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EN EL PRINCIPIO, 1 Gn 1, 1 : “En el principio  creó  Dios el cie- lo y la tierra”. Verdad de  fe cristiana , creída también por los  judíos  y los  musulmanes . El Concilio  Vaticano I  define  1 ) que  Dios es creador : “Si alguno negare al solo Dios verdadero  creador  y señor de las cosas visibles e invisibles, sea anatema” ( Dei Filius, De Dios creador, can. 1 ); y  2 ) que la  razón  humana natural puede llegar a saberlo: “Si alguno di- jere que Dios vivo y verdadero,  creador  y señor nuestro, no puede ser  conocido con certeza  por la  luz natural  de la  razón  humana por medio de las cosas que han sido hechas, sea anatema” ( Dei Filius, De la revelación, can. 1 ). CRE 1 de 83
EN EL PRINCIPIO, 2 Sin la  voluntad divina  que la quiere en la existencia,  toda  la realidad creada (material y espiritual) no podría haber sido. Dios  quiere  que las cosas sean, porque  quiere  darles el ser, por un  designio amoroso . Las cosas creadas  no  derivan de Dios  de modo necesario . Nada hay fuera de Dios ni dentro de Él que le obligue a crear. La  libertad  del acto creativo es una consecuencia  directa  de la trascendencia  divina y de la  distinción  radical entre Dios y el mundo. Vaticano I  afirma que Dios llevó a cabo la creación “ con libérrimo designio ” ( Dei Filius, cap. 1 ). CRE 2 de 83
EN EL PRINCIPIO, 3 CCE 296 : “Dios crea ‘ de la nada ’. Creemos que Dios no necesita nada preexistente  ni ninguna  ayuda  para crear. La Creación  tam- poco  es una  emanación  necesaria de la substancia divina. Dios crea  libremente  ‘de la nada’”. La creación a partir de la nada es un  mis- terio de la fe , y presenta notables dificul- tades para la  imaginación . La nada de la cual hablan los  físicos  en el marco de la teoría del Big Bang  no  es  la nada  de la doctrina cristiana, sino el “ vacío ” de algo preexistente. La noción de creación es teológica: se halla más allá de la ciencia empírica. CRE 3 de 83
EN EL PRINCIPIO, 4 Para los cristianos la creación del mundo implica que ha tenido un principio  y no existe desde la eternidad. Se trata de una  verdad de fe , definida en los Concilios  IV de Letrán  y  Vaticano I . La existencia del mundo desde la eternidad no repugna a la  razón humana , en un nivel puramente especulativo. En contra de sus predecesores,  Aristóteles  defiende la tesis de que el mundo  no  tiene principio  y  no  tendrá  fin . CCE 299 : “Porque Dios crea con  sabiduría , la creación está  ordenada  (...). Salida de la  bondad divina, la creación  participa  en esa bondad (...). La Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones, defen- der la bondad de la creación,  comprendida  la del mundo  material ”. CRE 4 de 83
EN EL PRINCIPIO, 5 El hecho de ser criatura no se refiere únicamente a ser  originado  sino también a la más honda estructura de ese ser que, debido a su contingen- cia, requiere una  continua  asistencia divina para existir. Las criaturas son  conservadas  en la exis- tencia por Dios. San Gregorio Magno, Moralia 16 : “de tal modo depende de Dios el  ser  de las criaturas todas que ni por un  solo instante  podrían sub- sistir, y volverían a la  nada , si no fueran  conservadas en el ser  por la acción y la fuerza divina”. Dios no sólo da el  ser  a su criatura, “sino que  la mantiene  a  cada instante  en el ser, le da el obrar y la lleva a su término” ( CCE 301 ). CRE 5 de 83
EN EL PRINCIPIO, 6 Aunque bajo la letra de la Biblia haya un mo- delo de  universo  subyacente que corresponde a la  época  en que fue redactada, el interés del texto se dirige al horizonte de la  voluntad de Dios . El Génesis  no  quiere atender a ningún tipo de hipótesis física. Decir que “ en el prin- cipio ” Dios creó los cielos y la tierra es saltar a un plano  trascendente .   CCE 287 : “ Más allá  del conocimiento  natural  que todo hombre puede tener del Creador,  Dios  reveló progresivamente a Israel el misterio de la Creación”. CRE 6 de 83
EN EL PRINCIPIO, 7 Ex 3, 13-14 : “Moisés replicó: ‘Cuando me acerque a los hijos de Israel y les diga ‘el Dios de vuestros padres me envía a vosotros’, y me pregunten  cuál es su nombre , ¿qué he de decirles?’. Y le dijo Dios a Moisés: ‘ Yo soy el que soy ’”. Las criaturas  no  tienen todas las perfeccio- nes del ser:  no  “son”, sino que necesitan que alguien sea el  origen  de su ser. Dios no necesita de nada para ser: verdadera- mente “ es ”, porque no debe su ser a ningún otro. Tal realidad sitúa inmediatamente la diferencia radical  entre Dios y lo creado. CRE 7 de 83
EN EL PRINCIPIO, 8 Gn 1, 3 : “ Dijo  Dios: ‘Haya luz’. Y hubo luz”. A través de la  Palabra , que es la manifestación de su  voluntad , Dios trae  todo  a la existencia. Siendo el único ser  autosuficiente , no tiene necesidad  de dar a participar de la existencia a ninguna de las criaturas. Guiados por la  Revelación , vemos en la Creación a un Dios que quiere compartir la  riqueza  de su ser dando el  ser  a una infinidad de seres que reflejan su poder y su gloria. Decide comunicarse a quien  no  puede exigírselo. CRE 8 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 1 Con la  Encarnación  del Verbo divino, los datos del Antiguo Testamento  no son suprimidos, sino recolocados en un  nuevo horizonte  que permite en- tender con  mayor  profundidad las acciones divinas desde el origen del mundo. CCE 287 : “El que eligió a los patriarcas, el que hizo salir a Israel de Egipto y que, al escoger a Israel, lo creó y formó, se revela co- mo aquel a quien pertenecen  todos los pueblos  de la tierra y la tierra entera, como el  único Dios  que ‘hizo el cielo y la tierra’”. CRE 9 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 2 San  Pablo  en Atenas: “yo vengo a anunciaros lo que veneráis sin conocer. El Dios que  hizo  el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra,  no  habita en  templos  fabrica- dos por hombres (...). Él hizo de  un solo hombre , todo el linaje humano, para que habitase toda la faz de la tierra” ( Hch 17, 23-26 ). De estas palabras se deduce que para los primeros cristianos predicar el Dios de Jesucristo  va inmediatamente unido al pensamiento de la  Creación  divina, por- que sin esta realidad primera y capital no tiene sentido nada de lo que Dios ha obrado posteriormente. CRE 10 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 3 Ef 1, 4 : “en Él (Cristo) (Dios)  nos eligió  antes de la  Creación  del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia por el amor ”. Recuerda a los Efesios que están llamados desde toda la eternidad  a ser hijos de Dios. Todo el proyecto de nuestra santidad se encontraba ya presente en el momento de la  Creación . Todo está organizado en función de nuestra  llamada  a participar de la vida divina  en Cristo . CRE 11 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 4 En la obra de la Creación las  Personas divinas  intervienen según su ser perso- nal característico, aun cuando, por tra- tarse de una obra “ ad extra ” de Dios, actúa toda la Trinidad como una  uni- dad  de esencia. CCE 292 : “La acción creadora del  Hijo  y del  Espíritu , insinuada en el AT, revelada en la Nueva Alianza, inseparablemente una con la del  Padre , es claramente afirmada por la regla de fe de la Iglesia: ‘ Sólo existe un Dios (...): es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas  por sí mismo , es decir, por su Verbo y por su Sabiduría’, ‘ por el Hijo y el Espíritu ’, que son como ‘ sus manos ’ ( San Ireneo, Adv. haereses 2, 30, 9; 4, 20, 1 ). La creación es la obra común de la  Santísima Trinidad ”. CRE 12 de 83
LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 5 Col 1, 16-17 : “ En Él  (Cristo) fueron creadas todas  las cosas, en los cielos y en la tierra (...). Todo fue creado por Él y para Él, Él existe con anterioridad a todo y  todo  subsiste  en Él ”. Símbolo niceno-constantinopolitano : “Creo en el  Espíritu Santo , que es  Señor  y  Dador  de vida”.  Veni Creator : “¡Ven, oh Espíritu,  Crea- dor !”. La tarea del  Espíritu Santo  es crear en los corazones de todos los hombres y mujeres la imagen sobrenatural de su ser  hijos de Dios . Todos los bienes  naturales y sobrenaturales provienen del Espíritu, “ Fuente de todo bien ” ( Liturgia bizantina, 2º Tropario de las Vísperas de Pentecostés ). CRE 13 de 83
EL AMOR DE DIOS, 1 “ En su  bondad  y por su fuerza todopoderosa,  no  para aumentar su bienaventuranza,  ni  para adquirir su perfección, sino para manifestarla  por los  bienes  que otorga a sus criaturas, el solo verdadero Dios, en su  libérrimo  designio, en el comienzo del tiempo,  creó  de la nada a la vez una y otra criatura, la espiri- tual y la corporal” ( Vaticano I, Const. dogm. Dei Filius ). El amor de Dios es la razón primera y última de la Creación. CRE 14 de 83
EL AMOR DE DIOS, 2 Vaticano I  define que “el mundo ha sido creado para  gloria de Dios ” ( Dei Filius, De Dios creador, can. 5 ). “La gloria de Dios consiste en que se realice esta manifestación y esta comunicación de su  bondad para las cuales el mundo ha sido creado. (...) El  fin último  de la crea- ción es que Dios, ‘Creador de todos los seres, se haga por fin ‘ todo en todas las cosas ’ ( 1 Co 15, 28 ), procurando al mismo tiempo su gloria y nuestra felicidad’ ( Ad gentes 2 )” ( CCE 294 ). El  hombre  debe tributar  consciente y voluntaria- mente  a Dios la gloria que le rinde de modo objetivo e inconsciente el resto de las criaturas visibles. La adoración del hombre a Dios supone colocar a Dios en el  centro de la vida . CRE 15 de 83
EL AMOR DE DIOS, 3 El fin de las criaturas  libres  se corres- ponde con el fin del Creador. La  feli- cidad  del hombre  se incluye  en la glo- ria de Dios. Buscar la  gloria de Dios , glorificarlo conociéndole y amándole constituye la  suprema  felicidad del hombre. “ La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la  unión con Dios . (...) (El hombre) existe pura y simplemente por el  amor de Dios  que lo creó, y por el  amor de Dios  que lo conserva. Y sólo se puede decir que vive plenamente según la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se con- fía por entero a su  Creador ” ( Gaudium et spes 19 ). CRE 16 de 83
EL AMOR DE DIOS, 4 CCE 295 : “Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría. Este  no  es producto de una  necesidad  cualquiera, de un  destino ciego  o del  azar . Creemos que procede de la  voluntad libre  de Dios que ha querido hacer  participar  a las criaturas  de su ser, de su sabiduría y de su bondad”. La existencia de los seres nos habla del  amor de Dios . El hombre es fruto de una  decisión  providencial  de Dios , que quiere lo mejor para él. La razón de fondo es esta naturaleza  amorosa y sapiente  de Dios, que al crear no está condicionada  por nada . CRE 17 de 83
