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DESDERIVACION URINARIA
Doctor Carlos de Vivero Amador
Académico de Número
Preocupación de los urólogos de todos los tiempos ha
sido el desarrollo de un procedimiento operatorio que
permita sustituir total o parcialmente la vejiga urina-
ria cuando ésta, por lesiones congénitas o adquiridas,
haya cesado sus funciones o no pueda ser utilizada co-
mo órgano colector y excretor de la orina. Lesiones
congénitas o adquiridas de uretra han sido motivo pa-
ra derivar la orina por encima de la vejiga. Es así co-
mo numerosos métodos de derivaciones urinarias han
sido ideados, siendo los primeros en su orden la ne-
frostomía y ureterostomía cutánea, con los inconve-
nientes de cambios de tubos, infección, formación de
cálculos y daño progresivo renal. (1)
La implantación de los uréteres al intestino fue utili-
zada con el fin de evitar el uso de tubos y bolsas colec-
toras; pero la absorción de electrolitos, las infecciones
renales, la estenosis de las anastomosis y la insuficien-
cia renal progresiva, llevaron a muchos urólogos a no
practicar más estos procedimientos y buscar otras so-
luciones al problema.
La implantación de los uréteres al sigmoides (Uretero-
sigmoidostomía) se realiza en Colombia por primera
vez por el Profesor Jorge E. Cavelier en 1932, cuando
usa la técnica submucosa de Coffey, y en trabajo para
ingresar a la Academia Nacional de Medicina informa
sobre sus resultados.
Era necesario separar las materias fecales de la orina,
por razones obvias; esto llevó al uso de segmentos ais-
lados de intestino en los cuales se implantaron los uré-
teres, esperando en esta forma reducir la incidencia de
insuficiencia renal progresiva; se acepta hoy, que los
segmentos intestinales aislados constituyen los mejo-
res órganos para sustituir, en todo o en parte, alguna
porción del tracto urinario. (2)
En 1944 el Profesor Santiago Triana Cortés usa el seg-
mento ileocecal y apendicostomía en 5 pacientes y
presenta este importante trabajo con carácter de co-
municación preliminar a la Academia Nacional de Me-
dicina. El Dr. Triana describe esta técnica quirúrgica
como "un nuevo procedimiento para derivar al ciego
la orina con exclusión de la vejiga". (3), (4)
En 1950 Bricker describe su operación empleando un
segmento aislado de lleum terminal al cual se implan-
tan los uréteres, con un extremo exteriorizado a tra-
vés de la pared abdominal, en forma de ileostomía
que hace necesario el uso de una bolsa colectora. Esta
intervención fué realizada por primera vez en el año
de 1960 por el Dr. Jorge Cavelier Gaviria, en el Hos-
pital de la Samaritana, a un paciente con historia de
estrechez uretral infranqueable, operado en múltiples
ocasiones con el fin de reconstruir su uretra. El pacien-
te presentaba contractura vesical, cistostomía y riñón
en herradura, al cual previamente se le había hecho
heminefrectomia izquierda por hidronefrosis. (Figuras
lAy lB).
Durante muchos años se creyó que esta técnica había
resuelto el problema del deterioro de la función renal,
pero la experiencia ha demostrado otra cosa; en los
últimos años se ha venido empleando el segmento ais-
lado de intestino grueso, implantando los uréteres a
16
Figura lA. Paciente con bolsa de Lapides.
Figura 2. Inyección de solución salina sub-se-
rosa para facilitar la disección y hechura
del tunel submucoso, en la técnica anti-
rreflujo de J. Richie.
A
Figura lB. Urografía 7 meses después. Nóte-
se el aro metálico en la bolsa colectora,
que ha sustituído al original.
dicho segmento con técnica antirreflujo (técnica con
túnel submucoso de Jerome P. Richie), presenta igual-
mente a largo plazo deterioro de la función renal. (Fi-
gura 2A).
Para reemplazar la vejiga ha sido usado el recto aisla-
do con descenso del sigmoides a través de la porción an-
terior (Gersuny 1898) o posterior (Heitz Boyer 1910)
del esfínter anal, buscando continencia de orina y ma-
terias fecales; operación hecha por primera vez en Co-
lombia por el Profesor Pablo Gómez Martínez, descri-
ta en trabajo presentado en París en el XVIII Congre-
so de la Sociedad Internacional de Urología en 1979.
Sin llegar aún a la derivación urinaria ideal, el más in-
novador avance en el horizonte de la cirugía urológica
fue presentado por Donald Skinner en el Congreso de
la Asociación Americana de Urología en el mes de ma-
yo de 1984 en New ürleans y lo llamó The Kock Pouch
o bolsa de Kock, esta si considerada como la derivación
más cercana a la ideal. Fué ideada esta técnica quirúr-
gica por el DI. Nils Kock de Goteberg, Suecia. El seg-
mento de Ileum aislado para hacer la bolsa de acuerdo
a la modificación de Skinner, Figura 3) tiene una lon-
gitud de 78 centímetros, es continente y sin reflujo,
con una capacidad como reservorio de 1.000 a 1.200
17
Figura 3. Mecanismo de continencia y antireflujo
en la técnica de Kock.
c.c. de orina. Los pacientes desocupan la bolsa por au-
tocateterismo entre 4 a 6 veces por día. (Figura 3).
Entre los años 1950 y 1970, la operación de Bricker
tuvo mucho auge y llegó a ponerse de moda, siendo
su uso un poco exagerado. Hoy en día debido princi-
palmente al deterioro de la función renal, al uso de
bolsas colectoras de orina y a la dificultad en la conse-
cusión de dichas bolsas en los países subdesarrollados,
existe la tendencia a deshacer esta intervención, cuan-
do ello es posible, especialmente cuando la vejiga está
sana y puede cumplir su función de órgano colector y
excretor de orina, haciendo lo que llamamos Desderi-
vación Urinaria, motivo de este trabajo.
En J 970 aparecieron los primeros informes en la lite-
ratura urológica acerca de las complicaciones a largo
plazo de la derivación urinaria, cuando se hacía la uré-
tero-ileostomía cutánea. Schwars y Jeffs mostraron
un 50 % de incidencia de deterioro renal en 41 pacien-
tes con conducto ileal, a los cuales se les hizo un segui-
miento de 2 a 6 años; Shapiro y asociados mostraron
que 25 % de riñones presentaban evidencia de dilata-
ción después de lOa 15 años de seguimiento.
Casi simultáneamente, Lapides y asociados informa-
ron resultados satisfactorios a largo plazo con la técni-
ca aséptica de auto-<:ateterización intermitente, que
apareció claramente como una técnica segura para la
descompresión de la vejiga que se vacía inadecuada-
mente y demostró que la derivación temprana no era
necesaria. Los avances tecnológicos en los instrumen-
tos urológicos, especialmente en el cistoscopio infan-
til y los equipos de urodinamia, han permitido a los
urólogos hacer el diagnóstico anatómico en niños con
dificultades en la evacuación vesical y encontrar los
métodos para instaurar una terapia que evite la reali-
zación de una derivación urinaria temporal. (6)
A raíz del informe de Hendren sobre los resultados
obtenidos con la reconstrucción secundaria en niños a
los cuales se había sometido a derivación, se pudo mi-
rar retrospectivamente el concepto de derivación uri-
naria, establecer el segundo paso para solucionar el
problema de estos niños y llegar a concluir que quizás
esta intervención no hubiese sido necesaria.
Esta reconstrucción del tracto urinario que ha sido
derivado previamente se denomina Desderivación, in-
tervención que está indicada primordialmente cuando
la vejiga está sana y puede cumplir la función de órga-
no colector y excretor de orina. Es objeto de este
trabajo presentar cuatro casos: dos a los cuales se les
practicó operación de Bricker en 1971 y 1972, ante el
fracaso de múltiples operaciones para reconstruir la
uretra posterior por estrechez de origen traumático.
Gracias a la uretroplastia transpúbica subperióstica,
descrita por Terry Allen en 1976, fue posible recons-
truir la uretra en ambos pacientes y luego practicar la
desderivación, colocando el extremo del Ileum que
correspondía al estoma en la vejiga, usando en uno de
ellos técnica antireflujo con el método de la intusus-
cepción o pezón intravesical.
El tercer caso de desderivación corresponde a una
transpielo-pielostomía en una niña con riñón úni-
co y nefrostomía.
