca la salud y reorientar los
servicios de salud.
– Las actividades de prevención se-
cundaria pretenden detener la evo-
lución de la enfermedad mediante
actuaciones desarrolladas en la fase
preclínica, cuando aún los signos y
síntomas no son aparentes, pero
biológicamente la enfermedad ya
ha comenzado. El núcleo funda-
mental de las actividades de pre-
vención secundaria son las pruebas
de cribado, en donde el indicador
clave para medir la eficacia es la
disminución de la mortalidad o de
la incidencia específica de la enfer-
medad. En unas situaciones el pro-
ceso de cribado se realiza en pobla-
ción general (cribado de masas o
mass screening) y en otras en un
subgrupo de pacientes específico
(cribado prescriptivo o prescriptive
screening); la segunda estrategia
consiste en proponer la realización
de la prueba para detectar un pro-
blema a personas que consultan
por otro problema, cuyo proceder
se llama búsqueda de casos (case
finding). Ejemplos de cribado de
masa son la detección precoz de
metabolopatías y la detección uni-
versal de hipoacusia en recién naci-
dos, la detección de alteraciones vi-
suales, auditivas y del aparato
locomotor en los exámenes de sa-
lud escolar. Ejemplos de cribado
prescriptivo son la detección de al-
teraciones del desarrollo psicomo-
tor y/o ponderoestatural en consul-
tas generales de pediatría.
– Las actividades de prevención ter-
ciaria se definen como aquellas
que están dirigidas al tratamiento y
rehabilitación de una enfermedad
ya previamente establecida, enlen-
teciendo su progresión. Su objetivo
es retrasar la aparición o agrava-
miento de complicaciones e invali-
deces, así como la rehabilitación y
reinserción social del enfermo, in-
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
tentando mejorar la calidad de vida
de los pacientes. Ejemplos en pe-
diatría serían la colocación de im-
plantes cocleares en niños con hi-
poacusia bilateral grave-profunda,
el manejo ortopédico de los defec-
tos de eje en la columna vertebral
de adolescentes, etc.
Los programas de actividades pre-
ventivas (primaria, secundaria y ter-
ciaria) implican una importante inver-
sión en recursos, sobre todo humanos
y organizativos, y, por tanto, deben
justificar su utilidad en la práctica clí-
nica (en términos de eficacia, efectivi-
dad, eficiencia, seguridad, equidad,
etc.) frente a otras alternativas de
priorización del sistema sanitario. Las
actividades preventivas, y especial-
mente las basadas en el diagnóstico
precoz, también tienen efectos secun-
darios, y a estas pruebas de cribado
vamos a dedicar el contenido funda-
mental de este artículo.
Las pruebas de detección precoz
de enfermedades: evaluación de la
prueba y evaluación del programa
Como hemos visto, el objetivo de la
prevención secundaria es la detección y
tratamiento precoz de enfermedades:
una vez desencadenada la enfermedad,
la única posibilidad preventiva es la inte-
rrupción de su progresión por medio de
la detección y tratamiento precoz en la
etapa presintomática, siempre que ello
conlleve una mejoría en el pronóstico de
la afección en relación con el tratamien-
to efectuado después del diagnóstico
habitual. Las medidas de prevención se-
cundaria prototipo son las pruebas de
detección precoz de enfermedades (cri-
bado o screening).
El concepto de cribado es la identifi-
cación de sujetos afectados por una en-
fermedad o anomalía que hasta enton-
ces pasaba desapercibida, con ayuda de
pruebas diagnósticas, exámenes o téc-
nicas de aplicación rápida. Esta defini-
ción incluye algunos aspectos que se
deben resaltar5
: permite realizar una cla-
sificación entre población posiblemente
afectada por una enfermedad y la po-
blación probablemente sana (si la enfer-
medad es sintomática no es cribado); es
un prueba preliminar, de forma que el
cribado no es una prueba diagnóstica
definitiva, por lo que los sujetos con re-
sultado positivo en la prueba de cribado
deben someterse a pruebas de diagnós-
tico más seguras para confirmar la en-
fermedad.
Para que una actividad de detección
precoz pueda resultar eficaz deben con-
currir los criterios recogidos en el decálo-
go de Wilson-Jounger (Tabla I). En la Fi-
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
gura 2 se esquematizan la historia natural
de la enfermedad y el papel de los méto-
dos de cribado para detectar la enferme-
dad en el intervalo que acaece entre el
momento de diagnóstico precoz posible y
el momento de diagnóstico clínico usual.
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
1. El problema que se quiere detectar debe ser potencialmente grave.
2. Su historia natural debe ser perfectamente conocida.
3. Se debe disponer de medios efectivos para su diagnóstico.
4. Debe resultar detectable en su fase inicial (preclínica).
5. Debe existir una prueba válida, es decir, cuyos índices de sensibilidad y especificidad sean superio-
res al 80%.
6. Dicha prueba debe ser aceptable para la población.
7. Debe definirse claramente a quién se considera enfermo.
8. Debe existir un tratamiento para los casos detectados que sea más efectivo que el tratamiento ha-
bitual de la enfermedad.
9. El coste de la detección no ha de ser desproporcionado en relación con el gasto global.
10. Hay que asegurar la continuidad en el tiempo de la aplicación de la prueba de cribado.
Tabla I. Decálogo de Wilson-Jounger para justificar los programas de cribado
Prueba de cribadoa
Tiempo
Duración preclínica
de la enfermedad
Duración clínica
de la enfermedad
Dtco. precoz
posible
Dtco. clínico
usual
Resultado Recuperación
Incapacidad
Muerte
Comienzo
biológico
* + Dx R
a
La prueba de cribado es capaz de detectar la enfermedad en ese intervalo de tiempo. Dtco: diagnóstico.
* = comienzo biológico de la enfermedad; + = diagnóstico posible de la enfermedad
Dx = diagnóstico clínico usual de la enfermedad; R= resultado
Figura 2. Historia natural de la enfermedad.
Desde un punto de vista conceptual el
diagnóstico precoz ocupa un enclave
entre la nosología, el diagnóstico, el
pronóstico y el tratamiento, en la medi-
da en que ha de integrar conocimiento
de estas áreas; desde un punto de vista
operacional la realización de diagnósti-
co precoz se constituye en el epicentro
de las actividades preventivas que hay
que realizar desde la clínica. La estrate-
gia para llevar a cabo un programa de
cribado de forma racional precisa al me-
nos tres elementos3
:
– Conocimiento suficiente sobre el
problema: en términos de definición
de la entidad y de su diagnóstico,
del pronóstico habitual y de las po-
sibilidades de intervención capaces
de modificar el pronóstico.
– Planteamiento de objetivos que
hay que conseguir: la acción debe-
rá incluir la detección de pacientes
y el adecuado tratamiento de los
pacientes detectados, así como su
seguimiento.
– Evaluación de la acciones desarro-
lladas por el programa de cribado:
fundamentalmente en términos de
efectividad (o capacidad de lograr
los objetivos en situación real) y
eficiencia (o relación entre los ob-
jetivos conseguidos y los esfuerzos
empleados).
O dicho en términos coloquiales, he-
mos de responder a las siguientes pre-
guntas en el diagnóstico precoz: ¿qué
problemas o patologías tiene sentido
detectar?, ¿en qué grupos de población
hacerlo?, ¿con qué objetivos concre-
tos?, ¿cómo llevarlo a cabo?, ¿cómo sa-
ber si es realmente útil realizarlo?
Porque antes de la implantación de
un programa de cribado, éste debe ir
precedido de un estudio pormenorizado
de los siguientes elementos: dotación
de personal y equipo necesario, adecua-
da organización para evitar pérdidas,
previsión de flujo de pacientes que no
pasen los diferentes escalones de criba-
do, asegurar una precoz y adecuada in-
tervención, cálculo de costes, estima-
ción de los posibles efectos secundarios
basados en el diagnóstico precoz, etc.
Para recomendar la puesta en marcha
de un programa de prevención secundaria
(cribado) respecto a un determinado pro-
blema de salud hemos de tener en cuenta
tres grupos principales de factores4,6
(rela-
tivos al problema de salud, a la prueba de
cribado y al programa de cribado), que
vamos a analizar a continuación:
1. Factores relacionados con el
problema de salud (o enfermedad)
– Importancia y prevalencia de la
enfermedad, a nivel individual y/o
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
comunitario: elevada letalidad e
importante coste sanitario y social.
– Historia natural de la enfermedad
conocida: etapa prepatogénica,
preclínica y clínica.
– Etapa preclínica o latente identifi-
cable, duradera y de prevalencia
elevada en la población que hay
que cribar: condiciona los resulta-
dos de la prueba de cribado.
– Criterios bien establecidos para el
diagnóstico: posibilidad de descar-
tar los falsos positivos (FP).
– La enfermedad debe ser tratable o
controlable: el tratamiento ha de
ser más efectivo en la etapa preclí-
nica que en la clínica.
– El intervalo de tiempo entre el
diagnóstico y el tratamiento debe
ser apropiado.
– Debe haber disponibilidad de recur-
sos diagnósticos y de tratamiento.
Los objetivos básicos de las pruebas
de cribado serán la realización del diag-
nóstico precoz de la enfermedad asinto-
mática o la identificación de determina-
dos factores de riesgo de enfermedad.
Pero el diagnóstico constituye siempre
un objetivo intermedio, pues la razón fi-
nal es mejorar el pronóstico (de vida, de
estado funcional, de calidad de vida) al
disminuir la morbi-mortalidad poblacio-
nal. Si se dispone de un tratamiento cu-
rativo, el programa de cribado produci-
rá una disminución de la mortalidad y
de la prevalencia, sin cambios en la inci-
dencia de la enfermedad; si se dispone
de un tratamiento paliativo, el progra-
ma producirá un descenso inicial de la
mortalidad que se equilibrará posterior-
mente, pues la mortalidad se desplaza a
grupos de más edad, con el consiguien-
te aumento de la prevalencia y un des-
plazamiento de la incidencia hacia gru-
pos de menor edad.
El diagnóstico precoz se fundamenta en
que la administración del tratamiento en
la etapa preclínica mejora el pronóstico
del paciente. Pero no siempre es acepta-
ble esta asunción, por lo que se propone
la existencia de un momento en el deve-
nir de la enfermedad denominado “pun-
to crítico de irreversibilidad” (Figura 1),
que será aquel punto en la historia natu-
ral a partir del cual la realización del trata-
miento no mejora el pronóstico (o el tra-
tamiento es más difícil de aplicar):
– Si ese punto crítico se sitúa antes
de la fase de diagnóstico precoz
no posible (Figura 1, punto A), las
estrategias de diagnóstico precoz
no conseguirán mejorar el pronós-
tico; por el contrario añadirán su-
frimiento al paciente al hacerle
consciente mucho antes de un
problema irreversible.
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
– Si el punto crítico se sitúa en la fa-
se de diagnóstico clínico usual (Fi-
gura 1, punto C), no afectará al
pronóstico de los pacientes, por
tanto no valen la pena el esfuerzo
y el costo del diagnóstico precoz.
– Si el punto crítico se sitúa en la fase
de diagnóstico precoz posible (Fi-
gura 1, punto B), es el único mo-
mento en el que resulta oportuno
el diagnóstico precoz.
El problema es ¿cómo saber si una en-
fermedad determinada tiene el “punto
crítico de irreversibilidad” en la fase de
diagnóstico precoz posible? Es preciso
disponer de evidencia empírica (prefe-
rentemente procedente de ensayos clíni-
cos) que confirmen que hacer el diag-
nóstico en la etapa de diagnóstico precoz
posible es mejor que hacerlo en la fase
de diagnóstico usual.
2. Factores relacionados
con la prueba o pruebas de cribado
que hay que realizar
– Aceptabilidad: pruebas sencillas,
cómodas, baratas y seguras.
– Validez: es el grado en el que una
prueba mide realmente el fenómeno
que se pretende medir, es decir, la
ausencia de error sistemático (sesgo);
la validez tiene dos componentes:
sensibilidad (S) y especificidad (E); no
se asocia con la prevalencia de la en-
fermedad que hay que cribar.
