La orden de los Caballeros Templarios fue fundada en 1119 para proteger a los peregrinos cristianos en Tierra Santa. Con el tiempo se convirtió en una de las organizaciones más poderosas de Europa, hasta que el rey Felipe IV de Francia orquestó su disolución en 1312 debido a su riqueza y poder independiente del rey. El último maestre de los templarios, Jacobo de Molay, y otros dirigentes fueron quemados en la hoguera a pesar de no haberse probado su culpabilidad.