El cuarto caso corresponde a una paciente de 56 años
de edad que ingresó al Hospital de la Samaritana en
insuficiencia renal con creatinina de 13 mlgrs j , en
quien la ecografía diagnosticó hidronefrosis bilateral
y el renograma exclusión renal derecha, eliminación
renal izquierda con acentuada obstrucción en el tercer
segmento. Se le hizo inicialmente una nefrostomía y
una vez recuperada su función renal se desderivó con
una pielo-I1eo-<:istostomía usando la técnica antiref1u-
jo de la intususcepción o pezón intravesical.
ARGUMENTOS PARA REVERTIR UNA
DERN ACION URINARIA
Hay argumentos para revertir la derivación urinaria en
las experiencias del Dr. Retik, Jefe de División de Uro-
logía del Hospital Centro Médico Pediátrico de Bas-
tan, en cuyo servicio han desderivado 106 niños llevan-
dolo a afirmar que la gran mayoría de los niños no de-
ben ser derivados y aquellos que han sido derivados
deben desderivarse siempre y cuando sea posible. El
uso de cateterismo intermitente, y la capacidad para
realizar cirugía reconstructiva sofisticada, elimina la
necesidad de derivación en muchos niños. Un gran nú-
mero de complicaciones se origina en el conducto llea1;
18
por lo tanto el restablecimiento de la continuidad del
tracto urinario debe tenerse en cuenta siempre que sea
posible, según el Dr. Retik.
Para la cirugía de la desderivación el Dr. Retik aconse-
ja la unión de urotelio con urotelio cuando ello es fac-
tibIe; más que el empleo de puentes intestinales.
El método más simple es la urétero-ureterostomía tér-
mino-terminal bilateral que puede ser empleada cuan-
do la distancia entre los extremos de los uréteres no
es grande. El desplazamiento del riñón y uréter hacia
abajo puede permitir este método.
La técnica apropiada cuando hay una gran distancia
entre uréter distal y proximal en un lado, es la trans-
urétero-ureterostomía y reimplantación.
La reimplantación ureteral directa combinada, con la
fijación de la vejiga al psoas o nefropexia inferior, pue-
de ser usada si hay un uréter proximal largo y un mu-
ñón ureteral corto. Si estos métodos no son posibles
el Dr. Retik dice: el intestino se usa como puente en-
tre uréter y vejiga (Uretero-I1eo-eistostomía) con anas-
tomosis directa a mucosa, también puede usarse la ure-
tero-I1eo-eistostomía, anastomosis con tunel submu-
coso y técnica antirreflujo.
Figura 4. Sustituto ileal de uréter con intususcep-
ción de la porción terminal del ileum, o
técnica del pezón intravesical.
El segmento de intestino más comunmente usado es
el segmento ileal. Cuando es necesario ampliar la veji-
ga el segmento l1eo-eecal, especialmente en vejigas
que fallan en distenderse durante las evaluaciones pre-
operatorias.
El segmento lleal puede ser usado entre los uréteres y
la vejiga o entre el uréter distal y proximal.
La sustitución lleal·de uréter con plastia antirreflujo,
con intususcepción de porción terminal de ileum, o
técnica del pezón intravesical fue descrita en 1977 en
la revista Urology por el Dr. R. Tcholl, Jefe del Depar-
tamento de Urología de la Universidad de Berna, Sui-
za; esta técnica fue probada en cerdos, entre agosto y
diciembre de 1975 con el fin de prevenir el reflujo .(7)
Sustituto lleal de uréter usando técnica antirreflujo
con tunel submucoso, disecando dos colgajos de mu-
cosa vesical a la que previamente se le inyecta solución
salina, 3 pulgadas de ileum terminal deben ser cubier-
tos por mucosa. (8)
En ciertas ocasiones el auto trasplante es una técnica
razonable. Nuestras experiencias con el primer pacien-
te a quien le practicamos desderivación sin técnica an-
tirreflujo usando el ileum nos mostró la persistencia
Figura 5. Cistografía en el perro con sombra radio-
lúcida correspondiente al pezón intrave-
sical, no hay reflujo.
19
de la dilatación del segmento ileal, uréteres y riñón y
nos condujo a practicar en perros la técnica antirreflu-
jo, haciendo la intususcepción intravesical de la por-
ción terminal del ileum. Operamos 10 perros a los cua-
les se les practicó cistografía un mes después de la ci-
rugía sin encontrar reflujo, excepto en uno, ignora-
mos la causa. Todos los perros fueron reoperados des-
pués de la cistografía con el fin de descartar obstruc-
ción en el sitio de la intususcepción y en ninguno de
ellos se presentó. Fue así como más tarde nos dedica-
mos a practicarla en uno de los pacientes con opera-
ción de Bricker a quien además se le había hecho una
uretroplastia transpú bica. (9)
SELECCION DE PACIENTES
Los pacientes que requirieron derivación urinaria en
nuestro trabajo fueron clasificados en tres grandes gru-
pos:
l. Pacientes neurológicamente normales sometidos a
derivación urinaria ante el fracaso por reconstruir
la uretra posterior.
2. Pacientes con vejiga neurogénica.
3. Derivación por trauma en riñón único con lesión
de unión urétero-piélica.
4. Derivación (Nefrostomía) por hidronefrosis en pa-
ciente con insuficiencia renal.
Todos los pacientes con estomas externos o tubos de-
ben ser evaluados para la reconstrucción de su aparato
urinario; se obtienen los mejores resultados en aquellos
que no presentan alteraciones neurológicas. Nuestra
política en el servicio es por lo tanto la de recomendar
la desderivación en pacientes con función neurológica
normal y un mejor estudio especialmente bajo el pun-
to de vista psicológico en aquellos con lesión neuroló-
gica que posiblemente necesiten autocateterismo.
EV ALUACION PREOPERATORIA
La evaluación del paciente que va ser sometido a des-
derivación urinaria debe ser completa, estudiando ana-
tómica y fisiológicamente el tracto urinario. Esto in-
cluye la realización de una urograf ía intravenosa, ga-
magrafía renal diferencial y pielografía retrógada. Cis-
toscopia con el fin de localizar los orificios ureterales
y pasar catéteres para determinar la longitud ureteral.
Un cistograma para demostrar la presencia o ausencia
del reflujo. Estudios bioquímicos de función renal ta-
les como creatina sérica y nitrógeno ureico deben ser
practicados, como también urocultivos. La prueba
más específica en la determinación del éxito de la des-
derivación es la realización de la distensión vesical in-
termitente y la cistouretrografía. (10)
Cuando se practique la cistoscopia en el niño, se pue-
de pasar bajo visión un catéter suprapúbico; la vejiga
entonces se distiende gradualmente en un período de
días o semanas, con solución salina o agua estéril.(1l)
Se practican diversos estudios de función vesical como
el intervalo de continencia y las medidas de las presio-
nes basales del destrusor.
El flujo evacuador se observa mediante visión directa
y por radiografía luego de la instalación de medio de
con traste dilu ído.
Los niños con mielodisplasia necesitan una mejor eva-
luación, pues sus vejigas no son normales y pueden ser
incapaces de almacenar orina y vaciarla adecuadamen-
te. (12) Ellos necesitan una prótesis esfinteriana o ca-
teterización intermitente. (13) La evaluación urodiná-
mica puede mostrar presiones muy altas a nivel del
destrusor, indicando la necesidad de un aumento de la
capacidad vesical. lnterconsulta neurológica y ortopé-
dica pueden indicar la necesidad de maniobras tera-
péuticas adicionales que afectan el tipo de la recons-
trucción planeada.
TECNICA QUlRURGICA
Los pacientes deben someterse a una preparación in-
testinal a base de enemas y antibióticos. Pacientes con
alteración intestinal neurógena requieren una limpieza
intestinal más intensiva que los individuos con función
intestinal normal.
Antes de la cirugía, la vejiga debe ser revaluada por la
cistoscopia para asegurarse de que la mucosa vesical
es normal, y que los procedimientos antireflujo, sille-
gasen a ser necesarios, pueden llevarse a cabo ya que
las anormalidades o anomalías congénitas de base que
llevaron a la derivación urinaria son diferentes entre
los diversos pacientes. No hay una técnica quirúrgica
que pueda ser aplicada en todos los pacientes; cual-
quiera que sea la técnica, las metas de la desderivación
deben ser:
l. Crear una vejiga capaz de almacenar orina y vaciar-
la a intervalos satisfactorio ya sea espontáneamen-
te o mediante cateterización intermitente.