– Valor predictivo: bien positivo
(VPP), que es la probabilidad de
padecer la enfermedad cuando la
prueba es positiva, o negativo
(VPN), que es la probabilidad de
no padecer la enfermedad cuando
la prueba es negativa; se asocia
con la prevalencia de la enferme-
dad que hay que cribar.
– Fiabilidad o reproductibilidad: es-
table, de forma que repetida bajo
las mismas circunstancias ofrece
los mismos resultados; influyen en
esta dimensión tanto aspectos pu-
ramente estadísticos (error aleato-
rio) como la variación biológica, la
fiabilidad del instrumento de me-
dida y la variabilidad intra e inter-
observador.
Puesto que realizamos el diagnóstico
en la etapa de diagnóstico precoz posible
será necesario ir a buscar a personas asin-
tomáticas. En esta situación las pruebas
diagnósticas funcionan de modo diferen-
te que en la clínica, y conviene responder
a las siguientes preguntas3,5-7
:
a) ¿Cómo se han hecho los estudios
de la prueba diagnóstica?
Conocemos que las pruebas diagnósti-
cas tienen unas características “intrínse-
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
cas”, independientes de la prevalencia, y
que son la S (o probabilidad de verdade-
ros positivos) y la E (o probabilidad de
verdaderos negativos), y unas caracterís-
ticas “extrínsecas”, dependientes de la
prevalencia, y que son el VPP (o probabi-
lidad de que el sujeto sea enfermo dado
que la prueba es positiva) y el valor VPN
(o probabilidad de que el sujeto sea sano
dado que la prueba es negativa). Las ca-
racterísticas “intrínsecas” se realizan en
base a cálculos verticales en la clásica ta-
bla de contingencia 2 x 2, y las caracte-
rísticas “extrínsecas” en base a cálculos
horizontales (Tabla II).
Una prueba S origina pocos falsos ne-
gativos (FN) y una prueba E pocos FP.
Una elevada S es importante cuando los
FN pueden tener repercusiones graves so-
bre los resultados individuales (test diag-
nóstico) y poblacionales (test de cribado);
es muy importante que una prueba sea
muy sensible cuando se desea encontrar
el máximo número de casos en la pobla-
ción general, sobre todo en el cribado de
patologías graves. Una elevada E tiene
mayor relevancia cuando también la tiene
la aparición de FP, bien porque causan an-
siedad y molestia a los individuos o bien
porque originan costosas investigaciones.
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
Prueba diagnóstica Patrón de referencia
Positivo Negativo
Positiva Verdaderos positivos Falsos positivos a + b
a b
Negativa Falsos negativos Verdaderos negativos c + d
c d
a + c b + d a+b+c+d
Sensibilidad (S) = a / (a+c)
Especificidad (E) = d / (b+d)
Falsos negativos (FN): 1-S
Falsos positivos (FP): 1-E
Valor predictivo positivo (VPP) = a / (a+b)
Valor predictivo negativo (VPN) = d / (c+d)
Cociente de probabilidad positivo (CP+) = S / (1-E) = S / FP
Cociente de probabilidad negativo (CP-) = (1-S) / E= FN / E
Prevalencia o probabilidad preprueba (Ppre) = (a+c) / (a+b+c+d)
Tabla II. Utilidad de una prueba diagnóstica
Clásicamente se consideraba que la S
y la E eran independientes de la preva-
lencia, pero en muchas enfermedades la
asociación entre el espectro y la preva-
lencia hace que también dependan de la
prevalencia. Este hecho es relevante en
los cribados, pues en este caso se traba-
ja con grupos con prevalencias bajas y
que representan la parte incipiente de la
enfermedad; sin embargo, los estudios
de los test diagnósticos generalmente se
realizan en ámbitos de prevalencia alta
en los que el espectro de la enfermedad
es más grave; por tanto, la pérdida de S
de los test diagnósticos en el cribado
debe ser tenido en cuenta.
b. ¿En qué grupo de pacientes
se realiza la prueba de diagnóstico
precoz?
En el cribado se trabaja sobre grupos
amplios y ello produce dos consecuen-
cias: obtendremos directamente la pre-
valencia del problema en dicha pobla-
ción, por lo que las cifras observables
serán notoriamente menores que las
habituales en situaciones clínicas; en los
cribados, puesto que trabajamos con
prevalencias bajas, el VPP desciende
(excepto si la E es del 100%) y el VPN
aumenta (excepto si la S es del 100%).
Por tanto, ante la negatividad del test,
si la S es buena, podremos tomar la de-
cisión de declararlo sano; pero ante la
positividad del test no podremos gene-
ralmente tomar la decisión de declararlo
enfermo y tomar decisiones terapéuti-
cas; en este caso, el recurso es realizar
otra prueba diagnóstica que tenga otras
características (generalmente más E, pe-
ro también más caras, molestas o agre-
sivas) que es lo que se conoce como cri-
bado multifásico.
c. ¿Qué características pedir
a las pruebas diagnósticas que
hay que usar en un cribado?
Dos tipos de características principales:
operativas y valores externos.
Las características operativas ideales se-
rían alta S y E, pero lamentablemente
suelen mantener relaciones inversas: S y
la complementaria de la E se relacionan a
través del cociente de probabilidades,
bien positivo [CP+ = S / (1-E)] o negativo
[CP- = (1-S) / E)], que es peculiar para ca-
da conjunto prueba-enfermedad. Cuan-
do el resultado de la prueba es ordinal ca-
si-dimensional o dimensional podremos
seleccionar diferentes puntos de corte
que suponen diferentes S y E (curvas
ROC); la selección del punto de corte de-
pende de la finalidad de la prueba (diag-
nóstico o cribado) o puede elegirse a tra-
vés de modelos de análisis de decisión.
Hemos de evaluar las consecuencias de
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
los FP y FN: si la enfermedad es grave y el
pronóstico mejoraría con un diagnóstico
precoz, los FN serían dramáticos; pero los
FP pueden plantear problemas importan-
tes (por ejemplo, fenómeno de etiqueta-
do), que puede resolverse si conocemos
el problema del VPP en el cribado y defi-
nimos un segunda fase con una prueba
con mejores características. Así, la cuali-
dad más relevante de una prueba de cri-
bado es la S (con FN bajos y por tanto un
VPN alto potenciado por la baja preva-
lencia); para la ulterior confirmación bus-
caremos en cambio una prueba muy E
(con FP bajos y por tanto un VPP alto). La
prevalencia de la etapa preclínica de la
enfermedad entre la población cribada es
un factor determinante para establecer la
utilidad de un programa de cribado: ante
una misma S y E, la prevalencia de la fase
preclínica será la que determinará la can-
tidad de FP y FN tras la prueba de cribado
(valores predictivos).
Entre los valores externos para selec-
cionar una prueba de cribado conside-
raremos que se trate de una prueba sin
riesgos (segura), sencilla y aceptable
(para el paciente y el médico), barata,
fácilmente aplicable y disponible para
un gran número de personas.
Aunque conceptualmente relacionada
con las pruebas diagnósticas, las prue-
bas de cribado para la detección precoz
de enfermedades tienen unas peculiari-
dades que aconsejan su examen por se-
parado. Para tener una buena prueba
diagnóstica se requieren E y VPP eleva-
dos; estos datos hacen referencia al Sp-
Pin: cuando una prueba tiene una alta
especificidad (specificity) los resultados
positivos (positive results) son muy in-
dicativos de enfermedad (rules IN diag-
nosis); ello se debe a que una prueba
con alta E tiene muy pocos FP, es decir,
si la prueba es positiva, puede creerse.
En contraste, para tener una buena
prueba de cribado es muy importante
que cuente con S y VPN elevados; estos
datos hacen referencia al SnNout: cuan-
do una prueba tiene una sensibilidad
muy elevada (sensitive), los resultados
negativos (negative results) descartan el
diagnóstico con alta probabilidad (rules
OUT diagnosis); ello se debe a que una
prueba con alta S tiene muy pocos FN,
es decir, si la prueba es negativa, puede
creerse.
Además, la práctica del cribado difiere
del proceso diagnóstico en dos aspectos
fundamentales5
:
– Los estudios de cribado se plantean
para contestar si los pacientes en los
que se practica la prueba mejoran
sus resultados en salud en compara-
ción con pacientes similares a los
que no se practica el cribado. La
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
68 (606)
Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
evaluación de una prueba de criba-
do va a requerir, por tanto, un ensa-
yo controlado y aleatorizado.
– No todos los individuos detecta-
dos por el cribado como positivos
son verdaderos positivos con en-
fermedad significativa. Por eso tal
vez habría que adaptar la tabla 2 x
2 añadiendo dos nuevas casillas
(Tabla III). En consecuencia, si la
efectividad de un cribado la medi-
mos de forma exclusiva mediante
el número de casos detectados (en
parte triviales), estaremos sobrees-
timando su utilidad.
3. Factores relacionados
con el programa de cribado
– Eficacia probada: es el grado en el
que un programa origina un resul-
tado beneficioso en condiciones
experimentales; se precisa sufi-
ciente evidencia (a través de ensa-
yos clínicos controlados o estudios
observacionales) que permita ase-
gurar que el tratamiento en la eta-
pa preclínica produce más curacio-
nes e incrementa la supervivencia
o la calidad de vida que en la fase
diagnóstica habitual.
– Efectividad probada: es el grado en
el que un programa origina un re-
sultado beneficioso en condiciones
de práctica clínica habitual; a las
características previas de la eficacia
se debe sumar que el programa de
cribado tenga una cobertura am-
plia, exista aceptación y adhesión
al mismo, disponibilidad de servi-
cios especializados y una correcta
utilidad y rendimiento del progra-
ma (valores predictivos), con capa-
cidad de disminuir la morbilidad y
la mortalidad.
– Factibilidad: es el grado en el que
un programa es aceptado por la
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
Enfermedad presente Enfermedad ausente
+ VP VP FP
(enfermedad significativa) (enfermedad trivial)
– FN FN VN
(enfermedad significativa) (enfermedad trivial)
FN: falso negativo; FP: falso positivo; VN: verdadero negativo; VP: verdadero positivo.
Tabla III. Extensión de la tabla 2 x 2 para pruebas de cribado
población y los profesionales que
han de aplicarlo, así como la dis-
ponibilidad de recursos para poder
llevarlo a cabo; es importante que
el programa cuente con los servi-
cios necesarios para seguir a las
personas con resultados positivos.
– Eficiencia: es el grado de relación
de un programa entre los resulta-
dos producidos y los costes gene-
rados (a través, principalmente de
estudios coste-efectividad y coste-
utilidad), en el que se tienen en
cuenta beneficios, perjuicios y cos-
tes del programa de cribado.
La principal cuestión que hay que eva-
luar es si la detección precoz y el trata-
miento subsiguiente es realmente capaz
de mejorar el pronóstico de las personas
sometidas a cribado; o, lo que es lo mis-
mo, afirmar que el “punto crítico de irre-
versibilidad” se encuentra en la etapa de
diagnóstico precoz posible (Figura 1,
punto B). El único recurso para obtener
este conocimiento es comparar lo que
ocurre en los pacientes en los que se reali-
za el cribado con aquellos en los que no
se realizó. Pero esta comparación plantea
una serie de sesgos en la valoración de
los estudios de detección precoz de la en-
fermedad que es importante considerar:
– Sesgo de adelanto del diagnóstico
(lead time bias): si la superviven-
cia se mide a partir del momento
del diagnóstico, los sujetos detec-
tados por cribado presentan una
aparente mejoría de la supervi-
vencia, incluso si el tratamiento es
inefectivo (sólo añade tiempo de
conciencia de la enfermedad); au-
mentamos la etapa clínica de la
enfermedad a expensas de la pre-
clínica, sin que en realidad mejore
el pronóstico de los pacientes. Pa-
ra evitarlo, el grupo control deber
ser comparable (idealmente, un
ensayo clínico controlado y alea-
torizado) (Figura 3). El lead time
depende de la velocidad de pro-
gresión de la enfermedad y de las
características de la prueba (cuan-
to más “sensible” sea, antes se
podrán detectar los casos).