EL AMOR DE DIOS, 5 Los siete  días  de la Creación son días tomados en un sentido metafórico . Son  etapas sucesivas  en la acción de Dios, que responden al  equilibrio y armonía  que contemplamos en las realidades naturales. Dios comprueba cada día de la creación que lo que hizo es  bueno . Está fuera de su intención crear  nada  defectuoso, man- chado o marcado por el  mal . No hay seres radicalmente  originados  en el mal desde el principio. Veremos la aparición del mal más adelante. CRE 18 de 83
EL AMOR DE DIOS, 6 S. Tomás de Aquino, Prologo a 2 Senten- cias : “Abierta su mano con la llave del  amor , surgieron las criaturas”.  S. Buenaventura, I Sent 2 : “(Dios ha creado)  no  para aumentar su  gloria , sino para manifestarla y  comuni- carla ”. Lo creado, en toda su  bondad y grandeza , es el espejo de la “ gloria de Dios ”: es como un glorioso resplandor de la gloria de Dios, a través del cual los hombres  pueden  conocer al Dios Creador . Refleja también su voluntad, su grandeza, su belleza, de modo  participado . CRE 19 de 83
EL AMOR DE DIOS, 7 Aunque todas las cosas creadas  existen  con una consistencia que podemos llamar meramente  natural , no deja de ser verdad la  lla- mada  constante  al amor  con que han sido pensadas y queridas por Dios. Más aún, según San Pablo, “la creación ente- ra  gime y sufre  con dolores de parto hasta el momento presente” ( Rm 8, 22 ). Las criaturas, creadas en el  amor  y para el amor, sólo alcan- zarán el gozo  pleno  en una existencia y en una vida para la  gloria de Dios , “cuando Dios sea todo en todas las cosas” ( 1 Cor 15, 28 ). CRE 20 de 83
EL AMOR DE DIOS, 8 Vinculado  con la verdad de la creación está la afirmación de la  autonomía  de las reali- dades terrenas.  Gaudium et spes 36 : “mu- chos de nuestros contemporáneos parecen temer que, por una excesiva estrecha  vin- culación  entre la actividad humana y la religión, sufra trabas la  autonomía  del hombre, de la sociedad o de la ciencia”. “ Si por autonomía de la realidad terrena se quiere decir que las cosas creadas y la sociedad misma gozan de  propias leyes y valores , que el hombre ha de descubrir, emplear y ordenar poco a poco, es abso- lutamente  legítima  esta exigencia de autonomía. (...) Responde a la voluntad del Creador ” ( Idem ). Pero... CRE 21 de 83
EL AMOR DE DIOS, 9 “ Pero  si autonomía de lo temporal quiere decir que la realidad creada es  independiente  de Dios y que los hombres pueden usar- la sin referencia al  Creador , no hay creyente alguno a quien se le escape la  falsedad  envuelta en tales palabras. La criatura sin el Creador desaparece” ( Idem ). “ En el contexto de una ‘autonomía’ así en- tendida, es  el hombre  quien en realidad que- da  privado  de la propia autonomía  con rela- ción al mundo , y acaba por encontrarse de hecho  sometido  a él” ( Juan Pablo II, Au- diencia general, 02.04.1986 ).  CRE 22 de 83
EL AMOR DE DIOS, 10 A la autonomía de las realidades terrenas se vincula el problema de la  ecología , “es decir, la preocupación por la protección y preservación del ambiente natural” ( Juan Pablo II, Audiencia general 02.04.1986 ). “ El desequilibrio ecológico, que supone siempre una forma de  ego- ísmo  anticomunitario, nace de un uso arbitrario -y en definitiva  no- civo - de las criaturas, cuyas leyes y orden natural se violan ignoran- do o despreciando la  finalidad  que es inmanente en la obra de la creación. También este modo de comportamiento se deriva de una falsa interpretación  de la autonomía de las cosas terrenas” ( Idem ). “ Cuando el hombre usa estas cosas sin referirlas al  Creador  (...) se hace  a sí mismo  daños incalculables” ( Idem ). CRE 23 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 1 CCE 282 : “La catequesis sobre la Creación reviste una importancia capital. Se refiere a los  fundamentos  mismos de la vida humana y cristiana: explicita la respuesta de la fe cristiana a la  pregunta  básica que los hombres de todos los tiempos se han formulado: ‘¿De dónde venimos?’, ‘¿A dónde vamos?’, ‘¿Cuál es nuestro origen?’, ‘ ¿Cuál es nuestro fin?’, ‘¿De dónde viene y a dónde va todo lo que existe?’”. Toda religión busca dar una respuesta a estas preguntas. Idem : “Las dos cuestiones, la del origen y la del fin, son  inseparables . Son  decisivas para el sentido y la orientación de nuestra  vi- da  y nuestro obrar ”. CRE 24 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 2 CCE 285 : “Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada a  respuestas distintas  de las suyas sobre la cuestión de los  orígenes . Así, en las religiones y culturas  antiguas  encontra- mos numerosos  mitos  referentes a los orígenes”. El interés de la la  Biblia  se concentra en un problema de  orden superior : CCE 284 : “No se trata sólo de saber  cuándo y cómo  ha surgido materialmente  el cosmos, ni cuando apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el  sentido de tal origen : si está gobernado por el  azar , un  destino  ciego, una  necesidad  anónima, o bien por un Ser  trascendente ,  inteligente  y  bueno , llamado Dios”. CRE 25 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 3 Las tradiciones religiosas  antiguas  han formulado sus intuiciones sobre el origen de lo real bajo la forma que conocemos como mito  (creación poética cargada de un significado profundo y mis- terioso).  No  es lenguaje  científico . La  revelación  de la creación en la  Sagrada Escritura  expresa su verdad envuelta en  diferentes formas literarias . Dei Verbum 11 : “La Santa Madre  Iglesia , fiel a la base de los apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son  sagrados y canónicos , en cuanto que, escritos por  inspiración del Espíri- tu Santo , tienen a  Dios  como autor, y como tales han sido  confiados  a la Iglesia”. CRE 26 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 4 CCE 289 : “Entre todas las palabras de la sagrada Escritura sobre la creación, los tres primeros capítulos del  Génesis  ocupan un lugar único. Desde el punto de vista literario, estos textos pueden tener diversas fuentes. Los autores inspirados los han colocado al co- mienzo de la Escritura de suerte que expresan, en su lenguaje so- lemne, las  verdades  de la  creación , de su origen y de su fin en Dios, de su orden y de su bondad, de la  vocación  del hombre, finalmente, del drama del  pecado  y de la esperanza de la  salvación ”. Idem : “Leídas a la luz de  Cristo , en la unidad de la sagrada  Escritura  y en la  Tradición  viva de la Iglesia, estas palabras siguen siendo la fuente principal para la  catequesis  de los mis- terios del ‘comienzo’:  creación , caída, prome- sa de la salvación”. CRE 27 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 5 CCE 283 : “La cuestión sobre los orí- genes del mundo y del hombre es obje- to de numerosas investigaciones  cien- tíficas  que han  enriquecido  magnífi- camente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, del devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre”. Idem : “Estos descubrimientos nos in- vitan a  admirar  más la  grandeza  del Creador, a  darle gracias  por todas sus obras y por la inteligencia y la sabidu- ría que da a los sabios e investigadores”. CRE 28 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 6 Los textos  bíblicos  nos hablan, en compa- ración con los avances de la  ciencia , de otra  cosa más honda e importante para la vida del hombre. Nos remiten a las ver- dades  trascendentes . Nos hablan de un más allá de lo experimental , del origen absoluto de todas las cosas. Lo  científico  y lo  religioso  son dos horizontes de comprensión distintos, que  no pueden contradecirse  por tener ambos a  Dios como autor. La  fe  no tiene reparos ante la investigación  cientí- fica , más bien  al contrario , pues la ciencia no supone más que una  mejor comprensión  de las obras de  Dios . Cuanto más co- nocemos lo creado, tanto más nos acercamos al  autor  de todo. CRE 29 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 7 Hay un tipo de  evolucionismo  incompatible con la admisión de la creación: es una ideología  materialista , que afirma que la materia tiene que  dar cuenta  de sí mismo y de sus propias transformaciones. Existe también un  creacionismo  a ultranza que excluye toda evolu- ción. Pero  Juan Pablo II  precisa ( alocución, 26.04.1985 ) que “el debate en torno al modelo explicativo de evolución  no  encuentra obstáculos en la fe , con tal que la discusión permanezca en el con- texto del método  naturalista  y de sus posibilidades”. En un  mensaje  dirigido a la  Academia Pontificia de las Ciencias ( 22.10.1996 ),  Juan Pablo II  afirmó que la teoría de la  evolución  es hoy día algo  más  que una  hipótesis , y añadió que una interpretación filosófica de la evolución que  no  deje lugar para las dimensiones  espi- rituales  de la persona humana chocaría con la  verdad  acerca de la persona y sería incapaz de proporcionar el fundamento de su dignidad. CRE 30 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 8 “ El Magisterio de la Iglesia  no prohibe  que (...) se trate en las in- vestigaciones y disputas de los entendidos en uno y otro campo, de la doctrina del ‘ evolucionismo ’ en cuanto busca el origen del  cuerpo humano en una materia viva y preexistente; pues la fe católica nos manda sostener que las  almas  son  creadas  inmediatamente por Dios ” ( Pío XII, Enc. Humani generis (1950) ). Juan Pablo II  lo recuerda en la  audien- cia general 16.04.1986  por ejemplo. Juan Pablo II subraya que no se ve dificultad en explicar el origen del cuerpo  del hombre mediante el  evolucionismo , pero que “la doctrina de la fe afirma invariablemente que el  alma  espiritual del hombre ha sido creada  directamente  por Dios” ( Idem ). CRE 31 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 9 La noción de Creación influye en la visión  física  del mundo, pero remite más bien a un plano más profundo de comprensión de la realidad: da razón, a la luz de la  revelación  divina, del mismo origen  de todo, en un sentido  metafísico  y  no sólo temporal , y relaciona este origen con el sentido  final  del mundo, su relación con  Dios  y con la historia de la  Salvación . El origen del mundo y del hombre no se resuelve sólo con la explicación de su ser natural. El mun- do y el hombre están abiertos a una ordenación sobrenatural  que les trasciende. Han sido  creados con un  fin , una vocación íntima: la comunión con Dios. Esta  vocación  del hombre a la comunión con Dios está en la raíz de su  dignidad  más alta. CRE 32 de 83
CREACIÓN Y CIENCIA, 10 El  creyente  asiente a las verdades de Dios  no  porque vengan demos- tradas,  sino  porque su origen está  en Dios , que  no puede engañar : por eso son dignas de aprecio e incluso de  sacrificio  a la hora de ser congruentes  con ellas. CRE 33 de 83 Los  relatos bíblicos  están llenos de significado sobre quién es  Dios , el  hombre , el  mundo  y cuál es el sentido  trascendente  de su realidad. Cumplen con la misión de enseñarnos quién es Dios,  por qué  ha creado al hombre y cómo ha querido desde siempre que fuera. Son relatos cargados de  religión  y de  vida espiritual . No son biología ni astrofísica ni química..., sino fe y vida .
