Este documento presenta un programa de divulgación de la historia de las ciencias de la salud en los centros de atención primaria de Tenerife. El programa es dirigido y coordinado por tres profesionales de la salud y la historia y tiene como objetivo educar a los médicos y enfermeros sobre la historia de su profesión a través de charlas. El documento también incluye breves resúmenes sobre los orígenes de la medicina en la antigua Grecia y la importancia de conocer la historia para comprender el presente y
2. “Programa HICISA de
Divulgación de la Historia de
las Ciencias de la Salud en
los Centros de Atención
Primaria de Tenerife”
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3. “PROGRAMA DE DIVULGACIÓN DE LA HISTORIA
DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD EN LOS CENTROS
DE SALUD DE S. C. DE TENERIFE”
Dirección y coordinación del Programa
Paniagua Marrero, José Cristóbal
Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Miembro de la SCHM, SEHM
Hernández González, Justo Pedro
Profesor Adjunto de la Historia de la Medicina de la Universidad de la Laguna
Presidente de la SCHM
Castro Molina, Francisco Javier
Profesor Adjunto de la Historia de la Enfermería de la Escuela de Enfermería de Nuestra Señora de
Candelaria (adscrita a la Universidad de la Laguna)
Presidente de la ACHPE
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4. Abreviaturas.
SCHM: Sociedad Canaria de Historia de la Medicina.
ACHPE: Asociación Canaria de Historia de la Profesión Enfermera.
SEHM: Sociedad Española de Historia de la Medicina.
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6. Proyecto autorizado por la Gerencia de Atención Primaria de Santa Cruz
de Tenerife, con fecha _______________.
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7. PRESENTACIÓN
Las causas determinantes de la presentación de este programa,
expresan, en resumen, mi propia motivación para la realización de mi labor
asistencial.
Más allá de razones vocacionales paralelas al ejercicio de la Medicina,
me mueve igualmente el interés por los hechos históricos sobre los que se
asienta el conocimiento humano, ya que sin un acertado análisis e ilustración
de los mismos, cualquier conclusión futura podría resultar infructuosa, errónea
o, al menos redundante. En otras palabras: la ciencia se basa en el
conocimiento y éste se encuentra en la historia, cómo bien me han hecho
observar los profesores Justo Hernández y Francisco Javier Castro, que se han
ofrecido a acompañarme en este empeño.
Por este motivo, tengo el gusto de presentar el Programa de divulgación
de la Historia de Las Ciencias de la Salud, en los centros de salud del área
correspondiente a esta gerencia, proponiendo la realización de un ciclo de
charlas divulgativas sobre los médicos y enfermeros canarios que la han
ilustrado.
Es interés mío y de la Sociedad Canaria de Historia de la Medicina,
defender el patrimonio cultural médico y de la enfermería canaria así como
extender las obras realizadas por todos ellos.
Estoy seguro de compartir con mis colegas, el mismo interés.
José Cristóbal Paniagua Marrero
Médico Especialista en MFyC y miembro de la SCHM y SEHM
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8. INTRODUCCIÓN
“Pero dejemos ya los delirios astrológicos para decir algo de los
secretos de la medicina. Estos serían los más útiles, si fuesen
verdaderos; porque la vida y la salud son apreciables sobre todos los
demás bienes temporales”.1
Creía Osler, que se podía ser un médico o un cirujano competente sin
conocer la historia, pero no había duda para él de su utilidad, aún en la práctica
diaria, ya que gracias a la historia conocía el médico los eternos problemas
planteados por el enfermo y como habían sido resueltos por sus predecesores;
cómo surgieron de observaciones empíricas los descubrimientos médicos y las
vicisitudes que pasaron hasta quedar aceptados en el cuerpo doctrinal de la
Medicina.
La vida de muchos médicos y cirujanos del pasado, incluyendo sin duda
los más distinguidos, confirman que amaron la historia e inclusive escribieron
sobre temas históricos; confirma también, que la Historia de la Medicina les
hizo mejores médicos.