– Sesgo de duración de la enferme-
dad (length bias): la relación entre
la duración de la etapa preclínica y
clínica de la enfermedad va a con-
dicionar la probabilidad del diag-
nóstico precoz. El cribado tiende a
detectar lesiones de crecimiento
más lento y menos agresivo (mejor
pronóstico), debido a que los en-
fermos con mayor supervivencia
tienen más probabilidad de ser de-
tectados en un corte transversal en
la etapa preclínica (Figura 4).
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
Dtco. precoz
posible
Dtco. clínico
usual
Dtco. precoz (cribado)
Dtco. por síntomas
Resultado
Muerte por cáncer
Comienzo
biológico
6 años
3 años
8 años 10 años 12 años
* + Dx R
2 años
Dtco. precoz
posible
Dtco. clínico
usual
Resultado
Muerte por cáncer
Comienzo
biológico
6 años 8 años 10 años 12 años
* + Dx R
Aunque el cribado permite conocer la enfermedad un año antes, el resultado final es similar con ambas
estrategias (muerte a los 12 años)
* = comienzo biológico de la enfermedad; + = diagnóstico posible de la enfermedad
Dx = diagnóstico clínico usual de la enfermedad; R= resultado
Figura 3. Sesgo de adelanto diagnóstico.
Dtco. precoz (cribado)
Tiempo
* + Dx R
* + Dx R
* + Dx R
* + Dx R
* + Dx R
Relación entre la duración preclínica de la enfermedad y la probabilidad del diagnóstico precoz
* = comienzo biológico de la enfermedad; + = diagnóstico posible de la enfermedad
Dx = diagnóstico clínico usual de la enfermedad; R= resultado
Figura 4. Sesgo de duración de la enfermedad.
– Sesgo de participación (complian-
ce): los participantes en la campaña
de cribado suelen ser voluntarios
que, como es sabido, constituyen un
grupo con un pronóstico a priori fa-
vorable, pues suelen ser personas
más sanas que el resto de la pobla-
ción.
La evaluación de un programa de cri-
bado ha de orientarse hacia los diferen-
tes objetivos finales de la acción (mejo-
rar el pronóstico individual y la salud
poblacional). La evaluación de una in-
tervención o un programa supone la re-
cogida, análisis e interpretación siste-
máticos de la información relativa a su
funcionamiento y a sus posibles efectos.
Los datos recogidos suelen utilizarse pa-
ra medir la intervención y si debe am-
pliarse o abandonarse. En la Figura 5 se
esquematiza el marco conceptual de la
evaluación de una intervención según
Donabedian: evaluación de la estructu-
ra, del proceso y de los resultados8
.
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
Evaluación de la estructura
Políticas de atención
Objetivos del
sistema de atención
Resultados
(outcomes)
Evaluación
de resultados
Análisis
de eficiencia
Análisis de
eficiencia y efectividad
Recursos/estructura
(A)
(1)
(3)
(D) (C)
(B)
(2)
Servicios/procesos
Evaluación del proceso
(1)
Los soportes físicos, económicos, de personal, formación, organización, habilidades, conocimiento existente,
etc., destinados a la atención de la salud.
(2)
Los que los proveedores hacen a/por/para los pacientes.
(3)
Cambios favorables o adversos, que se producen en la salud de las personas, grupos o comunidades,
atribuibles a la atención sanitaria recibida.
(A)
Evaluación de la estructura: desde los recursos a normas preestablecidas. ¿Los recursos alcanzan niveles
de calidad preestablecidos?
(B)
Evaluación del proceso: desde los procesos a normas preestablecidas. ¿Las actividades son adecuadas respecto
a normas de actividad y procesos preestablecidos?
(C)
Análisis de eficacia y efectividad: desde los resultados a los procesos. ¿Qué resultados producen los servicios?
(D)
Análisis de la eficiencia (evaluación económica): desde los resultados a los recursos. ¿Cuál es la relación entre
los recursos y los resultados?
Figura 5. Evaluación de la calidad de la atención sanitaria (según Donabedian, 1986)
Es cierto que en muchas ocasiones
“más vale prevenir que curar”, pero an-
tes de aplicar los resultados de un pro-
grama de cribado en el diagnóstico pre-
coz de enfermedades, se deberían tener
en cuenta todos los factores que pue-
den influir en la utilidad de un programa
de cribado. Si no, se correrá el riesgo de
que el resultado del programa de criba-
do no sea más que el etiquetado de per-
sonas como enfermas.
La prevención cuaternaria
en las pruebas de cribado
Más allá de las actividades preventivas
clásicas (prevención primaria, secundaria
y terciaria), nos encontramos con un nue-
vo concepto: el de prevención cuaterna-
ria, que es la intervención médica que
atenúa o evita las consecuencias del in-
tervencionismo médico excesivo, de ese
intervencionismo que implica actividades
médicas innecesarias9-11
.
A la hora de tomar la decisión de apli-
car una prueba de detección precoz es
preciso disponer de evidencias de que el
programa de cribado en su conjunto
proporcionará mayores beneficios que
perjuicios a la población en relación con
los efectos en salud.
– Beneficios: efectos positivos para
la salud (aquí es muy importante
diferenciar la validez del programa
frente a la validez de la prueba de
cribado), generalmente valorados
a través de VPP y VPN.
– Perjuicios: analizar los posibles efec-
tos secundarios, especialmente los
basados en el diagnóstico precoz,
que son fundamentalmente dos: los
FP (que producen una ansiedad in-
necesaria y la práctica de pruebas
de confirmación diagnóstica) y el
fenómeno de etiquetado (que es el
proceso psicológico producido en
una persona que se siente sana al
comunicársele la probable existen-
cia de una enfermedad).
– Costes: los programas de detec-
ción precoz implican una impor-
tante inversión de recursos (huma-
nos y organizativos) a través de los
costes de las pruebas, del segui-
miento en los FP, del retraso en los
FN y los tratamientos innecesarios,
y deben justificar su eficacia, efec-
tividad y eficiencia frente a otras
alternativas de priorización del sis-
tema sanitario.
Este debate respecto a la validez de
las pruebas de cribado frente a la vali-
dez de los programas de cribado se ha
hecho extensivo, en artículos muy ac-
tuales, en los que se comenta que antes
de justificar la ampliación de pruebas
de cribado deberían contestarse a las si-
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
73 (611)
Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
guientes preguntas12,13
: ¿estamos iden-
tificando formas benignas o leves de la
enfermedad que no requieren trata-
miento, en cuyo caso estamos sobrees-
timando su utilidad?, ¿los beneficios de
la ampliación de las pruebas de detec-
ción precoz superan sus costes a largo
plazo, en términos de calidad de vida y
carga económica? Ya se han planteado
estudios coste-efectividad en los que se
valora la necesidad de analizar los cos-
tes directos e indirectos derivados de
los FP que implican las estrategias de
cribado.
El riesgo de FP, inherente a cualquier
programa de detección, no debe supe-
rar los beneficios obtenidos. No es posi-
ble sopesar con precisión los beneficios
logrados frente a los riesgos de estas
propuestas si no se conoce a fondo el
panorama de los efectos adversos de los
resultados positivos en el cribado uni-
versal, cuyos costes humanos parecen ir
a cargo de los pacientes y familias con
resultados FP. Cuando, debido a los im-
portantes beneficios para los individuos
y para la colectividad, ordenamos di-
chas pruebas de detección precoz, ad-
quirimos también una responsabilidad
para seguir los resultados, ya sean éstos
verdaderos positivos o FP. Así, tenemos
la obligación de utilizar los recursos pú-
blicos para conocer y reducir las impor-
tantes consecuencias adversas de los re-
sultados FP de las pruebas de detección,
del mismo modo que estamos obligados
a tratar a los niños con resultados positi-
vos verdaderos.
Nuestros pacientes esperan lo mejor de
nuestra toma de decisiones clínicas, y lo
mejor es a veces “nada” (explicar, tran-
quilizar, esperar y ver). Tan errores son
los tipo 2 (aceptar una hipótesis falsa)
como los tipo 1 (rechazar la hipótesis que
es cierta), los de comisión (hacer de más)
como los de omisión (hacer de menos).
Ambos errores deberían evitarse a través
de la toma de decisiones clínicas juicio-
sas, hoy sesgadas a favor del intervencio-
nismo tecnológico, también implementa-
do en las actividades preventivas14
. El
clínico puede sentirse tentado por la co-
modidad de los algoritmos o protocolos,
por la corriente casi unánime del inter-
vencionismo a ultranza y por los fantas-
mas de las reclamaciones judiciales para
justificar de este modo una conducta
agresiva respecto al proceso diagnóstico-
terapéutico y de prevención. El médico
no puede ser espectador pasivo del sufri-
miento del paciente, pero tampoco actor
que empeore la evolución natural con su
intervención. Sin embargo, la interpreta-
ción profesional y poblacional sesgada
de la evolución científica y tecnológica
comporta la medicalización de la vida
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
74 (612)
Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
diaria y la creación de expectativas fun-
damentadas en la continua intervención
médica, de forma que a mejores niveles
de salud se responde con mayor preocu-
pación y ansiedad respecto al enfer-
mar14,15
. A la hora de tomar la decisión de
aplicar un protocolo de detección precoz
es preciso disponer de evidencias de que
el programa en su conjunto proporciona-
rá mayores beneficios que perjuicios para
la población.
En la práctica médica actual corremos el
riesgo de pasar a la “cultura del riesgo”:
el riesgo epidemiológico, la simple asocia-
ción estadística entre un factor y una en-
fermedad se convierte en casi una enfer-
medad, o en causa necesaria y suficiente
de la misma. Lo importante es que esa
mala interpretación del concepto de ries-
go pueda llevar a la intervención médica
exacerbada e innecesaria, al exceso diag-
nóstico y terapéutico (lo que denomina-
mos el efecto cascada)14,15
. Y así, el efecto
cascada presenta implicaciones clínicas y
éticas, en donde a veces, tal como New-
man ha comentado recientemente en Pe-
diatrics, las buenas intenciones no siem-
pre llevan a buenos protocolos o guías y
“if it´s not worth doing, it´s not worth
doing well”16
.
Todo lo expuesto hasta ahora entron-
ca con el novedoso concepto de pre-
vención cuaternaria, que se establece
con la finalidad de evitar o atenuar los
excesos de la intervención médica inne-
cesaria (tanto a nivel diagnóstico, como
terapéutico o preventivo) y que pueden
generar un “daño añadido”, o incluso
una enfermedad (orgánica y/o psíqui-
ca), cuando previamente no lo hay9-11
.
Es el resultado de la aplicación del prin-
cipio de precaución en el campo de la
salud. El crédito social que legitima la
intervención médica puede resultar da-
ñado si los médicos no evitamos la acti-
vidad médica innecesaria y sus conse-
cuencias. La prevención cuaternaria
debería primar sobre cualquier otra op-
ción diagnóstica, terapéutica y preventi-
va, pues es la versión práctica del pri-
mun non nocere, incluso cuando haya
que ejercer a contracorriente9
.
El interés de la prevención cuaternaria
(como uno de los integrantes del fenó-
meno de los efectos adversos en la
práctica clínica) en pediatría se ha visto
reflejado en la mesa redonda realizada
en el último congreso de la Asociación
Española de Pediatría, que plantea ¿qué
es?, ¿por qué existe? y ¿cómo realizar la
prevención cuaternaria?11
. Asimismo, en
el entorno de nuestras publicaciones
médicas ya hemos publicado algunos
artículos en relación con la interrelación
entre las pruebas de cribado, la preven-
ción cuaternaria y el efecto cascada17,18
.
