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La elección
de estrategias
para el cambio
“SE DEBE CONSIDERAR que no hay nada más difícil de em-
prender, ni más incierto de conseguir, ni más peligroso
de manejar, que introducir un nuevo orden de cosas”.1
En 1973, The Conference Board solicitó a 13 figuras
eminentes que analizaran qué asuntos y problemas im-
portantes en gestión podrían surgir en los próximos 20
años. Uno de los temas
más notables que apare-
cía en los informes reci-
bidos era una preocupa-
ción por la capacidad de
las organizaciones de res-
ponder al cambio. Como
escribió uno de ellos: “En
consecuencia, una ma-
yor velocidad de cambio
provocaría una necesidad
creciente de reorganiza-
ción. Muchas veces se
teme a la reorganización,
porque implica una alte-
ración del statu quo, una amenaza para los intereses que
las personas tienen como empleados y un vuelco res-
pecto de las maneras establecidas de hacer las cosas. Por
estos motivos, una reorganización necesaria a menudo
se posterga, lo que provoca una pérdida de la eficacia y
un aumento de los costos”.2
NOTA DEL EDITOR: El mundo de
la gestión ha cambiado mucho
desde 1979, cuando fue publi-
cado este artículo por primera
vez, pero hay algo que sigue
igual: las empresas en todo
el mundo necesitan cambiar
de rumbo cada cierto tiempo.
Kotter y Schlesinger ofrecen
una forma práctica y probada
de pensar acerca de gestionar
ese cambio.
Justine
Beckett
Lo mejor de HBR
JOHN P. KOTTER Y
LEONARD A. SCHLESINGER
Copyright ©2008 Harvard Business School Publishing Corporation. All rights reserved.Todos los derechos reservados.
2 Harvard Business Review | Julio 2008
La elección de estrategias para el cambio
Acontecimientos posteriores han
confirmado la importancia de esta pre-
ocupación sobre el cambio organiza-
cional. En la actualidad, cada vez más
ejecutivos deben enfrentarse a nuevas
normativas gubernamentales, nuevos
productos, el crecimiento, una mayor
competencia, los avances tecnológi-
cos y una fuerza de trabajo cambiante.
En respuesta a eso, la mayoría de las
empresas o divisiones de las grandes
corporaciones deben implementar
cambios organizacionales moderados
al menos una vez al año y cambios sig-
nificativos cada cuatro o cinco años.3
Son pocos los intentos por realizar
cambios organizacionales que ter-
minan siendo un total fracaso, pero
también son pocos los que tienen un
éxito indiscutible. La mayoría de ellos
encuentra problemas en el camino:
generalmente toman más tiempo del
esperado y deseado, a veces bajan la
moral de los empleados y con frecuen-
cia tienen altos costos en términos de
tiempo de los ejecutivos o trastornos
emocionales. Bastantes organizaciones
ni siquiera intentan iniciar los cambios
necesarios porque los ejecutivos res-
ponsables tienen miedo de ser incapa-
ces de implementarlos con éxito.
En este artículo, primero describi-
remos varias causas de la resistencia
al cambio y luego bosquejaremos una
manera sistemática de seleccionar una
estrategia y un grupo de métodos espe-
cíficos para implementar una iniciativa
de cambio organizacional. Los méto-
dos que se describen están basados en
nuestros análisis de decenas de cam-
bios organizacionales, algunos exitosos
y otro no.
Diagnosticar la resistencia
Las iniciativas de cambio organizacio-
nal a menudo enfrentan alguna forma
de resistencia de las personas. Aun-
que generalmente los ejecutivos con
experiencia están muy conscientes de
este hecho, es sorprendente que antes
del cambio organizacional muy pocos
dedican tiempo para evaluar sistemá-
ticamente quién podría resistirse a la
IDEAS CLAVE DEL ARTÍCULO
Las iniciativas de cambio
■
suelen ser contraproducentes
porque los ejecutivos aplican
los mismos enfoques en
todas las circunstancias. Por
ejemplo, tratan de combatir
la resistencia al cambio invo-
lucrando a empleados en el
diseño de la iniciativa, incluso
cuando éstos no tienen la
información necesaria para
hacer un aporte real.
Para liderar el cambio, diseñe
■
sus estrategias según el tipo
de resistencia que encontrará.
Por ejemplo, dé capacitación
a los empleados que temen al
cambio.
Tome en cuenta los factores
■
situacionales. Por ejemplo,
para evitar una crisis, cambie
rápido; incluso si con eso se
intensifica la resistencia.
iniciativa de cambio y por qué motivo.
En lugar de eso, usan las experiencias
anteriores como guía y con mucha fre-
cuencia aplican un conjunto simple de
creencias, como “los ingenieros proba-
blemente se resistirán al cambio por-
que son independientes y recelosos de
la alta dirección”. Esta visión limitada
puede generar problemas graves. Dado
que las personas y los grupos pueden
reaccionar al cambio de numerosas for-
mas, realizar una evaluación correcta a
menudo no es una tarea intuitiva y re-
quiere de una reflexión profunda.
Evidentemente, todas las personas
que se ven afectadas por el cambio ex-
perimentan cierto desorden emocio-
nal. Incluso los cambios que parecen
ser “positivos” o “racionales” implican
pérdida e incertidumbre.4
Sin embargo,
por diversas razones, las personas o
grupos pueden reaccionar al cambio
de maneras muy distintas, desde resis-
tirse en forma pasiva, tratar enérgica-
mente de sabotearlo, hasta adoptarlo
abiertamente.
Para predecir qué forma puede
adoptar la resistencia, los ejecutivos
deben conocer las cuatro razones más
comunes que explican por qué la gente
se resiste al cambio. Éstas razones son:
el deseo de no perder algo valioso, una
mala comprensión respecto del cam-
bio y sus implicancias, la idea de que
el cambio no tiene sentido para la
organización y una baja tolerancia al
cambio.
Un interés propio con mirada es-
trecha. Una de las principales razones
por las cuales las personas se resisten
a los cambios organizacionales es que
piensan que perderán algo valioso. En
tales casos, dado que las personas se
enfocan en su propio beneficio y no
en el de la organización, la resistencia
suele manifestarse en “politiquería” o
“comportamiento politiquero”.5
Consi-
dere estos dos ejemplos:
■ El presidente de una organiza-
ción, tras varios años de crecimiento
rápido, decidió que era necesario crear
un nuevo departamento, denominado
Planificación y desarrollo de produc-
tos nuevos, que sería liderado por un
vicepresidente. En el plano operativo,
este cambio le quitaría a los vicepresi-
dentes de marketing, ingeniería y pro-
ducción gran parte de las facultades
para la toma de decisiones que tenían
sobre los productos nuevos. Dado que
estos productos tenían un papel muy
relevante en la organización, el cambio
también provocaría que los vicepresi-
dentes bajaran de categoría, algo que,
junto con el poder, era de gran impor-
tancia para ellos.
Durante los dos meses que siguieron
al anuncio del presidente en relación
con su idea de nombrar a un vicepresi-
dente para los productos nuevos, cada
uno de los vicepresidentes de las otras
áreas señaló seis o siete razones que
podrían provocar el fracaso de la nueva
estructura. Sus objeciones siguieron
aumentando en intensidad hasta que
el presidente dejó de lado la idea.
■ Una empresa manufacturera había
empleado siempre a un extenso grupo
de profesionales del área de recursos
humanos que actuaban como orienta-
dores y confidentes de los empleados
de producción. Este grupo de orienta-
dores tendía a mostrar un gran espí-
Julio 2008 | Harvard Business Review 3
ritu, dada la satisfacción profesional
que recibía de las“relaciones de ayuda”
que desarrollaba con los empleados.
Cuando se implementó un nuevo sis-
tema de evaluación del desempeño, se-
mestralmente los orientadores debían
proporcionar al supervisor de cada
empleado una evaluación escrita so-
bre su “madurez emocional”, “poten-
cial de ascenso” y otros parámetros.
Algunos de los profesionales reco-
nocieron de inmediato que el cambio
alteraría sus relaciones con la mayo-
ría de los empleados, ya que dejarían
de ser un compañero y colaborador
para convertirse más bien en un jefe
y evaluador. Como podría suponerse,
los orientadores se resistieron al cam-
bio. Mientras discutían públicamente
que el nuevo sistema no era tan bene-
ficioso para la empresa como el anti-
guo, en privado presionaban cuanto
podían al vicepresidente de personal,
hasta que éste modificó considerable-
mente el nuevo sistema.
El comportamiento politiquero
surge a veces, antes y durante las
iniciativas de cambio organizacional,
cuando lo que es beneficioso para una
persona o grupo no lo es para la orga-
nización en su totalidad o para otras
personas o grupos.
Aunque el comportamiento politi-
quero puede manifestarse como dos
o más facciones que pelean pública-
mente por algo, suele ser mucho más
sutil. En muchos casos tiene lugar muy
por debajo del debate público. Aun-
que a veces personas maquinadoras e
inescrupulosas son las que provocan
las luchas de poder, con mayor fre-
cuencia lo hacen aquellos que ven la
posible pérdida a causa del cambio
como una violación injusta de su con-
trato implícito, o psicológico, con la
organización.6
Incomprensión y falta de con-
fianza. Las personas también se resis-
ten al cambio cuando no comprenden
sus implicancias y perciben que las
pérdidas podrían ser mucho mayo-
res que las ganancias. Estas situacio-
nes generalmente se dan cuando no
ELARTÍCULOENLAPRÁCTICA
Para liderar exitosamente hacia el cambio,
los autores recomiendan:
Analizar los factores situacionales
Determine cuánta resistencia esperar y de
qué tipo. Evalúe su poder en relación con
los opositores. Identifique quién tiene la
información más precisa para diseñar una
iniciativa de cambio. Decida cuán urgente
es el cambio que requiere la empresa.
Determinar la velocidad óptima del
cambio
Vaya lento si (1) anticipa una resistencia
intensa, (2) tiene menos poder que los
opositores, (3) necesita información de
los demás para diseñar e implementar el
cambio.
Tomar en cuenta los métodos para gestio-
nar la resistencia
Si la resistencia proviene de la falta de
información de los empleados, use la
educación para comunicar las razones del
cambio deseado. Una vez educadas, las
personas suelen apoyar las iniciativas. Sin
embargo, este método puede tomar mu-
cho tiempo si involucra a grupos grandes.
Si quiere que los opositores se compro-
metan más con el cambio, aliente la parti-
cipación en su diseño o implementación.
Este método aumenta la base de apoyo
del cambio pero puede causar problemas
si las personas carecen de experticia para
desarrollar planes eficaces.