Nuestro objetivo es ofrecer una reflexión sobre dos aspectos
fundamentales en la transformación de la figura del médico que llegará a
convertirse en una de las más relevantes debido a la influencia moral que los
poderes de persuasión del médico, ligados a su autoridad carismática, le
permite ejercer sobre su paciente.2
Si tenemos en cuenta que el médico ha sido un humanista en todas las
épocas de la historia y que en la base de su formación no puede
desaprovechar ninguna oportunidad para ampliar sus conocimientos, estas
comunicaciones revalorizarán su importancia.
En la paráfrasis, “no hay futuro sin conocimiento del pasado”, no queda
lugar a dudas que en el conocimiento albergado en los múltiples éxitos y
errores de la historia médica está la comprensión del arte médico. La historia
de la medicina debe ser el baluarte.3
Así pues, algunas de las propuestas determinadas para la comprensión
de la medicina en toda su complejidad deberían seguir el camino desde las
incipientes etapas del estudiante de medicina, que no vea la historia de la
medicina como una idea vaga e inconexa de datos históricos, sino como un
hecho kantiano (acción-reacción) favoreciendo el descubrimiento personal y
colectivo de la medicina, hasta en sus años de labor.
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9. No debemos desaprovechar ninguna ocasión para comunicar la historia
de la medicina a través de los distintos espacios de comunicación entre
médicos, teniendo en cuenta sus limitaciones y virtudes, para recordar de
dónde venimos y hacia dónde vamos con la perspectiva que nos da los aciertos
y los errores de todos aquellos que han hecho posible el arte de la medicina.
Si, hipotéticamente, llegara a suprimirse la asignatura "Historia de la
Medicina" en los curricula de las carreras universitarias de las ciencias de la
salud, contaríamos con médicos cojos, incompletos, desnaturalizados, pues la
historia de la medicina les dota de la dimensión global, ya que estudia la
medicina en cuanto medicina, como fenómeno totalizante, completo. Lleva a
cabo un estudio diacrónico, es decir, el análisis y desarrollo de la medicina a lo
largo del espacio y del tiempo y no sincrónico, el llevado a cabo en un
momento y en un lugar dados, que es lo que hacen las demás asignaturas de
la carrera de medicina”.4
En la mitología griega se dice que el Dios de la medicina era Apolo,
también llamado Alexikak. “Era el médico de los dioses olímpicos cuyas
heridas sanaba empleando una raíz de peonia”.
Apolo le trasmitió el conocimiento de la medicina al centauro Quirón (hijo
de Saturno), éste era el encargado de educar a los héroes griegos, Jasón,
Hércules, Aquiles y muchos otros, entre los cuales se encontraba Asclepio,
conocido posteriormente con el nombre latinizado de Esculapio.
Asclepio era hijo de Apolo con la ayuda del centauro Quirón, consiguió
hacerse un médico respetable y de reconocido prestigio. Cierto día, la diosa
Atenea le entregó dos redomas llenas de sangre de las Gorgonas, en una de
ellas la sangre estaba envenenada y en la otra la sangre tenía la propiedad de
devolver la vida a los muertos. A partir de ese momento, Asclepio se dedicó a
utilizar este regalo para resucitar a los mortales que fallecían, hasta el punto de
que llegó un momento en que ningún humano moría.
En torno al año 700 a. C. se fundó en Cnido (Asia Menor, hoy en Turquía)
la primera escuela médica, que rechazaba la medicina sustentada en
connotaciones mitológicas y que basaba los diagnósticos en las observaciones
realizadas junto al enfermo, en definitiva, en la realización de una historia
clínica.
El inicio de la medicina científica se centra en la aparición en Grecia de una
figura histórica excepcional, Hipócrates. Él creó un método de aprendizaje en
medicina consistente en apoyarse en la experiencia, observando
cuidadosamente al paciente, interrogándolo, conociendo sus costumbres y la
forma como éstas habían repercutido en su salud y explorándolo
cuidadosamente. Fue el primero en analizar los errores como la mejor forma de
aprender y adquirir experiencia en el diagnóstico de las enfermedades. Mostró
que algunas enfermedades se asocian a condiciones climáticas y de ambiente,
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10. como eran las fiebres maláricas.
