Este documento presenta la tercera y última charla del Padre Juan Manuel Lasso de la Vega sobre la espiritualidad de los EAS como impulso para el compromiso y crecimiento. En la charla, el Padre Lasso describe varios elementos clave de la espiritualidad EAS, incluyendo estar centrados en Cristo, vivir una vida espiritual alimentada por la oración y conectada con la misión, y seguir el ejemplo de Jesús a través de gestos concretos que muestran la grandeza del corazón de Dios.
El Pr. Elías Torres, líder de Ministerio Personal de la UPS, presentó un seminario en Arequipa en el EvangelismoEscuela 2013 con el evangelista de la DSA, Pr. Luis Goncalez. Una gran bendición!
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El Cardenal Angelo Bagnasco, Arzobispo de Génova presenta la Exhortación postssinodal Amoris Laetitia del PapaFrancisco.Fuente: avvenire.it. y Traducción de Luis Montoya.
Este es un boletín de las comunidades EAS de Medellín, con información y fotografías sobre una visita pastoral y un taller sobre La Mujer y la Biblia en la ciudad de Aguadas
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Les contamos sobre creatividad e innovación en nuestra ciudad de Medellín y en las comunidades EAS y les contamos cómo va nuestra página EAS Colombia en slideshares
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Desafíos que nos presenta hoy el mundo, vistos desde la tecnología, la educac...
La espiritualidad en pequeña comunidad como impulso de renovación y crecimiento lasso de la vega
1. ESCRITOS DE FORMACIÓN
EAS
Número 46 – Abril de 2012
LA ESPIRITUALIDAD EN PEQUEÑA COMUNIDAD COMO
IMPULSO DE COMPROMISO Y CRECIMIENTO
Padre Juan Manual Lasso de la Vega
COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE COLOMBIA
CIUDAD DE MEDELLÍN
COMITÉ DE FORMACIÓN
1
2. El comité de Formación genera documentos periódicamente para
beneficio de los EAS y su formación. Los invitamos a leer estos
documentos y reflexionar sobre ellos, ojalá algunas veces en
comunidad. Los invitamos a coleccionarlos y a divulgarlos.
Estos escritos se basan en recopilaciones de documentos de diversos
autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en algunos casos a
adaptaciones que los hagan más afines y prácticos para los EAS, bajo la
responsabilidad del comité.
Son bienvenidos los comentarios y los aportes.
En una serie de escritos hemos presentado las charlas que el padre
Juan Manuel Lasso de la Vega ha compartido con las comunidades EAS
de Colombia en el último Retiro Espiritual que sostuvimos en Noviembre
5, 6 y 7 de 2011 en el cual celebramos los 50 años de los EAS en
Medellín. Estas charlas fueron entregadas por el padre Lasso a la ciudad
y con ellas y con las de Virginia López será publicado un libro
próximamente. Pensamos que todo lo que hagamos por divulgar estos
materiales redunda en el beneficio formativo y espiritual de las
comunidades y de sus miembros y por ello las hemos presentado
también en estos escritos de formación.
Ahora presentamos la tercera y última. En ella, Juan Manuel trata
magistralmente el tema de la Espiritualidad EAS como impulso de
compromiso y crecimiento. Les invitamos a leerla y a compartirla en el
ambiente de pequeña comunidad.
2
3. LA ESPIRITUALIDAD EAS COMO IMPULSO DE COMPROMISO Y
CRECIMIENTO
Padre Juan Manuel Lasso de la Vega
La espiritualidad es una manera y un estilo de ser y de vivir en el mundo y en
la Iglesia de hoy sin añorar tiempos pasados ni fomentar utopías irrealistas;
la espiritualidad es una manera de relacionarnos con Dios y con los hombres
y mujeres de nuestro tiempo; no es solamente una manera de rezar.
Espiritualidad es una forma peculiar de confrontarnos con las situaciones so-
ciales y éticas de nuestro mundo; sobre todo sin son tan dramáticas como en
el momento actual de nuestra historia. La espiritualidad no es una parcela
limitada de nuestra vida; no es una estrategia puntual para ser mejores ante
Dios y ante nuestra conciencia. La espiritualidad es una estrategia de
globalidad, que define nuestro ser y nos crea compromisos nuevos de
comportamiento cristiano. El Evangelio no pasa de moda; en él encontramos
siempre respuestas nuevas para situaciones nuevas.