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
Práctica clínica apropiada
en las pruebas de detección precoz
La toma de decisiones en la práctica
clínica diaria comporta una notable dosis
de incertidumbre, bien por errores o am-
bigüedad en los datos clínicos, variacio-
nes en su interpretación, falta de rela-
ción entre la información clínica y la
presencia de enfermedad, incertidumbre
sobre los efectos de la intervención o de
la historia natural de la enfermedad y,
como apartado muy importante, falta de
formación en el tema que hay que tratar
(intervención terapéutica, diagnóstica,
preventiva, pronóstica, etc.). En el caso
de las pruebas de detección precoz de
enfermedades consideramos fundamen-
tal una buena formación en los concep-
tos relacionados con las actividades pre-
ventivas, en general, y las pruebas de
cribado, en particular (tal como expusi-
mos en las preguntas detalladas al inicio
del presente artículo).
El objetivo de la asistencia sanitaria es
proveer a los pacientes, en el nivel asis-
tencial más adecuado y de la forma más
eficaz, efectiva y eficiente posible, de
aquellos servicios que mejor preserven o
restauren su estado de salud. Médicos y
gestores sanitarios comparten una serie
de interrogantes: ¿hacemos lo que de-
bemos?, ¿conseguimos lo esperado?,
¿lo conseguimos a un coste y en un
tiempo adecuados? Existe un énfasis
común de ambas perspectivas, gestión
clínica y sanitaria, en buscar reducir las
incertidumbres en las decisiones asis-
tenciales, mejorar la efectividad del ejer-
cicio clínico y la eficiencia del sistema
sanitario19
. Sin embargo, la práctica clí-
nica no es un fenómeno exacto y repro-
ducible; en la toma de decisiones existe
gran variabilidad entre médicos ante un
mismo proceso y de un mismo médico
ante pacientes diferentes aquejados del
mismo proceso20
. Esta incertidumbre en
observaciones, percepciones, razona-
mientos, intervenciones y estilos de
práctica se conoce como variabilidad de
la práctica clínica: debemos diferenciar
la variabilidad innecesaria o “ilícita”
(como consecuencia de una incorrecta
aplicación de las evidencias o por no re-
ducir la incertidumbre de forma eficaz)
de aquella otra variabilidad en los pro-
cedimientos perfectamente legítima o
“lícita”, debida a la experiencia del clíni-
co o a las preferencias del paciente21,22
.
Dentro de la gestión de calidad total
dirigida a la mejora continua de la cali-
dad asistencial nos encontramos con la
gestión por procesos, que pretende ser
una forma sencilla de abordaje de los
problemas de salud desde una visión
centrada en el paciente, en los profesio-
nales que prestan los servicios y en el
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
proceso asistencial en sí mismo, cuyo
objetivo es la identificación, evaluación
y mejora de prácticas asistenciales que
se conozcan o sospechen como deficita-
rias19
. La gestión por procesos permite:
disminuir la variabilidad en la práctica
clínica y mejorar los resultados de la
asistencia clínica en sus tres componen-
tes (Figura 6): científico-técnico (en ba-
se a conceptos de eficacia, efectividad y
seguridad), relacional o percibido (en
base a conceptos de satisfacción, acep-
tabilidad e información) y organizativo-
económico (en base a conceptos de efi-
ciencia, accesibilidad y equidad).
La decisión de desarrollar un progra-
ma de cribado para una determinada
enfermedad o factor de riesgo precisa
de una evaluación externa e interna en
la que participen tres actores básicos del
sistema3
: personas a las que beneficiar,
profesionales y administración.
– Los pacientes se adherirán al pro-
grama si la enfermedad es percibi-
da como grave, la prueba de criba-
do es aceptable y la expectativa de
resultados claramente favorable.
– Los profesionales considerarán la
evidencia de los resultados de la
estrategia en términos de resulta-
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
Aceptabilidad
†
Efectividad
*
Eficiencia
‡
Satisfacción
†
Información
†
Accesibilidad‡
Eficacia*
Equidad
‡
Seguridad
*
Práctica clínica apropiada
*
Calidad científico-técnica.
†
Calidad relacional-percibida.
‡
Calidad organizativo-económica.
Figura 6. Componentes de la calidad asistencial necesarios para llevar a cabo una práctica
clínica adecuada.
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dad), así como la facilidad de apli-
cación de la prueba y de ulteriores
acciones (tratamientos); en esta
valoración intervienen los resulta-
dos de los ensayos clínicos comu-
nitarios y eventualmente consen-
sos científicos.
– Las autoridades pondrán el acento
en la relación entre el costo y el
beneficio en salud (eficiencia) y en
el potencial de satisfacción de las
personas.
El principal interés por la calidad en la
atención sanitaria varía en función del
agente implicado: a los profesionales sa-
nitarios les interesa la calidad asistencial
(o calidad científico-técnica), a los pacien-
tes la adecuación de los recursos sanita-
rios (o calidad relacional-percibida), y al
gestor le importa la eficiencia (o calidad
organizativo-económica). No es suficien-
te con disponer de pruebas adecuadas
para el cribado de enfermedades, porque
hemos de confirmar que el programa
cumple los objetivos a todos los niveles
(cribado, confirmación, diagnóstico, tra-
tamiento y evaluación), con el fin de pro-
mover una asistencia sanitaria basada en
la evidencia en la evaluación de activida-
des preventivas, actuando en estos tres
componentes que conforman el desarro-
llo de una práctica clínica apropiada23
. La
excelencia médica intenta evitar errores y
sesgos en el proceso asistencial médico; si
es importante evitar los errores en el pro-
ceso diagnóstico-terapéutico individual,
cuánto más lo será cuando este proceso
atañe a la población, como es el caso de
las pruebas de cribado.
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Revista Pediatría de Atención Primaria
Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades
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Evaluación de pruebas de cribado de enfermedades

  • 1. 55 (593) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 27. Julio/septiembre 2005 Revisiones Resumen La medicina preventiva es un área importante de la atención sanitaria, principalmente en la Atención Primaria. Dado que se actúa sobre población sana (en pediatría, sobre niños y adolescentes sanos), la medicina preventiva necesita un soporte de evidencia científica (en relación con beneficios, perjuicios y costes) más fuerte que las intervenciones terapéuticas y/o diagnósticas. El objetivo de este artículo es presentar los conceptos teóricos relacionados con las prue- bas y programas de detección precoz de enfermedades, poniendo especial énfasis en el po- tencial perjuicio del sobrediagnóstico (falsos positivos), causa de ansiedad e intervenciones innecesarias, y también en los sesgos del cribado (sesgo de adelanto del diagnóstico, sesgo de duración de la enfermedad y sesgo de participación). Resulta de interés relacionar la medicina preventiva con dos nuevos conceptos (preven- ción cuaternaria y efecto cascada), dado que es importante conocer las implicaciones clínicas y éticas de los programas de cribado y, así, alcanzar una toma de decisiones basada en las mejores pruebas científicas en esta destacada área de salud. Palabras clave: Medicina preventiva, Pruebas de cribado, Programas de cribado. Abstract Preventive medicine is an important area of health care, mainly in Primary Health Care. Because it is acted on healthy people (in Pediatrics, in healthy children and adolescents), pre- ventive medicine needs even stronger supporting evidence (on benefits, harms and costs) than therapeutic and/or diagnostic interventions. The aim of this article is to present the theoretical concepts related to screening tests and programmes for early diseases detection, with special attention to main potential harm in overdiagnosis (false positive), causing unnecessary anxiety and intervention, and also to scre- ening bias (lead time bias, length bias and compliance). Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades J. González de Diosa , J. Mollar Masedesb , M. Rebagliato Russoc a Departamento de Pediatría, Hospital Universitario San Juan, Universidad Miguel Hernández b Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública, Hospital Universitario San Juan c Departamento de Salud Pública, Universidad Miguel Hernández. Alicante Rev Pediatr Aten Primaria. 2005; 7:593-617 Javier González de Dios, gonzalez_jav@gva.es
  • 2. Según la Comisión Nacional de la Es- pecialidad de Pediatría y sus Áreas Es- pecíficas (Real Decreto 127/1984, de 11 de enero) se define la pediatría co- mo la medicina integral del período evolutivo de la existencia humana des- de la concepción hasta el final de la adolescencia, época cuya singularidad reside en el fenómeno de crecimiento, maduración y desarrollo biológico, fi- siológico y social que, en cada momen- to, se liga a la íntima interdependencia entre el patrimonio heredado y el me- dio ambiente en el que el niño se de- senvuelve. En este sentido, la pediatría se desarrolla en dos grandes áreas: área clínica (pediatría clínica) y área de salud infantil (pediatría preventiva y social). A la pediatría le incumbe cuanto se refiere a los modos de asistencia integral, total y continuada en el niño en estado de enfermedad –pediatría clínica–, los cui- dados del niño sano –pediatría preven- tiva– y cuanto atañe al niño enfermo y sano en sus interrelaciones individuales y en la comunidad con el medio físico y humano en que se desarrolla –pediatría social–. Como vemos, las actividades preven- tivas se encuentran ligadas a la defini- ción conceptual de nuestra especialidad y se traducen, en la clínica, con las acti- vidades que se llevan en la práctica ha- bitual (vacunaciones sistemáticas, pro- gramas de cribado universal y/o por factores de riesgo, programas de salud del niño sano, etc.). Las actividades pre- ventivas de enfermedades o desenlaces emergen como un valor añadido en las sociedades occidentales, donde los ciu- dadanos creen que es positivo prevenir enfermedades, y las autoridades (sani- tarias y políticas) han de responder a es- ta demanda. El entorno sanitario de la Atención Pri- maria es el que mejor ha acogido los obje- tivos de las actividades preventivas en nuestro país, entre otros motivos porque parece el lugar idóneo y más útil en don- de implementar en la población esta parte de la medicina. El Programa de Activida- des Preventivas y de Promoción de la Sa- lud (PAPPS: www.papps.org/) es una or- ganización de ámbito estatal español, patrocinada por la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 56 (594) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 It is interesting to relate preventive medicine with two new concepts (quaternary pre- vention and cascade effect), because it is important to know the clinical and ethical implica- tions of screening programmes and to achieve an evidence-based decision-making in this outstanding area of health. Key words: Preventive medicine, Screening tests, Screening programmes.