2. Prevenir deterioro renal e infecciones del tracto uri-
nario.
3. Evitar la existencia de un estoma. Debe explicarse
a la familia y al paciente que a pesar de tener un
plan preoperatorio, el tipo de reconstrucción puede
20
ser modificado de acuerdo a los hallazgos durante
la cirugía.
La reconstrucción urinaria exitosa requiere de una
mente innovadora, considerable destreza manual y pa-
ciencia casi ilimitada (14) Hendren realmente conven-
cido ha demostrado los resultados más impresionan tes
que pueden ser obtenidos en estos pacientes, con una
meticulosa atención de los detalles y un seguimiento
cuidadoso.
PRESENTACION DE CASOS
G.G.J.H.C. No. 97949 de 28 años de edad con histo-
ria de traumatismos múltiples al ser arrollado por un
bus en mayo de 1966, ingresó al servicio de Urología
del Hospital San Juan de Dios con diagnóstico de frac-
tura del pelvis y ruptura uretral. Se le practicó laparo-
tomía exploradora, divulsión uretral. Reingresa a ese
mismo servicio en junio de 1967 con diagnóstico de
estrechez uretral infranqueable. Se le practicó cistos-
tomía y uretrotomía externa, salió por mejoría. Rein-
gresa nuevamente en mayo de 1969 con diagnóstico
de estrechez uretral, cicatriz queloide abdominal y fís-
tul a vesico-cutánea.
Se le practicó resección de queloide, cierre de fístula
vesico-eutánea y dilataciones uretrales. En octubre de
1972 ingresa al Servicio de Urología del Hospital de
San Ignacio con diagnóstico de estrechez uretral, fís-
tulas uretroperineales, vesico-cutáneas e hidronefrosis
bilateral. Se decide derivar con una urétero-ileostom ía
cutánea (Operación de Bricker) la cual se llevó a cabo
en octubre de 1972;evolucionó en forma satisfactoria.
El paciente estuvo inconforme con su estado de deri-
vación durante los siguientes 4 años a pesar del ade-
cuado funcionamiento de la derivación. Por tal moti-
vo en septiembre de 19761e fue practicada una uretra-
cistografía retrógada, la cual mostró acentuada estre-
chez de uretra membranosa y extravasación del medio
de contraste por fístulas uretroperinales, con vejiga de
buena capacidad. Se le practicó uretroplastia transpú-
bica, operación que se realizó el 7 de octubre de 1976,
dejando sonda uretral y de cistostomía. La sonda ure-
tral fué retirada a los doce días y se dejó la de cistosto-
mía, con el fin de hacer lavados vesicales y llenar su
vejiga para poder observar la micción, medir residuo
vesical y valorar continencia. La capacidad vesical fue
aumentando progresivamente hasta ser normal y no
dejar residuo vesical. La uretrografía miccional mostró
uretra de calibre normal. En vista del buen resultado
de la uretroplastia se decidió deshacer la derivación y
practicar una ileocistostomía, operación que se llevó
a cabo el 14 de diciembre de 1976, siendo esta la
primera desderivación hecha en el país. El paciente
evolucionó en forma satisfactoria, pero en el año de
1983 hizo varios episodios de infección urinaria y se
Figura 6A. Cistografía reflujo masivo al segmento
ileal, uréteres y pelvis renal con gran
dilatación del segmento y aparato urina-
rio superior.
quejaba de dolor lumbar al efectuar la micción, moti-
vo por el cual se le practicó una cistografía miccional,
la cual mostró un gran reflujo masivo al segmento
ileal, uréteres y pelvis renal, con una gran dilatación
del aparato urinario superior, por lo cual fue necesa-
rio plantear la posibilidad de reconstruir nuevamente
su aparato urinario. (Figura 6)
En abril de 1984 fue llevado a cirugía, se resecó el seg-
mento lleal dilatado y la parte proximal de ambos uré-
teres fué implantada a la vejiga usando técnica antirre-
flujo (Politano) y vejiga bivalva psoica, reconstruyen-
dose el aparato urinario (Urotelio con urotelio). (Figu-
ra 6B).
La biopsia del segmento Ileal después de 14 años de es-
tar en contacto con la orina no mostró cambios en el
epitelio. (Figura 6C).
H.R.Q. H.C. No. 217159 de 24 años de edad que in-
gresa al sprvicio de Urología del Hospital San Ignacio
en julio de 1980 con el antecedente de haber sufrido
accidente automovilístico diez años antes con fractu-
ra de pelvis y ruptura completa de uretra membranosa.
21
Figura 6B. Urografía dos meses después de la reim-
plantación ureteral, muestra marcada
disminución de la dilatación urétero-pié-
lica.
Figura 6C. Biopsia de ileum después de 14 años de
estar en contacto con la orina no muestra
cambios en el epitelio.
En esa oportunidad fue tratado con cistostom ía y
afrontamiento uretral, quedando una estrechez ure-
tral, que fue dilatada en múltiples ocasiones. Fue deri-
vado con cistostomía y en vista de varios fracasos en
la reconstrucción de la uretra posterior se hizo una
urétero-ileostomía cutánea (Operación de Bricker) en
1971. A su ingreso al Hospital de San Ignacio se en-
contró un paciente en buen estado general, con estoma
ileal funcionando adecuadamente. Una urografía ex-
cretora mostio eliminación renal bilateral satisfacto-
ria, con discreto grado de urétero-pielectasia derecha.
Una uretrografía retrógada mostró obstrucción com-
pleta en la uretra membranosa por estrechez.
Cuadro hemático y nitrogenados se encontraban den-
tro de límites normales. El8 de agosto de 1980 se prac-
ticó uretroplastia transpúbica, encontrándose una
gran fibrosis en uretra membranosa con estenosis in-
franqueable, la cual fue resecada en extensión de unos
dos cent ímetros y se practicó anastomosis término-ter-
minal de uretra. Evolucionó satisfactoriamente. A los
15 días se le retiró la sonda uretral, dejando la de cis-
tostomía por donde se distendía la vejiga hasta obte-
ner buena capacidad y buena evacuación vesical, con-
tinencia y no residuo. Uretrografía miccional a través
de la sonda de cistostomía, mostró uretra permeable
y sin extravasación del medio de contraste.
El 4 de septiembre de 1980 se le practicó ileocistosto-
mía con técnica antirreflujo del segmento distal de
ileum, haciendo una intusiscepción o pezón intravesi-
cal. Urograf ía en el post-operatorio inmediato mostró
disminución de la dilatación urétero-piélica derecha.
(Figura 7)
Figura 7. Urografía excretora post desderivación
(Ileocistostomía con técnica antireflujo)
mostró disminución de la urétero-pie-
lectasia derecha.
22
Nueva urografía tomada dos años después es satisfac-
toria y muestra una adecuada reconstrucción del apa-
rato urinario.
F.C. H.C. No. 236721, niña de 12 años de edad que
ingresó al Hospital de San Ignacio el día 26 de julio
de 1982, con historia de poli traumatismo ocurrido en
octubre de 1981, al ser atropellada y comprimida en-
tre dos vehículos pesados. Fue llevada inicialmente a
la Clínica Shaio en donde se le encontró evidencia de
trauma abdominal cerrado.
Allí le practicaron laparotomía exploradora, mostran-
do como hallazgos importantes hernia diafragmática
izquierda, colapso pulmonar, múltiples lesiones de in-
testino delgado y gran hematoma retro-peritoneal (al
parecer por lesión del pedículo renal derecho). Por es-
tos hallazgos le practicaron resección parcial del yeyu-
no e ileum, ligadura de vasos renales derechos y colo-
caron tubo en hemitórax izquierdo. Posteriormente
presentó cuadro de insuficiencia renal aguda, por lo
cual fue remitida a este Hospital para practicarle he-
modiálisis.
Antecedentes familiares y personales sin importancia.
Además de los hallazgos anteriores, se encontraron
múltiples fracturas de apófisis transversas lumbares
derechas. La paciente fue manejada con cuatro sesio-
nes de hemodiálisis, que lograron normalizar los nive-
les de nitrogenados y electrolitos. Se le practicó uro-
grafía excretora que reveló exclusión renal derecha y
ruptura completa de la unión urétero-piélica izquier-
da, con salida de orina al espacio retroperitoneal y de
allí por un trayecto fistuloso a la fosa ilíaca izquierda.
