Los impuestos pigouvianos buscan corregir las externalidades negativas al gravar actividades que generan costos a la sociedad, como la contaminación. Propuestos por el economista Arthur Pigou en 1920, estos impuestos internalizan los costos sociales en los precios para desincentivar comportamientos dañinos y fomentar opciones más sostenibles. Aunque su aplicación ha tenido barreras conceptuales, se han adoptado en algunos países y mercados de carbono para luchar contra problemas medioambientales.