CREACIÓN Y CIENCIA, 11 La  fe  no rechaza la  ciencia , ni la ciencia debería dar la espalda a la fe. Son órdenes distintos del conocimiento humano que  se complementan  muy bien si no se cae en problemas estériles.  No  hay por tanto  in- compatibilidad  entre el relato del Génesis y los descubrimientos científicos. La  ciencia  puede iluminar muchos puntos que están a la puerta de la fe y permite al hombre creyente  comprender mejor  la  grandeza  de la creación y de la vocación del hombre. La  fe  puede dar una dimensión más  profunda  y  elevada  a la activi- dad del  científico , que en cuanto hombre debe preocuparse de  otras dimensiones  de su existencia. CRE 34 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 1 La  Providencia  puede describirse como el  conjunto  de acciones y disposiciones por las que  Dios  lleva a cabo sus relaciones conti- nuas con el  mundo  y el  hombre , con el fin de conducirlos hacia su  perfección  final. Consiste así en un  gobierno  del mundo, que abarca lo que ocurre en la  naturaleza  y en la historia , lo que afecta a las  comunidades  hu- manas y lo que atañe a la vida de cada  indivi- duo . Vaticano II habla de ella como la “fuerza misteriosa que se halla  presente  en la marcha de las cosas y de los acontecimientos de la vida humana” ( Nostra aetate 2 ). CRE 35 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 2 La  Providencia  (cuidado continuo que mantiene Dios con sus criaturas) “es una verdad  inseparable  de la fe en Dios  Creador : Dios actúa en las obras de sus criaturas” ( CCE 308 ). “ La Iglesia anuncia la  Divina Providencia  no por invención suya,... sino porque Dios se ha  manifestado  así, cuando ha revelado, en la historia de su pueblo, que su acción  crea- dora  y su intervención de  salvación  estaban indisolublemente  unidas , formaban parte de un  único  plan proyectado en los siglos eter- nos” ( Juan Pablo II, Catequesis sobre la Providencia 4 ). CRE 36 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 3 La  Providencia  divina es un dato constante de la  Escritura . Dios con- duce  todo  lo creado hacia el  Bien , hacia el fin para el que las criaturas existen.  Sal 145, 9 : “Dios es bueno con todos, y su misericordia  se extiende  a todas sus obras”. “ Dios guarda y  gobierna  por su providencia  todo  lo que creó, ‘ alcanzando  con fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndolo  todo  con dulzura’ ( Sb 8, 1 ). Porque ‘ todo  está desnudo y patente a sus ojos’ ( Hb 4, 13 ), incluso lo que la acción  libre  de las criaturas producirá” ( Vaticano I, Dei Filius 1 ). CRE 37 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 4 CCE 303 : “La solicitud de la divina Providencia es  concreta e inmediata ; tiene cuidado de  todo , desde las cosas más  pequeñas  hasta los aconte- cimientos  decisivos  del mundo y de la historia”. Esta convicción implica que las cosas no suceden al  azar  o por  casualidad , y que el orden causal del universo no deriva de una fuerza  anónima o de agentes que actúen  al margen  de Dios. Se excluye especialmente la  fatalidad , es decir, la idea supersticiosa de que el hombre se encuentra dominado por energías  ocultas  en el cosmos, que ejercerían sobre la existencia humana una  influencia negativa e inexorable. Visión fatalista y no providente en la  brujería . CRE 38 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 5 “ En su poder  Infinito , Dios podría siempre crear  algo  mejor ” ( S. Tomás, S. Th. I, q. 25, a. 6 ). Ha preferido el mundo tal como es: un mundo que debe alcanzar su  perfección . “Por tanto, con el  bien físico  existe también el  mal físico , mientras la Creación no haya alcanzado su perfección” ( Idem, Suma contra los genti- les 3, 71 ). Estudiaremos el problema del mal más adelante. CCE 308 : Dios “es la  causa primera  que opera en y por las causas segundas : ‘Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece’ ( Flp 2, 13 ). Esta verdad,  lejos  de  disminuir  la dignidad  de la criatura,  la realza ”. CRE 39 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 6 Por su  providencia , Dios ha previsto que el hombre fuera partícipe libremente  de la vida bienaventurada, y le ha salido al  encuentro . Pero el hombre puede  rechazar  la llamada a esa vida bienaventura- da y considerar los acontecimientos históricos como  resultado ex- clusivo  de las acciones del  hombre , sin reparar en su dimensión de eternidad . Sin embargo, estos acontecimientos se mueven en las manos  amorosas  de Dios, que  no  quiere el  mal  en la historia, pero lo permite por respeto a la  libertad  creada y porque de esos males puede sacar  bienes . La providencia  infalible  de Dios no fuerza  la acción  libre  de las criaturas racionales.  No  sabremos el sentido  pleno  de la historia has- ta el  final de los tiempos . CRE 40 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 7 La  presencia  providente de Dios lo invade absolutamente  todo . Ni los lugares  recónditos  son un problema para su mirada, ya que Dios ve desde el  interior  del ser. Esta presencia de Dios se llama “ presencia de inmensidad ”. Sal 139, 7-10 : “¿Adónde alejarme de tu espíritu? ¿Adónde huir de tu presencia? Si subo al cielo,  allí  estás Tú; si bajo hasta el ‘Sheol’,  allí  te encuentras, si monto en las alas de la aurora y habito en los confines del mar, también  allí  me guiará tu mano, me sujetará tu diestra”. CRE 41 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 8 CCE 305 : “Jesús pide un  abandono filial  en la providencia del Padre celestial que cuida de las más  pequeñas necesidades  de sus hijos: ‘No an- déis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber? (...). Ya sabe vuestro Padre  celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas  se os darán  por añadidura’ ( Mt 6, 31-33 )”. En Cristo, los cristianos aprenden la  confianza  en su Padre Dios. No hay nada para un cristiano que no provenga de la mano  amo- rosa  de Dios, porque ni siquiera los momentos más  duros  de la existencia están alejados de la voluntad de Dios.  Rom 8, 28 : “ Todo coopera al  bien  de los que  aman  a Dios”. CRE 42 de 83
PROVIDENCIA DE DIOS, 9 Los  santos , ante las adversidades más extremas, no dejan de  invo- car  a Dios para que puedan verse libres de la amenaza, pero sobre todo para que  se cumpla  el designio amoroso de Dios. Por eso  no tienen  temor  ante el dolor ni la muerte, ya que las adversidades de la tierra no pueden más que  unirles  al cuerpo doliente del  Señor . Santo  Tomás Moro , poco antes de su martirio, para consuelo de su hija: “Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere,  por muy malo  que nos parezca, es en realidad  lo mejor ” (cfr. CCE 313 ). CRE 43 de 83
EL MAL, 1 El ser humano advierte la existencia de un  mal  que proviene de la  naturaleza : fenómenos que aparecen como ligados a los  límites  propios de las criaturas. El hombre quiere naturalmente  vivir  y vivir con bienestar  material. Si se deja llevar por la visión terrena, cualquier atentado contra esta situación se valora como   mal , sobre todo si implica la muerte, ante la cual  los demás  males se consideran  en menos . Suele distinguirse entre mal  físico  (se produce en el mundo de la naturaleza, como consecuencia de la imperfección  material ) y mal moral  (se produce por la desviación de la  libre decisión  de los án- geles y de los hombres en el camino hacia su destino último). El mal moral es el  pecado . CRE 44 de 83
EL MAL, 2 San Basilio : “No vayas a suponer que  Dios  es la causa  de la existencia del mal , ni a imaginarte que el mal tiene una subsis- tencia  propia . La perver- sidad no subsiste como si fuera algo vivo, ni podrá ponerse nunca ante los ojos su  sustan- cia , como existiendo verdaderamente. Por- que el mal es la  priva- ción del bien ” ( PG 31, 341 ). “ Ninguna naturaleza  absolutamente  hablando es mala. Este nombre de mal no se da más que a la  privación del bien ” ( San Agustín, Sobre la Ciudad de Dios 11, 22 ). CRE 45 de 83
EL MAL, 3 CCE 311 : “Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, (...) pue- den  desviarse . De hecho  pecaron . Y fue así como el  mal moral  entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico . Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente , la causa del mal moral. Sin embargo,  lo permite , res- petando la  libertad  de su criatura, y, mis- teriosamente, sabe sacar de él el  bien ”. CCE 390 : “La  Revelación  nos da la  certeza  de que toda la historia humana está marcada por el  pecado original  libremente cometido por nuestros primeros padres”. CRE 46 de 83
EL MAL, 4 CCE 398 : “En este pecado (original), el hombre se prefirió  a sí mismo  en lugar de Dios, y por ello  despreció  a Dios (...). El hom- bre, creado en un estado de  santidad , estaba destinado a ser plena- mente ‘ divinizado ’ por Dios en la gloria. Por la seducción del dia- blo quiso ‘ ser como Dios ’, pero sin Dios, antes que Dios y no según Dios”. CCE 400 : “La  armonía  en la que se encontra- ban (...)  queda  destruida ; el dominio de las fa- cultades  espirituales  del alma sobre el cuerpo se quiebra ; la  unión  entre el hombre y la mujer es sometida a  tensiones  (...). La armonía con la creación se rompe; la  creación visible  se hace para el hombre  extraña y hostil  (...). La  muerte hace su entrada en la historia de la humanidad”. CRE 47 de 83
EL MAL, 5 El  pecado  es el mal radical, el  origen  de todos los males. Es  ofensa  a Dios, “amor de sí hasta el desprecio de Dios” ( San Agustín, De civitate Dei 14, 28 ). El pecado es el  verdadero mal  por- que de él provienen los demás ma- les en el mundo, entre los que se encuentra el  mal físico . Las  conse- cuencias  del pecado son  devastado- ras : envidia, sufrimiento, dolor, penas, tristeza, corrupción, ceguera, frialdad de corazón, etc.. CRE 48 de 83
EL MAL, 6 Los  Evangelios  nos muestran con gran frecuen- cia a Jesús en íntimo  contacto  con el sufrimien- to de los hombres. El Señor deja que se le  acer- quen  los pobres, los enfermos, los endemonia- dos, los pecadores y  todos  los que son víctima de desgracias e infortunios humanos. Sin haber cometido pecado alguno, Jesús  se abraza  decididamente al  dolor , por amor al Padre y a los hombres.  Sufre  personalmente hasta la muerte de Cruz a pesar de ser inocente. “ Por Cristo y en Cristo se  ilumina  el enigma del  dolor  y de la muerte , que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta  oscu- ridad ” ( Gaudium et spes 22 ). CRE 49 de 83
EL MAL, 7 Cristo  nos redime y nos salva a través de la Cruz . Desde ese momento el hombre puede descubrir la  fuente de bien  que esconde el dolor . Para una persona, según la  disposición interior  que tenga, el  sufrimiento  puede ser redentor y purificador del alma si,  como Cristo , se recibe en ofrenda de agradable entrega  a la voluntad y amor divinos. El  dolor  y el  sufrimiento  son males no queridos por Dios al crear. Gracias al valor  redentor  y  purificador  de la  Cruz  de Cristo, se han convertido en un  gran valor  de purificación, expiación y re- dención. CRE 50 de 83
LOS ÁNGELES, 1 CCE 328 : “La existencia de seres espirituales , no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitual- mente  ángeles , es una  verdad de fe . El testimonio de la  Escritura  es tan claro como la unanimidad de la  Tradición ”. También es  verdad de fe  la existencia de los  demonios , a quienes se hace referencia en tantos lugares de la  Escritura :  Jesús  los combate en muchos pasajes, se recogen los  exorcismos  del Señor como una de sus actividades inherentes al  Reino  de Dios, etc.. En la vida de los  santos  siempre está presente su  relación con los ángeles  que Dios pone a nuestro lado durante la  vida  terrena. CRE 51 de 83
LOS ÁNGELES, 2 CCE 333 : “En tanto que criaturas puramente  espirituales , tienen inteligencia y voluntad : son criaturas  personales e inmortales . Superan  en perfección a todas las criaturas  visibles . El resplandor de su  gloria  da testimonio de ello”. Al no estar compuestos por  nada material no  hay posibilidad de descomposición ni, por tanto, de  muerte  para los ángeles, aun- que en ocasiones se manifiestan a los hom- bres de forma visible y lo hacen adoptando la  imagen humana . Dios confía a unos un papel importante en el caminar del  hombre  so- bre la  tierra , aunque  otros  viven exclusivamente para  alabar  a Dios. CRE 52 de 83
LOS ÁNGELES, 3 CCE 329 : “San  Agustín  dice respecto a ellos: ‘el nom- bre de ángel indica su  oficio , no su naturaleza. Si pre- guntas por su  naturaleza , te diré que es un  espíritu ; si preguntas por  lo que hace , te diré que es un  ángel ’ ( Comentario sobre los Salmos 103, 1, 15 )”. Idem : “Con todo su ser, los ángeles son  servidores y mensajeros  de Dios. Porque  contemplan  ‘constante- mente el rostro de mi Padre que está en los cielos’ ( Mt 18, 10 ), son ‘ agentes de sus órdenes , atentos a la voz de su palabra’ ( Sal 103, 20 )”. CRE 53 de 83