La espiritualidad se llama “vida espiritual”. Esta vida nace en el momento en
que Cristo muere y resucita por el poder del Espíritu. En la resurrección de
Cristo se apoya y se desarrolla nuestra espiritualidad. El alimento de nuestra
vida espiritual es la oración, que nos conecta con Dios y con la sociedad.
Estamos siempre más convencidos de que la oración tiene que encarnarse en
nuestra situación actual; de esta oración surge la energía que necesitamos
para ser “cristianamente” activos y eficaces. Espiritualidad y misión son
realidades conectadas entre sí. La espiritualidad sin misión sería una
espiritualidad desencarnada y la misión sin espiritualidad no iría muy lejos.
La oración la necesitamos tanto como el comer.
3
4. Es muy complejo definir una vida; cada vida es diferente, aunque existan
elementos comunes y universales. La historia de la vida espiritual muestra
que en algunas épocas se ha puesto el acento en algunas de sus dimensiones y
en otras épocas históricas se han enfatizado otras.
Cada institución cristiana tiene algunos rasgos peculiares que la distinguen
de otras. No todas las congregaciones religiosas ni todas las comunidades
laicales son espiritualmente idénticas; cada una tiene sus propias
aspiraciones espirituales, que han ido creando un rostro espiritual propio.
Algunos puntales de nuestra espiritualidad EAS, que nos ayudan a vivir
nuestra “espiritualidad y nuestra misión” hoy, me parece que podrían ser
éstas:
1. Centrados en Cristo
“Las comunidades EAS están centradas en Cristo, Hijo de Dios y
piedra fundamental del mundo y de la historia, hasta el punto de
que todos los EAS aspiran a poder decir con San Pablo: "Mi vida es
Cristo"1.
1 Ideario nº 14
4
5. El hecho puede parecer paradójico pero es real. Jesucristo, personaje
aparentemente conocido por todos, es para muchos contemporáneos nuestros
un perfecto desconocido. Son bastantes los que creen conocerlo
suficientemente, incluso, como para opinar categóricamente sobre él. Y sin
embargo, lo que saben de Jesús apenas supera un conjunto de tópicos,
imágenes confusas o impresiones infantiles. En realidad, su conocimiento de
Jesús ha quedado reducido al recuerdo vago de unos relatos simplistas y
pintorescos. No sabrían decir qué relación puede haber entre ese Jesús y la
realidad que viven día tras día.
Otros, que viven en el polo opuesto, se interesan, sobre todo, por el
magisterio del Papa y por la doctrina de la fe en la medida en que puede
ofrecer una estabilidad mayor a la familia, a la sociedad y a la historia de la
humanidad, pero no se preocupan de encontrar en Jesús el inspirador de su
vida diaria que presenta desafíos mucho mayores que la aceptación de los
dogmas. Se podría eliminar de su religión la persona de Jesucristo y nada vital
habría cambiado en ellos.
Si el Bautista recorriera hoy nuestra sociedad contemporánea y se encontrara
con las inseguridades y dramas con que nos encontramos nosotros, repetiría
las mismas palabras de otro tiempo: "En medio de vosotros hay uno a quien
no conocéis".
Dios no está en crisis. Esa Realidad suprema hacia la que apuntan las
religiones con nombres diferentes (Dios, Yahvé, Alah, Buda...) sigue viva y
operante. Dios está también hoy en contacto inmediato con cada ser humano
5
6. con una cercanía insuperable. La crisis de lo religioso no puede impedir que
Dios se siga ofreciendo a cada persona en el fondo misterioso de su
conciencia.
Para poder adoptar una postura seria y responsable ante la fe cristiana,
debemos conocer mejor la persona misma de Jesucristo y todo lo que puede
significar de interrogante, desafío, interpelación y promesa para el hombre de
todos los tiempos. Éste es un reto permanente en la vida de todo cristiano.
Para poder llegar a decir, como San Pablo: “mi vida es Cristo” necesitamos
vivir como peregrinos, que desean cada día acercarse a la meta; renovación y
conversión en un clima de paz y de serenidad. La rutina nos acecha a todos.
Nuestra comunidad nos ayuda a sacudirnos el polvo para poder caminar con
mayor agilidad.