Él sostenía que no puede haber nada más noble y más importante que
proteger la salud o atender la enfermedad del ser humano, ya que éste es la
figura central de la historia y el fin de la misma. La importancia de la aparición
de este médico radica en que se paró la práctica de la medicina de la magia e
incluso de las especulaciones de la filosofía. Por eso ha sido considerado el
padre de la medicina.
Toda persona que quisiera ser médico debía comenzar al lado de un
maestro con prestigio reconocido, al que debía pagarle por sus enseñanzas y
prestarle un juramento de fidelidad. En los textos hipocráticos se recoge el
célebre juramento, que data de finales del siglo V a. C. o de la primera mitad
del siglo IV a. C. Básicamente, se trata de una declaración de carácter ético
profesional y de fidelidad hacia la figura del maestro, en la que se señala, entre
otras cosas, que el médico debe ser honesto, calmado, comprensivo y serio.
Hipócrates no fue el autor del Juramento hipocrático, aunque lo inspiró, y
tampoco el autor de la mayoría de los 70 libros del llamado "corpus
hipocraticum" escrito por alumnos de su escuela de Cos.
El historiador belga Marc Bloch, unos años antes de ser fusilado por las
tropas alemanas en 1944 escribió: la palabra historia es muy vieja, tan vieja
que a veces me ha llegado a cansar…. No encierra en si mismo ningún credo,
no compromete a otra cosa, según su etimología original, que a la
investigación. Para él, esta palabra con el tiempo modifica su significado, fiel
desde su origen griego, pero alejada de definirse como ciencia del pasado . La
historia es aquella ciencia humanística que persigue el estudio de las
sociedades humanas pretéritas, procurando recoger y dar a conocer el acervo
cultural, buscando la construcción de la identidad y la elaboración de su
idiosincrasia. El conocimiento de nuestra historia y la de otras civilizaciones
contribuye a un autocrecimiento personal que capacita para el conocimiento y
racionalización de la información como un andamiaje que favorece la
construcción de una nueva realidad. Los estudios históricos precisan de
investigaciones o análisis de diferentes tipos de material, tales como
documentos escritos, trabajos ya publicados sobre diversos temas, imágenes,
obras de arte, canciones o cuentos populares, entre otras. Apoyados en todos
ellos progresivamente se logran construir aspectos históricos tales como el
devenir cotidiano, la indumentaria, la economía, las costumbres, la
alimentación y el legado cultural unido a los eventos históricos acaecidos. El
análisis de los aspectos históricos de una sociedad se ven mediatizados por el
universo del constructor, donde las ideologías y el saber juegan un papel
trascendental 5
.
Es fundamental aclarar que, aunque ciertos conceptos parecen ser ajenos
a la historia, como la historiografía e historiología, algunos autores creen verlos
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11. implícitos en ella. Pese a ello, éstos son absolutamente diferentes. La
historiografía aborda los procedimientos y las técnicas que permiten realizar
una descripción de un hecho ya ocurrido, mientras que la historiología está
destinada a explicar cómo sucedieron los acontecimientos históricos y la
historia en sí misma. En estas tres nociones, historia, historiografía e
historiología, están presentes todos aquellos sucesos pasados, la ciencia que
se dedica a analizarlos y la epistemología correspondiente. Unido a ello,
existen dos enfoques insertos en el campo de estudio de la historia, el clásico,
en el se hace referencia a la historia como el periodo comprendido desde el
momento en el que el hombre hace uso de la escritura, y el multiculturalista,
que considera que la historia está dividida en etapas en las que es posible
lograr una reconstrucción fiable de los hechos que inciden en el devenir de una
sociedad 6
.