LOS ÁNGELES, 4 CCE 331 : “ Cristo  es el  centro  del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: ‘Cuan- do el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos  sus  ángeles...’ ( Mt 25, 31 ). Le pertenecen porque fueron creados  por y  para  Él: ‘Porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visi- bles y las  invisibles , los Tronos, las Domina- ciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por Él y para Él’ ( Col 1, 16 ). Le pertenecen más aún porque los ha hecho  men- sajeros  de su designio de  salvación : ‘¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de  asistir  a los que han de heredar la salvación?’ ( Hb 1, 14 )”. CRE 54 de 83
LOS ÁNGELES, 5 CCE 392 : “La  Escritura  habla de un  pecado  de estos ángeles. Esta ‘ caída’ consiste en la  elección libre  de estos espíritus creados que rechazaron  radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encon- tramos un  reflejo  de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: ‘Seréis como dioses’ ( Gn 3, 5 )”. “ El diablo y los otros demonios fueron  creados  por Dios con una naturaleza buena , pero ellos se hicieron  a sí mismos  malos” ( Letrán IV(1215) ).   CRE 55 de 83
LOS ÁNGELES, 6 “ No  hay  arrepentimiento  para ellos (los demonios) después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte” ( San Juan Damasceno, la fe ortodoxa 2, 4 ). CCE 395 : “El poder de Satán  no  es infinito. No es más que una  criatura , poderosa por el hecho de ser  espíritu puro , pero siempre criatura:  no puede impedir  la edificación del Reino de Dios”. Su acción “es  permitida  por la divina providencia que con fuerza y dulzura  dirige  la historia del hom- bre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un  gran misterio , pero ‘nosotros sabe- mos que en todas las cosas interviene Dios para bien  de los que le aman’ ( Rm 8, 28 )” ( Idem ). CRE 56 de 83
LOS ÁNGELES, 7 Asistencia de los ángeles en el AT : En el cierre del  Paraíso ; ayuda a Lot ; a  Agar ; en el sacrificio de Isaac ; en el camino del  Éxodo , etc.. Asistencia a los  profetas  (Elías...); anuncio de grandes acontecimientos como las  vocaciones  de personajes decisivos en la historia de Israel (Gedeón...) o como los  nacimientos de jueces (Sansón...), etc.. CRE 57 de 83
LOS ÁNGELES, 8 Asistencia de los ángeles en el NT : San Gabriel : anunciación de Juan Bautista y de Jesús. Intervención de los ángeles en  toda  la historia de la salvación. En la  vida de Cristo : ángeles y los pastores en  Belén ; en el  desierto para preparar su misión pública; en el  Huerto de los Olivos , en el anun- cio de la  Resurrección  de Cristo, etc.. CRE 58 de 83
LOS ÁNGELES, 9 Abundantes citas de los  Hechos de los Apóstoles  que hacen referencia a la vida de comunión de los  primeros cristianos con sus ángeles. Toda la vida de la  Iglesia se beneficia de la ayuda misteriosa y po- derosa de los  ángeles . CCE 336 , sobre los ángeles: “Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su  custodia  y de su  intercesión . ‘Nadie podrá negar que  cada fiel  tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ ( San Basilio, Contra Eunomio 3, 1 ). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres,  unidos en Dios ”. CRE 59 de 83
LOS ÁNGELES, 10 Es legítimo el culto de  veneración  a los ángeles como a los santos. Los  Padres  de la Iglesia se ven obligados a  combatir  tanto a los que  adoran  como a los que  desprecian  a los ángeles. El Concilio  II de Nicea (787)  definió que “han de exponerse las sagradas y santas  imágenes  (...) de nuestro Señor (...)  Jesucristo , de la Inmacula- da Señora nuestra la santa  Madre de Dios , de los preciosos ángeles   y de todos los santos y vene- rables”, y que estas imágenes pueden ser lícita- mente  veneradas , aunque sin culto de latría. San Agustín  insiste (en  De la verdadera religión 55 ) en que sólo a Dios  se debe el culto de  latría  (adoración), pero dice que los santos y los  ángeles  pueden ser objeto de un legítimo  homenaje . CRE 60 de 83
EL HOMBRE, 1 San Juan Crisóstomo, Sermón sobre el Génesis 2, 1 : “¿Cuál es, pues, el ser que va a venir a la existencia rodeado de semejante consideración? Es el  hombre , grande y admirable figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que la Creación  entera ; es el hombre, para él existen el cielo y la tierra y el mar y la totalidad de la  Creación , y Dios ha dado tanta importancia a su  salvación  que no ha perdonado a su  Hijo único  por él. Porque Dios no ha cesado de hacer  todo  lo posible para que el hombre subiera  hasta Él  y se sentara a su derecha”. CRE 61 de 83
EL HOMBRE, 2 CCE 362 : “La  persona humana , creada a imagen de Dios, es un ser a la vez  corporal y espiritual . El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje  simbólico  cuando afirma que ‘Dios formó al hombre con polvo  del suelo e insufló en sus narices aliento  de vida y resultó el hombre un ser viviente’ ( Gn 2, 7 )”. “ A menudo, el término  alma  designa en la Sagrada Escritura la vida humana o toda la  persona humana . Pero designa también lo que hay de  más íntimo  en el hombre y de más valor en él, aquello por lo que es particularmente  imagen  de Dios: ‘alma’ significa el  principio   espiritual  en el hombre” ( CCE 363 ). CRE 62 de 83
EL HOMBRE, 3 El  alma  es  inmortal  porque es inma- terial y no puede sufrir corrupción. Es la sede de las  potencias superio- res  (inteligencia, voluntad) gracias a las cuales el hombre goza de la libertad . El hombre es capaz, por su alma, de las cosas superiores en el espíritu, como son el  amor  a Dios y a lo creado, el  entendimiento  de lo que conoce por los  sentidos  y de las realidades de la  fe ... La Iglesia enseña que cada alma espiritual es  directamente creada por Dios. El alma  no  es “producida” por los  padres , y es inmortal. CRE 63 de 83
EL HOMBRE, 4 Gaudium et spes 14 : “No es lícito al hombre despreciar la  vida corporal , sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo  bueno  y digno de  honra , ya que ha sido  creado  por Dios y que ha de  resucitar  en el último día”. CCE 364 : “El  cuerpo  del hombre par- ticipa de la  dignidad  de la ‘imagen de Dios’: es cuerpo humano precisamen- te porque está animado por el  alma espiritual , y es  toda  la persona huma- na la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el  templo del Espíritu ”. CRE 64 de 83
EL HOMBRE, 5 “ El  cuerpo , en su masculinidad y feminidad, está llamado ‘desde el principio’ a convertirse en la manifestación del espíritu . También mediante la unión conyugal  del hombre y de la mujer, cuando se unen formando ‘una sola carne’” ( Juan Pablo II, Audiencia general, 22.10.1980 ). Mediante esta unidad , “el  cuerpo , en su masculinidad y femini- dad, asume el valor de  signo  -signo en cierto sen- tido-  sacramental ” ( Idem ). “ Mientras para la mentalidad  maniquea  el  cuerpo  y la  sexualidad constituyen, por decirlo así, un ‘ antivalor ’, para el  cristianismo , en cambio, ambos permanecen siempre como un  valor  no suficien- temente apreciado” ( Idem ). CRE 65 de 83
EL HOMBRE, 6 CCE 365 : “La  unidad  del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al  alma  como la ‘ forma ’ del  cuerpo ; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo  humano y viviente ; en el hombre, el espíritu y la materia  no  son  dos  naturalezas unidas, sino que su unión constituye una  única  naturaleza”. Cuando el hombre  muere , se produce la separación  de estos dos principios huma- nos: el  cuerpo , que se descompone pau- latinamente separado del alma, y el  espí- ritu , que no puede sufrir descomposición y queda en un estado autónomo. CRE 66 de 83
EL HOMBRE, 7 CCE 1022 : “Cada hombre,  después de morir , recibe en su alma inmortal su  retribución  eterna en un  juicio particular  que refiere su vida a Cristo, bien a través de una  purificación , bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del  cielo , bien para condenarse  inmediatamente para siempre”. San Juan de la Cruz, Avisos y sentencias 57 : “A la tarde te examinarán en el  amor ”. El alma “ no perece  cuando se separa del cuerpo en la muerte, y  se unirá  de nuevo al cuerpo en la  resurrección  final” ( CCE 366 ). CRE 67 de 83
EL HOMBRE, 8 El primer hábitat que Dios dispensa al hombre es un  jardín : un lugar especial- mente adecuado y maravilloso para el disfrute  de todo lo creado. Gn 2, 15 : “El Señor Dios tomó al hombre y le colocó en el jardín de Edén  para que lo trabajara  y lo cuidara”. La realidad humana del  trabajo  aparece desde el instante en que Dios coloca al hombre en el Edén y le encarga su custodia y su atención. Aparece  antes  del  pecado original : el hombre es creado para trabajar. “El hombre nace  para trabajar , como las aves para volar” ( San Josemaría, Amigos de Dios 57 ). CRE 68 de 83
EL HOMBRE, 9 CCE 378 : “Signo de la  familiaridad  es el hecho de que Dios lo  coloca (al hombre) en el jardín. (...) El trabajo  no  le es  penoso , sino que es la  colaboración  del hombre y de la mujer  con Dios en el  perfeccionamiento  de la creación visible”. CCE 2428 : “En el trabajo, la  perso- na  ejerce y aplica una parte de las capacidades, inscritas en su  natu- raleza . El  valor  primordial del tra- bajo pertenece al  hombre  mismo, que es su autor y su destinatario”.  CRE 69 de 83
EL HOMBRE, 10 A partir de la  caída  de nuestros primeros padres, el  trabajo  viene asociado al  cansancio , a la  fatiga . A partir de ese momento, la vida del hombre  se separa  de la voluntad de Dios y las realidades de su vida no estarán siempre plenamente integra- das en la  vocación  humana y sobre- natural del hombre al  amor de Dios . Dios destinó a los  primeros padres  de la raza humana, y en ellos a todos  los hombres y mujeres que vendrían, a la  felicidad . Sólo la desobediencia  al precepto divino es causante de la  dificultad  con que se encuentra el hombre para llegar a ella. CRE 70 de 83
EL HOMBRE, 11 CCE 2427 : “El trabajo honra los  dones  del Creador y los talentos recibidos. Puede ser también  redentor . Soportando el peso del tra- bajo,  en unión con Jesús , el carpintero de Nazaret y el crucificado del Calvario, el hombre  colabora  en cierta manera con el Hijo de Dios en su obra redentora. (...) El trabajo puede ser un  medio de santificación  y de animación de las realidades terrenas  en el espí- ritu de Cristo ”. “ El trabajo nace del  amor , manifiesta el amor, se ordena al amor” ( San Josemaría, Es Cristo que pasa 48 ). San Josemaría : el trabajo es el  quicio  de nues- tra  santificación  (cfr.  Amigos de Dios 81 ). CRE 71 de 83
EL HOMBRE, 12 CCE 374 : “El primer hombre fue no solamente  creado bueno , sino también  constituido  en la  amistad  con su creador y en  armonía consigo mismo y con la creación en torno a él; amistad y armonía tales que no serán superadas más que por la gloria de la  nueva crea- ción en Cristo ”. “Adán y Eva fueron constituidos en un estado de santidad y de justicia original. Esta  gracia  de la santidad original era una  participación  de la  vida divina ” ( CCE 375 ). CCE 367 : “A veces se acostumbra a distinguir entre  alma  y  espíritu . Así  San Pablo  ruega para que nuestro ‘ser entero, el espíritu (...), el alma y el cuerpo’ sea conservado sin mancha hasta la venida del Señor ( 1 Ts 5, 23 ). La Iglesia enseña que esta distinción  no intro- duce  una  dualidad  en el alma. ‘Espíritu’ significa que el hombre está ordenado desde su creación a un  fin sobrenatural , y que su alma es capaz de ser  elevada  gratuitamente a la  comunión  con Dios”. CRE 72 de 83
EL HOMBRE, 13 Adán y Eva fueron elevados al  orden so- brenatural , que consiste en la participa- ción en la  vida divina : tienen así un des- tino sobrenatural, que quiere decir  supe- rior  a su capacidad por naturaleza. CCE 376 : “Por la irradiación de esta  gracia , todas las dimensiones de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no debía  ni morir ni sufrir . La armonía  interior  de la persona humana, la armonía  entre el hombre y la mujer , y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda la  creación  constituía el estado llamado ‘ justicia original ’”. Dones preternaturales: CRE 73 de 83