Si las personas temen no ser capaces
de hacer los ajustes necesarios, provea
capacitación en habilidades y apoyo
emocional. Ningún otro enfoque funciona
tan bien con los problemas de ajuste,
pero puede consumir mucho tiempo y
recursos.
Si personas o grupos poderosos se
oponen al cambio porque perderán
algo como resultado del cambio, use la
negociación, ofrezca incentivos para que
acaten el cambio. Es una forma relativa-
mente fácil, aunque costosa, de aplacar la
resistencia.
Si la rapidez es esencial, use la coer-
ción, amenace con despedir, transferir
y quitar oportunidades de ascenso.
Con esto puede superar rápidamente la
resistencia, pero también despertar un
resentimiento intenso.
existe confianza entre la persona que
propone el cambio y los empleados.7
A
continuación un ejemplo:
■ Cuando el presidente de una em-
presa pequeña del medio oeste anunció
a sus ejecutivos que la empresa imple-
mentaría un horario de trabajo flexible
para todos los empleados, nunca pensó
que encontraría resistencia. Él había
aprendido el concepto en un semina-
rio de gestión y decidió utilizarlo para
que las condiciones de trabajo en su
empresa fueran más atractivas, espe-
cialmente para el personal de oficina
y de la planta.
Poco después del anuncio, comenza-
ron a circular numerosos rumores en-
tre los empleados de la planta, quienes
no sabían realmente qué significaba un
horario de trabajo flexible y en su ma-
yoría desconfiaban del vicepresidente
de fabricación. Por ejemplo, un rumor
era que el horario flexible significaba
que la mayoría de las personas tendría
que trabajar cuando sus supervisores
se lo pidieran, incluso las noches y
los fines de semana. La asociación de
empleados, un sindicato local, sostuvo
una reunión rápida y luego presentó a
la gerencia una demanda no negocia-
ble para que se eliminara el concepto
de horario flexible. El presidente, total-
mente sorprendido, aceptó.
Pocas organizaciones tienen un alto
nivel de confianza entre los empleados
y los ejecutivos, por lo tanto es fácil
que se generen malentendidos al intro-
ducir un cambio. Aunque los ejecutivos
expongan y aclaren los malentendidos
rápidamente, éstos pueden provocar
una resistencia. Esta resistencia fácil-
mente puede tomar por sorpresa a los
iniciadores del cambio, en especial si
suponen que las personas se resisten
sólo cuando no se ven beneficiados por
la nueva situación.
Evaluaciones distintas. Otro mo-
tivo común por el cual las personas se
resisten al cambio organizacional es
que evalúan la situación de una ma-
nera distinta que los ejecutivos o que
quienes introducen el cambio, y consi-
deran que tiene más costos que bene-
4 Harvard Business Review | Julio 2008
La elección de estrategias para el cambio
ficios, no sólo para ellos sino también
para la empresa. Por ejemplo:
■ El presidente de un banco me-
diano quedó impresionado con el aná-
lisis realizado por su personal sobre los
préstamos para fondos de inversiones
inmobiliarias (REIT, real estate invest-
ment trust) del banco. Este complejo
análisis sugería que el banco podía fá-
cilmente perder hasta US$ 10 millones
y que las pérdidas posibles aumenta-
ban cada mes en 20%. En una semana,
el presidente creó un plan para reor-
ganizar la parte del banco que mane-
jaba los REIT. Sin embargo, debido a
su preocupación por el precio de las
acciones del banco, decidió no divulgar
el informe a nadie excepto el nuevo
gerente de la sección de REIT.
La reorganización encontró inmedia-
tamente una resistencia masiva de las
personas afectadas. Lo que se comen-
taba en el grupo, según las palabras
de uno de ellos, era: “¿Se volvió loco?
¿Por qué está escindiendo esta sección
del banco? Por esto ya perdimos a tres
personas valiosas [que renunciaron] y
el programa nuevo que estábamos im-
plementando para reducir las pérdidas
de los préstamos [programa que el pre-
sidente no conocía] quedó dañado”.
Los ejecutivos que introducen el
cambio a menudo suponen que tienen
toda la información importante que
necesitan para llevar a cabo un análisis
adecuado de la organización y que las
personas que se verán afectadas tienen
acceso a los mismos datos. Ninguno de
estos supuestos es correcto. En ambos
casos, la diferencia en la información
que manejan los dos grupos a menudo
Muchos ejecutivos subestiman la
variedad de las reacciones ante el
cambio y la influencia que pueden
ejercer sobre esas respuestas.
produce análisis distintos, lo que a su
vez puede generar resistencia. Además,
si el análisis de quienes no están invo-
lucrados en la introducción del cambio
es más preciso que el de los iniciadores,
la resistencia es evidentemente“buena”
para la organización. Pero esta proba-
bilidad no es evidente para algunos
ejecutivos que suponen que la resis-
tencia siempre es perjudicial y por eso
la combaten siempre.8
Baja tolerancia al cambio. Las
personas también se resisten al cam-
bio porque temen no ser capaces de
desarrollar las nuevas habilidades y
comportamientos que dicho cambio
requiere de ellos. Todos los seres hu-
manos tienen una capacidad limitada
para el cambio, pero en algunos esta
limitación es mucho mayor que en
otros.9
El cambio organizacional puede
exigir, aunque no sea ésa la intención,
que las personas cambien en muchos
aspectos rápidamente.
Peter F. Drucker señala que el prin-
cipal obstáculo para el crecimiento or-
ganizacional es la incapacidad de los
ejecutivos de cambiar sus actitudes y
comportamientos con la rapidez que
sus organizaciones necesitan.10
Aun
cuando los ejecutivos entiendan la
necesidad de realizar cambios en su
forma de trabajar, a veces son emo-
cionalmente incapaces de hacer la
transición.
Esta tolerancia limitada al cambio
provoca que en ocasiones las personas
incluso se resistan a un cambio que
consideran bueno. Por ejemplo, una
persona que asume un cargo mucho
más importante a raíz de un cambio
organizacional probablemente debe-
ría sentirse feliz. Sin embargo, también
es posible que esa persona se sienta
inquieta y se resista a ceder ciertos as-
pectos de la situación actual. Un cargo
nuevo y muy distinto le exigirá desa-
rrollar otra conducta, formar otras re-
laciones y perder algunas actividades
y relaciones satisfactorias del cargo ac-
tual. Si los cambios son considerables
y la persona tiene una baja tolerancia
al cambio, podría resistirse enérgica-
mente por motivos que quizás ni si-
quiera entienda.
A veces las personas también se re-
sisten al cambio organizacional para
no quedar en evidencia, pues aceptar
el cambio sería, a su juicio, admitir que
algunas de las decisiones o creencias
anteriores estaban erradas. Tal vez po-
drían resistirse por la presión de los
pares o por la actitud de un supervisor.
Probablemente exista una cantidad
infinita de razones que expliquen por
qué la gente se resiste al cambio.11
Evaluar cuál de las numerosas po-
sibilidades se aplicaría a aquellos que
se verán afectados por el cambio es
una tarea importante, porque puede
ayudar al ejecutivo a seleccionar una
forma adecuada de superar la resis-
tencia. Sin un diagnóstico preciso de
las posibilidades de resistencia, fácil-
mente un ejecutivo puede quedarse
estancado con problemas bastante cos-
tosos durante el proceso de cambio.
Lidiar con la resistencia
Muchos ejecutivos subestiman no sólo
la variedad de maneras en que las per-
sonas pueden reaccionar al cambio or-
ganizacional, sino también la influen-
cia positiva que pueden ejercer sobre
personas o grupos específicos durante
un cambio. Además, nuevamente de-
bido a las experiencias pasadas, los eje-
cutivos a veces no comprenden bien las
ventajas y desventajas de los métodos
con los que están familiarizados.
Educación y comunicación. Una
de las formas más comunes de supe-
rar la resistencia al cambio es educar
a las personas con anticipación. La co-
Julio 2008 | Harvard Business Review 5
lugar, la dirección contrató a cuatro
orientadores en el departamento de
recursos humanos para que dedicaran
la mayor parte de su tiempo a hablar
con las personas que se sentían estre-
sadas o que tuvieran dificultades para
adaptarse a sus nuevos cargos. En se-
gundo lugar, la gerencia ofreció a al-
gunas personas pequeños sabáticos
de un mes que incluían actividades de
reflexión o educación fuera del trabajo.
Finalmente, asignó una gran cantidad
de dinero a los programas internos de
educación y capacitación.
La facilitación y el apoyo son más
eficaces cuando las causas principales
de la resistencia son el miedo y la an-
siedad. Los ejecutivos estrictos y con
experiencia a menudo pasan por alto o
ignoran este tipo de resistencia, como
también la eficacia de las formas faci-
litadoras de manejarla. La desventaja
básica de este método es que puede to-
mar mucho tiempo, ser costoso y aun
así fallar.13
Si no tienen tiempo, dinero
y paciencia suficientes, utilizar méto-
dos de apoyo no resulta práctico.
Negociación y acuerdo. Otra ma-
municación de ideas ayuda a la gente
a apreciar la necesidad de un cambio
y su lógica. El proceso de educación
puede incluir conversaciones persona-
les, presentaciones ante grupos o me-
morandos e informes. Por ejemplo:
■ Como parte de un esfuerzo por
hacer cambios en la estructura de una
división y en los sistemas de medición
y premios, un gerente de división reco-
piló una hora de material audiovisual
en una presentación que explicaba los
cambios y sus motivos. En un período
de cuatro meses, hizo su presentación
una docena de veces a grupos de 20 ó
30 gerentes corporativos o de división.
Un programa de educación y co-
municación puede ser ideal cuando
la resistencia se basa en información
y análisis inadecuados o poco preci-
sos, especialmente si los iniciadores
necesitan la ayuda de los opositores
para implementar el cambio. Sin em-
bargo, algunos ejecutivos pasan por
alto el hecho de que un programa de
este tipo requiere una buena relación
entre los iniciadores y los opositores,
o que éstos últimos podrían no creer
lo que escuchan. También se necesita
tiempo y esfuerzo, en especial si hay
mucha gente involucrada.
Participación y compromiso. Los
iniciadores a menudo pueden evitar la
resistencia si involucran a los posibles
opositores en algún aspecto del diseño
e implementación del cambio. En un
esfuerzo de cambio participativo, los
iniciadores escuchan a las personas
que se verán afectadas por el cambio y
aplican sus consejos. Por ejemplo:
■ El jefe de una pequeña firma de
servicios financieros creó un grupo de
trabajo para diseñar e implementar
cambios en el sistema de recompensas
de la empresa. El grupo de trabajo es-
taba compuesto por ocho ejecutivos de
segundo y tercer nivel, provenientes
de distintas secciones de la empresa.