La historia es vista como una ciencia gracias a su objetividad, logrando así
dar un conocimiento demostrativo de los hechos, fruto de la búsqueda de
pruebas que respalden las conclusiones a las que se ha llegado en el análisis
de lo sucedido. Dichas pruebas se recogen a través de diferentes métodos, los
cuales pueden ser de alta especialización o por medio de procedimientos
matemáticos. Disciplinas como la sociología consideran que el análisis de los
fenómenos de la historia debe tener presente los factores socioeconómicos
para desarrollarse, influyentes éstos no sólo en la comunidad sino en cada
individuo en particular, a los que se le unen factores tales como los
geográficos, demográficos y políticos. Otras especialidades, como la filosofía,
reflexionan sobre la significación de los hechos que forman parte de la historia
de la Humanidad, analizando la posible existencia de un diseño, propósito u
objetivo en el proceso histórico. La historia en sí, se relaciona con otras
muchas áreas del conocimiento que buscan concluir en ideas que definan
situaciones concretas de la sociedad. Es por ello, que precisa de la arqueología
para analizar el pasado y entender a partir de él la actualidad; o de las
matemáticas y las estadísticas que contrastan datos insertos en las
investigaciones.
Si centramos nuestra mirada en el vocablo «profesión», observamos que
éste proviene del latín professio - profesionis, término que significa acción-
efecto de profesar. La profesión es aquella actividad permanente que
determina el ingreso a un grupo determinado y sirve de medio de vida a los
individuos que la practican. El psiquiatra chileno Fernando Lolas las define
como una respuesta institucionalizada a una necesidad social que debe portar
entre sus requisitos vocación, acreditación, certificación y código deontológico.
Esta situación es diferente cuando abordamos el adjetivo «profesional»,
término empleado para denominar al antónimo de toda aquella noción que lo
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12. procura definir como «aficionado, amateur o todo trabajo no especializado».
Everett Hughes establece que la profesión es una etiqueta simbólica de un
status deseado, a la que se une un dictamen en el que algunos autores
procuran definirla empleando el referente del requerimiento que la propia
sociedad hace de un determinado grupo ocupacional al que se le encarga
cubrir una necesidad concreta como ya se ha comentado. La filósofa Adela
Cortina Orts establece las siguientes características propias en una profesión:
es una actividad mediante la cual se presta un servicio específico a la sociedad
de forma institucionalizada, con una asistencia única en la mediada en que los
profesionales reclaman el derecho a administrarla a la sociedad en exclusiva;
los servicios que de él puedan obtenerse han de estar claramente definidos,
considerando a la profesión como una suerte de vocación y misión; los
profesionales han de ejercer su actividad de una forma estable, accediendo al
ejercicio de la profesión tras un proceso de capacitación teórico-práctica; y por
último, debe existir un ámbito de autonomía en el ejercicio profesional,
asumiendo la responsabilidad de los actos y técnicas ejecutadas, en los que el
lucro ocupa un segundo escalón dentro de los intereses profesionales.
El concepto de la profesión enfermera en la historia es algo que no está
tan claro, resultando incluso difícil trazar una línea que sirva para delimitar el
campo de las profesiones y el de los oficios. El término anglosajón nurse,
empleado para designar a la enfermera, deriva de las terminologías latinas
nutrire y nutrix, alimentar la primera y mujer que cría la segunda. Si centramos
nuestra mirada en el término enfermería, encontramos que éste está
relacionado con el de enfermedad, término también latino, infirmitas, que define
de forma más concreta la actividad del cuidador de los enfermos, que facilita la
supervivencia, cuidando durante el parto, lactancia y crianza de los recién
llegados congéneres. Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE),
la palabra campo hace alusión al ámbito real o imaginario propio de una
actividad o de un conocimiento. Así, el campo de la enfermería corresponde a
un ámbito de estudio centrado en el fenómeno humano y la sociedad en que se
desarrollan los hechos, y que es compartido con otras muchas disciplinas. La
investigación de la historia de la profesión enfermera realizada hasta la
actualidad, ha supuesto un gran avance para el conocimiento de la misma, de
modo que los recientes trabajos publicados nos han permitido acercarnos de
manera más exhaustiva de los acontecimientos de la disciplina ocurridos en
España. Esta realidad se convierte en un acicate que nos permite desarrollar
un «nuevo estudio» sobre la profesión y la evolución que ha seguido, utilizando
para su análisis un enfoque multidisciplinar, al que se unen los criterios de
caracterización propios de las profesiones. El hecho de acometer un breve
recorrido por la Historia en busca de aquellos sujetos que proporcionaron
cuidados, atendiendo a los lugares donde fueron administrados, nos ayuda a
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13. profundizar en el saber de la enfermería y en todos aquellos eventos que han
ayudado a evolucionar hacia nuevas formas del desarrollo profesional 7
.