EL HOMBRE, 14 Así, además de la elevación al orden  sobrenatural , nuestros prime- ros padres gozaban de los  dones preternaturales ,  no exigidos  por la naturaleza, pero  congruentes  con ella: la perfeccionaban en línea natural. Concretamente, estos dones suponían que no había  muer- te , ni  sufrimientos , las “pasiones” humanas estaban dominadas por la  inteligencia , y la  voluntad  se movía derechamente al bien. Los dones  preternaturales acompañan y son un reflejo de los dones sobrenaturales, como se pone de manifiesto en que con el pecado desapa- recen  ambos . CRE 74 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 1 Gn 3, 4 : “La  serpiente  dijo a la mujer: ‘ No moriréis  en modo alguno; es que Dios sabe que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis  como Dios , conocedores del bien y del mal’”. Dios había recordado a Adán y Eva el peligro de la desobediencia (“si coméis del fruto, moriréis”)  no  porque quisiera el  castigo  de los hombres, sino para prevenirles del camino que se abre  fuera  de la  unión con Dios . El  tentador  les ofrece una divini- zación  falsa  por no tener en cuen- ta la  Ley  y el  Amor  de Dios para ellos. Es “ padre de la mentira ” ( Jn 8, 44 ). CRE 75 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 2 El hombre tiene en su  libertad  el destino de sus pasos, y puede de- cidir en cada instante si se dirige a la meta querida por  Dios  o si prefiere  darle la espalda . Es el “ mysterium iniquitatis ” ( 2 Ts 2, 7 ). San Josemaría, Es Cristo que pasa 6 : “los ojos del alma se embotan; la razón se cree  autosufi- ciente  para entender todo, prescindiendo de Dios. Es una tentación sutil, que se ampara en la digni- dad de la inteligencia, que nuestro Padre Dios ha dado al hombre para que lo conozca y lo  ame   li- bremente . Arrastrada por esa tentación, la inteli- gencia humana se considera el centro del Univer- so, se entusiasma de nuevo por el ‘ seréis como dioses ’ y, al llenarse de  amor por sí misma , vuelve la espalda al  amor de Dios ”. CRE 76 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 3 Gn 3, 7-8 : “Entonces se les  abrieron  los ojos y conocieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las  ciñeron . Y cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, el hombre y la mu- jer  se ocultaron  de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín”. Empezaron a  ver  (visión, inteligencia y voluntad) con la perspecti- va de la  malicia , del amor propio  desordenado . Sus cuerpos, hasta el momento perfectamente  sujetos  al alma, comienzan a solicitar un papel que desborda la capacidad de  dominio  presente en su cora- zón (se ciñen). No sólo están alteradas las relaciones entre  ellos , sino las relaciones con los seres  creados  y  con Dios , que no les dejó aban- donados. CRE 77 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 4 “ Todo el  género humano  es en Adán ‘como el cuerpo único de un único hombre’ ( Santo Tomás, De malo 4, 1, c ). Por esta  unidad del género humano,  todos  los hombres están implicados en el peca- do de Adán, como  todos  están implicados en la justicia de Cristo”.  “ Sin embargo, la  transmisión  del pecado original es un  misterio que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la re- velación que Adán había recibido la santidad y la justicia origina- les  no para él solo  sino para toda la  naturaleza humana : cedien- do al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta la naturaleza humana, que transmitirán en un  estado caído ”.  CCE 404  responde a la pregunta: “¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de  todos  sus descendientes?”. CRE 78 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 5 “ Es un pecado que será transmitido por propagación  a toda la humani- dad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana  privada  de la santidad y de la justicia originales”. “ El pecado original es llamado ‘pecado’ de manera  análoga : es un pecado ‘contraído’, ‘ no cometido ’, un  estado  y no un acto”. CCE 404  sigue: CRE 79 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 6 “ Aunque propio de  cada uno , el pecado original  no  tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta  personal . Es la  privación  de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza humana  no  está  totalmente  corrompida” ( CCE 405 ). La  naturaleza  humana quedó herida  por el pecado original. Concretamente están heridos la  inteligencia  (ignorancia), la  voluntad  (malicia), el ape- tito  irascible  (debilidad) y el apetito  concupiscible  (con- cupiscencia). CRE 80 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 7 “ El  Bautismo , dando la vida de la  gra- cia  de Cristo,  borra el pecado origi- nal  y devuelve el hombre a Dios,  pero las consecuencias  para la  naturaleza , debilitada e inclinada al mal,  persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual” ( CCE 405 ). El influjo del mal que comienza con el pecado original  no se reduce a la esfera personal del  individuo . Después del pecado, el mundo “ todo entero yace en poder del  maligno ” ( 1 Jn 5, 19 ). Esta situación dramática “hace de la vida del hombre un  combate ” ( CCE 409 ). CRE 81 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 8 “ A través de  toda la historia  del hom- bre se extiende una dura  batalla  con- tra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe  combatir  continuamente para  adherirse al bien , y no sin gran- des trabajos, con la ayuda de la  gracia de Dios, es  capaz  de lograr la unidad en sí mismo” ( Gaudium et spes 37 ). CRE 82 de 83
EL PECADO ORIGINAL, 9 San Josemaría, Es Cristo que pasa 73 : “ Cristo , que es nuestra paz, es también el Camino. Si queremos la paz , hemos de  seguir  sus pasos. La paz es consecuencia de la guerra, de la  lucha , de esa lucha ascética, ínti- ma, que  cada  cristiano debe soste- ner contra todo lo que, en su vida, no es de Dios : contra la soberbia, el egoísmo, la superficialidad, la estre- chez de corazón”. CRE 83 de 83

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Tratado sobre la Creación

  • 1. EN EL PRINCIPIO, 1 Gn 1, 1 : “En el principio creó Dios el cie- lo y la tierra”. Verdad de fe cristiana , creída también por los judíos y los musulmanes . El Concilio Vaticano I define 1 ) que Dios es creador : “Si alguno negare al solo Dios verdadero creador y señor de las cosas visibles e invisibles, sea anatema” ( Dei Filius, De Dios creador, can. 1 ); y 2 ) que la razón humana natural puede llegar a saberlo: “Si alguno di- jere que Dios vivo y verdadero, creador y señor nuestro, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana por medio de las cosas que han sido hechas, sea anatema” ( Dei Filius, De la revelación, can. 1 ). CRE 1 de 83
  • 2. EN EL PRINCIPIO, 2 Sin la voluntad divina que la quiere en la existencia, toda la realidad creada (material y espiritual) no podría haber sido. Dios quiere que las cosas sean, porque quiere darles el ser, por un designio amoroso . Las cosas creadas no derivan de Dios de modo necesario . Nada hay fuera de Dios ni dentro de Él que le obligue a crear. La libertad del acto creativo es una consecuencia directa de la trascendencia divina y de la distinción radical entre Dios y el mundo. Vaticano I afirma que Dios llevó a cabo la creación “ con libérrimo designio ” ( Dei Filius, cap. 1 ). CRE 2 de 83
  • 3. EN EL PRINCIPIO, 3 CCE 296 : “Dios crea ‘ de la nada ’. Creemos que Dios no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear. La Creación tam- poco es una emanación necesaria de la substancia divina. Dios crea libremente ‘de la nada’”. La creación a partir de la nada es un mis- terio de la fe , y presenta notables dificul- tades para la imaginación . La nada de la cual hablan los físicos en el marco de la teoría del Big Bang no es la nada de la doctrina cristiana, sino el “ vacío ” de algo preexistente. La noción de creación es teológica: se halla más allá de la ciencia empírica. CRE 3 de 83
  • 4. EN EL PRINCIPIO, 4 Para los cristianos la creación del mundo implica que ha tenido un principio y no existe desde la eternidad. Se trata de una verdad de fe , definida en los Concilios IV de Letrán y Vaticano I . La existencia del mundo desde la eternidad no repugna a la razón humana , en un nivel puramente especulativo. En contra de sus predecesores, Aristóteles defiende la tesis de que el mundo no tiene principio y no tendrá fin . CCE 299 : “Porque Dios crea con sabiduría , la creación está ordenada (...). Salida de la bondad divina, la creación participa en esa bondad (...). La Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones, defen- der la bondad de la creación, comprendida la del mundo material ”. CRE 4 de 83
  • 5. EN EL PRINCIPIO, 5 El hecho de ser criatura no se refiere únicamente a ser originado sino también a la más honda estructura de ese ser que, debido a su contingen- cia, requiere una continua asistencia divina para existir. Las criaturas son conservadas en la exis- tencia por Dios. San Gregorio Magno, Moralia 16 : “de tal modo depende de Dios el ser de las criaturas todas que ni por un solo instante podrían sub- sistir, y volverían a la nada , si no fueran conservadas en el ser por la acción y la fuerza divina”. Dios no sólo da el ser a su criatura, “sino que la mantiene a cada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su término” ( CCE 301 ). CRE 5 de 83
  • 6. EN EL PRINCIPIO, 6 Aunque bajo la letra de la Biblia haya un mo- delo de universo subyacente que corresponde a la época en que fue redactada, el interés del texto se dirige al horizonte de la voluntad de Dios . El Génesis no quiere atender a ningún tipo de hipótesis física. Decir que “ en el prin- cipio ” Dios creó los cielos y la tierra es saltar a un plano trascendente . CCE 287 : “ Más allá del conocimiento natural que todo hombre puede tener del Creador, Dios reveló progresivamente a Israel el misterio de la Creación”. CRE 6 de 83
  • 7. EN EL PRINCIPIO, 7 Ex 3, 13-14 : “Moisés replicó: ‘Cuando me acerque a los hijos de Israel y les diga ‘el Dios de vuestros padres me envía a vosotros’, y me pregunten cuál es su nombre , ¿qué he de decirles?’. Y le dijo Dios a Moisés: ‘ Yo soy el que soy ’”. Las criaturas no tienen todas las perfeccio- nes del ser: no “son”, sino que necesitan que alguien sea el origen de su ser. Dios no necesita de nada para ser: verdadera- mente “ es ”, porque no debe su ser a ningún otro. Tal realidad sitúa inmediatamente la diferencia radical entre Dios y lo creado. CRE 7 de 83
  • 8. EN EL PRINCIPIO, 8 Gn 1, 3 : “ Dijo Dios: ‘Haya luz’. Y hubo luz”. A través de la Palabra , que es la manifestación de su voluntad , Dios trae todo a la existencia. Siendo el único ser autosuficiente , no tiene necesidad de dar a participar de la existencia a ninguna de las criaturas. Guiados por la Revelación , vemos en la Creación a un Dios que quiere compartir la riqueza de su ser dando el ser a una infinidad de seres que reflejan su poder y su gloria. Decide comunicarse a quien no puede exigírselo. CRE 8 de 83
  • 9. LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 1 Con la Encarnación del Verbo divino, los datos del Antiguo Testamento no son suprimidos, sino recolocados en un nuevo horizonte que permite en- tender con mayor profundidad las acciones divinas desde el origen del mundo. CCE 287 : “El que eligió a los patriarcas, el que hizo salir a Israel de Egipto y que, al escoger a Israel, lo creó y formó, se revela co- mo aquel a quien pertenecen todos los pueblos de la tierra y la tierra entera, como el único Dios que ‘hizo el cielo y la tierra’”. CRE 9 de 83
  • 10. LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 2 San Pablo en Atenas: “yo vengo a anunciaros lo que veneráis sin conocer. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos fabrica- dos por hombres (...). Él hizo de un solo hombre , todo el linaje humano, para que habitase toda la faz de la tierra” ( Hch 17, 23-26 ). De estas palabras se deduce que para los primeros cristianos predicar el Dios de Jesucristo va inmediatamente unido al pensamiento de la Creación divina, por- que sin esta realidad primera y capital no tiene sentido nada de lo que Dios ha obrado posteriormente. CRE 10 de 83
  • 11. LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 3 Ef 1, 4 : “en Él (Cristo) (Dios) nos eligió antes de la Creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia por el amor ”. Recuerda a los Efesios que están llamados desde toda la eternidad a ser hijos de Dios. Todo el proyecto de nuestra santidad se encontraba ya presente en el momento de la Creación . Todo está organizado en función de nuestra llamada a participar de la vida divina en Cristo . CRE 11 de 83
  • 12. LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 4 En la obra de la Creación las Personas divinas intervienen según su ser perso- nal característico, aun cuando, por tra- tarse de una obra “ ad extra ” de Dios, actúa toda la Trinidad como una uni- dad de esencia. CCE 292 : “La acción creadora del Hijo y del Espíritu , insinuada en el AT, revelada en la Nueva Alianza, inseparablemente una con la del Padre , es claramente afirmada por la regla de fe de la Iglesia: ‘ Sólo existe un Dios (...): es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por sí mismo , es decir, por su Verbo y por su Sabiduría’, ‘ por el Hijo y el Espíritu ’, que son como ‘ sus manos ’ ( San Ireneo, Adv. haereses 2, 30, 9; 4, 20, 1 ). La creación es la obra común de la Santísima Trinidad ”. CRE 12 de 83
  • 13. LECTURA CRISTIANA DE LA CREACIÓN, 5 Col 1, 16-17 : “ En Él (Cristo) fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra (...). Todo fue creado por Él y para Él, Él existe con anterioridad a todo y todo subsiste en Él ”. Símbolo niceno-constantinopolitano : “Creo en el Espíritu Santo , que es Señor y Dador de vida”. Veni Creator : “¡Ven, oh Espíritu, Crea- dor !”. La tarea del Espíritu Santo es crear en los corazones de todos los hombres y mujeres la imagen sobrenatural de su ser hijos de Dios . Todos los bienes naturales y sobrenaturales provienen del Espíritu, “ Fuente de todo bien ” ( Liturgia bizantina, 2º Tropario de las Vísperas de Pentecostés ). CRE 13 de 83