La tarea específica que les dio el presi-
dente era que recomendaran cambios
en el paquete de beneficios de la em-
presa. Para ello tenían un plazo de seis
meses y debían entregar un breve in-
forme de avance al presidente una vez
al mes. Después de terminar sus reco-
mendaciones, con las que el presidente
estuvo muy de acuerdo, se les solicitó
que ayudaran al director de personal
de la empresa a implementarlos.
Hemos descubierto que muchos eje-
cutivos tienen creencias muy arraiga-
das acerca de la participación, a veces
positivas y otras veces negativas. Algu-
nos ejecutivos creen que la participa-
ción siempre debe ser parte de las ini-
ciativas de cambio, mientras que otros
sienten que es un error prácticamente
en todos los casos. Ambas actitudes
pueden generar problemas para el eje-
cutivo, porque ninguna es realista.
Cuando los iniciadores del cambio
creen que no tienen toda la informa-
ción que necesitan para diseñar e im-
plementar un cambio, o cuando nece-
sitan el compromiso incondicional de
los demás para hacerlo, involucrar a
los demás es muy juicioso. Bastantes
investigaciones han demostrado que,
en general, la participación lleva al
compromiso y no sólo al acatamien-
to.12
En algunos casos, se necesita el
compromiso para que el cambio tenga
éxito. No obstante, el proceso de par-
ticipación también tiene desventajas.
No sólo puede generar una solución
insuficiente si el proceso no se maneja
de la manera adecuada, sino que tam-
bién puede tomar mucho más tiempo
del deseado. Cuando el cambio se
debe realizar de inmediato, involucrar
a los demás retardaría demasiado la
implementación.
Facilitación y apoyo. Otra manera
en que los ejecutivos pueden manejar
la posible resistencia al cambio es brin-
dar apoyo. Este proceso puede incluir
capacitar a los empleados en nuevas
habilidades, darles tiempo libre des-
pués de un período exigente o simple-
mente escuchar y dar apoyo emocio-
nal. Por ejemplo:
■ La dirección de una empresa de
productos electrónicos en rápido creci-
miento ideó una forma de ayudar a las
personas a adaptarse a los frecuentes
cambios organizacionales. En primer
6 Harvard Business Review | Julio 2008
La elección de estrategias para el cambio
nera de manejar la resistencia es ofre-
cer incentivos a los opositores activos
o potenciales. Por ejemplo, la gerencia
puede dar a un sindicato una tasa de
salario mayor por un cambio en las
reglas del trabajo o disminuir los be-
neficios de pensión de un empleado a
cambio de una jubilación anticipada.
A continuación encontrará un ejemplo
de acuerdos negociados:
■ En una gran empresa manufac-
turera, las divisiones eran muy inter-
dependientes. Un gerente de división
deseaba realizar algunos cambios im-
portantes en su organización, pero, de-
bido a esta interdependencia, sabía que
también obligaría a las otras divisiones
a sufrir inconvenientes y cambios. Para
evitar que los ejecutivos más importan-
tes de las otras divisiones socavaran sus
esfuerzos, negoció un acuerdo escrito
con cada uno de ellos. El acuerdo espe-
cificaba los resultados que obtendrían
Método Situaciones en que se usa
comúnmente
Ventajas Desventajas
Educación y
comunicación
Cuando hay una falta de comuni-
cación o bien información y análisis
inexactos.
Una vez que se les ha persuadido, las
personas generalmente ayudarán en
la implementación del cambio.
Puede tardar demasiado
si hay muchas personas
involucradas.
Participación y
compromiso
Cuando los iniciadores no cuentan
con toda la información que necesitan
para diseñar el cambio y cuando los
demás tienen un poder de resistencia
considerable.
Las personas que participen estarán
comprometidas con la implement-
ación y cualquier información impor-
tante que tengan se integrará al plan
de cambio.
Puede tardar mucho si los
participantes diseñan un
cambio inadecuado.
Facilitación y
apoyo
Cuando la gente se resiste por proble-
mas de adaptación.
Ningún otro método funciona mejor
que éste cuando hay problemas de
adaptación.
Puede tardar mucho, ser
costoso y aun así fallar.
Negociación y
acuerdo
Cuando una persona o grupo perderá
claramente con el cambio y cuando
ese grupo tiene un poder de resisten-
cia considerable.
A veces resulta una manera relativa-
mente fácil de evitar una resistencia
mayor.
En muchos casos puede
ser demasiado costoso si
alerta a los demás para que
negocien su cumplimiento.
Manipulación y
cooptación
Cuando las otras tácticas no funciona-
rán o son demasiado costosas.
Puede ser una solución relativamente
rápida y económica ante los proble-
mas de resistencia.
Puede provocar problemas
en el futuro si la gente se
siente manipulada.
Coerción
explícita e
implícita
Cuando la rapidez es fundamental y
los iniciadores del cambio tienen un
poder considerable.
Es un método rápido y puede superar
cualquier tipo de resistencia.
Puede ser peligroso si la
gente se enoja con los
iniciadores.
Recuadro I
Métodos para enfrentar la resistencia al cambio
los gerentes de las otras divisiones y
cuándo, así como los tipos de coopera-
ción que él recibiría de ellos durante
el proceso de cambio. Más tarde, cada
vez que los gerentes de división se que-
jaban por los cambios o el proceso de
cambio en sí mismo, él se apoyaba en
los acuerdos negociados.
La negociación es especialmente
conveniente cuando está claro que
alguien sufrirá pérdidas a causa del
cambio y su poder de resistencia es
considerable. Los acuerdos negociados
pueden ser una forma relativamente
fácil de evitar una gran resistencia,
pero al igual que otros procesos puede
ser costosa. Además, una vez que el
ejecutivo declara que negociará para
evitar la resistencia, se pone en riesgo
de ser chantajeado.14
Manipulación y cooptación. En al-
gunas situaciones, los ejecutivos tam-
bién recurren a intentos encubiertos
por influir en los demás. La manipula-
ción, en este contexto, generalmente
implica un uso muy selectivo de la in-
formación y una estructuración delibe-
rada de los acontecimientos.
Una forma común de manipulación
es la cooptación. La cooptación sobre
una persona suele significar darle una
función deseable en el diseño o im-
plementación del cambio, y sobre un
grupo puede ser darle a uno de sus lí-
deres, o a alguien que ellos respetan,
una función clave en el diseño o imple-
mentación del cambio. Ésta no es una
forma de participación, como podría
pensarse, porque los iniciadores no de-
sean el consejo de la persona, sino sólo
su respaldo. Por ejemplo:
■ Un gerente de división en una
gran corporación con negocios en di-
versas áreas invitó al vicepresidente
corporativo de relaciones humanas, un
amigo cercano del presidente, para que
Julio 2008 | Harvard Business Review 7
le brindara ayuda a él y a su personal
clave con algunos problemas que te-
nía la división. Debido a su ajetreada
agenda, el vicepresidente corporativo
no pudo realizar por sí mismo gran
parte de la recopilación de informa-
ción o análisis, lo cual limitó su influen-
cia en el diagnóstico. Pero su presencia
en las reuniones clave permitió invo-
lucrarlo en los diagnósticos y en las
soluciones obtenidas por el grupo. El
compromiso fue muy importante más
tarde porque el presidente, al menos
en un principio, no estaba de acuerdo
con algunos de los cambios propuestos.
Sin embargo, después de discutirlo con
su vicepresidente de relaciones huma-
nas, no intentó anularlos.
En ciertas circunstancias, la coop-
tación puede ser una forma relativa-
mente económica y fácil de obtener
el respaldo de una persona o grupo
(por ejemplo, más económico que la
negociación y más rápido que la par-
ticipación). Sin embargo, tiene sus
desventajas. Si las personas sienten
que las están engañando para que no
opongan resistencia, que no las tratan
igualitariamente o que les están min-
tiendo, pueden responder de manera
bastante negativa. Más de un ejecutivo
ha descubierto que, en su esfuerzo por
darle a un subordinado un sentido de
participación a través de la cooptación,
ha creado más resistencia que si no
hubiese hecho nada. Además, la coop-
tación puede crear distintos tipos de
problemas si las personas utilizan sus
capacidades para ejercer influencia en
el diseño y la implementación de los
cambios de maneras que no son bene-
ficiosas para la organización.
Las otras formas de manipulación
también tienen desventajas, a veces en
un grado aún mayor. Gran parte de las
personas tienden a dar una respuesta
negativa a lo que perciben como un
tratamiento encubierto o mentiras.
Asimismo, si un ejecutivo tiene fama
de manipulador, esto puede mermar
su capacidad para emplear algunos
métodos, como la educación y comu-
nicación o la participación y compro-
Rápido Más lento
Planificación clara. Sin una planificación clara al comienzo.
Escasa participación de terceros. Gran participación de terceros.
Intento de superar la resistencia. Intento de minimizar la resistencia.
Recuadro II
Continuo estratégico
Variables situacionales clave
La cantidad y tipo de resistencia que se prevé.
La posición de los iniciadores frente a los opositores (en términos de poder, con-
fianza, etc.).
Quién tiene los datos pertinentes para diseñar el cambio y la energía necesaria para
implementarlo.
Los intereses involucrados (por ejemplo, la presencia o ausencia de una crisis, las
consecuencias de la resistencia y la falta de cambio).
Cuando la rapidez es fundamental y el
cambio es impopular, usar la coerción
–aunque es peligroso– puede ser la
única opción.
miso. En el peor de los casos, incluso
puede arruinar su carrera.
No obstante, las personas sí pueden
manipular a los demás con éxito, es-
pecialmente cuando todas las demás
tácticas no son factibles o han fallado.15
Sin otra alternativa ni el tiempo sufi-
ciente para educar, involucrar o respal-
dar a la gente, y sin el poder o los re-
cursos para negociar, ejercer coerción
o cooptación, los ejecutivos recurren
a manipular los canales de informa-
ción para asustar a la gente y hacerlos
pensar que se producirá una crisis que
sólo pueden evitar al implementar el
cambio.
Coerción explícita e implícita. Fi-
nalmente, los ejecutivos suelen mane-
jar la resistencia en forma coercitiva.
En este caso, básicamente fuerzan a las
personas a aceptar el cambio al ame-
nazarlos en forma explícita o implícita
(con la pérdida del trabajo, las posibili-
dades de ascenso, etc.) o simplemente
al despedirlos o transferirlos. Al igual
que la manipulación, utilizar la coer-
ción es un proceso riesgoso porque ine-
vitablemente las personas se molestan
mucho con los cambios forzados. Pero
en situaciones en que la rapidez es
fundamental y los cambios no tendrán
una aceptación popular, sin importar
cómo se presenten, la coerción puede
ser la única opción del ejecutivo.
