El documento discute la importancia de entender el pecado y cómo ha llevado a la pérdida del sentido del pecado en la sociedad moderna. Argumenta que al pecar, el hombre se aleja de Dios y rompe su comunión con Él, oscureciendo su imagen divina. Finalmente, señala que para comprender plenamente la naturaleza humana es fundamental reconocer el papel del pecado como parte integral de la antropología.
La idea de este estudio no es blanquear un sepulcro lleno de maldad, sino de poner a prueba las intenciones del corazón (Salmo 139:23, 24; Hebreos 4:12). No queremos dar una lista de cosas que el cristiano debe o no debe hacer, sino dar principios bíblicos de lo que el cristiano debe de ser.
reino de los cielos, mentalidad de reino, evangelio del reino, cultura de reino, mensaje del reino de dios, discipulos en el reino de dios, el mensaje de las buenas nuevas, nuevo pacto, verdad presente, ministros competentes del nuevo pacto, mentalidad apostolica, mentalidad corporativa
El pecado es cualquier acción, sentimiento o pensamiento que vaya en contra de las normas de Dios (1 Juan 3:4; 5:17). La Biblia dice que pecar puede ser hacer algo malo o injusto a los ojos de Dios, o no hacer lo que es correcto (Santiago 4:17).
En los idiomas originales de la Biblia, las palabras que se traducen como “pecado” significan fallar el tiro, o no alcanzar el objetivo. Por ejemplo, la Biblia habla de un grupo de soldados del antiguo Israel que eran tan hábiles con la honda que eran capaces de acertar “sin fallar el tiro” al lanzar una piedra. Si se tradujera literalmente esta expresión, diría: “no pecaban” (Jueces 20:16, Nueva Biblia Española). Por tanto, pecar es no alcanzar el objetivo de cumplir con las normas perfectas de Dios.
Como Dios es el Creador, tiene el derecho de establecer normas para la humanidad (Revelación [Apocalipsis] 4:11). Y nosotros debemos rendirle cuentas por nuestros actos (Romanos 14:12).
¿Es posible no pecar jamás?
No, pues la Biblia dice que “todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios” (Romanos 3:23; 1 Reyes 8:46; Eclesiastés 7:20; 1 Juan 1:8). ¿Por qué sucede eso?
Al principio, Adán y Eva no pecaban, ya que habían sido creados perfectos, a la imagen de Dios (Génesis 1:27). Sin embargo, dejaron de serlo cuando desobedecieron al Creador (Génesis 3:5, 6, 17-19). Cuando tuvieron hijos les transmitieron el pecado y la imperfección como si fueran defectos heredados (Romanos 5:12). Como dijo el rey David: “Con error fui dado a luz” (Salmo 51:5).
¿Son algunos pecados peores que otros?
Sí. Por ejemplo, la Biblia dice que los hombres de la antigua Sodoma “eran malos, y eran pecadores en extremo”, y que su pecado era “muy grave” (Génesis 13:13; 18:20). Veamos tres factores que determinan la seriedad de un pecado.
La idea de este estudio no es blanquear un sepulcro lleno de maldad, sino de poner a prueba las intenciones del corazón (Salmo 139:23, 24; Hebreos 4:12). No queremos dar una lista de cosas que el cristiano debe o no debe hacer, sino dar principios bíblicos de lo que el cristiano debe de ser.
reino de los cielos, mentalidad de reino, evangelio del reino, cultura de reino, mensaje del reino de dios, discipulos en el reino de dios, el mensaje de las buenas nuevas, nuevo pacto, verdad presente, ministros competentes del nuevo pacto, mentalidad apostolica, mentalidad corporativa
El pecado es cualquier acción, sentimiento o pensamiento que vaya en contra de las normas de Dios (1 Juan 3:4; 5:17). La Biblia dice que pecar puede ser hacer algo malo o injusto a los ojos de Dios, o no hacer lo que es correcto (Santiago 4:17).
En los idiomas originales de la Biblia, las palabras que se traducen como “pecado” significan fallar el tiro, o no alcanzar el objetivo. Por ejemplo, la Biblia habla de un grupo de soldados del antiguo Israel que eran tan hábiles con la honda que eran capaces de acertar “sin fallar el tiro” al lanzar una piedra. Si se tradujera literalmente esta expresión, diría: “no pecaban” (Jueces 20:16, Nueva Biblia Española). Por tanto, pecar es no alcanzar el objetivo de cumplir con las normas perfectas de Dios.