  • 14. EL AMOR DE DIOS, 1 “ En su bondad y por su fuerza todopoderosa, no para aumentar su bienaventuranza, ni para adquirir su perfección, sino para manifestarla por los bienes que otorga a sus criaturas, el solo verdadero Dios, en su libérrimo designio, en el comienzo del tiempo, creó de la nada a la vez una y otra criatura, la espiri- tual y la corporal” ( Vaticano I, Const. dogm. Dei Filius ). El amor de Dios es la razón primera y última de la Creación. CRE 14 de 83
  • 15. EL AMOR DE DIOS, 2 Vaticano I define que “el mundo ha sido creado para gloria de Dios ” ( Dei Filius, De Dios creador, can. 5 ). “La gloria de Dios consiste en que se realice esta manifestación y esta comunicación de su bondad para las cuales el mundo ha sido creado. (...) El fin último de la crea- ción es que Dios, ‘Creador de todos los seres, se haga por fin ‘ todo en todas las cosas ’ ( 1 Co 15, 28 ), procurando al mismo tiempo su gloria y nuestra felicidad’ ( Ad gentes 2 )” ( CCE 294 ). El hombre debe tributar consciente y voluntaria- mente a Dios la gloria que le rinde de modo objetivo e inconsciente el resto de las criaturas visibles. La adoración del hombre a Dios supone colocar a Dios en el centro de la vida . CRE 15 de 83
  • 16. EL AMOR DE DIOS, 3 El fin de las criaturas libres se corres- ponde con el fin del Creador. La feli- cidad del hombre se incluye en la glo- ria de Dios. Buscar la gloria de Dios , glorificarlo conociéndole y amándole constituye la suprema felicidad del hombre. “ La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios . (...) (El hombre) existe pura y simplemente por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva. Y sólo se puede decir que vive plenamente según la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se con- fía por entero a su Creador ” ( Gaudium et spes 19 ). CRE 16 de 83
  • 17. EL AMOR DE DIOS, 4 CCE 295 : “Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría. Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar . Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduría y de su bondad”. La existencia de los seres nos habla del amor de Dios . El hombre es fruto de una decisión providencial de Dios , que quiere lo mejor para él. La razón de fondo es esta naturaleza amorosa y sapiente de Dios, que al crear no está condicionada por nada . CRE 17 de 83
  • 18. EL AMOR DE DIOS, 5 Los siete días de la Creación son días tomados en un sentido metafórico . Son etapas sucesivas en la acción de Dios, que responden al equilibrio y armonía que contemplamos en las realidades naturales. Dios comprueba cada día de la creación que lo que hizo es bueno . Está fuera de su intención crear nada defectuoso, man- chado o marcado por el mal . No hay seres radicalmente originados en el mal desde el principio. Veremos la aparición del mal más adelante. CRE 18 de 83
  • 19. EL AMOR DE DIOS, 6 S. Tomás de Aquino, Prologo a 2 Senten- cias : “Abierta su mano con la llave del amor , surgieron las criaturas”. S. Buenaventura, I Sent 2 : “(Dios ha creado) no para aumentar su gloria , sino para manifestarla y comuni- carla ”. Lo creado, en toda su bondad y grandeza , es el espejo de la “ gloria de Dios ”: es como un glorioso resplandor de la gloria de Dios, a través del cual los hombres pueden conocer al Dios Creador . Refleja también su voluntad, su grandeza, su belleza, de modo participado . CRE 19 de 83
  • 20. EL AMOR DE DIOS, 7 Aunque todas las cosas creadas existen con una consistencia que podemos llamar meramente natural , no deja de ser verdad la lla- mada constante al amor con que han sido pensadas y queridas por Dios. Más aún, según San Pablo, “la creación ente- ra gime y sufre con dolores de parto hasta el momento presente” ( Rm 8, 22 ). Las criaturas, creadas en el amor y para el amor, sólo alcan- zarán el gozo pleno en una existencia y en una vida para la gloria de Dios , “cuando Dios sea todo en todas las cosas” ( 1 Cor 15, 28 ). CRE 20 de 83
  • 21. EL AMOR DE DIOS, 8 Vinculado con la verdad de la creación está la afirmación de la autonomía de las reali- dades terrenas. Gaudium et spes 36 : “mu- chos de nuestros contemporáneos parecen temer que, por una excesiva estrecha vin- culación entre la actividad humana y la religión, sufra trabas la autonomía del hombre, de la sociedad o de la ciencia”. “ Si por autonomía de la realidad terrena se quiere decir que las cosas creadas y la sociedad misma gozan de propias leyes y valores , que el hombre ha de descubrir, emplear y ordenar poco a poco, es abso- lutamente legítima esta exigencia de autonomía. (...) Responde a la voluntad del Creador ” ( Idem ). Pero... CRE 21 de 83
  • 22. EL AMOR DE DIOS, 9 “ Pero si autonomía de lo temporal quiere decir que la realidad creada es independiente de Dios y que los hombres pueden usar- la sin referencia al Creador , no hay creyente alguno a quien se le escape la falsedad envuelta en tales palabras. La criatura sin el Creador desaparece” ( Idem ). “ En el contexto de una ‘autonomía’ así en- tendida, es el hombre quien en realidad que- da privado de la propia autonomía con rela- ción al mundo , y acaba por encontrarse de hecho sometido a él” ( Juan Pablo II, Au- diencia general, 02.04.1986 ). CRE 22 de 83
  • 23. EL AMOR DE DIOS, 10 A la autonomía de las realidades terrenas se vincula el problema de la ecología , “es decir, la preocupación por la protección y preservación del ambiente natural” ( Juan Pablo II, Audiencia general 02.04.1986 ). “ El desequilibrio ecológico, que supone siempre una forma de ego- ísmo anticomunitario, nace de un uso arbitrario -y en definitiva no- civo - de las criaturas, cuyas leyes y orden natural se violan ignoran- do o despreciando la finalidad que es inmanente en la obra de la creación. También este modo de comportamiento se deriva de una falsa interpretación de la autonomía de las cosas terrenas” ( Idem ). “ Cuando el hombre usa estas cosas sin referirlas al Creador (...) se hace a sí mismo daños incalculables” ( Idem ). CRE 23 de 83
  • 24. CREACIÓN Y CIENCIA, 1 CCE 282 : “La catequesis sobre la Creación reviste una importancia capital. Se refiere a los fundamentos mismos de la vida humana y cristiana: explicita la respuesta de la fe cristiana a la pregunta básica que los hombres de todos los tiempos se han formulado: ‘¿De dónde venimos?’, ‘¿A dónde vamos?’, ‘¿Cuál es nuestro origen?’, ‘ ¿Cuál es nuestro fin?’, ‘¿De dónde viene y a dónde va todo lo que existe?’”. Toda religión busca dar una respuesta a estas preguntas. Idem : “Las dos cuestiones, la del origen y la del fin, son inseparables . Son decisivas para el sentido y la orientación de nuestra vi- da y nuestro obrar ”. CRE 24 de 83
  • 25. CREACIÓN Y CIENCIA, 2 CCE 285 : “Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada a respuestas distintas de las suyas sobre la cuestión de los orígenes . Así, en las religiones y culturas antiguas encontra- mos numerosos mitos referentes a los orígenes”. El interés de la la Biblia se concentra en un problema de orden superior : CCE 284 : “No se trata sólo de saber cuándo y cómo ha surgido materialmente el cosmos, ni cuando apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen : si está gobernado por el azar , un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por un Ser trascendente , inteligente y bueno , llamado Dios”. CRE 25 de 83
  • 26. CREACIÓN Y CIENCIA, 3 Las tradiciones religiosas antiguas han formulado sus intuiciones sobre el origen de lo real bajo la forma que conocemos como mito (creación poética cargada de un significado profundo y mis- terioso). No es lenguaje científico . La revelación de la creación en la Sagrada Escritura expresa su verdad envuelta en diferentes formas literarias . Dei Verbum 11 : “La Santa Madre Iglesia , fiel a la base de los apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos , en cuanto que, escritos por inspiración del Espíri- tu Santo , tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia”. CRE 26 de 83
  • 27. CREACIÓN Y CIENCIA, 4 CCE 289 : “Entre todas las palabras de la sagrada Escritura sobre la creación, los tres primeros capítulos del Génesis ocupan un lugar único. Desde el punto de vista literario, estos textos pueden tener diversas fuentes. Los autores inspirados los han colocado al co- mienzo de la Escritura de suerte que expresan, en su lenguaje so- lemne, las verdades de la creación , de su origen y de su fin en Dios, de su orden y de su bondad, de la vocación del hombre, finalmente, del drama del pecado y de la esperanza de la salvación ”. Idem : “Leídas a la luz de Cristo , en la unidad de la sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia, estas palabras siguen siendo la fuente principal para la catequesis de los mis- terios del ‘comienzo’: creación , caída, prome- sa de la salvación”. CRE 27 de 83
  • 28. CREACIÓN Y CIENCIA, 5 CCE 283 : “La cuestión sobre los orí- genes del mundo y del hombre es obje- to de numerosas investigaciones cien- tíficas que han enriquecido magnífi- camente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, del devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre”. Idem : “Estos descubrimientos nos in- vitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia y la sabidu- ría que da a los sabios e investigadores”. CRE 28 de 83
  • 29. CREACIÓN Y CIENCIA, 6 Los textos bíblicos nos hablan, en compa- ración con los avances de la ciencia , de otra cosa más honda e importante para la vida del hombre. Nos remiten a las ver- dades trascendentes . Nos hablan de un más allá de lo experimental , del origen absoluto de todas las cosas. Lo científico y lo religioso son dos horizontes de comprensión distintos, que no pueden contradecirse por tener ambos a Dios como autor. La fe no tiene reparos ante la investigación cientí- fica , más bien al contrario , pues la ciencia no supone más que una mejor comprensión de las obras de Dios . Cuanto más co- nocemos lo creado, tanto más nos acercamos al autor de todo. CRE 29 de 83
  • 30. CREACIÓN Y CIENCIA, 7 Hay un tipo de evolucionismo incompatible con la admisión de la creación: es una ideología materialista , que afirma que la materia tiene que dar cuenta de sí mismo y de sus propias transformaciones. Existe también un creacionismo a ultranza que excluye toda evolu- ción. Pero Juan Pablo II precisa ( alocución, 26.04.1985 ) que “el debate en torno al modelo explicativo de evolución no encuentra obstáculos en la fe , con tal que la discusión permanezca en el con- texto del método naturalista y de sus posibilidades”. En un mensaje dirigido a la Academia Pontificia de las Ciencias ( 22.10.1996 ), Juan Pablo II afirmó que la teoría de la evolución es hoy día algo más que una hipótesis , y añadió que una interpretación filosófica de la evolución que no deje lugar para las dimensiones espi- rituales de la persona humana chocaría con la verdad acerca de la persona y sería incapaz de proporcionar el fundamento de su dignidad. CRE 30 de 83
  • 31. CREACIÓN Y CIENCIA, 8 “ El Magisterio de la Iglesia no prohibe que (...) se trate en las in- vestigaciones y disputas de los entendidos en uno y otro campo, de la doctrina del ‘ evolucionismo ’ en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva y preexistente; pues la fe católica nos manda sostener que las almas son creadas inmediatamente por Dios ” ( Pío XII, Enc. Humani generis (1950) ). Juan Pablo II lo recuerda en la audien- cia general 16.04.1986 por ejemplo. Juan Pablo II subraya que no se ve dificultad en explicar el origen del cuerpo del hombre mediante el evolucionismo , pero que “la doctrina de la fe afirma invariablemente que el alma espiritual del hombre ha sido creada directamente por Dios” ( Idem ). CRE 31 de 83
  • 32. CREACIÓN Y CIENCIA, 9 La noción de Creación influye en la visión física del mundo, pero remite más bien a un plano más profundo de comprensión de la realidad: da razón, a la luz de la revelación divina, del mismo origen de todo, en un sentido metafísico y no sólo temporal , y relaciona este origen con el sentido final del mundo, su relación con Dios y con la historia de la Salvación . El origen del mundo y del hombre no se resuelve sólo con la explicación de su ser natural. El mun- do y el hombre están abiertos a una ordenación sobrenatural que les trasciende. Han sido creados con un fin , una vocación íntima: la comunión con Dios. Esta vocación del hombre a la comunión con Dios está en la raíz de su dignidad más alta. CRE 32 de 83
  • 33. CREACIÓN Y CIENCIA, 10 El creyente asiente a las verdades de Dios no porque vengan demos- tradas, sino porque su origen está en Dios , que no puede engañar : por eso son dignas de aprecio e incluso de sacrificio a la hora de ser congruentes con ellas. CRE 33 de 83 Los relatos bíblicos están llenos de significado sobre quién es Dios , el hombre , el mundo y cuál es el sentido trascendente de su realidad. Cumplen con la misión de enseñarnos quién es Dios, por qué ha creado al hombre y cómo ha querido desde siempre que fuera. Son relatos cargados de religión y de vida espiritual . No son biología ni astrofísica ni química..., sino fe y vida .