La pielografía retrograda reveló sección completa de
la unión uréteropiélica izquierda con obstrucción com-
pleta en la porción proximal del uréter. Cálices del la-
do derecho atróficos con uréter de calibre normal.
Por estos hallazgos se resolvió practicar nefrostomía
izquierda con drenaje de un gran urinoma. Con este
manejo y con la ayuda de hiperalimentación parente-
ral, la paciente evolucionó en forma satisfactoria y se
le dió de alta dos y medio meses más tarde. Recibió
además manejo por fisioterapia para las secuelas de ti-
po neurológico en miembros inferiores, secundarias a
la contusión medular sufrida. Continuó manejada por
consulta externa, practicándose cambios de sonda de
nefrostomía mensualmente y tratamiento con base en
prote ínas para mejorar su estado general y colocarla
en condiciones para poder practicar la desderivación.
Fue hospitalizada 9 meses más tarde con el fin de re-
construir su aparato urinario. Se le practicó cistogra-
fía, pielografía retrógrada, la cual mostró adecuado
llenado de los sistemas pielocaliciales derechos con
marcada atrofia renal. Del lado izquierdo se encontró
adecuado llenamiento de los dos tercios distales del
Figura 8A. Pielografía izq. retrograda y directa por
sonda de nefrostomía mostró obstruc-
ción ureteral proximal y dilatación
calicial.
uréter con fondo de saco ciego a nivel del tercio supe-
rior. Se inyectó además medio de contraste por la son-
da de nefrostomía, apareciendo dilatación de los sis-
temas pielocaliciales. (Figura 8A).
Cob base en estos hallazgos y la presencia de nitroge-
nados normales, un estado general aceptable y la me-
joría de las escaras localizadas en la región glútea se
decidió llevarla a cirugía el día 9 de septiembre de
1983. En este acto quirúrgico se intentó inicialmente
reconstruir el tracto urinario con el uréter de ese lado,
lo cual no fue posible debido a que el uréter distal a
pesar de haberse disecado cuidadosamente no dió la
longitud necesaria para lograr su anastomosis con la
pelvis renal; por lo anterior se resolvió disecar del lado
derecho el uréter hasta la pelvis renal y se seccionó a
este nivel. Se pasaron el uréter y la pelvis aliado iz-
quierdo por debajo de la mesentérica superior y detrás
del colon descendente.
Se procedió entonces a realizar la anastomosis de la
pelvis renal derecha a la pelvis del lado izquierdo, de-
jando sonda de nofrostomía del tipo de Malecot Co-
mmin No. 18F, y dren? de Pemose en espacio retro-
23
Figura 8B. Urografía excretora, mostró buena fun-
ción renal con paso adecuado del medio
de contraste a través del uréter, el cual
es de calibre normal.
peritoneal, haciendo la reconstrucción del aparato
urinario con transpielo-pielostomía. La enferma evo-
lucionó en forma satisfactoria y a los 23 días de inter-
venida se le practicó pielografía directa, la cual reveló
buen paso del medio de contraste a vejiga. Se retiró la
sonda de nefrostomía y tres días después se le practi-
có uro grafía excretora, que reveló adecuada elimina-
ción del medio de contraste a vejiga. (Figura 8B). Se
controló por consulta externa, su estado general es
satisfactorio.
T.G. H.C. 39910 Paciente de 56 años de edad que in-
gresa al servicio de Urología del Hospital de La Sama-
ritana el día 24 de noviembre de 1983 por dolor lum-
bar izquierdo de tipo cólico con disminución del volu-
men urinario, vómito y fiebre de unos 8 días de evolu-
ción. Trae una urografÍa donde no se observa elimina-
ción del medio de contraste por ninguno de los dos ri-
ñones.
Exámenes de urgencia mostraron nitrógeno ureíco ele
90mlgrs%, creatinina de 13.8 milgrs%, ecografía mos-
tró bolsa hidronefrótica derecha, riñón izquierdo au-
mentado de tamaño con dilatación de pelvis e hidro-
nefrosis.
Figura 9. Urografía excretora con buena elimina-
ción, mostró paso del medio de contraste
al segmento ileal y vejiga.
Se tomó renograma con 1-131 (Hipuran) que mostró
riñón derecho excluido, riñón izquierdo con gran obs-
trucción en el tercer segmento. El 25 de noviembre de
1983 se le practicó nefrostomÍa izquierda. El paciente
evolucionó satisfactoriamente, poniendo valores de
orina adecuados por sonda de nefrostomÍa. La creati-
nina el día 30 de enero de 1984 fue de 1.9mlgrs% . Se
tomó pielografía directa el día 2 de enero de 1984, se
evidenció hidronefrosis izquierda por estrechez uréte-
ro -piélica.
Se llevó a cirugía ello. de febrero de 1984 y se prac-
ticó pieloplastia desmembrada clásica. Se tomó pielo-
grafía directa el 23 de febrero de 1984 donde no se
observó paso del medio de contraste a uréter. Se in-
tentó practicar pielografía retrogada, pero no fué po-
sible pasar el catéter por ninguno de los dos orificios
ureterales. Paciente derivado con nefrostomía, con
adecuada función renal. Se decidió revisar la pieloplas-
tia por vía anterior, se encontró estrecha con necrosis
del tercio superior del uréter siendo imposible llevar
el extremo distal del uréter a la pelvis renal, por lo cual
se procedió a practicar una pielo-lleo-cistostomÍa con
técnica antirrcflujo por intusiscepción del extremo dis-
24
tal del íleum dentro de la vejiga, como se ha explicado
anteriormente. Cirugía practicada en marzo de 1984.
Se toma pielografía directa el25 de marzo de 1984 sin
obtener paso de medio de contraste al segmento íleal,
se procedió a lavados de la pelvis con solución salina
obteniéndose abundante material mucoso. Se repitie-
ron.los lavados varias veces y se le administró mucolí-
tico por vía oral.
En abril de 1984 se tomó nueva pielografía directa, se
obtuvo paso del medio de contraste hasta la vejiga a
través del segmento ileal que reemplaza el uréter. Se
retiró sonda de nefrostom ía. El paciente evolucionó
satisfactoriamente. Urografía del 5 de julio de 1984
evidencia eliminación del medio de contraste desde
los 5 minutos, con paso adecuado a vejiga. (Figura 9).
Se tomó cistograf ía miccional sin evidencia de reflujo.
Creatinina de 2.4 mlgrs % .
RESUMEN
Se presenta una reseña histórica de las derivaciones
urinarias en nuestro país.
Se describe la fisiopatología de las derivaciones urina-
rias y las diferentes alternativas que se pueden elegir
para practicar la desderivación urinaria y se presentan
4 casos a los cuales se les practicó Desderivación Uri-
naria.
BIBLIOGRAFIA
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tos intestinales aislados. Universitas Médica. Vol. 20, (1)
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sion in the neurogenic bladder utilizing the Scott artifi-
cial Sphincter. Abs. 278. Boston. 1981.
14. Hendred W.H. and Hensle T.W. Transureterouretrosto-
my experience with 75 cases. J. Urol. Vol. 123 :826,1980.
MEDICINA GENERAL Y SOCIAL, EN MEDELLIN
Del 25 al 27 de septiembre de 1986 se llevarán a cabo en Medellín el Tercer Congreso Colombiano
y Séptimo Curso de Medicina General y Social, organizado por la Asociación Médica de Antioquia
AMDA, junto con las escuelas médicas de las universidades de Antioquia y Pontificia Bolivariana, y
el Instituto de Ciencias de la Salud.
De acuerdo con las comunicaciones suscritas por el doctor Jaime Carmona Fonseca, presidente de
AMDA, pueden solicitarse informes e inscribirse trabajos en la sede de dicha entidad, carrera 50
No. 62-5, teléfonos 233-5391 y 233-5547, en Medellín, Antioquia, Colombia.