Los esfuerzos exitosos de cambio or-
ganizacional se caracterizan siempre
por una aplicación hábil de varios de
estos métodos, a menudo en combi-
naciones muy distintas. Sin embargo,
los esfuerzos exitosos comparten dos
8 Harvard Business Review | Julio 2008
La elección de estrategias para el cambio
características: los ejecutivos emplean
los métodos considerando sus fortale-
zas y limitaciones (vea el recuadro I) y
evalúan la situación en forma realista.
El error más común que cometen
los ejecutivos es utilizar sólo un mé-
todo o un conjunto limitado de ellos
sin importar la situación en que se en-
cuentren. Un número sorprendente de
ejecutivos tienen el mismo problema.
Esto incluiría al jefe inflexible que a
menudo ejerce coerción sobre la gente,
el ejecutivo orientado hacia las perso-
nas que constantemente intenta invo-
lucrar y respaldar a sus empleados, el
jefe calculador que siempre emplea la
manipulación y la cooptación, el eje-
cutivo intelectual que depende mucho
de la educación y la comunicación, y
el ejecutivo con alma de abogado que
normalmente trata de negociar.16
El segundo error más frecuente que
cometen los ejecutivos es gestionar
1. Niccolò Machiavelli, El príncipe.
2. Marvin Bower y C. Lee Walton, Jr.,
“Gearing a Business to the Future”,
en Challenge to Leadership (The
Conference Board, 1973).
3. Para obtener información
reciente sobre la frecuencia de los
cambios, consulte Stephen A. Allen,
“Organizational Choice and General
Influence Networks for Diversified
Companies”, Academy of Manage-
ment Journal, septiembre 1978.
4. Por ejemplo, consulte Robert
A. Luke, Jr.“A Structural Appro-
ach to Organizational Change”,
Journal of Applied Behavioral Science,
septiembre-octubre 1973.
5. Para leer sobre el poder y la polí-
tica en las corporaciones, consulte
Abraham Zaleznik y Manfred F.R.
Kets de Vries, Power and the Corpo-
rate Mind (Houghton Mifflin, 1975) y
Robert H. Miles, Macro Organizatio-
nal Behavior (Goodyear, 1978).
6. Consulte Edgar H. Schein, Orga-
nizational Psychology (Prentice-Hall,
1965).
7. Consulte Chris Argyris, Interven-
tion Theory and Method (Addison-
Wesley, 1970).
8. Consulte Paul R. Lawrence,“How
to Deal with Resistance to Change”,
HBR May-June 1954; reimpreso como
HBR Classic, enero-febrero 1969.
9. Para leer sobre la resistencia
basada en la personalidad, consulte
Goodwin Watson,“Resistance to
Change”, en The Planning of Change,
eds. Warren G. Bennis, Kenneth F.
Benne y Robert Chin (Holt, Rine-
hart, and Winston, 1969).
10. Peter F. Drucker, The Practice of
Management (Harper and Row, 1954).
11. Para leer en general sobre la
resistencia y sus motivos, consulte
Gerald Zaltman y Robert Duncan,
Strategies for Planned Change (John
Wiley, 1977).
12. Consulte, por ejemplo, Alfred J.
Marrow, David F. Bowers y Stanley
E. Seashore, Management by Partici-
pation (Harper and Row, 1967).
13. Zaltman y Duncan, Strategies for
Planned Change.
14. Para leer una excelente obra so-
bre la negociación, consulte Gerald
I. Nierenberg, The Art of Negotiating
(Cornerstone, 1968).
15. Consulte John P. Kotter,“Power,
Dependence, and Effective Manage-
ment”, HBR July-August 1977.
16. Ibid.
17. Consulte Larry E. Greiner,“Pat-
terns of Organization Change”, HBR
May-June 1967 y Larry E. Greiner
y Louis B. Barnes,“Organization
Change and Development”, en
Organizational Change and Develop-
ment, eds. Gene W. Dalton y Paul R.
Lawrence (Irwin, 1970).
18. Para leer una buena descripción
de un método que intenta dismi-
nuir la resistencia, consulte Renato
Tagiuri,“Notes on the Management
of Change: Implication of Postu-
lating a Need for Competence”, en
Organization, eds. John P. Kotter,
Vijay Sathe y Leonard A. Schlesin-
ger (Irwin, 1979).
19. Jay W. Lorsch,“Managing
Change”, en Organizational Behavior
and Administration, eds. Paul R.
Lawrence, Louis B. Barnes y Jay W.
Lorsch (Irwin, 1976).
20. Ibid.
21. Ibid.
22. Michael Beer, Organization
Change and Development: A Systems
View (Goodyear, 1980).
REFERENCIAS
el cambio de una manera desarticu-
lada y gradual, sin una estrategia bien
diseñada.
La elección de la estrategia
Al enfrentar una situación de cambio
organizacional, los ejecutivos toman
decisiones estratégicas, de manera ex-
plícita o implícita, con respecto a la
rapidez del esfuerzo, la cantidad nece-
saria de planificación previa, la parti-
cipación de los demás y el énfasis que
darán a los diferentes enfoques. Apa-
rentemente, los esfuerzos de cambio
que resultan exitosos son aquellos en
los que estas opciones son coherentes
a nivel interno y se ajustan a ciertas
variables situacionales clave.
Se puede considerar que las opcio-
nes estratégicas con las que cuentan
los ejecutivos se ubican en un continuo
(vea el recuadro II).17
En un extremo de
este continuo, la estrategia de cambio
requiere una implementación muy rá-
pida, un plan de acción claro y escasa
participación de los demás. Este tipo
de estrategia elimina cualquier resis-
tencia y en el extremo del continuo es
un hecho consumado. En el otro ex-
tremo, la estrategia requeriría un pro-
ceso de cambio mucho más lento, un
plan menos definido y la participación
de varias personas aparte de los ini-
ciadores del cambio. Este tipo de es-
trategia está diseñada para reducir la
resistencia al mínimo.18
Mientras más apegado al extremo
izquierdo del continuo del recuadro
II, existe una mayor tendencia a ser
coercitivo y menor tendencia a utili-
zar los otros métodos, especialmente
la participación. Lo mismo se aplica al
extremo contrario.
Los esfuerzos de cambio organi-
zacional que se basan en estrategias
incoherentes, suelen encontrarse con
Julio 2008 | Harvard Business Review 9
problemas previsibles. Por ejemplo,
cuando los esfuerzos no se planifican
claramente de antemano y se imple-
mentan rápidamente, suelen estan-
carse debido a problemas inesperados.
Los esfuerzos que involucran a un gran
número de personas y que se imple-
mentan rápidamente, por lo general
terminan aplazándose o cuentan con
una menor participación.
Factores situacionales. El punto
exacto donde se debe ubicar estratégi-
camente la iniciativa de cambio en el
continuo del recuadro II depende de
cuatro factores:
1. La cantidad y tipo de resistencia
que se prevé. Si todos los demás facto-
res se mantienen, mientras mayor sea
la resistencia prevista, más difícil será
vencerla y el ejecutivo deberá moverse
más hacia la derecha del continuo para
encontrar formas de reducir parte de
la resistencia.
19
2. La posición del iniciador frente
a los opositores, especialmente en
lo que se refiere al poder. Mientras
menos poder tenga el iniciador sobre
los demás, más debe moverse hacia la
derecha del continuo.
20
Al contrario,
mientras más fuerte sea la posición
del iniciador, más se puede mover ha-
cia la izquierda.
3. La persona que tiene la informa-
ción relevante para diseñar el cambio
y la energía necesaria para implemen-
tarlo. Mientras más piensen los inicia-
dores que necesitarán información y
compromiso de los demás para diseñar
e implementar el cambio, más se de-
ben mover hacia la derecha.
21
Obtener
la información y el compromiso nece-
sarios requiere tiempo y participación
de los demás.
4. Lo que está en juego. Mientras
más alto sea el potencial de los riesgos
en el corto plazo para el desempeño y
la supervivencia de la organización si
la situación actual no cambia, más se
debe mover hacia la izquierda.
Los esfuerzos de cambio organi-
zacional que ignoran estos factores
inevitablemente se encuentran con
problemas. Por ejemplo, un error que
cometen habitualmente los ejecutivos
es moverse demasiado rápido e involu-
crar a pocas personas a pesar de que no
tienen toda la información que real-
mente necesitan para diseñar correcta-
mente el cambio.
Mientras estos factores aún le dejen
al ejecutivo alguna alternativa sobre
dónde operar en el continuo, probable-
mente sea mejor seleccionar un punto
lo más a la derecha posible, tanto por
motivos económicos como sociales.
Forzar el cambio en las personas puede
tener demasiados efectos negativos a
corto y largo plazo. Los esfuerzos de
cambio que utilizan estrategias a la de-
recha del continuo a menudo pueden
ayudar a desarrollar una organización
y a sus empleados de maneras útiles.
22
Sin embargo, en algunos casos, co-
nocer los cuatro factores no implica
que el ejecutivo tenga una alternativa
evidente y adecuada. Considere una si-
tuación en que el ejecutivo tiene una
posición débil respecto de las personas
que a su juicio necesitan un cambio,
pero se enfrentará a graves consecuen-
cias si el cambio no se implementa de
inmediato. Este ejecutivo claramente
se encuentra en un problema. Si de al-
guna manera no es capaz de aumentar
su poder en la situación, se verá for-
zado a elegir alguna estrategia de com-
promiso y enfrentar tiempos difíciles.
Implicancias para los ejecutivos. Un
ejecutivo puede mejorar sus probabili-
dades de éxito en un esfuerzo de cambio
organizacional de las siguientes formas:
1. Realizar un análisis organizacio-
nal que identifique la situación actual,
los problemas y las fuerzas que pueden
haber causado esos problemas. El análi-
sis debe especificar la importancia real
de los problemas, la velocidad con la
cual se deben manejar para evitar que
surjan otros más y los tipos de cambios
que se requieren en general.
2. Realizar un análisis de los factores
importantes para producir los cambios
necesarios. Este análisis se debe enfo-
car en las siguientes preguntas: quién
se puede resistir al cambio, por qué
y con qué intensidad; quién tiene la
información necesaria para diseñar el
cambio y de quién se requiere coopera-
ción para implementarlo; cuál es la po-
sición del iniciador en relación con las
otras partes involucradas en términos
de poder, confianza, formas normales
de interacción, etc.
3. Seleccionar una estrategia de cam-
bio basada en el análisis anterior, que
especifique la velocidad del cambio, la
cantidad de planificación previa y el
grado de participación de los demás;
que seleccione tácticas específicas para
utilizarlas con varias personas y grupos
y que sea coherente en sí misma.