  • 3. y dirigida por el Organismo de Coordina- ción Estatal, y entre cuyas funciones está elaborar periódicamente recomendacio- nes sobre actividades preventivas que hay que realizar en Atención Primaria de sa- lud. Íntimamente ligado al anterior, dis- ponemos en pediatría del Grupo de Pre- vención en la Infancia y Adolescencia (Grupo PrevInfad: www.aepap.org/pre- vindad/), que nació en 1990 ligado a la organización PAPPS y que desde el año 2000 se ha constituido como grupo de trabajo de la Asociación Española de Pe- diatría de Atención Primaria (AEPap: www.aepap.org/), y que establece dos ti- pos de objetivos generales: 1) generar y mantener actualizadas las recomendacio- nes sobre actividades preventivas que hay que realizar en la población infantil y ado- lescente española, basándose en las me- jores pruebas científicas, la morbilidad y recursos disponibles de nuestro entorno; y 2) promover la investigación sobre la prevención en Atención Primaria en pe- diatría. En su página web el Grupo PrevInfad implementa hasta el momento un total de 31 documentos sobre activi- dades preventivas (en distintas áreas de trabajo), que se pueden revisar en forma- to html o descargar en formato pdf, así como un Manual de actividades preven- tivas en la infancia y adolescencia (fecha de consulta: 27 jul 2005). Sin duda, la medicina preventiva tiene cada vez mayor consideración en nuestro quehacer como clínicos, con una relevan- cia añadida en la infancia y adolescencia. La pregunta que subyace es si tenemos suficiente formación para comprender y evaluar las intervenciones preventivas, de forma similar a cómo nos enfrentamos a las más conocidas intervenciones tera- péuticas y/o diagnósticas. El objetivo de este artículo es presen- tar el marco teórico en el que se mueve la medicina preventiva, en general, y el diagnóstico precoz, en particular. Algu- nas preguntas a las que pretendemos contestar son: – ¿Dónde situamos los distintos ti- pos de actividades preventivas en la historia natural de la enferme- dad? – ¿Qué valor tiene el “punto crítico de irreversibilidad” de una enfer- medad, así como el “tiempo de adelanto diagnóstico”? – ¿Qué peculiaridades tienen las pruebas de cribado frente a las pruebas diagnósticas? – ¿Conocemos las diferencias para conocer la validez de la prueba de cribado frente a la validez del pro- grama de cribado? – ¿Cuáles son los sesgos de las prue- bas de cribado? González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 57 (595) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 4. – ¿Qué peso damos a los falsos po- sitivos y al fenómeno de etiqueta- do en la evaluación de un progra- ma de cribado? – ¿Qué papel juegan los conceptos de prevención cuaternaria y efecto cas- cada en el entorno de la detección precoz de enfermedades? Estas preguntas tienen mayor relevan- cia en el momento actual, en el que las actividades preventivas se encuentran en debate, y cuando se plantea que no siempre “hacer más es hacer mejor”1,2 . Las etapas de la enfermedad y los tipos de actividades preventivas La prevención de la enfermedad abarca las medidas destinadas no solamente a prevenir la aparición de la enfermedad (prevención primaria), tales como la re- ducción de los factores de riesgo, sino también a detener su avance (prevención secundaria) y atenuar sus consecuencias y/o discapacidades una vez establecidas (prevención terciaria). La enfermedad es el resultado de un proceso dinámico en el que los agentes etiológicos y factores de riesgo interac- cionan con el huésped. En la historia na- tural de las enfermedades suelen distin- guirse una serie de etapas o fases que variarán ampliamente según el tipo de enfermedad (Figura 1)3 : a) Etapa prepatogénica: en la que los di- versos factores causales ejercen su acción y concluye con el comienzo biológico de la enfermedad. En el diagnóstico precoz de enfermedades tratamos de identificar una entidad claramente definida, en tanto que para los factores de riesgo identifica- mos una característica que está relaciona- da con la probabilidad de padecer la en- fermedad. Esta diferencia separa la prevención primaria (o prevención de aparición de la enfermedad) de la prevención secun- daria (o detección de la enfermedad aún no manifiesta); para la prevención primaria el objetivo es poblacional (y las acciones son complejas y alejadas del ámbito clínico) y para la prevención se- cundaria el objetivo es poblacional e in- dividual (y las acciones se relacionan con la clínica, tanto en búsqueda de ca- sos, como en el tratamiento y segui- miento posterior). b) Etapa preclínica: tras el comienzo biológico se producirá un período en el que, si bien existe la enfermedad, no produce alteraciones o molestias a los pacientes. Se pueden definir en ella dos subetapas: una primera en la que la en- fermedad no es detectable mediante los métodos diagnósticos (diagnóstico precoz imposible) y una segunda en la que la enfermedad podría identificarse González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 58 (596) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 5. con medios adecuados (diagnóstico precoz posible), y sólo las enfermeda- des que tengan este período suficiente- mente largo serán objeto de diagnósti- co precoz. El tiempo que transcurre desde el diagnóstico precoz hasta que hubiera sido diagnosticado por méto- dos usuales se llama “tiempo de ade- lanto diagnóstico”. c) Etapa clínica: en la que comienza la sintomatología de la enfermedad y que suele incluir una fase prodrómica y una fase de estado clásica. En esta etapa es cuando se realiza habitualmente el diag- nóstico. La prevención terciaria consiste en, una vez diagnosticados los pacien- tes, seleccionar los mejores tratamientos y evitar las complicaciones. Como vemos, las posibilidades de in- tervención preventiva están en íntima relación con las fases de la historia natu- ral de la enfermedad4 : – Las actividades de prevención pri- maria son el conjunto de actuacio- nes dirigidas a impedir la aparición o disminuir la probabilidad de pa- decer una enfermedad determina- da. Su objetivo es disminuir su inci- dencia. Este grupo de actividades se desarrollan en el período prepa- González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 59 (597) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 Comienzo biológico Prevención primaria Punto crítico de irreversibilidad A B C Prevención secundaria Diagnóstico precoz posible Diagnóstico clínico usual Muerte Invalidez Curación Prevención terciaria Tiempo Resultados Étapa prepatogénica Étapa subclínica Étapa clínica Comienzo síntomas Figura 1. Etapas de la historia natural de la enfermedad y tipos de actividades preventivas.
  • 6. togénico, antes del inicio de los es- tímulos inducidos por los factores etiológicos que provocarán la en- fermedad. Dentro de las activida- des de prevención primaria se in- cluyen las de protección de la salud (realizadas sobre el medio; ejem- plo: fluoración de las aguas) y las de promoción de la salud (dirigidas a las personas; ejemplo: vacuna- ciones sistemáticas). Las estrate- gias de actuación que se plantean son: establecer políticas saludables, desarrollar aptitudes y recursos in- dividuales, reforzar la acción co- munitaria, crear un entorno que favorezca la salud y reorientar los servicios de salud. – Las actividades de prevención se- cundaria pretenden detener la evo- lución de la enfermedad mediante actuaciones desarrolladas en la fase preclínica, cuando aún los signos y síntomas no son aparentes, pero biológicamente la enfermedad ya ha comenzado. El núcleo funda- mental de las actividades de pre- vención secundaria son las pruebas de cribado, en donde el indicador clave para medir la eficacia es la disminución de la mortalidad o de la incidencia específica de la enfer- medad. En unas situaciones el pro- ceso de cribado se realiza en pobla- ción general (cribado de masas o mass screening) y en otras en un subgrupo de pacientes específico (cribado prescriptivo o prescriptive screening); la segunda estrategia consiste en proponer la realización de la prueba para detectar un pro- blema a personas que consultan por otro problema, cuyo proceder se llama búsqueda de casos (case finding). Ejemplos de cribado de masa son la detección precoz de metabolopatías y la detección uni- versal de hipoacusia en recién naci- dos, la detección de alteraciones vi- suales, auditivas y del aparato locomotor en los exámenes de sa- lud escolar. Ejemplos de cribado prescriptivo son la detección de al- teraciones del desarrollo psicomo- tor y/o ponderoestatural en consul- tas generales de pediatría. – Las actividades de prevención ter- ciaria se definen como aquellas que están dirigidas al tratamiento y rehabilitación de una enfermedad ya previamente establecida, enlen- teciendo su progresión. Su objetivo es retrasar la aparición o agrava- miento de complicaciones e invali- deces, así como la rehabilitación y reinserción social del enfermo, in- González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 60 (598) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 7. tentando mejorar la calidad de vida de los pacientes. Ejemplos en pe- diatría serían la colocación de im- plantes cocleares en niños con hi- poacusia bilateral grave-profunda, el manejo ortopédico de los defec- tos de eje en la columna vertebral de adolescentes, etc. Los programas de actividades pre- ventivas (primaria, secundaria y ter- ciaria) implican una importante inver- sión en recursos, sobre todo humanos y organizativos, y, por tanto, deben justificar su utilidad en la práctica clí- nica (en términos de eficacia, efectivi- dad, eficiencia, seguridad, equidad, etc.) frente a otras alternativas de priorización del sistema sanitario. Las actividades preventivas, y especial- mente las basadas en el diagnóstico precoz, también tienen efectos secun- darios, y a estas pruebas de cribado vamos a dedicar el contenido funda- mental de este artículo. Las pruebas de detección precoz de enfermedades: evaluación de la prueba y evaluación del programa Como hemos visto, el objetivo de la prevención secundaria es la detección y tratamiento precoz de enfermedades: una vez desencadenada la enfermedad, la única posibilidad preventiva es la inte- rrupción de su progresión por medio de la detección y tratamiento precoz en la etapa presintomática, siempre que ello conlleve una mejoría en el pronóstico de la afección en relación con el tratamien- to efectuado después del diagnóstico habitual. Las medidas de prevención se- cundaria prototipo son las pruebas de detección precoz de enfermedades (cri- bado o screening). El concepto de cribado es la identifi- cación de sujetos afectados por una en- fermedad o anomalía que hasta enton- ces pasaba desapercibida, con ayuda de pruebas diagnósticas, exámenes o téc- nicas de aplicación rápida. Esta defini- ción incluye algunos aspectos que se deben resaltar5 : permite realizar una cla- sificación entre población posiblemente afectada por una enfermedad y la po- blación probablemente sana (si la enfer- medad es sintomática no es cribado); es un prueba preliminar, de forma que el cribado no es una prueba diagnóstica definitiva, por lo que los sujetos con re- sultado positivo en la prueba de cribado deben someterse a pruebas de diagnós- tico más seguras para confirmar la en- fermedad. Para que una actividad de detección precoz pueda resultar eficaz deben con- currir los criterios recogidos en el decálo- go de Wilson-Jounger (Tabla I). En la Fi- González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 61 (599) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 8. gura 2 se esquematizan la historia natural de la enfermedad y el papel de los méto- dos de cribado para detectar la enferme- dad en el intervalo que acaece entre el momento de diagnóstico precoz posible y el momento de diagnóstico clínico usual. González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 62 (600) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 1. El problema que se quiere detectar debe ser potencialmente grave. 2. Su historia natural debe ser perfectamente conocida. 3. Se debe disponer de medios efectivos para su diagnóstico. 4. Debe resultar detectable en su fase inicial (preclínica). 5. Debe existir una prueba válida, es decir, cuyos índices de sensibilidad y especificidad sean superio- res al 80%. 6. Dicha prueba debe ser aceptable para la población. 7. Debe definirse claramente a quién se considera enfermo. 8. Debe existir un tratamiento para los casos detectados que sea más efectivo que el tratamiento ha- bitual de la enfermedad. 9. El coste de la detección no ha de ser desproporcionado en relación con el gasto global. 10. Hay que asegurar la continuidad en el tiempo de la aplicación de la prueba de cribado. Tabla I. Decálogo de Wilson-Jounger para justificar los programas de cribado Prueba de cribadoa Tiempo Duración preclínica de la enfermedad Duración clínica de la enfermedad Dtco. precoz posible Dtco. clínico usual Resultado Recuperación Incapacidad Muerte Comienzo biológico * + Dx R a La prueba de cribado es capaz de detectar la enfermedad en ese intervalo de tiempo. Dtco: diagnóstico. * = comienzo biológico de la enfermedad; + = diagnóstico posible de la enfermedad Dx = diagnóstico clínico usual de la enfermedad; R= resultado Figura 2. Historia natural de la enfermedad.