Los discípulos de Emaus resumieron así la identidad de Jesús: profeta
poderoso en palabras y en obras. Algunos rasgos de este profeta poderoso,
que deben estar vivos en la vida de aquellos que le conocemos y le amamos
podrían ser éstos:
● La voz de Jesús es una voz alternativa. Jesús lee la historia a la luz
de la compasión de Dios: ésta es su fuerza y lo que le hace diferente y capaz
de indignación. “El mundo puede caminar de manera diversa a como camina,
el mundo puede ser distinto de cómo es”, es lo que la gente percibía cuando
Jesús visitaba sus aldeas: un mundo diverso es posible. Esta es la causa de los
choques de Jesús con el poder religioso y civil, arropados por su misma
naturaleza en sus propios privilegios. Una voz alternativa provoca siempre
choques y confrontaciones. A partir de Cristo y de su Palabra, que es su voz
6
7. alternativa, llegaremos a una visión más profunda y auténtica de los grandes
2
problemas que nos afligen vitalmente
Frecuentemente no hacemos nada más que escuchar, y lo hemos confundido
con el pensar. Y de esto nace un resultado que consideramos una bendición:
su nombre es “opinión pública”. Resuelve todo. Algunos hasta creen que sea
la voz de Dios.
● Jesús es un hombre que no pertenece al sistema. Jesús no es
sacerdote por unción, no es hombre de la ley, no tiene estudios ni títulos de la
Academia de Jerusalén. La autoridad con que él enseña, es diferente de la
autoridad de los escribas3, no se basa en la continuidad de la tradición ni en la
fuerza de los argumentos; nace del Espíritu y vive simplemente de su
experiencia personal de Dios.
Jesús es el hombre del Espíritu; inspirado y guiado por el Espíritu realiza la
misión que el Padre le ha encomendado a pesar de las críticas y de las duras
amenazas que le llegan. “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha
4
ungido; me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva” .
● El “aquí” de su Reino. A diferencia de los profetas anteriores a él,
Jesús no sólo anuncia y denuncia, sino que hace abrir los ojos: “el reino de
Dios está aquí, está cerca, está en medio de vosotros”. Ésta es la verdadera
“novedad”. Con Jesús es como si Dios “se arremangara” para no dejarnos
solos ante el sufrimiento y ante los motivos de desesperación. Con Jesús nace
un modo nuevo de relacionarse con Dios, que nos impulsa a darle una mano
para que Él continúe efectivamente reinando.
● Los gestos concretos. Jesús no ofrece definiciones del Reino. Acude
a los gestos, que manifiestan la grandeza del corazón de Dios y dan vida:
gestos de liberación, de sanación, de perdón, de acogida incondicional. Está
lejos de los palacios y visita la casa de los sencillos. Cuenta parábolas para
decir: si Dios reinase, el mundo sería así, no como lo estáis construyendo
vosotros. Un mundo donde se es hermanos unos de otros, donde reina la
justicia, donde la vida sería respetada y cuidada, donde se lucha contra toda
forma de esclavitud. Jesús era provocador y escandalizaba. Lo sabía muy
bien. Sabía que a causas de sus continuos escándalos sería ejecutado. Era la
única manera de despertar a un pueblo aletargado y cansado de sufrir. El
2
Cfr. Ideaio n. 18
3 Cf. Mt. 7, 29
4 Luc. 4 18 ss
7
8. trabajo, los gestos concretos, es la expresión del ser profundo de los EAS: la
promoción de las realidades terrestres, los proyectos sociales, nuestra
incorporación activa a la nueva evangelización y la promoción de nuevas
comunidades constituyen nuevos gestos concretos que siguen mostrando la
5
grandeza del corazón de Dios
● Una pasión que devora. En un cierto momento de la vida de Jesús,
el reino se convierte en su idea fija, tanto que le llena cada jornada y lo
impulsa a afrontar la muerte. “No tiene donde reclinar la cabeza”6. Pasa
“haciendo el bien y sanando a todos aquellos que estaban bajo el poder del
diablo”7. Para él pensar en Dios es pensar en su reino: es lo mismo que pide a
sus discípulos: “buscar el reino de Dios y su justicia”, ante todo.
● Un Dios al servicio de la vida. Si para el poder religioso lo más
importante es la observancia de la ley y el respeto por el sábado, Jesús tiene
en su corazón la vida; le preocupa la recuperación de los pecadores, la
sanación de los enfermos, no las distinciones entre puro e impuro. El suyo no
es el Dios de la ley, del orden, del status quo, sino el Dios de la misericordia y
del perdón, el Dios que sana y libera. Si el poder político se apoya sobre la
riqueza, Jesús invita a darle nada más que cuanto le pertenece, reservando
para Dios todo lo que es suyo, comenzando por la vida. O Dios o la riqueza.8
9
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios .
● A partir de los últimos: Jesús realiza su misión a partir de los
excluidos, de los marginados, de quien no tiene a nadie que le haga justicia.
Encuentra a los sin tierra y dice: “dichoso el que no tiene nada porque de él es
el Reino de Dios”. No sólo: él comparte su suerte desde su nacimiento. Sus
gestos son una manera de decir: Quien no interesa a nadie, está en el corazón
de Dios. Sentarse a la mesa con los publicanos y las prostitutas, dejarse lavar
los pies por quien “ha amado mucho”, es otro distintivo del reino. Jesús nace
en un tugurio de una aldea. Se hará presente allí donde las gentes viven,
trabajan, gozan y sufren. Vive entre ellos aliviando el sufrimiento y
ofreciendo el perdón del Padre. Dios se ha hecho carne, no para permanecer
en los templos, sino para “poner su morada entre los hombres” y compartir
nuestra vida.
5
Ideario, 25-27
6 Mt. 8, 20
7 Hechos 10, 38
8 Mt. 6, 24
9;Mt. 22, 21
8
9. ● Un Dios contra la indiferencia. Mientras los poderosos y los ricos
gozan, la gente sufre: es esto lo que le causa indignación a Jesús, como un
grito que quema las conciencias. Llega a llorar sobre Jerusalén, que no ha
conocido el camino que conduce a la paz10, alerta a sus discípulos contra los
jefes de las naciones que dominan y oprimen11 . Serán esos jefes los que
decretarán su muerte, por villanía, como en el caso de Pilatos, o por una
reacción dura contra un hombre que causa fastidio. Jesús pondrá fin a los que
viven fuera de la ley, muriendo fuera de la ciudad santa.
Deberíamos prevenirnos de un riesgo, cuando miramos a Jesús profeta a
servicio del reino de Dios: el riesgo de hacer consistir el reino en algo que se
desarrolla en la interioridad o que se limita a la conciencia. Jesús ha venido
para decirnos que Dios es soberano con relación al mundo, para decirnos qué
piensa Dios de nosotros, qué quiere de nosotros y cómo debemos situarnos
nosotros ante Él y ante el mundo. No viene para inaugurar métodos
sofisticados de experiencia religiosa. Viene para hablarnos de gracia, de
redención, de nueva creación, de juicio: ser cristianos significa tomar
conciencia de la libre iniciativa de Dios y hacer de la palabra de Cristo el
fundamento último y el criterio decisivo de nuestra existencia.
Una espiritualidad cristo céntrica, como es la Espiritualidad de los EAS, tiene
que tener en cuenta todos esos rasgos de la vida de Jesús. Seguir a Jesús no
significa solamente recordar o celebrar su vida, su muerte y resurrección, sino
vivir como Él vivió y amar como Él amó.
Dar una mano a Cristo para que siga creciendo su reino nos exige decisiones
arriesgadas y valientes, acciones y gestos concretos, que nazcan del Espíritu
Santo, que es el alma de nuestras comunidades EAS y nos impulsa a superar
pasividades y mediocridades. Para que nuestra espiritualidad sea un “impulso
de crecimiento” podríamos recorrer en nuestras reuniones semanales cada uno
de estos rasgos de la vida de Jesús, revisando nuestra vida y abriéndola a un
futuro más comprometido tomando decisiones nuevas. Decisiones
comunitarias que nos ayuden a crecer en nuestra mística EAS y que se
traduzcan en compromisos reales. Espiritualidad no es sólo oración; por ser
“vida” implica todos nuestros comportamientos humanos, sociales y
religiosos.
2. La Espiritualidad del “nosotros”
10 Lc.19, 41
11 Mt. 20, 25
9
10. Los EAS formamos un “nosotros”, bien integrado y creando una familia, que
tiene como centro la persona misteriosa de Jesús. Este “nosotros” no es una
expresión poética o metafórica sino real. Lo recalca nuestro Ideario:
“Finalmente, los candidatos estarán dispuestos a formar un
auténtico nosotros con los demás miembros de la comunidad. Para
ello, no basta con vivir unos al lado de los otros, sino que es
necesaria una verdadera integración de todos, en virtud de la cual
los miembros de la comunidad, sin excepción alguna, se deciden a
compartir cuanto tienen, hacen y son, para siempre y pase lo que
pase. Este "nosotros" es una apertura del "yo" a partir de su
soledad, muy sentida en el mundo moderno, pero es también la
condensación de una humanidad sin fronteras de ninguna clase, que
siente necesario apoyarse en pequeños grupos humanos, dentro de
los cuales es posible conocerse por el nombre, dialogar, compartir
la vida, la fe y la amistad”12.