  • 34. CREACIÓN Y CIENCIA, 11 La fe no rechaza la ciencia , ni la ciencia debería dar la espalda a la fe. Son órdenes distintos del conocimiento humano que se complementan muy bien si no se cae en problemas estériles. No hay por tanto in- compatibilidad entre el relato del Génesis y los descubrimientos científicos. La ciencia puede iluminar muchos puntos que están a la puerta de la fe y permite al hombre creyente comprender mejor la grandeza de la creación y de la vocación del hombre. La fe puede dar una dimensión más profunda y elevada a la activi- dad del científico , que en cuanto hombre debe preocuparse de otras dimensiones de su existencia. CRE 34 de 83
  • 35. PROVIDENCIA DE DIOS, 1 La Providencia puede describirse como el conjunto de acciones y disposiciones por las que Dios lleva a cabo sus relaciones conti- nuas con el mundo y el hombre , con el fin de conducirlos hacia su perfección final. Consiste así en un gobierno del mundo, que abarca lo que ocurre en la naturaleza y en la historia , lo que afecta a las comunidades hu- manas y lo que atañe a la vida de cada indivi- duo . Vaticano II habla de ella como la “fuerza misteriosa que se halla presente en la marcha de las cosas y de los acontecimientos de la vida humana” ( Nostra aetate 2 ). CRE 35 de 83
  • 36. PROVIDENCIA DE DIOS, 2 La Providencia (cuidado continuo que mantiene Dios con sus criaturas) “es una verdad inseparable de la fe en Dios Creador : Dios actúa en las obras de sus criaturas” ( CCE 308 ). “ La Iglesia anuncia la Divina Providencia no por invención suya,... sino porque Dios se ha manifestado así, cuando ha revelado, en la historia de su pueblo, que su acción crea- dora y su intervención de salvación estaban indisolublemente unidas , formaban parte de un único plan proyectado en los siglos eter- nos” ( Juan Pablo II, Catequesis sobre la Providencia 4 ). CRE 36 de 83
  • 37. PROVIDENCIA DE DIOS, 3 La Providencia divina es un dato constante de la Escritura . Dios con- duce todo lo creado hacia el Bien , hacia el fin para el que las criaturas existen. Sal 145, 9 : “Dios es bueno con todos, y su misericordia se extiende a todas sus obras”. “ Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó, ‘ alcanzando con fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndolo todo con dulzura’ ( Sb 8, 1 ). Porque ‘ todo está desnudo y patente a sus ojos’ ( Hb 4, 13 ), incluso lo que la acción libre de las criaturas producirá” ( Vaticano I, Dei Filius 1 ). CRE 37 de 83
  • 38. PROVIDENCIA DE DIOS, 4 CCE 303 : “La solicitud de la divina Providencia es concreta e inmediata ; tiene cuidado de todo , desde las cosas más pequeñas hasta los aconte- cimientos decisivos del mundo y de la historia”. Esta convicción implica que las cosas no suceden al azar o por casualidad , y que el orden causal del universo no deriva de una fuerza anónima o de agentes que actúen al margen de Dios. Se excluye especialmente la fatalidad , es decir, la idea supersticiosa de que el hombre se encuentra dominado por energías ocultas en el cosmos, que ejercerían sobre la existencia humana una influencia negativa e inexorable. Visión fatalista y no providente en la brujería . CRE 38 de 83
  • 39. PROVIDENCIA DE DIOS, 5 “ En su poder Infinito , Dios podría siempre crear algo mejor ” ( S. Tomás, S. Th. I, q. 25, a. 6 ). Ha preferido el mundo tal como es: un mundo que debe alcanzar su perfección . “Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico , mientras la Creación no haya alcanzado su perfección” ( Idem, Suma contra los genti- les 3, 71 ). Estudiaremos el problema del mal más adelante. CCE 308 : Dios “es la causa primera que opera en y por las causas segundas : ‘Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece’ ( Flp 2, 13 ). Esta verdad, lejos de disminuir la dignidad de la criatura, la realza ”. CRE 39 de 83
  • 40. PROVIDENCIA DE DIOS, 6 Por su providencia , Dios ha previsto que el hombre fuera partícipe libremente de la vida bienaventurada, y le ha salido al encuentro . Pero el hombre puede rechazar la llamada a esa vida bienaventura- da y considerar los acontecimientos históricos como resultado ex- clusivo de las acciones del hombre , sin reparar en su dimensión de eternidad . Sin embargo, estos acontecimientos se mueven en las manos amorosas de Dios, que no quiere el mal en la historia, pero lo permite por respeto a la libertad creada y porque de esos males puede sacar bienes . La providencia infalible de Dios no fuerza la acción libre de las criaturas racionales. No sabremos el sentido pleno de la historia has- ta el final de los tiempos . CRE 40 de 83
  • 41. PROVIDENCIA DE DIOS, 7 La presencia providente de Dios lo invade absolutamente todo . Ni los lugares recónditos son un problema para su mirada, ya que Dios ve desde el interior del ser. Esta presencia de Dios se llama “ presencia de inmensidad ”. Sal 139, 7-10 : “¿Adónde alejarme de tu espíritu? ¿Adónde huir de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás Tú; si bajo hasta el ‘Sheol’, allí te encuentras, si monto en las alas de la aurora y habito en los confines del mar, también allí me guiará tu mano, me sujetará tu diestra”. CRE 41 de 83
  • 42. PROVIDENCIA DE DIOS, 8 CCE 305 : “Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos: ‘No an- déis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber? (...). Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura’ ( Mt 6, 31-33 )”. En Cristo, los cristianos aprenden la confianza en su Padre Dios. No hay nada para un cristiano que no provenga de la mano amo- rosa de Dios, porque ni siquiera los momentos más duros de la existencia están alejados de la voluntad de Dios. Rom 8, 28 : “ Todo coopera al bien de los que aman a Dios”. CRE 42 de 83
  • 43. PROVIDENCIA DE DIOS, 9 Los santos , ante las adversidades más extremas, no dejan de invo- car a Dios para que puedan verse libres de la amenaza, pero sobre todo para que se cumpla el designio amoroso de Dios. Por eso no tienen temor ante el dolor ni la muerte, ya que las adversidades de la tierra no pueden más que unirles al cuerpo doliente del Señor . Santo Tomás Moro , poco antes de su martirio, para consuelo de su hija: “Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor ” (cfr. CCE 313 ). CRE 43 de 83
  • 44. EL MAL, 1 El ser humano advierte la existencia de un mal que proviene de la naturaleza : fenómenos que aparecen como ligados a los límites propios de las criaturas. El hombre quiere naturalmente vivir y vivir con bienestar material. Si se deja llevar por la visión terrena, cualquier atentado contra esta situación se valora como mal , sobre todo si implica la muerte, ante la cual los demás males se consideran en menos . Suele distinguirse entre mal físico (se produce en el mundo de la naturaleza, como consecuencia de la imperfección material ) y mal moral (se produce por la desviación de la libre decisión de los án- geles y de los hombres en el camino hacia su destino último). El mal moral es el pecado . CRE 44 de 83
  • 45. EL MAL, 2 San Basilio : “No vayas a suponer que Dios es la causa de la existencia del mal , ni a imaginarte que el mal tiene una subsis- tencia propia . La perver- sidad no subsiste como si fuera algo vivo, ni podrá ponerse nunca ante los ojos su sustan- cia , como existiendo verdaderamente. Por- que el mal es la priva- ción del bien ” ( PG 31, 341 ). “ Ninguna naturaleza absolutamente hablando es mala. Este nombre de mal no se da más que a la privación del bien ” ( San Agustín, Sobre la Ciudad de Dios 11, 22 ). CRE 45 de 83
  • 46. EL MAL, 3 CCE 311 : “Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, (...) pue- den desviarse . De hecho pecaron . Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico . Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente , la causa del mal moral. Sin embargo, lo permite , res- petando la libertad de su criatura, y, mis- teriosamente, sabe sacar de él el bien ”. CCE 390 : “La Revelación nos da la certeza de que toda la historia humana está marcada por el pecado original libremente cometido por nuestros primeros padres”. CRE 46 de 83
  • 47. EL MAL, 4 CCE 398 : “En este pecado (original), el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello despreció a Dios (...). El hom- bre, creado en un estado de santidad , estaba destinado a ser plena- mente ‘ divinizado ’ por Dios en la gloria. Por la seducción del dia- blo quiso ‘ ser como Dios ’, pero sin Dios, antes que Dios y no según Dios”. CCE 400 : “La armonía en la que se encontra- ban (...) queda destruida ; el dominio de las fa- cultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra ; la unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones (...). La armonía con la creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y hostil (...). La muerte hace su entrada en la historia de la humanidad”. CRE 47 de 83
  • 48. EL MAL, 5 El pecado es el mal radical, el origen de todos los males. Es ofensa a Dios, “amor de sí hasta el desprecio de Dios” ( San Agustín, De civitate Dei 14, 28 ). El pecado es el verdadero mal por- que de él provienen los demás ma- les en el mundo, entre los que se encuentra el mal físico . Las conse- cuencias del pecado son devastado- ras : envidia, sufrimiento, dolor, penas, tristeza, corrupción, ceguera, frialdad de corazón, etc.. CRE 48 de 83
  • 49. EL MAL, 6 Los Evangelios nos muestran con gran frecuen- cia a Jesús en íntimo contacto con el sufrimien- to de los hombres. El Señor deja que se le acer- quen los pobres, los enfermos, los endemonia- dos, los pecadores y todos los que son víctima de desgracias e infortunios humanos. Sin haber cometido pecado alguno, Jesús se abraza decididamente al dolor , por amor al Padre y a los hombres. Sufre personalmente hasta la muerte de Cruz a pesar de ser inocente. “ Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte , que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscu- ridad ” ( Gaudium et spes 22 ). CRE 49 de 83
  • 50. EL MAL, 7 Cristo nos redime y nos salva a través de la Cruz . Desde ese momento el hombre puede descubrir la fuente de bien que esconde el dolor . Para una persona, según la disposición interior que tenga, el sufrimiento puede ser redentor y purificador del alma si, como Cristo , se recibe en ofrenda de agradable entrega a la voluntad y amor divinos. El dolor y el sufrimiento son males no queridos por Dios al crear. Gracias al valor redentor y purificador de la Cruz de Cristo, se han convertido en un gran valor de purificación, expiación y re- dención. CRE 50 de 83
  • 51. LOS ÁNGELES, 1 CCE 328 : “La existencia de seres espirituales , no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitual- mente ángeles , es una verdad de fe . El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición ”. También es verdad de fe la existencia de los demonios , a quienes se hace referencia en tantos lugares de la Escritura : Jesús los combate en muchos pasajes, se recogen los exorcismos del Señor como una de sus actividades inherentes al Reino de Dios, etc.. En la vida de los santos siempre está presente su relación con los ángeles que Dios pone a nuestro lado durante la vida terrena. CRE 51 de 83
  • 52. LOS ÁNGELES, 2 CCE 333 : “En tanto que criaturas puramente espirituales , tienen inteligencia y voluntad : son criaturas personales e inmortales . Superan en perfección a todas las criaturas visibles . El resplandor de su gloria da testimonio de ello”. Al no estar compuestos por nada material no hay posibilidad de descomposición ni, por tanto, de muerte para los ángeles, aun- que en ocasiones se manifiestan a los hom- bres de forma visible y lo hacen adoptando la imagen humana . Dios confía a unos un papel importante en el caminar del hombre so- bre la tierra , aunque otros viven exclusivamente para alabar a Dios. CRE 52 de 83
  • 53. LOS ÁNGELES, 3 CCE 329 : “San Agustín dice respecto a ellos: ‘el nom- bre de ángel indica su oficio , no su naturaleza. Si pre- guntas por su naturaleza , te diré que es un espíritu ; si preguntas por lo que hace , te diré que es un ángel ’ ( Comentario sobre los Salmos 103, 1, 15 )”. Idem : “Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan ‘constante- mente el rostro de mi Padre que está en los cielos’ ( Mt 18, 10 ), son ‘ agentes de sus órdenes , atentos a la voz de su palabra’ ( Sal 103, 20 )”. CRE 53 de 83
  • 54. LOS ÁNGELES, 4 CCE 331 : “ Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: ‘Cuan- do el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles...’ ( Mt 25, 31 ). Le pertenecen porque fueron creados por y para Él: ‘Porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visi- bles y las invisibles , los Tronos, las Domina- ciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por Él y para Él’ ( Col 1, 16 ). Le pertenecen más aún porque los ha hecho men- sajeros de su designio de salvación : ‘¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?’ ( Hb 1, 14 )”. CRE 54 de 83
  • 55. LOS ÁNGELES, 5 CCE 392 : “La Escritura habla de un pecado de estos ángeles. Esta ‘ caída’ consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino. Encon- tramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: ‘Seréis como dioses’ ( Gn 3, 5 )”. “ El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena , pero ellos se hicieron a sí mismos malos” ( Letrán IV(1215) ). CRE 55 de 83
  • 56. LOS ÁNGELES, 6 “ No hay arrepentimiento para ellos (los demonios) después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte” ( San Juan Damasceno, la fe ortodoxa 2, 4 ). CCE 395 : “El poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura , poderosa por el hecho de ser espíritu puro , pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios”. Su acción “es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hom- bre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio , pero ‘nosotros sabe- mos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman’ ( Rm 8, 28 )” ( Idem ). CRE 56 de 83
  • 57. LOS ÁNGELES, 7 Asistencia de los ángeles en el AT : En el cierre del Paraíso ; ayuda a Lot ; a Agar ; en el sacrificio de Isaac ; en el camino del Éxodo , etc.. Asistencia a los profetas (Elías...); anuncio de grandes acontecimientos como las vocaciones de personajes decisivos en la historia de Israel (Gedeón...) o como los nacimientos de jueces (Sansón...), etc.. CRE 57 de 83
  • 58. LOS ÁNGELES, 8 Asistencia de los ángeles en el NT : San Gabriel : anunciación de Juan Bautista y de Jesús. Intervención de los ángeles en toda la historia de la salvación. En la vida de Cristo : ángeles y los pastores en Belén ; en el desierto para preparar su misión pública; en el Huerto de los Olivos , en el anun- cio de la Resurrección de Cristo, etc.. CRE 58 de 83