El cuidado desde los orígenes de la Humanidad y la conformación de las
primeras sociedades fue una actividad asignada a la mujer que se centró en
niños y ancianos, incapaces éstos para las actividades cinegéticas. Es por
medio de la observación de los animales como se adquiere el saber para el
tratamiento de la enfermedad, basándose en la creencia de que todos los
objetos naturales estaban vivos y poseían un espíritu o alma. La necesidad de
especialización de esta actividad obligó a que las primeras sociedades
asignaran el trabajo a una persona habilidosa determinada que supiera hacer
de mediador entre los terrenal y lo celestial. Es en este momento cuando
aparece el curandero, mago o médico. Progresivamente, esta labor se fue
complicando, obligando a la incorporación de otra figura, una mujer dedicada a
la recolección y preparación de los ungüentos, además del cuidado de los
enfermos. Los modelos evolucionados que posteriormente surgen durante la
Edad Antigua se centraron en una cirugía que se desarrolló
considerablemente, a lo que se unió la creación de hospitales donde curar y
cuidar a los dolientes, en el que el papel de la mujer como agente activo del
cuidado no se desvaneció. Una preterición del papel de la Iglesia en la
actividad cuidadora, sobre todo durante la Edad Media y la Edad Moderna, es
imperdonable. Órdenes religiosas como la de San Juan de Dios, la Caridad, los
Obregones o los Camilos asumieron esta competencia que se ha venido
desarrollando hasta nuestros días 8
.
La ruptura con los esquemas sociales que efímeramente se materializó
con la Liberté, égalité, fraternité que la Revolución Francesa alzó como
bandera, no fue lo suficientemente consistente como para que los cuidadores
vieran lograda el reconocimiento social de su profesionalidad. Para Mark
Bostridge, la Dama de la Lámpara, heroína del Imperio Británico tras la
contienda bélica de Crimea, fue la que logró introducir y conformar la figura de
la enfermera entrenada para el cuidado de enfermos a domicilio en Inglaterra y
en Irlanda a partir de 1860, lo que significó que muchos enfermos pobres
pudieran acceder a ser cuidados por personal capacitado con una formación
adecuada en la materia. En España, la enfermería no existió como profesión
hasta mediados del siglo XIX. Las actividades propias eran ejercidas por el
barbero sangrador y el cirujano menor, formados en hospitales por las órdenes
religiosas. Esta falta de rigor en el aprendizaje, unido a una pésima situación
sanitaria, obligó a que en las clases políticas se instalara una preocupación por
reformar y regular las profesiones sanitarias. Con la Ley de Bases para la
Institución Pública promulgada en 1857, más conocida por el nombre del
ministro que la defendió, se estableció la regulación de todas las profesiones
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14. sanitarias españolas. Su desarrollo fue considerablemente rápido si
observamos que en tan solo tres años, el 21 de Noviembre de 1861, ya se
había diseñado el documento que recogía el reglamento para las enseñanzas
tanto de practicante como la de matrona. Al practicante se le asignaron las
competencias que anteriormente habían sido asumidas por el cirujano menor y
el barbero sangrador. La matrona continuaba siendo la encargada de asistir al
partos, así como de dar los primeros y urgentes auxilios a los neonatos que
incluían el agua de socorro. Las enfermeras en cambio, no tuvieron cabida en
la norma, lo que ocasionó una considerable dificultad en el reconocimiento
profesional. El Real Decreto sobre la formación enfermera de 21 de mayo de
1915 fue el que instituyó la titulación, clasificándose a partir de esta fecha con
el reconocimiento de las tres figuras sustentadas por una división de género:
Practicante, Matrona y Enfermera. En 1.917 se crearon las primeras Escuelas
Oficiales de Enfermeras reconocidas por el Ministerio de Educación, dando
inicio así a una paulatina profesionalización de la Enfermería en España y la
integración de las Escuelas de Enfermería en la Universidad 9
.