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Medicina interna - farreras, libro de medicina humana
 

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  • 1. DESDERIVACION URINARIA Doctor Carlos de Vivero Amador Académico de Número Preocupación de los urólogos de todos los tiempos ha sido el desarrollo de un procedimiento operatorio que permita sustituir total o parcialmente la vejiga urina- ria cuando ésta, por lesiones congénitas o adquiridas, haya cesado sus funciones o no pueda ser utilizada co- mo órgano colector y excretor de la orina. Lesiones congénitas o adquiridas de uretra han sido motivo pa- ra derivar la orina por encima de la vejiga. Es así co- mo numerosos métodos de derivaciones urinarias han sido ideados, siendo los primeros en su orden la ne- frostomía y ureterostomía cutánea, con los inconve- nientes de cambios de tubos, infección, formación de cálculos y daño progresivo renal. (1) La implantación de los uréteres al intestino fue utili- zada con el fin de evitar el uso de tubos y bolsas colec- toras; pero la absorción de electrolitos, las infecciones renales, la estenosis de las anastomosis y la insuficien- cia renal progresiva, llevaron a muchos urólogos a no practicar más estos procedimientos y buscar otras so- luciones al problema. La implantación de los uréteres al sigmoides (Uretero- sigmoidostomía) se realiza en Colombia por primera vez por el Profesor Jorge E. Cavelier en 1932, cuando usa la técnica submucosa de Coffey, y en trabajo para ingresar a la Academia Nacional de Medicina informa sobre sus resultados. Era necesario separar las materias fecales de la orina, por razones obvias; esto llevó al uso de segmentos ais- lados de intestino en los cuales se implantaron los uré- teres, esperando en esta forma reducir la incidencia de insuficiencia renal progresiva; se acepta hoy, que los segmentos intestinales aislados constituyen los mejo- res órganos para sustituir, en todo o en parte, alguna porción del tracto urinario. (2) En 1944 el Profesor Santiago Triana Cortés usa el seg- mento ileocecal y apendicostomía en 5 pacientes y presenta este importante trabajo con carácter de co- municación preliminar a la Academia Nacional de Me- dicina. El Dr. Triana describe esta técnica quirúrgica como "un nuevo procedimiento para derivar al ciego la orina con exclusión de la vejiga". (3), (4) En 1950 Bricker describe su operación empleando un segmento aislado de lleum terminal al cual se implan- tan los uréteres, con un extremo exteriorizado a tra- vés de la pared abdominal, en forma de ileostomía que hace necesario el uso de una bolsa colectora. Esta intervención fué realizada por primera vez en el año de 1960 por el Dr. Jorge Cavelier Gaviria, en el Hos- pital de la Samaritana, a un paciente con historia de estrechez uretral infranqueable, operado en múltiples ocasiones con el fin de reconstruir su uretra. El pacien- te presentaba contractura vesical, cistostomía y riñón en herradura, al cual previamente se le había hecho heminefrectomia izquierda por hidronefrosis. (Figuras lAy lB). Durante muchos años se creyó que esta técnica había resuelto el problema del deterioro de la función renal, pero la experiencia ha demostrado otra cosa; en los últimos años se ha venido empleando el segmento ais- lado de intestino grueso, implantando los uréteres a 16
  • 2. Figura lA. Paciente con bolsa de Lapides. Figura 2. Inyección de solución salina sub-se- rosa para facilitar la disección y hechura del tunel submucoso, en la técnica anti- rreflujo de J. Richie. A Figura lB. Urografía 7 meses después. Nóte- se el aro metálico en la bolsa colectora, que ha sustituído al original. dicho segmento con técnica antirreflujo (técnica con túnel submucoso de Jerome P. Richie), presenta igual- mente a largo plazo deterioro de la función renal. (Fi- gura 2A). Para reemplazar la vejiga ha sido usado el recto aisla- do con descenso del sigmoides a través de la porción an- terior (Gersuny 1898) o posterior (Heitz Boyer 1910) del esfínter anal, buscando continencia de orina y ma- terias fecales; operación hecha por primera vez en Co- lombia por el Profesor Pablo Gómez Martínez, descri- ta en trabajo presentado en París en el XVIII Congre- so de la Sociedad Internacional de Urología en 1979. Sin llegar aún a la derivación urinaria ideal, el más in- novador avance en el horizonte de la cirugía urológica fue presentado por Donald Skinner en el Congreso de la Asociación Americana de Urología en el mes de ma- yo de 1984 en New ürleans y lo llamó The Kock Pouch o bolsa de Kock, esta si considerada como la derivación más cercana a la ideal. Fué ideada esta técnica quirúr- gica por el DI. Nils Kock de Goteberg, Suecia. El seg- mento de Ileum aislado para hacer la bolsa de acuerdo a la modificación de Skinner, Figura 3) tiene una lon- gitud de 78 centímetros, es continente y sin reflujo, con una capacidad como reservorio de 1.000 a 1.200 17
  • 3. Figura 3. Mecanismo de continencia y antireflujo en la técnica de Kock. c.c. de orina. Los pacientes desocupan la bolsa por au- tocateterismo entre 4 a 6 veces por día. (Figura 3). Entre los años 1950 y 1970, la operación de Bricker tuvo mucho auge y llegó a ponerse de moda, siendo su uso un poco exagerado. Hoy en día debido princi- palmente al deterioro de la función renal, al uso de bolsas colectoras de orina y a la dificultad en la conse- cusión de dichas bolsas en los países subdesarrollados, existe la tendencia a deshacer esta intervención, cuan- do ello es posible, especialmente cuando la vejiga está sana y puede cumplir su función de órgano colector y excretor de orina, haciendo lo que llamamos Desderi- vación Urinaria, motivo de este trabajo. En J 970 aparecieron los primeros informes en la lite- ratura urológica acerca de las complicaciones a largo plazo de la derivación urinaria, cuando se hacía la uré- tero-ileostomía cutánea. Schwars y Jeffs mostraron un 50 % de incidencia de deterioro renal en 41 pacien- tes con conducto ileal, a los cuales se les hizo un segui- miento de 2 a 6 años; Shapiro y asociados mostraron que 25 % de riñones presentaban evidencia de dilata- ción después de lOa 15 años de seguimiento. Casi simultáneamente, Lapides y asociados informa- ron resultados satisfactorios a largo plazo con la técni- ca aséptica de auto-<:ateterización intermitente, que apareció claramente como una técnica segura para la descompresión de la vejiga que se vacía inadecuada- mente y demostró que la derivación temprana no era necesaria. Los avances tecnológicos en los instrumen- tos urológicos, especialmente en el cistoscopio infan- til y los equipos de urodinamia, han permitido a los urólogos hacer el diagnóstico anatómico en niños con dificultades en la evacuación vesical y encontrar los métodos para instaurar una terapia que evite la reali- zación de una derivación urinaria temporal. (6) A raíz del informe de Hendren sobre los resultados obtenidos con la reconstrucción secundaria en niños a los cuales se había sometido a derivación, se pudo mi- rar retrospectivamente el concepto de derivación uri- naria, establecer el segundo paso para solucionar el problema de estos niños y llegar a concluir que quizás esta intervención no hubiese sido necesaria. Esta reconstrucción del tracto urinario que ha sido derivado previamente se denomina Desderivación, in- tervención que está indicada primordialmente cuando la vejiga está sana y puede cumplir la función de órga- no colector y excretor de orina. Es objeto de este trabajo presentar cuatro casos: dos a los cuales se les practicó operación de Bricker en 1971 y 1972, ante el fracaso de múltiples operaciones para reconstruir la uretra posterior por estrechez de origen traumático. Gracias a la uretroplastia transpúbica subperióstica, descrita por Terry Allen en 1976, fue posible recons- truir la uretra en ambos pacientes y luego practicar la desderivación, colocando el extremo del Ileum que correspondía al estoma en la vejiga, usando en uno de ellos técnica antireflujo con el método de la intusus- cepción o pezón intravesical. El tercer caso de desderivación corresponde a una transpielo-pielostomía en una niña con riñón úni- co y nefrostomía. El cuarto caso corresponde a una paciente de 56 años de edad que ingresó al Hospital de la Samaritana en insuficiencia renal con creatinina de 13 mlgrs j , en quien la ecografía diagnosticó hidronefrosis bilateral y el renograma exclusión renal derecha, eliminación renal izquierda con acentuada obstrucción en el tercer segmento. Se le hizo inicialmente una nefrostomía y una vez recuperada su función renal se desderivó con una pielo-I1eo-<:istostomía usando la técnica antiref1u- jo de la intususcepción o pezón intravesical. ARGUMENTOS PARA REVERTIR UNA DERN ACION URINARIA Hay argumentos para revertir la derivación urinaria en las experiencias del Dr. Retik, Jefe de División de Uro- logía del Hospital Centro Médico Pediátrico de Bas- tan, en cuyo servicio han desderivado 106 niños llevan- dolo a afirmar que la gran mayoría de los niños no de- ben ser derivados y aquellos que han sido derivados deben desderivarse siempre y cuando sea posible. El uso de cateterismo intermitente, y la capacidad para realizar cirugía reconstructiva sofisticada, elimina la necesidad de derivación en muchos niños. Un gran nú- mero de complicaciones se origina en el conducto llea1; 18