  • 9. Desde un punto de vista conceptual el diagnóstico precoz ocupa un enclave entre la nosología, el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento, en la medi- da en que ha de integrar conocimiento de estas áreas; desde un punto de vista operacional la realización de diagnósti- co precoz se constituye en el epicentro de las actividades preventivas que hay que realizar desde la clínica. La estrate- gia para llevar a cabo un programa de cribado de forma racional precisa al me- nos tres elementos3 : – Conocimiento suficiente sobre el problema: en términos de definición de la entidad y de su diagnóstico, del pronóstico habitual y de las po- sibilidades de intervención capaces de modificar el pronóstico. – Planteamiento de objetivos que hay que conseguir: la acción debe- rá incluir la detección de pacientes y el adecuado tratamiento de los pacientes detectados, así como su seguimiento. – Evaluación de la acciones desarro- lladas por el programa de cribado: fundamentalmente en términos de efectividad (o capacidad de lograr los objetivos en situación real) y eficiencia (o relación entre los ob- jetivos conseguidos y los esfuerzos empleados). O dicho en términos coloquiales, he- mos de responder a las siguientes pre- guntas en el diagnóstico precoz: ¿qué problemas o patologías tiene sentido detectar?, ¿en qué grupos de población hacerlo?, ¿con qué objetivos concre- tos?, ¿cómo llevarlo a cabo?, ¿cómo sa- ber si es realmente útil realizarlo? Porque antes de la implantación de un programa de cribado, éste debe ir precedido de un estudio pormenorizado de los siguientes elementos: dotación de personal y equipo necesario, adecua- da organización para evitar pérdidas, previsión de flujo de pacientes que no pasen los diferentes escalones de criba- do, asegurar una precoz y adecuada in- tervención, cálculo de costes, estima- ción de los posibles efectos secundarios basados en el diagnóstico precoz, etc. Para recomendar la puesta en marcha de un programa de prevención secundaria (cribado) respecto a un determinado pro- blema de salud hemos de tener en cuenta tres grupos principales de factores4,6 (rela- tivos al problema de salud, a la prueba de cribado y al programa de cribado), que vamos a analizar a continuación: 1. Factores relacionados con el problema de salud (o enfermedad) – Importancia y prevalencia de la enfermedad, a nivel individual y/o González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 63 (601) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 10. comunitario: elevada letalidad e importante coste sanitario y social. – Historia natural de la enfermedad conocida: etapa prepatogénica, preclínica y clínica. – Etapa preclínica o latente identifi- cable, duradera y de prevalencia elevada en la población que hay que cribar: condiciona los resulta- dos de la prueba de cribado. – Criterios bien establecidos para el diagnóstico: posibilidad de descar- tar los falsos positivos (FP). – La enfermedad debe ser tratable o controlable: el tratamiento ha de ser más efectivo en la etapa preclí- nica que en la clínica. – El intervalo de tiempo entre el diagnóstico y el tratamiento debe ser apropiado. – Debe haber disponibilidad de recur- sos diagnósticos y de tratamiento. Los objetivos básicos de las pruebas de cribado serán la realización del diag- nóstico precoz de la enfermedad asinto- mática o la identificación de determina- dos factores de riesgo de enfermedad. Pero el diagnóstico constituye siempre un objetivo intermedio, pues la razón fi- nal es mejorar el pronóstico (de vida, de estado funcional, de calidad de vida) al disminuir la morbi-mortalidad poblacio- nal. Si se dispone de un tratamiento cu- rativo, el programa de cribado produci- rá una disminución de la mortalidad y de la prevalencia, sin cambios en la inci- dencia de la enfermedad; si se dispone de un tratamiento paliativo, el progra- ma producirá un descenso inicial de la mortalidad que se equilibrará posterior- mente, pues la mortalidad se desplaza a grupos de más edad, con el consiguien- te aumento de la prevalencia y un des- plazamiento de la incidencia hacia gru- pos de menor edad. El diagnóstico precoz se fundamenta en que la administración del tratamiento en la etapa preclínica mejora el pronóstico del paciente. Pero no siempre es acepta- ble esta asunción, por lo que se propone la existencia de un momento en el deve- nir de la enfermedad denominado “pun- to crítico de irreversibilidad” (Figura 1), que será aquel punto en la historia natu- ral a partir del cual la realización del trata- miento no mejora el pronóstico (o el tra- tamiento es más difícil de aplicar): – Si ese punto crítico se sitúa antes de la fase de diagnóstico precoz no posible (Figura 1, punto A), las estrategias de diagnóstico precoz no conseguirán mejorar el pronós- tico; por el contrario añadirán su- frimiento al paciente al hacerle consciente mucho antes de un problema irreversible. González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 64 (602) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 11. – Si el punto crítico se sitúa en la fa- se de diagnóstico clínico usual (Fi- gura 1, punto C), no afectará al pronóstico de los pacientes, por tanto no valen la pena el esfuerzo y el costo del diagnóstico precoz. – Si el punto crítico se sitúa en la fase de diagnóstico precoz posible (Fi- gura 1, punto B), es el único mo- mento en el que resulta oportuno el diagnóstico precoz. El problema es ¿cómo saber si una en- fermedad determinada tiene el “punto crítico de irreversibilidad” en la fase de diagnóstico precoz posible? Es preciso disponer de evidencia empírica (prefe- rentemente procedente de ensayos clíni- cos) que confirmen que hacer el diag- nóstico en la etapa de diagnóstico precoz posible es mejor que hacerlo en la fase de diagnóstico usual. 2. Factores relacionados con la prueba o pruebas de cribado que hay que realizar – Aceptabilidad: pruebas sencillas, cómodas, baratas y seguras. – Validez: es el grado en el que una prueba mide realmente el fenómeno que se pretende medir, es decir, la ausencia de error sistemático (sesgo); la validez tiene dos componentes: sensibilidad (S) y especificidad (E); no se asocia con la prevalencia de la en- fermedad que hay que cribar. – Valor predictivo: bien positivo (VPP), que es la probabilidad de padecer la enfermedad cuando la prueba es positiva, o negativo (VPN), que es la probabilidad de no padecer la enfermedad cuando la prueba es negativa; se asocia con la prevalencia de la enferme- dad que hay que cribar. – Fiabilidad o reproductibilidad: es- table, de forma que repetida bajo las mismas circunstancias ofrece los mismos resultados; influyen en esta dimensión tanto aspectos pu- ramente estadísticos (error aleato- rio) como la variación biológica, la fiabilidad del instrumento de me- dida y la variabilidad intra e inter- observador. Puesto que realizamos el diagnóstico en la etapa de diagnóstico precoz posible será necesario ir a buscar a personas asin- tomáticas. En esta situación las pruebas diagnósticas funcionan de modo diferen- te que en la clínica, y conviene responder a las siguientes preguntas3,5-7 : a) ¿Cómo se han hecho los estudios de la prueba diagnóstica? Conocemos que las pruebas diagnósti- cas tienen unas características “intrínse- González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 65 (603) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 12. cas”, independientes de la prevalencia, y que son la S (o probabilidad de verdade- ros positivos) y la E (o probabilidad de verdaderos negativos), y unas caracterís- ticas “extrínsecas”, dependientes de la prevalencia, y que son el VPP (o probabi- lidad de que el sujeto sea enfermo dado que la prueba es positiva) y el valor VPN (o probabilidad de que el sujeto sea sano dado que la prueba es negativa). Las ca- racterísticas “intrínsecas” se realizan en base a cálculos verticales en la clásica ta- bla de contingencia 2 x 2, y las caracte- rísticas “extrínsecas” en base a cálculos horizontales (Tabla II). Una prueba S origina pocos falsos ne- gativos (FN) y una prueba E pocos FP. Una elevada S es importante cuando los FN pueden tener repercusiones graves so- bre los resultados individuales (test diag- nóstico) y poblacionales (test de cribado); es muy importante que una prueba sea muy sensible cuando se desea encontrar el máximo número de casos en la pobla- ción general, sobre todo en el cribado de patologías graves. Una elevada E tiene mayor relevancia cuando también la tiene la aparición de FP, bien porque causan an- siedad y molestia a los individuos o bien porque originan costosas investigaciones. González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 66 (604) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 Prueba diagnóstica Patrón de referencia Positivo Negativo Positiva Verdaderos positivos Falsos positivos a + b a b Negativa Falsos negativos Verdaderos negativos c + d c d a + c b + d a+b+c+d Sensibilidad (S) = a / (a+c) Especificidad (E) = d / (b+d) Falsos negativos (FN): 1-S Falsos positivos (FP): 1-E Valor predictivo positivo (VPP) = a / (a+b) Valor predictivo negativo (VPN) = d / (c+d) Cociente de probabilidad positivo (CP+) = S / (1-E) = S / FP Cociente de probabilidad negativo (CP-) = (1-S) / E= FN / E Prevalencia o probabilidad preprueba (Ppre) = (a+c) / (a+b+c+d) Tabla II. Utilidad de una prueba diagnóstica
  • 13. Clásicamente se consideraba que la S y la E eran independientes de la preva- lencia, pero en muchas enfermedades la asociación entre el espectro y la preva- lencia hace que también dependan de la prevalencia. Este hecho es relevante en los cribados, pues en este caso se traba- ja con grupos con prevalencias bajas y que representan la parte incipiente de la enfermedad; sin embargo, los estudios de los test diagnósticos generalmente se realizan en ámbitos de prevalencia alta en los que el espectro de la enfermedad es más grave; por tanto, la pérdida de S de los test diagnósticos en el cribado debe ser tenido en cuenta. b. ¿En qué grupo de pacientes se realiza la prueba de diagnóstico precoz? En el cribado se trabaja sobre grupos amplios y ello produce dos consecuen- cias: obtendremos directamente la pre- valencia del problema en dicha pobla- ción, por lo que las cifras observables serán notoriamente menores que las habituales en situaciones clínicas; en los cribados, puesto que trabajamos con prevalencias bajas, el VPP desciende (excepto si la E es del 100%) y el VPN aumenta (excepto si la S es del 100%). Por tanto, ante la negatividad del test, si la S es buena, podremos tomar la de- cisión de declararlo sano; pero ante la positividad del test no podremos gene- ralmente tomar la decisión de declararlo enfermo y tomar decisiones terapéuti- cas; en este caso, el recurso es realizar otra prueba diagnóstica que tenga otras características (generalmente más E, pe- ro también más caras, molestas o agre- sivas) que es lo que se conoce como cri- bado multifásico. c. ¿Qué características pedir a las pruebas diagnósticas que hay que usar en un cribado? Dos tipos de características principales: operativas y valores externos. Las características operativas ideales se- rían alta S y E, pero lamentablemente suelen mantener relaciones inversas: S y la complementaria de la E se relacionan a través del cociente de probabilidades, bien positivo [CP+ = S / (1-E)] o negativo [CP- = (1-S) / E)], que es peculiar para ca- da conjunto prueba-enfermedad. Cuan- do el resultado de la prueba es ordinal ca- si-dimensional o dimensional podremos seleccionar diferentes puntos de corte que suponen diferentes S y E (curvas ROC); la selección del punto de corte de- pende de la finalidad de la prueba (diag- nóstico o cribado) o puede elegirse a tra- vés de modelos de análisis de decisión. Hemos de evaluar las consecuencias de González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 67 (605) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 14. los FP y FN: si la enfermedad es grave y el pronóstico mejoraría con un diagnóstico precoz, los FN serían dramáticos; pero los FP pueden plantear problemas importan- tes (por ejemplo, fenómeno de etiqueta- do), que puede resolverse si conocemos el problema del VPP en el cribado y defi- nimos un segunda fase con una prueba con mejores características. Así, la cuali- dad más relevante de una prueba de cri- bado es la S (con FN bajos y por tanto un VPN alto potenciado por la baja preva- lencia); para la ulterior confirmación bus- caremos en cambio una prueba muy E (con FP bajos y por tanto un VPP alto). La prevalencia de la etapa preclínica de la enfermedad entre la población cribada es un factor determinante para establecer la utilidad de un programa de cribado: ante una misma S y E, la prevalencia de la fase preclínica será la que determinará la can- tidad de FP y FN tras la prueba de cribado (valores predictivos). Entre los valores externos para selec- cionar una prueba de cribado conside- raremos que se trate de una prueba sin riesgos (segura), sencilla y aceptable (para el paciente y el médico), barata, fácilmente aplicable y disponible para un gran número de personas. Aunque conceptualmente relacionada con las pruebas diagnósticas, las prue- bas de cribado para la detección precoz de enfermedades tienen unas peculiari- dades que aconsejan su examen por se- parado. Para tener una buena prueba diagnóstica se requieren E y VPP eleva- dos; estos datos hacen referencia al Sp- Pin: cuando una prueba tiene una alta especificidad (specificity) los resultados positivos (positive results) son muy in- dicativos de enfermedad (rules IN diag- nosis); ello se debe a que una prueba con alta E tiene muy pocos FP, es decir, si la prueba es positiva, puede creerse. En contraste, para tener una buena prueba de cribado es muy importante que cuente con S y VPN elevados; estos datos hacen referencia al SnNout: cuan- do una prueba tiene una sensibilidad muy elevada (sensitive), los resultados negativos (negative results) descartan el diagnóstico con alta probabilidad (rules OUT diagnosis); ello se debe a que una prueba con alta S tiene muy pocos FN, es decir, si la prueba es negativa, puede creerse. Además, la práctica del cribado difiere del proceso diagnóstico en dos aspectos fundamentales5 : – Los estudios de cribado se plantean para contestar si los pacientes en los que se practica la prueba mejoran sus resultados en salud en compara- ción con pacientes similares a los que no se practica el cribado. La González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 68 (606) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 15. evaluación de una prueba de criba- do va a requerir, por tanto, un ensa- yo controlado y aleatorizado. – No todos los individuos detecta- dos por el cribado como positivos son verdaderos positivos con en- fermedad significativa. Por eso tal vez habría que adaptar la tabla 2 x 2 añadiendo dos nuevas casillas (Tabla III). En consecuencia, si la efectividad de un cribado la medi- mos de forma exclusiva mediante el número de casos detectados (en parte triviales), estaremos sobrees- timando su utilidad. 