4. Supervisar el proceso de imple-
mentación. No importa cuán bueno
haya sido el trabajo inicial de seleccio-
nar una estrategia de cambio y sus tác-
ticas, a la larga siempre puede ocurrir
algo inesperado durante la implemen-
tación. Sólo al supervisar atentamente
el proceso se puede identificar lo in-
esperado oportunamente y reaccionar
con inteligencia.
Evidentemente, las habilidades in-
terpersonales son la clave para utilizar
este análisis. Sin embargo, ni las habi-
lidades interpersonales más avanzadas
podrían compensar una elección inco-
rrecta de la estrategia y las tácticas. En
el mundo de los negocios de hoy, que
se vuelve más dinámico día a día, las
consecuencias de las elecciones de im-
plementación inadecuadas serán cada
vez más graves.
Nota de los autores: Deseamos agradecer a
Vijay Sathe, profesor de gestión en Drucker
School de Claremont Graduate University,
California, por su ayuda en la elaboración de
este artículo.
John P
. Kotter es Konosuke Matsushita
Professor de Liderazgo (emérito) en
Harvard Business School. Su libro más
reciente es A sense of Urgency, será
publicado por Harvard Business Press.
Leonard A. Schlesinger fue designado
el decimosegundo presidente de Babson
College, en Babson Park, Massachusetts.
Reimpresión R0807M-E

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La eleccion de estrategias para el cambio, kotter

  • 1. La elección de estrategias para el cambio “SE DEBE CONSIDERAR que no hay nada más difícil de em- prender, ni más incierto de conseguir, ni más peligroso de manejar, que introducir un nuevo orden de cosas”.1 En 1973, The Conference Board solicitó a 13 figuras eminentes que analizaran qué asuntos y problemas im- portantes en gestión podrían surgir en los próximos 20 años. Uno de los temas más notables que apare- cía en los informes reci- bidos era una preocupa- ción por la capacidad de las organizaciones de res- ponder al cambio. Como escribió uno de ellos: “En consecuencia, una ma- yor velocidad de cambio provocaría una necesidad creciente de reorganiza- ción. Muchas veces se teme a la reorganización, porque implica una alte- ración del statu quo, una amenaza para los intereses que las personas tienen como empleados y un vuelco res- pecto de las maneras establecidas de hacer las cosas. Por estos motivos, una reorganización necesaria a menudo se posterga, lo que provoca una pérdida de la eficacia y un aumento de los costos”.2 NOTA DEL EDITOR: El mundo de la gestión ha cambiado mucho desde 1979, cuando fue publi- cado este artículo por primera vez, pero hay algo que sigue igual: las empresas en todo el mundo necesitan cambiar de rumbo cada cierto tiempo. Kotter y Schlesinger ofrecen una forma práctica y probada de pensar acerca de gestionar ese cambio. Justine Beckett Lo mejor de HBR JOHN P. KOTTER Y LEONARD A. SCHLESINGER Copyright ©2008 Harvard Business School Publishing Corporation. All rights reserved.Todos los derechos reservados.
  • 2. 2 Harvard Business Review | Julio 2008 La elección de estrategias para el cambio Acontecimientos posteriores han confirmado la importancia de esta pre- ocupación sobre el cambio organiza- cional. En la actualidad, cada vez más ejecutivos deben enfrentarse a nuevas normativas gubernamentales, nuevos productos, el crecimiento, una mayor competencia, los avances tecnológi- cos y una fuerza de trabajo cambiante. En respuesta a eso, la mayoría de las empresas o divisiones de las grandes corporaciones deben implementar cambios organizacionales moderados al menos una vez al año y cambios sig- nificativos cada cuatro o cinco años.3 Son pocos los intentos por realizar cambios organizacionales que ter- minan siendo un total fracaso, pero también son pocos los que tienen un éxito indiscutible. La mayoría de ellos encuentra problemas en el camino: generalmente toman más tiempo del esperado y deseado, a veces bajan la moral de los empleados y con frecuen- cia tienen altos costos en términos de tiempo de los ejecutivos o trastornos emocionales. Bastantes organizaciones ni siquiera intentan iniciar los cambios necesarios porque los ejecutivos res- ponsables tienen miedo de ser incapa- ces de implementarlos con éxito. En este artículo, primero describi- remos varias causas de la resistencia al cambio y luego bosquejaremos una manera sistemática de seleccionar una estrategia y un grupo de métodos espe- cíficos para implementar una iniciativa de cambio organizacional. Los méto- dos que se describen están basados en nuestros análisis de decenas de cam- bios organizacionales, algunos exitosos y otro no. Diagnosticar la resistencia Las iniciativas de cambio organizacio- nal a menudo enfrentan alguna forma de resistencia de las personas. Aun- que generalmente los ejecutivos con experiencia están muy conscientes de este hecho, es sorprendente que antes del cambio organizacional muy pocos dedican tiempo para evaluar sistemá- ticamente quién podría resistirse a la IDEAS CLAVE DEL ARTÍCULO Las iniciativas de cambio ■ suelen ser contraproducentes porque los ejecutivos aplican los mismos enfoques en todas las circunstancias. Por ejemplo, tratan de combatir la resistencia al cambio invo- lucrando a empleados en el diseño de la iniciativa, incluso cuando éstos no tienen la información necesaria para hacer un aporte real. Para liderar el cambio, diseñe ■ sus estrategias según el tipo de resistencia que encontrará. Por ejemplo, dé capacitación a los empleados que temen al cambio. Tome en cuenta los factores ■ situacionales. Por ejemplo, para evitar una crisis, cambie rápido; incluso si con eso se intensifica la resistencia. iniciativa de cambio y por qué motivo. En lugar de eso, usan las experiencias anteriores como guía y con mucha fre- cuencia aplican un conjunto simple de creencias, como “los ingenieros proba- blemente se resistirán al cambio por- que son independientes y recelosos de la alta dirección”. Esta visión limitada puede generar problemas graves. Dado que las personas y los grupos pueden reaccionar al cambio de numerosas for- mas, realizar una evaluación correcta a menudo no es una tarea intuitiva y re- quiere de una reflexión profunda. Evidentemente, todas las personas que se ven afectadas por el cambio ex- perimentan cierto desorden emocio- nal. Incluso los cambios que parecen ser “positivos” o “racionales” implican pérdida e incertidumbre.4 Sin embargo, por diversas razones, las personas o grupos pueden reaccionar al cambio de maneras muy distintas, desde resis- tirse en forma pasiva, tratar enérgica- mente de sabotearlo, hasta adoptarlo abiertamente. Para predecir qué forma puede adoptar la resistencia, los ejecutivos deben conocer las cuatro razones más comunes que explican por qué la gente se resiste al cambio. Éstas razones son: el deseo de no perder algo valioso, una mala comprensión respecto del cam- bio y sus implicancias, la idea de que el cambio no tiene sentido para la organización y una baja tolerancia al cambio. Un interés propio con mirada es- trecha. Una de las principales razones por las cuales las personas se resisten a los cambios organizacionales es que piensan que perderán algo valioso. En tales casos, dado que las personas se enfocan en su propio beneficio y no en el de la organización, la resistencia suele manifestarse en “politiquería” o “comportamiento politiquero”.5 Consi- dere estos dos ejemplos: ■ El presidente de una organiza- ción, tras varios años de crecimiento rápido, decidió que era necesario crear un nuevo departamento, denominado Planificación y desarrollo de produc- tos nuevos, que sería liderado por un vicepresidente. En el plano operativo, este cambio le quitaría a los vicepresi- dentes de marketing, ingeniería y pro- ducción gran parte de las facultades para la toma de decisiones que tenían sobre los productos nuevos. Dado que estos productos tenían un papel muy relevante en la organización, el cambio también provocaría que los vicepresi- dentes bajaran de categoría, algo que, junto con el poder, era de gran impor- tancia para ellos. Durante los dos meses que siguieron al anuncio del presidente en relación con su idea de nombrar a un vicepresi- dente para los productos nuevos, cada uno de los vicepresidentes de las otras áreas señaló seis o siete razones que podrían provocar el fracaso de la nueva estructura. Sus objeciones siguieron aumentando en intensidad hasta que el presidente dejó de lado la idea. ■ Una empresa manufacturera había empleado siempre a un extenso grupo de profesionales del área de recursos humanos que actuaban como orienta- dores y confidentes de los empleados de producción. Este grupo de orienta- dores tendía a mostrar un gran espí-
  • 3. Julio 2008 | Harvard Business Review 3 ritu, dada la satisfacción profesional que recibía de las“relaciones de ayuda” que desarrollaba con los empleados. Cuando se implementó un nuevo sis- tema de evaluación del desempeño, se- mestralmente los orientadores debían proporcionar al supervisor de cada empleado una evaluación escrita so- bre su “madurez emocional”, “poten- cial de ascenso” y otros parámetros. Algunos de los profesionales reco- nocieron de inmediato que el cambio alteraría sus relaciones con la mayo- ría de los empleados, ya que dejarían de ser un compañero y colaborador para convertirse más bien en un jefe y evaluador. Como podría suponerse, los orientadores se resistieron al cam- bio. Mientras discutían públicamente que el nuevo sistema no era tan bene- ficioso para la empresa como el anti- guo, en privado presionaban cuanto podían al vicepresidente de personal, hasta que éste modificó considerable- mente el nuevo sistema. El comportamiento politiquero surge a veces, antes y durante las iniciativas de cambio organizacional, cuando lo que es beneficioso para una persona o grupo no lo es para la orga- nización en su totalidad o para otras personas o grupos. Aunque el comportamiento politi- quero puede manifestarse como dos o más facciones que pelean pública- mente por algo, suele ser mucho más sutil. En muchos casos tiene lugar muy por debajo del debate público. Aun- que a veces personas maquinadoras e inescrupulosas son las que provocan las luchas de poder, con mayor fre- cuencia lo hacen aquellos que ven la posible pérdida a causa del cambio como una violación injusta de su con- trato implícito, o psicológico, con la organización.6 Incomprensión y falta de con- fianza. Las personas también se resis- ten al cambio cuando no comprenden sus implicancias y perciben que las pérdidas podrían ser mucho mayo- res que las ganancias. Estas situacio- nes generalmente se dan cuando no ELARTÍCULOENLAPRÁCTICA Para liderar exitosamente hacia el cambio, los autores recomiendan: Analizar los factores situacionales Determine cuánta resistencia esperar y de qué tipo. Evalúe su poder en relación con los opositores. Identifique quién tiene la información más precisa para diseñar una iniciativa de cambio. Decida cuán urgente es el cambio que requiere la empresa. Determinar la velocidad óptima del cambio Vaya lento si (1) anticipa una resistencia intensa, (2) tiene menos poder que los opositores, (3) necesita información de los demás