  • 4. por lo tanto el restablecimiento de la continuidad del tracto urinario debe tenerse en cuenta siempre que sea posible, según el Dr. Retik. Para la cirugía de la desderivación el Dr. Retik aconse- ja la unión de urotelio con urotelio cuando ello es fac- tibIe; más que el empleo de puentes intestinales. El método más simple es la urétero-ureterostomía tér- mino-terminal bilateral que puede ser empleada cuan- do la distancia entre los extremos de los uréteres no es grande. El desplazamiento del riñón y uréter hacia abajo puede permitir este método. La técnica apropiada cuando hay una gran distancia entre uréter distal y proximal en un lado, es la trans- urétero-ureterostomía y reimplantación. La reimplantación ureteral directa combinada, con la fijación de la vejiga al psoas o nefropexia inferior, pue- de ser usada si hay un uréter proximal largo y un mu- ñón ureteral corto. Si estos métodos no son posibles el Dr. Retik dice: el intestino se usa como puente en- tre uréter y vejiga (Uretero-I1eo-eistostomía) con anas- tomosis directa a mucosa, también puede usarse la ure- tero-I1eo-eistostomía, anastomosis con tunel submu- coso y técnica antirreflujo. Figura 4. Sustituto ileal de uréter con intususcep- ción de la porción terminal del ileum, o técnica del pezón intravesical. El segmento de intestino más comunmente usado es el segmento ileal. Cuando es necesario ampliar la veji- ga el segmento l1eo-eecal, especialmente en vejigas que fallan en distenderse durante las evaluaciones pre- operatorias. El segmento lleal puede ser usado entre los uréteres y la vejiga o entre el uréter distal y proximal. La sustitución lleal·de uréter con plastia antirreflujo, con intususcepción de porción terminal de ileum, o técnica del pezón intravesical fue descrita en 1977 en la revista Urology por el Dr. R. Tcholl, Jefe del Depar- tamento de Urología de la Universidad de Berna, Sui- za; esta técnica fue probada en cerdos, entre agosto y diciembre de 1975 con el fin de prevenir el reflujo .(7) Sustituto lleal de uréter usando técnica antirreflujo con tunel submucoso, disecando dos colgajos de mu- cosa vesical a la que previamente se le inyecta solución salina, 3 pulgadas de ileum terminal deben ser cubier- tos por mucosa. (8) En ciertas ocasiones el auto trasplante es una técnica razonable. Nuestras experiencias con el primer pacien- te a quien le practicamos desderivación sin técnica an- tirreflujo usando el ileum nos mostró la persistencia Figura 5. Cistografía en el perro con sombra radio- lúcida correspondiente al pezón intrave- sical, no hay reflujo. 19
  • 5. de la dilatación del segmento ileal, uréteres y riñón y nos condujo a practicar en perros la técnica antirreflu- jo, haciendo la intususcepción intravesical de la por- ción terminal del ileum. Operamos 10 perros a los cua- les se les practicó cistografía un mes después de la ci- rugía sin encontrar reflujo, excepto en uno, ignora- mos la causa. Todos los perros fueron reoperados des- pués de la cistografía con el fin de descartar obstruc- ción en el sitio de la intususcepción y en ninguno de ellos se presentó. Fue así como más tarde nos dedica- mos a practicarla en uno de los pacientes con opera- ción de Bricker a quien además se le había hecho una uretroplastia transpú bica. (9) SELECCION DE PACIENTES Los pacientes que requirieron derivación urinaria en nuestro trabajo fueron clasificados en tres grandes gru- pos: l. Pacientes neurológicamente normales sometidos a derivación urinaria ante el fracaso por reconstruir la uretra posterior. 2. Pacientes con vejiga neurogénica. 3. Derivación por trauma en riñón único con lesión de unión urétero-piélica. 4. Derivación (Nefrostomía) por hidronefrosis en pa- ciente con insuficiencia renal. Todos los pacientes con estomas externos o tubos de- ben ser evaluados para la reconstrucción de su aparato urinario; se obtienen los mejores resultados en aquellos que no presentan alteraciones neurológicas. Nuestra política en el servicio es por lo tanto la de recomendar la desderivación en pacientes con función neurológica normal y un mejor estudio especialmente bajo el pun- to de vista psicológico en aquellos con lesión neuroló- gica que posiblemente necesiten autocateterismo. EV ALUACION PREOPERATORIA La evaluación del paciente que va ser sometido a des- derivación urinaria debe ser completa, estudiando ana- tómica y fisiológicamente el tracto urinario. Esto in- cluye la realización de una urograf ía intravenosa, ga- magrafía renal diferencial y pielografía retrógada. Cis- toscopia con el fin de localizar los orificios ureterales y pasar catéteres para determinar la longitud ureteral. Un cistograma para demostrar la presencia o ausencia del reflujo. Estudios bioquímicos de función renal ta- les como creatina sérica y nitrógeno ureico deben ser practicados, como también urocultivos. La prueba más específica en la determinación del éxito de la des- derivación es la realización de la distensión vesical in- termitente y la cistouretrografía. (10) Cuando se practique la cistoscopia en el niño, se pue- de pasar bajo visión un catéter suprapúbico; la vejiga entonces se distiende gradualmente en un período de días o semanas, con solución salina o agua estéril.(1l) Se practican diversos estudios de función vesical como el intervalo de continencia y las medidas de las presio- nes basales del destrusor. El flujo evacuador se observa mediante visión directa y por radiografía luego de la instalación de medio de con traste dilu ído. Los niños con mielodisplasia necesitan una mejor eva- luación, pues sus vejigas no son normales y pueden ser incapaces de almacenar orina y vaciarla adecuadamen- te. (12) Ellos necesitan una prótesis esfinteriana o ca- teterización intermitente. (13) La evaluación urodiná- mica puede mostrar presiones muy altas a nivel del destrusor, indicando la necesidad de un aumento de la capacidad vesical. lnterconsulta neurológica y ortopé- dica pueden indicar la necesidad de maniobras tera- péuticas adicionales que afectan el tipo de la recons- trucción planeada. TECNICA QUlRURGICA Los pacientes deben someterse a una preparación in- testinal a base de enemas y antibióticos. Pacientes con alteración intestinal neurógena requieren una limpieza intestinal más intensiva que los individuos con función intestinal normal. Antes de la cirugía, la vejiga debe ser revaluada por la cistoscopia para asegurarse de que la mucosa vesical es normal, y que los procedimientos antireflujo, sille- gasen a ser necesarios, pueden llevarse a cabo ya que las anormalidades o anomalías congénitas de base que llevaron a la derivación urinaria son diferentes entre los diversos pacientes. No hay una técnica quirúrgica que pueda ser aplicada en todos los pacientes; cual- quiera que sea la técnica, las metas de la desderivación deben ser: l. Crear una vejiga capaz de almacenar orina y vaciar- la a intervalos satisfactorio ya sea espontáneamen- te o mediante cateterización intermitente. 2. Prevenir deterioro renal e infecciones del tracto uri- nario. 3. Evitar la existencia de un estoma. Debe explicarse a la familia y al paciente que a pesar de tener un plan preoperatorio, el tipo de reconstrucción puede 20