Con la Orden Ministerial de 26 de noviembre de 1945 se reglamentan las
funciones de los Practicantes, Matronas y Enfermeras, normativa que deja
clara la falta de autonomía de los profesionales de los cuidados: «la enfermera
por sí sola no tiene facultades para desempeñar su cometido, convirtiéndose
en el auxiliar subalterna del médico, profesional del que recibe todas las
órdenes». Tan solo se la faculta para realizar una asistencia de carácter
familiar, que comprendía actividades tales como la alimentación o la
administración de medicamentos, otorgándole la posibilidad de auxiliar al
cirujano durante una intervención quirúrgica. Además, se establecen los
Estatutos de sus Colegios Profesionales, derogados con la Orden Ministerial de
20 de diciembre de 1954, en la que se recoge el Reglamento del Consejo
Nacional y los Estatutos de los Colegios Provinciales de Auxiliares Técnicos
Sanitarios.
Queda límpido que existe una marcada carencia de conocimientos sobre
devenir de los cuidadores profesionales a lo largo de la historia y de una clara
determinación de su figura. Maya en 2003, definió la identidad enfermera como
la manera como el profesional ve su profesión y el sentimiento que ella le
genera, influyendo en su modo de pensar, de actuar y en cómo desarrolla sus
relaciones con su entorno. ¿Será todo ello producto de la falta de definición del
rol y del desconocimiento sobre la labor desempeñada hasta ahora? ¿será el
resultado de no tener todavía definido la identidad de la profesión enfermera?
¿será que todavía carecemos de conciencia del papel que desempeñamos
dentro del equipo multidisciplinar?.
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15. El planteamiento de estas cuestiones me hace sentirme obligado a invitar
a los presentes y a los no presentes a indagar, investigar y reivindicar el rol de
la medicina y la enfermería en la historia, dando a conocer su papel de
espectadora activa del proceso del cuidado de los dolientes. Como diría Víctor
Hugo: el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable.
Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.
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16. OBJETIVOS
1. Dar a conocer a los profesionales sanitarios de los Centros de Salud
de Tenerife, la actividad médica, cultural y social de los principales hombres y
mujeres ilustres dedicados a la Medicina en la historia de Canarias.
2. Reforzar la vinculación entre la Sociedad Canaria de Historia de la
Medicina y la Gerencia de Atención Primaria de Tenerife, en defensa del
patrimonio cultural médico y de la enfermería canarios.
MATERIAL Y MÉTODOS
Los miembros de la Sociedad Canaria de Historia de la Medicina
realizarán un total de dos charlas en cada Centro de Salud, una sobre la
historia de los médicos canarios y otra sobre la historia de la enfermería
canaria.
Ambas charlas estarán apoyadas en una presentación audiovisual, de
una duración aproximada de 45 minutos, en el horario lectivo y de formación
intra-equipo de cada centro de salud, siempre y cuando sea posible su
compatibilización con jornada laboral de los profesionales docentes.
Los centros de salud asignados al proyecto estarán en el ámbito
metropolitano salvo que valorándose previamente se logre coordinar horarios y
trayectos.