Benedicto XVI escribe en su libro “Jesús de Nazaret”:
“Sólo en el “nosotros” de los discípulos podemos llamar “Padre” a
Dios, porque solo en la comunión con Cristo Jesús, nos convertimos
verdaderamente en “hijos de Dios”. Así la palabra “nuestro” resulta
muy exigente: nos exige salir del recinto cerrado de nuestro “yo”.
Nos exige entrar en la comunidad de los hijos de Dios. Nos exige
abandonar lo meramente propio, lo que separa. Nos exige aceptar al
otro, a los otros, abrirles nuestros oídos y nuestro corazón. Con la
palabra “nosotros” decimos “sí” a la Iglesia viva, en la que el Señor
quiso reunir a su nueva familia”13.
El formar un “nosotros” no es una estrategia pastoral, que hoy puede ser
eficaz para la evangelización y dejar de serlo mañana. Es esencial en el plan
de Dios, sobre todo a partir de la muerte y resurrección de Cristo. El nosotros
es la nueva encarnación de Cristo en el mundo.
“La relación con Dios no es un asunto privado del individuo… Dios
ha creado al hombre de forma que los individuos no se relacionen
con él de modo independiente y paralelo, como si cada uno pudiera
sentir y captar internamente a Dios por su cuenta; los hombres solo
12 Ideario nº 8
13 Jesús de Nazaret, 2007, p. 175
10
11. pueden llegar a Dios en común, precisamente la búsqueda de Dios
nos refiere unos a otro”14
Nuestro seguimiento de Cristo y nuestra espiritualidad EAS la vivimos en la
dependencia comunitaria. No una dependencia alienante sino humanizante.
Estamos de enhorabuena, porque ésta es la única manera de ser Iglesia hoy.
Quizás en otras épocas hemos vivido más la intimidad personal con Dios; hoy
acentuamos más el compartir y el intercambio, que naturalmente crea una
sana dependencia. Este es un signo de contraste para el mundo. La vida
compartida es un acto profético que, por sí mismo, anuncia el amor de Dios.
Cuando la diversidad no separa sino que es fuente de riqueza y comunión, se
refleja algo inédito y nuevo, la presencia de un Dios que es comunión de
amor.
La historia nos habla de un vaivén permanente entre individualismo y
colectivismo. En el seguimiento de Cristo aprendemos a vivir de una manera
extraña, pues descubrimos que la auténtica autonomía está hecha de la más
profunda dependencia, no sólo en relación con el mismo Cristo, sino en
relación también con todos aquellos que comparten su seguimiento. Así, poco
a poco se va formando el cuerpo solidario de Cristo en medio de una sociedad
marcada por el egoísmo y la falta de solidaridad real.
Por otra parte, nuestro mundo se caracteriza también por una profunda sed de
amor, que se expresa de formas tan diversas que a veces nos desconciertan. Se
anhela un tipo de matrimonio y familia que sea hogar y comunión, y que
produzca una mayor seguridad en medio de un mundo inhóspito, extraño,
vertiginoso y violento. Sin embargo, constatamos cómo el diálogo del amor
resulta muy difícil; quedando interrumpido con una frecuencia cada vez
mayor; y hasta fracasa y termina en el egocentrismo. La crisis de la institución
matrimonial y familiar es patente: han ido apareciendo otras posibilidades de
relación entre las personas de distinto y del mismo género. Vivimos una
época patente de contradicciones; lo cual, por otra parte, es normal, porque en
el mundo coexisten las fuerzas del bien y del mal. Lo que parece claro es que
el mal grita hoy más que el bien. Lo mismo acontece con la consagración
religiosa, que es consagración total y eterna.
Al parecer, el crecimiento del cristianismo en medio del imperio romano fue
posible gracias al nacimiento incesante de grupos pequeños y casi
insignificantes que se reunían en el nombre de Jesús para aprender juntos a
vivir animados por su Espíritu y siguiendo sus pasos.
14 Ratzinger; Fe y existencia; en Fe y futuro; Salamanca 1972, 22.
11
12. Sin duda, fue importante la intervención de Pablo, Pedro, Bernabé y otros
misioneros y profetas. También las cartas y escritos que circulaban por
diversas regiones. Sin embargo, el hecho decisivo fue la fe sencilla de
creyentes cuyos nombres no conocemos, que se reunían para recordar a Jesús,
escuchar su mensaje y celebrar la cena del Señor.