para diseñar e implementar el cambio. Tomar en cuenta los métodos para gestio- nar la resistencia Si la resistencia proviene de la falta de información de los empleados, use la educación para comunicar las razones del cambio deseado. Una vez educadas, las personas suelen apoyar las iniciativas. Sin embargo, este método puede tomar mu- cho tiempo si involucra a grupos grandes. Si quiere que los opositores se compro- metan más con el cambio, aliente la parti- cipación en su diseño o implementación. Este método aumenta la base de apoyo del cambio pero puede causar problemas si las personas carecen de experticia para desarrollar planes eficaces. Si las personas temen no ser capaces de hacer los ajustes necesarios, provea capacitación en habilidades y apoyo emocional. Ningún otro enfoque funciona tan bien con los problemas de ajuste, pero puede consumir mucho tiempo y recursos. Si personas o grupos poderosos se oponen al cambio porque perderán algo como resultado del cambio, use la negociación, ofrezca incentivos para que acaten el cambio. Es una forma relativa- mente fácil, aunque costosa, de aplacar la resistencia. Si la rapidez es esencial, use la coer- ción, amenace con despedir, transferir y quitar oportunidades de ascenso. Con esto puede superar rápidamente la resistencia, pero también despertar un resentimiento intenso. existe confianza entre la persona que propone el cambio y los empleados.7 A continuación un ejemplo: ■ Cuando el presidente de una em- presa pequeña del medio oeste anunció a sus ejecutivos que la empresa imple- mentaría un horario de trabajo flexible para todos los empleados, nunca pensó que encontraría resistencia. Él había aprendido el concepto en un semina- rio de gestión y decidió utilizarlo para que las condiciones de trabajo en su empresa fueran más atractivas, espe- cialmente para el personal de oficina y de la planta. Poco después del anuncio, comenza- ron a circular numerosos rumores en- tre los empleados de la planta, quienes no sabían realmente qué significaba un horario de trabajo flexible y en su ma- yoría desconfiaban del vicepresidente de fabricación. Por ejemplo, un rumor era que el horario flexible significaba que la mayoría de las personas tendría que trabajar cuando sus supervisores se lo pidieran, incluso las noches y los fines de semana. La asociación de empleados, un sindicato local, sostuvo una reunión rápida y luego presentó a la gerencia una demanda no negocia- ble para que se eliminara el concepto de horario flexible. El presidente, total- mente sorprendido, aceptó. Pocas organizaciones tienen un alto nivel de confianza entre los empleados y los ejecutivos, por lo tanto es fácil que se generen malentendidos al intro- ducir un cambio. Aunque los ejecutivos expongan y aclaren los malentendidos rápidamente, éstos pueden provocar una resistencia. Esta resistencia fácil- mente puede tomar por sorpresa a los iniciadores del cambio, en especial si suponen que las personas se resisten sólo cuando no se ven beneficiados por la nueva situación. Evaluaciones distintas. Otro mo- tivo común por el cual las personas se resisten al cambio organizacional es que evalúan la situación de una ma- nera distinta que los ejecutivos o que quienes introducen el cambio, y consi- deran que tiene más costos que bene-
  • 4. 4 Harvard Business Review | Julio 2008 La elección de estrategias para el cambio ficios, no sólo para ellos sino también para la empresa. Por ejemplo: ■ El presidente de un banco me- diano quedó impresionado con el aná- lisis realizado por su personal sobre los préstamos para fondos de inversiones inmobiliarias (REIT, real estate invest- ment trust) del banco. Este complejo análisis sugería que el banco podía fá- cilmente perder hasta US$ 10 millones y que las pérdidas posibles aumenta- ban cada mes en 20%. En una semana, el presidente creó un plan para reor- ganizar la parte del banco que mane- jaba los REIT. Sin embargo, debido a su preocupación por el precio de las acciones del banco, decidió no divulgar el informe a nadie excepto el nuevo gerente de la sección de REIT. La reorganización encontró inmedia- tamente una resistencia masiva de las personas afectadas. Lo que se comen- taba en el grupo, según las palabras de uno de ellos, era: “¿Se volvió loco? ¿Por qué está escindiendo esta sección del banco? Por esto ya perdimos a tres personas valiosas [que renunciaron] y el programa nuevo que estábamos im- plementando para reducir las pérdidas de los préstamos [programa que el pre- sidente no conocía] quedó dañado”. Los ejecutivos que introducen el cambio a menudo suponen que tienen toda la información importante que necesitan para llevar a cabo un análisis adecuado de la organización y que las personas que se verán afectadas tienen acceso a los mismos datos. Ninguno de estos supuestos es correcto. En ambos casos, la diferencia en la información que manejan los dos grupos a menudo Muchos ejecutivos subestiman la variedad de las reacciones ante el cambio y la influencia que pueden ejercer sobre esas respuestas. produce análisis distintos, lo que a su vez puede generar resistencia. Además, si el análisis de quienes no están invo- lucrados en la introducción del cambio es más preciso que el de los iniciadores, la resistencia es evidentemente“buena” para la organización. Pero esta proba- bilidad no es evidente para algunos ejecutivos que suponen que la resis- tencia siempre es perjudicial y por eso la combaten siempre.8 Baja tolerancia al cambio. Las personas también se resisten al cam- bio porque temen no ser capaces de desarrollar las nuevas habilidades y comportamientos que dicho cambio requiere de ellos. Todos los seres hu- manos tienen una capacidad limitada para el cambio, pero en algunos esta limitación es mucho mayor que en otros.9 El cambio organizacional puede exigir, aunque no sea ésa la intención, que las personas cambien en muchos aspectos rápidamente. Peter F. Drucker señala que el prin- cipal obstáculo para el crecimiento or- ganizacional es la incapacidad de los ejecutivos de cambiar sus actitudes y comportamientos con la rapidez que sus organizaciones necesitan.10 Aun cuando los ejecutivos entiendan la necesidad de realizar cambios en su forma de trabajar, a veces son emo- cionalmente incapaces de hacer la transición. Esta tolerancia limitada al cambio provoca que en ocasiones las personas incluso se resistan a un cambio que consideran bueno. Por ejemplo, una persona que asume un cargo mucho más importante a raíz de un cambio organizacional probablemente debe- ría sentirse feliz. Sin embargo, también es posible que esa persona se sienta inquieta y se resista a ceder ciertos as- pectos de la situación actual. Un cargo nuevo y muy distinto le exigirá desa- rrollar otra conducta, formar otras re- laciones y perder algunas actividades y relaciones satisfactorias del cargo ac- tual. Si los cambios son considerables y la persona tiene una baja tolerancia al cambio, podría resistirse enérgica- mente por motivos que quizás ni si- quiera entienda. A veces las personas también se re- sisten al cambio organizacional para no quedar en evidencia, pues aceptar el cambio sería, a su juicio, admitir que algunas de las decisiones o creencias anteriores estaban erradas. Tal vez po- drían resistirse por la presión de los pares o por la actitud de un supervisor. Probablemente exista una cantidad infinita de razones que expliquen por qué la gente se resiste al cambio.11 Evaluar cuál de las numerosas po- sibilidades se aplicaría a aquellos que se verán afectados por el cambio es una tarea importante, porque puede ayudar al ejecutivo a seleccionar una forma adecuada de superar la resis- tencia. Sin un diagnóstico preciso de las posibilidades de resistencia, fácil- mente un ejecutivo puede quedarse estancado con problemas bastante cos- tosos durante el proceso de cambio. Lidiar con la resistencia Muchos ejecutivos subestiman no sólo la variedad de maneras en que las per- sonas pueden reaccionar al cambio or- ganizacional, sino también la influen- cia positiva que pueden ejercer sobre personas o grupos específicos durante un cambio. Además, nuevamente de- bido a las experiencias pasadas, los eje- cutivos a veces no comprenden bien las ventajas y desventajas de los métodos con los que están familiarizados. Educación y comunicación. Una de las formas más comunes de supe- rar la resistencia al cambio es educar a las personas con anticipación. La co-
  • 5. Julio 2008 | Harvard Business Review 5 lugar, la dirección contrató a cuatro orientadores en el departamento de recursos humanos para que dedicaran la mayor parte de su tiempo a hablar con las personas que se sentían estre- sadas o que tuvieran dificultades para adaptarse a sus nuevos cargos. En se- gundo lugar, la gerencia ofreció a al- gunas personas pequeños sabáticos de un mes que incluían actividades de reflexión o educación fuera del trabajo. Finalmente, asignó una gran cantidad de dinero a los programas internos de educación y capacitación. La facilitación y el apoyo son más eficaces cuando las causas principales de la resistencia son el miedo y la an- siedad. Los ejecutivos estrictos y con experiencia a menudo pasan por alto o ignoran este tipo de resistencia, como también la eficacia de las formas faci- litadoras de manejarla. La desventaja básica de este método es que puede to- mar mucho tiempo, ser costoso y aun así fallar.13 Si no tienen tiempo, dinero y paciencia suficientes, utilizar méto- dos de apoyo no resulta práctico. Negociación y acuerdo. Otra ma- municación de ideas ayuda a la gente a apreciar la necesidad de un cambio y su lógica. El proceso de educación puede incluir conversaciones persona- les, presentaciones ante grupos o me- morandos e informes. Por ejemplo: ■ Como parte de un esfuerzo por hacer cambios en la estructura de una división y en los sistemas de medición y premios, un gerente de división reco- piló una hora de material audiovisual en una presentación que explicaba los cambios y sus motivos. En un período de cuatro meses, hizo su presentación una docena de veces a grupos de 20 ó 30 gerentes corporativos o de división. Un programa de educación y co- municación puede ser ideal cuando la resistencia se basa en información y análisis inadecuados o poco preci- sos, especialmente si los iniciadores necesitan la ayuda de los opositores para implementar el cambio. Sin em- bargo, algunos ejecutivos pasan por alto el hecho de que un programa de este tipo requiere una buena relación entre los iniciadores y los opositores, o que éstos últimos podrían no creer lo que escuchan. También se necesita tiempo y esfuerzo, en especial si hay mucha gente involucrada. Participación y compromiso. Los iniciadores a menudo pueden evitar la resistencia si involucran a los posibles opositores en algún aspecto del diseño e implementación del cambio. En un esfuerzo de cambio participativo, los iniciadores escuchan a las personas que se verán afectadas por el cambio y aplican sus consejos. Por ejemplo: ■ El jefe de una pequeña firma de servicios financieros creó un grupo de trabajo para diseñar e implementar cambios