  • 6. ser modificado de acuerdo a los hallazgos durante la cirugía. La reconstrucción urinaria exitosa requiere de una mente innovadora, considerable destreza manual y pa- ciencia casi ilimitada (14) Hendren realmente conven- cido ha demostrado los resultados más impresionan tes que pueden ser obtenidos en estos pacientes, con una meticulosa atención de los detalles y un seguimiento cuidadoso. PRESENTACION DE CASOS G.G.J.H.C. No. 97949 de 28 años de edad con histo- ria de traumatismos múltiples al ser arrollado por un bus en mayo de 1966, ingresó al servicio de Urología del Hospital San Juan de Dios con diagnóstico de frac- tura del pelvis y ruptura uretral. Se le practicó laparo- tomía exploradora, divulsión uretral. Reingresa a ese mismo servicio en junio de 1967 con diagnóstico de estrechez uretral infranqueable. Se le practicó cistos- tomía y uretrotomía externa, salió por mejoría. Rein- gresa nuevamente en mayo de 1969 con diagnóstico de estrechez uretral, cicatriz queloide abdominal y fís- tul a vesico-cutánea. Se le practicó resección de queloide, cierre de fístula vesico-eutánea y dilataciones uretrales. En octubre de 1972 ingresa al Servicio de Urología del Hospital de San Ignacio con diagnóstico de estrechez uretral, fís- tulas uretroperineales, vesico-cutáneas e hidronefrosis bilateral. Se decide derivar con una urétero-ileostom ía cutánea (Operación de Bricker) la cual se llevó a cabo en octubre de 1972;evolucionó en forma satisfactoria. El paciente estuvo inconforme con su estado de deri- vación durante los siguientes 4 años a pesar del ade- cuado funcionamiento de la derivación. Por tal moti- vo en septiembre de 19761e fue practicada una uretra- cistografía retrógada, la cual mostró acentuada estre- chez de uretra membranosa y extravasación del medio de contraste por fístulas uretroperinales, con vejiga de buena capacidad. Se le practicó uretroplastia transpú- bica, operación que se realizó el 7 de octubre de 1976, dejando sonda uretral y de cistostomía. La sonda ure- tral fué retirada a los doce días y se dejó la de cistosto- mía, con el fin de hacer lavados vesicales y llenar su vejiga para poder observar la micción, medir residuo vesical y valorar continencia. La capacidad vesical fue aumentando progresivamente hasta ser normal y no dejar residuo vesical. La uretrografía miccional mostró uretra de calibre normal. En vista del buen resultado de la uretroplastia se decidió deshacer la derivación y practicar una ileocistostomía, operación que se llevó a cabo el 14 de diciembre de 1976, siendo esta la primera desderivación hecha en el país. El paciente evolucionó en forma satisfactoria, pero en el año de 1983 hizo varios episodios de infección urinaria y se Figura 6A. Cistografía reflujo masivo al segmento ileal, uréteres y pelvis renal con gran dilatación del segmento y aparato urina- rio superior. quejaba de dolor lumbar al efectuar la micción, moti- vo por el cual se le practicó una cistografía miccional, la cual mostró un gran reflujo masivo al segmento ileal, uréteres y pelvis renal, con una gran dilatación del aparato urinario superior, por lo cual fue necesa- rio plantear la posibilidad de reconstruir nuevamente su aparato urinario. (Figura 6) En abril de 1984 fue llevado a cirugía, se resecó el seg- mento lleal dilatado y la parte proximal de ambos uré- teres fué implantada a la vejiga usando técnica antirre- flujo (Politano) y vejiga bivalva psoica, reconstruyen- dose el aparato urinario (Urotelio con urotelio). (Figu- ra 6B). La biopsia del segmento Ileal después de 14 años de es- tar en contacto con la orina no mostró cambios en el epitelio. (Figura 6C). H.R.Q. H.C. No. 217159 de 24 años de edad que in- gresa al sprvicio de Urología del Hospital San Ignacio en julio de 1980 con el antecedente de haber sufrido accidente automovilístico diez años antes con fractu- ra de pelvis y ruptura completa de uretra membranosa. 21
  • 7. Figura 6B. Urografía dos meses después de la reim- plantación ureteral, muestra marcada disminución de la dilatación urétero-pié- lica. Figura 6C. Biopsia de ileum después de 14 años de estar en contacto con la orina no muestra cambios en el epitelio. En esa oportunidad fue tratado con cistostom ía y afrontamiento uretral, quedando una estrechez ure- tral, que fue dilatada en múltiples ocasiones. Fue deri- vado con cistostomía y en vista de varios fracasos en la reconstrucción de la uretra posterior se hizo una urétero-ileostomía cutánea (Operación de Bricker) en 1971. A su ingreso al Hospital de San Ignacio se en- contró un paciente en buen estado general, con estoma ileal funcionando adecuadamente. Una urografía ex- cretora mostio eliminación renal bilateral satisfacto- ria, con discreto grado de urétero-pielectasia derecha. Una uretrografía retrógada mostró obstrucción com- pleta en la uretra membranosa por estrechez. Cuadro hemático y nitrogenados se encontraban den- tro de límites normales. El8 de agosto de 1980 se prac- ticó uretroplastia transpúbica, encontrándose una gran fibrosis en uretra membranosa con estenosis in- franqueable, la cual fue resecada en extensión de unos dos cent ímetros y se practicó anastomosis término-ter- minal de uretra. Evolucionó satisfactoriamente. A los 15 días se le retiró la sonda uretral, dejando la de cis- tostomía por donde se distendía la vejiga hasta obte- ner buena capacidad y buena evacuación vesical, con- tinencia y no residuo. Uretrografía miccional a través de la sonda de cistostomía, mostró uretra permeable y sin extravasación del medio de contraste. El 4 de septiembre de 1980 se le practicó ileocistosto- mía con técnica antirreflujo del segmento distal de ileum, haciendo una intusiscepción o pezón intravesi- cal. Urograf ía en el post-operatorio inmediato mostró disminución de la dilatación urétero-piélica derecha. (Figura 7) Figura 7. Urografía excretora post desderivación (Ileocistostomía con técnica antireflujo) mostró disminución de la urétero-pie- lectasia derecha. 22
  • 8. Nueva urografía tomada dos años después es satisfac- toria y muestra una adecuada reconstrucción del apa- rato urinario. F.C. H.C. No. 236721, niña de 12 años de edad que ingresó al Hospital de San Ignacio el día 26 de julio de 1982, con historia de poli traumatismo ocurrido en octubre de 1981, al ser atropellada y comprimida en- tre dos vehículos pesados. Fue llevada inicialmente a la Clínica Shaio en donde se le encontró evidencia de trauma abdominal cerrado. Allí le practicaron laparotomía exploradora, mostran- do como hallazgos importantes hernia diafragmática izquierda, colapso pulmonar, múltiples lesiones de in- testino delgado y gran hematoma retro-peritoneal (al parecer por lesión del pedículo renal derecho). Por es- tos hallazgos le practicaron resección parcial del yeyu- no e ileum, ligadura de vasos renales derechos y colo- caron tubo en hemitórax izquierdo. Posteriormente presentó cuadro de insuficiencia renal aguda, por lo cual fue remitida a este Hospital para practicarle he- modiálisis. Antecedentes familiares y personales sin importancia. Además de los hallazgos anteriores, se encontraron múltiples fracturas de apófisis transversas lumbares derechas. La paciente fue manejada con cuatro sesio- nes de hemodiálisis, que lograron normalizar los nive- les de nitrogenados y electrolitos. Se le practicó uro- grafía excretora que reveló exclusión renal derecha y ruptura completa de la unión urétero-piélica izquier- da, con salida de orina al espacio retroperitoneal y de allí por un trayecto fistuloso a la fosa ilíaca izquierda. La pielografía retrograda reveló sección completa de la unión uréteropiélica izquierda con obstrucción com- pleta en la porción proximal del uréter. Cálices del la- do derecho atróficos con uréter de calibre normal. Por estos hallazgos se resolvió practicar nefrostomía izquierda con drenaje de un gran urinoma. Con este manejo y con la ayuda de hiperalimentación parente- ral, la paciente evolucionó en forma satisfactoria y se le dió de alta dos y medio meses más tarde. Recibió además manejo por fisioterapia para las secuelas de ti- po neurológico en miembros