3. Factores relacionados con el programa de cribado – Eficacia probada: es el grado en el que un programa origina un resul- tado beneficioso en condiciones experimentales; se precisa sufi- ciente evidencia (a través de ensa- yos clínicos controlados o estudios observacionales) que permita ase- gurar que el tratamiento en la eta- pa preclínica produce más curacio- nes e incrementa la supervivencia o la calidad de vida que en la fase diagnóstica habitual. – Efectividad probada: es el grado en el que un programa origina un re- sultado beneficioso en condiciones de práctica clínica habitual; a las características previas de la eficacia se debe sumar que el programa de cribado tenga una cobertura am- plia, exista aceptación y adhesión al mismo, disponibilidad de servi- cios especializados y una correcta utilidad y rendimiento del progra- ma (valores predictivos), con capa- cidad de disminuir la morbilidad y la mortalidad. – Factibilidad: es el grado en el que un programa es aceptado por la González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 69 (607) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 Enfermedad presente Enfermedad ausente + VP VP FP (enfermedad significativa) (enfermedad trivial) – FN FN VN (enfermedad significativa) (enfermedad trivial) FN: falso negativo; FP: falso positivo; VN: verdadero negativo; VP: verdadero positivo. Tabla III. Extensión de la tabla 2 x 2 para pruebas de cribado
  • 16. población y los profesionales que han de aplicarlo, así como la dis- ponibilidad de recursos para poder llevarlo a cabo; es importante que el programa cuente con los servi- cios necesarios para seguir a las personas con resultados positivos. – Eficiencia: es el grado de relación de un programa entre los resulta- dos producidos y los costes gene- rados (a través, principalmente de estudios coste-efectividad y coste- utilidad), en el que se tienen en cuenta beneficios, perjuicios y cos- tes del programa de cribado. La principal cuestión que hay que eva- luar es si la detección precoz y el trata- miento subsiguiente es realmente capaz de mejorar el pronóstico de las personas sometidas a cribado; o, lo que es lo mis- mo, afirmar que el “punto crítico de irre- versibilidad” se encuentra en la etapa de diagnóstico precoz posible (Figura 1, punto B). El único recurso para obtener este conocimiento es comparar lo que ocurre en los pacientes en los que se reali- za el cribado con aquellos en los que no se realizó. Pero esta comparación plantea una serie de sesgos en la valoración de los estudios de detección precoz de la en- fermedad que es importante considerar: – Sesgo de adelanto del diagnóstico (lead time bias): si la superviven- cia se mide a partir del momento del diagnóstico, los sujetos detec- tados por cribado presentan una aparente mejoría de la supervi- vencia, incluso si el tratamiento es inefectivo (sólo añade tiempo de conciencia de la enfermedad); au- mentamos la etapa clínica de la enfermedad a expensas de la pre- clínica, sin que en realidad mejore el pronóstico de los pacientes. Pa- ra evitarlo, el grupo control deber ser comparable (idealmente, un ensayo clínico controlado y alea- torizado) (Figura 3). El lead time depende de la velocidad de pro- gresión de la enfermedad y de las características de la prueba (cuan- to más “sensible” sea, antes se podrán detectar los casos). – Sesgo de duración de la enferme- dad (length bias): la relación entre la duración de la etapa preclínica y clínica de la enfermedad va a con- dicionar la probabilidad del diag- nóstico precoz. El cribado tiende a detectar lesiones de crecimiento más lento y menos agresivo (mejor pronóstico), debido a que los en- fermos con mayor supervivencia tienen más probabilidad de ser de- tectados en un corte transversal en la etapa preclínica (Figura 4). González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 70 (608) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 17. González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 71 (609) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 Dtco. precoz posible Dtco. clínico usual Dtco. precoz (cribado) Dtco. por síntomas Resultado Muerte por cáncer Comienzo biológico 6 años 3 años 8 años 10 años 12 años * + Dx R 2 años Dtco. precoz posible Dtco. clínico usual Resultado Muerte por cáncer Comienzo biológico 6 años 8 años 10 años 12 años * + Dx R Aunque el cribado permite conocer la enfermedad un año antes, el resultado final es similar con ambas estrategias (muerte a los 12 años) * = comienzo biológico de la enfermedad; + = diagnóstico posible de la enfermedad Dx = diagnóstico clínico usual de la enfermedad; R= resultado Figura 3. Sesgo de adelanto diagnóstico. Dtco. precoz (cribado) Tiempo * + Dx R * + Dx R * + Dx R * + Dx R * + Dx R Relación entre la duración preclínica de la enfermedad y la probabilidad del diagnóstico precoz * = comienzo biológico de la enfermedad; + = diagnóstico posible de la enfermedad Dx = diagnóstico clínico usual de la enfermedad; R= resultado Figura 4. Sesgo de duración de la enfermedad.
  • 18. – Sesgo de participación (complian- ce): los participantes en la campaña de cribado suelen ser voluntarios que, como es sabido, constituyen un grupo con un pronóstico a priori fa- vorable, pues suelen ser personas más sanas que el resto de la pobla- ción. La evaluación de un programa de cri- bado ha de orientarse hacia los diferen- tes objetivos finales de la acción (mejo- rar el pronóstico individual y la salud poblacional). La evaluación de una in- tervención o un programa supone la re- cogida, análisis e interpretación siste- máticos de la información relativa a su funcionamiento y a sus posibles efectos. Los datos recogidos suelen utilizarse pa- ra medir la intervención y si debe am- pliarse o abandonarse. En la Figura 5 se esquematiza el marco conceptual de la evaluación de una intervención según Donabedian: evaluación de la estructu- ra, del proceso y de los resultados8 . González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 72 (610) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 Evaluación de la estructura Políticas de atención Objetivos del sistema de atención Resultados (outcomes) Evaluación de resultados Análisis de eficiencia Análisis de eficiencia y efectividad Recursos/estructura (A) (1) (3) (D) (C) (B) (2) Servicios/procesos Evaluación del proceso (1) Los soportes físicos, económicos, de personal, formación, organización, habilidades, conocimiento existente, etc., destinados a la atención de la salud. (2) Los que los proveedores hacen a/por/para los pacientes. (3) Cambios favorables o adversos, que se producen en la salud de las personas, grupos o comunidades, atribuibles a la atención sanitaria recibida. (A) Evaluación de la estructura: desde los recursos a normas preestablecidas. ¿Los recursos alcanzan niveles de calidad preestablecidos? (B) Evaluación del proceso: desde los procesos a normas preestablecidas. ¿Las actividades son adecuadas respecto a normas de actividad y procesos preestablecidos? (C) Análisis de eficacia y efectividad: desde los resultados a los procesos. ¿Qué resultados producen los servicios? (D) Análisis de la eficiencia (evaluación económica): desde los resultados a los recursos. ¿Cuál es la relación entre los recursos y los resultados? Figura 5. Evaluación de la calidad de la atención sanitaria (según Donabedian, 1986)
  • 19. Es cierto que en muchas ocasiones “más vale prevenir que curar”, pero an- tes de aplicar los resultados de un pro- grama de cribado en el diagnóstico pre- coz de enfermedades, se deberían tener en cuenta todos los factores que pue- den influir en la utilidad de un programa de cribado. Si no, se correrá el riesgo de que el resultado del programa de criba- do no sea más que el etiquetado de per- sonas como enfermas. La prevención cuaternaria en las pruebas de cribado Más allá de las actividades preventivas clásicas (prevención primaria, secundaria y terciaria), nos encontramos con un nue- vo concepto: el de prevención cuaterna- ria, que es la intervención médica que atenúa o evita las consecuencias del in- tervencionismo médico excesivo, de ese intervencionismo que implica actividades médicas innecesarias9-11 . A la hora de tomar la decisión de apli- car una prueba de detección precoz es preciso disponer de evidencias de que el programa de cribado en su conjunto proporcionará mayores beneficios que perjuicios a la población en relación con los efectos en salud. – Beneficios: efectos positivos para la salud (aquí es muy importante diferenciar la validez del programa frente a la validez de la prueba de cribado), generalmente valorados a través de VPP y VPN. – Perjuicios: analizar los posibles efec- tos secundarios, especialmente los basados en el diagnóstico precoz, que son fundamentalmente dos: los FP (que producen una ansiedad in- necesaria y la práctica de pruebas de confirmación diagnóstica) y el fenómeno de etiquetado (que es el proceso psicológico producido en una persona que se siente sana al comunicársele la probable existen- cia de una enfermedad). – Costes: los programas de detec- ción precoz implican una impor- tante inversión de recursos (huma- nos y organizativos) a través de los costes de las pruebas, del segui- miento en los FP, del retraso en los FN y los tratamientos innecesarios, y deben justificar su eficacia, efec- tividad y eficiencia frente a otras alternativas de priorización del sis- tema sanitario. Este debate respecto a la validez de las pruebas de cribado frente a la vali- dez de los programas de cribado se ha hecho extensivo, en artículos muy ac- tuales, en los que se comenta que antes de justificar la ampliación de pruebas de cribado deberían contestarse a las si- González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 73 (611) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 20. guientes preguntas12,13 : ¿estamos iden- tificando formas benignas o leves de la enfermedad que no requieren trata- miento, en cuyo caso estamos sobrees- timando su utilidad?, ¿los beneficios de la ampliación de las pruebas de detec- ción precoz superan sus costes a largo plazo, en términos de calidad de vida y carga económica? Ya se han planteado estudios coste-efectividad en los que se valora la necesidad de analizar los cos- tes directos e indirectos derivados de los FP que implican las estrategias de cribado. El riesgo de FP, inherente a cualquier programa de detección, no debe supe- rar los beneficios obtenidos. No es posi- ble sopesar con precisión los beneficios logrados frente a los riesgos de estas propuestas si no se conoce a fondo el panorama de los efectos adversos de los resultados positivos en el cribado uni- versal, cuyos costes humanos parecen ir a cargo de los pacientes y familias con resultados FP. Cuando, debido a los im- portantes beneficios para los individuos y para la colectividad, ordenamos di- chas pruebas de detección precoz, ad- quirimos también una responsabilidad para seguir los resultados, ya sean éstos verdaderos positivos o FP. Así, tenemos la obligación de utilizar los recursos pú- blicos para conocer y reducir las impor- tantes consecuencias adversas de los re- sultados FP de las pruebas de detección, del mismo modo que estamos obligados a tratar a los niños con resultados positi- vos verdaderos. Nuestros pacientes esperan lo mejor de nuestra toma de decisiones clínicas, y lo mejor es a veces “nada” (explicar, tran- quilizar, esperar y ver). Tan errores son los tipo 2 (aceptar una hipótesis falsa) como los tipo 1 (rechazar la hipótesis que es cierta), los de comisión (hacer de más) como los de omisión (hacer de menos). Ambos errores deberían evitarse a través