en el sistema de recompensas de la empresa. El grupo de trabajo es- taba compuesto por ocho ejecutivos de segundo y tercer nivel, provenientes de distintas secciones de la empresa. La tarea específica que les dio el presi- dente era que recomendaran cambios en el paquete de beneficios de la em- presa. Para ello tenían un plazo de seis meses y debían entregar un breve in- forme de avance al presidente una vez al mes. Después de terminar sus reco- mendaciones, con las que el presidente estuvo muy de acuerdo, se les solicitó que ayudaran al director de personal de la empresa a implementarlos. Hemos descubierto que muchos eje- cutivos tienen creencias muy arraiga- das acerca de la participación, a veces positivas y otras veces negativas. Algu- nos ejecutivos creen que la participa- ción siempre debe ser parte de las ini- ciativas de cambio, mientras que otros sienten que es un error prácticamente en todos los casos. Ambas actitudes pueden generar problemas para el eje- cutivo, porque ninguna es realista. Cuando los iniciadores del cambio creen que no tienen toda la informa- ción que necesitan para diseñar e im- plementar un cambio, o cuando nece- sitan el compromiso incondicional de los demás para hacerlo, involucrar a los demás es muy juicioso. Bastantes investigaciones han demostrado que, en general, la participación lleva al compromiso y no sólo al acatamien- to.12 En algunos casos, se necesita el compromiso para que el cambio tenga éxito. No obstante, el proceso de par- ticipación también tiene desventajas. No sólo puede generar una solución insuficiente si el proceso no se maneja de la manera adecuada, sino que tam- bién puede tomar mucho más tiempo del deseado. Cuando el cambio se debe realizar de inmediato, involucrar a los demás retardaría demasiado la implementación. Facilitación y apoyo. Otra manera en que los ejecutivos pueden manejar la posible resistencia al cambio es brin- dar apoyo. Este proceso puede incluir capacitar a los empleados en nuevas habilidades, darles tiempo libre des- pués de un período exigente o simple- mente escuchar y dar apoyo emocio- nal. Por ejemplo: ■ La dirección de una empresa de productos electrónicos en rápido creci- miento ideó una forma de ayudar a las personas a adaptarse a los frecuentes cambios organizacionales. En primer
  • 6. 6 Harvard Business Review | Julio 2008 La elección de estrategias para el cambio nera de manejar la resistencia es ofre- cer incentivos a los opositores activos o potenciales. Por ejemplo, la gerencia puede dar a un sindicato una tasa de salario mayor por un cambio en las reglas del trabajo o disminuir los be- neficios de pensión de un empleado a cambio de una jubilación anticipada. A continuación encontrará un ejemplo de acuerdos negociados: ■ En una gran empresa manufac- turera, las divisiones eran muy inter- dependientes. Un gerente de división deseaba realizar algunos cambios im- portantes en su organización, pero, de- bido a esta interdependencia, sabía que también obligaría a las otras divisiones a sufrir inconvenientes y cambios. Para evitar que los ejecutivos más importan- tes de las otras divisiones socavaran sus esfuerzos, negoció un acuerdo escrito con cada uno de ellos. El acuerdo espe- cificaba los resultados que obtendrían Método Situaciones en que se usa comúnmente Ventajas Desventajas Educación y comunicación Cuando hay una falta de comuni- cación o bien información y análisis inexactos. Una vez que se les ha persuadido, las personas generalmente ayudarán en la implementación del cambio. Puede tardar demasiado si hay muchas personas involucradas. Participación y compromiso Cuando los iniciadores no cuentan con toda la información que necesitan para diseñar el cambio y cuando los demás tienen un poder de resistencia considerable. Las personas que participen estarán comprometidas con la implement- ación y cualquier información impor- tante que tengan se integrará al plan de cambio. Puede tardar mucho si los participantes diseñan un cambio inadecuado. Facilitación y apoyo Cuando la gente se resiste por proble- mas de adaptación. Ningún otro método funciona mejor que éste cuando hay problemas de adaptación. Puede tardar mucho, ser costoso y aun así fallar. Negociación y acuerdo Cuando una persona o grupo perderá claramente con el cambio y cuando ese grupo tiene un poder de resisten- cia considerable. A veces resulta una manera relativa- mente fácil de evitar una resistencia mayor. En muchos casos puede ser demasiado costoso si alerta a los demás para que negocien su cumplimiento. Manipulación y cooptación Cuando las otras tácticas no funciona- rán o son demasiado costosas. Puede ser una solución relativamente rápida y económica ante los proble- mas de resistencia. Puede provocar problemas en el futuro si la gente se siente manipulada. Coerción explícita e implícita Cuando la rapidez es fundamental y los iniciadores del cambio tienen un poder considerable. Es un método rápido y puede superar cualquier tipo de resistencia. Puede ser peligroso si la gente se enoja con los iniciadores. Recuadro I Métodos para enfrentar la resistencia al cambio los gerentes de las otras divisiones y cuándo, así como los tipos de coopera- ción que él recibiría de ellos durante el proceso de cambio. Más tarde, cada vez que los gerentes de división se que- jaban por los cambios o el proceso de cambio en sí mismo, él se apoyaba en los acuerdos negociados. La negociación es especialmente conveniente cuando está claro que alguien sufrirá pérdidas a causa del cambio y su poder de resistencia es considerable. Los acuerdos negociados pueden ser una forma relativamente fácil de evitar una gran resistencia, pero al igual que otros procesos puede ser costosa. Además, una vez que el ejecutivo declara que negociará para evitar la resistencia, se pone en riesgo de ser chantajeado.14 Manipulación y cooptación. En al- gunas situaciones, los ejecutivos tam- bién recurren a intentos encubiertos por influir en los demás. La manipula- ción, en este contexto, generalmente implica un uso muy selectivo de la in- formación y una estructuración delibe- rada de los acontecimientos. Una forma común de manipulación es la cooptación. La cooptación sobre una persona suele significar darle una función deseable en el diseño o im- plementación del cambio, y sobre un grupo puede ser darle a uno de sus lí- deres, o a alguien que ellos respetan, una función clave en el diseño o imple- mentación del cambio. Ésta no es una forma de participación, como podría pensarse, porque los iniciadores no de- sean el consejo de la persona, sino sólo su respaldo. Por ejemplo: ■ Un gerente de división en una gran corporación con negocios en di- versas áreas invitó al vicepresidente corporativo de relaciones humanas, un amigo cercano del presidente, para que
  • 7. Julio 2008 | Harvard Business Review 7 le brindara ayuda a él y a su personal clave con algunos problemas que te- nía la división. Debido a su ajetreada agenda, el vicepresidente corporativo no pudo realizar por sí mismo gran parte de la recopilación de informa- ción o análisis, lo cual limitó su influen- cia en el diagnóstico. Pero su presencia en las reuniones clave permitió invo- lucrarlo en los diagnósticos y en las soluciones obtenidas por el grupo. El compromiso fue muy importante más tarde porque el presidente, al menos en un principio, no estaba de acuerdo con algunos de los cambios propuestos. Sin embargo, después de discutirlo con su vicepresidente de relaciones huma- nas, no intentó anularlos. En ciertas circunstancias, la coop- tación puede ser una forma relativa- mente económica y fácil de obtener el respaldo de una persona o grupo (por ejemplo, más económico que la negociación y más rápido que la par- ticipación). Sin embargo, tiene sus desventajas. Si las personas sienten que las están engañando para que no opongan resistencia, que no las tratan igualitariamente o que les están min- tiendo, pueden responder de manera bastante negativa. Más de un ejecutivo ha descubierto que, en su esfuerzo por darle a un subordinado un sentido de participación a través de la cooptación, ha creado más resistencia que si no hubiese hecho nada. Además, la coop- tación puede crear distintos tipos de problemas si las personas utilizan sus capacidades para ejercer influencia en el diseño y la implementación de los cambios de maneras que no son bene- ficiosas para la organización. Las otras formas de manipulación también tienen desventajas, a veces en un grado aún mayor. Gran parte de las personas tienden a dar una respuesta negativa a lo que perciben como un tratamiento encubierto o mentiras. Asimismo, si un ejecutivo tiene fama de manipulador, esto puede mermar su capacidad para emplear algunos métodos, como la educación y comu- nicación o la participación y compro- Rápido Más lento Planificación clara. Sin una planificación clara al comienzo. Escasa participación de terceros. Gran participación de terceros. Intento de superar la resistencia. Intento de minimizar la resistencia. Recuadro II Continuo estratégico Variables situacionales clave La cantidad y tipo de resistencia que se prevé. La posición de los iniciadores frente a los opositores (en términos de poder, con- fianza, etc.). Quién tiene los datos pertinentes para diseñar el cambio y la energía necesaria para implementarlo. Los intereses involucrados (por ejemplo, la presencia o ausencia de una crisis, las consecuencias de la resistencia y la falta de cambio). Cuando la rapidez es fundamental y el cambio es impopular, usar la coerción –aunque es peligroso– puede ser la única opción. miso. En el peor de los casos, incluso puede arruinar su carrera. No obstante, las personas sí pueden manipular a los demás con éxito, es- pecialmente cuando todas las demás tácticas no son factibles o han fallado.15 Sin otra alternativa ni el tiempo sufi- ciente para educar, involucrar o respal- dar a la gente, y sin el poder o los re- cursos para negociar, ejercer coerción o cooptación, los ejecutivos recurren a manipular los canales de informa- ción para asustar a la gente y hacerlos pensar que se producirá una crisis que sólo pueden evitar al implementar el cambio. Coerción explícita e implícita. Fi- nalmente, los ejecutivos suelen mane- jar la resistencia en forma coercitiva. En este caso, básicamente fuerzan a las personas a aceptar el cambio al ame- nazarlos en forma explícita o implícita (con la pérdida del trabajo, las posibili- dades de ascenso, etc.) o simplemente al despedirlos o transferirlos. Al igual que la manipulación, utilizar la coer- ción es un proceso riesgoso porque ine- vitablemente las personas se molestan mucho con los cambios forzados. Pero en situaciones en que la rapidez es fundamental y los cambios no tendrán una aceptación popular, sin importar cómo se presenten, la coerción puede ser la única opción del ejecutivo. Los esfuerzos exitosos de cambio or- ganizacional se caracterizan siempre por una aplicación hábil de varios de estos métodos, a menudo en combi- naciones muy distintas. Sin embargo, los esfuerzos exitosos comparten dos