inferiores, secundarias a la contusión medular sufrida. Continuó manejada por consulta externa, practicándose cambios de sonda de nefrostomía mensualmente y tratamiento con base en prote ínas para mejorar su estado general y colocarla en condiciones para poder practicar la desderivación. Fue hospitalizada 9 meses más tarde con el fin de re- construir su aparato urinario. Se le practicó cistogra- fía, pielografía retrógrada, la cual mostró adecuado llenado de los sistemas pielocaliciales derechos con marcada atrofia renal. Del lado izquierdo se encontró adecuado llenamiento de los dos tercios distales del Figura 8A. Pielografía izq. retrograda y directa por sonda de nefrostomía mostró obstruc- ción ureteral proximal y dilatación calicial. uréter con fondo de saco ciego a nivel del tercio supe- rior. Se inyectó además medio de contraste por la son- da de nefrostomía, apareciendo dilatación de los sis- temas pielocaliciales. (Figura 8A). Cob base en estos hallazgos y la presencia de nitroge- nados normales, un estado general aceptable y la me- joría de las escaras localizadas en la región glútea se decidió llevarla a cirugía el día 9 de septiembre de 1983. En este acto quirúrgico se intentó inicialmente reconstruir el tracto urinario con el uréter de ese lado, lo cual no fue posible debido a que el uréter distal a pesar de haberse disecado cuidadosamente no dió la longitud necesaria para lograr su anastomosis con la pelvis renal; por lo anterior se resolvió disecar del lado derecho el uréter hasta la pelvis renal y se seccionó a este nivel. Se pasaron el uréter y la pelvis aliado iz- quierdo por debajo de la mesentérica superior y detrás del colon descendente. Se procedió entonces a realizar la anastomosis de la pelvis renal derecha a la pelvis del lado izquierdo, de- jando sonda de nofrostomía del tipo de Malecot Co- mmin No. 18F, y dren? de Pemose en espacio retro- 23
  • 9. Figura 8B. Urografía excretora, mostró buena fun- ción renal con paso adecuado del medio de contraste a través del uréter, el cual es de calibre normal. peritoneal, haciendo la reconstrucción del aparato urinario con transpielo-pielostomía. La enferma evo- lucionó en forma satisfactoria y a los 23 días de inter- venida se le practicó pielografía directa, la cual reveló buen paso del medio de contraste a vejiga. Se retiró la sonda de nefrostomía y tres días después se le practi- có uro grafía excretora, que reveló adecuada elimina- ción del medio de contraste a vejiga. (Figura 8B). Se controló por consulta externa, su estado general es satisfactorio. T.G. H.C. 39910 Paciente de 56 años de edad que in- gresa al servicio de Urología del Hospital de La Sama- ritana el día 24 de noviembre de 1983 por dolor lum- bar izquierdo de tipo cólico con disminución del volu- men urinario, vómito y fiebre de unos 8 días de evolu- ción. Trae una urografÍa donde no se observa elimina- ción del medio de contraste por ninguno de los dos ri- ñones. Exámenes de urgencia mostraron nitrógeno ureíco ele 90mlgrs%, creatinina de 13.8 milgrs%, ecografía mos- tró bolsa hidronefrótica derecha, riñón izquierdo au- mentado de tamaño con dilatación de pelvis e hidro- nefrosis. Figura 9. Urografía excretora con buena elimina- ción, mostró paso del medio de contraste al segmento ileal y vejiga. Se tomó renograma con 1-131 (Hipuran) que mostró riñón derecho excluido, riñón izquierdo con gran obs- trucción en el tercer segmento. El 25 de noviembre de 1983 se le practicó nefrostomÍa izquierda. El paciente evolucionó satisfactoriamente, poniendo valores de orina adecuados por sonda de nefrostomÍa. La creati- nina el día 30 de enero de 1984 fue de 1.9mlgrs% . Se tomó pielografía directa el día 2 de enero de 1984, se evidenció hidronefrosis izquierda por estrechez uréte- ro -piélica. Se llevó a cirugía ello. de febrero de 1984 y se prac- ticó pieloplastia desmembrada clásica. Se tomó pielo- grafía directa el 23 de febrero de 1984 donde no se observó paso del medio de contraste a uréter. Se in- tentó practicar pielografía retrogada, pero no fué po- sible pasar el catéter por ninguno de los dos orificios ureterales. Paciente derivado con nefrostomía, con adecuada función renal. Se decidió revisar la pieloplas- tia por vía anterior, se encontró estrecha con necrosis del tercio superior del uréter siendo imposible llevar el extremo distal del uréter a la pelvis renal, por lo cual se procedió a practicar una pielo-lleo-cistostomÍa con técnica antirrcflujo por intusiscepción del extremo dis- 24
  • 10. tal del íleum dentro de la vejiga, como se ha explicado anteriormente. Cirugía practicada en marzo de 1984. Se toma pielografía directa el25 de marzo de 1984 sin obtener paso de medio de contraste al segmento íleal, se procedió a lavados de la pelvis con solución salina obteniéndose abundante material mucoso. Se repitie- ron.los lavados varias veces y se le administró mucolí- tico por vía oral. En abril de 1984 se tomó nueva pielografía directa, se obtuvo paso del medio de contraste hasta la vejiga a través del segmento ileal que reemplaza el uréter. Se retiró sonda de nefrostom ía. El paciente evolucionó satisfactoriamente. Urografía del 5 de julio de 1984 evidencia eliminación del medio de contraste desde los 5 minutos, con paso adecuado a vejiga. (Figura 9). Se tomó cistograf ía miccional sin evidencia de reflujo. Creatinina de 2.4 mlgrs % . RESUMEN Se presenta una reseña histórica de las derivaciones urinarias en nuestro país. Se describe la fisiopatología de las derivaciones urina- rias y las diferentes alternativas que se pueden elegir para practicar la desderivación urinaria y se presentan 4 casos a los cuales se les practicó Desderivación Uri- naria. BIBLIOGRAFIA 1. Cavelier G. Jorge. Sustitución vesical mediante segmen- tos intestinales aislados. Universitas Médica. Vol. 20, (1) 51,1978. 2. Hakim, A. A. and Crevy, C.D. Characteristics ofbladders reconstructed from intestine covered with vesical muco- sa. J. Urol. Vol 97: 288, 1967. 3. Ramírez Gutiérrez A. Operación de Triana, neo vejiga cecal. Tesis de grado. Editorial Minerva, Bogotá 1946. 4. Triana Cortés, Santiago. Operación de Triana. Nueva Técnica de exclusión de la vejiga utilizando el ciego ais- lado como receptáculo urinario. Revista de la Facultad de Medicina de Bogotá. Vol. 15 (9): 577, 1947. 5. Jerome, P. Richie. Nomefluxing sigmoid conduit of uri· nary diversión Urulogic Clinics. Vol. 6 (2): 469,1979. 6. Mani Menon and Robert D. Jeffs Surgical Clinics of North Ameriea Vol. 62 (6): 1009. December 1982. 7. Tscholl M.D.F. Tcttamanti M.O. Ileal substitute of ure- ter with reflux plasty by terminal intussusception of bo- wel, animal experiments and clinical experience. Urolo- gy Vol. IX No. 4: 383, AprilI977. 8. Iraj Navizadeh M. D. Roberto E. Reid M. D. James L. Henderson, M. D. Simplified nonrefluxing ile o-ve sical anastomosis. Urology . Vol. 18: 11,1975. 9. Allen T.D. The transpubic aproach for strictures of the membranous urethra. J. Urol, 114:63, 1975. 10. Hendred W.H. Urinay tract refunctionalization after prior diversion in children. Ann. Surg. 180:494,1977. 11. Hendred W.H. Sorne Alternatives to urinary diversion in children. J. Urol. Vol. 119:652, 1978. 12. Mitchell M.E. Urinay tract diversion and undiversion in the pediatric age gropu Surg. Clin. North Am. Vol. 61: 1147,1976. 13. Florez F.N. Light J.K. and Scott F.B. Urinary undiver- sion in the neurogenic bladder utilizing the Scott artifi- cial Sphincter. Abs. 278. Boston. 1981. 14. Hendred W.H. and Hensle T.W. Transureterouretrosto- my experience with 75 cases. J. Urol. Vol. 123 :826,1980. MEDICINA GENERAL Y SOCIAL, EN MEDELLIN Del 25 al 27 de septiembre de 1986 se llevarán a cabo en Medellín el Tercer Congreso Colombiano y Séptimo Curso de Medicina General y Social, organizado por la Asociación Médica de Antioquia AMDA, junto con las escuelas médicas de las universidades de Antioquia y Pontificia Bolivariana, y el Instituto de Ciencias de la Salud. De acuerdo con las comunicaciones suscritas por el doctor Jaime Carmona Fonseca, presidente de AMDA, pueden solicitarse informes e inscribirse trabajos en la sede de dicha entidad, carrera 50 No. 62-5, teléfonos 233-5391 y 233-5547, en Medellín, Antioquia, Colombia. 25