  • 59. LOS ÁNGELES, 9 Abundantes citas de los Hechos de los Apóstoles que hacen referencia a la vida de comunión de los primeros cristianos con sus ángeles. Toda la vida de la Iglesia se beneficia de la ayuda misteriosa y po- derosa de los ángeles . CCE 336 , sobre los ángeles: “Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión . ‘Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ ( San Basilio, Contra Eunomio 3, 1 ). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios ”. CRE 59 de 83
  • 60. LOS ÁNGELES, 10 Es legítimo el culto de veneración a los ángeles como a los santos. Los Padres de la Iglesia se ven obligados a combatir tanto a los que adoran como a los que desprecian a los ángeles. El Concilio II de Nicea (787) definió que “han de exponerse las sagradas y santas imágenes (...) de nuestro Señor (...) Jesucristo , de la Inmacula- da Señora nuestra la santa Madre de Dios , de los preciosos ángeles y de todos los santos y vene- rables”, y que estas imágenes pueden ser lícita- mente veneradas , aunque sin culto de latría. San Agustín insiste (en De la verdadera religión 55 ) en que sólo a Dios se debe el culto de latría (adoración), pero dice que los santos y los ángeles pueden ser objeto de un legítimo homenaje . CRE 60 de 83
  • 61. EL HOMBRE, 1 San Juan Crisóstomo, Sermón sobre el Génesis 2, 1 : “¿Cuál es, pues, el ser que va a venir a la existencia rodeado de semejante consideración? Es el hombre , grande y admirable figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que la Creación entera ; es el hombre, para él existen el cielo y la tierra y el mar y la totalidad de la Creación , y Dios ha dado tanta importancia a su salvación que no ha perdonado a su Hijo único por él. Porque Dios no ha cesado de hacer todo lo posible para que el hombre subiera hasta Él y se sentara a su derecha”. CRE 61 de 83
  • 62. EL HOMBRE, 2 CCE 362 : “La persona humana , creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual . El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que ‘Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente’ ( Gn 2, 7 )”. “ A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana o toda la persona humana . Pero designa también lo que hay de más íntimo en el hombre y de más valor en él, aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: ‘alma’ significa el principio espiritual en el hombre” ( CCE 363 ). CRE 62 de 83
  • 63. EL HOMBRE, 3 El alma es inmortal porque es inma- terial y no puede sufrir corrupción. Es la sede de las potencias superio- res (inteligencia, voluntad) gracias a las cuales el hombre goza de la libertad . El hombre es capaz, por su alma, de las cosas superiores en el espíritu, como son el amor a Dios y a lo creado, el entendimiento de lo que conoce por los sentidos y de las realidades de la fe ... La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios. El alma no es “producida” por los padres , y es inmortal. CRE 63 de 83
  • 64. EL HOMBRE, 4 Gaudium et spes 14 : “No es lícito al hombre despreciar la vida corporal , sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra , ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día”. CCE 364 : “El cuerpo del hombre par- ticipa de la dignidad de la ‘imagen de Dios’: es cuerpo humano precisamen- te porque está animado por el alma espiritual , y es toda la persona huma- na la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu ”. CRE 64 de 83
  • 65. EL HOMBRE, 5 “ El cuerpo , en su masculinidad y feminidad, está llamado ‘desde el principio’ a convertirse en la manifestación del espíritu . También mediante la unión conyugal del hombre y de la mujer, cuando se unen formando ‘una sola carne’” ( Juan Pablo II, Audiencia general, 22.10.1980 ). Mediante esta unidad , “el cuerpo , en su masculinidad y femini- dad, asume el valor de signo -signo en cierto sen- tido- sacramental ” ( Idem ). “ Mientras para la mentalidad maniquea el cuerpo y la sexualidad constituyen, por decirlo así, un ‘ antivalor ’, para el cristianismo , en cambio, ambos permanecen siempre como un valor no suficien- temente apreciado” ( Idem ). CRE 65 de 83
  • 66. EL HOMBRE, 6 CCE 365 : “La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la ‘ forma ’ del cuerpo ; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente ; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza”. Cuando el hombre muere , se produce la separación de estos dos principios huma- nos: el cuerpo , que se descompone pau- latinamente separado del alma, y el espí- ritu , que no puede sufrir descomposición y queda en un estado autónomo. CRE 66 de 83
  • 67. EL HOMBRE, 7 CCE 1022 : “Cada hombre, después de morir , recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación , bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo , bien para condenarse inmediatamente para siempre”. San Juan de la Cruz, Avisos y sentencias 57 : “A la tarde te examinarán en el amor ”. El alma “ no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final” ( CCE 366 ). CRE 67 de 83
  • 68. EL HOMBRE, 8 El primer hábitat que Dios dispensa al hombre es un jardín : un lugar especial- mente adecuado y maravilloso para el disfrute de todo lo creado. Gn 2, 15 : “El Señor Dios tomó al hombre y le colocó en el jardín de Edén para que lo trabajara y lo cuidara”. La realidad humana del trabajo aparece desde el instante en que Dios coloca al hombre en el Edén y le encarga su custodia y su atención. Aparece antes del pecado original : el hombre es creado para trabajar. “El hombre nace para trabajar , como las aves para volar” ( San Josemaría, Amigos de Dios 57 ). CRE 68 de 83
  • 69. EL HOMBRE, 9 CCE 378 : “Signo de la familiaridad es el hecho de que Dios lo coloca (al hombre) en el jardín. (...) El trabajo no le es penoso , sino que es la colaboración del hombre y de la mujer con Dios en el perfeccionamiento de la creación visible”. CCE 2428 : “En el trabajo, la perso- na ejerce y aplica una parte de las capacidades, inscritas en su natu- raleza . El valor primordial del tra- bajo pertenece al hombre mismo, que es su autor y su destinatario”. CRE 69 de 83
  • 70. EL HOMBRE, 10 A partir de la caída de nuestros primeros padres, el trabajo viene asociado al cansancio , a la fatiga . A partir de ese momento, la vida del hombre se separa de la voluntad de Dios y las realidades de su vida no estarán siempre plenamente integra- das en la vocación humana y sobre- natural del hombre al amor de Dios . Dios destinó a los primeros padres de la raza humana, y en ellos a todos los hombres y mujeres que vendrían, a la felicidad . Sólo la desobediencia al precepto divino es causante de la dificultad con que se encuentra el hombre para llegar a ella. CRE 70 de 83
  • 71. EL HOMBRE, 11 CCE 2427 : “El trabajo honra los dones del Creador y los talentos recibidos. Puede ser también redentor . Soportando el peso del tra- bajo, en unión con Jesús , el carpintero de Nazaret y el crucificado del Calvario, el hombre colabora en cierta manera con el Hijo de Dios en su obra redentora. (...) El trabajo puede ser un medio de santificación y de animación de las realidades terrenas en el espí- ritu de Cristo ”. “ El trabajo nace del amor , manifiesta el amor, se ordena al amor” ( San Josemaría, Es Cristo que pasa 48 ). San Josemaría : el trabajo es el quicio de nues- tra santificación (cfr. Amigos de Dios 81 ). CRE 71 de 83
  • 72. EL HOMBRE, 12 CCE 374 : “El primer hombre fue no solamente creado bueno , sino también constituido en la amistad con su creador y en armonía consigo mismo y con la creación en torno a él; amistad y armonía tales que no serán superadas más que por la gloria de la nueva crea- ción en Cristo ”. “Adán y Eva fueron constituidos en un estado de santidad y de justicia original. Esta gracia de la santidad original era una participación de la vida divina ” ( CCE 375 ). CCE 367 : “A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu . Así San Pablo ruega para que nuestro ‘ser entero, el espíritu (...), el alma y el cuerpo’ sea conservado sin mancha hasta la venida del Señor ( 1 Ts 5, 23 ). La Iglesia enseña que esta distinción no intro- duce una dualidad en el alma. ‘Espíritu’ significa que el hombre está ordenado desde su creación a un fin sobrenatural , y que su alma es capaz de ser elevada gratuitamente a la comunión con Dios”. CRE 72 de 83
  • 73. EL HOMBRE, 13 Adán y Eva fueron elevados al orden so- brenatural , que consiste en la participa- ción en la vida divina : tienen así un des- tino sobrenatural, que quiere decir supe- rior a su capacidad por naturaleza. CCE 376 : “Por la irradiación de esta gracia , todas las dimensiones de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no debía ni morir ni sufrir . La armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer , y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda la creación constituía el estado llamado ‘ justicia original ’”. Dones preternaturales: CRE 73 de 83
  • 74. EL HOMBRE, 14 Así, además de la elevación al orden sobrenatural , nuestros prime- ros padres gozaban de los dones preternaturales , no exigidos por la naturaleza, pero congruentes con ella: la perfeccionaban en línea natural. Concretamente, estos dones suponían que no había muer- te , ni sufrimientos , las “pasiones” humanas estaban dominadas por la inteligencia , y la voluntad se movía derechamente al bien. Los dones preternaturales acompañan y son un reflejo de los dones sobrenaturales, como se pone de manifiesto en que con el pecado desapa- recen ambos . CRE 74 de 83
  • 75. EL PECADO ORIGINAL, 1 Gn 3, 4 : “La serpiente dijo a la mujer: ‘ No moriréis en modo alguno; es que Dios sabe que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios , conocedores del bien y del mal’”. Dios había recordado a Adán y Eva el peligro de la desobediencia (“si coméis del fruto, moriréis”) no porque quisiera el castigo de los hombres, sino para prevenirles del camino que se abre fuera de la unión con Dios . El tentador les ofrece una divini- zación falsa por no tener en cuen- ta la Ley y el Amor de Dios para ellos. Es “ padre de la mentira ” ( Jn 8, 44 ). CRE 75 de 83
  • 76. EL PECADO ORIGINAL, 2 El hombre tiene en su libertad el destino de sus pasos, y puede de- cidir en cada instante si se dirige a la meta querida por Dios o si prefiere darle la espalda . Es el “ mysterium iniquitatis ” ( 2 Ts 2, 7 ). San Josemaría, Es Cristo que pasa 6 : “los ojos del alma se embotan; la razón se cree autosufi- ciente para entender todo, prescindiendo de Dios. Es una tentación sutil, que se ampara en la digni- dad de la inteligencia, que nuestro Padre Dios ha dado al hombre para que lo conozca y lo ame li- bremente . Arrastrada por esa tentación, la inteli- gencia humana se considera el centro del Univer- so, se entusiasma de nuevo por el ‘ seréis como dioses ’ y, al llenarse de amor por sí misma , vuelve la espalda al amor de Dios ”. CRE 76 de 83
  • 77. EL PECADO ORIGINAL, 3 Gn 3, 7-8 : “Entonces se les abrieron los ojos y conocieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron . Y cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, el hombre y la mu- jer se ocultaron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín”. Empezaron a ver (visión, inteligencia y voluntad) con la perspecti- va de la malicia , del amor propio desordenado . Sus cuerpos, hasta el momento perfectamente sujetos al alma, comienzan a solicitar un papel que desborda la capacidad de dominio presente en su cora- zón (se ciñen). No sólo están alteradas las relaciones entre ellos , sino las relaciones con los seres creados y con Dios , que no les dejó aban- donados. CRE 77 de 83
  • 78. EL PECADO ORIGINAL, 4 “ Todo el género humano es en Adán ‘como el cuerpo único de un único hombre’ ( Santo Tomás, De malo 4, 1, c ). Por esta unidad del género humano, todos los hombres están implicados en el peca- do de Adán, como todos están implicados en la justicia de Cristo”. “ Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la re- velación que Adán había recibido la santidad y la justicia origina- les no para él solo sino para toda la naturaleza humana : cedien- do al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta la naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído ”. CCE 404 responde a la pregunta: “¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos sus descendientes?”. CRE 78 de 83
  • 79. EL PECADO ORIGINAL, 5 “ Es un pecado que será transmitido por propagación a toda la humani- dad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales”. “ El pecado original es llamado ‘pecado’ de manera análoga : es un pecado ‘contraído’, ‘ no cometido ’, un estado y no un acto”. CCE 404 sigue: CRE 79 de 83
  • 80. EL PECADO ORIGINAL, 6 “ Aunque propio de cada uno , el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal . Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza humana no está totalmente corrompida” ( CCE 405 ). La naturaleza humana quedó herida por el pecado original. Concretamente están heridos la inteligencia (ignorancia), la voluntad (malicia), el ape- tito irascible (debilidad) y el apetito concupiscible (con- cupiscencia). CRE 80 de 83
  • 81. EL PECADO ORIGINAL, 7 “ El Bautismo , dando la vida de la gra- cia de Cristo, borra el pecado origi- nal y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza , debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual” ( CCE 405 ). El influjo del mal que comienza con el pecado original no se reduce a la esfera personal del individuo . Después del pecado, el mundo “ todo entero yace en poder del maligno ” ( 1 Jn 5, 19 ). Esta situación dramática “hace de la vida del hombre un combate ” ( CCE 409 ). CRE 81 de 83
  • 82. EL PECADO ORIGINAL, 8 “ A través de toda la historia del hom- bre se extiende una dura batalla con- tra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien , y no sin gran- des trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo” ( Gaudium et spes 37 ). CRE 82 de 83
  • 83. EL PECADO ORIGINAL, 9 San Josemaría, Es Cristo que pasa 73 : “ Cristo , que es nuestra paz, es también el Camino. Si queremos la paz , hemos de seguir sus pasos. La paz es consecuencia de la guerra, de la lucha , de esa lucha ascética, ínti- ma, que cada cristiano debe soste- ner contra todo lo que, en su vida, no es de Dios : contra la soberbia, el egoísmo, la superficialidad, la estre- chez de corazón”. CRE 83 de 83