  • 8. 8 Harvard Business Review | Julio 2008 La elección de estrategias para el cambio características: los ejecutivos emplean los métodos considerando sus fortale- zas y limitaciones (vea el recuadro I) y evalúan la situación en forma realista. El error más común que cometen los ejecutivos es utilizar sólo un mé- todo o un conjunto limitado de ellos sin importar la situación en que se en- cuentren. Un número sorprendente de ejecutivos tienen el mismo problema. Esto incluiría al jefe inflexible que a menudo ejerce coerción sobre la gente, el ejecutivo orientado hacia las perso- nas que constantemente intenta invo- lucrar y respaldar a sus empleados, el jefe calculador que siempre emplea la manipulación y la cooptación, el eje- cutivo intelectual que depende mucho de la educación y la comunicación, y el ejecutivo con alma de abogado que normalmente trata de negociar.16 El segundo error más frecuente que cometen los ejecutivos es gestionar 1. Niccolò Machiavelli, El príncipe. 2. Marvin Bower y C. Lee Walton, Jr., “Gearing a Business to the Future”, en Challenge to Leadership (The Conference Board, 1973). 3. Para obtener información reciente sobre la frecuencia de los cambios, consulte Stephen A. Allen, “Organizational Choice and General Influence Networks for Diversified Companies”, Academy of Manage- ment Journal, septiembre 1978. 4. Por ejemplo, consulte Robert A. Luke, Jr.“A Structural Appro- ach to Organizational Change”, Journal of Applied Behavioral Science, septiembre-octubre 1973. 5. Para leer sobre el poder y la polí- tica en las corporaciones, consulte Abraham Zaleznik y Manfred F.R. Kets de Vries, Power and the Corpo- rate Mind (Houghton Mifflin, 1975) y Robert H. Miles, Macro Organizatio- nal Behavior (Goodyear, 1978). 6. Consulte Edgar H. Schein, Orga- nizational Psychology (Prentice-Hall, 1965). 7. Consulte Chris Argyris, Interven- tion Theory and Method (Addison- Wesley, 1970). 8. Consulte Paul R. Lawrence,“How to Deal with Resistance to Change”, HBR May-June 1954; reimpreso como HBR Classic, enero-febrero 1969. 9. Para leer sobre la resistencia basada en la personalidad, consulte Goodwin Watson,“Resistance to Change”, en The Planning of Change, eds. Warren G. Bennis, Kenneth F. Benne y Robert Chin (Holt, Rine- hart, and Winston, 1969). 10. Peter F. Drucker, The Practice of Management (Harper and Row, 1954). 11. Para leer en general sobre la resistencia y sus motivos, consulte Gerald Zaltman y Robert Duncan, Strategies for Planned Change (John Wiley, 1977). 12. Consulte, por ejemplo, Alfred J. Marrow, David F. Bowers y Stanley E. Seashore, Management by Partici- pation (Harper and Row, 1967). 13. Zaltman y Duncan, Strategies for Planned Change. 14. Para leer una excelente obra so- bre la negociación, consulte Gerald I. Nierenberg, The Art of Negotiating (Cornerstone, 1968). 15. Consulte John P. Kotter,“Power, Dependence, and Effective Manage- ment”, HBR July-August 1977. 16. Ibid. 17. Consulte Larry E. Greiner,“Pat- terns of Organization Change”, HBR May-June 1967 y Larry E. Greiner y Louis B. Barnes,“Organization Change and Development”, en Organizational Change and Develop- ment, eds. Gene W. Dalton y Paul R. Lawrence (Irwin, 1970). 18. Para leer una buena descripción de un método que intenta dismi- nuir la resistencia, consulte Renato Tagiuri,“Notes on the Management of Change: Implication of Postu- lating a Need for Competence”, en Organization, eds. John P. Kotter, Vijay Sathe y Leonard A. Schlesin- ger (Irwin, 1979). 19. Jay W. Lorsch,“Managing Change”, en Organizational Behavior and Administration, eds. Paul R. Lawrence, Louis B. Barnes y Jay W. Lorsch (Irwin, 1976). 20. Ibid. 21. Ibid. 22. Michael Beer, Organization Change and Development: A Systems View (Goodyear, 1980). REFERENCIAS el cambio de una manera desarticu- lada y gradual, sin una estrategia bien diseñada. La elección de la estrategia Al enfrentar una situación de cambio organizacional, los ejecutivos toman decisiones estratégicas, de manera ex- plícita o implícita, con respecto a la rapidez del esfuerzo, la cantidad nece- saria de planificación previa, la parti- cipación de los demás y el énfasis que darán a los diferentes enfoques. Apa- rentemente, los esfuerzos de cambio que resultan exitosos son aquellos en los que estas opciones son coherentes a nivel interno y se ajustan a ciertas variables situacionales clave. Se puede considerar que las opcio- nes estratégicas con las que cuentan los ejecutivos se ubican en un continuo (vea el recuadro II).17 En un extremo de este continuo, la estrategia de cambio requiere una implementación muy rá- pida, un plan de acción claro y escasa participación de los demás. Este tipo de estrategia elimina cualquier resis- tencia y en el extremo del continuo es un hecho consumado. En el otro ex- tremo, la estrategia requeriría un pro- ceso de cambio mucho más lento, un plan menos definido y la participación de varias personas aparte de los ini- ciadores del cambio. Este tipo de es- trategia está diseñada para reducir la resistencia al mínimo.18 Mientras más apegado al extremo izquierdo del continuo del recuadro II, existe una mayor tendencia a ser coercitivo y menor tendencia a utili- zar los otros métodos, especialmente la participación. Lo mismo se aplica al extremo contrario. Los esfuerzos de cambio organi- zacional que se basan en estrategias incoherentes, suelen encontrarse con
  • 9. Julio 2008 | Harvard Business Review 9 problemas previsibles. Por ejemplo, cuando los esfuerzos no se planifican claramente de antemano y se imple- mentan rápidamente, suelen estan- carse debido a problemas inesperados. Los esfuerzos que involucran a un gran número de personas y que se imple- mentan rápidamente, por lo general terminan aplazándose o cuentan con una menor participación. Factores situacionales. El punto exacto donde se debe ubicar estratégi- camente la iniciativa de cambio en el continuo del recuadro II depende de cuatro factores: 1. La cantidad y tipo de resistencia que se prevé. Si todos los demás facto- res se mantienen, mientras mayor sea la resistencia prevista, más difícil será vencerla y el ejecutivo deberá moverse más hacia la derecha del continuo para encontrar formas de reducir parte de la resistencia. 19 2. La posición del iniciador frente a los opositores, especialmente en lo que se refiere al poder. Mientras menos poder tenga el iniciador sobre los demás, más debe moverse hacia la derecha del continuo. 20 Al contrario, mientras más fuerte sea la posición del iniciador, más se puede mover ha- cia la izquierda. 3. La persona que tiene la informa- ción relevante para diseñar el cambio y la energía necesaria para implemen- tarlo. Mientras más piensen los inicia- dores que necesitarán información y compromiso de los demás para diseñar e implementar el cambio, más se de- ben mover hacia la derecha. 21 Obtener la información y el compromiso nece- sarios requiere tiempo y participación de los demás. 4. Lo que está en juego. Mientras más alto sea el potencial de los riesgos en el corto plazo para el desempeño y la supervivencia de la organización si la situación actual no cambia, más se debe mover hacia la izquierda. Los esfuerzos de cambio organi- zacional que ignoran estos factores inevitablemente se encuentran con problemas. Por ejemplo, un error que cometen habitualmente los ejecutivos es moverse demasiado rápido e involu- crar a pocas personas a pesar de que no tienen toda la información que real- mente necesitan para diseñar correcta- mente el cambio. Mientras estos factores aún le dejen al ejecutivo alguna alternativa sobre dónde operar en el continuo, probable- mente sea mejor seleccionar un punto lo más a la derecha posible, tanto por motivos económicos como sociales. Forzar el cambio en las personas puede tener demasiados efectos negativos a corto y largo plazo. Los esfuerzos de cambio que utilizan estrategias a la de- recha del continuo a menudo pueden ayudar a desarrollar una organización y a sus empleados de maneras útiles. 22 Sin embargo, en algunos casos, co- nocer los cuatro factores no implica que el ejecutivo tenga una alternativa evidente y adecuada. Considere una si- tuación en que el ejecutivo tiene una posición débil respecto de las personas que a su juicio necesitan un cambio, pero se enfrentará a graves consecuen- cias si el cambio no se implementa de inmediato. Este ejecutivo claramente se encuentra en un problema. Si de al- guna manera no es capaz de aumentar su poder en la situación, se verá for- zado a elegir alguna estrategia de com- promiso y enfrentar tiempos difíciles. Implicancias para los ejecutivos. Un ejecutivo puede mejorar sus probabili- dades de éxito en un esfuerzo de cambio organizacional de las siguientes formas: 1. Realizar un análisis organizacio- nal que identifique la situación actual, los problemas y las fuerzas que pueden haber causado esos problemas. El análi- sis debe especificar la importancia real de los problemas, la velocidad con la cual se deben manejar para evitar que surjan otros más y los tipos de cambios que se requieren en general. 2. Realizar un análisis de los factores importantes para producir los cambios necesarios. Este análisis se debe enfo- car en las siguientes preguntas: quién se puede resistir al cambio, por qué y con qué intensidad; quién tiene la información necesaria para diseñar el cambio y de quién se requiere coopera- ción para implementarlo; cuál es la po- sición del iniciador en relación con las otras partes involucradas en términos de poder, confianza, formas normales de interacción, etc. 3. Seleccionar una estrategia de cam- bio basada en el análisis anterior, que especifique la velocidad del cambio, la cantidad de planificación previa y el grado de participación de los demás; que seleccione tácticas específicas para utilizarlas con varias personas y grupos y que sea coherente en sí misma. 4. Supervisar el proceso de imple- mentación. No importa cuán bueno haya sido el trabajo inicial de seleccio- nar una estrategia de cambio y sus tác- ticas, a la larga siempre puede ocurrir algo inesperado durante la implemen- tación. Sólo al supervisar atentamente el proceso se puede identificar lo in- esperado oportunamente y reaccionar con inteligencia. Evidentemente, las habilidades in- terpersonales son la clave para utilizar este análisis. Sin embargo, ni las habi- lidades interpersonales más avanzadas podrían compensar una elección inco- rrecta de la estrategia y las tácticas. En el mundo de los negocios de hoy, que se vuelve más dinámico día a día, las consecuencias de las elecciones de im- plementación inadecuadas serán cada vez más graves. Nota de los autores: Deseamos agradecer a Vijay Sathe, profesor de gestión en Drucker School de Claremont Graduate University, California, por su ayuda en la elaboración de este artículo. John P . Kotter es Konosuke Matsushita Professor de Liderazgo (emérito) en Harvard Business School. Su libro más reciente es A sense of Urgency, será publicado por Harvard Business Press. Leonard A. Schlesinger fue designado el decimosegundo presidente de Babson College, en Babson Park, Massachusetts. Reimpresión R0807M-E