Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió en dos bloques antagónicos liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética. Esta división aumentó la desconfianza entre las dos superpotencias y llevó a la Guerra Fría. Cada bloque representaba formas opuestas de gobierno y economía: el bloque capitalista de Estados Unidos defendía la democracia liberal y la economía de mercado, mientras que el bloque socialista de la URSS impuso regímenes comunistas de partido único en los países que conquistó en Europa