Estas charlas divulgativas serán presentadas previamente a la
Coordinadora de Formación Continuada y Biblioteca Virtual de la Gerencia de
Atención Primaria para su aprobación y el correcto cumplimiento de las normas
propias de formación de la Gerencia de Atención Primaria.
Cabe reseñar ya por último, que estas sesiones podrán ser realizadas
por doctorandos o estudiantes en el marco de las relaciones institucionales de
la Sociedad con la Universidad de la Laguna.
Igualmente, podría considerarse la conveniencia del reconocimiento de
créditos o certificados de participación a los profesionales intervinientes en las
sesiones formativas, expedidos conjuntamente por la Gerencia de Atención
Primaria de Tenerife y/o la Sociedad Canaria de Historia de la Medicina o la
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18. CRONOGRAMA
Inicio de la actuación mediante charlas divulgativas a partir de
septiembre y durante el curso académico.
Una vez finalizado este primer año se propone la reevaluación del
proyecto por los técnicos de gerencia y directores sobre la idoneidad de su
continuación.
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19. FUENTES
1.- Anales históricos de la medicina en general: Historia de la medicina
española. Pg 71. Anastasio Chinchilla.
2.- Booth Cristopher, Charles (2005ª), John Haygarth, FRS (1740-1827): a
physician of the Enlightenment, Philadelphia, American Philosophical
Society.
3.- McColl A, Smith H, White P. General practitioners’ perceptions of the
route to evidence based medicine: a questionnaire survey. BMJ 1998; 316:
361-5.
4.- Hernández González, JP, Paniagua Marrero, JC, Carta a mis estudiantes
de Historia de la Medicina.
5.- Castro Molina FJ. ARQUITECTURA, ASISTENCIA Y CUIDADOS.
MANICOMIO PROVINCIAL DE TENERIFE. Santa Cruz de Tenerife: Colegio
Oficial de Santa Cruz de Tenerife, 2013 (ISBN: 978-84-616-4356-1).
6.- Castro Molina FJ. SAN SEBASTIÁN, HISTORIA DE UN HOSPITAL DE
SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA. San Cristóbal de La Laguna: Concejalía
de Cultura del Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 2018 (DL-TF
874-2017).
7.- Toledo Trujillo F, Castro Molina, FJ, Toledo Trujillo, M.
HOSPITALES Y MÉDICOS NOTABLES DE LA PROVINCIA DE LAS
PALMAS (1850-1970) Santa Cruz de Tenerife: Ediciones Idea, 2015 (ISBN:
978-84-16404-85-8; Depósito legal: TF 1007-2015).
8.- Rodríguez Gómez JA, Ochoa Diez L, Castro Molina FJ, Rijo Hernández
MC, Rodríguez Novo N, Martín Rodríguez-Solis F, Santiago Rijo M, Novo
Muñoz MM, Rey Luque O, Ortega Benítez AM, Montesdeoca Núñez M.
CENTENARIO DEL ILUSTRE COLEGIO OFICIAL DE ENFERMERÍA DE
SANTA CRUZ DE TENERIFE (1912-2012): EDICIÓN ESPECIAL. Santa
Cruz de Tenerife: Colegio Oficial de Santa Cruz de Tenerife, 2012 (ISBN:
978-84-616-0940-6; EAN: 9788461609406; Depósito legal: TF 901-2012).
9.- Rodríguez Gómez JA, Ochoa Diez L, Novo Muñoz, MM, Arroyo López
MC, Leal Felipe MA, Robayna Delgado MC, Cabrera Figueroa J, Castro
Molina FJ, Rodríguez Rocha C, Rodríguez Novo N, Rodríguez Novo YM,
Ortega Benítez AM, et al. 40 AÑOS DE FORMACIÓN ENFERMERA EN LA
UNIVERSIDAD (1977-2017). Santa Cruz de Tenerife: Cátedra de Enfermería
de la Universidad de La Laguna, 2017 (ISBN: 978-84-697-8372-6; Depósito
legal: TF 1284-2017).
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