de la toma de decisiones clínicas juicio- sas, hoy sesgadas a favor del intervencio- nismo tecnológico, también implementa- do en las actividades preventivas14 . El clínico puede sentirse tentado por la co- modidad de los algoritmos o protocolos, por la corriente casi unánime del inter- vencionismo a ultranza y por los fantas- mas de las reclamaciones judiciales para justificar de este modo una conducta agresiva respecto al proceso diagnóstico- terapéutico y de prevención. El médico no puede ser espectador pasivo del sufri- miento del paciente, pero tampoco actor que empeore la evolución natural con su intervención. Sin embargo, la interpreta- ción profesional y poblacional sesgada de la evolución científica y tecnológica comporta la medicalización de la vida González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 74 (612) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 21. diaria y la creación de expectativas fun- damentadas en la continua intervención médica, de forma que a mejores niveles de salud se responde con mayor preocu- pación y ansiedad respecto al enfer- mar14,15 . A la hora de tomar la decisión de aplicar un protocolo de detección precoz es preciso disponer de evidencias de que el programa en su conjunto proporciona- rá mayores beneficios que perjuicios para la población. En la práctica médica actual corremos el riesgo de pasar a la “cultura del riesgo”: el riesgo epidemiológico, la simple asocia- ción estadística entre un factor y una en- fermedad se convierte en casi una enfer- medad, o en causa necesaria y suficiente de la misma. Lo importante es que esa mala interpretación del concepto de ries- go pueda llevar a la intervención médica exacerbada e innecesaria, al exceso diag- nóstico y terapéutico (lo que denomina- mos el efecto cascada)14,15 . Y así, el efecto cascada presenta implicaciones clínicas y éticas, en donde a veces, tal como New- man ha comentado recientemente en Pe- diatrics, las buenas intenciones no siem- pre llevan a buenos protocolos o guías y “if it´s not worth doing, it´s not worth doing well”16 . Todo lo expuesto hasta ahora entron- ca con el novedoso concepto de pre- vención cuaternaria, que se establece con la finalidad de evitar o atenuar los excesos de la intervención médica inne- cesaria (tanto a nivel diagnóstico, como terapéutico o preventivo) y que pueden generar un “daño añadido”, o incluso una enfermedad (orgánica y/o psíqui- ca), cuando previamente no lo hay9-11 . Es el resultado de la aplicación del prin- cipio de precaución en el campo de la salud. El crédito social que legitima la intervención médica puede resultar da- ñado si los médicos no evitamos la acti- vidad médica innecesaria y sus conse- cuencias. La prevención cuaternaria debería primar sobre cualquier otra op- ción diagnóstica, terapéutica y preventi- va, pues es la versión práctica del pri- mun non nocere, incluso cuando haya que ejercer a contracorriente9 . El interés de la prevención cuaternaria (como uno de los integrantes del fenó- meno de los efectos adversos en la práctica clínica) en pediatría se ha visto reflejado en la mesa redonda realizada en el último congreso de la Asociación Española de Pediatría, que plantea ¿qué es?, ¿por qué existe? y ¿cómo realizar la prevención cuaternaria?11 . Asimismo, en el entorno de nuestras publicaciones médicas ya hemos publicado algunos artículos en relación con la interrelación entre las pruebas de cribado, la preven- ción cuaternaria y el efecto cascada17,18 . González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 75 (613) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 22. Práctica clínica apropiada en las pruebas de detección precoz La toma de decisiones en la práctica clínica diaria comporta una notable dosis de incertidumbre, bien por errores o am- bigüedad en los datos clínicos, variacio- nes en su interpretación, falta de rela- ción entre la información clínica y la presencia de enfermedad, incertidumbre sobre los efectos de la intervención o de la historia natural de la enfermedad y, como apartado muy importante, falta de formación en el tema que hay que tratar (intervención terapéutica, diagnóstica, preventiva, pronóstica, etc.). En el caso de las pruebas de detección precoz de enfermedades consideramos fundamen- tal una buena formación en los concep- tos relacionados con las actividades pre- ventivas, en general, y las pruebas de cribado, en particular (tal como expusi- mos en las preguntas detalladas al inicio del presente artículo). El objetivo de la asistencia sanitaria es proveer a los pacientes, en el nivel asis- tencial más adecuado y de la forma más eficaz, efectiva y eficiente posible, de aquellos servicios que mejor preserven o restauren su estado de salud. Médicos y gestores sanitarios comparten una serie de interrogantes: ¿hacemos lo que de- bemos?, ¿conseguimos lo esperado?, ¿lo conseguimos a un coste y en un tiempo adecuados? Existe un énfasis común de ambas perspectivas, gestión clínica y sanitaria, en buscar reducir las incertidumbres en las decisiones asis- tenciales, mejorar la efectividad del ejer- cicio clínico y la eficiencia del sistema sanitario19 . Sin embargo, la práctica clí- nica no es un fenómeno exacto y repro- ducible; en la toma de decisiones existe gran variabilidad entre médicos ante un mismo proceso y de un mismo médico ante pacientes diferentes aquejados del mismo proceso20 . Esta incertidumbre en observaciones, percepciones, razona- mientos, intervenciones y estilos de práctica se conoce como variabilidad de la práctica clínica: debemos diferenciar la variabilidad innecesaria o “ilícita” (como consecuencia de una incorrecta aplicación de las evidencias o por no re- ducir la incertidumbre de forma eficaz) de aquella otra variabilidad en los pro- cedimientos perfectamente legítima o “lícita”, debida a la experiencia del clíni- co o a las preferencias del paciente21,22 . Dentro de la gestión de calidad total dirigida a la mejora continua de la cali- dad asistencial nos encontramos con la gestión por procesos, que pretende ser una forma sencilla de abordaje de los problemas de salud desde una visión centrada en el paciente, en los profesio- nales que prestan los servicios y en el González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 76 (614) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 23. proceso asistencial en sí mismo, cuyo objetivo es la identificación, evaluación y mejora de prácticas asistenciales que se conozcan o sospechen como deficita- rias19 . La gestión por procesos permite: disminuir la variabilidad en la práctica clínica y mejorar los resultados de la asistencia clínica en sus tres componen- tes (Figura 6): científico-técnico (en ba- se a conceptos de eficacia, efectividad y seguridad), relacional o percibido (en base a conceptos de satisfacción, acep- tabilidad e información) y organizativo- económico (en base a conceptos de efi- ciencia, accesibilidad y equidad). La decisión de desarrollar un progra- ma de cribado para una determinada enfermedad o factor de riesgo precisa de una evaluación externa e interna en la que participen tres actores básicos del sistema3 : personas a las que beneficiar, profesionales y administración. – Los pacientes se adherirán al pro- grama si la enfermedad es percibi- da como grave, la prueba de criba- do es aceptable y la expectativa de resultados claramente favorable. – Los profesionales considerarán la evidencia de los resultados de la estrategia en términos de resulta- González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 77 (615) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 Aceptabilidad † Efectividad * Eficiencia ‡ Satisfacción † Información † Accesibilidad‡ Eficacia* Equidad ‡ Seguridad * Práctica clínica apropiada * Calidad científico-técnica. † Calidad relacional-percibida. ‡ Calidad organizativo-económica. Figura 6. Componentes de la calidad asistencial necesarios para llevar a cabo una práctica clínica adecuada.
  • 24. Bibliografía 1. Martínez González M, de Irala J. Medicina preventiva y fracaso clamoroso de la salud públi- ca: llegamos mal porque llegamos tarde. Med Clin (Barc). 2005;124:656-660. 2. Godlee F. Preventive medicine makes us mi- serable. BMJ. 2005; 330. [En línea][Fecha de con- sulta: 1 may 2005]. Disponible en http://bmj. bmjjournals.com/cgi/reprint/330/7497/0-f 3. Cabello López J, Picó Navarro JA. El diagnós- tico precoz: conceptos y estrategias. En: Tratado de Epidemiología Clínica. Módulo II. Conceptos específicos en Epidemiología Clínica. Alicante: Uni- versidad de Alicante; 2000. p. 183-195. 4. Informe de Evaluación de Tecnologías Sani- tarias (AETS). Instituto de Salud Carlos III-Minis- terio de Sanidad y Consumo. Evaluación de la efectividad de tecnologías para la promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Madrid: AETS-Instituto de Salud Carlos III; 2002. 5. Latour Pérez J. El diagnóstico. Quaderns de Salut Pública i Administració de Serveis de Salut 21. Valencia: Escola Valenciana d´Estudis per a la Salut; 2003. dos de salud (eficacia y efectivi- dad), así como la facilidad de apli- cación de la prueba y de ulteriores acciones (tratamientos); en esta valoración intervienen los resulta- dos de los ensayos clínicos comu- nitarios y eventualmente consen- sos científicos. – Las autoridades pondrán el acento en la relación entre el costo y el beneficio en salud (eficiencia) y en el potencial de satisfacción de las personas. El principal interés por la calidad en la atención sanitaria varía en función del agente implicado: a los profesionales sa- nitarios les interesa la calidad asistencial (o calidad científico-técnica), a los pacien- tes la adecuación de los recursos sanita- rios (o calidad relacional-percibida), y al gestor le importa la eficiencia (o calidad organizativo-económica). No es suficien- te con disponer de pruebas adecuadas para el cribado de enfermedades, porque hemos de confirmar que el programa cumple los objetivos a todos los niveles (cribado, confirmación, diagnóstico, tra- tamiento y evaluación), con el fin de pro- mover una asistencia sanitaria basada en la evidencia en la evaluación de activida- des preventivas, actuando en estos tres componentes que conforman el desarro- llo de una práctica clínica apropiada23 . La excelencia médica intenta evitar errores y sesgos en el proceso asistencial médico; si es importante evitar los errores en el pro- ceso diagnóstico-terapéutico individual, cuánto más lo será cuando este proceso atañe a la población, como es el caso de las pruebas de cribado. González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 78 (616) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005
  • 25. González de Dios J, y cols. Evaluación de las pruebas y programas de detección precoz (cribado o screening) de enfermedades 79 (617) Revista Pediatría de Atención Primaria Volumen VII. Número 28. Octubre/diciembre 2005 6. Salleras L, Domínguez A, Forés MD. Los métodos de la medicina preventiva (y III). Criba- dos. Med Clin (Barc). 1994;102 (Supl):26-34. 7. Pita Fernández S, Pértigas Díaz S. Pruebas diagnósticas. Cad Aten Primaria. 2003;10:120- 124. 8. Donabedian A. Evaluating the quality of medi- cal care. Mbank Mem Fund Q. 1986;44:166-206. 9. Gervás J. La prevención cuaternaria. OMC. 2004;95:8. 10. Gervás J, Pérez Fernández M. Genética y prevención cuaternaria. El ejemplo de la hemo- cromatosis. Aten Primaria. 2003;32:158-162. 11. Monteagudo Montesinos E, Vidal Micó S. Prevención cuaternaria. An Pediatr (Barc). 2005;62: 286-268. 12. Waisbren SE, Albers S, Amato S, Ampola M, Brewster TG, Demmer Eaton RB, et al. Effect of expanded newborn screening for biochemical genetic disorders on child outcomes and parental stress. JAMA. 2003;290:2564-2572. 13. Anónimo. Ampliación de las pruebas de cribado en el recién nacido: ¿los beneficios supe- ran a los riesgos? AAP Grand Rounds (Ed. esp.). 2004;2:35-36. 14. Pérez Fernández M, Gervás J. El efecto cascada: implicaciones clínicas, epidemiológicas y éticas. Med Clin (Barc). 2002;118:65-67. 15. Modl JW, Stein HF. The cascade effect in the clinical care of patients. N Engl J Med. 1986; 314:512-514. 16. Newman TB. If it´s not worth doing, it´s not worth doing well. Pediatrics. 2005;115:196. 17. González de Dios J, Ochoa C. Ectasia piéli- ca perinatal, el efecto cascada y la prevención cuaternaria. An Pediatr (Barc). 2005;63:83-85. 18. González de Dios J, Mollar Maseres J, Re- bagliato Russo M. Evaluación del programa de detección precoz universal de la hipoacusia en el recién nacido. An Pediatr (Barc). 2005;63:230- 237. 19. Lorenzo S, Mira JJ, Sánchez E. Gestión de calidad total y medicina basada en la evidencia. Med Clin (Barc). 2000;114:460-463. 20. González de Dios J. Toma de decisiones en la práctica clínica: del modelo tradicional al nue- vo modelo basado en pruebas. Pediatr Integral. 2003; n.º especial 6:19-26. 21. Marión J, Peiró S, Márquez S, Meneu R. Va- riaciones en la práctica médica: importancia, cau- sas e implicaciones. Med Clin (Barc). 1998;110: 382-390. 22. Gómez de la Cámara A. La medicina basa- da en evidencias científicas: mito o realidad de la variabilidad de la práctica clínica y su repercusión en los resultados en salud. Anales Sis San Nava- rra. 2003;26:11-26. 23. Del Llano Señarís JE, Meneu de Guillerna R. Asistencia sanitaria basada en la evidencia. Med Clin (Barc). 1999;112 (Supl 1):90-96. xx