No pocos teólogos piensan que el futuro del cristianismo dependerá en buena
parte del nacimiento y del vigor de pequeños grupos de creyentes que,
atraídos por Jesús, se reúnan en torno al Evangelio para experimentar juntos
la fuerza real que tiene Cristo para engendrar nuevos seguidores. Si esto es
así, los EAS no podemos desperdiciar esta elección de Dios que ha tomado la
iniciativa de llamarnos a vivir en pequeñas comunidades muy comprometidas.
Es urgente que nuestra espiritualidad se convierta en un impulso permanente
de compromiso y de crecimiento. Esto no hay que dejarlo para mañana.
Oración y acción se complementan.
En el futuro la fe cristiana no podrá apoyarse en el ambiente sociocultural.
Las estructuras territoriales que hoy sostienen la fe de quienes no han
abandonado la Iglesia, quedarán quizás desbordadas por el estilo de vida de la
sociedad moderna, la movilidad de las gentes, la penetración de la cultura
virtual y el modo de vivir el fin de semana. Esta es la situación que estamos
viviendo en Europa y que desplaza a Dios del centro y los va situando en la
periferia.
Tal vez Jesús irrumpirá con una fuerza desconocida en esta sociedad
descreída y satisfecha a través de pequeños grupos de cristianos sencillos,
atraídos por su mensaje de un Dios Bueno, abiertos al sufrimiento de las
gentes y dispuestos a trabajar por una vida más humana. Con Jesús todo es
posible. Hemos de estar muy atentos a sus nuevas llamadas que son
constantes.
La vida cristiana en comunidad no está fundada sobre un principio natural o
meramente psicológico. Este estilo de vida tiene su única fuente en una visión
de fe, es decir, en una relación personal de cada miembro con Cristo
Resucitado y en una relación interpersonal comunitaria con Él. La calidad de
nuestra vida comunitaria refleja, por consiguiente, la calidad de nuestra fe. A
veces por conflictos pequeños surgen reacciones desproporcionadas.
La comunidad, que somos nosotros, debe ser una escuela de amistad y de
amor real, donde se experimente la generosidad en la fraternidad; el equilibrio
y la madurez personal solamente se consiguen en una vida de familia, que
vive “familiarmente” el encanto del seguimiento de Cristo Redentor del
mundo. La espiritualidad del “nosotros”, siempre en proceso de maduración,
12
13. nos tiene que ir animando a dar lo mejor de nuestras vidas a la Iglesia, cuerpo
místico del mismo Cristo; su nuevo cuerpo después de la Resurrección.
En la comunidad la Palabra se hace vida en nosotros y nosotros nos hacemos
Palabra para la Iglesia por medio de la oración y del discernimiento de los
signos de los tiempos.
“El cristianismo interiormente bien vivido está marcado por una
dinámica que nos lleva a compartirlo. He hallado algo que puedo
hacer y no puedo conformarme con decir: esto me basta. Porque en
ese mismo instante destruiría el bien hallado… Y esa es
exactamente la dinámica de dar a los demás una parte del mensaje
que Cristo dio a los suyos… En el interior de la iglesia siempre
debe estar presente esa intranquilidad: ha recibido un don destinado
a toda la humanidad”15.
La espiritualidad del “nosotros, que formamos nuestras comunidades, es
un don de Dios, que tenemos que darlo a los demás en beneficio del
“nosotros” que formamos toda la Iglesia. Vivirlo para nosotros mismos
no basta; hemos recibido un don destinado a toda la humanidad. Si no lo
hiciéramos, destruiríamos el bien hallado, dice el Papa. No se puede ser
15 Ratzinger; Artículo La sal de la tierra, Stuttgart 1996
13
14. EAS para nosotros mismos. La promoción de nuevas comunidades es
irrenunciable. Todos los esfuerzos que hagamos fortalecen nuestro
mismo ser. A veces encontramos respuestas positivas y otras veces nos
puede parecer que nuestra actividad ha fracasado. El éxito pastoral, decía
un famoso redentorista alsaciano, Padre Francisco Durwell, nunca se
mide con números; el éxito depende de la espiritualidad de los enviados
y de la espiritualidad de los que envían. Es decir, el éxito depende
siempre de nuestro grado de participación viva en el misterio e la muerte
y resurrección de Cristo.
14