Como Dios es el Creador, tiene el derecho de establecer normas para la humanidad (Revelación [Apocalipsis] 4:11). Y nosotros debemos rendirle cuentas por nuestros actos (Romanos 14:12).
¿Es posible no pecar jamás?
No, pues la Biblia dice que “todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios” (Romanos 3:23; 1 Reyes 8:46; Eclesiastés 7:20; 1 Juan 1:8). ¿Por qué sucede eso?
Al principio, Adán y Eva no pecaban, ya que habían sido creados perfectos, a la imagen de Dios (Génesis 1:27). Sin embargo, dejaron de serlo cuando desobedecieron al Creador (Génesis 3:5, 6, 17-19). Cuando tuvieron hijos les transmitieron el pecado y la imperfección como si fueran defectos heredados (Romanos 5:12). Como dijo el rey David: “Con error fui dado a luz” (Salmo 51:5).
¿Son algunos pecados peores que otros?
Sí. Por ejemplo, la Biblia dice que los hombres de la antigua Sodoma “eran malos, y eran pecadores en extremo”, y que su pecado era “muy grave” (Génesis 13:13; 18:20). Veamos tres factores que determinan la seriedad de un pecado.
El cristianismo trajo consigo una nueva cosmovisión: se concibe de nuevo modo lo que es el ser humano, A Dios y el mundo. La propia persona se concibe como digna, como radicalmente distinta a las cosas, a los demás como prójimos, como hermanos, al mundo como creación amorosa y a Dios como Padre. Uno de los principales hitos de la aportación cristiana a la antropología consiste, por un lado, en una nueva concepción del ser humano, que será concebido como persona. De ahí que mejor que hablar de humanismo cristiano habría que hablar de personalismo. En segundo lugar, surge como tal el concepto de persona en el contexto de la teología. Teología y antropología cristiana son inseparables.
Renovar la mente, despojarse del viejo hombre, revestirse del hombre nuevo, creación de Dios, Pensamientos frívolos, entendimiento entenebrecido, ignorancia deliberada, dureza de corazón, vida disipada, deseos de la carne, vida en el espíritu, mente y espíritu, mente con perjuicios, mente controlada, mente llena de la Palabra de Dios, mente purificada,
1. La conciencia del Pecado
“Junto a la conciencia queda también oscurecido el sentido de Dios, y
entonces, perdido este decisivo punto de referencia interior, se pierde el
sentido del pecado. He aquí por qué mi Predecesor Pío XII, con una frase que
ha llegado a ser casi proverbial, pudo declarar en una ocasión que «el pecado
del siglo es la pérdida del sentido del pecado»”.1
Las palabras de Juan Pablo II resuenan en nuestra mente y corazón para tratar
de entender nuestra propia realidad. En otros artículos hemos entendido la
grandeza de nuestra naturaleza al ser creados a imagen y semejanza de Dios,
invitados a plenificar nuestra existencia viviendo el amor.
Es importante entender también cómo el hombre, haciendo mal uso de su
libertad, opta por alejarse de su Creador, rompe con Él y peca. El pecado es
ruptura, rechazo y desconfianza del Plan de Dios. Por el pecado la imagen
queda oscurecida y la semejanza perdida. Nuestros primeros padres rompen la
comunión con Dios, quieren alcanzar su realización y felicidad no con Él sino
frente a Él, incluso contra Él.
No podemos entender la realidad del mundo y del hombre actual si olvidamos
la importancia del pecado. “El mal procede de la desobediencia y el rechazo
con que la criatura humana desde su libertad responde a Dios y a sus
amorosos designios es la fuente de toda ruptura, y no sólo ello, sino es fuerza
de ruptura, de anti-amor que obstaculizará permanentemente el crecimiento en
el amor y la comunión, tanto desde el corazón de los hombres, como desde las
diversas estructuras por ellos creadas, en las cuales el pecado de sus autores
ha impreso su huella destructora”2.
Muy equivocados estamos los seres humanos cuando queremos entendernos
a nosotros mismos y nos olvidamos del pecado, que es un dato antropológico
fundamental. Hoy en día la conciencia del pecado y el sentido del mismo están
oscurecidos, porque el ser humano vive de espaldas a Dios y a sí mismo.
Se trata de mirarnos integralmente, como Dios nos mira, sabiéndonos hijos de
Dios, creados por amor y con una libertad que, mal empleada, introdujo una
alteración que afectó la realidad del ser humano y sus relaciones básicas.
Humberto Del Castillo Drago
Sodalicio de Vida Cristiana
Psicólogo
1
Reconciliación y Penitencia No. 18
2
Camino hacia Dios, No. 104.